LA SEÑORA ABBOT Y EL PAN o DE LA BRÚJULA QUE SEÑALABA QUE HAY QUE HACER CASO A LAS SEÑALES(I)

LA SEÑORA ABBOT Y EL PAN O DE CÓMO HAY QUE HACER CASO A LAS SEÑALES(I).

Este es uno de los relatos que forman parte, por orden, de la serie La señora Abbot:
El paseo matutino 1


Llamó al timbre varias veces. No respondió nadie. Había quedado allí con él, ¿entonces?
Al girar la cabeza se percató de que había  un mendrugo de pan mostrando la parte menos atractiva, en el suelo. Un mendrugo pequeño, ennegrecido y revenido por el tiempo que debió pasar antes de que estuviese en esas condiciones. ¿Pan?, pensó Jana. ¿Qué va a pasar con el pan?, se preguntaba.
El Doctor Quant, no contestaba y comenzaba a impacientarse. Cuando hubo consumido los últimos minutos de paciencia que le quedaban en el minutero, se escuchó por el telefonillo:

-Un momento, señora Abbot, bajo a por usted.
-¿Cómo que baja?
No es escuchó nada más.

Fuente: lucky978.devianart.com
En ese momento el guantazo que le propinó a su olfato un olor a quemado inconcebible fue tremendo. Miró a izquierda, derecha, arriba y abajo. Perpetró todas las posiciones brujulares para consultar a través de su escáner visual si se veía alguna columna de humo por los alrededores. Negativo. Mafi, no le daba noticias. Su visión aumentada descansaba plácidamente sin mantenerla informada o darle pistas. Qué ¿de vacaciones?, se preguntó así misma con sorna. Pero su pequeña mota instalada en el ojo izquierdo no respondía. Ni una señal ni media de aumento visual.
Sin embargo, el olor se hacía más intenso.

-Buenas tardes Jana- dijo el Doctor Quant saliendo del edificio con expresión extraña.
-Buenas tardes Doc.
-Pareces inquieta. ¿Te pasa algo?
-Huelo a algo quemado, y eso no es una buena señal, aunque si bien lo pienso, no es señal siquiera. Mafi debería estar en activo, pero no...- expresó murmurando.
-¿Qué...olor a quemado? Yo no huelo nada.
-¿Seguro? Porque huele en exceso. Deberíamos llamar a la policía, claudicó convencida mientras rebuscaba en su bolso para encontrar el teléfono móvil.

Cuando se propuso marcar el teléfono de emergencias se dio cuenta de que tenía activada la ubicación a través del botón de GPS. Ella, nunca activa dicho botón. Y su mente comenzó, sin siquiera ayuda de Malda, a construir sus particulares relaciones. Piensa rápido... piensa rápido, vamos Jana...pan, quemado, GPS. El GPS te indica donde estás tú, pero también donde puedes ir o a donde vas...pero ¿y el pan? El pan lo venden en panaderías ¿quemado? ¿Vamos a una panadería en la que queman pan? ¿Qué es lo que se quema? ¿Por eso huele a quemado? ¿Se va a quemar una panadería?...

Mientras sus elucubraciones iban en aumento, el Doctor Quant, cuyas manos permanecían anudadas a su espalda se desligaban. El doctor llevaba una exquisita bolsa de pan elaborada en punto de ganchillo color crudo. ¿Quién lleva todavía bolsas de pan? es más, ¿por qué lleva una mi psiquiatra?, se siguió preguntando.

-Bien Jana ¿te parece que hoy probemos un supuesto práctico diferente?- intervino acertadamente Eliot Quant elevando la ceja derecha levemente.






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