MENGA 04
REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA
JOURNAL OF ANDALUSIAN PREHISTORY
Publicación anual
Año 3 // Número 04 // 2013
JUNTA DE ANDALUCÍA. CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE
Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera
ISSN 2172-6175
Depósito Legal: SE 8812-2011
Distribución nacional e internacional: 200 ejemplares
Menga es una publicación anual del Conjunto Arqueológico Dólmenes de
Antequera (Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía).
Su objetivo es la difusión internacional de trabajos de investigación científicos de
calidad relativos a la Prehistoria de Andalucía.
Menga se organiza en cuatro secciones: Dossier, Estudios, Crónica y Recensiones. La sección de Dossier aborda de forma monográfica un tema de investigación de actualidad. La segunda sección tiene un propósito más general y
está integrada por trabajos de temática más heterogénea. La tercera sección
denominada como Crónica recogerá las actuaciones realizadas por el Conjunto
Arqueológico Dólmenes de Antequera en la anualidad anterior. La última
sección incluye reseñas de libros y otros eventos (tales como exposiciones
científicas, seminarios, congresos, etc.).
Menga está abierta a trabajos inéditos y no presentados para publicación
en otras revistas. Todos los manuscritos originales recibidos serán
sometidos a un proceso de evaluación externa y anónima por pares como
paso previo a su aceptación para publicación. Excepcionalmente, el
Consejo Editorial podrá aceptar la publicación de traducciones al
castellano y al inglés de trabajos ya publicados por causa de su interés y/o
por la dificultad de acceso a sus contenidos.
Menga is a yearly journal published by the Dolmens of Antequera
Archaeological Site (the Andalusian Regional Government Ministry of
Education, Culture and Sport). Its aim is the international dissemination of
quality scientific research into Andalusian Prehistory.
Menga is organised into four sections: Dossier, Studies, Chronicle and Reviews.
The Dossier section is monographic in nature and deals with current research
topics. The Studies section has a more general scope and includes papers of a
more heterogeneous nature. The Chronicle section presents the activities undertaken by the Dolmens of Antequera Archaeological Site in the previous year. The
last section includes reviews of books and events such as scientific exhibitions,
conferences, workshops, etc.
Menga is open to original and unpublished papers that have not been
submitted for publication to other journals. All original manuscripts will
be submitted to an external and anonymous peer-review process before
being accepted for publication. In exceptional cases, the editorial board
will consider the publication of Spanish and English translations of already
published papers on the basis of their interest and/or the difficulty of
access to their content.
Figurilla antropomorfa procedente de Marroquíes Bajos (Jaén).
Foto: Miguel A. Blanco de la Rubia
1
MENGA 04
REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA
JOURNAL OF ANDALUSIAN PREHISTORY
Publicación anual
Año 3 // Número 04 // 2013
ÍNDICE
07
EDITORIAL
12
DOSSIER: ENTRE DOS AGUAS. TRADICIÓN E INNOVACIÓN EN LAS SOCIEDADES
NEOLÍTICAS DE ANDALUCÍA
Coordinado por Dimas Martín Socas y Mª Dolores Camalich Massieu
15
… Y llegaron los agricultores: agricultura y recolección en el occidente del Mediterráneo
Leonor Peña-Chocarro, Guillem Pérez Jordà, Jacob Morales Mateos y Juan Carlos Vera Rodríguez
35
Comunidades campesinas, pastoras y artesanas. Traceología de los procesos de trabajo durante el
Neolítico andaluz
Amelia C. Rodríguez-Rodríguez, Juan Francisco Gibaja Bao, Unai Perales Barrón e Ignacio Clemente Conte
53
Una perspectiva mediterránea sobre el proceso de neolitización. Los datos de la cueva de Nerja en
el contexto de Andalucía (España)
Joan Emili Aura Tortosa, Jesús F. Jordá Pardo, Pablo García Borja, Oreto García Puchol, Ernestina
Badal García, Manuel Pérez Ripoll, Guillem Pérez Jordá, Josep Ll. Pascual Benito, Yolanda Carrión
Marco y Juan V. Morales Pérez
79
Las sociedades tribales neolíticas en la zona litoral e interior de Cádiz. Continuidad poblacional y
proceso histórico
José Ramos Muñoz, Eduardo Vijande Vila, Juan Jesús Cantillo Duarte, Manuela Pérez Rodríguez,
Salvador Domínguez-Bella y José María Gutiérrez López
103
Los inicios de Neolítico en Andalucía. Entre la tradición y la innovación
María Dolores Camalich Massieu y Dimas Martín Socas
130 ESTUDIOS
2
133
Enrique Romero de Torres y el catálogo monumental de Jaén
Alberto Sánchez Vizcaíno, Juan Pedro Bellón Ruiz y Arturo Ruiz Rodríguez
149
Estructura territorial y estado en la cultura argárica
Borja Legarra Herrero
173
Bronze Age Bone and Antler Working: the Osseous Assemblage from Motilla del Azuer (Daimiel,
Ciudad Real, Spain)
Manuel Altamirano García
187
Rock Art and Digital Technologies: the Application of Reflectance Transformation Imaging (RTI) and
3D Laser Scanning to the Study of Late Bronze Age Iberian Stelae
Marta Díaz-Guardamino y David Wheatley
204 CRÓNICA
204
Memoria del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera 2012
Maria del Carmen Andújar Gallego y Bartolomé Ruiz González
217
Sistematización e informatización del inventario de yacimientos arqueológicos de Tierras de
Antequera: la base de datos ARCA
María del Carmen Moreno Escobar y Leonardo García Sanjuán
235
Nuevas dataciones radiométricas del dolmen de Viera (Antequera, Málaga). La Colección
Gómez-Moreno
Gonzalo Aranda Jiménez, Leonardo García Sanjuán, Águeda Lozano Medina y Manuel Eleazar Costa
Caramé
251
Secuencias de arquitecturas y símbolos en el dolmen de Viera (Antequera, Málaga, España)
Primitiva Bueno Ramírez, Rodrigo de Balbín Behrmann, Rosa Barroso Bermejo, Fernando Carrera
Ramírez y Carlos Ayora Ibáñez
268 RECENSIONES
268
271
275
Mariano Ayarzagüena Sanz
Ricardo Olmos, Trinidad Tortosa y Juan Pedro Bellón (eds.): Repensar la Escuela del CSIC en Roma.
Cien años de memoria, 2010
Juan Manuel Jiménez Arenas
José Ramos Muñoz: El Estrecho de Gibraltar como puente para las sociedades prehistóricas, 2012
Ramón Fábregas Valcarce
José Antonio Linares Catela: Territorios, paisajes y arquitecturas megalíticas. Guía del megalitismo
en la provincia de Huelva, 2011
277 NOTICIAS
3
MENGA 04
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Publicación anual
Año 3 // Número 04 // 2013
DIRECTOR/DIRECTOR
Bartolomé Ruiz González (Conjunto Arqueológico Dólmenes de
Antequera)
EDITORES/EDITORS
Gonzalo Aranda Jiménez (Universidad de Granada)
Leonardo García Sanjuán (Universidad de Sevilla)
COORDINADOR DE RECENSIONES/REVIEWS COORDINATOR
José Enrique Márquez Romero (Universidad de Málaga)
SECRETARIA TÉCNICA/TECHNICAL SECRETARY
María del Carmen Andújar Gallego (Conjunto Arqueológico
Dólmenes de Antequera)
Victoria Eugenia Pérez Nebreda (Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera)
CONSEJO EDITORIAL/EDITORIAL BOARD
Gonzalo Aranda Jiménez (Universidad de Granada)
María Dolores Camalich Massieu (Universidad de La Laguna)
Eduardo García Alfonso (Consejería de Educación, Cultura y
Deporte de la Junta de Andalucía)
Leonardo García Sanjuán (Universidad de Sevilla)
Francisca Hornos Mata (Museo de Jaén)
Víctor Jiménez Jaimez (Universidad de Southampton)
José Enrique Márquez Romero (Universidad de Málaga)
Dimas Martín Socas (Universidad de La Laguna)
Ana Dolores Navarro Ortega (Museo Arqueológico de Sevilla)
Bartolomé Ruiz González (Conjunto Arqueológico Dólmenes de
Antequera)
Arturo Ruiz Rodríguez (Universidad de Jaén)
Carlos Odriozola Lloret (Universidad de Sevilla)
María Oliva Rodríguez Ariza (Universidad de Jaén)
Margarita Sánchez Romero (Universidad de Granada)
CONSEJO ASESOR/ADVISORY BOARD
Xavier Aquilué Abadias (Museu d´Arqueologia de Catalunya)
Ana Margarida Arruda (Universidade de Lisboa)
Rodrigo de Balbín Behrmann (Universidad de Alcalá de Henares)
Juan Antonio Barceló Álvarez (Universitat Autònoma de Barcelona)
María Belén Deamos (Universidad de Sevilla)
Juan Pedro Bellón Ruiz (Universidad de Jaén)
Joan Bernabeu Aubán (Universitat de València)
Massimo Botto (Consiglio Nazionale delle Ricerche, Roma)
Primitiva Bueno Ramírez (Universidad de Alcalá de Henares)
Jane E. Buikstra (Arizona State University)
Teresa Chapa Brunet (Universidad Complutense de Madrid)
Robert Chapman (University of Reading)
4
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. 2013. ISSN 2172-6175
Miguel Cortés Sánchez (Universidad de Sevilla)
Felipe Criado Boado (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Santiago de Compostela)
José Antonio Esquivel Guerrero (Universidad de Granada)
Silvia Fernández Cacho (Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico)
Román Fernández-Baca Casares (Instituto Andaluz del Patrimonio
Histórico)
Alfredo González Ruibal (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Santiago de Compostela)
Almudena Hernando Gonzalo (Universidad Complutense de Madrid)
Isabel Izquierdo Peraile (Ministerio de Educación, Cultura y
Deporte del Gobierno de España)
Sylvia Jiménez-Brobeil (Universidad de Granada)
Michael Kunst (Deutsches Archäologisches Institut, Madrid)
Katina Lillios (University of Iowa)
José Luis López Castro (Universidad de Almería)
Martí Mas Cornellà (Universidad Nacional de Educación a Distancia)
Fernando Molina González (Universidad de Granada)
Ignacio Montero Ruiz (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid)
Arturo Morales Muñiz (Universidad Autónoma de Madrid)
María Morente del Monte (Museo de Málaga)
Leonor Peña Chocarro (Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma. CSIC)
Raquel Piqué Huerta (Universitat Autònoma de Barcelona)
José Ramos Muñoz (Universidad de Cádiz)
Charlotte Roberts (University of Durham)
Ignacio Rodríguez Temiño (Conjunto Arqueológico de Carmona)
Robert Sala Ramos (Universitat Rovira i Virgili)
Alberto Sánchez Vizcaíno (Universidad de Jaén)
Stephanie Thiebault (Centre Nationale de Recherche Scientifique,
París)
Ignacio de la Torre Sáinz (Institute of Archaeology, University
College London)
Juan Manuel Vicent García (Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid)
David Wheatley (University of Southampton)
Joao Zilhão (Universitat de Barcelona)
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Gerencia de Instituciones Patrimoniales
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Eva González Lezcano
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de la Vega de Antequera desde El Torcal (Foto: Javier Pérez
González. © JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Educación,
Cultura y Deporte) / General view of Peña de los Enamorados
and Vega de Antequera (Photo: Javier Pérez González. Andalusian Government, Ministry of Educaction, Culture and Sport).
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(Universidad de Jaén).
Grupo de Investigación: ATLAS (HUM-694) (Universidad de
Sevilla).
Grupo de Investigación: GEA. Cultura material e identidad social
en la Prehistoria Reciente en el sur de la Península Ibérica
(HUM-065) (Universidad de Granada).
Grupo de Investigación: PERUMA. Prehistoric Enclosures
Research (Universidad de Málaga).
Grupo de Investigación de las sociedades de la Prehistoria
Reciente de Andalucía y el Algarve (GISPRAYA) (Universidad de
La Laguna).
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MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. 2013. ISSN 2172-6175
5
DOSSIER
… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE
DEL MEDITERRÁNEO
Leonor Peña-Chocarro1,2, Guillem Pérez Jordà2, Jacob Morales Mateos2 y Juan Carlos Vera Rodríguez3
Resumen:
En este trabajo se explora la explotación de los recursos vegetales durante el Epipaleolítico y el Neolítico en
el sur peninsular y norte de Marruecos. El registro arqueobotánico permite caracterizar tanto las especies
silvestres recolectadas como la introducción durante la segunda mitad del VI milenio cal BC de una serie de
cultivos entre los que destacan distintos cereales, leguminosas y posiblemente el lino. Se plantea, además
la posible domesticación local de la adormidera. Para ello presentamos nuevos datos arqueobotánicos
procedentes de las cuevas de Nerja (Málaga), de Los Murciélagos de Zuheros (Córdoba) y de Los Mármoles
(Córdoba).
Palabras clave: Agricultura, Epipaleolítico, Neolítico, recolección, Andalucía, lino, adormidera.
... AND FARMERS ARRIVED: FARMING AND GATHERING IN THE
WESTERN MEDITERRANEAN
Abstract:
This paper explores the exploitation of plant resources during the Epipalaeolithic and the Neolithic in southern Iberia and northern Morocco. The archaeobotanical record allows outlining the range of wild species
used and characterizing the first evidences of farming during the second half of the 6th mil. cal BC. Amongst
the first crops, cereals, legumes and most probably flax had a preeminent role. The probable domestication
of poppy in this area is addressed. New data from the caves of Nerja (Málaga), Los Murciélagos de Zuheros
(Córdoba) and Los Mármoles (Córdoba) are discussed.
Keywords: Agriculture, Epipaleolithic, Neolithic, Gathering, Andalucia, Flax, Poppy.
1
Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (CSIC). [leonor.chocarro@csic.it ]
2
GI Arqueobiología. Instituto de Historia. Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC). [guillem.perez@uv.es],
[jacobmoralesmateos@gmail.com]
3
Departamento de Historia I. Universidad de Huelva. [vera@uhu.es]
Recibido: 12/07/2013; Aceptado: 09/09/2013
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
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LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
1. INTRODUCCIÓN
El inicio de la agricultura y su adopción por parte de
grupos de cazadores-recolectores constituye uno de
los temas más debatidos de la historiografía sobre
el Neolítico. Sin embargo, a pesar del interés suscitado por la cuestión, la recuperación sistemática
de la evidencia más directa de la agricultura y del
uso de las plantas (los restos de semillas y frutos)
en contextos Epipaleolíticos y Neolíticos no ha sido
una práctica habitual en la Península Ibérica. Esto es
especialmente evidente en la mitad sur peninsular y
en el norte de África, territorios en los que se centra
este trabajo.
Así pues, los datos existentes son limitados y especialmente reducidos en contextos anteriores a la
neolitización. Estas circunstancias restringen en
gran medida las posibilidades de utilizar el registro
arqueobotánico en el estudio de los modos de obtención y utilización de los recursos vegetales por parte
de los grupos humanos que habitaron en esta región.
Sin datos arqueobotánicos suficientes, resulta com-
plicado entrar en la discusión sobre la posible evolución de los grupos de cazadores-recolectores hacia
la producción de alimentos de origen vegetal.
2. RECOLECTORES: LOS RECURSOS VEGETALES DEL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
La totalidad de los materiales andaluces analizados
proceden de la cueva de Nerja (Fig. 1) (Badal García, 1998; Aura Tortosa et al., 2002, 2005), de la que,
además de los conjuntos más recientes, se ha revisado la totalidad de las muestras procedentes de las
excavaciones de Francisco Jordà durante las campañas desarrolladas entre 1979 y 1987 en las salas
de La Mina y del Vestíbulo (Aura Tortosa et al., en
este volumen). El sedimento fue cribado con agua y
los materiales botánicos visibles recogidos directamente de la criba, lo que probablemente ocasionó
la pérdida de una parte del material, al menos el
de menor tamaño, primando los restos de mayores
dimensiones. A pesar de estas limitaciones, es por
el momento el único conjunto que nos permite apro-
Fig. 1. Ubicación de los yacimientos citados en el texto. 1. Ifri Oudadane; 2. Kaf-That el-Ghar; 3. Grotte de Boussaria; 4. Grottes del Khil;
5. Gorham’s Cave; 6. Roca Chica; 7. Hostal Guadalupe; 8. Cueva de Bajondillo; 9. La Higuera; 10. Cueva de El Toro; 11. Cueva de Los Mármoles;
12. Cueva de Los Murciélagos de Zuheros; 13. Los Castillejos de Montefrío; 14. Cueva de Nerja; 15. Cueva de Los Murciélagos de Albuñol;
16. Abric de Falguera; 17. Coves de Sta. Maira.
16
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. 2013. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
Salas
Mina
Capa
XVIII
XVIIB
XVII
Lathyrus sp.
XVI
XVIA
XVIB
XVIC
XVID
Vestíbulo
XVIE
XV
XIV
XIII
XII
XI
X
IX
X
VIII
3b
Cotoneaster sp.
Olea europaea
X
X
X
X
Pinus pinea, bráctea
Pinus pinea, frag. cáscara
7
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Rosacea, pomo
X
Quercus sp.
X
X
X
Stipa tenacissima, rizoma
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
x
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Tab. 1. Materiales recuperados en los niveles Paleolíticos y Epipaleolíticos de la cueva de Nerja.
ximarnos a la actividad recolectora desarrollada por
los grupos humanos de la zona antes de la llegada de
los primeros agricultores.
Las especies recuperadas (Tab. 1) no son abundantes pero los datos obtenidos en las salas de El Vestíbulo y La Mina señalan la presencia constante de
piñones (Pinus pinea) a lo largo de toda la secuencia paleolítica y epipaleolítica. Se han identificado
las brácteas (escalas semillíferas) de las piñas y las
cáscaras (endocarpos) de los piñones que apuntan
a una recolección de las piñas probablemente para
extraer los piñones tras su calentamiento al fuego
(Badal, 1998). Junto a los piñones se han identificado
también restos de otras plantas silvestres comestibles como aceitunas (Olea europea var. sylvestris),
bellotas (Quercus sp.) y pomos de rosáceas. Además,
se documentan leguminosas y rizomas de esparto
(Stipa tenacissima) que apuntan al uso de esta fibra
para la elaboración artesanal.
Los datos más cercanos geográficamente proceden del País Valenciano, en concreto de las coves de
Santa Maira (Aura Tortosa et al., 2005) y del abric de
La Falguera (Pérez Jordà, 2006), así como de Marruecos, del abrigo de Ifri Oudadane (Morales Mateos et
al., 2013), yacimientos en los que se ha desarrollado
un intenso y sistemático trabajo de muestreo que ha
proporcionado un conjunto de materiales muy destacado. En estos yacimientos, el registro arqueobotánico presenta similitudes con el de la cueva de Nerja.
En todos los casos se han recuperado aceitunas y
bellotas, así como algunas rosáceas y leguminosas,
sin embargo, a diferencia de Nerja, en el País Valenciano y en Marruecos destaca la ausencia de piñones. En los yacimientos valencianos dicha ausencia
se explicaría por la localización de las cavidades en
un entorno no favorable al desarrollo del pino, que
prefiere suelos arenosos o suelos sueltos y bien oxigenados. En el norte de África el único dato sobre la
posible presencia del pino piñonero (Pinus pinea tipo)
procede del estudio palinológico de la cueva de Boussaria (Tetuán) en niveles del Neolítico Cardial (López
Sáez et al., 2013), pero ante la dificultad de diferenciar
los distintos pinos a partir del polen hay que ser prudentes. Esta escasa o nula representación de Pinus
pinea puede resultar extraña, sobre todo teniendo en
cuenta que existen datos que confirman su presencia
durante el Paleolítico Medio en Gibraltar (Metcalfe,
1958; Gale y Carruthers, 2000) y, ya durante el final
del Pleistoceno e inicios de Holoceno, en la costa de
Málaga, puntos muy cercanos a la costa marroquí.
Su ausencia podría explicarse por la situación de los
yacimientos muestreados en áreas poco propicias
para el desarrollo de esta especie. En cualquier caso,
en la actualidad, sigue siendo una especie ausente en
Marruecos (Fennane et al., 1999) y su presencia no ha
sido constatada en contextos prehistóricos.
El registro arqueobotánico de los yacimientos del
País Valenciano y del norte de Marruecos pone en
evidencia la gran variedad de recursos vegetales
explotados por las comunidades humanas en un
entorno mediterráneo. La diversidad de especies
explotadas incluye distintas gramíneas, núculas
de lentisco (Pistacia lentiscus), frutos de enebros
(Juniperus sp.), endrinos (Prunus spinosa), uvas
(Vitis vinifera) o dátiles (Chamaerops humilis) que
son especies características del entorno natural que
rodea a los yacimientos citados.
Si ordenamos cronológicamente los materiales se
observa que, en la Península Ibérica, ninguno de los
conjuntos estudiados se sitúa en un momento cercano a la llegada de los primeros elementos domésticos. Los materiales de la secuencia de la cueva
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
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LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
Lám. 1. Materiales de la cueva de los Mármoles: 1. Hordeum vulgare var. nudum, cebada desnuda; 2. Triticum aestivum-durum, trigo desnudo; 3. Triticum monococcum, escaña; 4.Base de espiguilla de Triticum dicoccum, escanda melliza; 5. Vicia faba, haba; 6. Pisum sativum,
guisante; 7. Olea europaea, aceituna; 8. Rubus sp., mora; 9. Pistacia terebinthus, terebinto; 10. Pistacia lentiscus, lentisco; 11. Phalaris sp.;
12. Malva sp.; 13. Cyperaceae; 14. Festuca sp.; 15 Plantago sp.; 16. Melilotus sp. Escala 1 mm.
18
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… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
indicio que permita pensar en una posible evolución
local hacia la agricultura siendo el registro, por el
contrario, muy similar al que se observa en momentos anteriores.
de Nerja (Tab. 2) corresponden al Magdaleniense
final-Epimagdaleniense, entre el XIII y el X milenio
cal BC. Es cierto, sin embargo, que aunque fuera de
contexto, aparecen restos que corresponden a una
ocupación mesolítica de la cavidad con dataciones de
la segunda mitad del VII milenio cal BC (Aura Tortosa
et al., en este volumen) que son, en todo caso, sensiblemente anteriores al primer resto doméstico. Tampoco los registros procedentes del País Valenciano
son cercanos a la ocupación neolítica. Las fechas
más recientes de coves de Santa Maira no pasan del
IX milenio cal BC y las del abric de Falguera se sitúan
en la segunda mitad del VII milenio cal BC.
3. UN CAMBIO TRANSCENDENTAL: LAS
PRIMERAS PLANTAS DOMÉSTICAS
El elemento doméstico que ha proporcionado la
datación más antigua en Andalucía (5550±43 cal BC),
es un hueso de oveja procedente de la sala de El Vestíbulo de la cueva de Nerja (Aura Tortosa et al., 2005).
Por otra parte, los datos más antiguos de restos
vegetales domésticos de la zona son los procedentes
de Los Castillejos de Montefrío (Granada) (Martínez
Fernández et al., 2010) datados en último tercio del
VI milenio cal BC (5288±47 cal BC) es decir, algo más
tardíos que la primera evidencia de animales domésticos. Este ligero desfase cronológico entre los primeros animales y plantas domésticos en la zona que
nos ocupa, ha llevado a sugerir que el desarrollo de
la ganadería sería anterior al de la adopción de la
agricultura tanto en el norte de África (Roubet, 1979;
Marshall y Hildebrand, 2002; Barker, 2002; 2006;
Garcea, 2004) como en Andalucía (Acosta Martínez,
1983) aunque por el momento no existen datos que lo
confirmen. Sin embargo, la ausencia de restos vegetales domésticos (cereales y leguminosas) en estos
En el norte de África la situación es distinta ya que
las dataciones epipaleolíticas de Ifri Oudadane llegan hasta la mitad del VI milenio cal BC, con fechas
próximas a la del primer elemento doméstico de esta
cueva o a las que se conocen en Andalucía y en otras
áreas peninsulares. Este yacimiento es, por lo tanto,
el único caso en el que los datos arqueobotánicos
epipaleolíticos se sitúan en cronologías cercanas a
la aparición de las primeras plantas domesticadas.
Ello ofrece la posibilidad de explorar la relación de
los grupos cazadores-recolectores con los recursos
vegetales en un momento próximo a la aparición
de los distintos componentes del llamado “paquete
neolítico” del que forman parte los distintos cereales y las leguminosas domésticas. No existe ningún
YACIMIENTO
Fase / U.E.
Lab. Cod.- Nº
Material
BP
Cal. BC 1s
Cal. BC 2s
Murciélagos ‘93
C / 20
Beta-313474
Triticum aestivum-durum
4670 ± 30
3515 - 3372
3619 - 3367
Murciélagos ‘93
C / 27
Beta-313476
Triticum aestivum-durum
6110 ± 40
5201 - 4960
5208 - 4941
Murciélagos ‘93
B / 28
Beta-313475
Triticum aestivum-durum
5920 ± 40
4836 - 4728
4905 - 4709
Murciélagos ‘93
B / 38
OxA-15649
Hordeum vulgare
6056 ± 35
5005 - 4858
5048 - 4848
Murciélagos ‘93
A / 41
OxA-15648
Hordeum vulgare
6199 ± 36
5216 - 5071
5294 - 5047
Murciélagos ‘93
A / 41
Beta-313477
Triticum aestivum-durum
6140 ± 40
5206 - 5006
5214 - 4982
Murciélagos ‘93
A / 45
OxA-15647
Hordeum vulgare
6192 ± 35
5214 - 5072
5291 - 5035
Murciélagos ‘93
A / 66
OxA-15646
Hordeum/Triticum
6184 ± 35
5211 - 5070
5283 - 5019
Murciélagos ‘93
A / 80
Beta- 316509
Hordeum vulgare
6200 ± 40
5218 - 5068
5296 - 5045
Murciélagos ‘93
“Silo” 1969
OxA-15650
Hordeum vulgare
6170 ± 37
5208 - 5064
5217 - 5009
Mármoles ‘84
“Cabaña”
Beta-313470
Triticum aestivum-durum
6100 ± 40
5194 - 4949
5208 - 4911
Mármoles ‘87
30
Beta-313472
Triticum aestivum-durum
6180 ± 40
5211 - 5066
5285 - 5002
Mármoles ‘87
40
Beta-313473
Triticum aestivum-durum
6180 ± 30
5209 - 5072
5219 - 5038
Mármoles ‘87
“Silo Este”
Wk-25171
Hordeum vulgare
6198 ± 31
5215 - 5074
5290 - 5049
Mármoles ‘87
20
Beta-313471
Triticum aestivum-durum
6250 ± 40
5303 - 5211
5315 - 5071
Nerja (Mina) ‘79
8
Beta-284146
Lathyrus sp.
7150 ± 40
6053-5999
6079-5923
Nerja (Mina) ‘83
11
Beta-284148
Pinus pinea
7500 ± 40
6431-6270
6441-6252
Tab. 2. Dataciones y calibraciones (Reimer et al., 2009) realizadas sobre semillas y frutos en los tres yacimientos estudiados.
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
19
LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
contextos de la mitad del VI milenio cal BC se debe a
las estrategias de muestreo y a los sistemas de recogida de los restos arqueobotánicos, que hasta época
muy reciente eran inexistentes. De hecho, en aquellos yacimientos andaluces o norteafricanos en los
que, de forma sistemática, se han aplicado sistemas
de recuperación de restos vegetales se ha comprobado que estos se conservan. Este es el caso de yacimientos como Los Castillejos de Montefrío (Rovira i
Buendía, 2007), cueva de Los Murciélagos de Zuheros
(Peña-Chocarro, 1999; Pérez Jordà et al., 2011) y de
Ifri Oudadane (Morales Mateos et al. 2013).
Existe por lo tanto un primer Neolítico en Andalucía contemporáneo al que se desarrolla en el País
Valenciano o en Cataluña en torno al 5500 cal BC, que
por el momento sólo ha podido constatarse con dataciones en la cueva de Nerja, y del cual no tenemos
datos sobre el tipo de agricultura practicada. Posteriormente, ya en el último tercio del VI milenio cal
BC, existe evidencia de una agricultura plenamente
desarrollada, basada en el cultivo de distintos cereales, leguminosas y posiblemente lino y adormidera.
Los registros más amplios proceden de Los Castillejos de Montefrío (Rovira i Buendía, 2007), de la cueva
de Los Murciélagos de Zuheros (Peña-Chocarro,
1999) y, en menor medida, de las cuevas de El Toro
en Antequera (Buxó i Capdevila, 1997; Martín Socas
et al., 2004) y de Los Mármoles en Priego de Córdoba
(Asquerino Fernández-Ridruejo, 2008; Peña-Chocarro y Zapata Peña, 2010). Por otra parte, existe un
grupo de yacimientos situados en la provincia de
Málaga, Roca Chica, Hostal Guadalupe y Bajondillo
(Cortés Sánchez et al., 2010; Peña Chocarro et al.,
2013) situados en el entorno de Torremolinos, o La
Higuera (Ardales y Teba) (Peña-Chocarro y Zapata
Peña, 2010), de los que sólo contamos con muestras
puntuales.
La intención de este trabajo es, por tanto, aportar
nuevos elementos a esta discusión a partir de las
novedades que han supuesto en Andalucía el análisis de varios yacimientos. Por una parte se presenta
el estudio completo de la secuencia del yacimiento
cordobés de la cueva de Los Murciélagos de Zuheros cuyos materiales proceden de las campañas de
1991 (Peña-Chocarro 1999) y 1993, así como la revisión de los materiales recuperados durante las campañas llevadas a cabo por María Dolores Asquerino
(Asquerino Fernández-Ridruejo 2008) en la cueva de
Los Mármoles, durante los años 1984 y 1987 parcial-
20
mente analizados y nunca publicados por Ana María
Arnanz. Para el norte de África las novedades más
destacadas proceden de la secuencia del abrigo
de Ifri Oudadane recientemente excavado por Jörg
Lindstädter (Linstädter, 2008; Linstädter et al., 2012)
cuyos datos arqueobotánicos se adscriben tanto a la
ocupación epipaleolítica como a la neolítica (Morales
Mateos et al., 2013).
A pesar del interés de los resultados obtenidos, la
información para la región andaluza sigue siendo
parcial no sólo desde el punto de vista cronológico
sino también espacial. Los datos disponibles proceden casi exclusivamente de dos áreas, la costa de
Málaga y las sierras interiores de Córdoba y Granada.
3.1. LA CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS DE ZUHEROS
Durante la campaña de excavación desarrollada en
el año 1993 se procedió a la flotación del 100% del
sedimento de todas las UEs diferenciadas (Gavilán
Ceballos y Vera Rodríguez, 1997). Con anterioridad
se habían realizado distintos estudios de materiales carpológicos recuperados en la cueva Chica,
una pequeña cavidad dentro de la cueva, que confirmaban la presencia de cereales y bellotas (Hopf y
Muñoz, 1974; López García, 1980). A principios de los
años 90 se inicia el muestreo sistemático de la cueva
y se desarrollan los primeros estudios (Peña-Chocarro, 1999; González Urquijo et al., 2000) que se completan en el presente trabajo.
Se ha recuperado un total de 1.742 restos carpológicos en 107 muestras (Tab. 3), que incluyen fundamentalmente semillas y frutos, así como una discreta
cantidad de desechos de trilla. Los materiales están
mayoritariamente carbonizados, pero también se ha
detectado la presencia de semillas de Papaver desecadas. En total se han flotado 2.900 litros de tierra y los
materiales corresponden a tres fases de ocupación.
3.1.1. Neolítico A
La primera fase se desarrolla durante el último cuarto
del VI milenio cal BC y es la que cuenta con un mayor
número de muestras que proceden fundamentalmente de la estratigrafía excavada en el llamado
Pasillo de la Cueva Grande, si bien se ha recuperado y
estudiado una nueva muestra de la concentración de
cereales excavada en los años 60 en la cueva Chica.
De estos contextos se ha obtenido un total de seis
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. 2013. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
nuevas determinaciones radiocarbónicas directas
(AMS) sobre restos carpológicos que han arrojado
resultados coherentes cuyas fechas se agrupan entre
los extremos 5152±65 y 5107±77 cal BC (Tab. 2).
medida. No se han identificado ni desechos de trilla,
ni malas hierbas.
En los contextos estratigráficos del Pasillo, la especie más abundante es el Papaver somniferum y en
menor medida los cereales. El número de leguminosas es realmente reducido y sólo se confirma la
presencia de Lens culinaris y de Pisum sativum, con
dudas en la determinación de Vicia sativa. Entre las
plantas silvestres destacan Galium sp., Amaranthus/Chenopodium, Poáceas y Rumex acetosella,
especies que forman parte tanto del grupo de las
plantas infectantes de campos de cereal como de
las ruderales. Entre los frutos silvestres sólo abundan Pistacia y Cistus.
Las dataciones sobre semillas sitúan esta fase en
los inicios del V milenio cal BC (4961±47 cal BC y
4793±47 cal BC) (Tab. 2). Se han analizado 20 muestras que proceden del Pasillo de la cueva Grande y
todas ellas han proporcionado materiales carpológicos que alcanzan un total de 443 restos. En su mayor
parte se trata de cariópsides de cereal, destacando
los restos de cebada, que cuando está bien conservada corresponde mayoritariamente a la variedad
desnuda, con un solo resto que podría ser de cebada
vestida. Los trigos son también abundantes, destacando los desnudos, que al estar sólo representados
por cariópsides no se puede confirmar si son Triticum durum o Triticum aestivum. El único trigo vestido es el Triticum dicoccum, un poco más abundante
que en la fase A, mientras que los raquis y las bases
de espiguilla están prácticamente ausentes.
Las dos únicas especies cerealísticas son la cebada
desnuda (Hordeum vulgare var. nudum), que predomina ligeramente, y los trigos desnudos (Triticum
aestivum/durum). Aunque la morfología del grano
no permite distinguir entre el Triticum durum y el
Triticum aestivum hay que señalar que todos los
segmentos de raquis han sido identificados como
Triticum durum. Triticum dicoccum está representado por un número de restos y una frecuencia muy
baja y no se puede confirmar la presencia de Triticum
monococcum. Aunque los cereales están representados mayoritariamente por cariópsides el porcentaje de desechos de trilla es también elevado. Destacan los segmentos de raquis de cebada desnuda y de
trigo duro, siendo las bases de espiguilla de Triticum
dicoccum menos abundantes.
La distribución de los materiales en la estratigrafía
no es homogénea y la mayor parte de ellos se concentra en la parte superior de esta fase. En el resto,
con la excepción de algún conjunto de semillas de
Papaver somniferum, el número de restos es reducido. En los estratos superiores, además de las
pequeñas concentraciones de adormidera, se documentan cariópsides y desechos de trilla de los dos
cereales principales en proporciones similares.
La muestra estudiada de la cueva Chica (5129±61
cal BC) presenta una composición muy diferente al
resto de los materiales estudiados. Está formada
por cariópsides de cereales entre las que destaca
el Triticum dicoccum, mientras que la cebada y los
trigos desnudos aparecen representados en menor
3.1.2. Neolítico B
Las semillas de Papaver somniferum siguen presentes, aunque con un peso menor y todas las conservadas lo están por carbonización, mientras que en la
fase anterior el material desecado era significativo.
Las leguminosas ahora son más abundantes aunque
la diversidad de taxones es menor y así sólo se confirma la posible presencia de Vicia sativa. Entre los
frutos silvestres destacan los de Pistacia lentiscus y
Pistacia terebinthus y en menor medida las cúpulas de
Quercus sp., semillas de Capparis spinosa y un posible hueso de Prunus spinosa. Las plantas silvestres
son más abundantes que en la fase anterior, aunque
el número de taxones es más reducido, correspondiendo la mayor parte de los restos a Chenopodium cf.
album. Destaca igualmente la ausencia de gramíneas,
que constituían el grupo más frecuentes en la fase A.
La distribución de los materiales a través de la
estratigrafía es más homogénea, aunque es cierto
que parecen definirse tres momentos en los que
la concentración de materiales es más destacada.
Las características de estos tres conjuntos es similar, predominio de cariópsides de los dos cereales
principales y un destacado repertorio de plantas silvestres entre las que destacan Pistacia lentiscus y
Chenopodium cf. album, siendo la concentración de
restos de Papaver somniferum en la fase intermedia
el único elemento diferenciador.
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
21
LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
Los Murciélagos
Cueva
chica
Pasillo
A
Nº de muestras
Los
Mármoles
Pasillo
B
C
71
1
20
15
16
69 (13)
32
74 (12)
82 (10)
10764 (16)
3 (3)
141
6 (2)
2 (1)
59 (7)
61
2 (1)
Cereales
Triticum aestivum/durum
Triticum dicoccum
Triticum cf. dicoccum
Triticum diccocum, base espiguilla
1 (1)
Triticum durum, raquis
16 (3)
4 (3)
2 (2)
Triticum monococcum
1 (1)
Triticum monococcum, base espiguilla
Triticum monococcum/dicoccum
170 (9)
1 (1)
1 (1)
35 (6)
Triticum monococcum/dicoccum, base de
espiguilla
14 (3)
Triticum sp.
11 (9)
115
56 (9)
59 (10)
1248 (16)
Hordeum vulgare cf. var. nudum
76 (16)
64
30 (6)
31 (7)
542 (15)
Hordeum vulgare cf. var. nudum, raquis
41 (7)
1 (1)
1 (1)
Hordeum vulgare cf. subsp. vulgare
56
1 (1)
Hordeum vulgare
121 (12)
102 (13)
1747 (16)
Hordeum-Triticum
8 (2)
1 (1)
3 (1)
394 (18)
416 (14)
29848 (16)
Cerealia, semilla
75 (11)
56
Cerealia, fragmento
573 (44)
90
Cerealia, raquis
33 (3)
Leguminosas
Lens culinaris
2 (2)
Olea europaea
3 (1)
Pisum sativum
1 (1)
Vicia/Lathyrus
6 (4)
12 (3)
15 (4)
5 (2)
Vicia faba
4 (3)
Vicia faba frag.
6 (1)
Vicia cf. sativa
1 (1)
Vicia sp.
2 (2)
3 (3)
8 (3)
Oleaginosas
Papaver somniferum, carbonizado
304 (32)
Papaver somniferum, desecado
129 (24)
31 (3)
3 (2)
Frutos silvestres
Capparis spinosa
3 (3)
cf. Ficus carica
2 (1)
Olea europaea frag.
Pistacia lentiscus
22
3 (1)
12 (3)
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. 2013. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
26 (10)
28 (7)
… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
Los Murciélagos
Cueva
chica
Pasillo
A
Pistacia cf. terebinthus
B
2 (2)
Los
Mármoles
Pasillo
C
4 (3)
cf. Prunus spinosa frag.
1 (1)
Quercus sp. cúpulas
6 (1)
13 (3)
1 (1)
Rubus sp.
3 (3)
Plantas silvestres
Aegilops sp.
8 (3)
Amaranthus sp.
2 (1)
Amaranthus/ Chenopodium sp.
8 (1)
4 (1)
cf. Artemisia
1 (1)
2 (1)
cf. Astragalus sp.
1 (1)
Avena sp.
2 (2)
Chenopodium cf. album
Chenopodium sp.
2 (1)
1 (1)
Cyperaceae
Cistus sp.
5 (2)
17 (3)
Crucianella sp.
1 (1)
cf. Festuca
Galium sp.
6 (2)
40 (5)
207 (5)
30 (6)
2 (2)
6 (3)
Graminea
16 (4)
Lathyrus cf. tingitanus
1 (1)
Leguminosa indeterminada
2 (2)
Leguminosa pequeña
4 (2)
3 (2)
1 (1)
9 (4)
Malva sp.
3 (3)
Medicago cf. sativa
1 (1)
cf. Medicago
1 (1)
Phalaris sp.
8 (2)
182 (14)
Plantago sp.
4 (2)
Poaceae indeterminada
11 (4)
Poaceae indeterminada, nudo
2 (1)
Rumex acetosella
8 (1)
Rubiaceae
1 (1)
cf. Rubiaceae
6 (2)
1 (1)
Umbelifera
Indeterminado A
Indeterminado, semilla
Indeterminado, fragmento
4 (3)
107 (18)
27 (7)
282 (29)
32
10 (4)
7 (3)
22 (3)
1 (1)
Tab.3. Materiales carpológicos de la cueva de los Murcielagos de Zuheros y de la cueva de los Mármoles. Número de restos y entre paréntesis
el número de muestras en las que aparecen.
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
23
LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
3.1.3. Neolítico C
La tercera fase de ocupación neolítica de la cueva de
Los Murciélagos es la peor caracterizada ergológicamente hablando. En este tramo estratigráfico, que
abarca las UEs 20 a 27 de la campaña de 1993, los
niveles superiores se depositaron durante un periodo
de desocupación de la zona del Pasillo propiamente
dicha, en el que las actividades en los sectores aledaños del Vestíbulo de la cueva grande debieron ser
mucho más esporádicas que en las fases precedentes, en contra de lo que ocurre en los niveles inferiores. La cronología absoluta a partir de la datación
de una semilla doméstica recuperada en la unidad
más reciente, inmediatamente infrayacente a la
denominada “interfacies de los escalones”, un suelo
arcilloso y compacto (UE 20) que separa la secuencia neolítica de los posteriores estratos de la Edad
del Cobre (Gavilán Ceballos y Vera Rodríguez, 1997:
223), proporciona un término ante quem de mediados del IV milenio cal BC cifrado (3451±53 cal BC,
Beta-313474). Por su parte, el análisis de otro resto
carpológico de la unidad a muro de este tramo (UE
27) ha arrojado una determinación (5079±89 cal BC,
Beta-313476), sensiblemente más antigua y acorde
con la cronología del paso del Neolítico A al B, por
lo que podría tratarse de una semilla errática. Dentro de estos límites absolutos, la cronología más
probable de los niveles del Neolítico C de la cueva
de Los Murciélagos de Zuheros se sitúa entre fines
del V, como sugieren los materiales cerámicos y dos
dataciones sobre carbón (I-17.762: 4173±196 cal BC,
e I-17.761: 3873±231 cal BC, procedentes de las UEs
24 y 22 respectivamente) (Vera Rodríguez y Gavilán
Ceballos, 1999: 232), y la mitad del IV, donde nos
sitúa la fecha del cereal.
Las 15 muestras recuperadas en el Pasillo de la
cueva Grande han aportado materiales carpológicos, con un total de 349 restos. El predominio de
los cereales es incluso superior al de la fase anterior (Tab. 3), y hay un equilibrio entre trigo y cebada,
que cuando está bien conservada se confirma que
se trata en todos los casos de la variedad desnuda.
La mayor parte de los restos de trigo pertenecen al
grupo de Triticum aestivum/durum mientras que los
trigos vestidos son muy escasos, documentándose
tanto Triticum dicoccum como Triticum monococcum, de los que sólo hay cariópsides y no se conserva
ningún desecho de trilla.
24
Papaver somniferum sigue presente aunque mantiene la reducción progresiva que se observa a lo
largo de la secuencia. Las leguminosas presentan
un porcentaje similar al de la fase B, aunque, con la
excepción de los guisantes, los otros restos no pueden más que adscribirse al género Vicia. Una situación similar se observa entre los frutos silvestres,
entre los que sigue destacando Pistacia lentiscus y
en menor medida Quercus sp., apareciendo por primera vez Olea europea. Entre las plantas silvestres
se observan cambios como la reducción de su peso
y la reaparición de taxones como las gramíneas.
Además, la presencia de Chenopodium se reduce
sensiblemente.
La distribución del material carpológico es la más
homogénea de las tres fases aunque es cierto que
la densidad media es la más baja. La composición
de los distintos conjuntos es similar con predominio
de cariópsides de trigos desnudos y de cebada y una
reducida presencia de leguminosas y conjuntos de
Pistacia lentiscus.
3.2. LA CUEVA DE LOS MÁRMOLES
En esta cueva, situada en la sierra de los Judíos a
casi 900 m de altitud, el muestreo se limitó a recoger algunas concentraciones de cereales en las
campañas desarrolladas en 1984 y 1987 (Tab. 3).
El sedimento fue flotado, no se conocen los volúmenes tratados y tampoco se siguió una sistemática en el tratamiento y recuperación de los materiales, lo que puede haber provocado la pérdida,
fundamentalmente, de los restos de tamaño más
pequeño.
Una parte del material aparece en una pequeña
cubeta que fue interpretada como una estructura
de almacenamiento posiblemente asociada a la
cabaña contigua. Entre los materiales de la campaña de 1987 se diferenció un primer paquete que
correspondería a un “Neolítico Medio Meridional”
(UEs 30, 31 y 40) y una fase más avanzada (UE 20)
(Asquerino Fernández-Ridruejo, 2008), aunque las
dataciones realizadas con cereales ya publicadas
(Carvalho et al., 2010) y las nuevas determinaciones que aquí presentamos (Tab. 2) se sitúan todas
ellas en el último tercio del VI milenio cal BC, con
extremos comprendidos entre 5220±69 cal BC y
5057± 83 cal BC.
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. 2013. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
Junto a los cereales aparecen restos de otras especies. En la zona de la Cabaña, por ejemplo, se documenta la presencia de leguminosas (habas y guisantes), algunos frutos (aceitunas y núculas de lentisco
y terebinto) y una sola gramínea.
Se han recuperado 6 muestras en la zona excavada
en el año 1984, cuando se interviene en la zona
de “La Cabaña” y otras 10 en 1987 en torno a una
estructura de almacenamiento. Todas ellas son
conjuntos de cariópsides de cereal, fundamentalmente de trigos desnudos (Fig. 2). Sólo en dos se ha
conservado un raquis que permite confirmar la presencia de Triticum durum. Los porcentajes de las
distintas variedades permiten pensar en la existencia de cultivos monoespecíficos, al menos de trigos
desnudos.
Por lo que se refiere a las muestras procedentes de
la zona del “silo” destacan las núculas de Pistacia y
las semillas de leguminosas así como un importante
número de gramíneas (Aegilops, Avena, Phalaris
y cf. Festuca) que, junto a otras especies como las
Ciperáceas, la Malva, el Medicago, el Plantago y las
Umbelíferas, suelen desarrollarse como malas hierbas entre los campos de cultivo.
A pesar del predominio abrumador de los trigos desnudos, todas las muestras contienen cariópsides de
otras especies destacando la cebada desnuda y en
menor medida el Triticum monococcum y el Triticum dicoccum. Estos cereales están representados
de forma prácticamente exclusiva por cariópsides,
ya que junto a los escasos raquis de trigo duro, se
ha conservado un número igualmente reducido de
bases de espiguilla de trigos vestidos. Se trata por lo
tanto de conjuntos de cereales ya procesados y dispuestos para el consumo, que posiblemente estaban
almacenados en esta cavidad y que por algún accidente acabaron carbonizándose.
4. ¿HÁBITATS Y CORRALES?
Las diferentes características de las muestras analizadas en cada uno de estos yacimientos permiten plantear
distintos usos de los espacios muestreados a lo largo
de las sucesivas fases de ocupación. Hay que tener en
cuenta, por una parte, que la ausencia de un muestreo
sistemático en la cueva de Los Mármoles no permite una
contrastación plena de los materiales de los dos yaci-
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
Fig. 2. Porcentajes de los cereales en las muestras de la cueva de los Mármoles.
MENGA. REVISTA DE PREHISTORIA DE ANDALUCÍA // Nº 04. PP. 15-33. ISSN 2172-6175 // DOSSIER
25
LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
mientos y por otra parte, es necesario valorar que las
áreas muestreadas en cada uno de ellos son reducidas.
Los niveles de finales del VI milenio de ambos yacimientos se pueden considerar prácticamente coetáneos y, en los dos casos, se han detectado concentraciones de cereales formados por cariópsides ya
procesadas dispuestas para el consumo. En la cueva
de Los Mármoles los cereales aparecen junto a una
“cabaña”, por lo que podemos pensar que se trataba de conjuntos almacenados en la vivienda o en
su entorno. Más difícil resulta definir el carácter de
los materiales recuperados en la cueva Chica de la
cueva de Los Murciélagos ya que esta zona de la cavidad no es un lugar de hábitat, sino un espacio en el
que parecen acumularse materiales que tendrían su
origen en un pequeño abrigo con el que se comunica
a través de un cono de derrubios (Vera Rodríguez y
Gavilán Ceballos, 1999) y de donde parece proceder
la gran cantidad de grano carbonizado que ocupa un
espacio de varios metros cuadrados. No hay datos
para afirmar si se trata de un vertido puntual de
semillas carbonizadas accidentalmente, si es intencional, o si es resultado de la acumulación de diferentes deposiciones.
Las muestras del Pasillo de la cueva Grande en la
cueva Los Murciélagos presentan unas características distintas. No son grandes concentraciones, se
trata de material disperso en el que las semillas
de adormidera son el resto más abundante, seguidas en menor medida por los cereales. En la parte
superior de esta primera fase se concentra el mayor
número de restos, caracterizados por el predominio
de cereales y de las semillas de adormidera a los
que acompañan un numero destacado de raquis de
trigo duro y de cebada desnuda así como un grupo,
también abundante, de malas hierbas de pequeño
tamaño (Galium sp. y Phalaris sp.), que quizá puedan interpretarse como restos puntuales de una de
las fases finales de limpieza del cereal previas a su
almacenamiento o consumo.
Este tipo de muestras apunta a una utilización de
estos espacios como lugares de hábitat en los que
se termina de procesar el cereal y se almacenan las
cosechas. Este esquema podría sufrir algunos cambios en la fase siguiente, a inicios del V milenio cal
BC, con datos que proceden ahora sólo de la zona
del Pasillo de la cueva Grande de la cueva Los Murciélagos. No hay concentraciones de cereal, aunque
26
son los restos más abundantes en la mayor parte
de las muestras y prácticamente sólo aparecen en
forma de cariópsides, ya que los desechos de trilla
son muy escasos. Al mismo tiempo la presencia de
malas hierbas es abundante pero menos diversa
que en la fase anterior ya que se reducen prácticamente a semillas de Chenopodium. Estos conjuntos
están además acompañados por un número bastante
más elevado que en la fase A de núculas de lentisco
y terebinto y en uno de ellos se ha podido recuperar algún coprolito de ovicáprido. Estos elementos
permiten pensar en la posibilidad de un cambio en
la utilización de este espacio ahora quizá convertido en una zona de corral. Es cierto que no tenemos
otros elementos para valorar esta posibilidad, ya
que el registro antracológico no señala en esta fase
diferencias con la anterior (Rodríguez Ariza, 2011)
ni se observan valores destacados de especies que
pudieran ser recolectadas para el ramoneo de las
ovejas o de las cabras. Únicamente se señala una
degradación progresiva de la vegetación que se concreta fundamentalmente en un descenso de Arbutus
unedo (madroño) y en un incremento paralelo de Cistus sp. que podría estar favorecido por el desarrollo
de actividades ganaderas o agrícolas en el entorno
de la cueva. Si la hipótesis de la utilización de la
cueva como corral de ganado se confirmara, parecería razonable relacionar el aumento de las señales de degradación de la vegetación con la acción del
ganado estabulado.
Las muestras de la fase C, de finales del V y la primera mitad del IV milenio cal BC, son similares a las
de la B. Están formadas básicamente por conjuntos de grano, con muy pocos desechos de trilla. El
número de malas hierbas es de nuevo escaso, pero la
diversidad de taxones es mayor que en la fase anterior. Siguen apareciendo semillas de Chenopodium,
pero reaparecen otros taxones que estaban presentes en la fase A como las gramíneas. Se encuentran
de nuevo algunos coprolitos de ovicáprido y esto de
nuevo coincide con un peso relevante de las núculas
de lentisco por lo que se puede pensar otra vez en el
uso de este espacio para la estabulación de ganado.
Es posible, sin embargo, que lo que se esté produciendo sea simplemente una diversificación en el uso
del espacio.
La posibilidad de un cambio en el uso de las cuevas
entre el VI y el V-IV milenios es un hecho ya constatado en el País Valenciano. Son conocidos los datos
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… Y LLEGARON LOS AGRICULTORES: AGRICULTURA Y RECOLECCIÓN EN EL OCCIDENTE MEDITERRÁNEO
5. LAS CUEVAS DE LOS MURCIÉLAGOS Y
DE LOS MÁRMOLES EN EL CONTEXTO ANDALUZ
80
70
60
50
Las secuencias más amplias conocidas hasta el
momento en Andalucía son las que se presentan en
este trabajo y la de Los Castillejos (Granada) (Rovira
i Buendía, 2007). El resto de los yacimientos han proporcionado conjuntos mucho más reducidos.
40
30
20
10
0
Zuheros A
Zuheros B
Zuheros C
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Castillejos 1-6
Castillejos 7-11
Castillejos 15-16
Fig. 3. Ubicuidad de los cereales.
de la cova de Les Cendres (Moraira, Alacant) (Bernabeu Aubán y Molina Balaguer, 2009) o de la cova de
L’Or (Beniarrés, Alacant) (Badal García y Martí Oliver,
2011; Badal García et al., 2013), que pasaron de ser
espacios de hábitat en el VI milenio a ser posteriormente utilizadas como lugares de estabulación. En el
País Valenciano este cambio va asociado a la construcción de los primeros poblados con silos en el
llano, lo que ha llevado a proponer que este abandono
de las cuevas como lugar de hábitat va ligado a una
reestructuración económica y social que a nivel agrario supone el tránsito de un modelo de producción
intensivo a uno extensivo (García Borja et al., 2011) en
línea con el modelo planteado para Tesalia (Halstead,
1987). La extensión de las superficies roturadas para
el cultivo podría estar condicionando el traslado del
ganado, hasta un momento posterior a la cosecha, a
zonas alejadas en las que por una parte, al estar algo
más elevadas, existirían pastos de mejor calidad en la
época más seca del año y por otra, su alimentación no
interferiría con en el desarrollo de los cultivos.
La fase A de la cueva de Los Murciélagos de Zuheros
así como la ocupación de la cueva de Los Mármoles coinciden con un momento avanzado de la fase
1-6 de Los Castillejos (Granada), con la fase IV de la
cueva de El Toro (Málaga) (Martín Socas et al., 2004),
así como con los niveles de ocupación de las cuevas ubicadas en la costa de Málaga como la cueva
de Nerja, cueva de Bajondillo, Roca Chica y Hostal
Guadalupe (Aura Tortosa et al., 2005; Cortés Sánchez
et al., 2010; Pérez Jordà et al., 2011). Por otra parte,
La fase B de la cueva de Los Murciélagos de Zuheros
equivale a la 7-11 de Los Castillejos y a los escasos
materiales recuperados en la cueva de Los Murciélagos de Albuñol (Neuweiler, 1935). Finalmente la
fase C es contemporánea de la fase 15-16 de Los
Castillejos.
En todos estos yacimientos (Fig. 3) se confirma el
predominio de los trigos desnudos y la cebada desnuda así como un papel mucho menos representativo de los trigos vestidos y la cebada vestida. La
única excepción sería el conjunto recuperado en la
cueva Chica de la cueva de Los Murciélagos de Zuheros, donde predomina el Triticum dicoccum. Las
leguminosas están sistemáticamente presentes y,
aunque presentan una diversidad de taxones importante (lenteja, guisante, haba, veza, guija y yero), su
frecuencia es en todos los casos muy reducida. Con
todo, el elemento característico de este territorio es
el papel jugado por dos plantas oleaginosas como la
adormidera y el lino.
Son sólo algunas cuestiones de matiz las que permiten establecer diferencias entre distintos yacimientos. En Los Castillejos, entre los trigos vestidos se
documenta fundamentalmente Triticum monococcum aunque se constatan también el lino y la adormidera, destacando el primero. En la cueva de Los
Murciélagos de Zuheros Triticum dicoccum es más
abundante y en la cueva de Los Mármoles predomina
el Triticum monococcum y, en la primera, la única
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LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
oleaginosa documentada es la adormidera. Habrá
que explorar en un futuro si estas diferencias responden a cuestiones territoriales.
Este esquema parece mantenerse en el IV milenio
cal BC, tanto en la fase C de la Cueva de Los Murciélagos como en Los Castillejos (fases 15-16), con
una reducción del peso de los trigos vestidos. Las
diferencias se establecen en las tendencias de los
cultivos de oleaginosas, que en la cueva de Los Murciélagos pierden peso y en Los Castillejos aumentan,
fundamentalmente la del lino.
En anteriores trabajos referidos a la agricultura
peninsular (Zapata Peña et al., 2004; Peña-Chocarro y Zapata Peña, 2014), se ha puesto de manifiesto la gran diversidad de cultivos que define la
primera fase de la agricultura. Con posterioridad,
se observa una reducción de la diversidad caracterizada por el monopolio de los trigos desnudos y
de la cebada en la producción de cereales de estas
comunidades. Como ya se ha puesto en evidencia
anteriormente, esta tendencia se manifiesta bien
en la secuencia de la cueva de Los Murciélagos en
la que se observa un creciente predominio de los
dos cereales y un papel más reducido de los trigos
vestidos.
Una lectura de estos elementos ha permitido proponer un modelo explicativo siguiendo las propuestas
de Halstead (1996) para Grecia. Así pues, estas primeras comunidades agrarias desarrollarían un sistema agrícola intensivo u hortícola caracterizado por
una gran variedad de cultivos (Bernabeu Aubán, 1995;
Pérez Jordà, 2005; García Borja et al., 2011). Se trata
de comunidades formadas por pequeños grupos de
agricultores y ganaderos que se dedican al cultivo
de parcelas reducidas en las que, para minimizar el
riesgo de malas cosechas, siembran diversos cereales. Los trigos desnudos y la cebada desnuda, las
especies mayoritarias, ocuparían las mayores extensiones de terreno, mientras que el resto de especies
se cultivaría en superficies menores. Este sistema
de producción se basa en la selección de suelos de
buena calidad en los que se puede recurrir al abonado como forma de asegurar el mantenimiento de
la productividad de los mismos. Es un sistema como
el formulado para Centroeuropa (Bogaard, 2004) que
en la península es difícil de atestiguar por la parquedad del registro de malas hierbas que no permite
contrastarlo.
28
La reducción de la diversidad de cereales cultivados
que se produce a lo largo del V milenio cal BC, y ya
de forma más clara en el IV milenio cal BC, puede
interpretarse como señal de un cambio de modelo. En
otras zonas de la Península Ibérica esta reducción de
especies coincide con otros factores como el desarrollo de los poblados en llano con grandes conjuntos de
silos y un posible uso de los bóvidos como fuerza de
tiro (Bernabeu Aubán, 1995; Barton et al., 2004) como
constatan algunas patologías y el mantenimiento de
animales en vida hasta la edad adulta (Martínez Valle,
1993). Estos dos factores también parecen observarse
a partir al menos del IV milenio cal BC en Andalucía (Hain, 1982) y podrían, quizás, explicarse como
resultado del cambio hacia un modelo de producción
extensivo, en el que pasan a cultivarse básicamente
dos cereales, ya no en pequeñas superficies, sino en
parcelas más grandes aradas gracias al trabajo de los
bóvidos (Martínez Sánchez, 2013).
Uno de los elementos definitorios de la cueva de
Los Murciélagos es la presencia de la adormidera
(Papaver somniferum) (Peña-Chocarro, 1999, 2007;
Peña-Chocarro y Zapata Peña, 2014). Este taxón presenta en la Península Ibérica una distribución desigual (Zapata Peña et al., 2004). Así, está prácticamente ausente de toda la costa mediterránea, donde
sólo se ha documentado en La Draga (5300-5150 cal
BC) (Antolín i Tutusaus y Buxó i Capdevila, 2011), a
pesar de ser la zona de la península que cuenta con
un mayor número de estudios carpológicos. Hay un
único resto en el límite norte de la Meseta, en el yacimiento de La Lámpara (Soria) (Stika, 2005), y es en
Andalucía oriental donde se encuentran los hallazgos
más abundantes que inician su aparición ya desde la
segunda mitad del VI milenio cal BC. Además de en la
cueva de Los Murciélagos, se ha identificado Papaver
en Los Castillejos (Rovira i Buendía, 2007). Posteriormente, esta especie se documenta ya en el V milenio
cal BC, en la cueva de Los Murciélagos de Albuñol
(Granada) (Neuweiler, 1935) y en el IV milenio cal BC
en la cueva de El Toro (Buxó i Capdevila, 1997; Martín Socas et al., 2004). La presencia de este taxón es
por tanto una de las características diferenciadoras
del registro arqueobotánico de esta región, tanto por
el número de yacimientos en los que aparece, todos
en los que se ha realizado un muestreo sistemático,
como por el volumen de restos.
La dificultad de diferenciar entre las semillas de
la subespecie silvestre (Papaver somniferum ssp.
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setigerum) y la cultivada (Papaver somniferum ssp.
somniferum) (Hammer y Fristch, 1977; Fritsch,
1979), provoca una cierta indeterminación. De esta
forma, en la mayor parte de los casos no es posible
definir cuál de las dos subespecies está representada,
ya que la mayor parte de los restos conservados son
semillas. Únicamente, la presencia de cápsulas en
la cueva de Los Murciélagos de Albuñol ha permitido
identificar la forma silvestre (Neuweiler, 1935). Los
restos de Los Castillejos (Rovira i Buendía, 2007) se
han interpretado como posibles ejemplos de plantas
domesticadas ya en el V milenio cal BC a partir del
aumento del número y de la frecuencia de las semillas
recuperadas, aunque los individuos con dimensiones
que los podrían acercar a formas cultivadas no se
documentan hasta el inicio del III milenio cal BC.
Independientemente de la diferenciación entre estas
dos subespecies, los datos de Andalucía Oriental parecen estar señalando una explotación sistemática de
este taxón. En la cueva de Los Murciélagos de Zuheros
es el taxón más abundante y más frecuente durante
la segunda mitad del VI milenio, y aunque desconocemos la utilización de sus semillas parece evidente
que se trata de un recurso importante en la economía
de esta comunidad. La forma silvestre es nativa en la
Península Ibérica (Zohary et al., 2012) y sus cápsulas,
a diferencia de las formas domesticadas, al llegar a la
madurez, tienden a liberar las semillas, mientras que
las domésticas las retienen. La presencia de semillas
en un contexto de cueva sugiere que quizá se trate de
la forma cultivada ya que las formas silvestres tendrían menos probabilidad de incorporarse a este tipo
de contexto al dispersarse sus semillas al llegar a la
madurez. Los usos tradicionales de esta especie son
variados. Sus semillas se han utilizado para la extracción de aceite o como ingrediente en la elaboración de
panes. Por otra parte, esta especie posee propiedades
narcóticas que se concentran en el látex que producen
las incisiones realizadas en sus cápsulas inmaduras
(Guerra-Doce y López Sáez, 2006).
En los últimos años, esta especie ha alcanzado un
gran interés y se ha comenzado a discutir sobre su
posible origen y domesticación. La subespecie silvestre de la amapola es nativa del Mediterráneo occidental (Zohary et al., 2012) y está ausente en Próximo
Oriente, con la excepción de un hallazgo en el yacimiento del PPNC d’Atlit-Yam (Kislev et al., 2004). Los
materiales se concentran en Italia en el yacimiento
de La Marmotta (Rottoli y Pessina, 2007) con una
datación entre el 5550-5100 cal BC, en Centroeuropa con fechas a partir del 5200 cal BC (Salavert,
2010), y las de la Península Ibérica con dataciones
similares a estas últimas. Los datos actuales, con la
duda de la Marmotta, señalan por lo tanto una contemporaneidad entre el Mediterráneo Occidental y
Centroeuropa.
Aurélie Salavert (2010) valora la posibilidad de que
este taxón se introdujera en Centroeuropa como
una mala hierba junto a los cereales desde el Mediterráneo y que posteriormente se iniciara su cultivo
en este área, donde el registro actual es más amplio
que en el Mediterráneo. Es evidente que en estos
momentos no es comparable la calidad y la cantidad
de trabajos arqueobotánicos desarrollados en Centroeuropa, con los del área mediterránea, tanto en
el sur de Francia, como en las penínsulas Italiana
e Ibérica. El tipo de conservación, en muchos casos
materiales preservados por inundación, ha contribuido a que en Centroeuropa se conozcan muchos
más casos de la presencia de esta especie.
En Andalucía, en los dos yacimientos con niveles
del VI milenio cal BC en los que se ha realizado un
muestreo sistemático, se ha detectado este taxón,
por lo que su presencia no se puede calificar como
“esporádica” (Salavert, 2010). A falta de dataciones
directas sobre los materiales que lo permitan, no
parece factible rebatir la idea que sitúa en el Mediterráneo occidental la zona en la que posiblemente
se iniciara el cultivo de la adormidera (Schultze-Motel, 1979; Bakels, 1982; Bakels, 1992; Zohary et al.,
2012), donde es evidente su expansión desde finales
del VI milenio.
6. CONCLUSIONES
A pesar de los problemas de registro que existen, los
datos arqueobotánicos disponibles para la mitad sur
peninsular y la costa marroquí apuntan a la existencia de una serie de continuidades y rupturas entre el
mundo de los cazadores recolectores y el de los primeros agricultores. La explotación de los recursos
silvestres del entorno mediterráneo parece el punto
común entre ambos mundos. La recolección de las
semillas y frutos silvestres utilizados en la alimentación, o bien para otros usos, es una actividad que sólo
ha sido abandonada, en parte, por las comunidades
urbanas del mundo contemporáneo.
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LEONOR PEÑA-CHOCARRO ET AL.
La adopción de la agricultura en ningún caso implicó
el abandono de estos recursos. Probablemente, su
importancia global en la dieta descendería, pero las
comunidades agrarias siguieron recolectando los
recursos silvestres como se refleja en el registro
arqueobotánico. Los primeros grupos de agricultores proceden de entornos similares a los que se van
a encontrar en el occidente mediterráneo. Se trata
de grupos que conocen y, por lo tanto, explotan los
recursos vegetales del entorno bien como alimento
bien para otros usos (artesanías, remedios medicinales, etc). Intentar diferenciar a partir de este criterio ambas poblaciones, resulta imposible por la falta
de registro, pero no parece que pueda existir una
diferencia clara en la relación que mantendrían estas
comunidades y el medio que les rodea. De hecho, la
continuidad que se observa en las especies vegetales
documentadas apunta a una preservación, al menos,
del conocimiento etnobotánico a lo largo del tiempo.
La recolección exige un profundo conocimiento no
sólo de las especies recolectadas sino también de
los lugares en los que estas se desarrollan, de los
tiempos de maduración así como de otros factores.
El elemento de ruptura que permite distinguir estas
comunidades a partir del registro arqueobotánico es
la presencia o ausencia de plantas cultivadas. Los
datos sobre el inicio de la actividad agraria se sitúan
hacia la mitad del VI milenio cal BC en la costa de
Málaga, asimismo, los datos con los que contamos del
último tercio de este milenio, revelan la existencia de
comunidades agrarias con unas prácticas similares
a las desarrolladas en otros ámbitos de la Península
Ibérica. Cultivan un grupo amplio de cereales y leguminosas, aunque parecen desarrollar un elemento
particular como puede ser el cultivo del lino y el de la
adormidera. Son especies presentes de forma puntual
en otros ámbitos peninsulares, pero en ningún caso
parecen tener un desarrollo tan destacado como el
que se observa en las sierras subbéticas.
Falta definir, en todo caso, si se trata de una realidad
regional o si, por el contrario, es propia también de
otras zonas de Andalucía. De igual forma habrá que
valorar en el futuro si las diferencias que se observan entre unos yacimientos y otros pueden permitir la
diferenciación de grupos o comunidades. En todo caso
no parecen existir elementos, como se ha propuesto
(Arteaga Matute y Hoffmann, 1999; Ramos Muñoz,
2000), para defender un modo de producción agrícola
al margen de los cereales. Por el momento el regis-
30
tro andaluz coincide con el del resto de la Península
Ibérica en señalar la irrupción de un mundo nuevo del
que forman parte los cultivos de cereales y de leguminosas. Más problemático será definir si la interacción
entre agricultores y cazadores-recolectores provocó o
no el intercambio de conocimientos sobre el cultivo o
sobre la recolección de plantas.
AGRADECIMIENTOS
El trabajo de los autores forma parte del Proyecto
AGRIWESTMED (Origins and spread of agriculture
in the western Mediterranean region) financiado por
el ERC (European Research Council) a través de un
Advanced Grant (ERC-AdG-230561. La investigación
de L. Peña-Chocarro se inserta además en el Programa Consolider TCP-CSD2007-00058. Agradecemos a A. Uriarte del Laboratorio de Arqueología del
Paisaje y Teledetección (LabTel, Instituto de Historia
CCHS - CSIC) la elaboración del mapa.
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