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Ciencia

‘Comer vegetales es 4 veces más efectivo para el planeta que reciclar’

Reciclar es una acción positiva… Pero algunas personas que han reciclado por años pueden estar listas para tomar cambios más grandes.

Reciclar es una acción positiva… Pero algunas personas que han reciclado por años pueden estar listas para tomar cambios más grandes.

Foto:EL TIEMPO

Menos hijos, vivir sin carro y una dieta basada en vegetales, claves para combatir cambio climático.

Nicolás Cortés MejíaCoordinador de distribución y desempeño
Mientras vemos a diario noticias sobre los récords y desastres que está causando el aumento de la temperatura en el planeta, hacerle frente a esta situación parecería que es casi imposible desde nuestras casas.
Sin embargo, combatir el cambio climático, ese fenómeno causado por las acciones humanas y que llevará a la Tierra a aumentar su temperatura como nunca antes, puede empezar desde las decisiones personales.
Ahora, entre las muchas acciones, que van desde reciclar hasta ir en bicicleta al trabajo, hay cuatro que son las más efectivas: tener menos hijos, no tomar vuelos trasatlánticos, vivir sin carro y tener una dieta basada en vegetales.
Así lo comprobó una investigación publicada la semana pasada por la revista Environmental Research Letters, en la cual los científicos Seth Wynes, de la Universidad de British Columbia en Canadá, y Kimberly Nicholas, del Centro para los Estudios de Sustentabilidad de Lund University en Suecia, analizaron entre más de 148 escenarios de cambio climático y acciones individuales 12 tareas que resultarían sustanciales y, entre ellas, cuatro que tendrían un alto impacto en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Los cálculos de Wynes y Nicholas son claves para entender por qué el estilo de vida sí puede jugar un rol determinante en mitigar el calentamiento global. Por ejemplo, la comunidad científica ha establecido que si se quiere que el planeta no aumente más de 2 grados centígrados para el 2050, las emisiones de cada persona no pueden sobrepasar de 2,1 toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e), pero si una persona come carne con frecuencia y toma un viaje trasatlántico al año, emite cerca de 2,4 tCO2e solo con estas dos acciones, una cifra que sobrepasa el límite que necesita el planeta.
Para los investigadores, la disminución más significativa es que las personas tengan menos hijos, lo que podría reducir hasta 58 toneladas de dióxido de carbono anualmente. El cálculo se hizo a partir de cuánto CO2 adicional emitirían los hijos y los nietos por cada año de vida de los padres.
A esas cuatro decisiones personales de alto impacto, también se les suman otras como reciclar, elegir fuentes de energías renovables, usar bombillas de bajo consumo, lavar la ropa a mano, tener un carro eléctrico, entre otras.
Sin embargo, el estudio comprueba cómo muchas de esas pequeñas acciones tienen un impacto muy inferior respecto a si los ciudadanos adoptaran las cuatro decisiones más claves. Por ejemplo, si una familia de Estados Unidos decide tener un hijo menos lograría reducir el mismo nivel de emisiones que si 684 adolescentes decidieran adoptar el hábito de reciclar durante toda su vida.
“Reciclar es una acción positiva, pero algunas personas que han reciclado por años pueden estar listas para tomar cambios más grandes”, opina Seth Wynes, investigador del estudio y quien conversó con EL TIEMPO sobre por qué muchas de estas acciones no son sugeridas por los textos escolares o por los mismos gobiernos.
El estudio prueba que el mayor impacto en reducción es tener un hijo menos. ¿Por qué cree que el control poblacional no está en el centro del debate sobre cambio climático?
Nosotros no miramos estas acciones desde la perspectiva de políticas nacionales. Lo que sí puedo decir es que, aunque cada nueva persona en el planeta añade más emisiones, el problema central no es tener más hijos, sino la sociedad de alto consumismo en la que esos niños nacen. Si las emisiones nacionales se reducen de manera drástica, el efecto de tener un niño adicional puede ser 17 veces menos que el calculado.
Evitar vuelos trasatlánticos es una las acciones de mayor impacto. ¿Cuáles son las alternativas para que los ciudadanos adopten este comportamiento?
No todos los vuelos son necesarios. Los individuos pueden evitar volar a través del uso de videoconferencias para reuniones que no requieran verse cara a cara, también pueden tomar el tren para viajes que no impliquen cruzar el océano. Personalmente, yo disfruto mucho más los viajes en tren, donde se puede trabajar mientras hay wifi, y así evitar las dificultades de pasar por el área de seguridad en los aeropuertos.
¿Por qué acciones como reciclar no son suficientes para hacerle frente al cambio climático?
Reciclar es una acción positiva que conserva los recursos naturales y reduce la emisión de gases de efecto invernadero. Pero algunas personas que llevan reciclando varios años están listas para dar pasos más grandes. Elecciones como una dieta basada en vegetales puede ser cuatro veces más efectiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero individuales.
Los cambios culturales suelen tomar varias décadas en transformar a las sociedades, pero las emisiones de gases de efecto invernadero necesitan reducirse pronto para lograr el objetivo del 2050. ¿Qué piensa al respecto?
Mientras la cultura toma mucho tiempo en cambiar, desde una perspectiva individual, estos cambios pueden ser tomados en una noche. Cuanto más rápido actuemos, mejor será para el planeta en el futuro.
¿El estudio encontró diferencias sobre estas elecciones personales en los diferentes países estudiados?
El impacto de ciertas acciones puede ser algo diferente entre los países. Por ejemplo, manejar un carro eléctrico en una región donde la mayor parte de la electricidad proviene de fuentes renovables puede ser un gran paso, comparado con utilizar un vehículo que se basa en la combustión. Pero si la electricidad que carga al vehículo eléctrico es generada por una planta de carbón, entonces tenerlo no será tan positivo.
Estudiaron solo países desarrollados. ¿Cree que los resultados variarían significativamente en países en vías de desarrollo?
El alcance de nuestra investigación se limitó a países desarrollados, porque en estos hay una tendencia a tener más altas emisiones por personas y, por ende, también tienen mayores oportunidades para reducirlas. Pero uno de los retos que tenemos con el cambio climático es que en la medida en que estos países desarrollados se vuelvan más prósperos, hay una tendencia a aumentar el consumo de carne, lo que produce mayores emisiones y requiere más agua y tierra para su producción. Esa es la razón por la que tener una dieta basada en vegetales es tan importante en el futuro.
Ustedes también analizaron textos escolares en Canadá y algunas políticas de los gobiernos. ¿Por qué estas acciones de alto impacto pocas veces son mencionadas en esos escenarios?
Nosotros no investigamos las motivaciones de los escritores de los textos escolares o de los gobernantes para hacer sus recomendaciones. Podemos especular que el optimismo en la tecnología quizás ha llevado a creer que todos los problemas se pueden solucionar con aumentar los avances tecnológicos. Evidentemente, la eficiencia y la tecnología son muy importantes, pero históricos avances en innovación por sí solos no van a ser suficientes para alcanzar el límite de los 2 grados centígrados.
Actualmente, cerca de la mitad de emisiones son producidas solo por el 10 por ciento de la población global, que tiene altos grados de consumo. Encontrar maneras de llevar una buena vida sin producir semejantes grados de emisiones será la clave para garantizar el bienestar para todos en la Tierra.
¿Cómo pueden mejorar las comunicaciones para promover estilos de vida bajos en carbono?
Las más recientes recomendaciones tienden a dar una serie de posibles acciones que no tienen información sobre cuáles podrían ser más efectivas y, por ende, hay que priorizar. Por ejemplo, enlistarlas o hacer un ranquin, o al menos discutir el relativo impacto (bajo, alto, medio) de algunas acciones es importante para guiar esas elecciones. En los textos escolares, una recomendación muy popular es cambiar las bolsas plásticas por las de tela, pero esto es menos de uno por ciento efectivo para el clima que dejar de consumir carne por un año.
LAURA BETANCUR ALARCÓN
Especial para EL TIEMPO
Nicolás Cortés MejíaCoordinador de distribución y desempeño
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