Fortunas de la llamada Estética Relacional. Peio Aguirre

En estos últimos veinte años pocas categorías artísticas han alcanzado tanto éxito y han sido a la vez tan denostadas como la Estética Relacional (ER). En España la ER o bien tiene mala prensa o, por el contrario, se considera que es clave en el desarrollo y modernización de algunos museos de arte contemporáneo. El énfasis en esta “así llamada” ER supone acentuar su carácter de marca o sello en una época en la que los grandes estilos y movimientos son cosa del pasado. Habría que retroceder a los años setenta y ochenta para encontrar tendencias que como transición de la modernidad a la posmodernidad hayan ingresado en la historia del arte canónica. En plena posmodernidad, toda novedad con deseo de perdurar encuentra el límite de su propia temporalidad y duración. Parte del éxito y, a la vez, del fracaso de la ER se encuentra en esa nostalgia, presente en la historia del arte, de ser un continuo cartografiable en medio del caos en que se ha convertido, desde los noventa hasta el presente, el arte contemporáneo globalizado. A esto habría que sumar la restitución del comisariado y el curating de la anterior historia del arte.

http://campoderelampagos.org/critica-y-reviews/9/9/2017

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