La diferencia de ser mujer en el 36

Por Asun Requena

Esta semana me he dado una vuelta por Madrid y entre mis andanzas, visité la muestra del Guernica en el Reina Sofía, unido a la historia de mi vida desde el viaje de estudios de 8º de E.G.B. Lo vi por primera vez en el Casón del Buen Retiro. Entré por la puerta y a mi izquierda una gran cámara de cristal cerraba la pintura. No hice preguntas. La situación fue triste, veía que algo pasaba, que por algo estaba encerrado. Al final no pude aguantar la curiosidad y le pregunté a Julita, la maestra. Ella me explicó que era para posibles ataques. No a todo el mundo le gustaba el cuadro y su simbología, ya se había atentado contra él con botes de pintura.

El Guernica había pasado a ser un símbolo político más allá de una manifestación del horror vivido en España, lo había encargado el Gobierno de la República a un artista español que vivía en Francia. Obviamente había miedo. Picasso conoció el bombardeo de Gernika por las noticias. Dicen que una imagen en un periódico fue el detonante para la idea. Hubo muchos Gernikas en España. No los nombro porque seguro me dejo alguno. Hay quien opina que Gernika era Madrid, pero otros afirman que fue una imagen del pueblo vasco lo que le impactó. Si es verdad que entre quienes le hicieron el encargo había varios vascos.

En cuanto a la iconografía utilizada en el cuadro son conceptos desarrollados antes de 1930 y materializados a partir de esta fecha que se pueden ver en MNCARS. La mujer representa en Picasso la mayor parte de su obra como elemento de Pasión o pasión, Maternidades, Mater Dolorosas, sus parejas y un sin fin de representaciones. En ellas se encuentra la clave del Guernica. A través de ellas se canaliza el dolor, la pasión, el amor incondicional de la figura materna. También encontramos ejemplos en sus dibujos de la sala que configura el escenario, puertas y ventanas que dejan entrar la luz, elementos lumínicos como el sol y el candil, motivos religiosos de la Pasión como la Crucifixión reflejada en un clavo de la cruz de Cristo. Por último la tauromaquia, la cabeza de toro. Todos ellos símbolos de Pasión desde nuestros ancestros y unidos intrínsecamente a la sangre y el padecimiento.
Se inauguró en la Exposición Universal de París de 1937 rodeado de obra de otros artistas españoles. En la exposición presentada por el MNCARS encontramos en la primera sala una vitrina, a mano izquierda según entras, donde se pueden comprobar los honorarios entregados a los artistas. ¡Anda, no hay ninguna mujer! C’est ne pas possible!

Según tengo entendido, hubo mujeres artistas en esta exposición tratando los temas de la Guerra. Vuelvo a leer, no encuentro. De repente capto dos gastos aparte, uno el montaje y otro el dirigido a la sección de propaganda política de la República. ¿Estarán ahí metidas? De todos modos no salen en la lista.
Vaya pena, para el cartel de la exposición se utiliza la silueta de la cabeza de mujer, pero para las fotos no aparecen, por lo menos en las oficiales. Nuevamente el poder de la publicidad. En esa misma sala podemos contemplar una foto del Archivo Nacional donde se ven obras bidimensionales que pueden ser dibujos o grabados.
Entre esas obras las de Francis Bartolozzi (Madrid, 1908 – Pamplona, 2004), artista que realizó dibujos y grabados para la publicidad republicana. Vivió la Guerra Civil en Madrid, Valencia, y más tarde en Navarra. Además de las obras de guerra posee obra sobre milicianos, madres con sus hijos en la calle, una serie de grabados sobre pesadillas y los bombardeos. Ella nos dejó un legado viviente, una experiencia fundante fraguada en la Guerra Civil.

Me sonaba que el MNCARS poseía algunas de sus obras. En 2013, los dibujos de la artista Francis Bartolozzi se mostraron en visita privada a los asistentes al Congreso sobre “La Mujer en el Arte”, organizado por la Asociación Madrileña y Española de Críticos de Arte, -AMCA y AECA respectivamente-, celebrado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Busqué en la exposición del Guernica, y también en la cuarta planta, no sé si no la encontré o no están en exhibición, y contemplé la exposición “¿La Guerra ha terminado?”, buen título también para la conmemoración del cuadro de Picasso, porque nunca una imagen dio para tanto. En Facebook ya se reciben firmas para que el Guernica vaya al pueblo, lo cual sería una inyección turística buenísima, tratándose de un pueblo con “Eusko Label” (pueblo con calidad de gente y gastronomía), además de ser un símbolo de identidad política a rescatar por el Gobierno Vasco.

Mientras tanto, otras obras que representan igualmente la Guerra Civil, siguen en fondos a fecha actual. Hubiera estado bien una contextualización mayor. Parece estar diseñada para gente que va por primera vez a ver las obras del artista malagueño. Para los nacionales, escasa, muy escasa.

De momento os dejo alguna obra de mi querida Pitti Bartolozzi, para unos un ejemplo de vida y para otros una auténtica desconocida.

«Pesadillas infantiles» y «Guerra» (1937). imgs. MNCARS.

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