Actualmente las actividades en la naturaleza están cogiendo una gran importancia, así como los deportes al aire libre, que aumentan cada año. Además, el número de profesionales que ejercen su actividad en el medio natural también aumenta paralelamente. Durante los últimos años hemos observado como, aunque aumenta la cantidad de personas interesadas por la naturaleza, la formación en materia de riesgos biológicos sigue siendo una asignatura pendiente.

Afortunadamente los ecosistemas de la Península Ibérica y su fauna no revisten un gran peligro por picadura o mordedura como ocurre en otros países asiáticos o americanos, pero hemos de tener en cuenta que estamos hablando de una de las zonas más biodiversas de toda Europa, que incluye desiertos y otros entornos únicos con especies de potencial interés clínico. A pesar de que nuestras especies no sean tan peligrosas como otras, no debemos olvidar que, al afectar a personas mayores o enfermas, niños y a personas que se encuentren haciendo una actividad de rendimiento físico elevado, las consecuencias en caso de incidentes con fauna pueden agravarse, cosa que han de tener en cuenta gestores y otros profesionales implicados.