El miedo de Sabina

Compartir:

A Joaquín Sabina le ha dado una buena dosis de miedo escénico esta semana pasada en su concierto en Madrid (http://goo.gl/CFT38q). Lo ha confesado durante el concierto, para poder seguir con la actuación con el perdón de público por la bajada de intensidad. Ha dicho que le ha dado un "Pastora Soler", en referencia a lo que le ha pasado este mes a la cantante sevillana, que se ha retirado temporalmente por su inseguridad ante la audiencia (http://goo.gl/9SlFXK).  

Podríamos pensar que es imposible que le pase a alguien con tantísima experiencia sobre los escenarios. La buena noticia es que, si le pasa a Joaquín Sabina, es completamente normal que nos pase a todos. Beyoncé dice "I get nervous when I don't get nervous. If I'm nervous, I know I'm going to have a good show". Lo malo es que si no canalizas la tensión a tu favor, te domina, como le ha pasado a Sabina esta vez.

Para canalizar esos nervios y convertirlos en entusiasmo solo tienes que seguir unas pautas muy sencillas.

La primera es saber qué te está pasando. Cuando sabes qué te pasa es más fácil controlarlo. Si estás delante de una audiencia, tu cerebro te prepara para enfrentarte al peligro psicológico que supone la posibilidad de perder la autoestima si crees que te rechazan. Y crees que te rechazan, por ejemplo, porque no les gusta lo que estás contándoles.

Ellos por supuesto no te rechazan, de otro modo no habrían pagado los 30 euros mínimo que cuesta la entrada. Pero tú crees que no lo estás haciendo bien, por varias razones como que te encuentras débil, que te sientes repetitivo, o que no te acuerdas de decir lo que tenías pensado decir. Cuando te enfrentas al peligro, tu cerebro se pone en modo supervivencia y dejas de pensar. Si dejas de pensar no te centras en tu actuación. El resultado es que lo vas a hacer peor, y como te das cuenta de que lo estás haciendo peor, te vas a poner más nervioso aún, en un círculo vicioso que termina por conseguir que te bajes del escenario.

La segunda es respirar. En el momento en el que notes que se te escapa el asunto, nada como parar un instante para respirar profundo, empujando el diafragma. Lo hacen los cantantes al cantar, por supuesto, pero si notas que se te escapa el aire, tocas un par de acordes más para darte tiempo a hinchar los pulmones. Fácil si tienes una guitarra en la que apoyarte. Si no la tienes, también puedes parar: haz como que miras tus notas, o hazles una pregunta para que hablen ellos.

Y la tercera es practicar. Aunque Sabina habrá practicado sus canciones infinidad de veces, es interesante practicar una vez más justo antes de empezar para asegurarte de que todo funciona, en el escenario y en tu cabeza. ¿Cuántas veces hay que practicar? Al menos 19 días y 500 noches.

Queremos saber tu opinión

Usuario registradoVentajas de estar registrado

¿Eres un usuario nuevo? Regístrate

Recordarme en este ordenador ¿Olvidaste tu contraseña?