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Bajo la lupa

La ruta de la seda polar de China: un país casi ártico

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China tiene hoy la infraestructura impulsada por la ruta de la seda y financiada con el dinero de sus reservas, las máximas del planetaFoto Ap
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hina publicó un documento blanco sobre su Política en el Ártico, donde elabora su visión de la ruta de seda polar, adicional a sus dos otras rutas de la seda –la continental euroasiática (que la conecta con Europa) y la marítima (que la vincula con el sudeste asiático y el este de África)–, que redefinen la geoeconomía por el restante del siglo XXI y conceden una gran delantera conceptual y operativa a los estrategas de Pekín (https://goo.gl/wLhGrJ).

China desearía entender (sic), proteger, desarrollar y participar en la gobernabilidad del Ártico.

En la fase del egoísta trumpismosolipsista, China no niega que proseguirá sus propios intereses, pero tomará en cuenta los intereses de los otros países.

Según el documento blanco, los territorios del Ártico cubren un área de 8 millones de kilómetros cuadrados (nota: cuatro veces el tamaño de México), cuya soberanía pertenece a Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y EU, mientras que el océano (sic) Ártico tiene un área de más de 12 millones de kilómetros cuadrados (nota: seis veces México), en el que las costas y otros (sic) países comparten derechos marítimos e intereses de acuerdo a las leyes internacionales.

Las empresas chinas son estimuladas a participar en el desarrollo de infraestructura de las rutas de transporte del Ártico, con énfasis en la navegación segura.

China no soslaya el desarrollo de los recursos de petróleo, gas, minerales y otras energías no fósiles, así como la pesca y turismo junto con los países del Ártico con respeto a las tradiciones y culturas de los residentes que incluyen a los pueblos indígenas conservando el ambiente natural y promoviendo la investigación científica bajo una gobernación cooperativa de ganar-ganar.

¿Dejarán EU y GB prosperar la ruta de la seda polar?

El portal Russia Today otorga la importancia que merece la ruta polar de la seda y los grandes planes·de China (https://goo.gl/RhgC4M) donde no demuestra ninguna amargura como la que exhibe el rotativo globalista británico Financial Times (FT, 26/1/18) que expone las crecientes ambiciones geopolíticas de China en el Ártico, región rica en materias primas.

La ruta polar china, en complementariedad con Rusia, esquiva los planes balcanizadores de la dupla decadente anglosajona de EU y GB.

FT abulta con notorio disgusto la lenta carrera (sic) para el control de la región cuando el cambio climático permite la expansión de rutas de transporte marítimo en la cúspide del mundo.

China aprovecha que el cambio climático haya acelerado el deshielo de la capa polar en el Ártico en la ruta del mar norteño arriba de Rusia.

Lo más destacado radica en que China no sea un país polar al carecer de fronteras con el Ártico. Para eso sirven las acrobacias lingüísticas de corte geopolítico cuando China expresa en forma simpática que es un país casi-Ártico.

¿Se referirá a que se encuentra cerca del Ártico?

¿O que dispone de un tácito acuerdo complementario con Rusia, la mayor frontera del Ártico?

¿O que se trata de su vital oxigenación norteña cuando EU coloca todas las trabas en los disputados Mar del Este de China y Mar del Sur de China para su salida sureña al océano Índico –sin contar el punto de estrangulamiento (choke-point) anglosajón en el estrecho de Málaca?

Hace un poco más de un mes expuse que Rusia y China, van juntos a la conquista del Ártico (https://goo.gl/tD4KRm).

No se puede entender que China súbitamente sea una país casi-Ártico sin la bendición geoestratégica de Rusia.

Ya había referido que Rusia y China, con su colaboración energética, han dejado atrás a EU por el control y explotación integrales del Ártico.

No se puede soslayar que uno de los vectores geoestratégicos de Rusia es justamente “la consolidación de su dominio costero a lo largo del polo Ártico (https://goo.gl/hi3QfC): la región más cercana para contrarrestar un ataque nuclear de EU que todavía aplica con Trump, y desde Nixon/Kissinger, la teoría del loco” (https://goo.gl/6tejM5).

Sea lo que fuere, China pertenece –a nivel de observador–, con otros 12 países, al intergubernamental Consejo del Ártico.

Mientras los hoy decadentes imperios anglosajones GB y EU se extraviaron en el jueguito que inventaron de la especulación financierista, China hoy tiene en sus manos la carta vencedora: la infraestructura, impulsada por la ruta de la seda (https://goo.gl/WxjVLs) y financiada con el dinero sonante de sus reservas, las máximas del planeta.

Mientras China construye, las dos todavía reinas anglosajonas de los mares destruyen lo ajeno mediante sus esquemas balcanizadores.

Para China las rutas de transporte terrestre y marítimo son vitales para su expansión comercial: sea en Eurasia, sea en el océano Índico, sea ahora en Ártico.

A juicio del FT, el documento blanco sobre el Ártico como última frontera para la exploración exhibe su deseo de convertirse en un jugador significativo en el Ártico, lo cual afloró con el mandarín Xi durante una visita a Australia en 2014 cuando definió a China como una potencia (sic) de la región polar.

FT rumia el truismo –que abordé hace 10 años aquí (https://goo.gl/9CFJ4)–, de que la ruta del mar norteño encima de Rusia ofrece una ruta más rápida de los 48 días que toma embarcar la ruta mas común del norte de China a Roterdam a través del Canal de Suez. El año pasado un tankerruso viajó de Noruega a Sudcorea sin un rompehielos en 19 días.

La otrora necesidad de escoltas de rompehielos ha limitado el potencial comercial de la ruta del mar norteño.

FT, especialista en amarrar navajas, afirma que China ha mejorado sus relaciones con las países escandinavos cuyas ambiciones en el Ártico la confrontan con las de Canadá, Dinamarca y Rusia (¡super-sic!), por lo que China busca dar acceso en los países escandinavos a sus submarinos militares, desde sus bases navales en el Ártico.

Según FT, China tiene en la mira a Groenlandia, pletórico en materias primas, que pasa por una transición para alejarse del dominio danés.

El año pasado un barco de investigación chino “completó su primer tránsito del pasaje Norteño al norte de Canadá que fue celebrado como la apertura de una nueva ruta marítima para China.

Cabe la pena rememorar que entre los cuatro ases que proclama Joseph Nye que posee EU para vencer a China se encuentra en primer término La Geografía: China “tiene fronteras con 14 países y tiene disputas territoriales con India, Japón, Vietnam que pone límites a su poder blando (soft-power)”. Lo cual refuté: se trata de la suprema carta de EU que asfixia a China en los mares y que Pekín contrarresta con la ruta de la seda, el océano Ártico y sus prodigiosos trenes bala. Es un as relativo y de doble filo cuando EU puede quedar aislado frente a la alianza euroasiática de Rusia y China (https://goo.gl/uogeQ7).

En la guerra comercial de Trump contra China, EU hará lo indecible para obstaculizar la salida a los mares calientes, tibios o gélidos de Pekín que busca dar la vuelta como potencia del Ártico polar con su deshielo. A diferencia de la muralla china iniciada en 221 aC, hoy es EU quien construye los muros.

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