LA NOCHE DE LA IGUANA

Su nombre verdadero era Rodolfo Pietro Filiberto Raffaello Guglielmi di Valentina -¡toma ya!-. El primer Latin Lover de la gran pantalla nació en Castellaneta, Italia en 1895, y mi admiración por su leyenda 105 años después. Antes de ser la mayor estrella del cine mudo, «Rudy» fue bailarín y gígolo de, a partes iguales, ricachones y ricachonas de las altas esferas de Nueva York. Se trasladó a probar suerte al País de los Sueños en 1813. Con un insultante atractivo bisexual y un carisma innato, que le hacían sobresalir de entre el resto de los mortales, pronto consiguió un papel en Hollywood como «Julio Desnoyers» en «Los cuatro jinetes del Apocalipsis» (película basada en la homónima novela de Vicente Blasco Ibáñez), consiguiendo un gran éxito de taquilla y público. Las féminas se desmayaban en los cines al verle bailar un agresivo y pasional tango, vestido de gaucho, con la actriz Alice Terry. Nacía Valentino. Impecable elegancia, gestos felinos y mirada ardiente (personalmente, lo que siempre me ha parecido mas cautivador es su rectilínea nariz. Maravillosa nariz), que se potenciaron con el exotismo de sus personajes y la ambigüedad y «misticismo esotérico» que impregnaba su vida privada.

El éxito descomunal de «Los cuatro Jinetes del Apocalipsis»  le llevó a protagonizar en ese mismo año «Camille«(1921), en la que Alla Nazimova era co-protagonista. Por aquel entonces, Rudy estaba casado con la actriz Jean Acker (amante de Alla Nazimova). Este enlace no duró ni un año a partir del momento en que Alla presentó a Rudy a Natasha Rambova, la directora de arte de la película (también amante de Alla). Los dos huyeron a Mexico para casarse. Esto llevó al actor a los tribunales por bigamia.

La figura de la Rambova me fascina. Es imposible hablar de Rodolfo Valentino sin nombrar a esta «Mujer Araña». Su verdadero nombre era Winifred Shaughnessy, y nació en EEUU, en una familia de clase alta.  Estudió en un internado británico, donde aprendió ballet, francés, dibujo y mitología. Introdujo el Art Decó en los Estados Unidos como diseñadora de decorados en obras como «Camille» (1921) y «Salome» (1923). Además de guionista, productora, bailarina y actriz, escribió artículos sobre metafísica, astrología, mitología, egiptología y religión comparada. Ella y Nazimova introdujeron al actor en el ocultismo, la ouija y en sesiones de espiritismo. Además de estas aficiones, los tres también tenían en común el gusto por las grandes orgías bisexuales que se montaban en «El Jardín de Alla» y el consumo de todo tipo de opiáceos. 🙂

Natacha manipuló, controló y manejó toda la carrera de Rudy, hasta el punto de que cuando la United Artists contrató a Valentino en sus momentos de declive con la intención de que volviera a brillar, le hizo firmar una cláusula innegociable en su contrato: su esposa no podía intervenir de ninguna manera en sus películas. Ello puso fin al matrimonio y la Rambova lo abandonó.

La carrera de Valentino duró aproximadamente 5 años, en los que hizo 7 películas que lo convirtieron en un mito sin precedentes:«Los cuatro jinetes del apocalipsis« (1921) de Rex Ingram; «Camille« (1921) de Ray C. Smallwood; «The Sheik/El caíd« (1921) de George Melford; «Sangre y arena« (1922) de Fred Niblo; «Monsieur Bocaire« (1924) de  Sidney Olcott; «El Águila Negra« (1925) de Clarence Brown; «El Hijo del Sheik« (1926) de George Fitzmaurice.

 Rodolfo Valentino murió el 16 de agosto de 1926, a los 31 años de edad, de una peritonitis. Su muerte provocó la histeria colectiva y una ola de suicidios de sus fans. Por supuesto, inmediatamente empezaron a salir rumores de apariciones del actor en su casa de «Falcon Lair» y, cómo no, Natacha volvió a aparecer en escena, como la desconsolada viuda que hablaba con Rudy en sesiones de ultratumba, lo que desató una fiebre espiritista y gusto por lo astral en aquellos años.

Una de las mas famosas leyendas  en torno a su muerte es la de la misteriosa «Dama de Negro» que aparece cada año en el aniversario de su fallecimiento y deja un ramo de rosas sobre su tumba. La mujer, absolutamente vestida de negro de pies a cabeza y cubierta con un tupido velo, entraba en el cementerio, depositaba un ramo de rosas sobre la cripta de Valentino y se marchaba sin decir ni una palabra. Así, aniversario tras aniversario ¿quién sería  la “Dama de Negro? Sólo Rudy lo sabe.

Juzguen ustedes mismos, el poder de Valentino: