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Potmet refleja fallas y la prisa política

La presentación del Potmet refleja el desconocimiento de Alfaro sobre los planes y procesos de planificación de largo plazo, considera Fernández Acosta.

La prisa, la ambición política y la ignorancia le ganaron al alcalde tapatío, Enrique Alfaro Ramírez, al comprometerse con que en tres meses tendría listo el Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano (Potmet).

En el análisis elaborado por arquitectos e ingenieros, se encuentra que el Potmet es un “documento apresurado que no alcanza a ser ni siquiera un esbozo de diagnóstico metropolitano”, aseguró Jorge Fernández Acosta, integrante del Colegio de Arquitectos.

El Potmet se hizo muy superficial, añadió Fernández, y recordó que “la promesa de Alfaro fue presentarlo en tres meses, pero no alcanzó, se llevó cinco”. Además cuestionó: “¿Qué se puede hacer en ese sentido en tres meses?, es muchísimo lo que hay que hacer”.

Aseveró que un diagnóstico de largo alcance “no puede realizarse ni en tres ni en cinco meses, como lo prometió Alfaro. No es posible que haya encuestado a mil 600 personas de nueve municipios para elaborar el documento, el resultado no es coherente ni verosímil”.

A juicio del urbanista Alejandro Mendo, el Potmet es “muy positivo” porque constituye la referencia de carácter metropolitano para nueve municipios y la región en la que están inmersos.

Sin embargo, indicó que pasaron cerca de 30 años y muchas administraciones, incluyendo la de Alfonso Petersen Farah, para crear un documento de este tipo. “Contar con un documento como éste, aprobado y formalmente en vigor, me parece que es muy positivo”.

El urbanista y académico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) difirió de algunas críticas al señalar que el Potmet se basa en información muy sólida, cuantitativamente hablando, y generada por los trabajos del Instituto Metropolitano de Planeación (Imeplan), encabezados en su momento por el anterior director general, Alberto Ochoa.

Aseveró que la participación ciudadana en el Potmet no es simulación y argumentó que él mismo ensayó la metodología original denominada Pactograma, que consistió en establecer acuerdos entre tres partes distintas de colaboradores o de gente que tenía que ver con el ordenamiento territorial.

Fernández Acosta criticó que el Potmet, tan anunciado con bombo y platillo, “no resuelve el tema de proponer soluciones en cuanto a mecanismos de operatividad, es decir, nos dice qué, pero no nos dice los cómo”. Dijo que en ese gran documento deberían incluirse los reglamentos y las leyes complementarias.

Además, consideró que “el alcalde Alfaro habla desde el desconocimiento de los planes y procesos de planificación de largo plazo”.

La postura del arquitecto coincide con la información que ha proporcionado en diferentes momentos el titular del Imeplan, Ricardo Gutiérrez Padilla, de que el Potmet se hizo con la información que proporcionaron los mismos Municipios y sus respectivas dependencias.

Afirmó que incluso tendrían que empezar a modificar el Código Urbano, pensar en el contexto de los municipios y en el metropolitano, porque no conviene que tengan cada uno el propio, sino que exista un reglamento general de zonificación que podría ser plan de desarrollo metropolitano.

Dijo que el hilo conductor es “entender la participación ciudadana como expresión pedagógica, didáctica y comprender para aplicarla a la planeación del desarrollo”. Afirmó que en otras ciudades del mundo se ha llevado en este ejercicio hasta cinco años.

“En este caso les urge, pues la problemática está planteada para resolverse en cuanto a gestiones administrativas sexenales o trianuales, porque son proyectos políticos, no sociales; no se piensa en la población, se piensa y actúa conforme a proyectos políticos de los funcionarios”, señaló Fernández Acosta.

Agregó: “Imagina el escenario en el que estamos, no hemos aprendido a planear a largo plazo. No hemos aprendido a darle seguimiento a planes del pasado”.

Afirmó que el área metropolitana “debería tener modelo de 25 ó 30 años, además, se tiene que estar revisando el cumplimiento de expectativas, viendo qué se mejora, no reinventando, que es lo que se ha hecho a lo largo de los años, llevamos décadas en lo mismo”.

Construcciones verticales

Las viviendas verticales que no priorizan el balance entre los espacios públicos y la ocupación de las torres corren el riesgo de convertirse en foco rojo de violencia y en seguir construyendo nudos urbanos.

El arquitecto Paolo Testolini Deza, arquitecto mexico-italiano, miembro de Building Development Partners de Londres, Inglaterra, dijo a NTR en entrevista telefónica desde Dubai que en México los espacios públicos se consideran como parche y eso es un grave error.

Explicó que en esos casos erróneos el espacio público “termina siendo foco de violencia porque no está diseñado de tal forma que la gente camine y pase a través de ellos, a diferencia de cuando se crea un flujo del punto A al punto B, hay un constante movimiento de gente, y esto hace que ese espacio público sea vigilado por el mismo usuario”.

Argumentó que existe una serie de metodologías que al poner un proyecto de casa de interés social se interconecta de cierta forma para que el espacio público sea el enlace entre los diferentes proyectos verticales, y a la vez se generen todos los servicios que la comunidad requiere.

“México comete un grave error al construir viviendas verticales de manera compacta, como reacción a lo que no se logró en el pasado con los desarrollos horizontales de Infonavit, pero sigue utilizando los espacios abiertos de la misma manera, no se prioriza a la sociedad”, reprochó.

Testolini Deza dijo que de tomarse la solución vertical se tiene que poner gran énfasis en el espacio público para que suceda lo que en las ciudades europeas, en las que generalmente las casas son pequeñas, pero al bajar de los elevadores, a lo que es plano tierra, tienen accesos a servicios de todo tipo: parques, restaurantes, cafeterías, espacios caminables, escuelas, es decir, que el espacio que falta en la vivienda esté completamente resuelto de manera pública.

Tras enfatizar que debe haber un balance, el arquitecto insistió que en México el espacio púbico se ha entendido como un parche que muchas veces ni siquiera tiene áreas verdes y termina siendo foco rojo de violencia.

Señaló que otro aspecto importante es la fachada activa, que significa la generación de actividad comercial frontal que requiere una tipología en la que se genera podio; ése podio tiene uno o dos niveles y una fachada comercial que genera una actividad frontal a través de la cual hace que exista seguridad por el centro.

Reiteró la necesidad de enfatizar en el espacio público el coeficiente de la misma torre departamental.

Dijo que otro de los grandes problemas en México en el área de la construcción y el desarrollo urbano es la aplicación y utilización del plan maestro que debe en todo momento considerar el desarrollo humano, pues se deben construir ciudades para satisfacer las necesidades de la sociedad y no de las calles ni de los vehículos.

Explicó que los planes maestros deben realizarse y aplicarse estrictamente, aunque hay que considerar que todos son perfectibles y deben apegarse a la metodología para que no se repita la experiencia de la ciudad Nezahualcoyotl, en la que matemáticamente todo funciona a la perfección, pero en la realidad y en la vida diaria de los habitantes es un verdadero conflicto y termina siendo una zona con gran violencia.

“La razón es que el desarrollo urbano en México no está hecho para el ciudadano, sino para el tráfico y para las calles y para los constructores”, lamentó.

Explicó que cuando se buscan metodologías de cómo presentar un desarrollo residencial, comercial y de espacio público, lo único que generas son nudos a nivel urbano, en los que obligatoriamente se requiere de carro para moverse.

Consideró que “el proyecto mixto es la clave del desarrollo sustentable en México”.

Habló de la metodología de los 200 metros, que significa que una persona sin discapacidad puede moverse del punto A, del complejo o ciudad, al B en más o menos tres minutos.

Afirmó que es necesario regresar otra vez a lo que necesita el ciudadano: cuánto requiere para moverse, para desplazarse a la escuela, al trabajo, a divertirse, a la plaza, a comer o satisfacer cada una de sus necesidades. Teniendo la claridad de todo eso, empiezas a desarrollar el plan maestro”.

Lo que significaría que en cada 200 metros vas localizando uno de esos satisfactores y a la larga puedes haber caminado hasta 4 kilómetros sin haber utilizado el coche: “De esta forma la población de ese desarrollo no va requerir el carro para satisfacer sus necesidades, como ocurre en algunas ciudades de Europa”.

Paolo Testolini trabaja actualmente en el proyecto flexible que se edifica en torno a las instalaciones de lo que será la Exposición Universal de 2020 en Dubai, los cuales seis meses después se convertirán en proyectos mixtos residenciales.

EH/I