Colombia


Los trucos de los delincuentes para estafar por teléfono desde las cárceles

EL PAÍS

28 de mayo de 2015 10:58 AM

El pasado 6 de mayo, a las 3:00 p.m.,  Camila recibió en su teléfono este mensaje: “Hola Camila. Con Amanda, prima, estoy saliendo de Ecuador y en un retén me salió una orden de captura (...) El señor que traía el trasteo no se dio cuenta de que me detuvieron y siguió. Llámalo al 3137099722, en las llantas del camión van 370 mil dólares. Recupéralos prima, y ayúdame consignando $2 millones para que me deje seguir la Policía a la cuenta...”.

A Camila le sorprendió el hecho de que su prima, Amanda, que en efecto vive en Ecuador, se comunicara con ella de esa manera. De modo que la llamó y Amanda le contestó que no había viajado a Colombia y que no le había enviado ningún mensaje. 

Camila, sorprendida, se dirigió a la Estación del Lido de la Policía, en donde se encuentra el Gaula, a entregar la información sobre el texto que le había llegado a su celular. 

Allí los uniformados le informaron que se trataba de una estafa vía telefónica, que lo más probable era que el mensaje hubiera sido enviado desde una cárcel y que, por fortuna, no consignó ningún dinero y tuvo la precaución de dirigirse a la Policía. 

El pasado martes, don Héctor,  de 72 años, llegó hasta la misma estación de Policía en el sur de la ciudad, pero para contar otra historia: le dijo a los policías que había recibido un mensaje en su teléfono en el que su sobrino de Estados Unidos le pedía que consignara $2 millones para evitar problemas en migración. 

Contó que consignó el dinero y que, luego de hacerlo, llamó a su sobrino, quien le dijo que él seguía en EE. UU. y que en ningún momento había viajado a Colombia ni lo había llamado. 

 El anciano, a diferencia de Camila que no alcanzó a caer, fue víctima de una de las modalidades de estafa vía telefónica más popular entre los delincuentes en Colombia. 

De acuerdo con el comandante del Gaula de la Policía de Cali, coronel Iván Gualdrón, el truco consiste en hacerle creer a las víctimas que algún familiar está en problemas legales y, para resolver el lío, se requiere consignar un dinero a determinada cuenta. 

Según las estadísticas del Gaula, a principios de este año se registraba un promedio de diez casos de este tipo de estafas semanales. No obstante, luego de que la Policía implementara un ‘Plan de Choque’ contra la extorsión y la estafa, las estadísticas se disminuyeron a menos de tres casos. 

A pesar de que se trata de una notable disminución, la situación persiste.

 Según el oficial Gualdrón, la subsistencia de este tipo de estafas se debe principalmente a dos factores: por una lado, la desinformación que tienen las personas sobre la forma en que proceden los delincuentes y, por otro lado, la facilidad con que las personas entregan información personal que facilita el accionar de los estafadores. 

 Tanto en el caso de Camila como en el de don Héctor, así como en todos los casos atendidos por el Gaula, los delincuentes tienen información personal de sus víctimas. Saben el nombre de familiares, saben que están en el extranjero, conocen el tipo parentesco...
  De acuerdo con uno de los investigadores del Gaula que maneja el tema, las personas a las cuales les llegan este tipo de mensajes en general, suelen haber entregado datos personales incautamente. 

 “Los delincuentes primero realizan llamadas para obtener datos haciéndose pasar por funcionarios de empresas públicas como el Dane, o les dicen a sus víctimas que se ganaron un sorteo y deben entregarles algunos datos. Luego, utilizan esos datos para realizar las estafas”, afirma el investigador.

 De ahí que uno de los principales mecanismos de defensa que tienen los ciudadanos para evitar las estafas, dice el investigador, es cuidarse de no entregar información personal vía telefónica. 

“Hemos descubierto que las personas son muy confiadas a la hora de entregar datos personales. Muy fácilmente entregan el número del celular, dan los nombres de sus familiares, el lugar de trabajo, etcétera. Con eso, ya se vuelven presa de los estafadores”. 

 De acuerdo con el teniente coronel Alexánder Suárez, del Gaula del Ejército, la mayor parte de las estafas que se dan de este tipo  en Cauca, Valle del Cauca y Nariño, provienen de las cárceles. 

 “En general, los delincuentes piden entre $1 y 3 millones y el procedimiento es el mismo, le dicen a sus víctimas que su hijo o su sobrino o algún familiar lo encontraron drogado, o con un arma de fuego, o conduciendo borracho, y les piden para dejarlo libre una consignación”.

Las estadísticas que maneja el Ejército de este tipo de delitos en los departamentos del Valle, Cauca y Nariño, indican que a diario se presentan en promedio 10 denuncias, todas, de acuerdo con el CTI, cometidas desde cárceles. 

“Los ladrones realizan un promedio de 30 llamadas desde las cárceles o 30 mensajes a diario, y de ahí, uno o dos les da resultado. Es decir, pueden estar robando cerca de $6 millones a diario”, indicó el coronel Suárez. 

 Según el comandante del Gaula de la Policía de Cali, coronel Iván Gualdrón, en lo que va de este año se han imputado cargos de estafa a siete personas en la cárcel de Villahermosa, luego de que se descubriera que desde el penal estaban realizando las llamadas para engañar a sus víctimas. En total, habrían robado cerca de $15 millones, indicó el oficial.

¿CÓMO EVITAR SER VÍCTIMA DE ESTAFAS?
 
La Policía recomienda como primera medida para evitar caer en este tipo de hurtos,  no entregar información personal a desconocidos. Aunque usted no entregue la información, debe cuidarse que no sea su secretaria, empleada o hijo quien lo haga, pues los delincuentes suelen llamar primero a teléfonos fijos para luego enviar los mensajes o llamar a los celulares. 
 
Si usted recibe alguna de las llamadas,  reporte inmediatamente el número a la Policía para que ellos puedan verificar el lugar de procedencia de la llamada. La Policía ya tiene identificados una serie de números desde los cuales se delinque.
 
Otra de las recomendaciones es verificar que la información entregada por los delincuentes es seria.  Es decir, contactar a otros familiares para saber dónde se encuentra el presunto sobrino o primo del cual le habla el estafador.

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