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Muñecos 'reborn': la industria española de los bebés hiperrealistas
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recrean bebés humanos al máximo detalle

Muñecos 'reborn': la industria española de los bebés hiperrealistas

El sector se divide entre la silicona y el plástico de vinilo en su intento por crear los muñecos más parecidos a un bebé humano. Sus precios varían entre los 300 y los 4.000 euros

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Ante un bebé 'reborn' de silicona uno no sabe si hablar de muñecos, robots, réplicas o directamente de clones. Estas reproducciones de recién nacidos son tan exactas que producen una sensación extraña, casi incómoda. Sobre todo cuando se sostienen en el aire los dos, tres o cuatro kilos y 50 y pico centímetros de estas criaturas de las que cuelgan miembros inertes que parecen absolutamente reales. Tan reales que los más adeptos a esta moda del muñeco hiperrealista incluso hablan de fechas de nacimiento y no de fecha de fabricación. “Hay gente que nos pide que le recreemos en silicona a sus nietos, porque los quieren colocar en una vitrina”, explica Cristina Iglesias, la fundadora y CEO de Babyclon. “Si nos traen buenas imágenes, los esculpimos, los modelamos y los reproducimos. Es como tener un reportaje fotográfico, pero mejor”.

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En el taller que esta compañía tiene en Deltebre (Tarragona) uno se encuentra pequeños cuerpos de silicona esparcidos por varias mesas donde adultos con bata blanca los manipulan meticulosamente. Otros esperan en las baldas de una estantería a la espera de ser adoptados, mientras a cada paso aparecen minúsculos modelos de manos, pies u orejas que difícilmente se distinguen de verdaderos miembros humanos. Y por si la sensación distópica no fuera ya suficiente, Babyclon dispone de un bebé animatrónico que respira hinchando el pecho y que es capaz de beber y orinar para deleite del aficionado al hiperrealismo.

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“Y esto no es nada”, avisa Iglesias, “dentro de poco vamos a sacar un modelo revolucionario. Un bebé totalmente animatrónico que va a mover casi todas las articulaciones y que podrás manejar desde el móvil. Incluso podrá andar ayudándole un poco, como si fuera un bebé”.

Llegados a este punto, ayuda oír que, para la propia Cristina, hubo un momento en que todo esto también fue algo bastante friki. “Yo no conocía el sector para nada. Y de hecho cuando me lo propusieron me pareció algo muy raro. Hasta que me puse a investigar y descubrí un mundo muy chulo”.

Babyclon ha firmado un acuerdo con la Fox para crear bebés hiperrealistas de la película 'Avatar'


Eso fue hacia 2013, en Bilbao, donde Cristina fundó Babyclon como una división de su taller, Clon Factory, dedicado a los efectos especiales y el maquillaje para cine. “El cine es mi pasión, pero últimamente no tengo tiempo para ello. Babyclon nos tiene absolutamente absorbidos”. Y aún más desde que publicaran este vídeo de unos bebés avatar hiperrealistas que se hizo tremendamente viral.

Tanta repercusión tuvo que les contactó la propia 20th Century Fox, productora de la película 'Avatar', con la que acaban de firmar un contrato para ser los fabricantes exclusivos de los bebés de la película.

Mitigados los prejuicios, los muñecos deslumbran como auténticas obras de artesanía confeccionadas a 14 manos, que pueden llevar hasta tres meses de trabajo para un modelo original. En una primera fase se realiza una escultura con plastilina para plasmar la idea. De ahí se pasa al molde, donde se inyecta la silicona en el negativo, y a la cocción.

Vamos a lanzar un modelo revolucionario: un bebé totalmente animatrónico capaz de andar


Al extraerlo, casi como si de un nacimiento se tratase, es cuando el bebé está listo para convertirse en un ser único. Se le tallan las rebabas (sobrantes de silicona), se le pinta el color de piel, se le ponen los ojos, el color de pelo y hasta los órganos sexuales según la petición del cliente. “Generalmente fabricamos en cadena. Inyectamos cinco moldes, hacemos cinco rebabas. El tiempo estimado por bebé será de una semana y media más o menos. Pero para peticiones originales, tenemos una lista de espera de unos tres a cuatro meses”, explica Iglesias.

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Según cuenta Iglesias, su cliente tipo varía entre el coleccionista de arte y el coleccionista de muñecas de toda la vida. “Estos son los que más dinero están dispuestos a gastar. Pero últimamente estamos viendo un 'boom' entre las niñas y estamos vendiendo mucho para regalos de reyes o para comuniones”.

Una fiebre por el bebé hiperrealista que va de Estados Unidos a Australia pasando por Europa o Japón. “Somos una empresa totalmente internacional. La mayoría de las ventas las hacemos fuera. Y cada país tiene sus peculiaridades: los japoneses nos piden muchos modelos fantásticos estilo avatar, o elfos, y a Estados Unidos enviamos la mayoría de los bebés de color que fabricamos”.

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Peticiones que no salen nada baratas. Si comprar un modelo del catálogo de Babyclon, sin más ajustes que los básicos, puede salir por unos 1.200 euros, los modelos más personalizados pueden llegar a los 3.500 euros, e incluso superar los 4.000 si se le quieren añadir componentes animatrónicos.

Del cliente nacional suelen tener muchas y variadas peticiones originales. “Hay absolutamente de todo. Una persona me ha pedido que le replique a su hermano cuando era bebé, porque ahora es mayor y ya no se acuerda. También una madre que nos ha pedido presupuesto para hacer a su hija de cuatro años en silicona”. ¿Y qué harías si alguien te pidiera un adulto? “Hombre, no es que quisiera hacerlo, ¡es que tenemos que hacer un adulto, por supuesto!”.

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Iglesias tiene claro que el bebé hiperrealista de colección es una moda, “como lo fueron los tamagochis o los furbis”, y ya está explorando nuevas aplicaciones para sus bebés. “Últimamente colaboramos con un médico especialista en operaciones de frenillo lingual en bebés. Y hemos creado un prototipo de muñeco con piezas intercambiables en el que además recreamos las diversas capas de la piel humana para que, cuando los estudiantes hagan incisiones, experimenten lo que supone hacer un corte bien o hacerlo mal”.

El 'reborn' auténtico

Mucho ha cambiado desde sus albores el mundo del 'reborn', cuya traducción del inglés es 'renacer', que se suelen situar y fechar en la Alemania de la II Guerra Mundial, cuando la carestía económica llevó a muchas madres a reconstruir muñecas para sus hijas a base de ensamblar pedazos que iban encontrando entre los escombros. Pedazos que limpiaban, repintaban y unían a cuerpos de tela remachados.

“Los muñecos de silicona que nosotros hacemos no se llamarían 'reborn'. Aunque es cierto que compartimos exposiciones y ferias”, matiza Iglesias. “El 'reborn' mantiene más las pautas antiguas, utilizando piezas ya fabricadas, de vinilo, y que luego las artesanas pintan y montan sobre un cuerpo de tela”.

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En ese otro lado de este sector aparece una comunidad ingente de artesanas individuales que dan vida al 'reborn' auténtico. Un simple vistazo por internet permite descubrir un buen número de ellas en multitud de páginas y canales de YouTube sobre el arte y coleccionismo 'reborn'. Hablamos de vídeos con cientos de miles de visitas; y canales que cuentan por miles sus suscriptores. La comunidad está formada en su práctica totalidad por mujeres que se dedican a la creación de bebés hiperrealistas, unas a tiempo completo y otras en sus ratos libres.

Se ha difundido la idea de que hacemos muñecos para personas que no están bien, pero es falso


Si bien la profesionalización se va abriendo camino de la mano de personas como María Valle Escudero, propietaria de Angelitos Dulces, una de las primeras tiendas físicas de España especializada en bebés 'reborn', instalada en el madrileño barrio de Tetuán.

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“Yo me inicié hace 13 años. Y la verdad es que todo ha cambiado mucho, para mejor. Pero todavía nos falta llegar a más gente, porque el público generalista no nos conoce y muchas veces se malinterpreta lo que hacemos”.

Valle se refiere específicamente a la idea que ciertos programas de televisión— y “en concreto el de '21 días', el de Cuatro”— han ofrecido de los muñecos 'reborn'. “Se ha difundido que hacemos muñecos para personas que no están bien. Que son para personas que no pueden tener hijos, o que perdieron alguno o que están solas. Y de eso nada. Esto es como la Mariquita Pérez moderna. Son muñecos para coleccionar, como el que colecciona maquetas de trenes y luego pinta los muñequitos”.

A una compañera le entraron en el coche porque pensaban que se había dejado un bebé dentro

Una pareja de personas mayores entra en la tienda. Son clientes nuevos y buscan un muñeco que regalarle a su nieta que va a hacer la comunión. Están impresionados por el realismo de los bebés y se mueven por la tienda comentando continuamente lo bien hechos que están y alabando el cuidado de los detalles de las uñas o de la piel.

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“Lo que buscamos es que la gente que los vea de lejos no los sepa diferenciar de un bebé real. Aunque de cerca también impresiona, porque trabajamos con muchas capas de pintura hasta conseguir representar bien los capilares, las venas, las rojeces e incluso las transparencias de la piel allí donde es más fina”.

Es tal el realismo que, a veces, se producen confusiones de lo más impactantes. “A una compañera de Sevilla, la policía municipal le reventó las lunas traseras para acceder al coche y sacar al 'bebé' que había en el asiento trasero abandonado a pleno sol. No fue hasta que lo cogieron que los agentes se dieron cuenta que era un muñeco y no un niño de verdad”.

Mi consejo es que no es un regalo para niñas pequeñas. Es un juguete muy caro y delicado


La pareja se decide por un modelo que ronda los 500 euros. Un precio que puede parecer caro, tras el que hay una gran inversión en tiempo y altos costes de producción. “Solo el pelo puede costar de 50 a 80 euros, si es buen género. Y si contamos el molde, las piezas, la pintura, y el tiempo dedicado, que no baja de las tres semanas por muñeco, es que no se puede cobrar menos de 300 o 350 euros”, explica Valle.

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Los clientes se marchan no sin el consejo de que deberían entregar la muñeca una vez finalizada la comunión o incluso algún día antes. “Estas muñecas son muy delicadas”, cuenta María, “de hecho no las recomendamos para niñas menores de nueve o 10 años, porque no la van a saber valorar y es muy posible que la terminen estropeando. Y cuestan mucho dinero”.

Unos precios que pueden alcanzar niveles mucho más altos en mercados de subasta. Allí algunas escultoras y 'reborners' cotizadas ofrecen modelos y muñecos que pueden llegar a valer miles de euros. Pero también se dan casos de engaños. “Ya hemos detectado y denunciado el caso de una chica que ofrecía muñecos 'reborn' por internet y que luego no enviaba nada, o te enviaba un llavero”.

Los productos de Angelitos Dulces y muchos otros 'reborners' vienen certificados por la Asociación Reborn de España (ARE). Una asociación creada en 2015 y presidida por la propia María Valle. “Creamos esta asociación para unir al sector y cubrir nuestra artesanía de pillerías y estafas. Nuestro sello de calidad no es solo para las mejores, sino para certificar que se hacen con unos estándares mínimos de dedicación y honradez”.

Ante un bebé 'reborn' de silicona uno no sabe si hablar de muñecos, robots, réplicas o directamente de clones. Estas reproducciones de recién nacidos son tan exactas que producen una sensación extraña, casi incómoda. Sobre todo cuando se sostienen en el aire los dos, tres o cuatro kilos y 50 y pico centímetros de estas criaturas de las que cuelgan miembros inertes que parecen absolutamente reales. Tan reales que los más adeptos a esta moda del muñeco hiperrealista incluso hablan de fechas de nacimiento y no de fecha de fabricación. “Hay gente que nos pide que le recreemos en silicona a sus nietos, porque los quieren colocar en una vitrina”, explica Cristina Iglesias, la fundadora y CEO de Babyclon. “Si nos traen buenas imágenes, los esculpimos, los modelamos y los reproducimos. Es como tener un reportaje fotográfico, pero mejor”.

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