La calma en la ciudad se quebró en un parpadeo. En menos de cinco horas, entre las 9 de la noche del sábado y las 2 de la madrugada de ayer, tres personas fueron asesinadas.
Los hechos ocurrieron en los barrios La Esperanza, Olaya Herrera y Villa Hermosa (que está junto a Nelson Mandela y Arroz Barato).
En este último barrio mataron a Pablo Manuel Correa Barrios. El joven tenía 21 años y los suyos dicen que no trabajaba porque sufría de epilepsia. Tenía fuertes episodios y su madre era sus sostén.
Residía en la invasión Villa Gloria y el sábado en la noche fue a un culto en una iglesia cristiana a la que asistía, en la calle Los Laureles de Villa Hermosa. A las 8:20 de la noche el joven salió del lugar, pero pasó algo absurdo. Luego de estar en la casa de Dios, la muerte lo sorprendió y se convirtió en una víctima más de la violencia.
Mientras caminaba por un sector solitario, dos sujetos en una moto aparecieron y el parrillero sacó un arma y le disparó en cinco oportunidades. El joven sufrió heridas en el tórax, un hombro, en un muslo y dos en el abdomen. Los sicarios huyeron y el joven quedó tendido. Curiosos se acercaron posteriormente, pero nadie ayudaba al herido.
Solo recibió atención cuando uniformados de la Policía llegaron y lo llevaron al CAP de Arroz Barato. De allí fue trasladado a la Clínica Blas de Lezo, donde murió minutos después. Se dice que el joven no tenía ningún problema y creen que el sicario se pudo haber equivocado de persona.
Creían que estaba borracho
Otra de las personas asesinadas fue Fray David Arroyo Ruiz, un albañil de 40 años. Residía en la manzana 76 del conjunto Torres de Bicentenario, pero los suyos dicen que iba mucho al barrio La Esperanza a hacer trabajos. También se le veía consumiendo licor en esa zona, donde tenía algunos conocidos y donde vive su exmujer. Sin embargo, sus parientes aseguran que siempre andaba solo.
Fue en La Esperanza donde encontró la mala hora. Se dice que el sábado en la noche se fue a ese barrio y habría estado consumiendo licor. Poco después de la una de la madrugada de ayer, Fray estaba en la calle Pablo Emilio Bustamante. Se cree que delincuentes que residen en el sector lo increparon y le exigieron que entregara sus pertenencias.
Este se habría resistido y le dieron una cuchillada en el pecho. Los sujetos huyeron y la víctima pudo caminar por sus medios, estando herida.
Luego, Fray se desplomó en la entrada de un lavadero de motos. Quedó boca abajo.
“Los del lavadero empezaron a llamarlo y a decirle que se levantara, creían que estaba borracho. Como no se levantaba, llamaron a policías para que le llamaran la atención. Cuando los policías llegaron y lo voltearon, le vieron la herida que le hicieron con un arma blanca en el pecho y enseguida empezó a botar mucha sangre. Creemos que lo iban a atracar, le faltaban su celular y su billetera”, contó un pariente de Arroyo Díaz.
Al albañil lo llevaron al CAP de La Esperanza, donde murió instantes después. Se desconoce quién lo agredió.
Por último, está el crimen de Ramón Ramos Ripoll, un mecánico de 51 años. Vivía en la calle El Progreso del sector Central, en Olaya Herrera. Y fue allí donde le llegó la muerte. El sábado, el hombre mayor estaba feliz. Estaba en su hogar y se sentó en la terraza a tomar con unos amigos y su mujer. Sus tres hijos estaban en la vivienda y la música sonaba.
Eran las 11:40 de la noche y, de repente, entró a la calle un joven. Corría, mientras dos sujetos en una moto lo perseguían. El parrillero del vehículo sacó un arma y disparó, justo cuando el joven que huía pasó junto a la casa de Ramón.
El parrillero no acertó, pero la bala terminó impactando a Ramón en el abdomen, quien en ese momento intentaba entrar a su casa. Sus parientes lo llevaron al CAP de Olaya y de allí fue remitido a la Clínica General del Caribe, donde murió a las 2 de la madrugada de ayer. Se dice que el sujeto que habría disparado es un pandillero al que llaman ‘el Cachy’ y quien manejaba la moto era ‘el Julián’.
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