10 delicias para probar en Polonia

Se dice que Polonia tiene cierta apariencia parisina para un ruso y apariencia rusa para un francés, una afirmación nada descabellada teniendo en cuenta que a lo largo de su historia, Polonia fue despojada de su cultura e incluso de su territorio, cuando el país fue eliminado del mapa y repartido entre varias potencias europeas. Todo esto sin contar con la devastación que sufrió el país tras la Segunda Guerra Mundial, conflicto que ocasionó la pérdida de muchas tradiciones y recetas culinarias.

La gastronomía polaca se ha visto influenciada a lo largo de su historia por la rusa, ucraniana, alemana, húngara, francesa y turca, que han introducido ingredientes y especias para terminar moldeando y definiendo platos que verdaderamente identifican al país y a su cultura. La comida en Polonia es abundante y contundente, en respuesta al duro clima, y a pesar de su fuerte tradición rural y campesina, en tiempos recientes han surgido corrientes culinarias que rescatan la tradición de antaño y se reinventan con cuidadas presentaciones y preparaciones más sofisticadas.

En esta entrada, hemos recopilado una serie de platos típicos de Polonia que puedes pedir en prácticamente cualquier restaurante tradicional y que representan una imagen balanceada de lo que es la gastronomía de este país, que sorprende por su buen gusto y por sus precios muy competitivos. A continuación, te extendemos una invitación para conocer 10 delicias para probar en Polonia.

La sopa es uno de los entrantes preferidos en Polonia y es que nada como un buen plato de caldo caliente para quitar el frío. Se dice que en Polonia hay más recetas de sopa que días del año, pero esta sopa de remolacha -muy parecida al Borsch- es una de las más tradicionales. Se trata de un delicioso caldo preparado a base de remolacha que suele llevar col, cebollas, patata y ajo, aderezado con pimienta, sal, azúcar y zumo de limón. Se acompaña con crema agria que contrasta con su sabor dulce y huevo. Es el entrante perfecto para preparar el estómago para los platos más fuertes.

Este plato, atribuido a los pueblos tártaros, puede generar mucha desconfianza antes de probarlo. La razón es por su ingrediente principal: carne de ternera picada y servida cruda, por lo que su elaboración, así como la materia prima, debe ser de primera calidad, además de ser fresca y libre de impurezas. La carne se aliña con mostaza de grano, pimienta y aceite y se sirve con una yema de huevo cruda y acompañada de cebolla fina picada, alcaparras, huevo duro y pepinillos. Aunque es para estómagos fuertes, igualmente recomendamos que sólo se pruebe en restaurantes con cierto nivel que garanticen una buena calidad de la carne.

Muchos países de Europa del Este se atribuyen la invención de este alimento, aunque se piensa que fue introducido por mongoles y tártaros durante sus invasiones a la región. Lo cierto es que los pierogi son una de las principales especialidades de la cocina polaca. Consiste en una especie de empanadilla que puede rellenarse con carne, queso, huevo duro, patatas y cebolla, aunque también aceptan sabores dulces en su interior. Si las pruebas, no podrás comerte una sola.

A pesar de su laboriosa preparación, que puede requerir de varias horas o hasta dos días en casos más específicos, se puede decir que el Bigos es el plato nacional de Polonia y es ampliamente consumido. Se trata de un guiso similar al sauerkraut, preparado con col agria y acompañado de embutidos, carnes frescas, setas y ciruelas secas, con un sabor que se debate entre un suave picante, lo agrio y lo dulce. Se puede comer solo o con algún tipo de carne de caza de guarnición.

Las carnes de aves suelen tener una presencia fuerte en la gastronomía polaca y en este sentido el pato es uno de los protagonistas. El pato se rellena con la mermelada obtenida de la cocción de las manzanas y después de un proceso de asado que sobrepasa las dos horas, se sirve con una guarnición de patatas y vegetales al gusto, bañado por una salsa de sabor dulce. Nunca está de más acompañar cualquiera de estos platos con la bebida nacional de Polonia: la cerveza, cuyas marcas más populares son: Wojak, Lech Premium, Zywiec, Harnas, Tatra y la más consumida de todas, Tyskie.

A pesar de que su consumo se asocia con fiestas como la Pascua, el Żurek es otra de las sopas más populares de Polonia. Elaborada con harina de centeno y patata, se acompaña con salchichas blancas de cerdo y huevo duro, con la peculiaridad que ser sirve en un pan de centeno que hace las veces de recipiente. Se dice que es ideal para eliminar la resaca del vodka o para soportar un frío día de invierno.

Como ya has podido comprobar, la Kielbasa o carne en forma de salchichas se consume masivamente en Polonia, ya que históricamente era una manera perfecta para conservar la carne por más tiempo. Las variedades son muchas y se pueden encontrar de ternera, pavo, cerdo e incluso caballo. Se suelen comer como segundo plato a la parrilla acompañadas de algún tubérculo o vegetales o bien pueden ir incluidas en la preparación de algún guiso como el Żurek.

Este tipo de crepes se suele consumir mucho en Polonia, tanto como postre como en la comida principal como segundo plato después de la sopa. Habitualmente se rellenan con un tipo de queso quark -que en Polonia recibe el nombre de twarog- y se sirven bien calientes con azúcar glas espolvoreada y nueces o pasas para acompañar.

Este delicioso postre es originario de la ciudad de Toruń, hermosa ciudad medieval que vio nacer a Nicolás Copérnico, y se trata de una especie de pan de jengibre con siglos de tradición a cuestas, ya que su preparación data desde el siglo XIII. Se dice que uno de los secretos de su sabor es la mezcla de especias que fueron traídas de la India a través de las rutas comerciales por el Mar Negro. En la actualidad es considerado uno de los pilares de la gastronomía polaca y es un producto que se suele regalar al extranjero que visita Polonia y viene un diversas formas y presentaciones, la más popular de ellas cubierta de chocolate.

Las Medialunas de San Juan -el croissant polaco- son una institución en Poznan, una ciudad de la región de Wielkopolska, de donde provienen y único sitio en el que pueden ser producidos ya que se trata de un producto que lleva la etiqueta de Indicación de Protección Geográfica, reconocida por la Unión Europea. También llamados los St Martin Croissants, esta receta protegida lleva una preparación exhaustiva y tan sólo puede llevar el nombre oficial si el productor cuenta con el permiso especial para fabricar la famosa receta que tiene una tradición de 150 años. Tan estricta es su preparación, que cada unidad debe tener un peso específico para salir a la venta. Si quieres probar y aprender a preparar este calórico postre, puedes visitar el Museo de St Martin Croissant en Poznan.