LA PERSPECTIVA HACE LA FORMA O DE CÓMO ES POSIBLE ATRAER EL MODO ZEN PARA DESCUBRIRLA.

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
La señora Abbot, el doctor en casa...
Efectivamente un violinista...3
El panadero y su falso positivo...
Alcohol, no gracias...1
Alcohol, no gracias...2
Alcohol, no gracias...3
El amanecer willkommen...
La señora Abbot y el pan...1
La señora Abbot y el pan...2
La señora Abbot y el pan...3
La señora Abbot y el pan...4
La señora Abbot, el nombre del violinista...1
La señora Abbot, el nombre del violinista...2
La perspectiva hace la forma...
¿Por dónde iba...?
Ventajas y desventajas...1
Ventajas y desventajas...2
La perfecta alineación de unos zapatos...
El trastorno borderline...
La señora Abbot se va de vacaciones
El crucero cruzado, información inesperada...
El triatlón, la función musical para público especializado...
La señora Abbot, la pajarita que jugaba al póker y el momento...
Muchas pajaritas para tan poca isla...
Logaritmos neperianos...
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor I
La señora Abbot: Jana, si vuelves, limítate a los detalles, por favor II
La señora Abbot y el patrón inevitable de lo que vendrá.
La señora Abbot: tejiendo el inconsciente y sus patronistas.


Continuaron el camino hacia el primer paso de cebra que se visualizaba. Justo en la siguiente esquina. Durante el mínimo trayecto, no intercambiaron más palabras. Los edificios metalizados y de ladrillo caravista invitaba al silencio.  Pasados cinco minutos, la ciudad desaparecía detrás de ellos a medida que se acercaban a la zona residencial de la que formaban parte como vecinos.

—¿Cómo sabías lo que estaba pensando?
—No lo sabía, simplemente lo deduje —contestó muy sereno.
—Pero...y ¿cómo sabías que había ido a hablar con el panadero?
—Ves, eso sí que lo sabía. Bueno, la música me transmite cosas, ¿sabes?
—No, ¡no sé! —estalló indignada.

Fuente imagen: tumblr.com
Lo cierto es que su desconcierto iba en aumento. La señora Abbot estaba totalmente desencajada, no comprendía absolutamente nada de lo que le  pasaba, ni siquiera podía distinguir sobre la conveniencia o falta de ella de estar hablando con James, su vecino violinista. Sin embargo, así como en el caso del panadero matemático, su intuición y el resto de elementos vitales que le rodearon, le avisaron negativamente sobre él, en el caso de su vecino, no existían señales, al menos no negativas. Algo bueno debía significar aquello, ¿no?

—Tranquilízate, es lo único que te puedo aconsejar. De esa forma podrás ver las cosas con perspectiva.
—¿Perspectiva?¿Has dicho que me tranquilice para que vea las cosas en perspectiva? —preguntó ya internada en fase iracunda.
—Sí, eso he dicho.

La calma que expulsaba aquel maldito violinista, era directamente proporcional a la ira que le invadía a ella. 

—Mira Jana, si logras tranquilizarte es posible que mantengamos una conversación lo suficientemente inteligente como para que te pueda dar alguna pista sobre lo que te está ocurriendo e incluso, puede ayudarte algo de lo que te diga. No te lo aseguro, pero, es posible que te ayude.

—Está bien —contestó mientras cogía aire con la suficiente profundidad para alcanzar el modo zen.
Fuente imagen: devianart
Título obra: Le Espion
Artista:frogbillgo

—¿Preparada?
—Creo que sí.
—¿Llevas tu móvil encendido? —preguntó.
—¿Qué? —desconcertada miró de reojo a izquierda y derecha —esto...sí.
—Comprueba la activación del GPS.

Jana abrió su bolso, rascó con las manos hasta encontrarlo dentro y al abrirlo, comprobó que la geolocalización de su móvil estaba activada.

—¿Cómo...? ¡yo no activo el GPS nunca! Maldita sea —farfulló.
—¿Tienes la batería cargada? —siguió preguntando como si de un patrón prefijado de preguntas se tratase.
—Esto...no. Tengo siete por ciento de carga —contestó observando la pantalla.

 A cada pregunta que le hacía James, las respuestas aparecían en su boca con una fluidez pasmosa. Como si estuviese naturalmente predispuesta a contestarlas.

—Bien...podría pasar como que te has quedado sin batería...—comentaba entre dientes—. Desactívalo, apaga el móvil y saca la batería. No me hagas más preguntas hasta que hayas hecho lo que te he dicho.

James se apartó de ella mientras procedía según las instrucciones. Por detrás, aparecieron varios chicos jóvenes paseando a dos perros. Un pastor alemán y un bulldog.
Cuando pasaron por su lado, ambos comenzaron a ladrarle con una agresividad extrema. Suerte que los chicos llevaban a los animales según las normas básicas de seguridad: los bozales y las correas de agarre cumplían su función.


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