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jueves, 4 de agosto de 2016

El neoliberalismo y la democracia: qué es (I)



Cuando el neoliberalismo y la democracia se juntan, ocurren cosas curiosas. Inicio este serial para dar un poco más de luz a aquello que está por detrás de las decisiones que se llevan tomando desde los años ochenta. En este primer artículo, vamos a hablar de neoliberalismo y democracia desde una perspectiva donde se explica qué es cada una de las cosas. No planeo un número limitado de entradas acerca del neoliberalismo y la democracia, irá fluyendo poco a poco. Es un tema que he investigado durante un tiempo y, precisamente por obra del neoliberalismo, me veo en la tesitura de no poder avanzar si no es por aquí. Comenzamos.


El predecesor del neoliberalismo, el liberalismo clásico, era una corriente contraria al poder absoluto por parte del Estado, donde la libertad del individuo era oprimida. Montesquieu o John Locke influyeron significativamente en las revoluciones de independencia de Reino Unido o Estados Unidos, por ejemplo. El primer paso para entender el neoliberalismo es la conversión del feudalismo en capitalismo, el segundo paso es la revolución industrial y, finalmente, el tercer paso la Gran Depresión del veintinueve.

Este fracaso económico se atribuye al viejo liberalismo, por lo que la idea pasa a ser reformular este en uno "nuevo". Desde entonces, una economía mixta entre el libre mercado y el control estatal se hace fuerte hasta el punto que el término neoliberalismo cae en desuso. Se recupera a partir del Golpe de Estado realizado en Chile por Pinochet (con la ayuda de Estados Unidos), donde se impone un nuevo modelo económico más agresivo: el neoliberalismo de la Escuela de Chicago. El neoliberalismo busca capitalizar el Estado, pasando a tomar el control de este. Sus principales características son la liberalización del mercado, la reducción del gasto público en favor del sector privado (pasando a ser el Estado un simple aparato de este) y la privatización de empresas públicas junto con políticas restrictivas en materia fiscal y monetaria o la flexibilización laboral.

La democracia, en cambio, es la forma de organización social y política que se caracteriza porque el poder emana del pueblo. Aunque hay diferentes formas de democracia, comparte con el neoliberalismo los principios predecesores de libertad frente a poder absoluto. Sin embargo, es a partir de los años ochenta cuando las políticas del neoliberalismo se incluyen de forma feaciente en la vida pública de la democracia. Reagan primero y Thatcher después, se encargan de iniciar la caída de ese sistema mixto que se venía aplicando desde la gran Depresión.

El último hecho que ha precipitado una radicalización del neoliberalismo ha sido la crisis económica de 2008. Las políticas del neoliberalismo se han impuesto como un poder absoluto que han resultado implacables, gasolina para el fuego económico. Como resultado, sólo podemos decir que es una contradicción no sólo con la democracia, Con el propio neoliberalismo también. La nueva política nace contra esto, un grito frente al neoliberalismo en garganta de aquellos que no paran de sufrir.

Ya sabemos qué es el neoliberalismo, la democracia, pero esto no es cosa de dos días. En la siguiente entrada, veremos qué supone neoliberalismo en conjunción con otros aspectos y daremos dos fechas clave desde las que articular el siglo XX y entenderlo.


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