El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar del
poblamiento en su ruedo agrícola a partir del registro
arqueológico de La Orden-Seminario
Late Bronze Age at Huelva. A preliminary view of settlement patterns in
its chora throught the study of the archaeological record of the Orden
Seminario site
Francisco gómez toscANo*, José Manuel beltráN PiNzóN**,
Diego goNzález bAtANero***, Juan Carlos verA rodríguez****
*Departamento de Historia I, Facultad de Humanidades, Campus de El Carmen, Universidad de Huelva,
Avda. Tres de Marzo s/n, 21007 Huelva. fgomez@uhu.es
**Biblioteca Universitaria, Campus de El Carmen, Universidad de Huelva,
Avda. Tres de Marzo s/n, 21007 Huelva. jmanuel.beltran@biblio.uhu.es
***Ánfora Grupo, Avda. Alameda Sundheim 28, 7º E, 21003 Huelva. diego@anforagip.com
****Departamento de Historia I, Facultad de Humanidades, Campus de El Carmen, Universidad de Huelva,
Avda. Tres de Marzo s/n, 21007 Huelva. vera@uhu.es
Recibido: 30-04-2013
Aceptado: 23-03-2014
resumeN
De acuerdo con los resultados de la excavación de una parte de las estructuras arqueológicas registradas en el sitio
La Orden-Seminario, en la periferia de la ciudad de Huelva, se presenta una síntesis preliminar relacionada fundamentalmente con la evolución histórica del asentamiento entre inales del II Milenio y la primera mitad del siguiente.
La superposición en un amplio espacio de estructuras de habitación y huellas de cultivo muestran la complejidad de la
sociedad del Bronce Final en el entorno agrícola del Puerto de Huelva.
PAlAbrAs clAve: Cabañas Protohistóricas, Huellas de Cultivo, Bronce Final, Huelva, España.
AbstrAct
In accordance with archaeological data partially obtained after the excavations conducted at La Orden-Seminario
archaeological site at Huelva, a preliminary synthesis of historical evolution of the Atlantic Port as from the end of 2nd
Millennium BC to irst half of following 1st Millennium BC is hereby explained. The archaeological data conirms the
complexity of western Bronze Age society that inhabited agricultural surroundings of Huelva Port hereby demonstrated
through their pithouses and ield systems archaeological context.
Key words: Protohistorical Pithouses, Field Systems, Late Bronze, Huelva, Spain.
Complutum, 2014, Vol. 25 (1): 139-158
139
ISSN: 1131-6993
http://dx.doi.org/10.5209/rev_CMPL.2014.v25.n1.45360
Francisco Gómez Toscano et al.
El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
1. Introducción al Bronce Final en el Suroeste
peninsular
Bronce Final, que en sus últimas fases daría lugar
a la conclusión de la Prehistoria reciente con la
adopción de formas culturales mediterráneas generalizadas. Aunque es posible existan diferencias
locales, el hecho de no haberse documentado previamente asentamientos del denominado Bronze
do Sudoeste establecido por H. Schubart (1971;
1975) en la década de los setenta, ni tampoco sus
enterramientos en cista, hasta ahora había mantenido vigente una duda a partir de argumentos ex
silentio acerca de la existencia o no de población
entre las últimas manifestaciones de la Edad del
Cobre y un corto período de ocupación del Bronce
Final previo a la presencia de los primeros fenicios
de la Edad del Hierro, que implicaba un desfase
de continuidad poblacional durante todo el II Milenio a.C. Desde interpretaciones de corte marcadamente difusionista, que han vuelto a repuntar en
la presente década obviando parte de la investigación más reciente, se estimaba que el Bronce Final
tenía que ser algo nuevo y lógicamente exótico,
una manifestación cultural que solo alcanzaría una
amplia extensión territorial y poblacional a partir
de la presencia de las colonias orientales del siglo
VIII a.C.
A este respecto, cabe recordar que desde hace
décadas se habían conirmado para momentos
previos de la Edad del Bronce algunas evidencias
de ocupación en zonas situadas en el reborde sur
del Andévalo cercanas a Huelva (Amo 1975) y en
el extremo más oriental de la propia Tierra Llana
(Fernández et al. 1976), pero no con la densidad
contrastada más al norte y de ahí la duda metodológica. Actualmente contamos con nuevos datos
funerarios de similar cronología localizados en el
propio yacimiento de La Orden-Seminario (Martínez y Vera e.p.).
A pesar de ello, el pretendido vacío poblacional hasta la colonización fenicia ha sido utilizado
desde inales del pasado siglo para sobredimensionar la importancia en el desarrollo general de
Occidente por impulsos exógenos, tanto de los
orientales denominados fenicios como de lo que
se deine como Bronce Atlántico (Escacena 1995)
y también está siendo defendido últimamente para
explicar una posible relación entre la Tarsis bíblica
y el Puerto de Huelva, el emporio occidental por
deinición, que solo se entiende como una primera
fundación oriental negando el peso de la sociedad
occidental incluso en la conformación previa del
lugar (González de Canales et al. 2004).
Sin embargo, como uno de nosotros ha argumentado (Gómez 2006), precisamente la Tierra Llana
de Huelva habría estado ampliamente poblada por
la sociedad occidental a lo largo de su desarrollo
desde los últimos siglos del II Milenio a.C., pero
El Suroeste peninsular, entendido como el espacio
físico comprendido al sur entre Gibraltar al este y
San Vicente al oeste, y con su límite norte caracterizado hacia el interior por los tramos bajos de
los ríos Guadiana y Guadalquivir como hitos geográicos más relevantes, representa un territorio
muy interesante donde estudiar el desarrollo de la
sociedad occidental en las postrimerías de la Prehistoria Reciente. Durante el inal de la Edad del
Bronce, entre los siglos inales del II Milenio a.C.
y los primeros del siguiente, se han documentado
en esta zona productos, ideas y técnicas concretados en elementos materiales exógenos procedentes
tanto del Atlántico como del Mediterráneo, por situarse precisamente en el punto de inlexión entre
ambos mundos. Por ello, al igual que otras zonas
continentales europeas, pero quizá con mayor intensidad si exceptuamos algún territorio insular, el
Suroeste ibérico no fue ajeno a tempranos cambios
inluidos por causas relacionadas principalmente,
aunque no de forma exclusiva, con esos estímulos
externos. Como está ampliamente constatado, en
la esfera puramente tecnológica adquirirá especial
relevancia un nuevo material, la aleación cobreestaño, que marcará una clara diferencia respecto
a momentos anteriores, entre otras cuestiones por
la necesidad de obtener recursos de otros ámbitos
ajenos, incluso extrapeninsulares.
Esas intensas relaciones exteriores deinidas a
partir de evidencias arqueológicas conirman, entre otros múltiples aspectos, que la sociedad local
establecida en el Suroeste jugó durante varios siglos el papel de intermediaria entre ambas zonas,
un hecho que con el tiempo tendría una gran repercusión en los desarrollos tecnológicos, económicos
y políticos entre otros niveles de aculturación para
la sociedad protohistórica posterior. Si bien esto
puede ser generalizado para la sociedad “orientalizante” a partir de un determinado momento del
siglo VIII a.C. sin que por ello deba considerársela
una sociedad conformada exclusivamente a partir
de inlujos foráneos, sino que con toda lógica comparativa la mayor parte de su desarrollo se deberá
al peso de su capacidad endógena, especialmente
en los siglos precedentes, como en otras zonas de
la Europa de la Edad del Bronce (Kristiansen y
Larsson 2006).
Dentro de este espacio territorial, la Tierra Llana de Huelva ha sido vinculada en general con el
Bajo Guadalquivir y con el sur de Portugal en el
período en que la sociedad occidental estuvo inmersa en ese mundo común representado por el
período histórico-arqueológico que denominamos
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sin ningún hiato poblacional provocado por una
crisis climática según ya se estimaba a inales de
la década de los ochenta del pasado siglo (Díaz del
Olmo 1989). Así, la continuidad poblacional pudo
ser establecida a partir de las evidencias obtenidas en los sitios de Huelva (Gómez 2009), Niebla
(Campos et al. 2006) y Aznalcóllar (Hunt 2003),
auténticos centros hegemónicos de otros poblados
de cabañas situados en su entorno más inmediato,
que tal vez deberíamos deinir como aldeas agropecuarias o al menos como asentamientos de pequeña entidad y sin murallas los cuales estuvieron
vinculados política y económicamente a los primeros (Gómez 2006). Aznalcóllar, con los sitios amurallados de El Castillo y Los Castrejones, situados ambos en el coto minero más meridional del
Cinturón Ibérico de Piritas donde se explotó cobre
primero y plata desde el II Milenio a.C. (Carretero
et al. 2010; Gómez e.p.); Niebla, por su situación,
como controladora desde sus murallas del vado
en el río Tinto y de los lujos entre las minas y la
costa (Campos, Gómez y Pérez, 2006); y Huelva
como el Puerto Atlántico por excelencia desde los
siglos inales del II Milenio a.C., conformaron un
esquema de sociedad prácticamente urbana que se
relaciona con la importancia y complejidad de la
sociedad local y sus relaciones con el mundo exterior (Gómez 2006; 2009; 2012).
En el puerto de Huelva especíicamente, la existencia de una importante fase ocupacional de la
Edad del Bronce fue rápidamente asumida desde
las primeras décadas del siglo XX a partir del famoso Hallazgo de la Ría de Huelva (Ruiz-Gálvez
1995), que a mediados de los años noventa, por su
maniiesta antigüedad y alguna línea de investigación vigente en esos momentos (Belén y Escacena
1995), parecía no tener relación con las amplias
evidencias estimadas ya en el Cabezo de San Pedro desde la década de los sesenta y setenta del pasado siglo (Blázquez et al. 1970; Belén et al. 1978;
Blázquez et al. 1979; Ruiz-Mata et al. 1981).
Como importante referencia que justiica ahora
el debate, la cronología que debe estimarse para
el hallazgo de la Ría de Huelva, de acuerdo con el
conjunto de evidencias en el mundo mediterráneo
en general, debe situarse entre los años 1050 y 950
a.C. en términos calendáricos absolutos (Torres
2008), es decir, a caballo entre ambos milenios y
por ello muy anterior a la establecida por M. Almagro Basch (1957) a partir de la cronología que
entonces se estimaba para las fíbulas de codo, o
por M. Almagro Gorbea (1977) en este caso y lógicamente en esos momentos del inal de la década
de los años setenta a partir de análisis radiocarbónicos sin calibrar. Además, esta nueva estimación cronológica se muestra acorde con la reciente
perspectiva en que debe integrarse al modelo de
espadas tipo Huelva, que no representa el inal de
las de tipo atlántico de ‘lengua de carpa’, sino que
su desarrollo depende de talleres locales andaluces
desde el siglo XI a.C. (Brandherm 2007: 86).
A pesar de este importante hito cronológico, los
inicios de la ocupación del Bronce Final en Huelva
siguen siendo todavía puestos en duda porque los
resultados que se mostraron en la primera publicación de 1970 sobre los materiales cerámicos del
Cabezo de San Pedro fueron obtenidos en la limpieza de un talud que realmente no fue realizada
con metodología estrictamente arqueológica. Los
materiales analizados procedían de una extracción
selectiva y aleatoria, por supuesto no exhaustiva,
del registro observado en esa limpieza, y por esos
motivos muy limitada (Gómez y Campos 2008).
No está de más recordar que estas circunstancias
son un indicio de que, al menos para los inicios
del período, la tipología local no estaba suicientemente aclarada (Ruiz-Mata 1979; 1995), como
se verá a continuación y también ha podido explicar en otro momento uno de los irmantes (Gómez
2008 y 2012; Ruiz-Mata y Gómez 2008).
Como en la publicación de las excavaciones
sistemáticas posteriores los materiales del Bronce Final aparecieron, bien en estratigrafías conformadas a partir de procesos postdeposicionales
(Gómez et al. 2007), o bien que en cada uno de
los cortes estratigráicos no se llegase a alcanzar el
sustrato estéril (Blázquez et al. 1979; Ruiz-Mata et
al. 1981), parece claro que el complejo cerámico
de la Fase I de Ruiz Mata (1979), que se estimó
como el inicio de la ocupación en el lugar, no puede representar estrictamente a la cultura material
de la ocupación más antigua del Cabezo de San
Pedro, sino que faltan las formas previas que dieron lugar a las reconocidas como pertenecientes
a esa Fase I (Gómez 2008; Ruiz-Mata y Gómez
2008), y mucho menos que la Fase I del Cabezo
de San Pedro y su cronología inicial tengan que
hacerse extensivas todavía a Huelva y al resto de
los sitios del Bronce Final del Suroeste. Debe recordarse aquí que a inales de los años sesenta no
se tenía referencia clara para estimar que algunas
formas allí localizadas fuesen más antiguas sino
que todas se incluyeron en un único período (RuizMata 1979), aunque prudentemente se dejara para
más adelante establecer la tipología de las formas
más antiguas (Ruiz-Mata 1995: 281).
De hecho, en la primera publicación de 1970,
para representar al Nivel 6, se seleccionaron formas cerámicas bastante completas pero que perduraban en los Niveles 5a-b (Blázquez et al. 1970:
Lám. XXX). El proceso de evolución diacrónica
de esas formas cerámicas locales pudo producirse
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de forma distinta según podrá contrastarse ahora
a partir de los datos estratigráicos obtenidos del
relleno de estructuras de “vida corta” excavadas
en el ruedo agrícola de Huelva, como se verá más
adelante. Desde ese punto de partida puramente
tipológico, a pesar de otras evidencias y en contra de explicaciones histórico-arqueológicas fundamentadas a partir de otros indicadores (Gómez
1998), muchos han dudado que en la propia Huelva existiese una sociedad compleja y dinámica
conformada desde los siglos inales del II Milenio
a.C. al igual que en el conjunto del Suroeste en
general y de la Tierra Llana en particular.
No obstante, lo fundamental del debate acerca
de la amplitud cronológica del inal de la Edad del
Bronce únicamente ha podido mantenerse a causa
de un claro error metodológico que todavía permanece vigente, tal vez por comodidad o por mantener reconstrucciones históricas ligadas al paradigma colonial. Hace más de una década (Gómez
1998), uno de nosotros llamaba la atención sobre
la incidencia que para la explicación del proceso
histórico en general representaba la obsoleta cronología que seguía manteniéndose desde los años
sesenta cuando se trataban de explicar los inicios
de la última fase de la Edad del Bronce en el Suroeste Peninsular, a pesar de los datos empíricos
ya existentes. En realidad, la teórica evolución cultural representada por la sucesión Bronce PlenoBronce Tardío-Bronce Final-Edad del Hierro no
estaba representada en todos los sitios excavados,
ni tampoco había lugar para incluir el paradigmático Bronce Atlántico, del que solo se conocían y
mencionaban sus bronces, a pesar de que Huelva
está situada en el Atlántico.
Así, como síntesis del poblamiento del inal de
la Edad del Bronce en el II milenio a.C., de acuerdo con los datos existentes, en la citada monografía ya se adelantaba hace años que
En síntesis, si los inicios del Bronce Final solo
hubiesen comenzado después de un hiato poblacional difícilmente explicable, o en momentos
muy cercanos a la presencia fenicia en los centros
costeros, existiría un gran contraste entre cómo se
interpreta el Bronce Final en el Bajo Guadalquivir –por la gran expansión que alcanzaría la sociedad occidental en el conjunto del Suroeste según
conirmaron datos posteriores (Fig. 1)–, y cómo es
conocido en el entorno del Guadiana Medio, tanto en Portugal (Monge 2005; Antunes et al. 2012)
como en la Extremadura española (Pavón 1998;
Jiménez y Guerra 2012; Vilaça et al. 2012), o en
la propia Sierra de Huelva (Gómez 1998; García
1999; Hurtado 2007; Hurtado et al. 2011), zonas
que ahora son bien conocidas y ha sido demostrada su antigüedad desde el II Milenio con el apoyo
de dataciones de C14 y, en muchos casos, como
continuidad del Bronce Pleno.
Si entendemos que en esas zonas del Bajo y Medio Guadiana, así como en el Sureste en general, la
transición entre el Bronce Pleno y el Bronce Final
habría sido plenamente demostrada (Aubet 1998)
sin hiatos que hubiesen interferido en la continuidad de la población, el proceso debería haber sido
muy similar tanto en la Tierra Llana de Huelva
(Gómez 2006) como en el Bajo Guadalquivir y
en Cádiz (Ruiz-Mata y Gómez 2008). Realmente
la crisis poblacional del II Milenio y los primeros
siglos del I Milenio a.C. nunca existió. El hiato
solo surgió por falta de investigación y se consagró por la comodidad de trabajar con esquemas
conformados hace años por nuestros maestros, que
prácticamente se quieren mantener sin un debate
que paulatinamente enriquezca el resultado de la
investigación posterior.
De hecho, la revisión de los datos empíricos
existentes en el Bajo Guadalquivir (Gómez 1998)
y especialmente en la Tierra Llana de Huelva (Gómez 2006 y 2012), muestra que la adscripción
cronológica de los inicios del período histórico-arqueológico se había mantenido sin revisar a lo largo de más de cuarenta años, y para algunas líneas
de investigación todavía parece continuar dentro
de los mismos parámetros.
Aunque en otro lugar se han analizado pausadamente los inicios y fundamentos de ese error metodológico (Gómez e.p.), reiteramos que en los años
inales de la década de los sesenta, evidentemente
por simple lógica más que por razonamiento cientíico, se estimó que en el Cabezo de San Pedro los
sedimentos incluidos en los Niveles 5 y 6, al no
aparecer en ellos cerámicas a torno fenicias, debían pertenecer a los siglos IX-VIII a.C., o como
mucho al X a.C., toda vez que la presencia fenicia
más temprana, todavía en esos años, no se adscri-
…el inal de la Edad del Bronce se maniiesta, tal
vez sin cortes ni vacíos poblacionales anacrónicos,
a partir de un sustrato anterior que puede ser del inal del Cobre, con o sin campaniforme, del Bronce
del Sudoeste o Bronce Pleno con alta, escasa o nula
representación de elementos del Horizonte Cogotas
I o Bronce Tardío, pero también en asentamientos
donde los elementos deinitorios del Bronce Final
responden a su primera ocupación. Aunque desde
la aparición de las primeras evidencias del Bronce
Final parece que se origina una cierta tendencia a
la homogeneización de la cultura material entre los
siglos inales del II Milenio a.C. y los primeros del
siguiente, constatada en múltiples y diversas formas
de ocupación del territorio, ello no lleva implícito
que su evolución posterior sea también, en cierta forma, homogénea, ni que los procesos de cambio posteriores que darán lugar al período orientalizante se
produzcan de forma sincrónica (Gómez 1998: 267).
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Figura 1.- El Suroeste peninsular entre los II-I Milenios a.C. (Según Gómez 2008).
ticamente para el Bronce Final como único y simple planteamiento posible, se continuó aplicando
durante las décadas siguientes a los materiales
locales localizados en un amplio número de excavaciones y prospecciones supericiales llevadas
a cabo en el Suroeste en general, en las que también aparecieron materiales a torno superpuestos
bía a momentos anteriores al 700 a.C. (Blanco et
al. 1969; Blázquez et al. 1970; Gómez y Campos
2008), una línea interpretativa que coincidía con la
que también se obtenía para el inal de la Prehistoria Reciente a propuesta de H. Schubart en 1971.
A partir de la década de los años sesenta esa
horquilla cronológica, entonces estimada hipoté-
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o interrelacionados entre sí. Dado que en las décadas más recientes la cronología fenicia, utilizando principalmente el referente de Tiro (Bikai
1978) o de Chipre en general como complemento
(Bikai 1987), se fue adelantando prácticamente
dos siglos, desde el 700 al 900 a.C., algunos investigadores, tratan de otorgar la misma cronología a la sociedad local del Bronce Final que a los
inicios de la presencia fenicia en Occidente, sincronizando ambas. Como posición más extrema,
se ha llegado incluso a caliicar como del Hierro I
a las cerámicas locales encontradas en un estrato
presuntamente arqueológico de Huelva que, tal y
como se ha publicado, se presume cronológica y
culturalmente uniforme (González de Canales et
al. 2009). Ello no ha sido óbice para que uno de
los autores del presente trabajo lo haya criticado
recientemente para explicar las relaciones entre el
Suroeste y Cerdeña en el Bronce Final prefenicio
(Gómez y Fundoni 2011), o de la evolución del
Suroeste en general (Ruiz-Mata y Gómez 2008).
Sin querer entrar en un debate históricamente
estéril, que nos retrotraería conceptualmente al
estado de la investigación de hace más de medio
siglo, inmersa en criterios de periodización interna de la Edad de los Metales basados en la más
temprana aparición de un metal concreto, o del
paradigma de la colonización desde ópticas hiperdifusionistas, obviando de esta forma procesos sociales, políticos y económicos locales mucho más
complejos, cabe hacer una relexión metodológica.
Si algunas de las cerámicas locales recientemente
publicadas pudieran integrarse por su relación con
materiales fenicios importados desde Oriente en
ese Hierro I occidental, en qué periodo históricoarqueológico deberíamos incluir los mismos tipos
cerámicos localizados en la Sierra de Huelva (Gómez 1998; Hurtado 2007; Hurtado et al. 2011), en
el conjunto del Bajo Guadiana o del Bajo Guadalquivir, ¿en la Edad del Bronce o en la del Hierro?
Todas las cerámicas locales decoradas con motivos bruñidos no son del siglo IX a.C. o posteriores,
sino que también hay tipos que deben llevarse a
los siglos inales del II Milenio a.C. (Gómez 2008;
Hurtado 2007). En realidad no podemos olvidar
que el inal de la Prehistoria está suicientemente
probado en todo el Suroeste antes del siglo IX a.C.
Las novedades que presentamos sintéticamente en este trabajo proceden del registro obtenido
en los últimos años en la zona agrícola situada al
norte de la Huelva protohistórica, directamente
relacionada con la ciudad portuaria. Entendemos
necesario avanzar unas primeras conclusiones por
su repercusión en el estado del conocimiento del
período histórico-arqueológico en cuestión, aunque al menos sólo sirvan para fomentar el debate
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Figura 2.- Situación del Puerto de Huelva y de La Orden-Seminario entre los ríos Tinto y Odiel.
cientíico, hasta que pueda presentarse la totalidad
del registro obtenido dada su magnitud, imposible
en un soporte como el que ahora utilizamos.
2. El yacimiento de La Orden-Seminario
El yacimiento actualmente delimitado y protegido se denomina administrativamente Sector B-3
“Santa Marta-La Orden” en la declaración de la
Zona Arqueológica de Huelva, coincidiendo urbanísticamente con los terrenos incluidos en el Plan
Parcial 8 “Seminario” al norte de la Huelva actual
(Fig. 2). Ocupa una inca que constituye un rectángulo de unos 700 metros en el eje este-oeste
y 500 metros en el eje norte-sur, extendiéndose
por una supericie total de más de 230.000 metros
cuadrados (Fig. 3). Para el período en cuestión, la
zona estudiada corresponde al sureste del rectángulo, donde las curvas de nivel, muy separadas,
indican la existencia de una pequeña elevación que
alcanza una altura de 39 metros sobre el nivel del
mar, delimitada por sendos arroyos estacionales
que conluyendo en el Arroyo y Estero del Rincón
acabarían desaguando en los esteros mareales del
río Tinto (Fig. 2).
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Figura 3.- Planta del espacio ocupado por el asentamiento del Bronce Final de La Orden-Seminario y ubicación dentro
del Sector B-3 de la Zona Arqueológica de Huelva.
El sustrato geológico de la zona corresponde
a depósitos marinos de la formación geológica
Arenas de Huelva correspondiente al Plioceno
Inferior-Medio, de tonalidad blanquecina-amarillenta que localmente aparecen sobremontados por
restos de una terraza cuaternaria de color rojizo.
Puesto que la totalidad de las estructuras son de
carácter negativo, y sus rellenos estratigráicos
presentan unas matrices de naturaleza arcillosa o
limo-arenosa, con unas tonalidades que varían entre el rojo intenso y el pardo, además de basuras y
restos orgánicos heterogéneos de génesis antrópica o antropizada, su identiicación se facilita una
vez retirado el estrato supericial alterado por el
arado contemporáneo, mostrándose un complicado palimpsesto de miles de estructuras arqueológicas sujetas a análisis denominadas Punto de Excavación o PEX (Figs. 9 y 10).
Por sus características patrimoniales, la excavación de la supericie total no se ha completado,
continuando algunas parcelas en situación preventiva, o bien los trabajos de campo fueron realizados
por diferentes empresas arqueológicas, lo cual en
determinados aspectos diiculta el acceso a la documentación de su poblamiento (Vera et al. 2010).
La base documental que aquí presentamos procede de un conjunto de intervenciones arqueológicas
llevadas a cabo en los viales y parcelas de la ur-
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Figura 4.- Estratigrafía de la pithouse PEX 304 con indicación de las UUEE de procedencia del askos sardo.
banización por la empresa Ánfora GIP, con la que
la Universidad de Huelva suscribió dos Contratos
de Investigación sucesivos de asesoría cientíica y
apoyo técnico en paralelo a las excavaciones.
Uno de los aspectos más novedosos y relevantes
es la cantidad y calidad del registro tanto en cuanto a su extensión real como en la superposición
de miles de estructuras arqueológicas deinidas a
través de su excavación sistemática estratigráica, sin olvidar que la mayor parte de la supericie
está todavía por excavar. Ello indica, por un lado,
que la población local fue construyendo cabañas y
otras estructuras negativas de habitación o almacenamiento que se sucederían las unas a las otras en
el tiempo y en el espacio y, por otro lado, que también el propio espacio fue cubierto de explotaciones agrícolas sucesivas, algunas de las cuales, las
más profundas y dedicadas a arboricultura, dejaron su impronta relejada en el subsuelo (González
et al. 2008; Fig. 9 y 9a-d; Vera y Echevarría 2013),
para conformar un entramado de huellas de cultivo
superpuestas cuya excavación y posterior estudio
posibilita la reconstrucción del proceso de habitación y uso agropecuario en una horquilla cronológica que se extiende desde la prehistoria hasta la
actualidad (González et al. 2008; Vera et al. 2010).
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En contraposición a los datos que ahora avanzamos, en el Suroeste peninsular y en relación
con el conocimiento del desarrollo de la última
fase de la Prehistoria Reciente, en general hasta
ahora solo se contaba con el resultado de estratigrafías realizadas en la mayor parte de los casos
en asentamientos superpuestos de complicadas estratigrafías, donde los niveles más antiguos fueron
arrasados o modiicados en su día por la población
posterior. Precisamente en Huelva los datos más
relevantes proceden de dos recogidas selectivas
de materiales en actividades no estrictamente arqueológicas separadas en el tiempo casi por cuatro
décadas: A inales de los años sesenta en el propio
Cabezo de San Pedro (Blázquez et al. 1970), y en
los inicios del nuevo milenio los materiales recogidos en limos extraídos de las antiguas marismas
continentalizadas de Huelva (González de Canales
et al. 2004).
También se ha contado con la excavación de
cabañas en poblados simples, cuyo registro fue
interpretado a partir de planteamientos metodológicos hoy superados (Gómez et al. 2009). Tal vez
esas circunstancias puedan dar una idea del conocimiento alcanzado en general en esos momentos,
tal como se ha comentado más arriba.
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El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
Francisco Gómez Toscano et al.
Figura 5.- Estratigrafía de la superposición de las diferentes estructuras y fases del PEX 259-1772.
De esta manera, el seguimiento material de un
segmento importante de la población de la Edad
del Bronce en el entorno del puerto de Huelva a
través de un registro arqueológico normalizado,
moderno y exhaustivo, en un espacio determinado
a lo largo del desarrollo ocupacional comprendido
entre los siglos inales del II Milenio a.C. y los
inicios del Período Turdetano permite conirmar,
a partir de ese cuerpo de datos, la posible vigencia o el rechazo de las aseveraciones e hipótesis
largamente vigentes en el Suroeste peninsular que
hemos comentado anteriormente, en especial las
relacionadas con la cronología relativa al inal de
la Edad del Bronce desde su comienzo y su evolución en el tiempo hasta entroncarse con el Período
Orientalizante de los siglos VIII-VI a.C.
Para comprender el futuro alcance de los trabajos realizados y su posible repercusión en la investigación arqueológica de la Edad del Bronce en
el Suroeste peninsular, avanzaremos que con las
evidencias excavadas ahora se constata en la península de Huelva la existencia de población de la
Edad del Bronce durante gran parte del II Milenio
a.C. especialmente durante el periodo histórico-
arqueológico del Bronce Final, situado ahora a
grandes rasgos entre los últimos siglos de ese II
Milenio a.C. y principios del siguiente (Gómez
2006), con continuidad durante el periodo orientalizante (López y Vera e.p.). Una muestra similar
ya se había excavado en el Cabezo de San Pedro
hace cuarenta años (Blázquez et al. 1970; Gómez
y Campos 2008), la cual no había sido suicientemente explicada en su día en principio por una
lógica falta de datos disponibles o, como ya hemos
explicado, por el sistema aleatorio en que se produjo la recogida de materiales (Gómez y Campos
2008), ya que la investigación de la Protohistoria
peninsular todavía se encontraba en ciernes, y tal
como se planteó la publicación entonces parecía
suiciente.
En lo que se reiere a las formas de hábitat, contamos ahora por primera vez en el conjunto del
Suroeste con un registro normalizado y exhaustivo
de la sucesión en el tiempo y en el espacio de las
formas de habitación en un entorno económico y
productivo especíico, sin duda vinculado al espacio portuario de la Huelva protohistórica, que permitirá plantear analogías con paralelos conocidos
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El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
en otras áreas mediterráneas en lo que se reiere al
concepto de ciudad o asentamiento principal y su
chora o ruedo agrícola y ganadero, al situarse este
espacio excavado a escasa distancia del puerto, en
una zona llana y bien regada comprendida entre
los mencionados ríos, donde solo existían arroyos
estacionales que nunca pudieron ser un impedimento para el lujo de personas y mercancías, así
como para su aprovechamiento en explotaciones
agropecuarias (Fig. 2). De la misma manera, por
su cercanía a esteros ahora continentalizados en
la marisma del río Tinto como el de El Rincón,
en ese período histórico, la sociedad local obtenía
beneicios complementarios de la pesca y de la recolección de moluscos como en períodos anteriores, de los que aparece una buena representación
en los fondos de cabaña y basureros sincrónicos
excavados, los cuales se han conservado para su
posterior estudio.
Las estructuras detectadas y excavadas hasta ahora permiten constatar claros cambios en el
tamaño y en la disposición de las cabañas y de
otras estructuras negativas, un hecho que tal vez
responde a diferentes funciones, renovaciones del
hábitat separadas por diversos pavimentos y, en su
caso, hogares, hornos y áreas de consumo, almacenamiento o producción, cuyos restos conservados
también podrán servir a partir de su estudio para
estimar la dieta y otras formas de vida de la gente
que las habitó, así como determinar su cronología
calendárica mediante análisis de C14. Parece interesante destacar aquí, en contra de lo conocido en
el entorno del puerto en Huelva y en otros asentamientos de la Tierra Llana (Gómez 2006), que
prácticamente no se han recogido escorias de plata
en las áreas excavadas, tal vez por la especíica
vinculación agropecuaria de las estructuras de hábitat, o quizás porque la producción de plata solo
se hizo en la zona portuaria.
Un análisis preliminar de los materiales cerámicos relacionados con esas estructuras permite
comprobar la presencia de formas que pueden relacionarse con los Horizontes Formativo y Clásico
del Bronce Final propuesto por uno de nosotros
(Gómez 1998; 2008), estando incluidos en el último de ellos los tipos locales más evolucionados
que se utilizaban en el momento de la recepción de
las primeras importaciones orientales en Huelva.
El desarrollo posterior de estas formas y su evolución simultánea junto a las producciones torneadas que caracterizan al Período Orientalizante y
a los inicios del Turdetano, un espacio temporal
que en otro lugar ha sido denominado Horizonte
Residual del Bronce Final, y que se sitúa ya a partir de mediados del siglo VIII a.C. (Gómez 2008),
puede detectarse en cabañas Orientalizantes en las
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Figura 6.- Tipología del Horizonte Formativo en La Orden-Seminario.
que predominan las formas cerámicas a torno de
tradición fenicia occidental de mediados del siglo
VII e inicios del VI a.C. (López y Vera e.p.) y en
otras algo más recientes ya del pleno siglo VI con
importaciones griegas para inalizar en una fase
avanzada del siglo V con la aparición de copas
Cástulo (Vera y Echevarría 2013), todas ellas bien
contextualizadas a partir de la tipología anfórica y
otras producciones.
Con este hilo conductor claramente se documenta la superposición en el tiempo de los diferentes horizontes arqueológicos del Bronce Final
y la Protohistoria ahora deinidos en Huelva, no
solo a partir de estructuras de hábitat sino también, como novedad, a través de sistemas de cultivo normalizados y estructurados espacialmente
que cortan o son cortados por cabañas. Este hecho
permite establecer la antero-posterioridad de las
diferentes estructuras relacionadas en estratigrafía
horizontal (Vera y Echevarría 2013), difícilmente
observables, como ya se ha dicho anteriormente,
en un yacimiento superpuesto como Huelva, o en
cualquier otro, donde las fases posteriores bien
han destruido las evidencias previas o bien éstas
se encuentran incluidas en depósitos posdeposicionales que abarcan períodos demasiado extensos
(Gómez et al. 2007).
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El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
Francisco Gómez Toscano et al.
varse en pie en Doñana y que hasta ahora sirvieron
de paralelo etnográico (Gómez et al. 2009).
3. Evolución del asentamiento
La evolución en el tiempo de cada una de las estructuras o Puntos de Excavación (PEX) excavados, ya sean fondos de cabaña, otras estructuras
de hábitat o huellas de cultivo, se ha establecido a
partir del análisis estratigráico de las relaciones de
antero-posterioridad manifestadas principalmente
por relaciones de corte entre elementos interfaciales debido a la repetición en un mismo espacio de
unas técnicas de construcción negativas especíicas, así como de otras relaciones de superposición
vertical en los rellenos de las propias estructuras.
La sucesión temporal en horizontal del poblado se
va completando paulatinamente a partir de la elaboración de tipologías analíticas deinitorias de los
útiles documentados, y de la posición relativa en
su contexto de los objetos de cultura material siguiendo trabajos recientes (Gómez 2008), que son
una revisión o puesta en día de las establecidas por
el Dr. Ruiz Mata (1979; 1995).
Si hasta hace poco la valoración histórico-cronológica de las cerámicas locales se establecía a
partir de tipologías publicadas hace treinta años,
precisamente el estudio estratigráico de las estructuras de La Orden-Seminario permite ahora observar cambios que han dado pie para establecer una
evolución morfológica más precisa que antes no
era posible, puesto que las excavaciones realizadas
en el hábitat superpuesto de Huelva y la primitiva
metodología utilizada en otros asentamientos simples de cabañas tan solo mostraban unos aspectos
generales, que ahora van siendo completados debido a la naturaleza de estos hábitats, puesto que únicamente pudieron ser utilizados durante un escaso
margen de tiempo debido a su morfología de tipo
pithouse, y por ello las diferentes superposiciones
registradas en una misma estructura son la vía a
partir de la cual es posible establecer pautas diferenciales y similitudes relativas o especíicas para
su comparación tipológica.
Es decir, a partir de la posición estratigráica del
conjunto de los vasos cerámicos y otros artefactos,
en mayor o menor grado de fragmentación dependiendo de la génesis de los depósitos (ya sean de
origen antrópico directo y “primario” –suelos pisados y también barridos para su aseo, contextos de
uso– mejor o peor preservados, o “secundarios” –
aportaciones de desechos y descartes de acciones y
actividades antrópicas que discurrían en las zonas
periféricas de las estructuras, asociadas funcionalmente o no a las mismas–, o bien depósitos debi-
Figura 7.- Síntesis evolutiva de la forma Copa en La
Orden-Seminario (cronologías de las fases según Gómez
2008).
Conocido el ajuar cerámico que aporta la excavación sistemática de las fosas y zanjas de cultivo,
con la cronología relativa que aportan las superposiciones documentadas entre ellas mismas y con
los fondos de cabaña mejor fechados que resultan
coherentes a lo largo de más de medio milenio, las
huellas de cultivo son un importante referente para
establecer la evolución en el tiempo de diferentes
sistemas agrícolas en este espacio especíico (Vera
y Echevarría 2013), la chora de la ciudad protohistórica de Huelva durante el inal de la Edad del
Bronce y a lo largo de la del Hierro.
De lo anterior se desprende que la excavación
sistemática de las unidades estratigráicas ha permitido establecer tanto el tiempo como el espacio
de los ítems arqueológicos documentados, lo que
va en contra de la consideración de las estructuras
negativas que hasta ahora se han denominado en
la historiografía protohistórica del Suroeste ‘fondos de cabaña’, realmente pithouses si utilizamos
otra más especíica, como meros contenedores de
artefactos. De esa manera, el hecho de que falte la
huella de postes o que los que podemos considerar
hábitats estén excavados en el subsuelo terciario
hasta cierta profundidad, las aleja de las cabañas
de elementos vegetales que todavía pueden obser-
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Figura 8.- a) Materiales relacionados con diferentes sistemas de cultivo. b) Importaciones sardas.
dos a procesos de colmatación siguiendo leyes físicas universales con mayor o menor intervención
humana), es posible contrastar sutiles cambios en
las técnicas de fabricación y en su tratamiento inal, así como en el acabado formal de las piezas y
la aplicación, en su caso, de sistemas decorativos
especíicos, para apreciar su evolución en el tiempo. Con carácter general es necesario valorar en
cada caso la signiicancia de las novedades y perduraciones relacionadas con diferentes momentos
de su fabricación, uso, deterioro y/o amortización
post-rotura, que los llevaría a formar parte de la
basura que se genera y desecha en cada momento, para inalmente formar parte de los sedimentos
que colmatan de forma antrópica, natural, o comComplutum, 2014, Vol. 25 (1): 139-158
binada las cuencas de deposición creadas por las
pithouses amortizadas o en proceso de abandono.
Partiendo de la planimetría de distribución de
las estructuras del Bronce Final en La OrdenSeminario, (Fig. 3) es posible estimar formas de
ocupación sucesiva del espacio para su habitación
y uso agropecuario (González et al. 2008), siendo
posible establecer relaciones entre determinadas
estructuras de hábitat y campos de cultivo (Vera y
Echevarría 2013).
Algunas de las estructuras que por el momento parecen ser las más antiguas según una primera
valoración de las producciones cerámicas recuperadas, se disponen formando una serie o alineación
coherente de pequeñas fosas de planta sensible-
150
El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
Francisco Gómez Toscano et al.
tat de mayor tamaño como los PEX 304 y 361. Al
sureste del óvalo irregular así deinido, se localiza
el grueso de las estructuras de la Edad del Bronce,
si bien existen fondos de cabaña en posición más
septentrional o meridional. Funcionalmente cabe
relacionar este recinto como la materialización de
un tipo de cercado muy común en diversas sociedades agrícolas y ganaderas tradicionales conocidas en diversas áreas mundiales hasta la actualidad, destinado a aislar una zona donde salvaguardar el ganado, concentrar los excedentes agrícolas,
el utillaje de trabajo y los enseres domésticos. La
delimitación física de estos espacios suele realizarse a partir de un seto de especies vegetales arbustivas de carácter espinoso, o bien mediante la
yuxtaposición de estructuras, a veces graneros y
viviendas, cuyas traseras se orientan hacia el exterior del recinto mientras que sus accesos lo hacen
hacia el interior. La funcionalidad de las estructuras de menor tamaño, que no llegan a superar
los 50 cm de profundidad, pudo pues variar según
los casos y el momento concreto –recordemos que
establecen relaciones de superposición– desde fosas de siembra correspondientes a tramos del cerco constituidos de setos vegetales, hasta pequeñas
estructuras de almacenamiento, ocasionalmente
reutilizadas como fosas de vertido en el momento
de su amortización, pero también dedicadas a otras
actividades productivas como es el caso del horno PEX 1836. La temporalidad dentro del Bronce inal deberá ser establecida a partir del estudio
comparativo de los ajuares cerámicos contenidos
en aquellas estructuras que mantienen relaciones
de corte. Con posterioridad, a una parte de estas
estructuras se les superpondrá un fondo de cabaña construido ya durante el Periodo Orientalizante
(López y Vera e.p.).
En relación con determinadas estructuras que
forman parte de la alineación, podemos avanzar
algún comentario para deinir la morfología de los
PEX 361 y PEX 1836. Mientras que el primero es
una estructura de tendencia circular, cuyos depósitos superiores están originados por vertidos intencionales entre los que se documentan importaciones
sardas, el segundo es también una estructura más
compleja conformada por tres fosas superpuestas de
las cuales al menos una tuvo la función de horno/
combustión. La unidad estratigráica más reciente,
que rellena la fosa más moderna de esta última estructura, muestra ya algún elemento cerámico que
puede integrarse en el Horizonte Clásico del Bronce Final, conirmando así su relación con una actividad posterior que perpetúa el uso de este espacio.
Incluida en la planta del cercado, como elemento más representativo por sus características estratigráicas y materiales arqueológicos obtenidos,
Figura 9.- Fotografía aérea del extremo SE de La OrdenSeminario.
Figura 10.- Estructuras arqueológicas situadas bajo la
supericie agrícola al inicio de los trabajos en el Vial 5A.
mente circular o ligeramente oblonga a partir de
relaciones de yuxtaposición y superposición parcial reiterativas. En planta, su recorrido describe
una especie de U ancha, de lados rectilíneos y base
de delineación curva u oval con la convexidad hacia el noroeste, abierta por tanto hacia el sureste,
que ocupa el sector noroccidental del poblado con
un diámetro aproximado de alrededor de 60 m. En
esta serie se intercalan algunas estructuras de hábi-
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Figura 11.- Fase inal de la pithouse PEX 304.
debemos estimar la estructura denominada PEX
304 (Figs. 4 y 11). Se trata de una estructura cuyas
dimensiones oscilan entre 3’75 metros de eje esteoeste y 2’10 metros en sentido norte-sur y 1’10
metros de profundidad máxima. Las unidades estratigráicas más profundas conforman los restos
de una ocupación que podría integrarse por criterios tipológicos del material asociado en una fase
tardía del Horizonte Formativo del Bronce Final
de Huelva (Gómez 2008).
Durante el proceso de abandono de la estructura
como cabaña o pithouse, se depositaron un conjunto de unidades estratigráicas superpuestas aparentemente por combinación de acciones antrópicas
intencionadas con procesos naturales que llegaron
a colmatar totalmente –o casi– su volumen. Con
posterioridad, el resto de unidades estratigráicas
más recientes que se superponen son pequeñas fosas u hoyos excavados dentro del ámbito del relleno de la propia estructura, que en consecuencia no
deben estar directamente relacionados con la ocupación primigenia. En estas unidades más recientes aparecieron diferentes fragmentos de un askos
nurágico (Fig. 8b, 1), un pequeño contenedor de
procedencia sarda que en la isla centromediterráComplutum, 2014, Vol. 25 (1): 139-158
nea se fecha en la Edad del Bronce (Fundoni 2009:
Lám. III, 2).
Con posterioridad a estas estructuras encuadrables tipológicamente en la última fase “C” del
Horizonte Formativo del Bronce Final, establecido
hipotéticamente en el último siglo del II Milenio
a.C. al faltar en las estructuras excavadas las formas cerámicas que indicarían una mayor antigüedad (Gómez 2008: Fig. 3), las primeras estructuras situadas ahora fuera del mencionado espacio
cercado están representadas conjuntamente por los
PEX 1772 y PEX 259, donde las relaciones estratigráicas muestran diversas fases de ocupación
y/o superposición de diferentes cabañas o distintos
usos.
La construcción del primer hábitat de esta fase
se documenta a partir de la estructura aislada 1772/
E1, que está conformada en su base por unidades estratigráicas de ocupación cuyos materiales
identiicados corresponden a las formas de Cazuela A1a y Copa B1b y B1f (Figs. 6-7). Esta primera
cabaña (I), en un momento preciso, bien se abandonará o bien será destruida completamente, tal
vez para construir la siguiente que se ubicará junto
a la ya amortizada. El registro post-ocupacional
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El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
Francisco Gómez Toscano et al.
Figura 12.- Fase inal de la excavación de los PEX 259-1772.
estaría conformado por depósitos de colmatación
predominantemente natural relacionados con el
proceso de abandono. A la mencionada estructura
1772/E1 se asocian otras dos estructuras, 259/E-6
y 259/E-7, que hemos interpretado como fosas de
posible almacenamiento inalmente amortizadas
mediante vertidos intencionales.
Una segunda fase (II) está representada por la
Estructura 259/E-2, con depósitos de colmatación
uniformes generados a partir de sedimentación natural, todos ellos posteriores al uso de la misma
como vivienda o hábitat en general. La siguiente fase constructiva (III) se deine como una ampliación de la Estructura 259/E-2 formada por un
depósito de ocupación, subyacente a un contexto
sedimentario que habría que relacionar con el episodio posterior de abandono/destrucción de dicha
área. Finalmente se registran los rellenos comunes
de colmatación inal a las sedimentaciones indicadas de las estructuras E-2 y de su área de ampliación, E-3.
Una última fase de ocupación (IV) y su posterior abandono está representada por la Estructura
1772/E-4, con un primer episodio deposicional, tal
vez intencionado, correspondiente a la secuencia
de relleno postocupacional de la estructura y sucesivos depósitos de colmatación, ya sean de génesis
natural, antropizada o antrópica. La fase estrictamente de habitación de la cabaña está representada
por un segundo episodio deposicional consistente
en sucesivos suelos de ocupación que termina con
una fase de basurero.
Tanto los materiales del nivel de base como los
documentados en los diferentes rellenos se corresponden tanto con formas que pueden incluirse en
el Horizonte Formativo como en el posterior Horizonte Clásico del Bronce Final de Huelva (Figs.
5 y 6), circunstancia que nos lleva a estimar que
las diferentes cabañas que aquí se superpusieron
fueron habitadas hasta que inalmente quedaron
amortizadas en una fase de transición que estimamos se extendería entre ambos Horizontes, y que
desde un punto de vista crono-estratigráico debemos situar en momentos cercanos a inales del
siglo X y la mayor parte del siglo IX cal. a.C. De
las importaciones documentadas entre los materia-
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El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
les excavados, quisiéramos resaltar la existencia
de un asa a gomito rovescio recuperada en la E-4
(Fig. 8b, 2) que pudo corresponder bien a un vaso
contenedor de los denominados vasi a colo, o tal
vez a una ciotola, ambos vasos de tipología y fabricación sarda que se incluyen entre las cerámicas
típicas de la sociedad nurágica que caracteriza a la
ocupación de ines de la Edad del Bronce en la isla
de Cerdeña.
La estructura PEX 672, pendiente de un estudio
estadístico más exhaustivo y la estimación cronológica a partir de análisis de C14, estuvo formada
por varias cabañas superpuestas ocupadas probablemente durante los inicios del denominado por
uno de los irmantes Horizonte Clásico del Bronce
Final de Huelva, quizás antiguo dentro de esa fase
(A-B), pues en los sedimentos excavados aparecen
fragmentos de cazuelas del tipo A1a y A1b y otras
algo más evolucionadas, así como copas B2b con
decoración bruñida sobre la supericie alisada interior (Fig. 7), que serán las formas típicas de ese
Horizonte Clásico (Gómez 2008). En cualquier
caso, las cazuelas del tipo A1a presentan ya la carena exterior mucho más estrecha que las del Horizonte Formativo anterior, y las supericies bien
han perdido calidad por pisado y/o degradación
natural, o bien se trataron con una técnica poco
hábil que no consiguió la calidad del bruñido de
la fase formativa anterior, lo cual tal vez indica un
cambio en los hábitos o en la tecnología previos.
A pesar de que las carenas sean algo más estrechas
que las documentadas en las cabañas anteriores,
pensamos no deben adscribirse a la fase más reciente del Horizonte Clásico, ya que las Cazuelas
A2a de ese Horizonte se deinen por presentar el
galbo interior alisado simple, sin bruñir, sobre el
que pueden o no llevar decoración bruñida.
Aunque las primeras cerámicas fenicias y alguna sarda (Fundoni 2009: Lám. III, 1) de cronología más tardía que las mencionadas anteriormente (PEX 1772 y niveles superiores del 304) han
aparecido estratiicadas en otras estructuras (PEX
2533 y 288) el registro de estas últimas, todavía en
estudio, podría representar las formas inales del
Horizonte Clásico de Huelva (Gómez 2008), cuya
descripción exhaustiva dejamos para otro momento.
tro arqueológico hasta ahora obtenido, es el único
argumento que nos estimula a presentar aquí una
rápida síntesis del período histórico-arqueológico
en cuestión, tal como se había presupuesto debía
existir en el entorno del Puerto de Huelva (Gómez
2006; 2009).
De la misma forma que ya se han publicado
avances relativos al yacimiento en general (González et al. 2008), al estudio especíico de los depósitos de ídolos cilíndricos y su contexto espaciotemporal del III Milenio a.C. (Vera et al. 2010), de
las parcelas dedicadas al cultivo de la vid (Vera y
Echevarría 2013), y se encuentran en prensa estudios relativos a la necrópolis de la Edad del Bronce (Martínez y Vera e.p.) y de una cabaña del Período Orientalizante (López y Vera e.p.), a medida
que se avance en el estudio de los materiales del
período se irán contrastando algunas de las hipótesis que ahora avanzamos o bien, lógicamente, se
señalará cualquier cambio o matización que creamos deba hacerse a estas primeras apreciaciones.
De acuerdo con las estructuras de hábitat y uso
agrícola hasta ahora estudiadas, alguna solo parcialmente, las evidencias más antiguas del conjunto podrían corresponder a algunas de las fosas y
fondos de la alineación curva cuyo trazado inicial
puede remontarse por criterios tipológicos hasta
inales del II Milenio a.C., en los momentos más
tardíos del denominado Horizonte Formativo del
Bronce Final (Fig. 3).
Los materiales cerámicos estudiados preliminarmente indicarían la continuidad de la ocupación en un período de transición, más o menos duradero, al mantenerse en los fondos de las nuevas
pithouses habitadas (PEX 259 y PEX 1772) tipos
cerámicos del Horizonte anterior junto con otros
que solo se generalizarán a lo largo del siguiente
Horizonte Clásico (Figs. 6 y 7), una tercera ocupación que aparecería representada en cabañas como
la 672.
De acuerdo pues con la explicación de páginas
anteriores, a partir del cambio de milenios, en la
transición entre los Horizontes Formativo y Clásico, la ocupación de La Orden-Seminario puede
relacionarse con importantes cambios estructurales que estarían produciéndose en el Mediterráneo
en general y en el Suroeste en particular (Gómez
2013).
No en vano, una nueva forma de interrelación
estará llegando a su cenit entre los principales
puntos de atracción que interrelacionaron al menos a Chipre, Creta y Cerdeña en esos momentos,
tal vez por la vinculación de las tres islas con las
formas de comercio heredadas tras la caída de las
sociedades orientales de la Edad del Bronce (Lo
Schiavo 2009a: 404), fundamentalmente el comer-
4. Síntesis y conclusiones
La relevancia de la base empírica que proporciona
el estudio sistemático de las actuaciones patrimoniales realizadas en La Orden-Seminario durante
los años 2006-2008, aunque todavía no se haya
completado la excavación de las 23 hectáreas programadas ni el análisis pormenorizado del regisComplutum, 2014, Vol. 25 (1): 139-158
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El Bronce Final en Huelva. Una visión preliminar...
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cio del cobre y del estaño para producir bronce que
precedería a la Edad del Hierro. Esa interrelación,
todavía difícil de explicar pero basada en el hallazgo de formas compartidas, tales como cerámicas
nurágicas del Bronce Final que por el este llegarán
hasta Commos en Creta (Shaw 1998), o por los
bronces atlánticos que comparten Chipre o Cerdeña (Lo Schiavo 2009b: 406-407), los cuales son
sin duda un punto de partida de indudable valor
para enriquecer la explicación del proceso histórico en el Mediterráneo y su relación con el Suroeste atlántico a lo largo de los siglos XI-X a.C., ese
momento oscuro, posterior a la crisis oriental del
1200 a.C., que precedió la llamada Colonización
Fenicia de Occidente (Gómez 2013). Las cerámicas nurágicas que integran el registro arqueológico del Bronce Final en La Orden-Seminario que
hemos mencionado más arriba, conirman como
se esperaba esos contactos de la isla mediterránea
con el puerto de Huelva y su hinterland (Gómez y
Fundoni 2011), en momentos tan tempranos.
En deinitiva, la ocupación del Bronce Final
que hemos documentado en la zona del interluvio Tinto-Odiel, en el ruedo agrícola de la ciudad
protohistórica, puede traer nueva luz a la explicación histórica del puerto de Huelva. Se trata de un
conjunto de cabañas del Bronce inal ubicado en la
inmediata campiña fértil dedicado a la explotación
agropecuaria del territorio que a partir del cambio
del II al I Milenio a.C. comenzará a practicar cultivos arborícolas especializados, indicativos del aumento en la complejidad de la sociedad occidental
de estos momentos.
Un cambio en la obtención de recursos parece
estar ya en marcha en el conjunto del sitio arqueológico de Huelva. El primer sistema de liños para
el cultivo de la vid (Sistema 0) puede relacionarse
con las cabañas del período de transición entre los
dos primeros Horizontes del Bronce Final (Vera y
Echevarría 2013), entre ines del s. X y el s. IX a.C.
A partir de este momento se sucederán otros sistemas agrícolas de mayor extensión (Sistema 1), que
documentan el abandono de formas de explotación
de matiz arcaica y el inicio de otras más novedosas
relacionadas con nuevas necesidades que debieron
aparecer en esos momentos en el puerto. La evolución del registro arqueológico de los liños para el
cultivo de la vid es consecuente con los periodos
históricos que reconocemos (Fig. 8).
De acuerdo con el registro arqueológico excavado, en La Orden-Seminario se asiste al inal de
la Prehistoria reciente, se vislumbran los cambios
que habría que relacionar con los inicios de la
Edad del Hierro y se comprueba su continuidad
durante el Período Orientalizante. Si en principio
la explotación agropecuaria del lugar puede relacionarse con la obtención de los recursos habituales por una sociedad prehistórica, con el cultivo de
la vid, la viticultura y la probable obtención de un
vino local en momentos tan antiguos, se explica el
cambio y la complejidad de la sociedad occidental
desde los primeros siglos del I Milenio a.C., que
es exponente de su alto desarrollo particular, en
contra de lo que se ha venido preconizando en la
última década para dar mayor importancia a la presencia fenicia en Occidente.
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