"Trump estaría librando una guerra comercial sin aliados, y autoinfligiéndose un intenso daño interno, que parecería no tener mucho sentido".
"Trump estaría librando una guerra comercial sin aliados, y autoinfligiéndose un intenso daño interno, que parecería no tener mucho sentido".

El principal riesgo visible para el crecimiento económico mundial en el corto plazo es una escalada de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China.

En caso suceda, su impacto sería muy grave, pues podría significar un riesgo para el crecimiento mundial, con consecuencias negativas en casi todos los países. La probabilidad de ocurrencia sería relativamente baja, pero la tensión entre ambas naciones se viene incrementado en los últimos días.

EE.UU. inició el conflicto, primero con declaraciones bastante agresivas y luego anunciando medidas concretas.

Por ejemplo, impuso un arancel de 25% sobre un monto de US$50.000 millones a productos provenientes de China con la amenaza de que, si China respondía, el monto se iba a incrementar. Y obviamente China respondió, lo que hizo pensar que las probabilidades de una escalada en el conflicto aumentarían.

Las medidas anunciadas hasta ahora tendrán un impacto limitado en China, de cerca 0,1 puntos porcentuales de crecimiento del PBI: en lugar de crecer 6,8%, crecería 6,7%. China viene aplicando un cambio en su modelo económico desde hace algunos años, de uno exportador a uno basado en el consumo interno, lo cual mitigaría el impacto de una guerra comercial.

Por el lado de EE.UU. el daño sería mayor. Una guerra comercial pondría en peligro los empleos en fábricas y granjas estadounidenses, creadas en el marco de un crecimiento de casi 600% en las exportaciones hacia China desde que ese país se unió a la OMC, hace 16 años.

De hecho, los envíos a China crean muchos empleos en EE.UU. Por ejemplo, empresas como General Motors venden más vehículos en China que en EE.UU.; Boeing entrega más aviones a China que a EE.UU.; China contribuye aproximadamente con el 15% de las ganancias globales de firmas como Apple, etc. Más aun, los aranceles significarían un incremento en los precios de manera directa para los consumidores de EE.UU.

Además, esto tendría una repercusión política para Donald Trump, pues los productos que China ha seleccionado para gravar con aranceles provienen de estados que Trump necesita para ganar las elecciones congresales de noviembre.

La economía de China continúa beneficiándose de un entorno macroeconómico favorable y su compromiso de continuar abriendo su economía, que incluso en un escenario de guerra comercial debería mantenerse. El autoabandono de EE.UU. de su papel como líder mundial en asuntos económicos presenta una oportunidad única para que China incremente su hegemonía económica y financiera mundial.

Es poco probable que China utilice otras armas para contrarrestar a EE.UU., como una venta de bonos del Tesoro o una devaluación de su moneda para ganar competitividad, pues esto podría desestabilizar los mercados globales y socavar la creciente reputación de China como un actor global responsable.

Trump estaría librando una guerra comercial sin aliados, y autoinfligiéndose un intenso daño interno, que parecería no tener mucho sentido. Es probable que esto termine luego de más escaramuzas con un pacto que asegure una mejor protección de la propiedad intelectual de las industrias de robótica e inteligencia artificial de EE.UU., lo cual podría ser lo que finalmente estaba buscando Trump.