La captura corporativa de la COP19

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“Esta nueva tendencia es la de transformar toda la naturaleza potencial y utilitariamente en mercancía. Así se abre camino para que el capitalismo explote el trabajo gratuito que la naturaleza ejerce con o sin sociedades humanas dependientes de él. ‘¿Tú quieres oxígeno? Paga por la fotosíntesis a la empresa que ganó del Estado la concurrencia para explotarla'."

Conferencia de las NN.UU. sobre Cambios Climáticos (COP 19), Varsovia, Polonia

Por Amyra El Khalili*

La campaña contra la “financierización” y mercantilización de la naturaleza, llevada a cabo por centenares de ONG, movimientos sociales, redes, colectivos y asociaciones de todo el mundo, tiene origen en las sucesivas crisis del capitalismo postmoderno arraigado en el modelo neoliberal. Neo significa nuevo; liberal liberar. El neoliberalismo defiende el libre mercado sin la mano pesada de las políticas de comando y de control de los gobiernos nacionales e internacionales o de reglas que promuevan el “trabamiento” de los mercados financieros.

Adeptos de las teorías de que las fuerzas de los mercados se auto regulan, los neoliberales adoptaron políticas de substitución del papel de los Estados por corporaciones de la iniciativa privada. Donde el Estado debería actuar como los sectores de educación, salud, prestación de servicios (distribución y tratamiento de agua, alcantarillado, energía, comunicación, minería), son tales sectores entregados a las corporaciones privadas en muchos países para hacer la gestión financiera y administrativa. Así, se privatizan las ganancias y se socializan los perjuicios. Si el Estado promovía, en muchos momentos, la reducción del “crecimiento económico” por no poder ejercer también el papel que habría de caber al mercado, la entrega del patrimonio y de los servicios públicos ha creado distorsiones y conflictos entre el verdadero papel del Estado, poniendo en duda los motivos que llevaron a su relación tendenciosa con los intereses de los mercados, particularmente el mercado financiero.

La acción de volver financiero todo aquello que es eminentemente económico, la financierización, y la mercantilización, acción de volver mercancía aquello que no debería ser, por cuestiones éticas, mercancía, está proporcionando nueva modalidad de instrumentos y contratos por medio de los mercados financieros, que pretenden transformar en bienes, antes considerados fuera de la ruta de los estudios de bienes y servicios económicos, en mercancías. Esos bienes son llamados de “bienes difusos” – bienes de uso público o “bienes comunes”.

El bien ambiental, conforme explica el Artículo 225 de la Constitución Federal del Brasil, es “de uso común del pueblo”, o sea, no es bien de propiedad pública, más bien, de naturaleza difusa, razón por la cual nadie puede adoptar medidas que impliquen en gozar, disponer, fruir del bien ambiental, destruirlo o hacer con él de forma absolutamente libre a todo aquello que es de la voluntad, del deseo del ser humano en el plan individual o meta individual.

Al bien ambiental es solamente concedido el derecho de usarlo, asegurado el derecho de las presentes y futuras generaciones.

La declaración “¡No a la compensación de la biodiversidad!” (1), denuncia esa apropiación indebida del bien ambiental por las corporaciones con la complicidad y avalúo de los Estados – la biodiversidad y los servicios que la naturaleza produce gratuitamente.

El eco-historiador y ambientalista, Profesor Doctor Arthur Soffiati, nos hace un alerta sobre los peligros de esta nueva tendencia del capitalismo neoliberal:

“Esta nueva tendencia es la de transformar toda la naturaleza potencial y utilitariamente en mercancía. Así se abre camino para que el capitalismo explote el trabajo gratuito que la naturaleza ejerce con o sin sociedades humanas dependientes de él. ‘¿Tú quieres oxígeno? Paga por la fotosíntesis a la empresa que ganó del Estado la concurrencia para explotarla.’

Pero el neoliberalismo, que, pasmen, tanto ha fascinado al intelectual francés Michel Foucault al final de su vida, va todavía más lejos. Cuanto más profunda sea la crisis ambiental provocada por la sociedad industrial, más oportunidades de negocio se abren. ‘No vamos combatir a los cambios climáticos para que retornemos a las condiciones que el Holoceno naturalmente nos ha proporcionado, si hacemos esto, vamos a perder dinero.’ Si no es éste el discurso de los negociantes, es este su pensamiento.”

La declaración “¡Pongamos fin al secuestro de las negociaciones sobre cambio climático por las grandes corporaciones y a la expansión de los mercados de carbón!” (2), firmada por más de 135 grupos, movimientos y redes de todo el mundo, denuncia la captura corporativa de la COP19 por las mismas empresas que han obtenido ganancias con la crisis climática y han sido también las responsables por la existencia de esa misma crisis. La Unión Europea y los grandes contaminadores están ignorando efectivas acciones climáticas para promover la expansión de los mercados de carbón en la COP19.

Ese movimiento internacional denuncia también que los players (jugadores) del mercado de carbón que han obtenido ganancias con las fallas de la desreglamentación del Comercio de Emisiones de la Unión Europea, el mayor sistema en actividad en el mundo, están presionando para salvarse de la reducción drástica de las cotizaciones de los créditos de carbón que viene presentando bajas después de sucesivas caídas de precios. De esta forma, pronostican la formación de un mercado global que interligaría los sistemas de comercialización entre países, aunque el mercado de carbón se haya mostrado, por más de 15 años, ser ineficiente y haberse prestado a atraer todo tipo de irregularidades y fraudes. Hay quien diga que los fraudes están desconectados del Comercio de Emisiones de la Unión Europea (EUETs), como si una cosa no tuviera relación con la otra. Tal afirmación o es ingenuidad o las presiones para defender a los intereses de los players están provocando un discurso dubio y presuntamente confuso para ilusionar a los inversionistas, entre otros posibles actores de este mercado.

Es flagrante la relación dudosa entre gobiernos y corporaciones con negociaciones paralelas en reuniones previamente preparadas en la COP19. Ya pasan 20 años sin acciones efectivas para combatir los cambios climáticos.

Es hora de poner fin al Comercio de Emisiones de la Unión Europea que apenas causa problemas y conflictos con comunidades tradicionales, pueblos de las florestas, campesinos, entre otros, con políticas desastrosas e que solamente alimentaron a la especulación financiera en plena crisis económica en Europa y en los EE. UU. Esta crisis del capitalismo mundial que ha quebrado países, viene adoptando también políticas de austeridad, afectando directamente a cualidad de los servicios públicos con desocupación y desesperanzas. (3)

Las declaraciones “¡Pongamos fin al secuestro de las negociaciones sobre cambio climático por las grandes corporaciones y a la expansión de los mercados de carbón!” y “¡No a la compensación de la biodiversidad!”están abiertas para recibir adhesión de organizaciones, grupos, redes, asociaciones y colectivos.

Nuestra posición es de endosar las declaraciones con conocimiento de causa, sobre todo con histórico y trayectoria comprobada de esta autora que les escribe, en los mercados futuros y de capitales.

Traducción: Ahmad Schabib Hany

Notas:

(1) Declaración “¡No a la compensación de la biodiversidad!”

En español: Ver aquí

En inglés: Ver aquí

En portugués: Ver aquí

(2) Declaración “¡Pongamos fin al secuestro de las negociaciones sobre cambio climático por las grandes corporaciones y a la expansión de los mercados de carbón!”

En español: Ver aquí

En inglés: Ver aquí

(3) Declaración “¡Es hora de desmontar el ETS!, ver aquí.

*Amyra El Khalili es economista, autora del e-book “Commodities Ambientales en Misión de Paz: Nuevo Modelo Económico para América Latina y el Caribe”, Editorial Nova Consciência, São Paulo, 2009. 271 pp. Acceso gratuito www.amyra.lachatre.org.br

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Capturado em 11/11/2013
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Publciado em 11/11/2013

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Publicado em 11/11/2013

Fuente: Rema Brasil

Temas: Crisis climática, Economía verde

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