Una lluvia de palomas teñidas del tricolor colombiano y las notas del pabellón nacional marcaron la llegada del presidente electo, Juan Manuel Santos Calderón, a su sede de campaña en donde entre banderas blancas y gritos de paz, celebró su reelección y con ella el compromiso de la paz.
Y es que bajo ese propósito nacional, su candidatura llevó a que se dieran uniones que nunca se pensaron políticamente viables, razón que sin duda marca un segundo Gobierno con un ambicioso reto de por medio.
“Muchas gracias Colombia, viene la generación de la paz”, dijo el presidente reelecto quien cumplió una apretada agenda antes de recibir la victoria de la democracia.
Y aunque en la recta final por la Presidencia enfrentó maratónicos recorridos donde el sueño fue lo de menos, Santos le madrugó al voto sin un minuto de retraso. Llegó en compañía de la Primera Dama, María Clemencia Rodríguez y de sus hijos Martín, María Antonia y Esteban Santos, con quienes ansioso, pero esperanzado, mostró ante las cámaras su voto, invitando nuevamente a respaldar su segundo mandato.
“Ayer ganó nuestra selección Colombia, hoy gana nuestra democracia”, dijo el primer mandatario quien se convenció que el triunfo ante Grecia sería un presagio del triunfo que por casi un millón de votos, dejó por fuera a Óscar Iván Zuluaga de la contienda electoral.
La confianza no fue suficiente, pues visitó la Iglesia de ‘La Milagrosa’ para pedir el “milagro” de la reelección en una de las jornadas más controvertidas de la historia política de Colombia, favor que también encomendó ante la tumba de sus padres Enrique Santos Montejo y Clemencia Calderón Nieto, donde en medio de un acto solemne dejó la decisión final en manos de ellos y de los más de 33 millones de colombianos habilitados para votar.
Si algo tenían seguros los candidatos es que en este día cada voto contaba, por eso hasta último momento Santos insistió en invitar a los colombianos a votar para “ser parte del paso más grande que dará nuestro país en la historia: ¡acabar con el conflicto armado!”.
Mientras se cerraban las urnas, expectantes los cientos de seguidores de Santos se reunieron bajo una sola voz a la espera del primer boletín en la sede de su campaña. De repente estridente sonido de la noticia de última hora paralizó el lugar cuando en las pantallas apareció Zuluaga a la cabeza con una diferencia de 500 votos.
Tomados de las manos, conscientes de lo que podría venir, siguieron agitando las banderas, esta vez no importaron los colores pues el Claustro se tiñó de esperanza ante la cercanía de la paz.
No tardó mucho para que el veloz escrutinio de la registraduría anunciara la delantera de Santos en la elección presidencial, entonces los coros cambiaron de “si se puede” a “si se pudo”. Como si se tratara de una gran fiesta nacional, los pitos en las calles celebraron cada informe, en donde no dejó de liderar el estadista de la paz.
En menos de una hora y con el 88,25 por ciento de las mesas escrutadas, Santos alcanzó 6.850.098 votos, que representan el 50,71 por ciento; mientras que Zuluaga llegó a 6.102.859 sufragios, que sería el 45,18 por ciento.
Los aplausos y arengas retumbaron en varias regiones del país, donde el mensaje de la paz caló tan profundo que motivó a casi un millón más de votantes que hicieron parte de la fiesta de la democracia.
Al recinto empezaron a llegar los escuderos de la Unidad Nacional, algunos que abandonaron sus cargos públicos para ‘remangarse’ y trabajar en las calles para sumarle votos a la reelección. Gina Parody, David Luna, Rafael Pardo, Armando Benedetti, Juan Manuel Galán, John Sudarsky entre otros, se abrazaron sin dudarlo, olvidando la oposición y las diferencias políticas.
Entre la multitud un grupo de niños vistiendo el blanco de la paz, abrieron paso al presidente electo de Colombia, quien aseguró resultar elegido no por ideales políticos sino por la ilusión de cambiar el miedo por la esperanza.
“No será fácil, siempre hay obstáculos, siempre hay enemigos, pero tendremos que dar pasos difíciles para asegurar que esta paz sea duradera” dijo el jefe de Estado luego de agradecer a su coequipero y vicepresidente electo Germán Vargas Lleras.
Miles de manos marcadas con la “paz” aplaudieron la unión que Clara López, Aída Avella, Antanas Mockus, John Sudarsky, dieron al mandatario en su lucha por la paz, objetivo que todos calificaron como el valor supremo de cualquier sociedad.
“Hemos hecho mucho, falta mucho por hacer” repitió si cansancio el presidente electo quien aseguró que estos cuatro años le dieron la experiencia necesaria para convertir a Colombia en una nueva esperanza para Latinoamérica.
Con la tranquilidad de contar con un segundo tiempo para “construir sobre lo construido”, Juan Manuel Santos se despidió de los colombianos con el firme compromiso de defender aquel objetivo que le dio el pasaje de regreso a la Casa de Nariño, la paz.
Comentarios ()