El alumnado con discapacidad visual
El alumno con ceguera o discapacidad visual tiene necesidades educativas especiales derivadas de la dificultad de acceder a la información a través del sentido de la vista. Por tanto, en líneas generales lo que hay que hacer es potenciar el desarrollo y la utilización del resto de los sentidos para compensar la discapacidad visual.
La mayor parte de la información exterior nos llega a través de la visión (en torno al 80 %) Esta información llega de forma muy rápida y globalizada. Sin embargo, cuando la entrada de información se realiza a través del oído o el tacto, el proceso es más lento y más complejo, ya que la información llega secuenciada y debe ser interpretada.
Cuando la ausencia de visión es total, se debe potenciar el desarrollo perceptivo del resto de los sentidos. Es especialmente importante la percepción háptica (tacto intencional) mediante la manipulación con movimiento de objetos. Si el alumno conserva algún resto visual, se deberá potenciar ese resto por pequeño que sea, con ayudas ópticas y no ópticas, enseñando algunas técnicas específicas (ver el tema relacionado con la estimulación visual).
A veces, se dice que las personas con ceguera, de forma innata, poseen una capacidad mayor para escuchar o percibir al tacto. Esto puede llegar a ser así, pero sólo a través de un aprendizaje continuado desde pequeños, mediante el uso continuado del oído y el tacto en movimiento.
Existe una gran heterogeneidad entre la población con discapacidad visual. Esto se debe a distintas causas relacionadas con:
- Grado de visión: en cuanto a la cantidad y calidad de visión podemos hablar de personas con ceguera total (personas que no ven nada, ni siquiera luz) o personas con un resto visual que les sirve para leer (con ciertas ayudas) o moverse con seguridad. Según la funcionalidad visual de cada alumno, se determinará la necesidad de los recursos adecuados (la utilización del sistema braille, por ejemplo)
- Tipo de discapacidad visual: según la patología visual las necesidades serán diferentes, en función de la forma de ver. Habrá casos en los que la patología visual repercuta más en la visión de cerca (en las tareas de lectoescritura, por ejemplo) y otros en los que repercuta más en la orientación y movilidad (en la actividad física o en las relaciones con los iguales). Además, si la patología es progresiva, se deberá actuar de forma adecuada para prevenir con tiempo la necesidad de cambiar de código de lectoescritura (por ejemplo, ante una retinosis pigmentaria).
- Momento de aparición de la discapacidad: condiciona la capacidad de adaptación. Un bebé con ceguera total congénita se va adaptando de forma paulatina a la enfermedad (va desarrollando los demás sentidos) y tanto su entorno como el niño se van adaptando a la situación. Si es un ceguera sobrevenida a edades posteriores, seguramente se producirá un reacción emocional traumática que obligará a utilizar estrategias específicas para afrontar la situación.
Presencia de discapacidades asociadas. La presencia de discapacidades concurrentes con la visual (motóricas, psíquicas, trastornos del desarrollo, sordoceguera...) condiciona la forma de trabajo y las necesidades del alumno. Será necesario evaluar cuál de estas discapacidades prevalece y qué necesidades presenta el alumno en cada caso.
La presencia de discapacidades asociadas condiciona la forma de trabajo y las necesidades del alumno/a. Fuente: Banco de imágenes de la ONCE
La atención a los alumnos con discapacidad visual se lleva a cabo en los centros educativos ordinarios (menos del 5 % de los alumnos con discapacidad visual están escolarizados en centros específicos y, si lo están, es de forma transitoria) Es decir, estos alumnos asisten a los mismos centros que sus hermanos, amigos y vecinos y es el centro el que debe proporcionar los recursos humanos materiales necesarios para responder a las necesidades educativas de todos sus alumnos. Estamos hablando de inclusión educativa.
El objetivo de la educación obligatoria es ofrecer a todos una cultura común, pero para lograrlo con todos los alumnos, el currículo escolar debe ser flexible y poder adaptarse a todas las situaciones y necesidades especiales.
Todos estos factores condicionan la intervención psicopedagógica, por lo que, en función de las necesidades educativas que presente el alumno, se elaborarán las adaptaciones curriculares que necesita. Las adaptaciones curriculares son una forma de individualizar y flexibilizar la enseñanza.
Podemos establecer algunas pautas comunes de desarrollo en los niños con discapacidad visual en las diferentes áreas y, como consecuencia, la respuesta educativa que van a necesitar. En general, las necesidades de estos alumnos no suelen tener relación con los contenidos, sino con los medios técnicos que necesitan para hacer accesibles dichos contenidos.
¿Qué características generales plantean los alumnos con discapacidad visual?- Dificultades para recibir la información del entorno. Incluso cuando el alumno tiene resto visual, puede estar recibiendo una información confusa y distorsionada, por partes, o basada en otros sistemas perceptivos, por lo que luego necesita integrar la información, lo cual requiere más tiempo.
- Dificultad para aprender por imitación. Todo esto conlleva una lentitud en el aprendizaje y adquisición de conceptos y habilidades.
- En cuanto al lenguaje, pueden presentar verbalismos, ecolalias y alguna dificultad para utilizar correctamente los pronombres.
- En psicomotricidad, pueden aparecer estereotipias o blindismos y retraso en el desarrollo locomotor.
- En cuanto al desarrollo cognitivo, puede ser algo más lento, producto de que el tacto o el oído son sentidos que requieren un procesamiento de la información más complejo y lento.
- El estilo de aprendizaje es diferente, ya que tienen dificultades para aprender por imitación, adquieren más lentamente la información y pueden presentar dificultades específicas en algunos contenidos.
- En cuanto a la atención, los alumnos con discapacidad visual tienen que estar más alertas para no distraerse o aburrirse. Esto ocurre porque se reciben menos estímulos del exterior, el alumno se centra en sí mismo y desconecta.
Por último, en cuanto a las competencias sociales, a veces, presentan unas habilidades sociales no verbales deficitarias (falta de expresión facial, gestos, etc.)
Las necesidades del alumnado con discapacidad visual no suelen tener relación con los contenidos sino con los medios técnicos para hacer accesibles dichos contenidos. Fuente: Banco de imágenes de la ONCE.
Para dar respuesta a estas necesidades será necesario:
- Aprendizaje de ciertas conductas adaptativas para evitar blindismos o estereotipias, aprendizaje de conductas sociales no verbales...
- Estimulación auditiva: Para todos, pero especialmente para el alumno con discapacidad visual, es importante desarrollar una buena capacidad auditiva, ya que es útil para recoger información (aprender a estudiar con grabaciones sin perder la atención o dormirse; aprender a identificar, discriminar y localizar los sonidos para detectar obstáculos; como sistema de orientación; para reconocer las voces de las personas, etc.)
- Estimulación del sentido del gusto y del olfato: Identificar y discriminar sensaciones olfativas y gustativas para anticipar lugares (muy útil en orientación y movilidad) y personas; también es útil para reconocer el estado de los alimentos o discriminarlos, etc.
- Estimulación visual: entrenamiento específico en estimulación visual para utilizar al máximo el resto visual. Cualquier capacidad visual por pequeña que sea, incluso la percepción de luz, es útil y debe ser entrenada. Aunque no se logre la lectura en tinta, este resto visual puede contribuir a que la persona tenga más independencia y seguridad en sus desplazamientos y en su vida diaria.
- Estimulación psicomotora
- Adecuación de los ritmos de aprendizaje
- Disponer de mayor tiempo para la realización de las tareas
- Programas específicos en técnicas de orientación y movilidad y habilidades de vida diaria para aumentar la autonomía personal y la autoestima.
- Establecimiento de un código de lectoescritura (en tinta o en braille) que sea funcional para el alumno en cuanto a velocidad y comprensión lectora y a la hora de escribir (tomar apuntes, redactar exámenes, etc.)
- Seguimiento de la utilización de las ayudas ópticas prescritas.
- Apoyo escolar para reforzar aquellos aspectos puntuales que se necesite.
- Establecer una temporalización adecuada de los objetivos curriculares al ritmo de aprendizaje del alumno.
- Adecuación del entorno a las necesidades educativas y sociales del alumno: controlar la iluminación en cantidad y calidad, evitar deslumbramientos; ubicación del alumno en el aula lo más cerca posible del profesor y de la pizarra; ayudas ópticas y no ópticas, fotocopias ampliadas; espacio suficiente para almacenar el material, etc.