Roedores servirán como suplemento alimenticio en el bajo Naya

Empleados como fauna de subsistencia para uso alimenticio de comunidades indígenas y afrodescendientes que viven alejadas de las grandes urbes, se considera que el ratón de espinas y otras especies de similares características están en peligro de extinción, ya que, a diferencia de la rata común, su ciclo reproductivo es más complejo. 

"Debido a que estas comunidades viven principalmente de la pesca, cada vez que escasea este recurso no tienen otra alternativa distinta a la de ir al monte para cazar su sustento con trampas artesanales", precisa Alexis Aguilera Arango, magíster en producción animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira. 

Apreciado por el buen sabor de su carne "similar al de la guagua o paca común", que los lugareños llaman "carne de monte", uno de los objetivos del proyecto es evitar que el ratón de espinas corra el mismo riesgo de extinguirse, además de evitar problemas asociados con la cría de otras especies. 

"Por sus características de bosque húmedo tropical, el litoral vallecaucano tiene un ambiente muy húmedo y excesivamente cálido, que se constituiría en factor de estrés para especies pecuarias convencionales", sostiene el ex alumno. 

Después de aplicar una encuesta a 330 familias de pescadores de la población de Puerto Merizalde (límites del Cauca con Valle del Cauca) "en la que se encontró que 50 de ellas vivían en condiciones de vulnerabilidad", se realizó una prueba piloto con 30 de estos grupos para implementar criaderos de estos animales. 

"Inicialmente trabajamos con un pie de cría de 20 individuos distribuidos en cuatro grupos con una relación de tres hembras por un macho, dentro de un criadero de 1 m de largo por 0,5 m de ancho y 2 m de altura, fabricado en madera y una malla de media pulgada de expansión", explica el magíster. 

Con un peso que puede alcanzar los 300 gramos en tres meses, los ratones de espinas se pueden alimentar a partir de una dieta conformada por sobras orgánicas de arroz, cáscaras de papa, forraje de papa, pepas de mango y maní forrajero. 

El proceso de gestación del ratón de espinas tarda hasta 70 días, con uno a cinco individuos por camada. Por tal motivo, aunque el aporte a la dieta familiar resulta restringido, sí se podría optimizar el proceso de cría. 

"Una segunda propuesta es emplear los desechos de estos animales en cultivos de lombrices que descompongan estos desperdicios", precisa el magíster, quien agrega que el criadero tiene dispuesta una malla superficial para facilitarles a los ratones la evacuación de las excretas. 

Dentro de los retos que existen a futuro se destaca la necesidad de identificar las hembras con capacidad de gestar mejores crías para mejorar la especie. 

Así mismo se explora la posibilidad de ampliar los estudios actuales sobre las propiedades nutricionales de los bosques de litoral, con el fin de identificar dietas alternativas para la alimentación de estos roedores. 

Aunque la resistencia cultural hacia el consumo de este tipo de animales sigue siendo el mayor problema para su comercialización, tampoco se descarta iniciar proyectos piloto con este objetivo, en procura de que las comunidades tengan más opciones para mejorar su precario desarrollo económico. 

El proyecto será presentado en el marco del Encuentro de Ciencia y Tecnología para la Innovación que se desarrolla en la Sede Palmira de la U.N.