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Luna Miguel

Literatura joven que sangra

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Aleida Belem Salazar

La juventud, la enfermedad, la muerte, el sexo, entre otros, son los temas que atraen a Luna Miguel (Madrid, España, 1990). Ha transformado a la poesía joven española y se ha convertido en una de las principales y más destacadas voces.

Con tan sólo 24 años, actualmente vive en Barcelona. Poeta, periodista y editora. Ha publicado cuatro libros de poesía: Síntomas (2006), Estar enfermo (2010), Poetry is not dead (2010), Pensamientos estériles (Cangrejo Pistolero, 2011), La tumba del marinero (2013) y Los estómagos (inédito). La mayoría editados por La Bella Varsovia. Y una nouvelle, escrita junto con el también joven escritor Antonio J. Rodríguez. Luna cuenta con más experiencia en la literatura que algunos escritores con más trayectoria. Gracias a su gran madurez artística. Su padre es profesor de literatura y ajedrez y su madre fue historiadora y editora en el sello independiente de poesía: El Gaviero Ediciones. Su madre siempre apostó por la poesía, por eso Luna también lo hace.

Porque el amor es estéril, existe el sexo

Luna Miguel es muy sincera, cuenta que comenzó a escribir porque deseaba intentar enamorar a un hombre, y al mismo tiempo, mostrar su mundo desde su perspectiva. Ahora no sabe qué intenta hacer con la poesía, “pero sé que quiero encontrar las palabras para ser mejor persona, y que el mundo sea más bello”. Nos imaginamos a una poeta diminuta y frágil. Sin embargo, es una mujer muy fuerte, pequeña, sí, pero no frágil. Entonces la poesía se convierte en: enamorar a un hombre para mostrarle una visión personal, en una enfermedad para aceptar su resultado, en enamorar la muerte y no tener miedo, enamorar los días, la infancia, la madurez. Entonces la poesía se convierte en lo que hay, en lo que somos, la poesía es lo que sabemos desde siempre: la vida.

Tener veinte años y estar loco

Luna Miguel estudió periodismo en Madrid. Ha traducido a autores como Marcel Schwob, Tracy K. Smith o Arthur Rimbaud. Ha epilogado y prologado a Anna Ajmátova, Ted Hughes o Mary Jo Bang. Se ha desempeñado como editora coordinando antologías de autores jóvenes: Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011). El libro nació a través de un blog del mismo nombre donde recopilaba textos de autores de distintas partes menores de 27 años que no tenían difusión suficiente. La integran, Alberto Acerete, Sara R. Gallardo, Eba Reiro, o Emily Roberts.

Después vino Sangrantes (Origami, 2013), conformada por 29 mujeres que reflexionan de un mismo tema: la menstruación. Un libro escrito por mujeres pero que no tiene género. Reúne voces representativas de la literatura: Chantal Maillard, María Ramos, Elena Medel, Natalia Litvinova, o Ana Gorría. Por último, está VOMIT (El Gaviero Ediciones, 2013), antología bilingüe de jóvenes poetas norteamericanos.

La culpa la tiene la Literatura

Actualmente, Luna trabaja como redactora en la revista en línea Playground. Combina las horas de trabajo periodístico con las de su creación poética. Le gusta anotar cosas en su cuaderno o su blog. Al momento de tener bastante material, ordena ideas y de ahí nacen poemas. Luego vienen meses de corrección. Desde los 15 años comenzó a escribir en: http://lunamiguel.com. También la podemos encontrar en la mayoría de las redes sociales.

Proyectos como los de 89plus han ayudado a difundir y apoyar el trabajo de artistas del mundo nacidos a partir de 1989. Recién finalizó una exposición en Zurich: Poetry will be made by all! 1000 books by 1000 poets. Consistió en exhibir y publicar libros editados por LUMA Foundation. El proyecto dejó una biblioteca para comprar o descargar libros gratuitos de autores en diversos idiomas. Ahí se encuentra una selección llamada Museo anatómico, de la poesía de Luna Miguel escrita entre 2006 y 2014. Sus libros no los venden en México, sólo es posible ordenarlos por internet.

A Luna le gustaría conocer México, admira enormemente a David Meza (El sueño de Visnú, El Gaviero Ediciones, 2012), un joven al que considera el mejor escritor que ha leído. También se siente identificada con la poesía española de: Elise Plain, Elena Medel, Unai Velasco, Arturo Sánchez, Laura Rosal o Berta García Faet. Del extranjero: Gabby Bess, Tao Lin, Sophie Collins, Yu Youyou, Natalia Litvinova, Jacob Steinberg, Daniela Camacho, Tryno Maldonado, Lysiane Rakotoson o Valeria Luiselli, entre otros.

La tumba del marinero

Publicado en 2013, La tumba del marinero (La Bella Varsovia), es el poemario más trabajado y extenso que ha escrito Luna Miguel; significa un paso más allá en la evolución de su poesía. “Por eso me duele la sangre: porque está afuera. Y dentro no duele y fuera mata. Y dentro no daña y fuera asusta”. Lo escribió en un año. Más dos de corrección. Dedicó su tiempo y lecturas a documentarse. Considera el trabajo de corrección, como la mayoría de los escritores, el más importante. Podríamos pensar que es cuando realmente se escribe el libro. Antes, sólo es un montón de palabras vaciadas en un montón de cuartillas. El tema más recurrente que aborda, aparte de la enfermedad, la muerte, la infancia, el amor o la biografía, es la idea de la juventud perdida, a pesar de apenas contar con 24 años. “Quería un hijo y parí un gato. Quería un gato y tuve un corazón de vaca atragantado. Quería un corazón y la ciudad se llenó de luces de navidad del color del hígado”.

En el libro se advierte un dominio del lenguaje: “El amor no puede ser experimentado si no estás loco, o enfermo, o muy vivo, o muy muerto. Tu abuelo murió y le cosieron la boca para que no soltara pus, para que no soltara moscas”. ¿No es el loco el más cuerdo y el sano el más muerto que el propio muerto? ¿Es la obsesión por escribir sobre estos temas la cura para quien escribe? ¿No son los poemas la solución para aliviar el malestar de la vida?

Las enfermedades que aquí se describen son el cáncer y la diabetes. Luna habla desde la experiencia -y a la vez desde un proceso de aceptación- de lo que es tener un enfermo en casa y también de ser su propio enfermo al cual cuidar. Con gran habilidad crea imágenes hermosamente desagradables. Reflexiones muy intimistas, muy autobiográficas. “Por eso amputarán tus pies. Por eso sellarán tus ojos con fragmentos de mapas antiguos. Por eso pronunciarán tu nombre en celebración del páncreas. ¿Comprendes? Por eso el útero es más oscuro: intestino y córnea. Por eso amputarán el rezo”.

Luna Miguel es una propuesta fresca a la que hay que darle una oportunidad, con la mente abierta, quitándonos el prejuicio de considerar la poesía hecha por mujeres como hormonal o cursi. Su escritura es un grito generacional que sale desde su carne.

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