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Bajo la Lupa

NYT reconoce la victoria (sic) diplomática y la afirmación de Putin: de Minsk-2 a Sochi

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Reunión del presidente ruso Vladimir Putin con su colega alemana Angela Merkel el pasado 10 de mayo en MoscúFoto Xinhua
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e los multimedia occidentales bajo la férula israelí-anglosajona, sólo The New York Times (NYT) se atrevió a asimilar el triunfo diplomático de Rusia, cuatro días más tarde de la inopinada visita del secretario de Estado John Kerry a la ciudad de Putin: Sochi, destino vacacional del Mar Negro donde el zar Vlady Putin invirtió mas de 50 mil millones de dólares para los Juegos Olímpicos (http://goo.gl/EPmNnN): ¡El peso de los símbolos!

Según David Herszenhorn, la visita de Kerry ha sido ampliamente interpretadacomo una señal de rendición de Estados Unidos: una rama de olivo de Obama y su aquiescencia a que Rusia y su líder (¡supersic!) son sencillamente muy importantes para ser ignorados. ¡No, bueno!

El punto de vista retardado del NYT coincide con el mío cuatro días antes (http://goo.gl/iPWYWi).

Estamos lejos de la teórica apoteosis de Obama cuando se jactaba de haber subyugado a la economía rusa y a su infatuado líder (sic) mediante el desplome del precio del petróleo, la fuga de capitales, la devaluación del rublo y las sanciones europeas (http://goo.gl/lPbG2E).

Vacuidad de la verborrea: hoy Putin cesó de ser el Hitler de Hillary y, según Obama, el tercer mayor peligro de la humanidad detrás del ébola y los yihadistas.

Kerry no se atrevió a tocar el contencioso de la superestratégica península de Crimea, que parece ya haber sido cedida a su propietario histórico.

¿Se perfila el abandono de la parte occidental de Ucrania usurpada por el golpe de Estado de Vicky Nuland, la pugnaz israelí-estadunidense subsecretaria de Estado?

El aislador global Obama quedó aislado con la magnificente parada militar en Moscú donde se escenificó la estratégica asociación, que no alianza militar, de Rusia y China, sin perder de vista a India y a dos potencias medianas con relevancia geoestratégica: Kazajstán y Egipto.

Según David Herszenhorn, Obama encabezó la cargada de Occidente para castigar (sic) a Putin por su intervención (¡supersic!) en Ucrania, habiendo expulsado a Rusia del G-8.

En su mero estilo de cinta negra yudoca y gran ajedrecista geoestratégico, Vlady Putin resbaló los ataques devastadores de Estados Unidos y sus aliados europeos, cuando ha demostrado empecinadamente ser importante (sic) en el escenario global.

A mitad de diciembre Estados Unidos lanzó toda su maquinaria financierista para arrodillar a Rusia y a su divisa, el rublo, lo cual pudo haber sido paliado gracias al rescate bajo la mesa de las colosales finanzas de China, según filtró el británico Alastair Crooke, del think tank Conflicts Forum.

Rusia sugirió doblegar al dólar en su grave crisis de 2008 y tampoco China siguió su consejo, lo cual denota que Pekín no desea, en esta nueva fase tripolar geoestratégica, ser antiestadunidense cuando los chinos se posicionan como emergentes triunfadores.

Según David Herszenhorn, el supremo (sic) líder Putin ha confundido consistentemente a sus adversarios, sean foráneos o domésticos, y una vez más parece emerger en la cúpula, si no como el vencedor (sic) incontestado en su más reciente confrontación con Occidente, seguramente como un héroe (¡supersic!) nacional, erguido, firmemente en control y sin haber cedido nada, sobre todo a Crimea, su más preciada presea. ¡Leer para creer!

Cita al rusófobo Matthew Rojansky, director del Instituto Kennan –quien, a mi juicio, no entiende nada de la legendaria sapiencia de George Kennan–, con sede en Washington, quien insiste en que la aparente posición fortalecida de Putin puede ser ilusoria (sic), ya que la economía de Rusia se encuentra en recesión y permanece peligrosamente ligada a las fuentes de energía cuando la mayor parte de los analistas (¡supersic!) dice que la perspectiva a largo plazo para los precios del petróleo y el gas es desolador. ¡Wishful thinking de vulgar reduccionismo economicista/financierista!

A mi juicio, los novatos geoestrategas de Estados Unidos apostaron demasiado a la guerra financiera/económica, que hubiera podido pulverizar a un país bananero, pero no a Rusia, una superpotencia nuclear.

¿De qué sirve que ahora NYT admita que las sanciones económicas de Occidente parecen (sic) haber fracasado?

¿Se adelantó Kerry a la fronda de la granja rebelde de la Unión Europea que anhela finiquitar sus contraproducentes sanciones?

Cronos y el antigravitatorio cretense Ícaro se coaligaron en la parte occidental de Ucrania y han puesto al borde de la debacle al régimen golpista neonazi de Kiev de la dupla del presidente Poroshenko, vendedor de chocolates (no es broma) instalado por Alemania, y el pueril premier Yatseniuk, marioneta de la amazona Vicky Nuland, a quien le fallaron sus cálculos cuando la guerra financiera contra Rusia aniquiló antes a Ucrania. ¡Sucedió todo lo contrario!

A juicio de David Herszenhorn, el giro sutil (sic) de Obama refleja el reconocimiento pragmático de que la política de aislar a Rusia, económica y diplomáticamente, está fracasando. Cita a Viktor A. Kremenyuk, vicedirector del relevante think tank Instituto de EU/Canadá, vinculado a la prestigiosa Academia de Ciencias de Rusia, quien comenta que el Kremlin resistió las sanciones e introdujo contra-sanciones.

Cuando nunca Vlady Putin cesó de colaborar con Estados Unidos en los contenciosos acuciantes de Irán/Siria/Corea del Norte/Yemen –con la salvedad de algunos amagos para retirarse de las negociaciones de armamento convencional/nuclear–, Kerry los utiliza como hoja de parra para justificar su visita a Sochi.

Paul Craig Roberts, asistente de la Secretaría del Tesoro con Ronald Reagan, enuncia que Estados Unidos envió a John Kerry a Rusia como un suplicante (http://goo.gl/fPJ9dm).

¿A cambio de qué habrá soltado Obama a Ucrania? ¿Dónde quedan Alemania y Francia relegados por Estados Unidos de Minsk-2 a Sochi?

David Herszenhorn no lee ni su propio rotativo: no está enterado de la advertencia geoestratégica de Vlady Putin en su histórica conferencia en Munich hace ocho años (http://goo.gl/oAE9nH).

Ya había advertido aquí el desastre de toda la política de amateurs del gabinete Obama cuando el máximo geoestratega estadunidense de todos los tiempos, George Kennan, había avisado el grave error de asfixiar a Rusia, una superpotencia nuclear (http://goo.gl/4xzdrp).

A mi juicio, el grave problema en Estados Unidos es que su política exterior se encuentra en manos de neófitos proclives a bravatas de taberna cuando sus anteriores geoestrategas se encuentran en vías de extinción y en su cuarta edad: Kissinger (91 años), Brent Scowcroft (90), Brzezinski (87) y el texano James Baker III (86 años). El más imprudente de todos es el rusófobo Brzezinski.

Hoy la política exterior de Estados Unidos está secuestrada por los multimedia israelí-anglosajones y sus locuaces payasos nocturnos en los talk shows que ni conocen siquiera el significado de una multiojiva nuclear colocada en un misil intercontinental ruso Topol-M, que acabaría con la risa de la humanidad.

En Moscú no deben estar tranquilos con el retiro táctico de Obama en Ucrania cuando los aliados de Vicky Nuland en los Balcanes, encabezados por el megaespeculador George Soros –presunto títere de los banqueros esclavistas Rothschild–, incitan a la revuelta islámica en Macedonia: nuevo frente israelí-anglosajón contra Rusia.

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