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Acumuladores, el temor al desapego.

Almacenando recuerdos y llenando vacíos.

Acumuladores, el temor al desapego.

Acumuladores, el temor al desapego.

Enrique Lara

Hoy en día es más común conocer personas que viven en casas atiborradas de lo que la mayoría pensaría es basura, sin embargo, para quienes la conservan guarda recuerdos, deseos y cubre espacios emocionales que el tiempo no ha podido llenar.

Diagnóstico clínico

Cuartos inhabitables, paredes que se pierden entre montañas de periódicos viejos, cajas de comida en lo que alguna vez fue el comedor familiar y solo, en una esquina, un pequeño colchón que agoniza entre el hacinamiento.

La acumulación compulsiva, o disposofobia, es un trastorno psicológico en el que la persona acumula objetos que podrían parecer inservible o inútiles, pero que para ella representan algún apego emocional o personal.

No existe una edad determinada en la que se active el trastorno, se tienen registrados pacientes desde los catorce hasta los 81 años de edad, cada uno de ellos con un diferente grado de acumulación derivado de diversos problemas.

Se cree que el principal problema que orilla a la disposofobia es la separación de una persona ya sea por divorcio, muerte o cambio de residencia. Cuando el paciente padece la muerte de algún familiar cercano, pone fin a una relación, o sus hijos dejan el hogar, busca cómo remplazar esos huecos en el hogar.

Varios trastornos derivan y se encuentran con la acumulación extrema. Desde la cleptomanía, en que la persona siente la necesidad de robar para llevar a casa objetos que formen parte de su colección, hasta el trastorno obsesivo compulsivo en el que la persona cree tener cierto control de su vida a través de las posesiones.

Consumismo y hacinamiento

Los expertos creen que el alarmante aumento en casos de acumuladores se debe a las tendencias consumistas que incitan a compras impulsivas de objetos innecesarios. Al comprar, la persona libera serotonina, produciendo una euforia momentánea parecida a la felicidad.

Pero esa sensación termina en unos momentos, por lo que la persona ve la necesidad de comprar de nuevo, lo que produce ciclos de depresión y felicidad que son condicionados por la adquisición de objetos. Se cree que en Estados Unidos el 40 por ciento de la población sufre depresión, y que uno de cada diez americanos es acumulador.

El problema deriva en hacinamiento cuando se guardan las bolsas de la compra, cajas vacías, restos de poliestireno, o los objetos sin desempacar, pues le recuerdan a la persona momentos de «felicidad».

El fácil acceso a compras virtuales las 24 horas del día, compras por televisión y entrega a domicilio, facilitan el consumo de objetos innecesarios, lo cual propicia la acumulación y llena los ya saturados espacios del hogar.

Identificando al acumulador

Detectar a un acumulador puede ser complicado, pues la mayoría de ellos niega tener un trastorno de acumulación extrema. Sin embargo, no se debe confundir suciedad o desorden común con hacinamiento o disposofobia.

Según la Clínica Mayo, un acumulador puede presentar alguno de los siguientes síntomas:

-Conservar prendas o zapatos que no usa: la persona se rehusa a tirar aquello que ya no se pone, está roto o en mal estado pues cree puede ser útil algún día.

-Mantener aparatos electrónicos y electrodomésticos que no sirven: se guardan y se dicen que los arreglarán para que vuelvan a ser funcionales.

-Todo cuarto sirve como bodega o almacén: cualquier espacio vacío sirve para seguir guardando objetos cuando los lugares de almacenamiento se van ocupando.

-Se limita la interacción social con otras personas: por vergüenza. Se prohíbe la entrada a personas ajenas a la casa pues podrían juzgar lo que sucede adentro.

-Afecta la vida cotidiana: el hacinamiento perturba actividades del día a día como cocinar, comer o dormir, pues los espacios dedicados para ello se encuentran ocupados.

El acumulador crea excusas para poder conservar sus objetos; justifica que podrá tener algún valor futuro, que tienen valor sentimental, que pueden ser reparados o que sirven de decoración para el hogar.

Peligros de la acumulación

El hacinamiento de espacios cerrados presenta riesgos para el inmueble pero también para sus habitantes. La acumulación de revistas, periódicos y correspondencia sirve como alimento para incendios, en casas poco ventiladas, por ejemplo, donde el papel se halle disperso, el fuego podría propagarse en cuestión de segundos.

Las montañas de artículos, muebles y objetos pueden crear verdaderas avalanchas que entierran a sus habitantes, haciendo imposible para los cuerpos de rescate poder encontrar quien haya quedado debajo de ellas.

También existen riesgos sanitarios, pues los desechos que se conservan atraen insectos y roedores transmisores de enfermedades, que terminan por convertirse en una verdadera plaga para quienes habitan en la casa.

La acumulación es sobre todo peligrosa en un hogar donde habitan niños o adultos mayores, ya que carecen de una superficie lisa y firme para poder caminar, además de que los barandales y demás apoyos están cubiertos por objetos y los interruptores de luz se encuentran ocultos tras las montañas de basura.

Acumuladores en México

El término «acumuladores» es común en la cultura americana, se han creado reality shows y documentales mostrando la vida de estas personas, que por mucho tiempo permanecieron ocultas entre los laberintos de objetos.

En México también existen, sin embargo, su presencia permanece fuera del reconocimiento social. Fue apenas hasta el año 2000 que el Instituto Nacional de Psiquiatría comenzó a recabar información sobre el trastorno en nuestro país.

No se conoce con exactitud el número de personas con dicho padecimiento, ya que no es común conocer a un acumulador, pues la vergüenza y el miedo al estigma social le inhibe aceptar su condición y prefiere mantenerla en secreto.

Cada vez más psicólogos reciben en sus consultorios pacientes que presentan los síntomas de acumulación extrema en sus fases iniciales, es decir, la acumulación se limita a uno o dos cuartos en la casa.

Acumuladores famosos

Hay personas que han alcanzado notoriedad y popularidad por la acumulación en la que vivieron. Algunos se convirtieron en una especie de leyenda, pero todos sirven de advertencia sobre los peligros y males que conlleva el hacinamiento.

Edith Bouvier y su hija Edith Beale, tía y prima respectivamente de la ex primera dama Jacqueline Kennedy, vivían en una mansión en la exclusiva zona de los Hamptons conocida como Grey Gardens donde habían mantenido centenas de gatos, mapaches y demás animales que entraban a la casa atraídos por la basura.

El departamento de sanidad del estado de Nueva York dio la orden de desalojo al considerar la casa como un riesgo biológico. Tras recibir apoyo de la sociedad neoyorkina y de su prima, las mujeres pudieron conservar su casa y deshacerse de la acumulación de latas, papel, materia fecal y demás desechos que habían atesorado.

Pero el caso que mostró por primera vez al público la disposofobia fue el de los hermanos Collyer en 1947. Homer y Langley vivían en su departamento en Manhattan y paseaban por la ciudad de noche para recolectar artículos que consideraran valiosos. Su hogar estaba lleno de trampas pues pensaban su acumulación podría atraer ladrones.

Su acumulación llegó a su fin trágicamente cuando un vecino reportó un olor extraño que provenía del departamento. Cuando entró la policía encontró a ambos hermanos muertos entre las toneladas de basura que habían coleccionado por años.

Según reportes del forense, el hermano mayor había muerto tres semanas antes por inanición al ser incapaz de trasladarse hacia la cocina en su silla de ruedas por el amontonamiento. Mientras que Langley había fallecido una semana antes cuando una pila de basura cayó sobre él.

Al sacar los objetos se encontraron libros, instrumentos musicales, periódicos, obras de arte y máquinas que en total pesaban más de cien toneladas. Los objetos cubrían desde el piso hasta llegar al techo, las trampas antiladrones seguían en su lugar y los pasillos por los que antes pasaban se encontraban cubiertos de basura.

Soluciones

La terapia es la mejor solución para la acumulación extrema. Es importante conocer porque se guardan aquellos objetos que pensamos innecesarios, encontrar que fue lo que detonó la acumulación que ha invadido el hogar y superar aquello que sigue reteniendo al paciente.

Mantener la casa limpia es una labor cotidiana que ayuda a evitar el hacinamiento. El simple hecho de botar aquello que ya cumplió con su uso y que sólo ocupa espacio muestra el desapego que se tiene hacia los objetos.

Se deben evitar las excusas para conservar aquello que nos recuerda algo o alguien, es importante establecer los límites y ser conscientes de que el objeto no regresará a la persona ni al momento de la vida que se desea volver. Cuando la mente se encuentra en orden se refleja en el entorno.

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