Por Pablo Álvarez Icaza Longoria

D esde hace varios meses, tanto las autoridades del Banco de México como diversos analistas han venido insistiendo en que los riesgos que enfrentaría la economía mexicana serían en 2018: 1) el desenlace de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); 2) las repercusiones de la reforma fiscal aprobada de Estados Unidos en diciembre, y 3) el proceso electoral en México ante la eventualidad de que José Antonio Meade no gane la elecciones.

Sobre el TLCAN, los mercados recibieron con agrado y alivio la señal que mandó el presidente Donald Trump en su entrevista con The Wall Street Journal de que las negociaciones podrían continuar después de las elecciones en México y que fue bien recibida por la parte canadiense. El mejor termómetro de esto fue sin duda la apreciación del tipo de cambio registrada los días posteriores. Sin embargo, ello no descarta la posibilidad de que Estados Unidos (EU) vaya a denunciarlo o que en su defecto el resultado sea un acuerdo de libre comercio bastante restrictivo.

La aparente benevolencia de Trump le permitiría negociar en mejores condiciones con México, cuya delegación nombrada por un presidente que va de salida perdería fortaleza. La situación se pondría mucho más difícil si el partido en el gobierno perdiera las elecciones. López Obrador o Anaya preferirían que se pospusiera la discusión hasta que asumiesen el cargo en diciembre, pero EU presionará al equipo mexicano debilitado.

Seguramente el rudo representante comercial de EU Robert E. Lighthizer, aprovechará esa coyuntura a su favor, pero estirar la liga demasiado puede ocasionar que
se rompa. Recordemos que el funcionario varias veces ha acusado a México de no querer flexibilizar sus posiciones.

Pronto comenzarán las negociaciones de la siguiente ronda. En algunos medios ha trascendido que México está dispuesto a ceder en el tema de las reglas de origen en la industria automotriz. Actualmente es de 62.5% de componente regional; EU ha insistido en que debe ser 50% nacional y 85% regional, aceptando un tiempo de transición para que las armadoras se adapten a las nuevas reglas. El dilema sigue siendo el mismo: ¿qué es mejor, un mal arreglo o salirnos del TLCAN? La respuesta es difícil y en cualquier caso la decisión la tomará el Senado mexicano y muy probablemente la siguiente legislatura.

El impacto de la reforma fiscal en EU sobre las inversiones no es tan sencillo de estimar porque los regímenes fiscales son distintos y en el caso mexicano son mayores las deducciones de impuestos, por lo que la diferencia de la tasa efectiva sería menor. Sin embargo, luego de la aprobación de la misma a finales del 2017 el tipo de cambio se depreció anticipando menores flujos de capitales hacia México.

En el anuncio de Fiat Chrysler Automobiles (FCA) del traslado de la producción de sus camionetas pickup Ram Heavy Duty de Saltillo a Michigan en 2020 se argumentó que era para aprovechar los beneficios de dicha reforma.

Evidentemente, muchas decisiones de inversión también están vinculadas al resultado de la renegociación del TLCAN, por lo que una reforma fiscal en México tendría que considerar ambos aspectos, por lo que lo más sensato es esperar hasta entonces. Sin duda, será un tema prioritario para la próxima administración.

Sobre el proceso electoral, lo mismo el Financial Times en sus predicciones para 2018 que medios como The Economist no han dejado de expresar sus preferencias, e incluso reconociendo que no les agrada el candidato opositor que va arriba en las encuestas por sus planteamientos en contra de las reformas estructurales, especialmente con la energética.

Aprovechando estos temores, el presidente del PRI ha declarado que si gana López Obrador el tipo de cambio se devaluaría hasta 10%. Estas campañas de miedo pueden resultarle contraproducente al partido oficial, como ocurrió con Lula Da Silva en Brasil en 2002, cuando la gente sintió que la estaban chantajeando con la amenaza de una crisis y decidió apoyarlo con mayor determinación.

Por ende, esperamos un año con mucha volatilidad y con gran incertidumbre que seguirá afectando a la inversión y al consumo, por lo que calculamos que la inflación a diciembre será de 6.07%, el tipo de cambio cerrará en 23 pesos y el PIB crecerá entre 0.4% y 1.0%, con mayor dinamismo durante el primer semestre, influido por el gasto público ocasionado por las elecciones. La tasa de interés interbancaria a un día, que está en 7.25%, cerrará en 9.0% afectada por tres alzas decretadas por la Fed, pero también por medidas antiinflacionarias y para frenar la inestabilidad cambiaria.

Addendum. Me congratulo porque en la reciente modificación de las alertas de viaje de Estados Unidos al país influyeron las gestiones del gobierno de Quintana Roo, lo que conlleva la promesa de mejorar la seguridad pública.

Catedrático de la EST-IPN

Email: pabloail@yahoo.com.mx

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