Tomo 27

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BOLETIN DEL

Museo Nacional de Historia Natural

TOMO XXVII

1957

SANTIAGO

í

1959

OI

195»

CHILE


PERSONAL CIENTIFICO DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL DE SANTIAGO

HUM BERTO FU E N Z A L ID A V:

D irector

RODÜLFQ A. P H IL IP P I B.,

Je fe de la Secciqn. de ^O rnitología

EM ILIO U R E T A RO JAS

Jefe de la Sección E ntom ología

G R ETE MOSTNY G.

Je fe de la Sección A rqueología

R EB EC A ACEVEDO D E VARGAS

Jefe de la Sección B otánica

NIBALDO BAHAM ONDE N.

Je fe de la Sección H idrobiología

CARLOS MUÑOZ PIZARRO

A dscrito a la Sección B otánica

E U G EN IA NAVAS

Jefe de Sección B otánica Criptogam ia (Ad Honorem)

■—i

x

D irección:

Museo Nacional

de

Historia Natural

(in te rio r de la Q u in ta N orm al) Casilla 787 - Teléfono 01206

Santiago - Chile


B O L E T I N D EL

Museo Nacional de Historia Natural

TOMO XXVII 1957 - 1959

A U SE9 NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

-

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B I B L I O T E C A CASILLA 7 8 7

SANTIAGO

SANTIAGO

DE

1 959

CHI L E


)

INDI CE

TOMO XXVH

(1957-1959)

La Momia del Cerro El Plomo, p or G rete M ostny ..............

APORTES LEPIDOPTERÓLOGICOS. ..........................................

3

123

Notas Preliminares sobre la Fauna Preabismal de Chile, por Fem ando de B uen ........................................................................

173

Las Especies de Gramíneas del Géenero Cortaderia de Chile, por Rebeca Acevedo de V argas ...............................................

205


LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO Editor GRETE

MOSTNY

Boletín del Museo Nacional de Historia Natural Tomo XXVII

N °l S AI S T I A G O DE C H I L E

19757



I 1. II. III.

N

D

I

C

E

Historia de! Hallazgo por H um berto Fuenzalida V ............................................

p.

3

Estado de Conservación del conjunto arqueológico por G re te M ostny ...................................................................

p

3

Protocolos de Antropología Física 1.

E studio som atom étrico por Fidel Jeldes ...................... ..... i..;...................... p. 2. E studio médico por Dr. Luis P ru n es ............................................ p. 3. Estudio radiológico ipor Dr. Rodolfo M erello ............................................ p. 4. Estudio dactiloscópico por Dr. A ngel Hoces y Luis M osella .................... p. 5 Estudie; parasitológico por Dr. T. Pizzi ............................................................ p. 6a. Estudio Histológico por Dres. Tomás T obar y Alfredo V argas ........... p. 6b. Estudio histológico por Dr. T. Pizzi .................................................... p. 7. Estudio odontológico p o r D ra, Elsa O rtú zar R .............................................. p. IV.

17 19

20 22 22 23 27 28

Protocolos de Arqueología 1.

Estudio de los objetos por G rete M ostny ....................................................... 2. Estudio de las fibras por A licia B rü n n er ..................................................... 3. E studio de las tin tu ras por F ernando O berhauser. Pedro Fuhrm ann y M aría G aillard .............................................................. 4. E studio m etalúrgico por Fernando O berhauser y Pedro F uhrm ann .. V.

p.

31

p.

63

p.

68

p.

78

p.

87

p.

95

P-

107

El cerro El Plomo 1.

Construcciones precolom binas p o r Luis K rah l ............ : ............................................. 2. E studio geográfico y glaciológico por Luis Krahl y O. González .............................. VI. Los Incas en Chile por G rete M ostny ............................................................... VII. Conclusiones por G rete M ostny ............................................................... Apéndice .............................. ......................................................................

PP-


COLABORADORES Dra. Alicir. de Brünner

In stitu to de Investigaciones de M a te , ria s P rim as d e la U niversidad d e C h i­ le.

Prof. Humberto Fuenzalida V.

D irecto r del M useo to ria N atural.

Dra. Maria Gaillard

Je fe d e Investigaciones del D pto. de Químic?. de la U niversidad de C hile.

Dr. Pedro Fuhrmann E.

Depto. d e Q uím ica de la U n iv ersid ad de Chile.

Sr. Oscar González F.

G rupo de A lta M ontaña d e l C lub A n ­ dino de Chile.

Dr. Angel Hoces

Servicio de Investigaciones.

Dr. Fidel Jeldes

Profesor de Biología de la U n iv ersi­ d ad de Concepción.

Sr. Luis Krahl X.

Je fe del G rupo de A lta M ontaña del Club A ndino de Chile.

Dr. Rodolfo Merello M.

Médico-Radiólogo C alvo M ackenna.

N acional de H is­

del

H ospital

L u is

Sr. Luis Mosella

Servicio de Investigaciones.

Dra. Grete Mostny G.

Jefe de Sección de A rqueología del Museo N acional de H istoria N atu ra l.

Dr. Femando Oberhäuser B.

Profeso” del Dpto. de Q uím ica de la U niversidad de Chile.

Srta. Elsa Ortúzar R.

C iru j ano-dentista.

Dr. T. Pizzi

Je fe d el L ab o rato rio de P arasito lo g ía de la U niversidad de Chile.

Dr. Luis Prunes R.

P ro feso r da D erm atología d e la U n i­ versidad de C hile.

Dr. Luis Saldoval S.

Je fe de L ab o rato rio d e Policía T écni­ ca.

Dr. Tomás Tobar Dr. Alfredo Vargas

A yudantes de la C áte d ra de M edicina Legal del Dr. Jaim e V idal O ltra.


Historia del hallazgo P or HUMBERTO FUENZALIDA V.



E l 1G de F eb rero de 1954, la Dra. G rete M ostny, Je fe de la Sección A ntropología del Museo N acional de H istoria N atural, recibió la visita da un campesino, q u e dijo ser arriero cordille­ rano;, éste le contó que h ab ría encontrado en la cordillera una m om ia indígena. La Dra. M ostny se interesó vivam ente por la noticia y pidió algunas inform aciones suplem entarias. El cam pesino m ostró en­ tonces una e sta tu illa de plata, vestida de tejidos 'evidentem ente indígenas y tocada de plum as, característica de la cultura incá­ sica. Como el .subscrito no estaba en Santiago, rogó al campe­ sino que volviera en los prim eros días de Marzo, para conver­ sar y tra ta r la adquisición de la “m om ia” y de los ad o rn o s.y objetos q u e h ab rían sido encontrados en las inmediaciones. A n­ te él aprem io de- la Dra. M ostny por ver la m omia sin em bargo ta n pro n to como fu era posible, declaró que no podía m ostrarla aún. porque, después de descubrirla, la habían vuelto a e n terrar alge m ás abajo en la m ontaña, p ara buscarla m ás tarde. El m iércoles 17 de M arzo en la tard a se presentaron a mi oficina tre s oersonas con aspecto pueblerino 'que resu ltaro n ser G uillerm o, Chacón C arrasco, arriero cordillerano, G erardo Ríos, zapatero de la localidad da, P u e n te A lto y sobtino del anterior, y un vecino de £ p e , ¿ueblo .que los acom pañaba en calidad de amigo. D espués de. exam in ar p e rsra a lm e n te las piezas que ya conocía la D ra. Moslriy, hablam os efe la “m óm iá”. : >:■ . No es un m isterio p ara nádi? que en las cu m b res.d el Ce­ rro del P lom a,.(§.460, m. P rovincia de Santiago C ordillera de los A ndes); exi?tg£>,construcciones indígenas, conocidas por los .andi­ nistas con el nom bre de Pircas da Indios. Con este antecedente -copjo tglój^.de,fando. no es ex trañ e que tom ara en serio las in­ form aciones aüa. m e p rocuraban mis interlocutores, aunque ellos no hab ían 'h a b la d o aún del sitio del hallazgo. E n carg u é.1pues, cqmo e x p erta a la Dra. M dstnv 'que se -trasladara al día siguien­ te a-ln localidá& ífe P u e n te A lto cara^v er .la m om ia é i n f a r t a r ­ m e hasta cuafntó‘ p u á ie ra 'd a r el Museo por ella en ,el caso en que valiera Pá pena hacer su adquisición.


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Boletín del Museo N acional d e H istoria N atu ral

En la tard e de ese día concurrió a la Sección A rqueología del Museo, el señor A lberto M edina, por entonces del C entro de A ntropología de la U niversidad de Chile, a quien la doctora M ostny le contó lo que acababa de suceder y este m anifestó su deseo de acom pañar a la Sra. M ostnv en su visita a P u e n te A lto. El día 18 en la m añana la Dra. M ostny, con los señores M edina y K altw asser fueron a v er la m om ia. Los tre s q u edaron p ro fu n ­ dam ente im presionados por la im portancia del hallazgo. L a doc­ tora M ostny m e m anifestó por teléfono que el M useo debía h a ­ cer cualquier sacrificio p ara adquirirla. En la tard e de ese mism o día vinieron al M useo los señores Richard Schaedel. acom pañado de varios m iem bro« del C entro de A ntropología de la U niversidad de C hile que dirigía en to n ­ ces. Me hablaron entu siastam en te del hallazgo y resolvim os transladarnos in m ediatam ente a P u e n te A lto p a ra hacer la com ­ pra con la celeridad necesaria a fin de salv ar la pieza de ult*5riores deterioros. A unque yo no soy arqueólogo, al verla, a m i vez, estim é que no había sospecha sobre la an tig ü ed ad y a u te n ­ ticidad de la momia, por lo cual procedí a a d q u irirla in m ed iata ­ mente. Respecto del sitio del hallazgo y del acto de e x tra e rla fu e­ ra de las declaraciones hechas por los descubridores ta n to a la prensa, a la Dra. M ostny y a los m iem bros del C entro de A n tro ­ pología tenem os declaraciones de testigos. E n efecto, el señor Bion González León, D irector del grupo de A lta M ontaña del Club Andino de Chile, m e escribió con fecha 23 d e M arzo de 1954, una carta por la cual m e im cuse q u e dos an d in istas que hacían la ascensión del C erro del Plom o el 1.9 de F eb rero , “en ­ contraron cerca de la cim a a un grupo de mineros que tra b a ja ­ ban desenterrando algo en las ta n conocidas por los an d in istas pircas de indios.” “Luego divisaron a uno de ellos que b a ia b a rápidam ente con u n saco al parecer cargado con p ied ra s”. “M ás tarde al encontrarse con el arriero O livares en el sitio denom ina­ do Piedra N um erada, este les contó que hab ía conversado con uno de los m ineros, relatán d o le que h ab ían dejado cerca de la cu m ­ b re del cerro, en tre las pircas, tap ad a con piedras, una m om ia de niña indígena”. P or esta afortunada coincidencia sabem os, pues, que la m o­ m ia fue desenterrada el 1.9 de F ebrero en Ir. vecindad de la cu m ­ bre del Cerro del Plomo. En general los descubridores después de las re tice n cia 1; p re ­ lim inares procuraron datos que no hav m otivo p a ra no con sid erar fidedignos. De las entrev istas tenidas con ellos p o r'la D ra. M ostny y por mí, se puede hacer )a siguiente reconstitu ció n de los h°chos que llevaron a.l descubrim iento y de los m otivos oue los in d u ­ jeron a la empresa.


F u en zalid a V.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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E n 1929, G uillerm o Chacón Carrasco, recorriendo las C ordille­ ras de la P ro v in cia de S antiago, en busca de algunas m inas fa­ bulosas y legendarias, llegó h asta la cum bre del cerro del Plo­ mo, en donde hizo excavaciones en las pircas de indios para des­ cu b rir El Tesoro del Inca. F ue afortunado en cierta m edida y obtuvo varias fig u ritas de p la ta y de conchas m arinas, cada una e n te rra d a aparte. De las piezas cobradas en ese entonces, guard ab a Chacón aún la fig u rilla de concha m arina, aue fue adquirid a por el Señor R uperto V argas, en ocasión de la com­ pra de la momia. H ay constancia de este hecho en los periódicos de la época E n el verano de 1954, viejo ya, convidó a su sobrino G erar­ do Ríos p ara volver a insistir en esos lugares, a fin de descubrir los restos del teroso, que a su juicio debía ser m uy im portante. E sta vez en co n traro n la m om ia y algunos objetos. El hallazgo de la m om ia se hizo en la cum bre falsa del Ce­ rro del Plom o, (v. m apa, fig. 18) a 5.400 m. de altitud. El cuer­ po del niño encontrado estaba en terrad o en el piso de un recin­ to re c ta n g u la r de pircas, en u n hoyo sin revestim iento. La tie­ rra y las piedras que cubrían el cuerpo ocasionaron las oqueda­ des que se ad v ierten en los brazos del niño al plasm arse la piel y m úsculos al m aterial que cubriera el cuerpo. El niño estaba vestido a la m an era incásica y ju n to a él se encontraron una bol­ sa tejid a con hojas dé coca, o tra cilindrica v cubierta de plumas, igualm ente con coca; varias bolsitas hecha? con tripas de llam a llenas d é m otas de pelo hum ano, recortes de uñas, dientes de le­ che; una fig u rita de un auquénido de una aleación de oro y plata lam inada y o tra hecha en concha m arina. E ntregaron adem ás los descubridores una fig u ra fem enina de p lata que encontraron e n terra d a en la m ism a construcción, pero que obtuvieron de una excavación ap arte. El inform e del señor Luis K rahl,»sobre el estado en q u e se en cu en tran las ru in as y las m anifestaciones de excavaciones, que se podrá leer en las página, siguientes, da una inform ación detallad a del carácter, estado, situación de las ru in as y de las m anifestaciones dejadas por los excavadores que h an logrado llegar hasta esa cum bre. Como se acaba de d e ja r constancia, el niño no fue encontra­ do en u n a sep u ltu ra con revestim iento intèrno de piedras como se ha afirm ado en algunas publicaciones, sino en un hoyo de fo rtu n a, excavado d irectam en te en el piso de uno de los recin­ tos arqueológicos. P o r considerarlo de in terés y por coincidir los datos que procura con los que nos com unicaron los descubridores en el Museo, reproduzco a continuación el rep o rtaje hecho a G erardo


Boletín d e t Museo N acional do HUtoria N atural

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Ríos B. publicado p-n 'a T ercera de ia H ora, el 30 de M arzo de 1954, firm ado por F ri-L ancer. "LA MOMIA ES CIERTO, YO LA DESCU BRÍ” ,. Relató" el cam pes.no Luis G. Ríos

Cuenta cómo y 'p ó r qué.-llegaron hasta la Monia , R eportaje por «Fri L ance. » •, —Yo desenterré la m om ia en' el cerro Plom e. ni día l.<? de F e b re ­ ro de este año, a las tres de la tard e, p a ra que Ud. lo sepa todo y no le cuenten cuentos. . . . Ríos B arrueto no es ningún sabio en gram ática n i eru d ito en a r ­ queología. Es campesino y zapatero. Lo que lo tran sfo rm ó en el des­ cubridor de 'la mom ia ‘y lo h a rá sa lta r de' la sim ple p a rtid a de n aci­ miento, que es su única histo ria p ara el m undo, a los tex to s de a r ­ queología de todo el m undo, es la rom ántica ilusión m in era de todos los chilenos. Ríos, en com pañía de G uillerm o C hacón C arrasco y J.-.: me Ríos A barca, subieron a la cum bré del cerro, estim ulados -por “la quim era del oro”. Todos los años, en el verano, los Ríos y Chacón suben a cinf’o m il., cuatrocientos m etros de a ltü ra y le escarban sus cum bres a l Plom o. Siem pre lo h a c é n ’ escondidos, silenciosos y huyendo de las m irad as de testigos. ’ La expedición que se encontró con una m om ia en vez de u n teso ­ ro, partió el 27.de enero de este año, des lá B oca-tom a Los M aitenes, a las ocho de la m añana. L lévabán un chuzo, una pala y p ertrech o s de boca, p ara una temporada: de quince d¡Ps;.No n u d ie ro n . e sta r q u in ­ ce días en El Plomo, porque “se les apunó Jaim e Ríos A b arca”. ■ EL DESCUBRIMIENTO

.r

,

El día 1.9 de febrero, a las tres de la tard e, escarb aban la tie rra de „ a s Pircas. Estas pircas son conocidas de todos los an d in istas .como Pircas de in d io s . Tienen un m etro veinte de alto, son re c ta n g u la re s ' de cuatro m etros de largo por dos de ancho v están rellen as de" tierra .' — ;P o r que se les ocurrió escarb ar precisam en te ahí? —Fué al abuelito al que se le ocurrió. El descubrió en 1929- obipraSfn ? ™ f= ^ f u e r o n considerados como: de los m eas, P o r eso . ahora-fuim os a escarbar en la m ism a p arte

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'J'ú e ra de La Momia, qué más e n c o n traro n 7 o ro -n ,a ta \h i ™ UindfecHa ^ p T a t a " 6 M C° n ° ZCQ; ™ ÍIam a de d a c i ó n

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F u en zalid a V.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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CON E L L A A O Ü E S T A

Con L a M omia a cuestas, b ajaro n los expedicionarios desde la cum bre de El Plom o h asta la P ie d ra N um erada, 20 kms. m ás abajo. A llí la volvieron a e n te rra r “p o rq u e no teníam os en qué tra erla has­ ta P u en te A lto”. Esto ocurría el mism o día prim ero de febrero a las ocho de la noche. C uando volvieron a P u en te Alto, decidieron dirigirse al Museo de H istoria N atu ral en la Q uinta N orm al. A llí ofrecieron su Momia y les prom etieron cuatro m il pesos por ella. No les gustó nada la oferta. Ellos hab laro n de ochenta m il pesos. Les exigieron que la m ostrarán. Entonces fueron a buscar y la d esen terraro n el 9 de marzo. E n m uía la tra je ro n hasta Irarrá za b al 521, en P uente A lto”.



II Estado de conservación del conjunto arqueológico. ,

Por GRETA MOSTNY



E ste hallazgo puedo considerarse como único en su género tan to en C hile como en Am érica. N unca antes se había encontra­ do un cadáver congelado de u n m iem bro del imperio incáico y tam poco se habían hecho hallazgos de sepulturas a 5.400 m e­ tros sobre el nivel del m ar. G racias a los rasgos de’, clima, el cuerpo se ha conservado en óptim as condiciones, dando la im presión al observador de en­ contrarse fren te a un individuo dorm ido y que puede despertar en cualquier m omento. Cuando se efectuó el hallazgo, ésta era sim plem ente un cadáver congelado y su conservación se debía únicam ente a su perm anencia d u rante varios si­ glos .en un am biente cuya tem p eratu ra estaba debajo de O9 o m uy cerca de ella. El proceso de momificación (véase e l exa­ m en histológico del Dr. T obar) empezó con el traslado del cuer­ po a otras condiciones clim áticas, es decir a u n am biente más caluroso y seco al m ism o tiem po, tal como reinó en el sitio lla­ m ada “P ied ra N u m erad a” a 3.000 m etros de altura, donde los descubridores lo ten ían guardado d u ran te cinco semanas, y más tard e en S antiago mismo. P ero de ningún modo se tra ta de una momia pren arad a artificialm en te (como por ejemplo las egip­ cias) sino del producto de u n proceso natu ral, llam ado momifi­ cación en el sentido clínico. En el m ismo perfecto estado de conservación se encuentran todos los objetos que lo acom pañaban: vestim enta, adorno y ajuar. Se tra ta de. u n niño, de sexo m asculino, de aproxim adam ente 8 a 9 años de edad, en posición sentada, ligeram ente inclinado h a­ cia la derecha; es una actitu d de descanso y probablem ente ha­ bía apoyado su brazo derecho sobre algo. La pierna izquierda cruza sobre la derecha y el antebrazo derecho descansa sobre la rodilla derecha; la m ano izquierda aprieta la derecha. La ca­ beza está caída hacia delante y al lado izquierdo. Los ojos están cerrados; tiene pestañas relativ am en te largas y rectas y cejas tupidas en el ángulo interno, ralas hacia los extrem os externos. La nariz es ligeram ente achatada, debido a 3a presión del nudo


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Boletín del Museo N acional d3 H istoria N a tu ra l___________

de la m an ta sobre el cual llegó a descansar. E n Ja P#ia;™ v rl m uslo izquierdo, especialm ente^ se nota u n a serie de p u stu las, en otras partes del cuerpo son m ás escasas,. , . L a cara está cubierta con una capa de p in tu ra roja, sobre la cual se h an aplicado en cada lado cuatro líneas oblicuas de color am arillo, que van desde los ojos hacia la n ariz y la boca. El pelo, de color oscuro, le llega h asta debajo d e los hom ­ bros v esta partido en el centro y arreg lad o en u n sinnúm ero de trén citas finas, que son m antenidas en su sitio con u n cor­ dón negro, que da cinco vueltas por la cabeza y es su jetad o m e­ diante otra vuelta, que pasa por debajo de la b arbilla, (LLA U TU ). De ésta ú ltim a colgaba un adorno de p lata en form a de dos m edialunas, ahora desprendido. Encim a del LLA U TU tie n e p u es­ to un tocado, con largos flecos d e lana n eg ra y u n penacho de p lu m ás blancas y negras de cóndor sobre la fren te. T anto el L L A U ­ TU como el tocado h a n dejado una ligera depresión en el pelo y el cuero cabelludo donde estaban asentadas. Está, adem ás vestido con una túnica (UNCU) de lana n e ­ gra, con aplicación de cuatro listas de piel blanca y flecos ro ­ jos. Sobre la espalda y los hom bros tien e u n a m an ta (YACOLLA) de color gris, con ray as rojas, que estaba anu d ad a d eb a­ jo del cuello. En los p irs calza m ocasines (H ISSC U ) de cuero Ho m ln r claro y un borde bordado. C uando fué encontrado, llevó además, puesto en bandolera, u n a bolsa ,que contenía re s­ tos de hojas de coca. El niño había tratad o de pro teg erse del frío re in a n te en estas alturas, reduciendo al m ínim o su superficie expuesta: h a ­ bía encogido las piernas debajo del UNCU y se había, envuelto en su m anta h a sta 'la s p u n tas de los dedos. No obstante, en tre s de ellos quedan señales de congeladuras sufridas, que se m ani-fiestan en un colorido lívido. Así se había quedado, debido p ro ­ bablem ente al efecto del alcohol ingerido: sueño que se tra n s ­ form ó en una m u erte apacible, como lo d em u estra la expresión tranquila, pacífica de su carita. Cuando fué descubierta su tum ba, su cuerpo estaba blando, como el de una c ria tu ra recién fallecida (según la inform ación de sus descubridores). Con el tiem po y 1e exposición a un clim a seco y caluroso endureció. A p arte de la ropa y los adornos, que te n ía puesto, estaba sepultado con él otra bolsa más, recam ada con plum as ro jas y blancas, que contiene igualm ente hoias de coca; un conjunto de cinco bolsitas de cuero, que contiene pelo, dientes de lech-^ que le habían caído y reco rtes de sus uñas; v dos fig u rita s de auquenidos, una de una aleación de oro y p la ta y la otra de un trozo de concha exótica.


Mostny.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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Sepultado aparte, paro en el mismo recinto, se encontró una fig u rita de plata, rep resen tan d o u n a m u jer, que estaba v tstid a de tejidos de briiiances colores y un tocado de plum as rojas. Uno de los prim eros exám enes que se efectuaron en el cuer­ po fué el exam en p ara establecer el grupo sanguíneo al cual per­ tenecía sú portador. El Dr. Luis Sandoval S., D irector de los L a­ boratorios de Policía Técnica, pudo constatar, que el niño per­ teneció al grupo 0. Los resultados de los dem ás exám enes y estudios efectua­ dos, se d arán a continuación.



III Protocolos de Antropología Física 1.— E stu d io som atom étrico por Fidel Jeldes 2.— E stu d io médico por Dr. Luis Prur.es 3.— E studio radiológico por Dr. Rodolfo Merello 4.— E studio dactiloscópico por D r A ngel Hoces y Luis Mosella 5.— Rstudio parasitológico por Dr. T. P issi 6.— E studio histológico p vr Drs. Tomás Tobar y A. Vargas B. 6 b .—E stu d io histológico por Dr. T. P issi 7.— E studio odontológico por Dra. Elsa Ortusar R.



1.—ESTU D IO SOM ATOM ETRICO PROTOCOLO

A N T R O P O L O G I C O SO B R E EL N IÑ O IN D IG E N A DEL

«PLO M O »

Por FIDEL JELDES

E l hallazgo d e este niño indígena ha m arcado un período de inq u ietu d y especulación científica desde varios puntos de vista. T am bién nosotros desde el campo de la A ntropología fí­ sica hem os querido a p o rta r algunas observaciones que pueden ser de interés. Como es sabido, la som atom etría realiza sus m ediciones y consideraciones siguiendo u n a disposición sim étrica tanto en sus puntos d e referen cia como en sus planos a considerar. Pero, en el p resen te caso nos encontram os con una condición postura» q u e falsea toda apreciación desde el punto de vista de la so­ m ato m etría rigu ro sa y tenem os que e n tra r a realizar, en algu­ nas m edidas, cálculos m ás o m enos aproxim ados. El cráneo p resen ta u n contorno ovoideo y está deform ado por el uso p ro b ab le y continuado de una cintilla de lana tre n ­ zada que se describe en la p a rte pertinente. El cabello es liso y grueso de color negro au n q u e está algo alterado por el tran scu r­ so del tiem po. E ste se h alla dispuesto en m últiples trencillas que le dan al conjunto u n aspecto de peluca. E ste tocado es po­ sible q u e ten g a relación con su probable sacrificio. Las m ediciones cefálicas dan los siguientes resultados: pa­ ra la longitud m áxim a 175 mm .; p ara la anchura 142 mm.; la rela­ ción p o rcen tu al e n tre am bas m edidas nos da u n índice cefálico de 81.1 co rrespondiente a u n a braquicefalia. L a a ltu ra cefálica en el lado izquierdo es de 146 mm., y en el lado derecho de 139 mm. Los índices respectivos son 83.4 y 79.4 que equivalen a un desarrollo en a ltu ra o hipsicefalia. Recordam os que estas dos características las hem os encontrado en los cráneos de los an­ tiguos atacam eños de la región de Peine. Sin embargo, debe ser tom ada esta aseveración con una relativ a reserva. La porción facial p resen ta las siguientes características: las cejas están en u n incipiente proceso de diferenciación se-


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Boletín del M useo N acional d e H istoria N clural

xual secundaria; las pestañas son ab u n d an tes, largas y de co­ lor negro; la n ariz se en cu en tra deform ada p or la com presión del vestuario; la cara en general es ancha p resen tan d o la cla­ sica fro n talid ad propia de n uestros pueblos indígenas. L a a ltu ra m orfológica de la cara es de 94 m m ; su a ltu ra s u ­ p erio r de 45 mm. y el diám etro bizigom ático de 125 m m . Los índices faciales de anch au ra son 75.2 y 36.0 re sp e c tiv a m e n te Ellos corresponden a una h ip er-euriprosopia y a u n a h ip er-eu riena, es decir, una cara en la que p red o m inan las m edidas transversales. La n ariz p resenta una an ch u ra de 340 m m . y u n a a ltu ra de 400 m m ; e l índice es de 85.0 equivaliendo su diagnóstico a u n a cam errinia, form a nasal b aja y ancha lo que concuerda con la sim ple observación. Las orejas están b ien conservadas y su lóbulo no está ad h e­ rido. La longitud au ricu lar es de 56 mm. y su an ch u ra de 33 m m . El índice es igual a 58.9 que indica u n p abellón pequeño, m icrotia. La piel ; .esen ta los siguientes colores: en las p a rte s que están protegidas por la ropa corresponde al co!or denom inado “Saccardo’s U m ber” (Lam. X X IX , k 17” O-Y) en el m uslo; a “S n u ff B row n” (Lam . X X IX , k 15” Y-O) en la región p ecto ral y facial. En el resto del cuerpo el color se ha alterado, c o rre s­ pondiendo a “C hocolate” (Lam. X X V III, n7") en el anteb razo izquierdo. En la región de los glúteos ha ad q u irido u n tono n e­ gruzco, debido a la licuación de los lípidos. (*). P ara d eterm in ar la a ltu ra fué necesario re alizar los sig u ien ­ tes cálculos. La curva descrita por la flexión la hem os dividido en tres partes, a saber: de la cabeza (v e rte x ) a la región ce rv i­ cal cuyo diám etro es de 225 m m ; de ésta a la región lu m b a r con un diám etro de 232 m m ; y de la región lu m b a r a la isquiática un diám etro de 342 mm. Lo que sum ado nos dá la pro b ab le a l­ tu ra del tronco que equiv ald ría a 799 mm. La longitud del mus]b al pun to tibial es de 324 mm.- D el tibial al pternio de 282 mm. L ongitud to tal p ro b ab le de la e x ­ trem idad inferior derecha 606 mm. L ongitud del m uslo izquierdo 331 mm. v de la p iern a iz­ quierda 310 mm. L ongitud to tal p robable de 641 mm. Al sum ar estos tres últim os resu ltad o s nos da dos valoras aproxim ados p ara la probable e sta tu ra q u e oscila e n tre ^ m 405 y 1 m. 440 respectivam ente. • Lal I? e n llas de Ia e x tre m idad su p erio r derecha son- acrom io-radial: 242 m m ; radial-estilio: 183 m m ; y estilio-dactilio131 mm. Longitud to tal de la ex trem id ad : 556 mm. Wa°3h rei 912)S'Ín h °bra “C°l0r Standards and Nomenclatura” de Ridgway


Prunes.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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El sexo corresponde al m asculino ya que p resenta en la re ­ gión púbica u n colgajo que debem os in te rp re ta r como p erte­ neciente a los órganos genitales externos masculinos. F inalm en te, el estado de los tejidos blandos revelan, al m om ento de la m u erte, u n estado n utricional bueno. Pero, exis­ ten varias cicatrices cutáneas q u e indican que este niño pade­ cía de u n a afección derm al (Acné, Furunculosis?). En resum en, este es u n niño que p ertenece al grupo de los m ongoloídeos cuyo cráneo es ancho y alto. Su cara es ancha p re­ dom inando en ella la frontalidad. La nariz- es baja y ancha y sus orejas son pequeñas. La e statu ra oscila en tre 1 m. 405 y 1 m. 440 variaciones determ in ad as por la postura flexionada. Al mo­ m ento de su m u e rte padecía de una afección derm al.

2.

ESTUDIO MEDICO Por el Dr. LUIS PRUNES

1.—P la n ta s de los pies con h iperqueratosis pronunciada. 2.—H ay apariencia de bula sanguínea de color negro, em i­ nencias circulares de Vó cm - de color, negro violáceo m u y obscuro. 3.—E dem a considerable d el pie derecho especialm ente. 4.—D epresión de la piel vecina de una úlcera. 5.—E n la región isquiática izquierda hay, depresiones con apariencia de ú lcera recu b ierta de escamo-costra. En­ cima h ay u na lesión (2 cm. x 1V^) deprim ida con cos­ tra e n la p a rte vecina de una biopsia. 6.—E n la ro d illa izquierda h ay 2 zonas m ás o menos cir­ culares de 2 cm. de diám etro deprim idas y cubiertas: 1 con escam as y la o tra tien e 3 zonas: 1 p e­ riférica de m ás o m enos 1/2 cm - con escamas, de color grisáceo u n poco deprim ida, 2.3 zona violáceo m ás o m enos de igual ancho y en el centro elevado con fo r­ m a de u n botón de 3 mm. de color m ás obscuro ne­ gruzco. H ace la im presión de u n a úlcera hem ática. C orresponde a u n ectim a de u n a afección coccica de la p iel en cicatrización. 7.—E n la raíz d e l dedo índice de la m ano izquierda y en el p u lg a r segunda falange de la m ism a m ano unas emi­ nencias hem isféricas planas de algunos m ilím etros de d iám etro con aspecto len ticu lar producen la im pre­ sión de v erru g as planas.


Boletín del M useo N acional d e H istoria N atural

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8.—E ncim a de la rodilla izquierda se observa u n a lesión del m ism o tipo de la nú m ero 6. 9.—P a rte m edia ex tern a de la p iern a izqu ierda o tra le.sión sem ejante. 10.—E n los pies al nivel de la raíz del p rim e r a rte jo del pie izquierdo, hay otras lesiones iguales a las descri­ tas en el núm ero 6, allí m ism o h a y o tra m ás p ro fu n d a y cicatricial con acúm ulo de substan cia hem átiea. 11.—Al nivel de la superficie p la n ta r del a rte jo m a y o r del p u lg ar del pie derecho h a y u n a extensa región irre^ g u iar cicatricial co rrespondiente a u n a acroasfixia po­ siblem ente ulcerada. U ñas del pie p erfe ctam e n te cor­ tadas. 12.—En 1a m ano izquierda se ad v ierte la congelación de lo i cuatro dedos largos siendo ésta m ás m anifiesta en el índice y en el m ediano. U ña violáceas: la del índice en el tercio distal, la del m edio to talm ente, p a rte de la del a n u lar y en el m eñique los centrales, con aspecto de hem atom a suhunguian. Todas las uñas’ cor­ tadas m enos la del m eñique. 13.—En la otra m ano tam bién aspecto violáceo de las uñas sobre todo la del m eñique y el an u lar. Las o tras no alcanzan a verse. En el a n u la r el co^or violáceo correspond.-; a u n .tra u m a tism o antiguo. 14.—En el codo del brazo izquierdo cicatriz irre g u la r e x ­ tensa correspondiente a lesiones antiguas. 15.—P estañas y cejas p erfectam en te conservadas 16.—Pelo ^argo .y sedoso con apariencia de h ab e r sido im ­ pregnado en aceite. 17.—S e encontraron liendres en el pelo. 18.—M uestra de pelos con liendres.

3.

ESTUDIO RADIOLOGICO Por el Dr. RODOLFO MERELLO M.

„1 t t E1 ?fstfUTÍ0. ^ g r á f i c o de la m om ia incaica practicado en Luis Calvo M ackenna con fecha 3 de A sosto d» 1954 ha dado el siguiente resultado: ^ o í i o a_ 1 95 -*,

l . — Esqueleto


M erello M.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

bóveda cran ean a en relación al m acizo facial y al resto del esque'Jeto. Las form aciones de la base (peñasco y silla tu rca), tien e n aspecto norm al. Se aprecia un poco exagerada la prom i­ nencia fro n ta l a n te rio r (glabela). Las su tu ras craneanas están soldadas parcialm en te, las arcadas den tarias m u estran una den­ ta d u ra en b uenas condiciones y bien im plantada, pudiendo apreciarse los folículos de los pre-m olares y m olares definiti­ vos, todavía incluidos. 'b ) Tronco: Aspecto n o rm al de la colum na cervical, dorsal y lum bar, como ig u alm en te los arcos costales. La m ayor incurvaciqn de tipo xifótico de la colum na la in terp retam os como de origen postural. E l estern ó n y clavícula son m orfológicam ente norm ales. c) M iem bro superior: Aspecto norm al de los húm eros, a rti­ culación del codo, an tebrazo y carpo. Todos los huesos iarges p resen tan los cartílagos de crecim iento en evolución, guardan­ do arm onía e n tre todos ellos. d) M iem bro inferio r: Aspecto norm al de los fém ures y es­ queleto de las piernas. Las a rtic u ’aciones coxo-fem orales están en sitio ,no rm al con solo la distorsión debida a la exagerada po­ sición de flexión; de la pieza estudiada. El esqueleto del pie, como asim ism o el de la mano, son talvcz pequeños en relación al resto del esqueleto. L a osificación es. norm al, con sus cartílagos y núcleos epifisiarios biep. desarrollados. iNos. llam a la atención au e r l prim er m etatarsian o es u n poco corto en relación a los otros y separa­ do d tl resto de los dem ás m etatarsianos. A dem ás c-s algo más grueso que el resto de ellos. Todo esto podría corresponder a u n m etatarso atávico, aunqxie no podríam os afirm arlo comple­ tam en te p o rq u e la posición de la pieza no nos perm ite hacer las m ediciones p ertin en tes. L lam a la atención la excesiva tra n s­ parencia de los espacios articu lares del carpo, pié y codo, posi­ blem en te debida al desarro lla de gases. 2 .— T e jid o s blando s.

Es de h acer n o ta r la excesiva densidad de todos estos teji­ dos especialm en te del tejido m uscular, el que aparece en for­ m a de fib ras de m ay o r densidad. Lo m ism o que la piel que se p resen ta engrosada y densa. Nos llam a la atención el m ayor grosor de la capa fibro-adiposa de la p lan ta del pié. E n el tronco se distiguen n ítid am en te los diafragm as. La cavidad torácica, de escasa altu ra, no m u estra estru ctu ra pul­ m onar. E sta dism inución de la a ltu ra del tórax, contrasta con la am p litu d del diám etro antero-posterior. La som bra cardíaca es bien diferenciable. En la cavidad abdom inal no es posible estáblecer diferen­ ciación de los diversos órganos.


Boletín del Museo N acional d e H istoria N atural

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La m asa encefálica ap ararece re tra íd a y sep arada de los h u e ­ sos de la bóveda por un proceso de retracció n del encéfalo. La estru ctu ra estriada del encéfalo la in terp re tam o s como estru ctu ra de la piel m om ificada, superpuesta. 3.— CONCLUSION: El desarrollo d e í esqueleto y de los núcleos de osificación, corresponde a una edad radiológica (ósea) de 8 a 9 años, y esto estaría de acuerdo con el desarrollo de las arc a ­ das dentarias. En ninguna pieza del esqueleto se h a n identificado lesiones de tipo traum ático. NOTA: Debido a la posición de la pieza, en ex agerada flexión y a la rigidez de los m iem bros no nos fué posible ob ten er rad io ­ grafías en posición anatóm ica perfecta.

4.—ESTUDIO DACTILOSCOPICO [Por el

Dr. ANGEL HOCES y Sr. LUIS M OSELLA

El buen estado de las crestas papilares en m anos y pies perm itió establecer su clasificación según los patro n es u tiliza­ dos por los Servicios de Identificación de la R epública de Chile. El resultado obtenido revela que las fig u ras dactilares y plantares presen tan un aspecto no rm al y no difieren g ran d e­ m ente de las que se pueden observar en la actualidad. L as fó r­ m ulas serían las siguientes: M ano izquierda: V -2222 (V utech ic); m ano izquierda según clasificación 14 corresponde a 62222 con presillas norm ales.

5.—ESTUDIO PARASITOLOGICO Por el Dr. T. PIZZI Jefe Laboratorio de P arasitología U niversidad de Chile I N F O R M E DE E X AM E N DE E X C R E M E N T O P R O V E N I E N T E D E L C O N T E N I D O INTESTINAL

DEL

CADAVER

M O M IFICADO

DE

UN

NIÑ O

ENCONTRADO

EN E L C E R R O « E L P L O M O »

A specto macroscópico: M asas secas, de color gris verdoso donde es posible reconocer abun d an tes restos v egetales m acros-


Jeldes.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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cópicos, especialm ente pequeños tallos vegetales, (herbáceos?) y lám inas no digeridos (fragm entos de hojas). Existe tam bién m ateria p u lv u ru le n ta , fácilm en te desintegrable y algunos nú­ cleos carbonificados. La deposición deja una m ancha am arillo verdosa, de aspecto grasoso, en el papel. E x am en m icroscópico: Restos alim enticios en reg u lar can­ tidad. P red o m in an restos vegetales, especialm ente tallos peque­ ños, restos d e-h o jas, filam entos en espiral y celulosa. M uy es­ casa cantid ad de gránulos de a ’m idón. Escasa cantidad de fi­ bras m usculares en las cuales es posible reconocer perfecta­ m ente la estriación (carne no digerida). M uy ab u n d an tes filam entos m icelianos y esporas de una varied ad de hongo (su identificación se encuentra en curso). H uevos de T rich iu ru s tric h iu ra en reg u lar cantidad. Estos elem entos aparecen con su e stru c tu ra perfectam ente conserva­ da, pudiendo reconocerse en su in terio r u n zigoto (no segm en­ tado) de aspecto norm al. No se observan huevos embrionados. (En la actu alid ad se efectúan p ruebas p ara d etrem inar la via­ bilidad de estos huevos). Se observan igualm ente elem entos sospechosos de corres­ ponder a q uistes de E ntam oeba coli, los que se presentaban fran ­ cam ente alterados, por lo cual es im posible su identificación exacta. Se observó flota b acterian a escasa (posiblem ente de conta­ m inación), cuyo estudio se en cu en tra en curso.

6a.—ESTU D IO H ISTO LO G ICO

I 1.

P or Dr. JAIME VIDAL OLTRA Profesor Titular Cátedra de Medicina Legal Dr. TOMAS TOBAR P. Dr. ALFREDO VARGAS B. Ayudantes

E 'u cstra: Piel de la región glútea. F roerd^ncai: M omia del cerro “El Plom o”. D E.'CPTPCIO N M ACROSCOPICA: Se exam ina u n trocito de piel de 1 cm. de largo por 4 mm. de ñ”.?ho y 8 m m . da alto. La consistencia es dura, de aspecto apergam inado en su porción superficial y algo m ás b landa en su porción profunda. *

El estudio realizado por los Dres. Vial, Tobar y Vargas, se hizo a base de trozos de p iel sacados el dfa después de haber sido entregada la momia al M useo. E l estudio d el Dr. Pizzi se hizo seis m eses m ás tarde, cuando el estado de m om ificación estaba ya m ás avanzado.


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B oletín d e l M u seo N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra l

El color es café claro en la superficie y en la p ro fu n d id ad am arillento-ocre. Técnica* «. El trocito de piel, se coloca d u ra n te 6 horas en suero fisio­ lógico a una te m p e ra tu ra de 30 grados, y luego se procede a la fijación con form ol al 10%. Se p ractican las siguientes tinciones: Hr.m ateína-eosina H em alaun V an Gieson Ponceau Sudan O rceína Plata. ESTUDIO MICROSCOPICO: A pequeño aum ento, p u eden distin g u irse las d iferen tes ca­ pas de la piel, a saber: la epiderm is, con b u en a avidez tin to rial; el derm is, con haces conjuntivos p erfe c tam en te in d iv id u a ­ lizados; folículos pilosos, glándulas sudoríparas, vasos sanguí­ neos, y la grasa, tran sfo rm ad a en u n a substancia hom ogénea insoluble en los solventes de las grasas; la hipoderm is, con ca­ racteres sem ejantes al derm is. La observación m icroscópica con aum ento m ayor, p e rm ite reconocer algunos d etalles histológicos q u e describirem os en cada uno de los estratos de la piel: a)

Epiderm is. La epiderm is m u estra claram en te su capa p ro fu n d a o es­ trato espinoso de M alphigi. En este estrato se reconoce la h ile ra basal de células cilindricas y las h ileras de células poliédricas. En general, las células poliédricas se ven aplanadas, como com ­ prim idas y sus núcleos están ig u alm en te achatados, hab ien d o perdido su form a redondeada. El citoplasm a es hom ogéneo y con granulaciones m u y finas y el núcleo picnótico, sin que sea posible reconocer su e stru c ­ tura. Las capas m ás superficiales del estrato espinoso, se desin­ tegran, quedando sólo u n a substancia grum osa. No es posible individualizar el estrato g ranuloso ni el lú ­ cido, pues quedan incluidos en la su bstancia grum osa señ alad a anteriorm ente. En cuanto al estrato córneo, éste se visualiza en algunos puntos en form a de escam as gruesas y discontinuas.


T obar y otros.- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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b)

D erm is: Se observan papilas dérm icas b astan te num erosas y vasos sanguíneos, folículos pilosos, grasa cadavérica y restos de glán­ dulas sudoríparas, todo incluido en u n tejido conjuntivo laxo. E l tejid o conjuntivo se dispone en haces longitudinales y entrecruzados. E n las preparaciones teñidas con orceína, es po­ sible d istin g u ir grupos de fib ras elásticas. Los núcleos se ven como p u n to s alargados, bien teñidos, pero sin m o strar su citoarq u itectu ra. E n tre las m allas conjuntivas está la grasa que no se di­ suelve con las substancias solventes com unes; se ha tran sfo r­ m ado e n u n a substancia hom ogénea que se tiñe de color am a­ rillo ocre con la hem ateína-eosina, v erd e am arillento con el Ponceau, y café claro con la tintació n de hem alaun; es la lla­ m ada grasa cadavérica o adipocira. La adipocira no sólo se dispone en form a de m anchas ho­ m ogéneas, sino que se observa tam bién en finos haces parale­ los de disposición caten aria que rem eda las fibras m usculares. Los vasos sanguíneos se observan con una pared bien indi­ vidualizada, pero de e stru c tu ra borrosa, que en su in terior con­ tienen u n a substancia grum osa dispuesta en capas concéntricas. Los folículos pilosos, cortados transversalm ente, ofrecen una configuración o aspecto estrellado por retracción; m uestran capas concéntricas, hom ogéneas en el centro, correspondiendo a la m édula, y la corteza se observa como u n punteado nuclear sin e stru c tu ra evidente. c)

Hipodermis: E l hipoderm is m u estra ab u n d an te adipocira, folículos pi­ losos y vasos sanguíneos seccionados en diferentes planos de insidencia, en m edio d e u n tejido laxo reticu lar, cuyas caracte­ rísticas m orfológicas y tin to riales son, en todo, sem ejantes a las observadas en las dem ás capas de la piel ya descritas. OTROS EXAM ENES: P racticáro n se tam b ién estudios microscópicos de ciertas form aciones costrosas obtenidas por raspado suave de algunas zonas de la superficie cután ea de la momia, previa inclusión en p a ra fin a y tinciones con H em ateína-eosina, H em alaun y Beiggert-V an Gieson. No fué posible evidenciar estru ctu ras perfectam ente reco­ nocibles histológica o citológicam ente, sino solam ente masas do elem entos conglom erados, grum osos, con poca afinidad tintorial, con aspecto de elem pntos descam ativos de la capa córnea. Se p racticaro n tam b ién m acerados de trocitos de piel y de las form aciones costrosas obtenidas por raspado, previa filtra-


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Boletín d e fM u se o N acional de H istoria N atu ral

ción v concentración, se som etieron a los exám enes quím icos tendientes a dem ostrar la presencia de oxidasas sanguíneas. S practicaron las siguientes reacciones. Reac. de V an Deen. ” ” A dler. ” • ” Tevenon. ” ” M eyer. , . 0 1 Se obtuvieron con todas ellas resu ltad o s negativos. Sola­ m ente hubo reacción positiva d iscreta y ta rd ía con el reactivo d e M eyer, lo que no autoriza a suponer la presencia de oxidasas sanguíneas, en estado activo.Síntesis y conclusiones: 1.—E l tejido exam inado corresponde a piel h u m an a, en es­ tado de momificación. 2.—El estado de m om ificación observadlo en este tejido, co­ rresponde a u n proceso m ixto, en el cual se ha podido eviden­ ciar la llam ada momificación propiamente tal o estado de m o­ mia seca y la transformación adipocírica parcial o estado de momia grasa; esta ú ltim a, en m ucho m.enpr girado que la p ri­ m era. Las momificaciones espontáneas, en su acepción m ás am ­ plia, son estados resu ltan tes de la verificación de procesos dq índole físico-quím ica q u e se operan en los cuerpos que h a n p e r­ m anecido largo tiem po som etidos a la acción de ciertos agentes exteriores como la tem p eratu ra, la hum edad, la ventilación o aireación del medio, la composición m ineralógica del terren o , etc. Estos agentes, según su m an era de actu ar, conducen a la form ación de m omias secas o estados de m om ificación pro p ia­ m ente ta l (acepción restrin g id a del té rm in o ), si los cuerpos perm anecen en u n am biente seco y aireado, y de m om ias g ra ­ sas o estados de saponificación, si se h a n m an ten ido en el a g u a o en u n am binete húm edo en donde la aireación es deficiente o nula. ■»;/ / En el estudio histológico realizado en la m u estra ex a m in a­ da, hemos podido com probar la presencia de tejidos desecados, deshidratados, m om ificados, en el sentido estricto' del térn ü n o , especialm ente en correspondencia de los estratos m ás su p er­ ficiales, y d e tejidos en estado de m om ificación grasa o de tr a n s ­ form ación adipocírica o grasa cadavérica, a nivel de la capa de tejido célulo-adiposo. E ste proceso m ixto, en que se h an conjugado dos órdenes diferentes de fenóm enos conservativos cadavéricos, os explica­ ble, a nuestro juicio, por las condiciones ta n especiales en que ha podido perm anecer la m om ia en cuestión,' d u ra n te largo


Pizzi.-

LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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tiem po, en el lu g a r en q u e fué encontrada, en donde han al­ ternad o períodos de inten sa sequedad y a b u n d an te aireación d u ra n te la estación calurosa especialmente,-'-con períodos de h u ­ m edad prolongados en m edio de la nieve d u ra n te la estación fría E sta dualidad de circunstancias am bientales ha condicio­ nado la form ación de los dos procesos conservadores de los tejidos cadavéricos que hem os podido com probar en nuestras observaciones. -r ••• 3.—H a llam ado n u e stra atención el estado de conserva­ ción d.e los diferen tes elem entos tisulares, pese al larpo tiem po tran scu rrid o , lo que h a p erm itido d iferenciar con notable cla­ rid ad las diversas e stru c tu ra s m orfológicas, aun cuando no nos ha sido posible evidenciar los detalles finos de la arquitectura celular. 4.—Sorp ren d e ig u alm en te la avidez y afinidad tin to rial que presen tan las e stru c tu ra s p o r los d iferentes colorantes em plea­ dos en las tinciones, sem ejan te a la de los tejidos cadavéricos frescos, fijados y teñidos según las técnicas habituales. 5.—L as form aciones de aspecto costroso, corresponden a conglom erados de elem entos descam ativos de la capa córnea.. ti.—Las reacciones' quím icas ten d ien tes a dem ostrar la pre­ sencia ae oxiaasas sanguíneas, dieron resultados negativos.

6b —ESTU D IO H IST OLOGICO

-

C O R T E D E P I E L D E L C A D A V E R D E L C E R R O EL P L O M O ( * )

Por el Dr. T. PIZZI

TINCIO N : M axim ow - R ía H ortega y V an Gieson La epiderm is se en cu en tra en g ran p a rte m acerada no re­ conociéndose lím ites celulares. E xiste u n a capa gruesa de pig­ m ento m elánico en las zonas basales de la epiderm is. En el der­ m is se reconocen haces colágenos gruesos conservados, pero los elem entos celulares intersticiales h a n desaparecido. Existe, tam (•)

La mueptra n*»™. *»ste examen fué sacada aproximadamente seis meses después del primer examen.


BolDlín d el Museo r a c io n a l d e H istoria N atu ral

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bién pigm ento m elánico en las zonas del derm is ad y acen te a 1* capa basal epitelial, especialm ente en alg u n as papilas dérm icas. Se reconocen ab undantes fibras m usculares cortadas tra n sv e rsalm ente. _ A , , CONCLUSION:— De acuerdo con el estado de conservación de la piel sólo es posible conciuír q u e se tra ta b a de u n in d i­ viduo con ab u ndante pigm ento m elánico epidérm ico, e l que al­ canzaba tam bién a capas superficiales del derm is.

7.

ESTUDIO ODONTOLOGICO

¡ : ¡

Dientes de leche: (*) Incisivos superiores, centrales y la te ra l izquierdo. C anino superior derecho. E n perfecto estaao de conservación. C am b ia­ dos en su época norm al, sólo e l canino (pieza C) p re se n ta p a rte de su raíz. Coronas con g ran desgaste, borde incisal to ta lm e n te b o rra ­ do, indicando el iro tam ien to exagerado co n tra los d itn te s in ­ feriores. A lteraciones del esm alte coronario, en todas las piezas, trizaduras en ei sentido v ertical, no que indica la dirección dei m ayor esfuerzo m asticatorio. Caries de '¿y grado an la pieza C, ángulo m esial. Dra. ELSA ORTUZAR R.

C irujano-D entist.». f») Se trata de los dientes encontrados en una de las bolsitas de cuero.


IV Protocolos de Arqueología 1.— E stu d io de los objetos por Grete Mostny 2.— E stu d io de las fib ras por Alicia Briinner ü.— E stu d io de las tin tu ras por Fernando Oberhäuser Pedro Fuhrmann y María Gaillard 4.— E studio m etalúrgico por Fernando Oberhäuser y Pedro Furhmann



1.

ESTU D IO ARQUEOLOGICO DE LOS OBJETOS.

D escribirem os en seguida los diferentes rasgos culturales r¡uo se- pueden observar en el conjunto arqueológico presente, estudiándolos en todos sus aspectos. a)

P in tu ra facial.

L a cara del niño está cubierta con una delgada capa de p in ­ tu ra roja, sobre la cual se h a n aplicado gruesas líneas am ari­ llas, que convergen d iagonalm ente hacia la n ariz y la boca. Es­ tas líneas tien en aproxim ad am en te 0,5 cms. de ancho y están a 0,8 cms. de distancia e n tre sí. Es en el lado izquierdo He la cara donde p u ed en n o ta rse con m ás claridad. L a p rim era línea sale del ángulo in terio r del ojo hacia la p a rte alta de la nariz.

d e la nariz; la te r­ cera a el ángulo ex terio r dei ojo hacíá la p u n ta de la nariz y la c u a rta del póm ulo hacia aproxim adam ente el centro del labio superior. E n el lado derecho se pueden n o ta r con claridad sola­ m en te la p a rte ex terio r de la dos líneas inferiores y tampoco es posible decir si eptas listas se tocaban originalm ente en el cen­ tro d e la cara, form ando ángulos (lam. 9-a.y fig. la-b). La costum bre de p in ta rse la cara y diferentes partes dol cuerpo era m uy difundida e n tre los indios de A m érica del Sur


Folotín clol M uros N acional d e H istoria N atural

y de su uso en tiem pos antiguos dan testim onio los ceram ios antropom orfos de. la costa peruana. E n cuanto a su significado, ex iste una d iferencia de in te r­ pretación: m ientras que K arsten insiste en la finalidad m ág i­ ca, K arl von den S teinen la explica como protección co ntra l^s influencias clim áticas y contra p icaduras de insectos. A m bos coinciden en considerar como secundaria la im portancia de la p in tu ra corpórea como ornam ento (1). Las Casas y Cobo h ab lan de las p in tu ra s que se aplicaron los guerreros, ap aren tem en te p ara e sp an tar a los enemigo*. Tam bién p ara las fiestas y especialm ente p ara los bailes se ur,ó la p in tu ra facial (2). El color preferido era el rojo y A costa h abla de las m inas de m ercurio de H uancavélica las cuales fu ero n tra b a ja d a s j.a ra conseguir el LLIM PI, el color cinabrio, q u e se usó p a ra estos fines. Tam bién Cobo (p. 150) dice: “Con el llim pi, que es el m e­ tal del Azogue solían hacer diversas supersticiones, u n tán d o se con él y con otros colores de tie rra en tiem po de sus fie sta s”. O tro color rojo era el llam ado ICHMA, “u n color de fru to de árbol que nace en capullo” e ICH M A K U N I significa “e m b ija r­ se la cara u otra cosa” (3). L L IM PIK U N I significa ig u alm en te “pintarse la cara con berm ellón y em b ijarse”. La p in tu ra que se usó en el p resen te caso, está com puesto de un óxido de hierro, m ezclado con una su stancia grasosa (véase el Estudio de las T in tu ras m ás ad elan te). L a p in tu ra de la cara del niño tenía seg u ram en te u n a fin a ­ lidad mágica, en conexión con los rito s que se e jec u tab an a lre ­ dedor de él y d e los cuales fué fin alm en te víctim a. Pero- no es posible dar m ayores d etalles por la falta de an teced en tes y h a ­ llazgos sem ejantes. b)

Peinado. El pelo tiene aproxim ad am en te 31 cms. de largo, desde la p artid u ra en el centro h asta las puntas, alcanzando h a sta m ás abajo de los hombros. A parte de la raya en el centro de la cabeza se ha dividido a m asa del pelo en siete fajas de 2 a 1,5 cms. de ancho en cada lado de la p a rtid u ra cen tral y d en tro de cada faja ha sido tr e n ­ zado en trencitas finas, de las cuales la p rim e ra p a rtid u ra con­ tiene 23 en cada lado, la segunda y tercera 20 v las su b sig u ien ­ tes algunos menos, de modo, que el to tal de cabello está a rre ­ glado en m as de 200 tren citas lam . 9-bl. Revisando los dibujos de G uam ar Pom a (4), se nota que loj (1) Montell: Dress and O rnam ent ln :A ncienl Perú, G oteborq 1929. o. 79 si. (2) Arturo Jimonoz Borja: Ln d a n z a ©n ©1 A ntiauo P«rn f F n n f n t \ n ¿ Museo N acional, lom. XV, 1946, Urna p 147 ' ^ Inca> R sv‘s,a d ° ‘ <3) UmaU1901VOCabUlarl° ^

^ ’0ngUa gonoral do todo el Pe™ llam ada Quichua;

(4) Folipo Guarnan Poma de Ayala: N uova Coronica y Buen Gobierno...


í/ostny.- LA UC MIA DEL CITERO EL FICM Oi

23

Incas están representados con el pelo corto, m ientras que los re­ presentantes de las demas provincias del Taw antinsuyu lo lle­ van largo, sin que se pueda asegurar que esté trenzado. Al con­ traria. da Ja im presión que está suelto. Peinados de m uchas trenzas finas son descritas por Pedro Cieza de León (5) de los indios de Riobamba (Ecuador), re­ gión en la cual este peinado fué usado tanto por hombres como m ujeres. El peinado de trenzas m últiples era tam bién tínico pa­ ra los Atacamfiños, Ca'chaquies y Uru-Chipayas (6). E ntre los calchaquies, el pelo fué trenzado en su parte superior en m u­ chas trenzas finas, los cuales fueron reunidas en dof¡ gruesas ge­ neralm ente a ambos lados de la cara. Así lo llevaban también los habitantes -prehistóricos de Arica por ejemplo (7). Proce­ dentes de Cb^ichiu (Prov. de Antofagasta) existen en el Museo Nacional de H istoria natural, dos momias, ambas de hombres, que tenían un arreglo de pelo muy parecido al del niño, en cuan­ to a la repartición del pelo en varias corridas de trenzas finas. Un peinado m uv parecido es tam bién el usado por los Uru-Chipayas, pero en esta trib u lo usan únicam ente las mujeres, mien­ tras que los hom bres lo llevaban corto v suelto (8). E ntre los Lupaca, que vivían en el territorio al occidente del lago Titica­ ca, tanto hombres romo m ujeres llevaban el pelo trenzado en trenzas m últiples (9). De todas estas posibilidades so’am ente dos entran en una consideración más estrecha: la de Chiuchiu —o ser. la región atacam eña— y la de los Lupaca en el altiplano boliviano. Por el otro lado faltan en la región de Chuichui los mocasines v el adorno de plata, que lleva el niño. Ambos, en cambio, son típicos para la región del altiplano boliviano. E n tre los Irjcas era costum bre cortar el pelo a los niños ñor nrim era vez, cuando tenían aproxim adam ente dos años de rdad. P ara este fin se realizaba una ceremonia, en la cual rada parien­ te cortaba una mecha de pelo con un cuchillo de pedernal, hasta oue el niño quedara trasquilado. En esta misma ocasión se le da­ ba tam bién un nombre, que llevaba hasta alcanzar la pubertad (10). P or segunda vez se cortaba el pelo en la ceremonia llam a­ da RUTUCHIKUY, que form aba p arte de los ritos mediante los cuales los jóvenes de aproxim adam ente quince años pasaron de la niñez al estado adulto. No se sabe hasta que punto estas ce­ rem onias fueron adoptadas por los pueblos subyugados por los Incas. Es cierto, que niños de las clases altas fueron llevados a (5) Pedro Cieza d e León, cap. XLIII "La Crónica del Perú" (en "Cronistas de una Conquista del Perú” Ed. Nueva E spaña, México, p. 284). (6) Montell op. cit. p. 170 (7) V éase íig. 1 d e M aría Mercedes Constanzó: Algunos cráneos procedentes de Arica. Bol. del MNHN tom. XXII, 1944, p. 153-7. (8) F. Weston La Parre: "The Uru-C hipaya" Hdbk II 1946, p. 579 (9) H. Tschopik: "The A ym ará" Hdbk II, p" 532. (10) G arcilaso, "Comentarios R eales" 3.o libro cap. XI.


Boletín del M useo N acional d e H istoria N ctural

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la corte en el Cuzco, p ara ser educados según la usanza incáica, para que m ás tard e y de v u elta a su casa d ifundiesen lo a p re n d i­ do en la capital. P o r el otro lado existía u n a severa prohibición p ara los súbditos de cam biar la in d u m e n ta ria p ropia de su r e ­ gión y los cronistas están de acuerdo en decir q ue se podían r e ­ conocer a p rim era vista a los pobladores de las d iferen tes p a r­ tes del reino p o r su in d u m en taria, especialm ente por el tocado que llevaban (11). O tra posibilidad es que, el peinado de este niño fu e ra h e ­ cho expresam ente p ara la ocasión, correspondiendo a lo p re sc ri­ to para la cerem onia a efectuarse, es decir al sacrificio. D e to J dos modo se nota —por su estado im pecable— que el niño fué peinado poco antes de m o rir o después de m uerto. c)

LLAUTU.

La cabeza del niño está ceñida con u n LLA U TU negro. P,unto vista técnico so rp ren d e la ingeniosa sim ­ plicidad de su hechura: consiste d e u n solo largo hilo negro h e ­ cho de pelo hum ano, fu ertem en te torcido y doblado q u e está arreglado de m anera que dé cinco v u eltas a lred ed o r de la cab e ­ za; al com pletar la q u in ta v u e lta pasa e n tre los dos an terio re s y a través del lazo form ado por el principio del doblez v v u e l­ ve nuevam ente hacia abajo, siem pre e n tre los cabos de la "cuerda doble sigue a m anera de fiador, p a ra e n tra r v salir n u o v a m ra t e entre los cabos de las cinco v u eltas en el lado opuesto; aHÍ es t

(li> cap2aiXd e UÓn: GrÓniCa del P e r ú : c a P' XCI11' G arcilaso,

op. cit. libro 7.0


Mostny.- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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finalm en te entrelazado con el fiador, después de h ab er sido adel­ gazado co nsiderablem ente (fig. 2a.-b). C erca del cen tro del fiador, esta cuerda, ya m ucho m ás del­ gada está ro ta y suponem os, q u e en este p unto estaba fijado el adorno de p la ta en fo rm a de doble m edialuna, el cual fu e en­ contrado suelto y los arriero s lo colocaron provisoriam ente entre las vueltas del LLAUTU. Los descubridores m anifestaron que este ornam ento se h ab ía encontrado sobre el pecho del niño. D e­ bido a la posición de la cabeza, el adorno llegó efectivam ente, a rep o sar en el pecho, pero los dibujos de G uarnan Pom a (fol. 169, 270, 24, 324, 874, foja 155 etc.) dejan poca duda acerca de su verd ad era posición: estaba colgado del fiador del LLAUTU, de­ bajo de la b arb illa del individuo. Las m edidas del LLAUTU son 48 cms. de circunferencia n \

interio r; 30 cms. de largo del fiador y aproxim adam ente 0.3 cms. de diám etro del cordel. E ste últim o es dextrorso, siendo los ca­ bos sinistrosos. EL LLA U TU es u n a de las p rendas de uso general e n tre los hab itan tes del im perio incàico, desde el Inca rein an te hasta su últim o subdito. G arcilaso (12) describe el LLAUTU del Inca de la sigu ien te m an era: “u n a trenga llam ada llautu, ancha como el dedo m e rg u e rite y m u y gruesa, que venía a ser casi cuadrada, que dava cuatfti o cinco b ü eltas a la ca be za. . Los LLAUTU de los súbdit'ÓB eran parecidos: se rep ite siem pre que tenían el grosor aproxim ado de u n dedo y que daban varias vueltas (tres o c u a tío dicen los cronistas) alrededor de la cabeza. En otra oca­ sión (libro I, cap. X X II) dice Garcilaso, que el LLAUTU de los Incas era de “m uchas colores”, m ien tras que el LLAUTU de los (12) op. cit. libro VI, cap. 2


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Boletín d el M useo N acional d e H istoria N atu ral

súbditos —a los cuales M anco Capac concedió el privilegio de u sarlo— tenía q u e ser negro. No obstante, se m encionan ta m ­ bién LLAUTU de otros colores. A sí los h a b ita n te s de J a u ja lo u saban negro p ara todos los días y rojo p a ra las fiestas; en u n a p a rte de la provincia de G uam anga era de lan a gris y blanca, en o tra rojo y negro y en realid ad e ra n hondas (G U Á RA CA ) E n o tra p a rte se m enciona, que los jóvenes iniciandos en el festiv al del CAPAC RA Y M I v estían un L L A U T U n eg ro y esto hace sup o n er a L atcham , que este color e r a quizás de uso cerem onial (1 4 ). E s ta in te rp re ta c ió n p o d ría qu izás ta m b ié n aplicarse en el p resen te caso. d)

El Tocado. El tocado consiste de u n cerquillo d el cual cuelgan flecos largos de lana negra. Los term in ales del cerquillo está n un id o s con am arras de lan a en cuyo centro se erige u n penacho d e p lu ­ m as de cóndor. (Lám . 1-b y 9-b). La circunferencia in te rio r del cerq u illo tie n e 48 cm. igual a la del LLAUTU; consiste en tres v u eltas de gruesos cordones, cada uno de aproxim ad am en te 1 cm. de diám etro, y los tre s esta n dispuestos e n tre sí en form a de trián g u lo y son m an ten id o s ju n to s m ediante el en treo í uzam iento. de hilos ¿e ^ tlana. Sobre esta cerquillo se -i h a n pu esto tu p id o s ___________ 1 r n lA n rl n


M ostny.- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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d e él m ayores d ato s acerca de la proveniencia de él, salvo qui­ zás el penacho de plum as, ya q u e los rep resen tan tes del Collasuyo llev an a veces u n a p lum a p uesta en el tocado y la m ism a plum a aparece coronando e l escudo del cacique del Collasuyo, fol. 169, (fig. 14), escudo en cuyo centro está u n cóndor. No obs­ tan te, tam b ién o tras entidades étnicas del im perio incáico usa­ ban plum as de cóndor y nos parece u n rasgo dem asiado general p a ra sacar d e él m ayores conclusiones. e)

A dorno de plata. E sta pieza está hecha de u n a lám ina de p lata de 2 mm. de grosor en form a de doble m edialuna. M ide 12,7 cms. en su p arte m ás ancha y 6,8 cms. en su p a rte m ás alta. E n el centro del borde superio r tien e tre s agujeros. (Lám . 10-a). C uando el hallazgo fu é entregado al M useo N acional de H istoria N atural, este ador­ no estaba desprendido y puesto provisoriam ente por sus descu­ bridores e n tre las v u eltas d el LLAUTU; pero ellos mism os in­ form aro n sin em bargo, que el adorno había estado sobre el pe­ cho del niño y que se h ab ía desprendido d u ran te el traslado. A dornos de este tipo h an sido encontrados p or B andelier en las isla de T iticaca y M ontell (fig. 94) reproduce uno de ellos, ju n to con u n dibujo de G uarnan Pom a, (fol. 169), que represen­ ta a u n je fe del C ollasuyo. quien tie n e puesto un adorno pareci­ do. En este d ib u jo se puede apreciar, que no se tra ta de un pec­ toral p ro p iam en te dicho, sino de u n pendiente que fué llevado debajo d e la barbilla. E n otros dibujos m ás, que casi siem­ p re soi) identificados como personajes del Collasuyo (15), apa­ rece el m ism o adorno, en la m ism a posición y en algunos se ve claram ente, que cuelga del fiador, con el cual está sujetado el LLA.UTU o el to cad o .' (V éase por ejem plo fol. 270 y 324). Si es perm itido id en tificar el pendiente d el niño —que es con los dibujados p o r G uarnan Póm a en la gente del Collasuyo, entonces queda poca duda, q u e el niño perteneció a esta provin­ cia del reino. M ás todavía,- q u e todos estos personajes llevan igual al encontrado p o r B andelier y representado por M ontell— m ocasines e n lu g a r d e sandalias, que es el calzado corriente en otras p a rte s d e l T aw antinsuyo. (16).

f)

Brazalete. Consiste' de u n a delgada lám ina de p lata de form a trap e­ zoidal. de 7.4 cms. de a’to y 11,5 y 12,5 cms. de ancho respecti­ vam ente; está encorvado p a ra ceñirse a, la form a del brazo y tien e dos perforaciones en los bordes p ara u n delgado hilo de

(15) F oja 155: la cab ez a co rtad a d e \fn enem igo; folio 207: ídolos y h uacas de los collasuyos; iolio 293: entierro d e los callasuyos; folio 324: fiestas de los collasuyos; folio 3’64: consejo del Inca con representantes del collasuyo; folio 369: el autor y los an cian o s: lolio 874; joven que m altrata a su padre; etc. (IR) M ocasines fueron u sad o s tam bién en el Contisuyo, pero no el mimo adorno


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lana negca, m ediante el cual el b ra z a le te es­ tá am a rra d o en el brazo (fig . 4 ). U n b razalete de este tipo — sin las p e r­ foraciones— h a sido re p re se n tad o p o r Montell (1 7 ). Según el m ism o a u to r (p. 2 1 3 ), e ra llevado en L a P az p o r hom bres ricos y distinguidos, m ie n tra s que en el resto del reino e sta b a reservado p a ra p e rso n a je s de a lta a lcu rn ia y sacerdotes. R efiriéndonos n uevam ente a GuarnanPom a, el “ Q uinto C a p itá n ” del Collasuyo lleva tam b ién un b razalete ancho en el a n ­ teb razo izquierdo. g)

Camiseta o UNCU

L a pren d a principal que lleva el niño es el UNCU o cam ise­ ta, correspondiente al usado por los pueblos andinos. E stá he­ cho de lana negra, con cuatro listas de p iel b lanca cosidas en la p a rte inferior y con cortos flecos de lan a ro ja en el b o rd e de la prenda. (Véase Lám . 1-a y b). Consiste de u n solo paño, u n tejid o entero de cu atro orillas, de 47 cms. de ancho por 94 cms. de largo, q u e fu é doblado p o r la m itad y cosido por los lados. P a ra el pase de la cabeza tie n e u na h en d id u ra d e 24 cms. de largo, hecha en técnica kelim . E s­ ta a b e rtu ra se en cu en tra en el m edio de la a n ch u ra del tejido, pero no en el m edio del largo, sino dista 31 cms. de u n a orilla y 39 de la otra. De m anera, que doblando el tejido p o r la m itad, la a b e rtu ra es m ás larg a en la espalda que en el fren te . El m aterial-em pleado es lan a de llam a, m u y n e g ra y sedosa para la u rdim bre, de color pardo-negruzco p a ra la tram a . (La determ inación del m aterial te x til fué h ech a p or la D ra. A licia B rünner; véase m ás a d elan te IV /2 ). Esta últim a consiste de u n hilo grueso (nú m ero (18./2) (17-a), de dos cabos, hilados hacia la izquierda y torcidos hacia la de­ recha, de débil torsión. La u rd im b re es m ás delgada N.9 40/2, de torsión análoga a la tram a, pero m ucho m ás fu e rte. C aben 42 urdim bres y 5 tram as en u n centím etro, re su lta n d o u n tejid o con cara de urdim bre. E stá ejecutado en te x tu ra de cáñam o, con los bordes superiores e inferiores reforzados con varios hilos de tram a a m anera de rapacejos. .. Lf s costuras laterales son ejecu tad as en u n p u n to llam ado saddler s stitch ” (18) con hilo negro, parecido al de la tra m a (fig. 5). Los bordes de la a b e rtu ra p a ra el cuello y p a ra los b r a ­ zos son cubiertos con p u n to cordón con lana de u rd im b re y ds (17) Montell, op. cit. fig. 31 A (18) C om párese Lila O ' N eile y A. L. Kroeber; A rchaeological EjCDloratio, tn Perú, p a r III. Textiles; oí the E arlv N azco Period. Field M useum oí N atu ral History M sm oirs, vol. II, N,o 3, pl. LXVII c; Chicago, 1937.


M ostny.- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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tram a. E n la a b e rtu ra p ara el cuello, esta costura continúa en la espalda m ás allá de la h en d id u ra (sea que ésta había sido dem a­ siado larg a o que se h ab ía roto el género). Las ab ertu ras late­ rales p o r las cuales p asan los brazos tien en 22 cms. de largo. L a tú n ica es de tc-xtura b a sta n te o rdinaria y tosca, y es adornada en su p a rte b aja con cuatro tira s de piel blanca, de vicuña, con el pelo adherido y em parejado; el cuero tiene 1 cm. de ancho y el pelo sobresale en 0,5 cms. hacia abajo. Cada tira tien e e n su p a rte sup erio r u n p u n to de adorno (point de tige) ejecutado en lana blanca, gruesa y m uy torcida, que hace el electo de un cordoncillo. Van co­ sidas al género con -una costura invisible, con lana negra, que pes­ ca p o r un lado el revés de las pun­ ta d a s blancas y por el otro la ca­ j a su p erio r del tejido de la cam i­ seta. La lista in fe rio r está cosida en el borde del tejido y las demás tien en 3 - 3,5 cms. de distancia en­ tre sí. T anto la p a rte delan tera co­ mo la de la esp ald a están adorna­ fía 5 das de e sta m anera. El borde in ferio r del UNCU está adornado con una corrida de flecos, q u e se tra b a ja ro n , cuando la p ren d a estaba ya cosida. T ienen 1,3 cms. de largo y están ejecutados con hilo delgado de color ro jo carm esí, dextrorso, con fu e rte superten sió n , lo que da por resu ltad o flecos sinistrorsos. E l hilo irojo es conti­ nuo y es el elem ento p rin cip al en la confección de los flecos. Se u tilizab an adem ás p o r lo m enos dos hilos au x iliares ne­ gros, sobre los cuales cru za el hilo rojo. M ediante un te rc e r hilo negiro, la c o rrid a de flecos ya term in ad o s fué cosida en el borde de la cam iseta, ju n tá n ­ dose siem pre c u a tro o cinco de ellos en un g ru p ito , separado del próxim o p o r un pequeño in ­ tersticio . E l tra b a jo es b a sta n te fino, puesto que caben en 1 cm. aproxim ad am en te dos girupos de flecos con dos in tersticio s (fig. 61. E l hilo de los flecos es de lana de vicuña. ' (17-a)

En la n um eración d e los hilos nos guiam os por la escala m étrica de uso

in ternacional. , , (19) Este color, como todos .o s dem ás, se d escu b e ssgun la obra de Rofc R idgw ay: Color S tan d ard s an d Color N om enclature. W ash. 19i¿


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Boletín del M useo N acional d e H istoria N atural

P a ra confeccionar 'os flecos, u n largo hilo rojo ron fu e rte supertensión, fué enrollado en u n pelo del ancho deseado, a lo largo del cual corría u n hilo au x ilia r negro. E n seguida, el hilo enrollado, ju n to con el hilo a u x ilia r fu ero n sacados del palo, p e r­ m itiéndose al m ism o tiem po que los lazos del hilo con su p e rte n ­ sión sigan su tendencia de torcerse. A m edida que los flecos fu e ­ ro n sacados del palo, se pasaba a trav és de ellos otro hilo (ne­ gro) a p unto de zurcir. (Es posible, que esta operación se eje­ cutó m ás tard e, cuando los flecos ya e stab an cosidos en el gé­ nero). El fleco así confeccionado, fué entonces cosido en el b o r­ de de 'a cam iseta; se ju n ta b a n en la aguja 4 a 5 flecor., so pasó la aguja a trav és del género p o r espacio de algunos m ilím etros, p a ra tom ar en seguida otro grupito de flecos y así h asta term in ar. h)

Manta o YACOLLA

La m an ta, que el niño ten ía puesto encim a de los hom bros y anudada debajo de la b arbilla, está com puesta de dos paños, d e 58 p o r 70 cms. uno y de 61 por 70 cms. el otro, unidos m ed ian ­ te una costura por el centro; re su lta u n a p ren d a de 119 por 70 cms. Se em pleó p ara ella lana de alpaca de color gris p ara e l fon­ do y teñ id a de rojo y azul verdoso p a ra las listas. T rn to la tr a ­ m a como la u rd im b re consisten de dos cabos hilados hacia la izquierda torcidos hacia la derecha. La tra m a es de torsión d é ­ bil y gruesa, la u rd im b re delgada y de torsión fu erte. L a te x ­ tu ra es de cañam o, con cara de urd im b re. C aben 5-6 tra m a s y 18-21 u rd im b res en un centím etro del tejido de fondo y h asta 24 urd im b res en las listas rojas. L a p rim e ra y la ú ltim a tra m a son reem plazadas p o r u n rapacejo, que consiste de tre s hilos de tram a retorcidos. La decoráción consiste en u n arreg lo de listas de u rd im b re en am bos lados, distribuidas de la siguiente m anera: u n delga­ do borde gris (5 urd im b res) una lista ro ja (1.2 cms. de ancho) im a lista azul-verdosa (4 urd im b res) — u n a lista ro ja (1,5 cms.) — azul-verdoso (4 u rd im b res) — rojo (1,7 cms.) — azul-verdoso (4 urd im b res) — rojo (2 cm s.); en íos próxim os 2 cms. alte rn a n delgadas listas grises, rojas y azul-verdosas, cada u n a de pocas u rdim bres. El resto del paño es d e.co lo r gris, p ara re p e tirse el arreglo de listas en el sentido inverso en el bord e opuesto de la m anta. Los dos paños van unidos con p u n to cordón. Las cu atro es­ quinas son reforzadas con u n bordado de p unto cruzado en lana color café. Los bordes p arecen h a b e r sido cubiertos con otro pu n to sa aguja, ahora m uy gastado y conservado solam ente en pequeñas secciones. E ra ejecutado con hilo ro^o y azul. La m an ta ostenta m u estras de largo uso, habiendo sido z u r­ cida en varias partes.


Mostny.- LA MOMIA D2L CERRO EL PLOMO

i)

Los M ocasines o HISSCU.

El niño calza m ocasines, hechos de u n a sola pieza de cuero y adornados con u n a cinta bordada de lana. (Lám. 10-b). E l cuero utilizado es de auquenido v en algunas partes es­ pecialm ente sobre el em peine tiene todavía adherido pelo cor­ to negro. T ienen 16,5 cms. de largo por un ancho m áxim o de

costura q u e p resen ta es encim a del em peine y en la punta, don­ de el cuero es recogido y —p ara d ar la form a— tiene un sacado. La costura m ism a es invisible, escondiéndose en el grosor del cuero E ste grosor es reducido a la m itad en el borde del mocapín donde se ha eiecutado una costura o rnam ental con una s e ti de cuero. E n esta costura se ha fijado, m ediante un hilo café, la cinta bordada (fig. 7). La cinta tiene 1,7 cms. de ancho y


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Boletín del Museo N acional d e H istoria N aturcl

fu é tra b a ja d a en redondo. Se ha em pleado p u n to filete, ejecu­ tado con hilo doble y encim a de u n hilo color café a m a n era de aduja, (fig. 8). L a ú ltim a corrida es adem ás reforzada con un bordado de pun to cruzado, ejecutado con hilo sim ple. Los co­ lores em pleados son rojo (Lám . 1-1 i “C arm ine”) am arillo (Lám .

rv-18 b “A pricot Y ellow ”), celeste grisáceo (Lám . X LV III-45”” b "Deep G reen-B lue G ra y ”). La decoración de la cinta consisto en una h ilera de rom bos, que se tocan con dos puntas. El espa­ cio en tre los rom bos es rojo en la p a rte b aja y celeste en la p a r­ te superior. En el in te rio r de los rom bos ios colores son in v e r­ tidos. Sus contornos son adem ás subrayados con p u n tad as b la n ­ cas y am arillas. j.

Bolsa o CHUSPA

E sta bolsa, está hecha de un tejido de 34 cms. de largo r o r 16.4 cms. de ancho, doblado por la m itad y cosido por los lados. De su boca sale una cinta colgador de 2,2 cms. de ancho y 51 cms de largo, la cual se aju sta al tam año del niño m ediante un nudo en su centro, de m an era que su largo queda reducido a 42 cms. (Lám. 11-a). El m aterial del cual está fabricada es lana de v 'C i"^ o a l­ paca. La u rd im b re corresponde ap ro x im ad am ente al N.? 40 2 de la escala m étrica y la tra m a al 20/2 y es adem ás tom ado do­ ble. Ambos hilos son dextrorsos, de cabos sinistrorsos y de to r­ sión fuerte. Caben apro x im ad am en te 48 .a 56 hilos de u r d ;m bro y 6 tram as en un c e n t’m etro de tejido. E ste p resen ta cara de u rdim b re y está ejecutado en lig a tu ra de cáñam o con tram a dob'e. En las listas anchas, com binadas de lana blanca y neg ra, esta técn ;ca su fre una variación: la tra m a pasa por encim a y por debajo de tres hilos (negro-blanco-negro) de la urd im b re. (Fig. 9). La cinta fué ejecutada en otra técnica. S iem ore es de ca­ ra de u rd im b re con tra m a doble, pero es un tejid o doble faz


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en lig a tu ra de sarga, pasando la u rd im b re encim a de dos, a ve­ ces de tre s hilos de tra m a ; solam ente el borde, de color rojo es eiecutado en lig a tu ra de cáñam o. Los colores em pleados son un color café m ediano para la tram a, que es invisible; la u rd im b re es de color vicuña (Lám. XXIX-17 i “T aw ny O live”) y café oscuro (Lam. XXIX-13” m “W arm S epia”) blanca y n egra; el bordado de los lados es ro­ jo (Lám. I-li “C arm in e”) v erd e (Lám. V-29 m “Spinach G reen”) y am arillo (Lám . IV-21 “Lem on C hrom e”). La decoración es en form a de listas con la siguiente dis­ tribución: vicuña (1,5 cms) - b lan co /n eg ro (0,3 cms) - café (1,1) -b la n c o /n e g ro (0,9) - vicuña (0,7) - b lanco/negro (0,3) - café (1 cm ) - b lan co /n eg ro (0,9)é esta ú ltim a form a el centro del tejido y de aquí se re p ite n en orden inverso h asta el otro borde. Los lados de la bolsa están cubiertos con un punto a aguja cruzado en lan a ro ja con p artes am arilla y verde. La boca es­ tá cu b ierta con p unto cordón en rojo, salvo las p artes cerca de las costuras laterales, donde está cosida la cinta; éstas son cu­ biertas con punto cruzado en lana café oscura. El borde no es de ta n cuidadosa ejecución como en los dem ás tejidos. La cinta es ejecu tad a en lana negra y banca, con bordas en rojo. El dibujo consiste en líneas con el centro de la cinta, alte rn a n te m en te en negro y blanco, de m odo que dan la ilu­ sión de rom bos. k)

Bolsas de plumas.

U na de las piezas m ás vistosas del a ju a r es sin duda es­ ta bolsa. E stá confeccionada de lana absolutam ente blanca de vicuña y c u b ierta con plum as blancas y rojas (Lám. 1 - 5 “Scarle t”), estas últim as teñidas (Lám . 11-1). M ide 18,5 cms. de alto y 12,3 cms. de ancho en su base. La cu b ierta tien e u n diám etro de 8,3 cms. L a bolsa está hecha de un tejid o rectan g u lar, doblado y cosido por los lados. Su con­ tenido de hojas de coca es ta n apretado, que da a la bolsa for­ m a cilindrica y a e s tá 'fo rm a fué adaptada la tapa; esta últim a no es tejid a, sino hecha a aguja en la m ism a técnica de la ces­ te ría en espiral y de form a de calota de esfera. El téjidb es ejecutado en lig atu ra de cáñamo, y presenta cara de urd im b re. Los hilos de tra m a y u rd im b re son iguales, correspondiente al N.9 40./2 aproxim adam ente; son dextrorsos de cabos sinistrorsos y de torsión fu erte. Caben 42 urdim bres y 4 tra m a s en u n centím etro. L a tap a es confeccionada con hilo m ucho m ás grueso, del N.9 4 72 aproxim adam ente, tan to en su adu ja como en la h e­ bra de enlace. Los cabos son sinistrorsos v la torsión es tan déq M . oup "»i las cortas secciones que están a la vista, es casi inapercibible.


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Bo)etín deí M useo N acional d e H istoria N afurcí

Los lados de la bolsa son cosidos con p u n to cordón, m ien­ tra s que la boca carece de cualq u ier refuerzo a adornó, esta n ­ do los hilos de u rd im b re a la vista. Toda la bolsa, m enos su fondo, está cu b ierta con plum as. E stas son blancas en los 11 cms. inferiores de la bolsa, ro ias en la p a rte superio r (4 cms.) y en la tapa. L a técnica de fija r las plum as es la co rrien tem en te observada (20) las plum as, con el term in al de la quilla partido y doblado, son anudados en un hilo trip le de lana blanca, a 0,9 crr.s. de d istancia e n tre sí, fo r­ m ando de este modo sartas. L a distancia e n tre las sartas flu c­ tú a e n tre 1 y 1,5 cms., teniendo las plum as m ism as ap ro x im a­ dam en te 3,5 cms. de largo, de m an era que las quillas y el hilo de una corrida son com pletam ente cubiertos por la próxim a. En la tap a el sistem a es el mismo, em pezándose por el borde y term in an d o en el centro con una ú ltim a sarta, d ispuesta en c 'rculo con u n diám etro de 0,6 crrf>., de la cual salen diez plum as a m an era de ray as de una rueda. A 3,5 cms. debajo de la. boca sale en dos puntos onupstos un grueso cordel dextrorso de dos cabos de fu e rte torsión. T ie­ ne 81 cms. de largo y servía p ara llev ar la bolsa colgando del hom bro. L a bolsa está rellen ad a h a sta el borde con hojas de coca m uy apretados y la tap a fué cosida encim a p a ra e v ita r el d e­ rra m e del contenido. Bolsas parecidas a esta h a n sido encontradas en un “al­ t a r ” en la repión de los Rucanas, u n pueblo de ganaderos de las a ltu ra s (21). 1)

Bolsitas de cuero.

Form aba p a rte del a ju a r u n conjunto de cinco bolsitas de cuero delgadísim o, que estaban am arrad o s e n tre sí con corde­ les de lan a de diferen tes grosores. (Lam . 12-a). Dos bolsitas estaban hechas del escroto de u n m am ífero, las otras tre s de secciones de intestino. La n rim era bolsa, hecha de escroto tiene 5.6 cms. de largo por 14 de circunferencia; está a m arrad a en la u a rte su p erio r y contiene pelotas de uelo v algunas h eb ras de lana ro^a. La segunda de la m ism a fa c tu ra tien e 7 cms. de Ip^^o r-or 15 de circunferencia v está llena de nelo, unas pepitas de substa n c ;a grasosa y algunas h eb ras de la n a .ro ía . La tercera, de intestino, tien e 10 cms. de Iar^o v 7 de c ir­ cunferencia; tiene la trip a reto rcid a en u n te rm in a l y el otro (20) C o m o árese E. Yacovlefí: A rte plum ario entre los an tiau o s p eru an o s, fiq. 2 (en R évi?ta del Museo N acional, tom. II, N .o 2, I933J -y O 'N e a le y Kroeber, op. cit, lam , LXVI, b. (21) Inform ación n ro p o rcio nada Dor la Dra. R ebeca Carrión C achot en ocasión d e su v isila al M useo N acional de H istoria NaturI d e S aniiaqo.


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am arrad o con u n cordel. C ontiene lan a de varias m atices de café y lan a ro ja reto rcid a como los flecos del UNCU. L a c u arta, de 13 cms. de largo y de aspecto arrugado, tie ­ n e a m a rra s a rrib a y abajo; contiene dos incisivos tem porales, recortes de u ñ as y algunas h eb ras de lana roja. La q u in ta bolsita, finalm ente, consiste de dos trozos de in­ testinos, uno con u n a p u n ta retorcida, el otro con una punta am a rra d a con lana. Estos dos trocitos son m etidos uno dentro del otro con su te rm in a l lib re y am arrados encim a de la ju n tu ­ ra. T am bién contiene dos incisivos tem porales, recortes de uñ as y u n trocito de lan a roja. Sobre la costum bre de g u a rd a r el pelo, recortes de uñas y o tras p artícu las d esprendidas del cuerpo, escribe Garcilaso (22): “T enían grandísim o cuidado de poner en cobro los cabe­ llos y u ñas que se co rtav an y tresq u ilav an o arran cav an con el peine: poníanlos en los agujeros o resquicios de las paredes, y si por tiem po se caían, cu alq u ier otro indio que los veía los algava y ponían a recaudo. M uchas veces (por v e r lo que dezían) preg u n té a diversos indios y en diversos tiem pos para qué hazían aquello, y todos respondían u nas m ism as palabras, diziendo: “S ábete que todos los que hem os nascido hem os de bolver a viv ir en el m undo (no tu v iero n verbo p a ra dezir resuscitar) y las ánim as se h an de le v a n ta r de las sep u lturas con todo lo que fué de sus cuerpos. Y por que las n u estras no se detengan buscando sus cabellos y u ñas (que ha de h av er aquel día gran bullicio y m ucha priessa), se las ponem os aquí ju n tas para que se lev an ten m ás aína, y au n si fu e ra posibel havíam os de es­ cupir siem pre en u n lu g a r”. E sta costum bre de g u a rd a r el pelo caído no estaba re strin ­ gida al pueblo de los incas. T am bién e n tre los atacam eños so­ lía g u ard arse —ocasionalm ente por lo m enos— el cabello hu­ m ano. Así en u n a se p u ltu ra de u n niño, encontrada en Arica, se en cu en tran , e n tre el aju a r, dos pequeños paquetes, hechos de cabello (23Í. ■.■■a El trozo de h 'lo rojo, a u e se encontraba en cada una de las bolsas tam poco p arece h a b e r sido incluido por casualidad. Con rste color se-com binaba u n significado especial (241; en las se­ p u ltu ra s del n o rte del país, se h a n encontrado cadáveres y ob­ jetos p intados de rojo; plum as ro jas estaban en los hom bros de los cadáveres y se en co n trab an m etidos en los atados con hojas de coca. E l rojo e ra u n color mágico y estaba incluido en el a ju a r d el niño seg u ram en te por esta cualidad. (22) G arcilaso , op. cit, lib. II, ca p . VII (23) Mostny: Infórm e sobre excavaciones en A rica, Boletín d el MNHN, tom. XXI, p. 102 y 115; 1943. (24) Latcham : C ostum bres M ortuorias d» los indios d e Chile y otras p artes de A m érica, p a. 140; 1915.


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Boletín del Museo N acional d e H istoria N atura)

Figuritas de aiiquénidos.

En la se p u ltu ra del niño se en co n trab an tam bién dos figu­ rita s de auquénidos, que re p re se n ta n p ro b ab lem ente llam as, (lám. I2-b). ' . U na de ellas está héehá’ d e 'u n a aleación de oro y plata, la­ m inad a y soldada. Tiene'16 ciris. dé alto (con las orejas paradas) y 6,5 cms. de largo de h'ócico a colá: R ep resen ta un anim al m as­ culino. P o r lo derhás no s e ' distingue' de fig u ras .similares, que se h a n encontrado en otras ócásiones én yacim ientos arqueoló­ gicos peruanos. X2">l " hL a 'o tra figurita, h e c h a 'd e concha spondylus es de m enore" dim ensiones: tiene 4.2 cms. de alto y 3 cms. de largo. Su eje ­ cución es m ás som era, con pocós d etalles elaborados. Es de co­ lo r rojo en u n lado y rojo y blanco en él otro. E stas conchas, que proceden de ls í regiones ecuatoriales de la costa Pacífico e ra n .m u y estim adas én el antiguo P e rú y fuero n canjeadas p o r ductos incaicos en viajes hechos con éste propósito. M ontell .(2«) cita a Sam anos (p :;197) al réStféctó, quien inform a de jun encuen­ tro que tuvo B'artolomeo R úízj en 1526 con u n a em barcación in­ caica en alta m ar, que estaba cárgadá con objetos de oro, p la ta y ot^os.-productos de m a n u factu ra incaica; , “tpdo e s ta tra ía n p a ra re sc a ta r p o r unas conchas dé pescado de q u e .ellos hacen cuen­ tas coloradas como cotalés, y. blancas, que tra ía n casi el navio cargado de e lla s'’. ' Según e;áta evidencia,r h ay que, con sid erar tam bién ésta segundé fig u rita como un objeto de g ran valor- par^. su época. * " r - ’ " " 1 ', 1 ' , . ■ •• ..n. n)'. F ig u ra hum ana de plata.

E sta pieza no se encontró sepultado co n 'él niño, sino en una excavación aparte, au n q u e en el m ism o recin to ém pircado como el niño.!., Es una f ig u r ita . fem enina de p lata lam inada v soldada, d " 10.cms. d e.alto . (Lám . 12-c). T iene lo s'b ra z o s doblados con latf. m anos colocadas e n tre los senos; el peinado p resen ta im a p a r­ tid u ra en el m edio y dos trenzas que caen sóbre la ’espalda. S u?, term inales, son adornados con una especie de flecos y m an te n i­ dos ju n to s con un adorno. F ig u ritas de esta índol° se, hRn en ­ contrado con b astan te frecuencia; pero h asta la fecha se ha en ­ contrado, sólo cinco d® ellas-^on vestidos y ú n icam ente dos, am ­ bas procedentes del C erro El Plom o con tocado'; (27), Tres d é (25) V alcarcel: Los trab ajo s arq u eo ló g ico s en el Dep. d el C urco. R evista del Mu­ seo N acional d e Lima, tom. IV, N.o 2; 1935, lam . I (26) M on'ell, op. cit. p. 115 (27) Los d ato s ac e rc a d e la s otras figuritas v estid a s fueron gentilm ente, p ro p o rc io -' . n ad o s p o r el Sr. Junius Eird d e l A m erican Museuri) of N atu ral H istory.


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la s 'fig u rita s son de oro, de 20, 11 y 9,65 cms. de alto respectiva­ m en te ; la p resen te de p lata, de 10 cms. de a ltu ra y otra m ás pe­ queña; esculpida den concha spondylus (tam bién hallada en el C erro E l Plom o). (Lám . 13 a y b ). La v estim en ta consiste en u n paño rec ta n g u lar en e l.c u a l la fig u rita está en v u elta a m an era d e .a jsu , otro que le sirve de m a n ta ,'u n cin tu ró n , u n collar con dos topu de plata, otro topu d e p la ta idéntico p a ra su je ta r la m a n ta y el tocado.de plum as. E l A JS U (26) o ANACU tie n e form a de una m an tita rec­ ta n g u la r, de 16 (urcfifnbre) p o r 19,5 (tra m a ),c en tím e tro s; es un te jid o entero, de cu atro orillas y fabricado de lan a de vicuña. L a u rd im b re corresponde a hilo del N ./ 80/2 de dos cabos n'nistrorsos, résu ltan d o u n hiló d extrorso; la tram a corresponde a l N./- 80/’4 y está hecha de dos cabos dextrorsos, que dan un h ’lo sinistrórso en la p rim e ra torsión y u n hilo dextrorso en, la segunda. La torsión de la u rd im b re es fuerte, la de la tram a débil. .Caben 50 u rd im b re s y 7 tram as en u n centím etro. Los colores em pleados so nlos colores n atu rales: blanco,, ne­ gro. café m ediano -y cótór vicuña, (Según la escala de.colores de Rigw ay, citada m ás arrib a, el cólof cafe corresponde a lám. X lV rlS ivjdenominado, “S ay al-B ro w n ” ). i L a te x tu ra corresponde a lig a tu ra dé cáñamo' con cara de urdim b rey con-listas. de urdim bre,' d istribuidas de la siguiente m an era: v icuña (1,3 cms) - café' (0,5) - negro (0,4)' - café (4,2) - negro (0,3)-- café (0¡6) - neg ro (0^4)' - café (0,5) ’- vicuña (2,8) - café (0,4) - negro (0,4) - café (0,5) - négro (0,4) - café ,(0,4) negro,í (0,4)' * '€ afé!(0 ,¿) - blanco (1,5). Las orillas son cubiertas con u n bordado a aguja: las ori..... • <:<i • lias p aralelas a la tram a fon '' un punto cruzado, que abarca adem ás todas las esquinas, / m ^s ^ cm s' ^os l aclos para. ya lelos a ia urdim bre. Lo que . • - " \ q u e d a 'd e estos lados' está cüP 'Qffíflfí V ■ • ' •*' bi'erto con p unto cordón. -JIl hilo em pleádo corresponde a l' hilo de u rdim bre, tom ado dob le y es blanco ’ en una tad y ’color Vicuña en Ta otra. L v ■r. • T'¿4$ r - r-L a fig u rita estabá envueltá; , - t- '/pn esta prénda, que"se v^iábia _ -- ;r ■ 1 d óblado'por la m itad y asegu­ rado. cón u n tó p u de p lata en cada, hom bro. ■ , ’ La fa ja ó ‘CH U M PI de la fig u rita es u n a copia1fiel 'en m i­ n ia tu ra de las qi\e usaban las-m u jeres incaicas.' ÍFig. 10). Tiene .ijh larg p to tal de 43 cms. de los cuales '10,7 ¿orrés-\ V ¡

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Boletín d el M useo N acional d e H istoria N atura)

ponden a la p a rte te jid a del centro, lo re sta n te a los cordones con sus borlas. El ancho del tejid o es 1,8 cms. E stá hecho de lan a de alpaca con la u rd im b re correspon­ diendo aproxim ad am en te al N.9 80/2 y la tra m a del m ism o gro­ sor, pero tom ado doble. Am bos elem entos son de torsión fu e r­ te, de cabos sinistrorsos, resu ltan d o u n hilo dextrorso. (En es­ te respecto se diferencia la tra m a de la fa ja de la del A JS U y del L L IJL L A , p orque en estos dos últim os —p a ra lleg ar al gro­ sor deseado— se hilaro n los cabos hacia la derecha, se hizo la p rim era torsión hacia la izquierda y la segunda hacia la d e re ­ cha). C aben 55 urd im b res y 6 tram as en u n centím etro, re su l­ tando un tejido con cara de u rdim bre. La tra m a —invisible— es de color m ediano (Lám . XIV-10’ m e n tre “Carob B row n” y “C h estn u t B ro w n ”'!: la u rd im b re es negra, azul m arin a (Lám. XXI-53’ n e n tre “N avy BJue” y N e­ gro) ro ja (Lám. 1-3 j e n tre “N opal re d ” y “G arn et B ro w n ”) v am arilla (Lám:. IV-19 i “A niline Y ellow ”); en las borlas se usó adem ás lana blanca. El tejido es de doble faz, apareciendo en consecuencia co­ lores diferen tes en am abas caras. Los lados cortos y las esquinas son cubiertos con u n bo rd a­ do de pun to cruzado. Del bordado sale u n lazo de hilo N.9 80 /et com puesto de un hilo rojo y uno negro, con la consistencia de la urdim bre, pero dextrorsos. Del lazo sale en cada lado un tre n ­ zado redondo de 8 guías, cu atro ro jas y cu atro n egras de cinco hilos N.9 80 '2 dextrorsos cada uno. Los trenzados term in a n m una bolita de lan a blanca, de 1 cm. de diám etro, confeccionado de hilo de la m ism a calidad. A lrededor del p erím etro m avor de la bolita salen flecos de 1,5 cms. de largo de hilo 80/2 d e x tro r­ so, de torsión su p erfu erte. de modo que al doblarse se en rollan uno con otro; es el m ism o sistem a que en los flecos del UNCU del niño. Los bordes de la faja son de color azul m arino (0,3 cms.) en am bas caras; el centro es de fondo rojo con m otivos a m a ri­ llos y negros en una faz; en la o tra el esnacio e n tre los bordes azules es dividido en tre s cam pos: am arillo con m otivos roíos —roio con m otivos negros— am arillo con m otivos rojos. Los m otivos son líneas zigzag, rom bos y rectángulos. El bordado es ejecutado en p u n tad as roías v negras au e al­ ternan. El trenzado °s roio y negro, form ando líneas zigzag. La m an ta o L L IJL L A en m in ia tu ra es de forrea rcctangiilar, m idiendo 16.2 cms, de ancho de tra m a por 15 cms. de larpo de urdim bre. Es un tejid o entero con cu atro orillas, fabricado de lana de vicuña. Es de te x tu ra de cáñam o con cara de u rd im bre, correspon­ diendo 54 (blanco) a 60 (café) hilos a u n cen tím etro en la u r-


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d im b re y 6 tram as. El hilo de u rd im b re corresponde aproxim a­ d am en te al N.? 80/2, el de la tra m a al 80/4. La u rd im b re se com pone de dos cabos sinistrorsos, lo que dan u n hilo d ex tro r­ so; los cabos de la tra m a son dextrorsos .resultando un hilo sinistrorso en la p rim e ra torsión y un hilo dextrorso en la se­ gunda. E l hilo de u rd im b re es de torsión fu erte, el de la tram a de torsión débil. Los colores em pleados son u n color café m ediano (Lám. XV-10’ m e n tre “C arob B ro w n ” y “C hestnut B row n”) para la tra m a y blanco, café oscuro (Lám. X X V III-9”/ n “U m ber B row n” a negro) ro.io (Lám. 1-1 j “C arm ine”) y am arillo (Lám. IV -19 i “A n 'lin e Y ellow ”) p a ra la urdim bre. La te x tu ra es de cáñam o con cara de u rd im b re en las par­ tes blancas y café; con efectos de u rd im b re supernum erarias e n las listas rojas (con am arillo y café). Las orillas lucen u n bordado a aguja. Las paralelas a la tra m a y todas las esquinas, m ás unos 3 cms. por los otros lados, están cubiertos con u n p u n to a aguja cruzado; lo restan te de los bordes paralelos a la urdirr.ore con punto cordón. La decoración consiste en listas de u rd im b re de varios co­ lores: café (3,9 cms.) - rojo, con efectos am arillos y café (1,2) café (0,6) - blanco (5,2) - café (0,6) - rojo con efectos am ari­ llos y café (1,2) y café (3,5). El bordado es de color rojo, don­ de se tra ta del p u n to cordón; blanco en punto cruzado a lo la r­ go de la lista blanca y altern an d o p u n tad as rojas am arillas, ca­ fés y verdes en la p a rte restan te. En u n a esquina se en cu en tra u n lazo de hilo rojo y color vicuña, como p a ra colgar la m an ta; tiene 1 cm. hasta el nudo, m ás 1,4 cms en los term in ales libres. El tocado que lleva la fig u rita en la cabeza, consiste de un gorro con apéndice dorsal (ín fu la ), q u e ! cae por la espalda (Lám. 13 a y b ). P lu m as ro ja s y am arillas de loros tropicales cubren el lado e x te rio r del fcolgaio, el gorto y form an además u n a espacie de aureo la en los lados y vértice de éste. El largo to ta l del tocado es 16,5 cms. dé los cuales 4 cms. corresponden a la a ltu ra de la aureola, 3 cms. al porro. 6.5 a la Ínfula propia­ m en te ta l y 3 cms. a los flecos dé ésta ú ltim a; el ancho del to­ cado con la aureo la es 11 cms. 3 de los cuales corresponden al d iám etro del gorro. L a Ínfula tiene 4 cms. de ancho en su ba­ se v 2 5 en la p a rte superior. E stá ejecutado en lana de llam a y los flecos de vicuña. T ram a y u rd im b re de la Ínfula corresponden a hilos del N .° 40/2 aproxim adam ente, son de torsión fuerte, de cabos si­ n istro rso s (hilo d ex tro rso ). Caben 4 tram as y 30 urdim bres en 1 cm. Estos núm eros son constantes a través de todo el teiido, no obstante, que el ancho de ésta dism inuye considerablem ente. E sté efecto se logró m ediante el empleo de “u rdim bres perdi-


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B o letín d e l M u seo N o c io n a l d e H isto rio N a tu ra l

das”, es decir, u rd im b res que no corren p o r el largo to tal del tejido, sino te rm in a n en d iferen tes p untos de éste. Hem os ro dido con tar 22 de éstas dism inuciones, cada u n a de una u rd im ­ b re doble, o sea de 44 u rd im b res individuales (la u rd im b re es continua en todo el tejid o ). La te je d o ra p a rtió con u n to ta l de 120 urd im b res en u n ancho de 4 cms. en la base y term in ó con un to tal de 76 u rd im b res en el v értice del tejido, que tien e 2,5 cms. L as dism inuciones no son hechas al azar, sino en form a de cuatro h ileras en las cuales son arreg lad as las u rd im b res p e r­ didas. (Fig. 11). P a ra lo g rar este efecto, suponem os, que la te ­ jed o ra se h a servido de hilos auxiliares, que form aban u n a es­ pecie de arm azón, sobre el cual se ten d ían las u rd im b re s “p e r­

d idas”. E sta técnica era conocida a los antiguos p eruanos y ha sido descrita con el nom bre “scaffolding y a rn s ” por varios au ­ tores (2ÍH La Ínfula p resen ta cara de u rd im b re en te x tu ra de cáñam o. Su p a rte baja es ad o rn ad a con una corrid a de flecos de color (26( Sobre la definición d el AJSU v é a s e M a ria D elia M illón d e P alavecino: Lexi­ co g ra fía d e la v estim enta en el a re a de la influencia del q u e c h u a , p. 41 (Fo­ lio L ingüística A m ericana, vol. I, N.o I, B. A ires 1954). (29) V éa se Lila O 'N e a le "T extiles oi the E arly N azca P eriod", p. 217; Field Mu­ seum of N atu ral History, A nthropology M emoirs, vol. 2, N.o 3, 1937, C hicago


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gris oscuro, hechos de hilo cuádruple m uy torcido, parecidos a los flecos del UNCU. U n hilo rojo, cosido en zigzag se en­ c u e n tra sobre el tejido, a continuación de los flecos. Su función p arece ser p u ram en te ornam ental. El gorro está hecho a aguja, con hilo grueso, en técn;ca de espiral sobre u n a aguja invisible. Debido a lo apretado del te­ jido se hace difícil su análisis. Es de form a cónica y cada corri­ da es de aproxim adam ente 2 mm. de altu ra. La corrida del bor­ de es ejecu tad a en lana color café oscuro. Do ambos lados del borde sale u n cordón a m anera de barbiquejo, cuyos term inales son anudados deba'.o de la barb illa de la figurita. Los colorss utilizados en el tocado son el color vicuña para la ínfula y el go^ro (Lám. XL-17”, a. entrn “A vellaneous” y W ood B ro w n ”) cs^ó oscuro en el borde del gorro (Lám. XXV III11” n, un tono m ás oscuro que “V andyke B row n”) un hilo re­ jo en la p a rte baja de la ínfula (Lám. 1-1 i “C arm ine”) y gris oscuro en los flecos (Lám. L U Í-k” “Slate Colour”). Las plum as son de color rojo escarlata (I.ám. 1-5 h en tre “S carlet” y “Brazil R ed”) y am arillo fu erte (Lám. IV-19 i “A nilm e ellow”). El tra b a jo de plum as, con el cual es adornado el tocado es ejecutado' en la m an era descrita por Y acoleíf y O’Neale (op. cit) y otros: antes de colocar las plum as, se adelgaza el te r­ m in al de la quilla y se dobla. En u n hilo largo se anudan las plum as, sirviendo la p a rte doblada de la quilla para evitar su deslizam iento. La sa rta de plum as form ada de esta m anera es entonces cosida con p u n tad a casi invisible en el género. Un se­ gundo hilo, que pesca la quilla en la m itad de su largo sirve p a ra m an ten er las plum as en la posición deseada: el hilo em ­ pleado aquí es de lana blanca y m uy delgado ÍN.? 80/2 apro­ x im ad am en te). Las h ileras de plutfias se encuentran tan cer­ cas las unas a Jas otras, que estas puntadas no se ven. Con esta técnica están cubierto el gorro y la ínfula. P ara hacer la au reo la que circunda el gorro de lado a lado, pasando r o r el vértice, se habían preparando dos sar­ tas dé plum as largas (4 cms. cada una) y una de plum as cortas (2 cms.). Estas sartas se cosían en un cordón de lana de m anera que la sarta de plum as cor­ tas cubre la m itad inferior de una de las sartas de plum as largas per un la­ do y por el otro, está cosido la segunda s a rta de plum as largas, de modo que el cordel queda en tre las caras traseras de las dos sartas de plum as largas. La sarta doblo form a el lado delantero del tocado. El hilo que m antiene en posición las p lu m as une adem ás las dos aeras de plum as en ambos extrem os (Fig. 12)


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B o letín d e l M u seo N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra l

El tocado, a p a rte de ser el p rim ero conocido, es u n a pieza sum am ente herm osa, tan to por su esm erada ejecución como por su b rilla n te colorido. E n las ilustraciones de nobles m u jeres incáicas, —la obra de G uarnan Pom a tra e en g ran núm ero— n in g u n a de ellas lu ­ ce un tocado parecido. E n general, las m u je re s de la aristo c ra­ cia solían lle v a r en la cabeza u n paño doblado de finísim o te ­ jido. El tocado de la fig u rita tien e en cam bio parecido en su fo r­ m a y ejecución con los yelm os, que lucen lagunos g u erre ro s incáicos e incas rein an tes en el libro de G uarnan Pom a. (El quinto, séptim o, octavo, décimo, décimo p rim ero y segundo Inca, los acom pañantes de este últim o, el segundo, tercero, cu arto capi­ tá n y sus guerreros, etc.). Ig u alm en te llam a la atcncicn, quo las m ujeres incáicas no llev an el pelo trenzado, sino suelto, m ien tras que este ídolo, y los dem ás que se conocsn del m is­ mo tipo suelen llev ar el pelo en form a de dos tren zas largas que caen sobre la espalda. O tra prenda, tra b a ja d a con m ucho esm ero, es u n cordel trenzado, que lleva la fig u rita alred ed o r del cunllo a modo do collar. E ste conjunto se com pone de dos TO PU de plata, con u n agujero en la base de su cabeza, por el cual pasa u n cordel torcido, el cual en gruesa p au latin am en te, p a ra fo rm ar fin a l­ m ente p a rte del trozo trenzado. Del cen tro del trenzado cuel­ gan dos tre n c ita s sencillas en cada u n a de las cuales está am a­ rrad o una pieza re c ta n g u la r de concha spondyíus. (Fig. 13).

19 ,n ¡ r larg ° Í ° ta1’

T 0 P U a T 0 P U es 38 cm s- de los cuales corresponden a la p a rte cen tral, tre n z a d a en redondo de 4 m m de diam etro; el trenzado es sem ejan te al tra b a jo ejecutado en las hondas y parece ser hecho con 32 guías. Suponem os esto m ,paí h ° f a CT l aS h ° nJdaS Publicadas P °r d ’H a rco u rt (80) ya que debido a la fineza de la pieza es im posible d e te rm in a r sus P d S /o , Sin d e stru irla . El -hilo em pleado corresponde al torcidos^vandeai tr 9 nT Zada’ r e n tra ^ ue enson los bayo term in ales. orcidos va de 122Pa22 aae 4 4/2. Los colores emspleados (Lam 30) Raoul d'H arcourt: Le T ressag e d es F rondes a u Peróu el en Bolivie Journal d» la S o d an te «íes A m éricanistes, N ouvelle Série, tom. XXXII. 1940


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" -f9 „ . C r®am rojo (Lám . I - 1 i “C arm ine”), am a­ rillo (Lam . IV - 21 - “L em on C hrom e”) y negro. Los colores de fondo' ¡son bayo en los extrem os, rojo y negro en la parte cen­ tra l. reojo, negro y am arillo son em pleado en los m otivos decorativo s, q u e son rom bos y líneas zigzag. L as cortas tre n c ita s ro jas —de fa c tu ra m ucho más sencilla, ya qu e son tren zad o s de 4 guías cada una— tienen 2,6 cms. de largo y a su te rm in a l va am arado u n trozo ligeram ente trapezoi­ dal de concha spondylus de 2 cms. de largo por 0,7 de ancho en su base y 0,6 en su ápice. T ienen u n a perforación por la cual pa­ sa el hilo con el cual se a m a rra n a las trencitas. Los topus son de plata, de cabeza sem icircular con una per­ foración en el centro de su base, que tiene 1,6 cms. de ancho y 2,1 de alto; el alfiler tien e 5,4 cms. de largo. O riginalm ente h a­ bía u n T O PU en cada lado, habiéndose extraviado el segundo an te s del ingreso del objeto al Museo. C uando el collar está puesto en la figurita, los dos colgajos de concha q uedan sobre el pecho, el cordel, dando vuelta por su cuello; los TO PU su jetab an el A JSU en ambos lados de los hom bros. L a fig u rita de p lata, ataviada de la m anera descrita, era un sacrificio. S eg ú n la opinión de K arsten (a i) los sacrificios he­ chos p o r los antiguos peruanos no eran sacrificios en el verdade­ ro sentido de la p alab ra, sino sacrificios “m ágicos”, ofrecidos a las divinidades p a ra au m en tar su poder; eran objetos poseedores de u n a fu erza m ágica, que ejercía una influencia m isteriosa so­ b re el ser q u e se q u ería alcanzar, sea en- sentido positivo, incre­ m en tad o su p oder o m anteniéndolo, sea en sentido negativo, pa­ r a n e u tra liz a r este pod er o p a ra o b rar daño. Los objetos ofre­ cidos e ra n de d iferen te índole: maíz, fru to s del campo, yerbas —'entre éstas especialm ente la coca y e l tabaco— plum as de aves, conchas m a rin a s especialm ente cuando se tra tab a de sa­ crificios a fuentes, conchas pulverizadas de las cuales s» for­ m ab an pequ eñ as fig u ritas antropo o zoomoras (MULLU) gé­ neros de lana, oro, p la ta y otros m etales; en ocasiones de m ayor im p o rtan cia se ofrecían anim ales, especialm ente llam as y la ofren d a m áx im a e ra n seres hum anos. “U n género de sacrificios” dice K arsten, “p articular y co­ rrie n te en e l antiguo P e rú utilizaba trozos d e oro o d e p lata y iig u ra s d e hom bres y anim ales hechas d e los mismos m etales. E l P a d re Cobo inform a que tales sacrificios e ran ofrecidas a las ap ach itas y a otras huacas, siendo enterrados éstos objetos en el sitio en el cu al se suponía que la divinidad residía. Resui ta adem ás, de sus declaraciones, que los sacrificios humanos eran g en eralm en te com binados con esta clase p articular de o fren d as”. 31) R afael K arsten: La civilisation l'E m pire Incass, P aris 1952, p. 197.


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B oletín d e l M u seo N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra ^

M S ÍS S S H S IS fiS do arómales- secretam en te se v en d en ta m b ié n fig u rita s h u m a ñas. Son usadas en actos m ágicos: las de m agia blanca, las de color oscuro p a ra la m agia negia.^ El yacim iento arqueológico del C erro E l Plom o p are ce ber sido especialm ente rico e n ofrendas^ de e sta clase q —ap a rte del sacrificio h u m an o — p e rm ite _h a ce r .conclusiones sobre la im portancia con la cual le re v e stía n las creencias e los antiguos: s e encontró, a p a rte de la fig u rita de p a t a d escrita m ás arriba, o tra de concha sponidylus u n poco m as pequeña, v est’da como la p re se n ta (32') . Y los m ism os d escu bridores contaban, que m u c h o s -años otras (en 1929) ellos h a b ía n e n co n ­ trad o nueve fig u ritas más, cada u n a sep u ltad a a p a rte, en las o tras de las tre s p ircas d e la cum bre del cerro. E stas figurinas, do oro y p lata, fu ero n vendidas e n su tiem po, sin q u e actu ai.m 'nto exista la posibilidad de recu p erarlas. A p a rte de la s fig u ­ ras hum anas, h ay que con sid erar tam b ién los dos auquenidos (de oro y concha) encontrados en la se p u ltu ra d e l niño, como ofren d as de esta clase. i T anto la fig u rita fem enin.i de concha, c o ^ o ta m b ié n alg u ­ nas de las en contradas con a n te rio rid a d estab an vestidas. No sorprende esle hecho, puesto que la v estim en ta ju g a b a u n pap el im p o rtan te e n tre los antiguos peruanos. Los m ism os ídolos en los tem plos estaban vestidos: vestidos fo rm ab an u n a p a rte im ­ p o rta n te de todos los sacrificios d u ra n te los cuales solían se r quem ados. Y no solam ente vestidos de adultos, sino tam b ié n en m iniatu ra. Así dice Cobo (citado p o r K a rte n , p. 202) q u e a la fu en te P ilcoouquio se sacrificaban “conchas y ro p a de m u ­ je r p eq u eñ a”. P arece que en la ropa resid ía tan to p o der m á g i­ co, au e era m en ester ofrecer ropa de m u je r a las deidades fe ­ m eninas. T am bién las plum as de ciertas aves e stab an in v estid as de poder mágico. P o r esta razón tam b ién fu ero n sacrificados o u ti­ lizados en la in d u m en taria, especialm ente en el tocado. Q uizás el tocado de plum as de la fig u rita obedece a esta razón, puesto que está hecho de plum as rojas de loros tropicales, m ien tra s que las plum as con las cuales está rev estid a la bolsa de coca son “im itación”, es decir, teñidas. (32) Esta figurita e s ta b a en posesión d e los m ism os d escu b rid o res del conjunto p resen te y fué v e n d id a por ellos a un particu lar, un alum no d e l C entro d e A rq u eo lo g ía d e la U. d e Chile, sin q u e el M useo N acional d e H istoria N a tu ­ ral D udiera h a c e r v a le r sus derechos de c o n se rv a d o ra le g ítim a d e a n tig ü e ­ d a d e s.


M o aln y-- l a m o m i a d e l c e r r o e l p l o m o

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IN TERPRETA CIO N R esum iendo lo expuesto en detalle acerca del conjunto a r­ queológico, encontrado en el cerro El Plomo, se pueden dedu­ cir varios hechos, m ien tras que otros perm anecen incógnitos. E l cad áv er p erten ece a u n niño de 8 a 9 años de edad osteolcgica, como consta del exam en radiológico. Su extraordinario estado de conservación p erm ite áfirm ar que la m uerte no se ha producido p o r alguna lesión recibida. E l exam en de su sangre y de la p iel h a n dejado en claro, que perteneció al grupo sanguí­ neo O y que, au n q u e débil, se conserva en la parte sacral la n*ancha pig m en taria, com unm ente llam ada m ancha íncngólica. A m bas características son típicas p ara los indios americanos, hecho que adem ás es corroborado por su aspecto físico y su in­ d u m en taria. Su constitución corresponde a la de un individuo joven norm al, a p a ren tem en te sano, ya que las erupciones cu­ tán eas que p resen ta en algunas p artes del cuerpo no revisten n in g u n a g ravedad, sino son m ás bien norm ales en un niño de esta edad, y m ás todavía si se considera su tiempo y am biente. El edem a que se n o ta especialm ente en la región de pies y to­ billos tam poco parece ser causado por una enferm edad aguda o crónica, sino se debe p robablem ente a las circunstancias espe­ ciales, como ser la g ran a ltu ra y él frío. Llam a la atención la re la tiv a pequeñez de sus m años y y pies. U na observación pa­ recid a sobre esta peculiaridad ha sido hecha por un viajero in­ glés, q u ien visitó y estudió los indios aym aras de la región del lago T iticaca (3:-s). E l niño era súbdito de los Incas, lo que resulta claram ente p o r su in d u m e n ta ria y aju ar. Pero no se puede decir con certi­ d u m b re a cuál de las num erosas entidades étnicas subyugadas p o r el im perio incaico perteneció. El tocado podría dar la clave, puesto que los cronistas no se cansan de repetir, que los indioi de las d iferen tes p artes del reino se distinguían a prim era vista por ellos: “aunque hubiese juntos cien m il hom bres fácilm ente se conoscían con las señales que en las cabezas ponían” (34) P ero n in g ú n cronista describe el tocado que lleva el niño; tam ­ poco G uarnan Pom a lo dibuja. Sin em bargo, h ay indicios que parecen indicar, que el niño perten eció a alg u n a de las trib u s del altiplano su r de los Andes, a la provincia llam ada Collasuyo. C orroboran esta suposición el pectoral, los m ocasines, el brazalete, el penacho de plum as de cóndor, el peinado y quizás tam bién la pequeñez de sus pies. (33) David Forbes: En the A ym ara Indians of Bolivia and Perú. Journal oi th . E thnological Society of London, n. s: vol. 2, p. 18, 1870. (34) P edro C ieza d e León: Crónica del Purú, cap. XCIII.


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B oletín d e l Muse® N a o io n a l d e H is to ria N a tu ra i

G uarnan Pom a, que ilu stra su crónica con tan to s dibujos m i­ nuciosos, p resen ta en el folio 169 a un cacique del C ollasuyo (fig. 14) quien lleva el m ism o adorno de p lata, un b ra za lete y m ocasines y en el escudo en el ángulo izquierdo in ferio r está rep resen tad o un cóndor. E l tocado es d ife re n te y la m om ia no tenía el adorno en form a de m edia luna, que lleva el cacique en el tocado. En cuanto a este últim o no se sabe, si el niño no lo tenía tam bién, pero que no fué entregado. De todos m odos consta, que todos los personajes identificados como re p re se n ­ tan te s del Collasuyo en la crónica de G uarnan Pom a llev an m ocasines y el m ism o adorno de p lata. E ste ú ltim o es adem ás idéntico al hallado por B andelier en la m ism a isla de T iticaca. (Según la tradición esta isla y otras, fu ero n a n tig u am e n te ha-

ELCAT0R3ECAPÍTAH

F ig u ra 14

bitadas por los Lupaca, los cuales fu ero n m ás ta rd e obligados a radicarse en la rib e ra occidental del lago. A los L upaca co­ rresponde tam bién el peinado del niñ o ). B razaletes como el del niño fueron llevados por los hom bres ricos de La Paz, según el au to r de las R elaciones G eográficas. El LLA U TU del niño es negro. Según G arcilaso, el p rim e r privilegio, que el Inca concedía a u n a nación subyugada era el PAC°RAVMTer a r Un L LA U TU negro. En las cerem onias del CARAYMI los jovenes candidatos llev ab an ig u alm en te LLATJ-


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TU negros y es p robable que este color haya sido el preferido p a ra ocasiones solem nes. T anto la túnica^ como la m an ta que lleva piiestas el niño, son hechas de u n género b astan te tosco. Esto indica que el gé­ n ero no h a sido fabricado en el Cuzco o en u na de las casas de las M ujeres Escogidas, m aestras en el a rte de tejer, y que en consecuencia el tejid o no fué dado por el Inca como merced, sino que e ra pro b ab lem en te un producto casero y provincial; así lo indica tam b ién la h en d id u ra por la cu.al pasa la cabeza, que no se e n cu en tra en el centro de la prenda, sino corrida h a­ cia uno de los bordes in feriores del UNCU, cosa que segura­ m e n te no h u b ie ra pasado a u n a tejed o ra profesional. Quizás este UNCU e ra el p rim ero del niño y fué hecho por su m adre, tal como la m ad re ten ía que te je r las prim eras bragas que se ponía su hijo adolescente. L lam a adem ás la atención, que la túnica es e x tre m a d a m en te corta, cubriendo apenas el tronco del niño, m ie n tra s que la reg la general era que llegara h asta la m itad del m uslo o h a sta las rodillas. P ero no hay que olvidar, que se tra ta de u n niño y sabem os m uy poco de las peculiaridades de vestir de los niños. El hijo del Inca Roca, quien es representado como niño p o r G uarnan Pom a, tam bién viste u n UNCU negro, con “dos b etas de tocapo” ; éstas fa lta n en el UNCU del niño del cerro El Plom o; en cam bio tiene cuatro listas de piel blanca de vicuñ a y u n borde de flecos rojos. A dem ás no era hijo de un In ca sino pro b ab lem en te el hijo de u n noble provincial o por lo m enos de u n hom b re acomodado. La red u cid a edad del niño se m anifiesta tam bién en la falta de bragas y de perforaciones en las orejas. Según la usanza de los Incas, el jo v e n .in d io recibía sus p rim eras bragas cuando hab ía llegado a la edad de 14 ó 15 años, en una cerem onia es­ pecial lla m a d a HUARACHUKUY (W ARACIKOY) que se re a­ lizaba d u ra n te la fiesta del CAPAC RAYMI. En esta ocasión, el joven de san g re n o b le tenía que pasar por ciertas pruebas de a p titu d física; en seguida el Inca p erforaba sus orejas, su fa­ m ilia le en treg ab a sus arm as, las p rim eras bragas y se le corta­ ba el pelo. T am bién recibía sy nom bre definitivo en el tran s­ curso dé esta cerem onia. El niño del cerro El Plomo era toda­ v ía dem asiado joven p a ra estas ceremonias. E n su co rta vida h abía pasado por una sola ceremonia, que se efectu ab a cuando tenía 1—2 años. En esta ocasión, el tío m ay o r le co rtab a el pelo y las uñas y le daba un nom bre, que usaba h a sta la p u b ertad . Él pelo y las uñas eran cuidadosam en­ te guardados y en éfécto los encontram os en las bolsitas de cue­ ro, ju n to con ld s 'd íé ñ te s de leche {3¡>) (35) No es seguro, q u e estas cerem onias incaicas lu eran tam bién ejecutadas en la s provincias.


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B oletín d e l M useo N a c io n a l d e H isto ria N a tu ra l

A la fecha de su m u erte, el niño ten ía o tra vez el pelo c re ­ cido y arreglado en m uchísim as tren zas finas, que le lleg ab an hasta los hom bros. El significado de este peinado se desconoce; h a sido descrito por algunos au to res p a ra d ife re n tes trib u s in ­ dias, de las cuales e n tra n en consideración a h o ra sólo las del altiplano su r de los Andes. P u ed e se r tam b ién un peinado p a ra la ocasión, puesto que se n ota que fué hecho poco tiem po an te s de la m uerte. El niño te n ía la cara p in tad a de color rojo con listas am a ­ rillas, que p a rtía n desde los póm ulos en dirección oblicua hacia el centro de la cara. L a p in tu ra de la cara se u saba ta m b ién en el im perio incaico y seg u ram en te tuvo u n significado m ágico. El color rojo era el p referido; lo u sab an los g u erre ro s y ios p a r­ ticipantes en fiestas y bailes; tam b ién se e n c u e n tra sobre ca­ dáveres y objetos de a ju a r fu n erario . P in tu ra s faciales pu ed en observarse en m uchos vasos, re tra to s an tropom orfos de las cu l­ tu ra s peruanas, especialm ente en las de la costa (IViochica, N az­ co, etc.), pero las inform aciones p o r p a rte de los cro n istas son escasas sobre este tem a. De este m odo tam poco es posible s a ­ car m ayores conclusiones de la p resen te p in tu ra ía c .a i; esto caso es sólo una de las p ru eb as que existía. Queda, pues, por a v e rig u a r cómo llegó el niño a ' su tu m b a en la cum bre del cerro El Plom o, a 5.40U m. sobre el n iv el del m ar. Sabido es, que los Incas —como otros pueblos andinos— atrib u ía n poderes so b ren atu rales a los cerros, sea como sitios cargados de fuerzas so b ren atu rales, sea como sede de u n a de las grandes divinidades adoradas por ellos. E n tre ellos se con tab a tam bién el cerro El Plom o, cub ierto de nieves etern as, que dom ina el valle de S antiago y regiones in te ra n d in a s; así consta por las construcciones en su cu m b re y alred edores y los resto s de cam inos que conducen hacia ellas. El lu g a r denom inado “p ir­ cas de los indios” era conocido por m in ero s y a rrie ro s desde hace m uchos años y el m ism o d escu b rid o r del niño congelado había encontrado allí objetos votivos en v a rias ocasiones a n te ­ riores. En una de las tre s pircas, que se e n c u e n tra n cerca de la cum bre, los m iem bros del Club A ndino, que fo rm a b an p a rte de la excursión organizada p o r el M useo N acional de H isto ria N a tu ra l en ab ril de 1954, p u d iero n v e r u n a excavación b a sta n te am plia, que por su aspecto d ata de m uchos años a trá s y no q u e ­ da fu era de lo posible, que ella tam b ién h ay a contenido el c u e r­ po de otro niño sacrificado. U n niño sacrificado, p o rq u e así p arece según todos los in ­ dicios, que el nino, cuyo cuerpo se conserva a c tu a lm en te en el ííw r acional de H,lst0,n a N a tu ra l e ra u n sacrificio hu m an o M ientras que se sacrificaban a las HUA CA S m enores obietos inertes, como conchas, m etal precioso, ropa, fru to s, etc., los sa-


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orificios p a ra las deidades superiores, como lo eran el Creador del m undo, el Sol, el T rueno y el R elám pago, exigían otra clase de sacrificios. A ellos se ofrecían an te todo llam as y seres h u ­ m anos. H ay cierta confusión en el testim onio de ios cronistas acerca de estos sacrificios hum anos. Según Cobo parece que se realiza­ b an en H uacas relacionadas con el culto del Sol. Cam scho ( Jfi) conecta el CAPA-COCHA —el sacrificio de una nareia d i niños— con u n culto, especial de VIRACOCHA, por lo m enos e n tre los A y m ará (y L atcham opina, que éste puede ser su v erd ad ero o rig °n ): en cam bio Molina (37) dice, que a V IRA C O CH A se sacrificaban niños de tiern a edad en lugar de vírgenes. S egún M olina el sacrificio llam ado CAPA COCHA o CAPA C COCHA fué instituido por P achacuti Inca Y upanqui, m ien­ tra s que S alcam ay h u a lo atrib u y e a M anco Capac. De todos mo­ dos p arece que el sacrificio de niños era una antigua costum bre, no solam en te de los Incas, sino con anterio rid ad ya de todos los pueblos andinos. El p resen te caso parece d ar razón a Cobo, puesto que el san­ tu ario d e l . cerro El Plom o ten ía que v e r seguram ente con el culto del sol: tan to el eje m ayor del adoratorio elíptico (el lla­ m ado “a lta r ”) a 5.200 m. de altu ra, como el eje m ayor de la construcción de pirca a 5.400 m. en el cual estaba enterrado el cad áv er del niño, tienen una desviación de 13° del norte (229 del n o rte m agnético) lo que corresponde p ara la latitu d de Sanr tiago (y del cerro El Plom o) el punto de salida del sol el día de solsticio del 23 de diciem bre. En esta ocasión se celebró en el im perio incaico u n a de las fiestas m ás im portantes del año, p 1 CAPA C RAYMI, el cual iba acom pañado con sacrificios de ni­ ños Las ocasiones en las cuales se inm olaban niños eran varias, todas ellas de sum a solem nidad o em ergencia: cuando un nuevo Inca asum ía el poder; d u ra n te la fiesta llam ada CITUA, que se realizab a en el m es de agosto y d u ra n te el antes mencionado CAPAC RAYM I; cuando el Inca estaba enferm o (para el efecto cu alq u ier p ad re podía ofrecer la vida de su hijo en lu g a r de la s u y a ) ; cuando había terrem otos, epidem ias, gue­ rra s o cu alq u iera o tra calam idad que am enazaba el bienestar del im perio. P a ra conseguir el núm ero necesario de niños para el sacri­ ficio, todos los pueblos del im perio ten ían que contribuir, m an­ dando al Cuzco “los niños y niñas m ás herm osos, y que no tuviesen lep ra n i cosa fea en su cuerpo y los dichos ingas los (36) G uarnan Pom a, op, cit. foja 259 (37) De u n a c a rta d el V irrey F rancisco de Toledo, citado por Latcham, op, cit. p. 480 (38) C itado p o r Latcham , p. 625


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B o le tín d e l M u se o N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra l

hacían m a ta r y env iab an a cada p ro v in cia p e d ir los dichos n i­ ños p a ra h acer el dicho sacrificio” (39) A p a rte de los niños, se llevab an tam b ién los dem ás trib u to s, como llam as, tejidos, ob­ jetos de oro, p la ta y concha. Los cronistas m encionan dos oca­ siones en las cuales se llevaba a efecto este envío: p a ra la fie sta del CITUA y cuando u n nuevo Inca asum ía el poder. Dice M o­ lina al respecto (cuando hab la del CA PA COCHA) : “Las p ro ­ vincias del Collasuyo y C hinchasuyo y A ntisuyo y C ontisuyo tra y a n a esta ciudad de cada pueblo y g eneración de g en te uno o dos niños y n iñ as p equeñas y de edad de diez años, y tra y a n ropa y ganado y ovejas de oro y p lata, de m ollay de lo que te n ía n en el Cuzco p a ra el efecto se d irá; y después de e sta r todos ju n to s se asen tav an en la plaça de A u cay p ata que es la plaça grande del Cuzco; y allí aquellos niños y dem ás sacrifi­ cios an d av an alred ed o r de la e sta tu a del hacedor, sol, tru en o y luna, que p a ra el efecto ya en la plaça e sta v a n y d av an dos v ueltas; y después de acavado, el Inga llam aba a los sacerdo­ tes de las provincias y hacía p a r tir los dichos sacrificios en quatro p artes, Collasuyo, C hinchasuyo. A ntisuyo y C ontisuyo, que son las q u atro p a rtid a s en que está dividido esta tie rra , y les decía: ‘V osotros tom ad cada uno su p a rte de estas ofrendas y sacrificios y llevadlas a la p rin cip al h u aca v u e stra y allí las sacrificad’. Y tom ando las U evavan h a sta la h uaca y allí ahogav an a los niños y los e n te rra v a n ju n ta m e n te con las fig u ras de p la ta de las ovejas y personas de oro y p la ta y las ovejas y carneros y ropas lo quem avan y tam b ién unas cestillas de co­ ca . . . ” Dice el ab ate M olina, que estos sacrificios se hacían, p a ra que las HUACAS concedan al nuevo Inca salud y larg a vida y u n reinado feliz y próspero, y que los indios te n ía n es­ pecial cuidado de no olv id ar n in g u n a HUACA, lo in sig nificante que sea, p ara que no se v en g ara pn el Inca por el omiso. E n cuanto a la edad de los sacrificios, p arece que los niños varones ten ían que te n e r m enos de 10 años, m ie n tra s que las n iñ as po^ dían te n e r h asta 15 o 16 años. J5n cuanto a los lugares en los cuales te n ían lu g a r los sa­ crificios hum anos, eran éstos an te todo las huacas del Cuzco v alrededores y las huacas prin cip ales de las provincias. Cobo (40) enum era las GUACAS que hab ía en los alred edores del Cuzco. E n el cam ino al Collasuyo sólo hab ía 85; de once de ellas m e n ­ ciona especialm ente, que se sacrificab an niños y de dos que se sacrificaba “de todo’’. En este cam ino al Collasuyo se e n c o n tra ­ ba la huaca CHURUCANA, u n a p eq u eñ a colina red o n d ead a con tres p iedras en la cum bre, consideradas como ídolos: a p a rte de los sacrificios ordinarios, se sacrificab an tam b ién niños en ella (39) De u n a ca rta a l V irrey Feo. d e Toledo, citado p o r L a.chnm oP . c t . p. 480 (40) Cobo op. cit. IV, p. 31, 33


M o stn y .- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

C1

“p a ra q u e el Sol no perdiese su pod er”. A la huaca CARIBAMBA, q u e e ra u n llano “sacrificábanselo de ordinario niños”. A la h u aca SA U SERO (una chacra en la cual el Inca inauguraba el año. agrícola) ta m b ié n se sacrificaban niños; la huaca GUAN IPA T A , u n a chacra donde “estaba u n paredón, que decían h a­ bía hecho allí el S ol” tam b ién recibió sacrificios de niños y así o tras más. P a ra las HUA.CAS en otros cam inos era parecido: así la te rc e ra h u aca en el cam ino al Chinchasuyo, que según Coba (IV, 11) e ra un-íd o lo de oro macizo llam ado INTILA PA, reci­ bió sacrificios de niños, rogando al m ism o tiem po para que las fuerzas físicas del Inca fuesen conservadas. O tra huaca, sobro el m ism o cam ino, llam ado PAYAN, era una extensión de tie­ rr a llana, donde se notab an frecu en tes tem blores; en estas oca­ siones se sacrificaban niños, m ien tras que en general recibía so­ lam e n te Uamas. E n el cam ino al A ntisuyo estaba la huaca CHUQUIM ARCA, u n tem p le del sol sobre el cerro MANTOCALLA, donde el sol so acostaba con frecuencia según la creencia de los incas. T am bién a ella se sacrificaban niños. Estos son solam en­ te unos pocos ejem plos, pero de ellos resulta, que en tre los in­ cas los sacrificios de niños se hacían an te todo en lugares co­ n ectad o s con el sol: en los sacrificios hechos a favor de los Incas, que e ra n considerados hijos del Sol, en sacrificios a piedras y ce­ rro s rocosos (transform ación del herm ano del prim er Inca en pied ra; tran sfo rm ació n de piedras en hom bres, etc., según las leyendas incaicas). D el testim onio de los cronistas, gran p arte del cual fué reunid o p o r L atcham en su obra “Creencias religiosas de los antiguos P e ru a n o s” ya citada en varias ocasiones, se puede veY que ex isten ciertos aspectos, com unes a todos los sacrificios hu­ m anos: consta, p rim ero, que ésta clase de sacrificios fué consi­ d erad a como la m ás im p o rtan te; que las. víctim as eran selec­ cionadas p o r su belleza y por su ju v en tu d ; que fueron presen­ tad as a la d ivinidad adornadas con r.us m ejores' prendas; que solían ser intoxicadas con chicha antee de inm olarlas; que la m u e rte fué proVocda dé cuatro diferentes m aneras, a ser, es* tra n g u la c ic n ,. degüello, en tierro vivo y abriéndoles el pecho p a ra sacar ejxporazón; que una vez sacrificadas, fueron sepul1 tadas con u n valioso a ju a r y no quem adás como los demás sa­ crificios. ' i C om parando los datos proporcionados por autores antiguos y m odernos c o n ’la evidencia arqueológica del presente conjun­ to, el c a d á v e r d el-h iñ o corresponde sin duda a una de las vic­ tim as, que fué sacrificado en las altu ras del cerro El Plomo. T iene 8—9 años, ño tien e deform ación, la redondez de sus for­ m as indica que ha sido bien alim entado y sano. Estaba bien


62

B o letín d e l M u se o N a c io n a l d e H is to ria N a tu r a l

vestido, seg u ram en te con lo m ejo r q u e ten ia, ad ornado con j vas, corno el b razalete y el adorno de p lata, calzaba m ocasines, que como se puede c o n statar por las callosidades de la p la n ta del pie y por la lim pieza de la suela de cuero, no co n stitu ía n u na p ren d a diaria, sino excepcional. S u pelo e stab a recien a r re ­ glado y las tre n c ita s hechas con g ra n cuidado. A p a rte de la bolsa de coca co rrien te llevaba otra, de confección esm erad a y cu b ierta de plum a y adem ás las dos fig u rita s de llam as como suelen usarse p ara o fren d as..T en ía adem ás, a su lado las bolsitas de cuero con su pelo y d ien tes caídos y los re c o rtes de uña, co­ sas que los indios g u a rd ab an cu idadosam ente p a ra te n e rla s a m a­ no el día de la resu rrecció n de sus cuerpos. E n cuanto a la m an era de h a b e r sido sacrificado, qu ed an elim inadas tre s de las cu atro posibilidades, ya q u e el cuerpo no p resen ta ninguna lesión. T iene que h a b e r S'do e n te rra d o vivo, después de h a b e r sido anestesiado con u n fu e rte b re b a je de chicha. E sta opinión es confirm ada p o r la exp resió n tr a n ­ quila de la cara, que p arece p e rte n e c er a u n a persona d orm i­ da. S egu ram en te el alcohol desacostum brado hizo p r o n t o p ffe t^ en su organism o y el niño se quedó dorm ido en su tum ba. Y antes que p asara el estu p o r del alcohol, el niño se heló p ro d u ­ ciéndose una m u erte apacible. En favor de la hipótesis de u n sacrificio h ab la ta m b ié n el hecho de que el cad áv er no se e n c u e n tra sep ultado de la m a ­ n e ra acostum brada é n tre los Incas u o tros pueblos andinos, es decir como fardo fu n erario , en v u elto en tejid o s y asegurado con sogas. Tam poco la posición del cuerpo corresponde a la usual, oue es la fetal, sino a la de u n niño, q u e se acom odó de m a n e ra de e x h ib ir la m enor p a rte de su sup erficie d escu b ierta al frío reinante. Así encogió las p iern as desnudas d ebajo del U NCU y envolvió los brazos en su YACOLLA. L as im presiones del te ­ jido de este últim o se p u ed en v e r c la ra m e n te sobre la piel de las manos. Según la opinión de K arsten (op. cit.) los sacrificios hechos por los antiguos peruanos no e ra n sacrificios en el. v e rd a d e ro sentido de la p alab ra, sino sacrificios “m ágicos” ofrecidos a las divinidades p a ra a u m e n ta r su poder. Así lo ex p resa ta m b ié n Cobo con toda claridad: se sacrificab an niños “p a ra que el Sol no perdiese su p o d er”. Se sacrificaban tam b ién niños p a ra ase­ g u ra r un largo y feliz reinado del nuevo Inca o p a ra c o n tra ­ rre s ta r u n a calam idad. L a fu erza v ita l in h e re n te en u n in d i­ viduo joven, herm oso y sano e ra tra n sfe rid a , según sus c re e n ­ cias a las divinidades p ara que el m undo siga su curso acos­ tum brado. Así h ay que in te rp re ta r tam b ién el sacrificio de la e sta tu ita de plata vestida de m u je r, las o tra s fig u rita s se m e ja n tes


Mostny.- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

63

en co n trad as en o tras ocasiones en el mism o sitio, cada una de Jas cuales estab a e n te rra d a a p a rte y no tiene que haber sido n e cesariam en te sepu ltad a al mismo tiem po con el niño. E n ,c u a n to a la posibilidad de que o tra pirca haya conte­ nido el c a d av er de otro niño, ta l como quizás puede in te rp re ta r­ se la presencia de u n a excavación antig u a en una de ellas, no se pu ede d e sc a rta r desde un principio. P uede h ab er contenido r l cuerpo de u n a n iñ a como p a rte del CAPA COCHA o sacrificio de p a re ja s; no es posible em pero en el estado de nuestros conoc:m ientos actuales, afirm ú r nada definitivo.

2 .— E S T U D IO DE LA S F IB R A S ORIGEN

DE L A S

FIBRAS

LOS ATAVIOS

EMPLEADAS

DE L A

MOMIA

EL C E R R O

EN

LA

CONFECCION

DE

E N C O N T R A D A EN

EL PLOMO

Dra. ALICIA DE BF.UNNER (Del Instituto d e Investigación d e M aterias Prim as de la U niversidcd de Chile.— D irector Dr. Ing. Pablo K rassa K.)

R ecibim os de la D irección del Museo de H istoria N atural una serie de m u estras correspondientes a los géneros que sir­ ven de atavío a la M omia encontrada en el Cerro Plomo, con el fin de d e te rm in a r el origen de las fibras usadas en su con fección. P a ra reso lv er esta consulta se hicieron preparados m icros­ cópicos de las d istin tas fibras, las que se exam inaron bajo el m icroscopio. D espués de una serie de ensayos prelim inares pa­ ra b lan q u ear las fib ras por los m edios corrientes, los que no diero n resu ltad o —especialm ente en las fibras fuertem ente co­ loread as (n e g ra s)— se optó por u sar las fibras tal cual. Sola­ m en te se las sum ergió en una solución de bálsam o de Canadá en totuol, la q u e tien e cierto efecto, aclarando algo los colores. E n v ista de que no disponíam os de buenas reproducciones de las fib ras del pelo de los anim ales que existían en la época y regió n a la cual perten ece la Momia, hicim os tam bién prepara­ dos de las fib ra s de vicuña, alpaca, guanaco y llam a en la mis­ m a form a indicada. D e las p a rte s m ás características de los preparados se hicie­ ro n m ícrofotografías, em pleando por lo general, un aum ento de 300 veces y sólo en algunos casos de 560 veces. Se trabajó con luz co rrien te y sólo cuando ésta no dió resultados satisfactorios, con luz polarizada. E sta ú ltim a perm ite observaciones especial­


B oletín d e l M u seo N a c io n a l d e H isto rio N a tu ra l

m en te claras p o r la v ariació n del colorido q u e produce. D es­ graciadam ente, no se p u ede re p ro d u c ir el c o n tra ste así ob te­ nido en las fotografías en blanco y negro. En u n solo p rep arad o se usó u n au m en to de -1175 veces. A continuación se indican y co m en tan los re su lta d o s d e las m icrofotografías hechas p a ra el estudio de la m om ia. A —

F I B R A S DE O R I G E N

CONOCIDO *

I.—Vicuña procedente de una piel de este m aterial. (*) 1-2) Color café m uy claro; A u m en to 30D veces, luz o rd in aria. Se observa con m ucha clarid ad la m éd u la d isco n tin u a d en tro de la fibra. E l borde no es liso y le v em en te d e n ­ tado. 3-5) A um ento 560 veces, Luz polarizada. Se ven con m ás d etalle los islotes de m édula. A dem ás se observan p untos de p ig m en tació n de la fib ra, espe­ cialm ente en la foto 4). El grosor de las 'fibras re su lta de 0,013 a 0,020 mm. 6) A um ento 300 veces, luz ordin aria. En esta foto se observa u n a fib ra, la v e rtic al, igual a la de los Nos. 1 a 5), m ie n tra s q u e la otra, h o rizo n tal, es m ucho m ás gru esa y no tien e m éd u la ta n obscura. P o r o tra parte, se observ an estrías irre g u la res. Se tr a ta de un pelo cerdoso, re la tiv a m e n te escaso. Su grosor es de 0,05 mm. II.—A lpaca, F ib ras procedentes del pelo de u n anim al, con­ servado en el M useo de H isto ria N atu ral. 7-9) A um ento 300 veces, luz o rd in ariá. U n hilo de color b la n ­ co tien e tam b ién u n a m édula fre c u e n te m e n te in te rru m p i­ da form ando islotes. El resto de la fib ra m u e stra estrías m ucho m ás visibles que las fib ras de V icuña. E l grosor de la fib ra es de 0,023 a 0,030 m m , es. decir, algo m ás grueso que el de la fib ra de Vicüjña. III.—Guanaco. F ib ra blanca, p ro ced en te del pelo de un ani­ m al, conservado en el M useo de H isto ria N a tu ra l. 10) A um ento 300 veces, luz ordinaria. H ay islotes de m éd u la pero m ás cortos y delgados, p a ­ reciéndose la fib ra, p o r lo dem ás, m ucho a la de V icuña! Casi no h ay estrías. 11) A um ento 300 veces, luz polarizada. La m ism a fib ra a n te rio r, que ap arece b lan ca e n la luz (*)

Las p rim eras 14 fotoqrafías no se p ublicao por tratare® de lib ra s d e o rig e n • conocido (Nota d el Editor)


Brünner.- LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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polarizada, con los islotes de m édula obscuros. Grosor de las fib ra s 0,013 a 0,017 m m , es decir, casi m ás fina que la de V icuña. IV ’ Llama, fib ra blanca procedente del pelo de un anim al, conservado en el M useo de H istoria N atural. 12) A um ento 300 veces, luz ordinaria. L a m éd u la es continua y llena casi todo el ancho de la fib ra m ostrando estrías m uy visibles. Grosor de 0,013 a 0,023 mm. 13) A um ento 300 veces, luz ordinaria. .P u n ta de u n a fibra. Se nota como la fibra y la m édula se ponen m ás delgadas. 14) A um ento 300 veces, luz ordinaria. Se tra ta de una fib ra cerdosa blanca gruesa. Se notan es­ tría s y aglom eraciones que llenan toda la fibra. Grosor de esta fib ra 0,087 a 0,09 mm. B . ---- F I B R A S

DE O R I G E N D E S C O N O C I D O D EL A T A V IO DE L A MO M IA

V.—Túnica de la Momia. a) Hilos del género color negro. 15-16) A um ento 300 veces, luz ordinaria. Se notan estrías que llen an toda la fibra. El grosor es de 0,023 y en la fibra de la fotografía N 1? 16 de 0,017 mm. Opinamos que se tr a ta de fib ra de Llama. b) Flecos rojos de la túnica. 17) A um ento 300 veces, luz polarizada. Se nota la m édula continua en una e in terru m p id a en la otra fibra. Estrías poco visibles. G rosor 0,17 de la fibra bien enfocada. O ri­ gen: Guanaco o Vicuña. VI.—Tocado de la Momia. a) Tocado am a rra en frente, hilo negro. 18) A um ento 300 veces, luz ordinaria. Igual a la fibra de la túnica, estrías en todo el ancho de la fibra. Grosor 0,02 m m . O rigen: Llama. b) Tocado flecos, hilo negro. ,19) A um ento 300 veces. Luz polorizada. E strías visibles e is­ lotes poco definidos d en tro de la fibra que aparece blan­ ca en la luz polarizada. Grosor 0,027 a 0,030 mm. Origen: Llama. 20) A um ento 1175 veces, luz ordinaria. F ibra rota. Grosor 0,049 mm. Se tra ta de una fibra cerdosa de Llama. VII.—Yacolla. Color gris. a 21) T ram a. A um ento 560 veces, luz ordinaria.


B o le tín d e l M u seo N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra l

66

22)

T ram a. P u n ta de u n a fibra. A um en to 560 veces, luz o r­ dinaria. 23) U rdiem bre. A um ento 560 veces, luz o rdinaria. M édula vien visible, a veces in te rru m p id a , vaciándoss hacia el extrem o de la fibra. G rosor de las fib ras 0,015 0,022. O rigen: Alpaca. 24) L istas de la Yacolla. Hilos v erd es y colorados. A um ento 300 veces, luz ordinaria. G rosor 0,030 m m . 25) L istas de la Yacolla. A um ento 560 veces, luz ordenan a. G rosor de las fib ras 0,034 m m . Islotes de m édula y e s­ tría s bien definidas. O rigen: A lpaca. VIII.—Llauto. Color obscuro a negro. 26) A um ento 300 veces, luz ordinaria. 27) A um ento 300 veces, luz polarizada. G ro so r de las fib ras de 0,020 mm.. E strías m u y notorias. O rigen: A lpaca. IX.—L lijlla.—H ilado color café claro. 28) E lem ento visible. A um ento 300 veces, luz ord in aria. 29) E lem ento visible. A um ento 30.? vcccs, lu^ r o la rz a rta . 30) E lem ento visible. A um ento 560 veces. L uz polarizada. G rosor de las fib ras delgadas es de 0 013 - 0,023. H ay f i ­ bras cerdosas cuyo grosor es de 0,038. L a m éd u la es m u y notoria; en las fib ras g ruesas e stría s fu ertes. O rigen: Vicuña. X.—Bolsa de pluma. F ib ras blancas. 31) A um ento 300 veces, luz o rd in aria. M édula m u y n o to ria con islotes m arcados. E strías poco visibles. G rosor 0,02 m m . Origen: Vicuña o Alpaca. 32) A um ento 400 veces, luz polarizada. G rosor 0,032 m m . 33) A um ento 560 veces, luz polarizada. G rosor 0,041, m m . F i­ bras re la tiv a m e n te gruesas. M édula continua. O rigen: Alpaca. XI.—Bolsa para coca. V arios hilos colorados. 34-36) A um ento 300 veces, luz o rd in aria. M édula m u y notable. G rosor 0,018 a 0,023. O rigen: Vicuña. 37) F ib ras de color café. A um ento 300 veces, luz o rd in aria. M édula in terru m p id a, estrías m uy notables. G rosor 0,017 a 0,020. O rigen: Alpaca o Vicuña. XII.—Pedazos de hilo encontrados en una bolsa con pelo. 38) F ib ras coloradas.' A um ento 560 veces. L uz polarizada. M édula discontinua. Islotes, borde dentado. G rosor 0,020 mm. O rigen: Vicuña. XIII.—Idolito: Tocado. 39) Hilos color crem a. A um ento 300 veces, luz ord in aria. 40) A um ento 300 veces, luz o rd in aria. L u m en m uy ancho en


O b o rh o u ro r y otros. - LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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las fib ras gruesas de 0,050 a 0.060 mm. En la fibra más d elgada de 0.030 m m de grosor no se observa lum en, sino la superficie exterio r. Origen: Llam a. XIV.—Idolito: Flecos del tocado. 41) H ilo negro. A um ento 300 veces, luz ordinaria. M édula m u y n o to ria en u n a fibra. G rosor 0,017 y 0,030 mm. Ori­ gen: V icuña. XV.—Idolito: Faja. 42) H ilados color café claro. T ram a. A um ento 300 veces, luz ordin aria. Grosoi; 0,030 mm. Islotes de m édula y es­ trías. O rigen: Alpaca. 43) Flecos hilo colorado. A um ento 300 veces, luz ordinaria. G rosor 0,030 a 0,033 mm. Origen: A lpaca o Vicuña. R E S U M E N ORIGENES

DE L A S

FIBRAS

DE L O S D IS T I N T O S A T A V IO S

DE L A MO M IA

1) 2) 3) 4) 5) 6) V) 8) 9) 10) 11) 12) 13) 14)

T ú n ica.......................................... T única — flecos........................ . Tocado......................................... Tocado — flecos........................ Y acolla........................................ L lauto............................... i..*..... L lijlla ........................................... Bolsa de p lu m a ........................ Bolsa de coca............................ Pedazos de hilo................'....... Idolito — tocado..................... Idolito — flecos del tocado.... Idolito — fa ja .......................... Id o lito — faja flecos...............

Llam a Vicuña o Llam a Llam a Alpaca Alpaca Vicuña Vicuña Vicuña o Vicuña Llam a Vicuña Alpaca Alpaca o

CONCLUSIONES L a in te rp re ta ció n de las m icrofotografías en muchos casos re su lta difícil por la g ran sim ilitud de las distintas fibras cameloides y especialm ente porque las de la m ism a clase de anim al Varían en grosor. No obstante, se com prueba que se empleó la fib ra.m ás fin a — la de V icuña— p ara los tejidos más finos de los flecos d el tocado y de la faja del idolito, del llijlla y ds las bolsas de plum as y p a ra coca. Se usó alpaca, la fibra más suave, para el llautd, u n a cin ta en el pelo de la Momia, la yacolla y la faja del idolito. P a ra los tejidos m ás gruesos, como la túnica y el to­ cado de la M omia, se em pleó la lana del llama.


B o le tín d e l M u se o N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra l

68

A gradecem os a la Casa L oben la valiosa cooperacion que nos p restó al facilitarn o s el equipo fotográfico p a ra re a liz a r las fotografías m icroscópicas que se acom pañan, como ta m b ié n al se­ ñ o r G uillerm o Scholz, de dicha Casa, cu y a g ra n ex p erien cia nos ayudó p a ra que el tra b a jo re s u lta ra perfecto.

3.—E ST U D IO D E L A S T IN T U R A S SOBRE

LA

IDENTIFICACION

U S A D A S EN

LA

PINTURA

Y

DE

M ATERIAS

EL A J U A R

DE

COLOARNTES LA

■'M O M IA "

Por FERNANDO OBERHAUSER B„ PEDRO FUHRMANN E. Y MARIA GAILLARD Departam ento* d e Q uím ica e In v estig ació n del Instituto P ed cg cg icb , U. d e Chile.

Como contribución a las investigaciones respecto a la “m o ­ m ia” —»pequeño indígena m om ificado hallado en el cerro El Plom o (5.400 m e tro s)— publicam os el re su lta d o de los análisis efectuados con m u estras de los colorantes que h a n sido u tili­ zados en 1^ p in tu ra de la cara y en lá tinción de las fib ras de las d iferen tes p ren d as de v estir. Los colorantes se h a n conser­ vado en form a m agnífica en las fib ras de los tejidos, en las plum as de los adornos y en el u n to que re c u b re la cara. Al m argen de esta descripción indicam os la relación e n tre las m aterias identificadas con la co rresp o n d iente localización geográfica, valiéndonos de la inform ación que encontram os en referen cias y lite ra tu ra consultadas. A gradecem os m u y p a rtic u ­ larm e n te el valioso ap o rte de conocim ientos del, P rof. H ugo G unckel L., de la Escuela de Q uím ica y F arm acia, U n iv ersid ad de Chile. El m a te ria l que se nos pudo p ro p o rcio n ar era ta n escaso que no siem pre bastó p a ra lleg ar a in d iv id u alizar su pro ced en ­ cia; sin em bargo, ha servido p a ra lleg ar a u n a clasificación d en ­ tro de d eterm inados grupos de colorantes. Todos los colorantes que hem os ensayado son n atu rales, de o rigen vegetal, salvo I03 pigm entos del unto, que son m inerales. I.

La pintura de la cara. La cara de la m om ia se destaca p o r la coloración r o ja - r r r $ a que co n trasta con la pigm entación café del resto de la piel. De o reja a o reja y desde el borde su p e rio r de la fre n te h a s­ ta por debajo del m a x ila r in ferio r ha sido aplicado un u n to pigm entado rojo en capa delgada. En la actu alid ad se h alla im pregnado de sebo aceitoso, posiblem ente el producto de las exudaciones de la piel en proceso de m om ificación.


O b erh au se r y otros. - LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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P a ra to m ar la m u stra hem os raspado una pequeña canti­ dad, ap ro x im ad am en te 0,2 m iligram os, en u n a p a rte poco vi­ sible. La observación m icroscópica rev ela la irre g u lar dispersión del pigm ento en la m u estra, pigm ento que por transparencia ap arece opaco y con luz la te ra l ofrece color rojo fu erte con b ri­ llo an a ra n ja d o en los bordes. E ste pigm ento es insoluble en agua, alcohol, ácido acético al 10%, amoníaco al 10%; es so­ lu b le en ácido nítrico concentrado y m ás fácilm ente en ácido clorhídrico concentrado con coloración am arilla en la vecindad de los gránulos. El calentam iento destru y e la m ateria orgáni­ ca dando olor a g rasa ran cia quem ada y dejando un residuo n egro y duro, insoluble en agua, poco soluble en ácido nítrico concentrado, m ás soluble en ácido clorhídrico concentrado con color am arillo. Las reacciones del líquido con ferrocianuro y sulfocianuro de potasio son positivas p a ra hierro. Además, con la p erla de sal de fósforo, el pigm ento da la coloración verde del h ie rro y u n ten u e esqueleto de sílice, m ás bien, una turbidez. Se tra ta de ocre rojo de hierro, Si )2; F^O g; H 20 , m ineral v astam e n te distribuido en las rocas de la cordillera. Se realizaro n los ensayos p ara av erig u ar la presencia de cinabrio, con resu ltad o negativo. A p a rte del u n to rojo m encionado podemos constatar otro pigm ento. P a rtie n d o de la proxim idad de la nariz, hay a cada lado c u atro líneas oblicuas am arillas que cruzan por sobre los p árpad o s hacia los v értices de la frente. Son líneas paralelas de escasos tre s m ilím etro s de ancho, pintadas sobre el unto rojo. Se ap recian con m ás dificu ltad en el lado derecho por estar un ta n to desgastadas, pero están bien conservadas en el otro lado (lám . 9). L a m u estra que pudim os sep arar era aún más escasa que la a n te rio r y debió tom arse todas las precauciones para no d eterio rarlas. Sospecham os que p u d iera tra ta rse de un unto a base de ocre am arillo y procedim os a d e stru ir la m ateria grasa por ca­ lentam iento. A l q u em ar u n a p artícu la sobre alam bre de platino a la m icro llam a sentim os el olor típico de compuestos de arsé ­ nico. A l c a le n ta r o tra pequeña porción en tubito cerrado apare­ ce un cam bio de color y posteriorm ente dos anillos en la zona m ás fría del tubo: uno in te rio r de color am arillo lim ón con tra n ­ sición al pardo y otro ex terio r blanco. La observación micros­ cópica de los anillos form ados nos perm ite reconocer el anhí­ d rido arsenioso, fin am en te cristalizado (lám ina 21-a) en las pa­ redes in terio res del tubito, constituyendo el anillo blanco. En el anillo am arillo vem os unos cristales de color am arillo intenso, a u e son de azufre. En la m ism a m u estra identificam os trazas de com puestos de hierro. E l pigm ento de la p in tu ra am arilla es el oropimente o elre ja lg a r o u n a m ezcla de ambos, que suele presentarse como


B o le tín d e l M u seo N a c io n a l d e H is to ria N a tu ra l

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especie m in e ra l definida. En todo caso es u n su lfuro de a rsén i­ co m ineral, fin am en te m olido y disperso en el vehículo que Pa­ siblem ente sea u n sebo refinado. Las tra z a s de h ierro provie nen del unto rojo que fué separado sim u ltá n eam e n te con el am arillo, p o r enco n trarse debajo. . , . Son frecu en tes los yacim ientos de m in erales de arsénico en la región co rdillerana, por lo que no se pued e p re cisa r la p ro ­ cedencia del pigm ento am arillo. Todos estos ensayos han debido realizarse bajo m icrosco­ pio, inclusive las reacciones de color a la gota p a ra el recono­ cim iento del h ierro y la reacción del h e p a r p a ra id e n tifica r ei azufre. II.

Las fibras de los tejidos. Hemos recibido en to ta l trece m u estras de hilos p a ra ca­ ra c te riz a r en ellos los colorantes em peados en su tinción, a sa­ ber: dos hilos negros (tocado y unco), tre s hilos rojos (flecos unco, m a n ta y m a n ta ), u n hilo am arillo (m ocasín), u n hilo v erde (chuspa), cu atro hilos azules (dos de la m an ta, flecos del tocado del ídolo y m ocasín), dos hilos p ardos (m an ta y m a n ta ídolo). Dos de estas trece m u estras ce sa b a n cada u n a algo má^ de 300 m iligram os (negro y ro jo ), las once re sta n te s e n tre 50 m iligram os y 0,5 m iligram os cada una. Todas las fib ras son de origen anim al, proceden de cam élidos, v ale d ecir de vicuña, al­ paca, llam a o guanaco. L a pigm entación riatu ral, tan to de los pelos cerdosos, m uy escasos, como de los pelos lanosos, es m uy reducida, a excepción de los pelos de los hilos negros y pardos, fu erte m e n te pigm entados. En las cenizas de todas las fib ras en ­ contram os h ierro en d iferen tes proporciones y nos atrevem os a sostener que sólo en algunos hilos se usó el m o rd en tad o de la lana con sales de hierro, en otros p odría p ro ceder de im p u ­ rezas. Adem ás, los recin ien tes de g red a cocida em pleados p a ra p re p a ra r y alm acen ar los ex tracto s tintóreos, que se obtienen a m enudo por procesos ferm en tativ o s, ceden tra za s de h ie rro a los líquidos que en ellos se g u ard an p o r largo tiem po. 1.

Tocado. Hilo negro, grueso, ondulado, m onofilar sin estro rso o de torsión negativ a —opuesta al m ovim iento de los p u n tero s del relo j—, fib ra b rilla n te con un m atiz atornasolado pard o azulino. La observación m icroscópica p e rm ite a p rec ia r pelos poco ondulados, negros opacos, m ás pardos en alg unas zonas, esca­ m as no visibles, m édula no visible, estrías poco visibles, grosor b asta n te parejo. En la superficie de los pelos se observa p a r­ tículas tra n sp a re n te s de aspecto grasiento. E n las ro tu ra s por tracción aparece un reducido apincelam ien to con pigm entación


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n e g ra v isible en las puntas. T anto el pelo como el color resis­ te n el calen tam ien to con ácido acético diluido y concentrado, am oníaco hidroalcohólico y ácidos clorhídrico y sulfúrico dilui­ dos. El ácido sulfúrico concentrado frío no actúa visiblem ente en u n comienzo, pero en seguida —y ráp id am en te en caliente— disgrega el pelo prim ero en sus células pigm entadas, aclarán­ dose el color negro y descom poniéndolo to talm ente después. En las cenizas de ligero color café rojizo y en la solución sulfúrica, identificam os la presencia de h ierro m ediante la reacción con sulfocianuro de potasio. Pensam os que se tra ta de pelos negros por naturaleza, procedentes de llam a o alpaca (la vicuña no tien e p elaje negro). Tal vez se h ay a querido reforzar el color neg ro p o r m edio de u n a tin ta de sales de hierro con algún ex­ tra c to tanoide, que no pudim os identificar. P reparam os un ex­ tra c to etéreo hirv ien d o u n trocito del hilo con ácido clorhídrico diluido y agitando el líquido con éter. El residuo tra s la evapo­ ración del é te r no dió las reacciones típicas de tanino y ácido gálico, pero sí p resen ta u n m arcado olor que recuerda al de la cera de abejas. Es m uy posible que h ay a sido utilizado un ex­ tra cto que contenga u n a resina o u n principio aromático. Cabe p e n sa r en p rim e r térm in o en el em pleo del quebracho. 2.

Unco. H ilo negro, m ás delgado que el anterior, bifilar dextrorso con cabos de to rsió n opuesta. E stá hecho de pelo de llam a, al­ paca o guanaco; los pelos son m ás ondulosos y delgados y, vistos al m icroscopio, m u e stra n cierta tran sp aren cia parda y estrías m ás visibles. L a superficie parece lisa y carente de las partícu­ las g rasien tas adheridas. La pigm entación negra es propia del pelo, es decir, debida a melaninas, ya que resiste a la acción de ácidos diluidos, alcohol, amoníaco y álcalis diluidos en frío, pero se d esin teg ra ráp id am en te al exponer la fibra al ácido sul­ fúrico concentrado, siendo visible al microscopio la progresiva separación de las células pigm entadas y su p ronta destrucción. En las cenizas de u n a pequeña m uestra encontram os hierro. En cam bio, no se logra o btener ese residuo céreo del extracto pre­ p arad o como en el caso anterior. 3.

Flecos del unco. Los flecos están constituidos por hilos bifilares dextrorsos de color rojo m ate con ligero tono morado. Los pelos m uestran escasa pigm entación propia, las estrías son poco visibles, la m e­ d u la es visible a intervalos, la superficie aparece lisa, sm esca­ m as. L a lan a —que es de caméliJ.o, probablem ente de vicuña está u n ifo rm em en te teñida, sin em bargo, ai com parar un hilito con otro a p a re n ta haberse debilitado su color por la acción de la luz en algunas fibras. El residuo que queda de la incineración


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B oletín d e l M u h « o N a c io n a l d e H isto ria N a tu ra l

posee el típico color de óxido férrico; se com prueba con las r e ­ acciones características. L a m a te ria colo ran te es p rác ticam en te insoluble en agua fría e h irv ien te, poco soluble en alcohol e tí­ lico h irv ien te, soluble en éter, insoluble en cloroform o. La fib ra en treg a su color en am oníaco al 10%, que se tiñ e con colora­ ción rojo p ú rp u ra ; tam bién es soluble en álcalis de igual con­ centración y con la m ism a coloración. E l co lo rante de la fib ra tam bién es soluble en solución de alu m b re o rd in ario en c alien ­ te, dando u n líquido de color rojo rosado, que v ira a liláceo por alcalinización. El precipitado de la laca de alum inio así ob te­ nida es de color rojo pálido. Todos estos c a ra c teres que ofrece el colorante de la fib ra corresponden a aquellos propios de la purpurina en p a rtic u la r y a colorantes del tipo de las p u rp u ­ rin a s que en co n tram o s en la ra íz de la n la n ta relvún ( R elbu niurn hypocarpium , R u b ia tin c to r u m ). E l relvún es de v a sta distribución en A m érica, en el lado del Océano Pacífico. 4.

Manta. El aspecto e x te rio r se nos p resen ta e n te ra m e n te sim ilar a la m u estra de los flecos. Los hilos rojos de la m a n ta son de lan a de cam élido. El color de los hilos y el reto rcid o son idénticos a los que describim os recién p ara los flecos y es por eso que repetim os los ensayos de solubilidad, coloración con ácidos y bases, com portam iento fre n te a la solución de alu m b re p o tá ­ sico y alcalinización de la m ism a. L a ceniza contiene ig u al­ m en te apreciable can tid ad de hierro. D el co n ju n to de carac teres deducim os que este hilo rojo m a te de la m a n ta tam b ién h a sido teñido con e x tracto de raíces de p lan tas de r e lv ú n , y la lana puede h ab er sido m ord en tad a con sales de hierro. 5.

Manta. En un borde de la m an ta encontram os otro hilo de color rojo que ha sido em pleado p ara re m e n d a r la o rilla desbastada. E ste hilo es m ás claro, m ás am arillen to que los dos an terio res, bifilar, de pelos lisos y poco reto rcid o en sentido positivo. E j igualm ente lana de vicuña, llam a o alpaca. Con ácidos m in e ra ­ les palidece el tono rojo a rosado am arillen to , con álcalis o am o­ niaco so intensifica a rojo p u rp u ra y os soluble en éte r, no csí en agua; es soluble en solución de alum bre, tom ando el líquido tin te rosado pálido que se in tensifica a p u rp u rin o por adición do un alcali. Podem os d ed u cir que n u ev am en te nos en co n tra ­ mos a n te una fib ra teñida con p u rp u rin a s de ex tra c to de raíz de R elb u m u m . fi.

M anta.

Esta vez tratam o s de ca ra c teriz a r el m a te ria l tin tó reo de un i o azul grisáceo, de retorcido b ifilar positivo, m ostrando cada


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cabo u n a torsión floja en sentido opuesto. Los pelos lanosos son lisos y de re g u la r pigm entación propia y por su finura debe tra ta rs e de pelos de vicuña. L a tinción azul es un tanto dispa­ re ja . El colorante es resisten te a los ácidos diluidos y concentra­ dos, excepto a los ácidos nítrico y sulfúrico, que lo disuelven. R esiste a disolventes orgánicos: alcohol m etílico, etílico y éter, tam b ién al alcohol m etílico saturado de ácido clorhídrico gaseo­ so. R esiste al ensayo de reducción con sulfito en medio ácido, pero se descolora en presencia de reductores en medio alcalino. Sospechando la presencia de índigo, se ensaya en tubo capilar la solubilidad del colorante en anilina, haciendo correr una gota de ésta hacia uno y otro lado de la pequeña m uestra. La gota de color azul se tran slad a sobre portaobjeto, se deja eva­ p o ra r la anilin a y se observa al microscopio cristales azules prism áticos en form a de bastoncitos y cubitos, característicos p a ra el índigo cristalizado de anilina (lám ina 21-b). 7.

Manta. U na segunda m u estra azul de la m anta, de un hilo de co­ lor m ás extenso que el anterior, em pleado p ara rem endar una orilla, es u n a de las m ás exiguas en tre las recibidas. Es una pelusa de color azul, su la n a es de pelo fino y liso; sobre el ti­ po de reto rcid o no se puede d a r indicación. U na vez constata­ da la resistencia o in a lte ra b ilid a d del colorante fren te a ácido acético y a ácido clorhídrico concentrados, se procede con el to tal de la m u e stra de inm ediato a la prueba de la disolución con anilina, en la m ism a form a como en el caso anterior y con el m ism o resultado, es decir, microscópicos cristales bien for­ m ados de índigo. Como fu en te de índigo se m enciona p ara el área centro- y su d am erican a con frecuencia la In d ig o fera su ffru tico sa y la Isa tis tin cto rea (su nom bre v u lg a r es g la s to ); esta últim a ha s i q o tra íd a p o r los españoles. Se nos ha inform ado respecto a la Isa tis tin cto rea r u s se e n c u e n tra en Chile a menudo en luga­ res altos y visibles desde distancia, el hecho de que era apro­ vechada por los incas p ara su sistem a de telecom unicaciones por señas diversas. Como ejem plo se nos indicó la altura de la An­ g o stu ra de Paine. Esto parece indicar que los incas reconocie­ ron m uy p ronto el valo r tintóreo de la p lan ta recién introdu­ cida por los españoles. 8.

Mocasín. T anto la fib ra como su color azul se presentan gastados. E l hilo es delgado, b ifilar y dextrorso, los dos, cabos son sinestrorso. El pelo es de cam élido ,se p resen ta m edianam ente pig­ m entado y poco ondulado, y la lana, apreciada en conjunto, no es m u y fina. En las cenizas-se puede co nstatar la presencia de


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hierro. L a m ateria colorante azul cam bia su color a rojo vio­ láceo p o r exposición a ácidos m in erales; con ácido acético se produce u n cam bio sim ilar con m ás le n titu d . El co lorante azul es poco soluble en alcohol; al a ñ a d ir gotas de ácido clo rh íd ri­ co se produce el cam bio de color a rojo violáceo y la jn a te ria colorante se disuelve fácilm ente. P o r adición de é te r no p u d i­ mos lo g rar u n a precipitación. T ratan d o el p ig m ente en ro jeci­ do por los ácidos, con am oníaco o álcalis m u y diluidos, se p ro ­ duce u n v ira je hacia el verde, que p ro n to se to rn a azul. Los ál­ calis m ás concentrados producen cam bio de color al am arillo con descom posición del principio colorante original. E ste com portam iento del principio colo ran te azul nos in d i­ ca que se tra ta de u n pigm ento oxónico. E ste tipo de coloran­ tes, llam ados tam b ién antocianinas, es m u y com ún, en los v e­ getales y se en cu en tra e n flo re s, frutos, corteza, raíces, etc. No nos es posible d efin ir la procedencia á e la p re se n te antocianina azul, dada la reducida cantid ad de m u e stra original, in su ficien ­ te incluso p a ra p re p a ra r u n a solución que nos h u b ie ra p e rm i­ tido o b ten er un espectro de bandas de absorción. La in v estig a­ ción de índigo dió resu ltad o negativo. 9.

Flecos del tocado del ídolo. El hilo azul que encontram os en los flecos del tocado de plum as que lleva el ídolo es tam b ién b ifila r y p re se n ta la mism a estru c tu ra que el an terio r; la lana, sin em bargo, es m ás fina y los pelos p resen tan u n a m arcad a ondulación. El color es u n azul m orado. L a ceniza de la lan a contiene h ie rro en red u cid a cantidad. P o r lo dem ás, la m a te ria co lorante m u estra com por­ tam iento idéntico al que se describe p a ra el hilo azul del m o­ casín. Las características de solubilidad y el com portam iento fre n te a la acción de ácidos y bases nos llev an a la conclusión de que el pigm ento es u n a antocianina azul vio leta y pensam os que procede de u n a de. las m últip les v aried ad es de bayas rojas, m oradas o azules, que m a d u ra n 'e n tolas las la titu d es del co n ti­ nente. Las fibras de los flecos del tocado del ídolo no contie­ nen índigo. 10.

Chuspa. En la chuspa, una p equeña bolsa, encontram os hilos de co­ lor verde, de lana poco p igm entada, p o siblem ente de vicuña o de llam a, de fib ra lisa, escam as poco visibles, m édula visible a intervalos. El hilo es b ifilar, d ex tro rso y flojo. Inv estig an d o el posible m ordiente, constatam os sólo tra z a s de h ierro en las ce­ nizas. A nte la posibilidad de tra ta rs e de u n v erd e com puesto por colorantes azules sobre Jana p a rd o a m a rillen ta o en com bi­ nación con pigm entos am arillos, nos aseguram os p rev iam en te de que se tra ta de un pigm ento v erd e singular. S im u ltán e am en ­


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te se co n stata la ausencia' de índigo y de clorofila. El pigm en­ to es insoluble en agua y éter, escasam ente soluble en alcohol; al a cid u la r lig eram en te el alcohol con ácido m ineral, la fibra tom a color rojo violáceo y en treg a el color al disolvente. En al­ cohol m etílico satu rad o con ácido clorhídrico gaseoso se des­ colora rá p id a m e n te la fibra, pasando en el p rim er m pm ento a rojo. D esafo rtu n ad am en te, estas soluciones dem asiado dilui­ das no se p re sta n p a ra ser analizadas al espectrofotóm etro a fin de d e te rm in a r las bandas de absorción. Las reacciones si­ guien tes se realizan' sobre la 'm ism a fibra: El pigm ento se torna rojo v io len ta p o r la acción de ácidos m inerales diluidos; el áci­ do acético produce el m ism o efecto con m ás lentitud. La fibra enrojecid a por los ácidos se to rn a verdé por adición de sufi­ ciente am oníaco diluido o de álcalis m uy diluidos. U na m ayor concentración de dichas bases destru y e la m ateria colorante verde, pasando ésta de inm ediato a am arillo. Los caracteres ci­ tados corresponden a aquellos propios de los pigm entos oxónicos o antocianinas y pensam os que el color verde se logra por tra ta m ie n to de la antocianina con u n a base am oniacal —expo­ sición de las fib ras teñ id as a las em anaciones de estiércol y ori­ n a de los corrales o tra ta m ie n to con orina ferm entada—, o bien con lejías m uy débiles de ceniza de m adera. A ntocianinas que d an p referen tem en te coloración verde en lu g a r de azul con las báses débiles se encu en tran en plantas de la fa m ilia de las Chenop o deáceas (paico = Chenop. ambrosioides, quin o a = Chenop. quinua) y en las bayas de algunas Phytolaccas (coralillo = E rcilla spicata. E . volubilis). La quinoa se en c u e n tra desde E cuador h asta Chile incluyendo la región an­ din a de A rg en tin a; el paico es de v asta distribución en Améri. ca ; el coralillo É rcilla volubilis es propio del N orte de Chile, P erú , Bolivia. 1 11.

Mocasín. D el rib e te que adorna al m ocasín recibim os m uestra de u n hilo b ifila r d extro rso ’ de color am arillo limón. A juzgar por las características d e los pelos ondulados, pensamos que la lana procede de v icuña o de alpaca. La pigm entación propia del pe­ lo es p rácticam en te n u la y la m édula es visibles sólo en algu­ nos pelos m ás gruesos. En la ceniza de una pequeña porción de de la m u e stra encontram os trazas de hierro, que provienen más bien de im purezas adheridas. El pigm ento am arillo de esta la ­ na es insoluble en agua fría, poco soluble en agua hirviente y soluble en alcohol caliente. Los ácidos acético al 10%, clorhídri­ co y sulfúrico concentrados producen descoloración más o m e­ nos pronunciada. A l som eter l a ‘fib ra a la acción del amoníaco o de soluciones de álcalis, se observa al principio una intensi­


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ficación del color am arillo, pero le n ta m e n te palidece p o r diso­ lución del pigmentolen las bases. L a reacción típ ica p a ra la berb erin a —principio co lorante del m ichai— con ácido sulfúrico o n ítrico concentrados da resu ltad o s negativos. T ra tad o con clo­ ru ro férrico, el pelo am arillo se tiñ e le n ta m e n te de gris pardo, m atiz que se intensifica poco a poco p o r adición de am oníaco. E sta reacción y las a n te rio rm e n te d escritas las da la m a te ria coloran te del g u ay acán (P orlieria h y g r o m é tr ic a ), la da ta m ­ bién la fisetina, un a tetrah id ro x iflav o n a, q u e se e n c u e n tra en ­ tre otros en el leño del quebracho colorado (S chinopsis L o ren tzii Griseb. E n g l: ) . '■ 12.

Manta ídolo. U na v aried ad de los hilos de la m a n ta del ídolo, p re n d a por lo dem ás m agnífica, se destaca por su intenso color p ardo obs­ curo. Es un hilo b ifilar m uy delgado, p ro n u n ciad am en te d e x ­ trorso, hecho de lana de cam élido, p ro b ab lem en te de alpaca. O bservados al microscopio, los pelos sé v en de variad o prosor, pudiéndose c o n statar en los m ás delgados u n a pigm entación dispareja, m édula discontinua y estrías visibles y, adem ás, u n a tran sp a re n c ia p ard a ro jiza obscura, en ta n to que los pelos g ru e ­ sos son e n teram en te opacos y sólo con ilum inación la te ra l m u es­ tra n m atiz pardo rojizo. El pigm ento colo ran te es insoluble en agua, alcohol, éter, é te r de petróleo, benceno, ácido acético con­ centrado, am oníaco al 10%, ácido sulfúrico al 25,%! probando la acción de todos ellos en frío y a la ebullición. El ácido c lo rh í­ drico concentrado frío carece de acción, pero tra s c a len tam ien ­ to prolongado del ácido es posible c o n statar u n te n u e d eb ilitamiento^ del color de la fibra. Los hidróxidos alacalinos al 10% no actú an a la te m p e ra tu ra am biente, en calien te se a lte ra el pelo y aclara el color a am arillo pardo. El ácido sulfúrico con­ centrado produce ráp id a descoloración h a sta u n am arillo p á li­ do, disgregando sim u ltán eam en te los pelos. El agua oxigenada am oniacal produce u n a p au latin a descoloración de la fib ra En las cenizas se constata la presencia de hierro. P o r la m anifiesta resistencia que ofrece el pigm ento a la acción a veces enérgica de los solventes y reactivos em pleados pensam os que el color es propio de la lana, vale decir, oue los hilos h an sido confeccionados con lan a p a rd a o bscura de a lp a ­ ca o de llam a. y 13.

Manta.

+n p resen te m u,e stra de color pardo, p ro ced ente de la m a n ­ ta de la m om ia, esta constitu id a por lan a de cam élido a ju zg a r por las características que observam os al m icroscopio! H ay p e­ l o ; cerdosos en m as ab u n d an cia que en las m u estas a n terio res n m edula continua. T anto en estos como en los pelos lanosos


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se ven m u y bien las estrías. El hilo pardo es b ifilar y tiene torsion positiva. E n las cenizas encontram os trazas de hierro. Se ensaya con resu ltad o negativo la solubilidad en agua, alcohol, eter, ácido acético diluido y concentrado, benceno, éter de pe­ tróleo, todos en frío y a la ebullición. El alcohol m etílico satu ra­ do de ácido clorhídrico gaseoso produce en caliente un aclaram iento del color, haciendo au n m ás visibles las estrías de los pelos. El ácido clorhídrico concentrado actúa en la m ism a for­ m a en caliente. E l ácido sulfúrico concentrado destruye sim ul­ tá n ea m e n te la fib ra y el color; igual resultado se obtiene con los álcalis en solución caliente. El am oniíaco al 10% no produce cam bio visible sobre la fibra. T al como en el caso del hilo p ar­ do abscuro, cuyo com portam iento es sem ejante, nos inclinamos a so sten er que la coloración de este hilo pardo de la m anta es n a tu ra l, v ale decir, debida a la pigmentación de melaninas en la lana. P o r el color de la lana pensam os que ésta es de alpa­ ca o de llam a. III

Plumas. E n d iferen tes objetos del a ju a r de la m om ia se encuentran algunos tipos de plum as de colores negro, blanco y rojo y am a­ rillo. U na v aried ad de las plum as rojas del pequeño bolso p re­ senta toda la característica de h ab er sido teñida artificialm en­ te. E stas plum as son de color rojo m ás bien claro. Una parte de la m u e stra se som ete a la acción de disolventes y se cons­ ta ta : insolubilidad del colorante en agua fría y caliente en clo­ roform o, m ediana solubilidad en alcohol y en éter calentados a ebullición. P o r adición de amoníaco al 10% se observa la in­ m ed iata intensificación del color al rojo pú rpura. El mismo efecto se consigue con los álcalis diluidos. Los ácidos diluidos p ro du cen descoloración parcial del colorante sobre la pluma. E stas propiedades son sim ilares a las ya anotadas para el rojo del relv ú n . P a ra m ayor com probación se ensaya la solubilidad de la m a te ria colorante en solución de alum bre a la ebullición y obtenem os u n líquido de color rosado, que pasa a purpurino por adición de álcali, confirm ándose de este modo la presen­ cia de purpurina y de sus colorantes homólogos naturales de las p la n ta s del género R elbunium . R E S U M E N Se describe con detalles de procedim iento, los análisis de dieciséis m u estras de P ’g r h e r t o s v coloreadas proceden­ tes de la “m om ia” del C erro Plom o (Chile) y de su ajuar, cons­ tatándose: a) . . . el em pleo de ocre rojo de hierro m ineral como pig­ m ento del unto rojo pardo de la cara y de sulfuro de


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b) c) d)

e)

arsénico m in eral como pigm ento de la p in tu ra am arilla. . . . que la lan a em pleada en la confección de los tejijidos procede de cam élidos: vicuña, alpaca, llam a, g u a­ naco. . . . el aprovecham iento del p igm ento propio y n a tu ra l de la lana —m elan in as— en el caso de los hilos negros y pardos de las p ren d as de v estir. . . . la utilización de pigm entos oxónicos vegetales —antocianinas— p a ra la tinción de fib ras de color azul y verde; de pigm entos flavónicos del tipo de las te tra h id roxiflavonas p a ra la tinción de color am arillo; de p u r­ p u rin a y sus homólogos p a ra la tinción de hilos y p lu ­ m as de color rojo m ate, y del índigo em pleado como colorante de cuba. . . . la presencia de h ie rro en la ceniza de todas las fi­ b ras analizadas.

4.—E S T U D IO M E T A L U R G IC O ANALISIS

QUIMICO

DE

LOS

DEL AJU AR

ADORNOS DE " L A

Y

OBJETOS

DE

METAL

M OM IA”

Por FERNANDO OBERHAUSER B. Y PEDRO FUHRMANN E. D epartam ento d e Q u ím ica e Investigación d el Instituto P edagógico, Univ. d e C hile

A l d e se n te rra r la “m om ia” en la cim a del cerro El Plom o (5.4C0 m etro s), fu ero n hallados seis objetos de m eta l que fo r­ m an p a rte del a ju a r, a saber: u n brazalete, u n adorno colgante en form a de doble m edialu n a, dos alfileres prendedores, un ídolo o fig u rita que re p re se n ta u n cuerpo de m u je r y, fin a l­ m ente, o tra fig u rita que re p re se n ta u n a llam a o vicuña. De los seis objetos, analizam os sólo cinco, prescindiendo d 0 uno de los dos alfileres p rendedores, por co n siderarlos sim ilareS j • brazalete, en el adorno, en los alfileres y en el ídolo predom ina la p lata; la fig u rita de v icu ñ a es u n a aleación de oro. En o tra oportu nid ad (E nero de 1955) nos cupo la ta re a d id en tificar las m aterias colorantes em pleadas en la tinción de los tejidos del a ju a r de la “m om ia”, pudiendo d isponer sólo de m ínim as porciones de m uestra. P a ra el p re se n te tra b a jo de a n á ­ lisis quím ico cu alitativ o y c u a n tita tiv o de las aleaciones ri*e el m ism o principio: el pro ced er con el m ínim o de m u e stra y el sed ™ r i „ er a r i „ í

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O b erh au se r y otros. - LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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D escribim os b rev em en te el modo general de proceder em ­ pleado en el análisis, p a ra indicar en seguida los resultados co­ rresp o n d ien tes a las cinco m uestras analizadas. Aleaciones de Plata: U n ensayo p re lim in a r de solubilidad en ácidos nos perm i­ te id e n tific a r la presencia de P la ta por la form ación de Cloruro de P la ta blanco insoluble. La coloración azul que tom a la solu­ ción n ítric a de las lim ad u ras nos hace pensar en Cobre, que confirm am os en seguida por vía polarográfica en solución clor­ hídrica. L a m ism a solución n ítrica p resenta algunas veces una débil tu rb id e z blanca debida a la form ación de Acido M etaestánico, indicándonos así la presencia de Estaño, que tam bién se m an ifiesta p o r u n a leve onda en el polarogram a. Esta leve onda se hace m ás pronunciada si el Estaño se encuentra en so­ lución ácida de u n ta rtra to alcalino. Como residuo de la disolu­ ción de las lim ad u ras en Acido N ítrico quedan grum os de color p ardo rojo, que son solubles en Agua Regia, form ando Acido C loroáurico cristalizable, el cual se descom pone por el calor, dando lam in illas m icroscópicas de oro metálico. Con ayuda del m étodo polarográfico se ensaya en varios m edios la presencia de otros m etales, princip alm en te de Antim onio, Cinc, Cadmio, p u d e n d o co n statar la ausencia de tales componentes. P a ra las determ inaciones cu an titativ as se pesa entre 20 y 40 m iligram os de m u e stra en form a de lim aduras y se agrega dos veces 1 ccm. de Acido N ítrico concentrado, evaporando cada vez h a sta casi sequedad. Se diluye con agua y se hierve breve­ m en te p a ra filtra r en seguida a trav és de filtro de vidrio poroso N.° 4 tarado. Se lava ab u n d an tem en te y se seca a llO^C hasta constancia de peso, obteniendo así el Oro y el posible Estaño, E ste últim o en form a de Acido M etaestánico. A l líquido filtrado, calentado hasta la ebullición, se agrega diez gotas de Acido C lorhídrico concentrado y se deja depositar en lu g a r obscuro d u ra n te 24 horas el C loruro de P lata formado. Se filtra a trav és de filtro de vidrio poroso tarado, se lava con agua acidulada con Acido Clorhídrico y con agua pura, se seca a 130° h a sta constancia de peso y se calcula el contenido de P la­ ta por el peso del C loruro de P la ta recogido. Puesto que el Clo­ ru ro de P la ta es algo soluble en soluciones acuosas y clorhídri­ cas, es necesario ap reciar el volum en, la tem p eratu ra y la acidez del líquido filtrado, p a ra calcular, con ayuda de tablas de solu­ bilidad, las fracciones de m iligram os de C loruro de P lata que queda en solución, valo r que debe ser agregado al peso del C loruro de P la ta reten id o en el filtro. E ste m ism o líquido filtrado contiene al Cobre. Se le tra s­ pasa y en rasa en un m atraz aforado de 250 ccm. de capacidad y se m ide 50 ccm., se los reduce hasta aproxim adam ente 10 ccm.


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Boletín d el M useo N acional d e H istoria N atu ral

por evaporación, se agrega unas gotas de Acido C lorhídrico con­ centrado y unas gotas de solución de gelatin a, p a ra m ed ir lu e­ go la a ltu ra de la onda p o larográfica del ión Cobre. A p arte, p r e ­ param os u n a solución de S ulfato C úprico que contiene 0,5 m i­ ligram os de Cobre por ccm. De esta solución tipo se agrega can ­ tidades m edidas a la celda polaro g ráfica con la solución p ro ­ blem a, h a sta d u p licar la onda del ión Cobre. Luego de la co­ rrección de volum en —que en n u e stro caso es despreciable— se calcula la can tid ad de C obre contenido en la aleación, por el consum o de solución tipo de S ulfato de Cobre. Aleación de Oro: P a ra la d eterm inación c u a n tita tiv a de los com ponentes de esta aleación a base de Oro seguim os en p rincipio el m ism o m é­ todo del tra ta m ie n to de las lim ad u ras con Acido N ítrico con­ centrado, rep itien d o la adición de ácido y la evaporación. Se agrega ab u n d an te agua y se sep ara el líquido claro de la p o r­ ción insoluble por decantación y rep etid o lavado con agua. En el oro no disuelto puede h a b e r quedado to d av ía p a rte de los otros m etales sin ser disueltos. P a ra sa lir de dudas, se disuelve el Oro en A gua R egia y se observa si h a y p recipitación de Clo­ ru ro de P lata. E n caso necesario se lo sep ara p or filtración. En la solución de Oro se elim ina com p letam en te el Acido N ítrico por rep etid a evaporación con Acido C lorhídrico y se procede a p re c ip ita r el Oro al estado m etálico por adición de solución de Acido Oxálico, dejando depositar d u ra n te 43 h o ras a la te m p e ­ ra tu ra del bañom aría. Se sep ara el Oro p o r filtració n por filtro de vidrio poroso tarado, se lav a y seca a 1309C h a sta co n stan ­ cia de peso. El líquido filtrad o se agrega a aq u ella porción de líquido a u e fué separada p o r d ecantación y en la que se p rec i­ p ita el C loruro de P la ta p o r adición de Á c:do C lorhídrico. S í deja d epositar en en obscuridad y se filtra ta l como habíam os indicado. P a ra el cáculo del contenido de P la ta tom am os n u e ­ vam en te en cu en ta la fracción que. qued a en el líquido por con­ cepto de solubilidad del C loruro de P lata. L a determ inación' del Cobre se realiza p o r v ía polarográfica, siguiendo el m étodo de adición, tal como se describió recién. F in a lm en te se com ­ p ru e b a en otras porciones de la solución la ausencia de otros m etales, tam b ién por vía polaro g ráfica en d ife re n tes m edios. En este análisis debem os a p re c ia r el contenido de O ro por difeien cia, pues la pesada de los grum os de Oro que qu ed an del tra ta m ie n to con Acido N ítrico pued e d a r v alores m ás altos que el real, por extracción im p erfecta de las p a rte s solubles; en cam bio, la pesada del Oro rep recip itad o p o r A cido O xálico da valores m uy bajos, p o rq u e la precipitación no es c u a n tita tiv a r om nrnhanios polaro g ráficam en te la p resencia de Oro en la so-' lucion.


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Brazalete: Oro P la ta Cobre Estaño

0,2 % 74,7 % 25,1 % trazas

Medialuna: Oro m enos que 0,2 % P la ta 79,7 % Cobre 19,2 % Estaño 0,3 % A lfiler Prendedor: dor: Oro m enos que 0,5 % P lata 95,9 % Cobre 3,6 .% Estaño ----- Idolo: Oro m enos que 0,4 % P lata 94,4 % Cobre 5,1 % E staño trazas Vicuña: Oro P la ta Cobre E staño

37,8 % 43,1 % 19,1 %

A p aren tem en te, se carecía de fórm ula o de sistem a para la com posición de las aleaciones. A ún más, los alfileres, que de­ b erían caracterizarse por una m ayor rigidez p ara serv ir m ejor como tales, tien en u n elevado p orcentaje de P lata y poco Co­ bre, resu ltan d o u n a aleación m ás fácilm ente deform able. Pensam os que en las aleaciones de P lata, tanto el Oro como el E sta fo no h an sido agregados con intención, sino que figuran como im purezas que h an sido introducidas con la P lata y con el Cobre. P ro b ab lem en te estén presentes otras im purezas que no determ inam os, como por ejem plo, el Oxígeno y el Azufre, au e p u ed en en co n trarse form ando óxidos y súlfuros, pero sólo trazas.


OBRAS EN EL "E S T U D IO

CONSULTADAS

DE L A S F I B R A S "

d e la Dra. ALICIA BRUNNER

BAEZA, VICTOR M.—Los N om bres V u lg ares de las P la n ta s S ilvestres de Chile. Santiago; 1930. BURKART, ARTURO.—Las Legum inosas A rg en tin as S ilv estres y C u l­ tivadas. Buenos A ires, 1943. CZAPEK, FRIEDRICH .—B iochem ie d er P flanzen. P rag , 1922. EHRMANN, EDOUARD.—T raité des M atiéres C olorantes O rganiques. París, 1922. FESTER, [GUSTAVCr A-—A lgunos C olorantes Rojos usados en la T in ­ to re ría Indígena Sudam ericana. (Rev. Fac. Ing. Q uím ica) B uenos A ires, 1951. FESTER, GUSTAVO A.—O bservaciones sobre la T in to rería Indígena Sudam ericana. (C iencia e Investigación). B uenos A ires, 1952. KLEIN , G.—H andbuch d er Pflanzenanalyse. W ien, 1933. LOTHROP, SAM UEL K.—N otes oí In d ian T extiles of C en tral Chil.3. (Coll. Indian N otes-, 1930. MAYER, FRITZ.—L a Q uím ica de las M aterias C olorantes N atu rales. M adrid, 1950. RIQUELME, MANUEL.— Q um ica de las M aterias C olorantes N atu ra les y A rtificiales. B arcelona, 1948. SCHMIDT. ERNESTO.—T rata d o de Q uím ica F arm acéú tica. B arcelo ­ na, 1911. STEWARD, JU L IA N H.—H andbook of S outh A m erican Indians. W ash­ ington, 1949. THORPE, EDWARD.—E nciclopedia d e Q uím ica In d u stria l. B arcelona, 1923. VERDOORN, FRANS.—P lan ts and P la n t Science in L atín A m erica. N ew Y ork. 1945. VILLAVECCHIA, VICTOR.—D izionario de M erceologia e di C him ica A pplicata. M ilano. 1947. VILLAVECCHIA, VICTOR.—T ratad o de Q uím ica A n alítica A plicada. B arcelona, 1944.


V El cerro El Plomo 1.— C onstrucciones precolom binas f c r Luis K ra kl T. 2.— E stu d io geográfico y glaciológico por L. 'Krakl T. y O. González F.



1.— CONSTRUCCIONES PRECOLOMBINAS (R elato de la actividad personal del Sr. Luis k r a h l T., durante la E xpedición al C erro del. Plom o) , (1) ■ * E l día V iernes, 2 de A bril de 1954, salió uná expedición, d i­ rig id a p o r d on L uis K ra h l T., hacia la cum bre del Oerro del Plom o p a ra v erificar y te n e r inform aciones d e prim era mano sobre lo re la ta d o p o r los descubridores de la m omia. A su vuel­ ta , el Sr. K ra h l en treg ó u n inform e a l'D ire c to r del Museo Na­ cional d e H isto ria N atu ral, d el cu al reproducim os lo que sigue: “Los tra b a jo s efectuados en la. cum bre, los describo a con­ tin u ació n , sin q u e necesariam en te h a y an seguido e l orden cro­ nológico en q u e figuran. 1) F otografías en colores del grupo d e pircas cercano a la .cum bre desde varios ángulos. 2) M edida (con pasos) del ancho y largo de cada pirca, así como su ubicación m utua. A ltu ra y espesor d e los m uros de contención, etc. 3'i D irección del-eje de la p irca m ayor con respecto al nor­ te m agnético. 4) R em oción de u n a p a rte d el relleno d e la piroá m ayor y estudio de, sus características. 5) H allazgo d e u n chuzo y u n a p ala enterrados en el in­ te rio r de la p irc a m ayor. . . , .. ■ ,> " 6) O bservación de las diferentes excavaciones efectuadas en las tre s pircas. .. • v V> V isita a la cum bre del cerro Plomo, .5.430 mts., e inscrip>ción d e la 'ascensión en e l libro de cum bres. Todo esto se efectuó en e l corto tiem po de 2 a 2 1/2 hrs., bajo el azote c o n stan te de u n viento como pocas veces m e ha tocado se n tir e n la cordillera. D u ran te la perm anencia en la cum bre su frí princioio d e congelam iento e n los dedos d e los pies, p ero no m e d i c u en ta de ello h asta la v u elta a Santiago. DetaMe de las observaciones. El gruño de pircas está situado en u n lugar relativam ente plano en el extrem o occidental de la cum bre del Plom o a una Cl) V é a s e A pén d ice.


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CENTRO E ica la :

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F I G U R A 15


Luis K rakl.- L \ MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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4 ° 5.400 m ts. El eje d e la pirca m ayor está desviado en 22 hacia el p o n ien te del n o rte m agnético, o sea, la m ism a des­ viación d e l eje de la p irca elíp tica —el A doratorio— a 5.200 m ts (fig. 15-16) L as p ircas m ism as, todas de form a rectangular, poseen una m u ra lla de contención, de 60 - 70 cm ts. de espesor y 70 -80 cms. d)e a ltu ra e n la m ay o r de ellas, construidas de piedras irreg u ­ lares de aristas agudas y de diferentes tam años, pero ninguna m ay o r de 25 kgs. de peso. Las p ied ras fu ero n extraíd as de un lu g a r cercano al grupo de pircas y e l hueco dejado está clara­ m e n te visible aún. L as p iedras están sin tra b a ja r y tampoco se hizo u n esfuerzo especial p ara colocarlas aprovechando su for­ m a. 'El rellen o se conserva aún e n su estado prim itivo única­ m en te en reducidos espacios de la p irca m ayor, notándose que lle n ab a to ta lm e n te la pirca en form a horizontal hasta la altu ­ ra de las m u rallas d e contención. E n las otras dos pircas ya n o h ab ía ra stro s de relleno. E ste está constituido e n sus 3/4 p ar­ tes d e tie rra , conteniendo ab undantes vestigios d e paja, pasto seco, tro cito s de caña parecido al bam bú y restos de leña c a r ­ bonizados. E l rellen o contiene, adem ás, 3 ó 4 capas de piedras d isp u estas h o rizo n talm en te y del tipo de pied ra laja, pero no igualeg a l m a te ria l de las m u rallas p orque te n ían sus cantos redondeados y e ra n en su m ayoría m ás chicas que aquéllas. T engo la im presión q u e todo el m a te ria l del relleno fué dlevado a las p ircas desde u n pun to situado m ucho m ás abajo, p o rq u e es im posible re u n ir en la cu m b re la cantidad d e tie rra necesaria p a ra e l relleno, n i tam poco ex isten ¡en la cum bre pie­ d r a s cuyas a rista s estén redondeadas p o r el desgaste. Removí algo m ás de 1/4 m3. del relleno, llegando en una p arte hasta el suelo p rim itiv o cuyo nivel corresponde al d el terren o advócen­ te ex terio r. U nicam ente en co n tré a a u í u n trozo de leña d e Litr e de 35 cmt«. de larf’o y de 4 cms. dp diám etro, carbonizado en u n extrem o. E n el relleno inm ediato al que yo estaba rem ovien­ do e sta b a n e n te rra d o s la p ala y el chuzo con q u e anteriorm ente se h ab ía excavado en la m ism a pirca. Todo el relleno est3.*yv seco, suelto y m u y fácil de rem over. E n cambio el suelo p ri­ m itivo d e l recin to de la p irca estab a helado desde la misma F'iDPrf’cie v m u y luego desistí de seffuir oicando aquella masa de p ifd re c illa s v hielo que tenía la consistencia y la dureza de! concreto (fig. 17). ñire?. só’o conserva u n a n eau en a p a rte de las m u­ ra lla s de contención en su. estado prim itivo; el resto ha sido de­ rru m b a d o v d -s ra rra m a d o ñor los sucesivos saqueos d e oue el lu g a r h a sido objeto. (Lám . 21 a-hV En las otras dos pircas solo se puede ad iv in ar la form a rectan g u lar original que poseían, pues-



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que tam b ién dichas m u rallas h a n sido com pletam ente rem o­ vidas. E n cuanto a las excavaciones m ism as, pude observar agu­ jero s e n las tre s pircas, de Las cuales la m ás reciente y que te­ m a el aspecto 'de h ab er sido hecho sólo unos pocos días antes, se h a lla b a al centro de la p irca m ayor. E ste boquete tenía u n a p ro fu n d id ad de 1.30 - 1.40 m ts. desde ila superficie del relleno. D esde el n iv el prim itiv o d e l suelo, el agujero es redondo y li­ g e ra m e n te cónico hacia abajo, el diám etro m ay o r es de 0,80 cms. Las pared es d e l m ism o están form adas p o r la roca que form a la cum bre, es die color am arillen to y p re se n ta m últiplas divi­ siones y trisa d u ra s m otivadas por las influencias clim atéricas. Las otras dos pircas p resen tab an agujeros de m edidas sim ilares, pero m ucho m ás antiguos. Uno de ellos estab a lleno de nieve y hiele, el otro, d a ta de por lo m enos unos v ein te años a trás por­ que sus bordes están com pletam ente desm oronados, redondea­ dos y lisos p o r la acción del tiem po, (fig. 18). No pude com probar por el aspecto de los agujeros si éstos corresponden a u n a cám ara que pudiese haber conte­ nido u n a m om ia, pero este problem a se puede resolver por consideraciones d e o tra índole. H abría sido im posible p ara los arriero s que hicieron la excavación el 1.9 de Febrero, extraer la m om ia d e u n te rre n o helado en el corto lapso de tres horas que estu v iero n tra b a ja n d o en la cum bre. L a ropa intacta de la (momia tam b ién es u n a evidencia del aislam iento en que se en­ contraba, p o rq u e es im posible d esprender las telas d e u n te rre ­ ólo h e ’ado sin rom nerlas, y ñ o r últim o, el hecho de que la mo­ m ia no fuese d añ ad a en p a rte alguna p o r las h erram ientas con qu e se hizo la excavación, es o tra p ru eb a de la existencia dé un a cám ara. R especto a las condiciones m eteorológicas existentes en la icum'bre, puedo a firm a r que ésta en épocas recientes no ha estaicln cu b ierta d e hielo, porque su conform ación p lan a v su expo­ sición a tortísim os v ientos-im piden la acum ulación d e la nieve necesaria p ara la form ación del hielo (Véase la cum bre del Ce­ rro Plom o en la fotografía aérea del In stitu to G pográfico Mili­ ta r que fué tom ada en invierno, com pletam ente lib re de nieve). T os diversos v entisqueros que posee el C erro Plomo, nacen una c i n c u e n t e n a d e m etros m ás abajo en lugares que por su m isma inclinación son m ás protegidos ¿el viento y p erm iten la acu­ m ulación de la nieve. La«: variaciones de te m p e ra tu ra en la cum bre son enorme---, y la. d iferen cia m ás so rp ren d en te es la a-ue existe en tre el sol v la som bra. L as ipiedras expuestas al sol en u n día traqui'lo y despejado tie n e n te m p e ra tu ras de 30 - 35? Celsius, en camlbio

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las qu e están a la som bra, ra ra vez pasan de O9. E ste fenóm eno se explica p o r la poca d en sid ad d e la atm ó sfera (una p resió n b aro m étrica d e alred ed o r de 40 cm. d e m ercu rio a '3.000 m ts.) qu e es p o r Jo tan to , incapaz d e acu m u lar e l calo r solar. E ste se m an ifiesta sólo en los objetos que reciben la radiación direc­ ta del sol y todo lo que e s tá a la som bra p erm an ece a la tem ­ p e ra tu ra am biente del aire. E l calor q u e to m a n las p ied ras d u ­ r a n te e l día, es sólo superficial, puesto q u e excavando unos 3 0 -1 5 cms. en el te rre n o c irc u n d a n te de las p ircas, y a ap arece el terren o congelado. N o e n co n tré restos d e cerám ica en las pircas d e la cum bre, pero esto no significa q u e no e x ista n p o rq u e la p irc a m ay o r tie ­ n e un agregado en la esq u in a S u r-E ste de fo rm a re c ta n g u la r q ue estaba rep leto d e cenizas. D u ra n te m i estada e n la cum bre, yo aú n no sabía q u e los fogones p o d ían co n ten er restos de ce­ rám ica, esto sólo m e lo d ijo F rancisco Reyes, después d e m os­ tra r le e l fogón q u e en co n tré ju n to a l ad o rato rio a 5.200 m ts. y de', cual sacam os luego, los frag m en to s d e crrám /ca. Al lleg ar al A doratorio (1) en co n tré allí, a E d uardo M"tv‘r qnehsib-'?. i'.egsdo hacía poco desde el camrae,mentó I. E ste tam b:'ér. habí?, notado los restos d el sen d ero de lajas a l su b ir y m i lo hizo n o ta r sin q u e yo lo h u b iese com unicado n a d a al respecto D u ra n te e" resto d e la ta rd e nos dedicam os a o bservar las p ir ­ cas de m ás abajo q u e q u ed ab an al laido d sl cam pam ento II. E stib a r. ésts co nstruidas' a m odo de te rra z as v a ca~i e n la p e n ­ d ien te d^l cerro en el lado m ás p ro te g ;do del viento y ten ía n el aspecto de h a b e r sido usadas solam ente p a ra a lo ja r d u ra n ­ te ]a estadía en las altu ras. En nú m ero de cinco en to tal, dos ju n to e la P iedra de color negro cuya procedencia sería in te re ­ san te e stu d ia r y tre s m ás abajo en fo rm a de te rra z as su p e r­ puestas d ejan supo n er q u e o n ese lu g ar se re u n ía n d e 20 a 30 personas. En la m a y o r de ellas p ra c tiq u é u n a excavación, d e sp e jan ­ do prim ero d e p ied ras su eltas e l espacio in te rio r d e u n a e s q u i­ na. E nco n tré u n piso de p ied ras lajas q u e y a e stab an d e n tro de unr. cap?, d e hielo. S obre la form ación de esta cap a de hielo h e desarrollado una teo ría q u e ex p licaré al fin al puesto q u e ta m ­ bién tien e im p o rtan cia p a ra el g rupo de pircas de la cum bre. Sríbre el piso d^ laias d e la p irca m ay o r h ab ían restos de <'«nizas así como filam entos v egetales con aspecto en h a b e r sido orig-n.alimpnte cordeles y adem ás u n tro cito de cu^ro *-n frvrp-ia de cinta. S aqué alg u n as d e las p ie d ra s la ja y en el hielo debaio ( 1) La construcción e líp tic a , llam ad o " A lta r" en el le n g u a je local y q u e p ro b a b'.ernente e ra 'u n an tig u o sa n tu ario (Nota del ecitor)


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Boletín de) M useo N acional d e H istoria N atural


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de ellas ap areciero n cenizas y trozos de leña carbonizados en u n a p u n ta E l hecho de que el piso de lajas estu viere encima de restos de fogatas indica que dichas pircas fueron usadas du­ ra n te v a n o s anos consecutivos d u ran te los cuales se m ejoraba y a rre g la b a el piso y las m urraillas protectoras. A l día sigu ien te decidim os esperar la subida del próxim o grupo, form ad o p o r Francisco Beyes y O scar González trab a­ jando en el A doratorio. E n tre los tre s em pezamos a picar el fondo congelado del espacio in te rio r después de qu itar las pie­ d ras la ja q u e fo rm ab an e l piso avanzando b astan te poco por la dureza d e l hielo. D ejam os dos piedras d e la grada para poder com probar las m edidas luego q u e llegase Francisco Reyes y seguirnos b ajan d o el nivel de la grada superior unos 30 cms. A m ediodía estábam os todos cansados y decidimos regre­ sa r al cam pam ento. Salim os todos (éram os cinco ah o ra-) al adoratorio y segui­ m os las investigaciones. Con Francisco Reyes tom am os las me­ didas del adoratorio y la dirección del eje que m ira hacia el gru­ po d e p ircas d e la cum bre. E ste tam b ién ¡hace sondajes en la m u ra lla del adoratorio sin resultados convincentes pues sólo n o ta huecos en algunas p a rte s del m uro. Estos mismos huecos los h a b ía notad o yo e n la m añ an a 'al hacer uso de la sonda, pe­ ro consideram os n a tu ra l q u e u n rellen o de ripio grueso con­ ten g a huecos y no le dim os m ay o r im portancia. V ino luego m i descubrim iento d e l fogón ju n to al adorato­ rio y com enzam os a buscar restos de cerám ica. Francisco Reyes en cu e n tra p rim ero y m u y luego todos encontram os fragm entos polícrom os d en tro y alred ed o r de las cenizas que tenían unos 10 cms. de espesor. M ientras tan to E duardo M eyer sigue cavando en leí hielo del ¡adoratorio sin resultados. E n la ta rd e el cielo em pieza a c u b rirse con u n banco de nuone no p resagia nada bueno. En la m añana ya no cabe du­ d a. Al banco d e nubes alto se h a sum ado ahora una capa de n ieb la que llen a el valle cen tral y se ad en tra subiendo por el v a lle d e l Mapocho. D esarm am os e l cam pam ento II y bajam os todo el equipo al cam pam ento I. En ]a bajad a Eduardo M eyer y yo inspec­ cionam os n u e v a m e n te los restos del sendero de Lajas. En la noche em pieza a n e v a r y al d ía siguiente decidimos regresar a F arello n es a donde llegam os sin novedad. Q uiero ag reg ar aquí m i propia versión sobre la formación diel hielo d e n tro d e l suelo sobre los cinco m ñ m etros. En la iparte co n cern ien te al grupo die pircas cercanas a . la cum bre (expresé que el suelo d en tro y alrededor de las pircas estaba he­ lado no estándolo el relleno de las pircas, tam bién el piso del


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hueco in te rio r del adoratorio y el piso de las pircas de a lo jam ien ­ to d e m ás abajo están congelados y no así e l relle n o de ripio fde las m u ra lla s del adoratorio. E stos hechos se pu ed en explicar aplicando las observaciones en u n ciad as en e l p á rra fo q u e h a ­ bla de las condiciones m eteorológicas ex isten tes en la cum bre. ¡EJ ex trao rd in ario calor su p erficial d u ra n te el verano d e rrite ‘a ¡nieve acum ulada en las p a rte s p ro teg id as d e l viento y el a g u a p e n e tra en el te rre n o h a sta congelarse n u ev am e n te a l lleg a r a las capas p ro fu n d as q u e siem p re e stá n a b a ja te m p e ra tu ra . S o b re el relleno de las p ircas del e n te rra to rio y sobre el d el ad o rato rio no se ha podido fo rm a r u p a capa de n ieve q u e inicia ese proceso porque están dem asiado expuestos al viento. No así e l hueco in te rio r del ad o rato rio n i el p is o 'd e las p ircas d e alo­ jam ie n to de m ás abajo q u e está n p ro tejid o s d e l viento. El te rre n o sobre el cual se h a lla el e n te rra to rio en la cum ­ b re estaba helado desde antes de la construcción de dichas p ir­ cas en épocas en que m ayores precipitaciones in v ern ales p e r ­ m itía n la ^cum ulación de n ieve en la planicie que form a la cu m b re .del cerro. Sólo así se explica el hecho de q u e e l relle­ no esté seco y suelto y el suelo débalo del relleno esté congelado. La cám ara que contenía la m om ia fué p racticad a en el te rre n o congelado y a ello se debe la conservación d e la m ism a dula n te cen ten ares de. años. O tro h p e h o in tere sa n te respecto a la m om ia m ism a y q u e p o r ser m ás conocidos d e los an d in istas q uizás no h ay a recib i­ do la m ism a im portancia d e p a rte d e los científicos son las congeladuras sufrid as p o r el m uchacho, m ie n tra s a ú n vivía. Las ú ltim as dos falanges de los tre s dedos c en trales de la m ano izquierda de la m om ia p re se n ta n el colorido y el as­ pecto característico que las congeladuras t o n n e n tre 24 y 48 h o ras después de producirse, siem p re q u e el individuo co n ti­ n ú o vivo. A l p ro d u cirse la m u erte, el m uchacho y a te m a su s d e d o s ' congelados lo que sería u n a p ru e b a m ás e n apoyo d e la teo ría del sacrificio p uesto q u e ev id e n te m e n te tuvo que ser Tevado vivo a. las a ltu ra s p a ra h elarse los dedos. E stoy en condi­ ciones de a firm a r lo antedicho p o r h a b e r com probado el m isano caso p erso n alm en te con u n com pañero de ascensiones que su frió co n geladuras sim ilares d u ra n te u n a ascensión d e l A con­ cagua. O tro hecho in te re sa n te y a la vez curioso m e sucedió con el trozo de litre a u e b a jé del e n te rra to rio cercano a ’a cum bre. El litre es u n arb u sto chileno que tie n e la p ro p ied ad d e p ro ­ d u c ir irritacio n es de la p iel d e tipo alérgico con p ru rito y esco­ zor. D espués de la v u e lta de la expedición su frí u n fu e rte a ta ­ que de litre q u e solam ente pued e h ab erse debido al dichoso p a ­


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lito y ú n icam en te p ude m e jo ra r después de varias inyecciones d e calcio y num erosas tab letas de antihistam ínicos. La m ade­ r a no h ab ía perd id o su propiedad irrita n te después de cente­ n a re s de años.

2 — E S T U D I O G E O G R A F I C O Y G LACIO LO GICO C AR AC TE RISTICAS OROGRAFICAS. GLACIOLOGICAS Y A N T R O P O G E O G R A F IC A S DEL MACIZO "EL

P L O M O " DE 5 4 3 0 M E T R O S

Por L. KRAKL T. y O. GONZALEZ F.

E ste 'estudio se h a hecho sobre la base d e observaciones, m ediciones y fotografías captadas d u ran te las diferentes ex ­ pediciones y exploraciones, realizadas en diversas épocas, com­ p re n d id a s e n tre los años 1942-1956, p o r m iem bros del grupo de A lta M ontaña d e l C. A. C:h ., a las altas y escarpadas cadenas m ontañosas d e la zona cen tral, la p a rte m ás elevada ,y ab ru p ­ ta d e la C o rd illera de los Andes. E sta zona d e los A ndes es de g ran in terés por p resen tar u n te rre n o v irg en p a ra la ciencia especialm ente en el campo de la glaciología, puesto que se en cu en tra aquí uno de los siste­ m as glaciales m ás im po rtan tes d e los A ndes centrales. La acu­ m u lació n de hielos en esta región, es ta l vez, la m ayor después d e los núdleos de H ielos C ontinentales en los A ndes Australes. E l cerro El Plom o es el m ás alto de las sierras occidentales que se d esp ren d en d e la línea c e n tra l de las altas cum bres in­ tern án d o se hacia e l valle cen tral, en la provincia d e Santiago. E sta m o n tañ a h a sido u n cen tro sagrado a l que dedicaron sus actividades religiosas, los pueblos d e la ú ltim a época preco­ lom bina. El p resen te estudio se re fe rirá especialm ente al macizo del “E l Plom o” , tra ta n d o de d a r u n a visión lo m ás clara posible d e sus prin cip ales rasgos orográficos, de los diferentes fenóm e­ nos y procesos glaciológicos y d e los clim áticos, que han in­ fluido ta n to en la constitución física d e la m ontaña, como en los seres h u m an o s q u e vivieron e n sus alrededores. P a ra esto, hem os confecionado u n a ca rta 1:20.000 del m a­ cizo ‘'E l Plom o”’ y en sus alrededores, q u e com prenden la ca­ si-to ta lid a d de la S ie rra Esm eralda. E n esta ejecución cartográ­ fica, se h a tom ado como base todos los trabajos existentes has


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ta la fecha. E n tre ellos los del Ing. L uis Riso P atró n ; el m apa 1:100.000 del profesor L. L liboutry, d e l levantam iento aéreo del In stitu to Geogr.fico M ilitar y d e las observaciones efectuadas, d u ra n te la Expedición C ientífica-A ndina (A bril d e 1954), del Museo de H istoria N atu ral; las obtenidas d u ran te las ascen­ siones a los cerros “E l Plom o” en 1945-52-54 y 56; a l R eichert y Solari en 1953, recorriendo los portezuelos del Cepo, cajón del Param illo, valle del O livares y cajón de las Pircas: al A ltar en 1952: L ito rria en 1954, recorriendo los cajones de Y erba Loca y los Sulfato s y varios reconocim ientos m enores p o r valles, cajones y quebradas. La im ponente y atractiv a cum bre del macizo “El Plom o” de 5430 m etros de a ltu ra sobre el nivel del m ar, se alza a los 339 14’ 20'’ de latitu d S u r y 709 13’ 30” de longitud Oeste de G reenw ich, en la S ierra Esm eralda, o sea, se en cuentra a más o m enos 50 kilóm etros en línea recta desde la capital. Es así como desde cu alqu ier lugar de Santiago, podemos contem plar en los am a­ neceres y crepúsculos, los fantásicos y rad ian tes glaciares que se lev an tan hacia el oriente, interrum piendo el horizonte de la ciudad. El Plomo, es la cum bre principal de la S ierra Esm eralda, sierra que parece ser una prolongación hacia el S ur de lf> Cor­ d illera M orada, am bas tienen como lím ite al nor-este, la S ierra Blanca. Todas estas altas cadenas m ontañosas, form an una es­ pecie de hoya tria n g u la r que en cierra la acum ulación glacial m ás im portante de la C ordillera cen tral y oue está constituida por los ventisqueros alfa, beta y gam m a del O livares; el agua p roveniente de la fusión de sus hielos, dan origen al río del mismo nom bre en el G ran Salto. E sta m ontaña es un poco difícil describirla, ya que no la podemos considerar como una m ontaña aislada, sino como p arte in teg ran te de un alto cordón andino, cuyas cum bres y portezue­ los se m antienen en tre cuatro m il y cinco m il cuatrocientos m e­ tros, de la cual el Plomo, sólo sobresale unos pccos m etros y sus laderas sirven de lecho a tres im portantes ventisqueros que más adelante se describen. P ero eso sí, el Plomo se caracteriza por te n e r en su ladera sur-oeste, enorm es acarreos, que bajan casi desde su m ism a cum bre, haciendo sum am en­ te fácil el acceso hasta ella. En cambio en su lado oriental se en cu en tra cortado por paredones casi verticales de m il qui­ nientos a dos m il m etros de desnivel. Comienza en la lom a “R a­ bona”, donde está el G ran Salto, nan-m iento del río Olivares, y se extiende hac¡a el S u r paralela a la cadena lim ítrofe. E ’.te alto cordón andino, conocido como la S ierra Esm eralda, e'ítá form ado de n o rte a su r por los siguientes cerros: El Fickenscher de 5.405 m., que sirve de lím ite norte a la hoy?, glaciada del


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ventisquero Esm eralda. Desde esta cum bre, continúa en direc­ ción sur-ocsto, u n filo rocoso, como puede apreciarse en lám. 21-d. captada desde el cerro A ltar, que la une con el L ittoria de 5.400 m., prolongándose h asta em palm ar con el Parcifal de 5380 m. Todo el lado occidental de este filo ,desde el Fickenscher has­ ta el Parcifal, se caracteriza por sus precipicios rocosos. C ierra esta hoya por el sur, el macizo del Plomo propiam ente tal, con su gran plataform a que une la cum bre Falsa de 5400 m., con la principal. Es in teresan te hacer n o tar que psta planicie cum brera, jam ás ha estado cubierta por los hielos. Ni aún en los meses de invierno el viento rein an te ha p erm itido la acum ulación de nie­ ve, como puede verse claram ente en la fotografía aérea del I.G.M., tom ada en pleno invierno. De la cum bre Falsa, visible desde Santiago, baja un nuevo filo hacia el sur, que sirve de separa­ ción a los ventisqueros Iver y de los Castaños. En este filo que va a re m a ta r en el portezuelo del Cepo de 4050 m., tenem os dos cúspides, la “C um bre V erde” de 4800 m., y el cerro Bism arck de 4715 m. Desde el P arcifal se desprende una cadena inferior, en direc­ ción sur-oeste, y luego de pasar por dos cum bres m enores in­ nom inadas, tu erce al sur hasta alcanzar el cerro Leonera de 5050 m. E ste cerro está unido con el P in to r de 4200 m., situado más al sur, por una m eseta que se m antiene alrededor de los cuatro m il m etros, cortada a amhos lados por escalones rocosos. Este cordón longitudinal es paralelo al descrito anteriorm ente y la depresión existente en tre los. dos da origen al Cajón del Cepo. H acia el sur-oeste del P in to r se prolonga el filo hasta el cerro de la P a rv a de 3970 m., ram ificándose luego a los cerros F ra n ­ ciscano y Colorado por el sur-este y hacia la falsa P arva por el lado sur-oeste, los que form an lina nueva depresión que da for­ ma al cajón de Barros Negros, que desciende hasta la aldea de Farellones. Las depresiones de las altas serranías que constituyen la S ierra Esm eralda, dan origen a num erosas quebradas y cajones. Siendo los m ás im portantes, los que descienden hacia el Este desem bocando perpendicularm ente en el valle del Olivares, que corre e n tre una a ltu ra que varía de 2600 a 2000 m etros, paralela a la cadena lim ítrofe; estos son de norte a su r el Cajón del Es­ m eralda, el de Los Castaños y el del Param illo; este últim o es el m ás transitado, ya que nace del Portezuelo del Cepo, ru ta obligada p afá los que visitan el O livares o el cajón de Las Pircas. D irectarríente de los .ventisqueros sur-oeste del Plomo? naj ce el Caión 'del Cepo, paralelo al valle del Olivares. Este cajón es el máá im portante p ara el presente estudio, por ser la ru ta clásica' de acceso al Plomo. E sta es la única vía factible para al­ canzar la cum bre de la m ontaña, y es la que en la actualidad


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em plean los and in istas; indud ab lem en te, es la m ism a u tilizad a en tiem pos rem otos p o r los pueblos prim itivos. A este cajón d e s­ em bocan de la la d e ra oeste, los cajones de las Y a re tas y de las V allas. A l lado su r-oeste de la S ierra E sm eralda, co rre el cajón de Y erba Loca, que nace de los c o n tra fu e rtes del su r de la C ordi­ lle ra M orada. A dfcte cajón desem bocan en form a casi p e rp e n ­ dicular, los cajones de los Sulfatos, del L eo n era y B arros N e­ gros, que b ajan de las lad eras occidentales de dicha sierra. E l Plom o es e l cen tro p rin cip al de las tre s cadenas d escri­ tas an terio rm en te, en cuyo ám bito están los lechos de los glacia­ res; éstos cu b ren las tre s c u a rta s p a rte s de la superficie del m a­ cizo, como puede ap reciarse en las fotografías y en el m apa 1:20.000. El p rim e r sistem a glaciar form ado por el ven tisq u ero E s­ m erald a, es u n a de las m ayores m asas de hielo que cu b re la la­ dera n o rte de la m ontaña. E ste ven tisq u ero , al . igual que los que m ás ad elan te se describen, es del tipo alpino, o sea. se f o r ­ m an en u n circo, en don de la neviza recristaliza en pro fu n d id ad transfo rm án d o se en hielo, el cual flu y e por las depresiones, q u e­ brándose a lo largo de grietas, y despedazándose en seracs; és­ tos te rm in a n en lenguas que llegan h a sta las zonas de ablación. Las aguas proven ien tes del deshielo de este sistem a, dan origen al E stero E sm eralda, que corre en dirección E ste y des­ em boca en el río O livares, L a cuenca de acum ulación de las n ie­ ves que a lim en tan a dicho v entisquero, es de form a sem i-circula r y de fondo m uy poco p endiente, luego el hielo p ro v en ie n te de ella se p recip ita por los b arran co s rocosos del lado o rien tal del macizo, en form a de tre s lenguas cu b iertás de grietas y se­ racs. En la p a rte su p erio r de esta cuenca ex isten tre s “rim a y a s” escalonadas. Es im p o rta n te h acer n o ta r que nadie se h a in te rn a ­ do h a sta la fecha, en esta hoya glaciar, y los datos que de ella se tienen, h an sido obtenidos desde las d iferen tes cum bres que la rodean. En cuanto a las dim ensiones de este ventisquero, po­ dem os decir, que el lím ite su p erio r se e n c u e n tra a 5400 m etros, ya que nace en la cu m b re del F ickenscher. m an teniéndose des­ pués a m ás o m enos 50C0 m., en u n a hoya que desciende h asta los 4200 m., desde donde se precipita, encontrán dose el nivel in ­ ferio r de la m ay o r de las lenguas a 3500 m.. sobre el n iv el del m ar. E ste v e n t;squero tien e u n ancho de 3,5 kilóm etros por una longitud de 4 kilóm etros y u n desnivel e n tre sus lím ites de 1900 m. No h ay que o lv id ar que este g laciar es de form a tria n g u la r. En las observaciones efectuadas el 19 de F eb rero del p re se n te año. sólo notam os en esta zona, u n a m ayor cantidad de nieve nueva, pero esto se debe a u n a g ra n n ev ad a caída a fines de Enero.


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En la lad era su r y a pocos m etros de la p lataform a de la cum bre, nace el segundo sistem a glaciar, constituido por el ven tisq u e ro de Los C astaños, las principales características son: el lím ite su p erio r está a 5400 m. descendiendo hasta los 5200 m., donde la cueilca glaciar se m antiene casi horizontal, desbordando u n a len g u a hacia el sur-este y o tras dos m enores hacia el orien­ te, e n tre el p ared ó n del Plom o y el M orro de Los Castaños, que son v erd ad ero s ventisqueros colgantes. Su ancho es de un kiló­ m etro por u n a longitud de 1,7 kilóm etros, con u n desnivel total de 1000 m. E ste ventisquero en sus hielos que descienden de la cu m b re del Plom o, p resen ta dos rim ayas a 5300 m. más o menos. T am bién se pudo o bservar en éste, la form ación de hielo cris­ talino, que debido a las com presiones sucesivas ha ido elim inan­ do las b u rb u ja s de aire, presentando un color azul verdoso y m u y duro. E stas características son m uy visibles en el pequeño tram o, m ás o m enos 120 m. en la actualidad, que lo une con el ven tisq u ero Iver. (lám . 22-a). E ste tram o fué m ucho m ayor en tiem pos pasados, pero esta m ayor superficie de hielo se exten­ día sobre las lad eras que b ajan de la cum bre Falsa, pero en nin­ g ún m om ento el hielo ha cubierto la superficie del promontorio que conocemos como “P irca de Indios”, como lo dem uestra la p erm an en cia en ese lu g ar del “A doratorio”, construido en la liltim a época precolom bina. El hecho de encontrarse el Adoratorio ubicado en la pendiente del prom ontorio y no en un lu g a r plano, como los que existen actualm ente en sus cercanías, sugiere que éste fué construido al borde mismo del hielo. En la actualid ad , este hielo se ha retirad o alrededor de 80 metros. Es­ te pequeño tram o de hielo, está destinado a desaparecer muy pronto, por ser un tram o de hielo m uerto, que no recibe alimentccicn de n in g ú n lado y su espesor es b astante pequeño. D uran­ te las ú ltim as observaciones de Febrero, se encontraron peni­ te n te s en form ación de u n a a ltu ra m edia de 30 cm.; el espesor de la capa de nieve que se encontraba sobre el hielo cristalino, era de 45 cm. Estos pequeños penitentes tenían sus surcos c-n dirección E ste-O este y se encontraban en m ayor cantidad hacia el lado n o rte de la hoya glaciar. En las observaciones de años anterio res, especialm ente en las de Febrero y A bril de 1954, se vió que este hielo estaba to talm en te pulido y no tenía absoluta­ m en te n ad a de nieve sobre su superficie. El agua proveniente del deshielo de las lenguas de este ventisquero, dan origen al E stero de Los Castaños, que es afluente del Olivares El te rc e r y últim o sistem a glaciar que cubre la m ayor p a r­ te de la faz sur-oeste del Plomo, es totalm ente diferente a las anteriores. E sta enorm e m asa de hielo recibe el nom bre de ven­ tisqu ero Iver, en hom enaje al m alogrado andinista Luis Iver,


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que cay era en trág ica rodada, al in te n ta r c ru z a r el pequeño tr a ­ mo de hielo de P irc a de Indios. E ste v en tisq u ero como pued e ap reciarse en lám . 22-b, tien e su nivel su p erio r a 5300 m., pero unos 100 m. m ás abajo se p recip ita en toda su ex tensión por u n a pendien te de m ás de 50 grados, a lo largo de u n desnivel de m ás o m enos 900 m. T erm inando en dos lenguas com pactas, pero de d istin tas direcciones de avance, pero sí, co n v erg ente a u n p u n ­ to com ún: la zona de ablación indicada en el m apa. E ste hielo en su p a rte in ferio r se m an tien e a 4150 m., en u n circo casi ho­ rizontal, y en su p a rte su p erio r está unido con los v en tisq u ero s E sm erald a y de Los C astaños. Sus prin cip ales dim ensiones son 1,2 kilóm etros de ancho p o r 1,5 de largo y u n d esnivel de 1150 m. E n la foto N.9 4, podem os a p reciar u n a enorm e rim ay a; esta g rieta cruza to talm en te el v en tisq u ero en sentido tra n sv e rsa l; tam bién existen o tras m enores, en la p a rte su p erio r de la la d e ­ ra nor-oeste. E n la p a rte que desciende desde P irca de Indios, el hielo m an tien e g en eralm en te su superficie pulida, en cam bio en su lado norte, p resen ta u n a zona m uy rugosa, c u b ie rta de s e r a c ; y grietas. En m edio de esta lad era de h ;elo, a flo ra n a su su p e r­ ficie, varios islotes de roca .Pero en la actualidad, éstos h a n ido aum en tan d o su base, debido a q u e el hielo h a dism inuido de ta l m anera, que éstos llegan casi a u n irse con la cu m b re Falsa. E n su hoya in ferior, se en c u e n tra n dos enorm es cam pos de seracs. que avanzan, uno de n o rte a su r y el otro de E ste a Oeste. E sta ú ltim a co rrien te de seracs, con bloques de hielo de alred e d o r de 10 m etros de a ltu ra y que ab arcab an u n a en orm e extensión, llegando h asta el térm in o de la lengua, sólo ex istiero n h a sta m e­ diados de 1954; la ú ltim a vez que fué observado en A b ril de ese año, ya se n otaba u n a dism inución de ellos, (lám . 22-c). Al v isita r esta región n u ev am en te en F eb rero de 1956, quedam os sorprendidos al co n tem p lar que toda esa enorm e zona de seracs, había desaparecido en su totalidad, en m enos de dos años, q u e­ dando sólo pequeños p e n iten tes de hielo de m enos de u n m e tro de altu ra. Sobre esta ex ten sa zona de a b la c i/n . cuyas proporcio­ nes pueden ap reciarse en el m apa, se e n c o n trab an sobre su su­ perficie de hielo, m anchones dispersos de gruoos de pied ras r e ­ dondeadas, que h a n sido tra n sp o rta d a s a tra v é s del v en tisquero, por sus g rietas y m olinos glaciares. En el ex trem o su p erio r d e ­ recho, h ay u n a extensión de hielo cub ierto p o r pied ras la jas y cascajos, p ro v en ien tes de la d esintegración de las rocas del filo que baia hacia el sur, debido a la m e te o riz a ro n . El hielo f u e queda bajo esta capa, p u ede co nsiderarse como u n hielo m u erto , ya que no recibe alim entación por. n in g ú n lado. Los fenóm enos dinám icos de las lenguas del glaciar, provo­ can una m o rren a c e n tra l que ávanza de n o rte a sur, dejando pe-


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quenas m o rren as la te ra le s en las laderas del Leoneras. P or el contrario , al lado su r del v entisquero, tenem os o tra m orrena m ar­ ginal de g ran d es proporciones, que avanza de E ste a Oeste. P e­ queñas p u e rta s de ventisqueros, p erm iten v er el tipo de hielo cubierto , como lo indica la foto N.9 10. D elante de esta fra c tu ­ ra glaciar, o sea, al O este, existe u n a laguna congelada. En cam ­ bio unos 20 m etros m ás a rrib a de ésta, casi en la coronación de la m o rren a, h ay o tra laguna de proporciones m enores y en la que el agua se en c u e n tra al estado líquido. E n las m orrenas in­ feriores ex isten pequeñas lagunas. Los d e trito s m orrénicos de este sistem a, dieron origen a una m o rren a fro n tal, cuya dirección indica el mapa. E n las lad eras orientales del cerro Leoneras, hay restos de u n a len g u a de v entisquero, que tiene cubierto los dos tercios de su superficie. Las aguas proven ien tes del deshielo de esta zona, se p re­ cipitan p o r v arias cascadas, h asta ju n ta rse poco más allá de Tas actuales m orrenas, en u n solo lecho, que da origen al río Cepo. E n la p a rte su r del Plom o, tenem os otro planchón de hielo, que se ex tien d e e n tre los 5100 y los 4600 m etros. En la parte in ferio r de esta ladera, h ay varias zonas de hielos m uertos y cubiertos por rodados. No cabe a trib u ir a o tra cosa, que a la existencia de un m ayor período glaciar en épocas rem otas, la presencia de cantos estria­ dos y de rocas aborregadas, que existen en los tres escalones ro­ cosos del cajón del Cepo. E n la lad era occidental de este cajón, o sea, bajo el cerro B irm arck, h ay u n planchón de hielo m uerto cubierto por los roda­ dos que b ajan del m ism o cerro. Los ventisq u ero s que cub ren las laderas del Plomo, han te­ nido g ra n influ en cia en la form ación del relieve de esta zona cordilleran a, y a que ellos sólo son restos de inm ensas masas glaciares, que cu b riero n estos cajones y quebradas. Su intensa acción erosiva, la contem plam os hoy, a pesar de los efectos de la m eteorización, en lugares m uy d istantes de los lím ites actua­ les de los hielos. La ausencia de todo tipo de m orrena, en la zona com pren­ dida e n tre el p rim e r escalón rocoso contiguo a la zona de mo­ rre n a s actuales y el escalón ubicado al su r de P iedra N um era­ da, indica que el ventisquero se re tiró bruscam ente a lo largo de todo el. cajón. P o r el contrario, encim a del prim er escalón m encionado an terio rm en te, existe una acum ulación de detritos m orrénicos de a ltu ra cercana a los doscientos m etros, sobre el suelo prim itivo, que puede considerarse como m orrena frontal de la actu al posición el ventisquero. E sta considerable acum u­


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lación m orrénica, d em u estra que el v en tisq u ero perm aneció es­ tacionario d u ra n te u n largo período, iniciándose bru scam en te en los últim os años, un notorio retroceso. E ste hecho no sólo se ha podido a p re c ia r en la dism inución de nivel de los hielos, sino que tam b ién es n o to ria la poca p e r­ m anencia de las nieves caídas d u ra n te el año. Lám . 22-d, m ues­ tr a u n cam po de n ieve p en iten te, en la p a rte su p e rio r del cajón del Cepo (3850 m .), tom ada en F eb rero de 1942. Podem os h acer no tar, que d u ra n te la excursión de F e b re ro últim o, no se en ­ contró n in g ú n cam po de niev e p en iten te, a p esar de h a b e r caído u n as pocas sem anas antes, u n a in ten sa nevada. E n cam bio, fe ­ nóm enos como los que m u e stra la fo to g rafía indicada, podían observ arse en esos m ism os lugares, h a sta hace unos c u atro años atrás. E n la actualidad, se vió que este tipo de p e n ite n te de n ie ­ ve, se fo rm ab a sobre los 4500 m. en dicha zona. D e estas obser­ vaciones, se deduce que el n iv el in ferio r de las n ieves p e rsiste n ­ tes, se h a elevado considerablem ente. E n el cajón del Cepo h a y u n a enorm e piedra, pro ced en te de los estrato s superiores del cerro P in to r. E lla es conocida como “P ie d ra N u m erad a” y ju n to a sus paredes, los diversos v isitan tan tes, h a n levantado pared es de p ied ra p a ra pro teg erse del viento. A l n o rte de esta p ied ra se ex tien d e u n a enorm e vega, cu ­ b ierta de lla re ta s y coirón. E sta vega está cru zad a en su p a rte ce n tra l por u n rodado que b aja de las lad eras occidentales. E n el extrem o de esta vega y al lado de P ie d ra N u m erada, h ay u n a laguna, cuyas aguas cam bian constantem ente. O tro dato in teresan te, es la existencia de u n a lag u n ita en la cim a del Plom o. E sta p eq u eñ a lag u n a se e n c u e n tr a en u n a h oyada de la cu m b re F alsa y a unos diez m etro s al n o rte de la p irca donde estaba sep u ltad a la “m om ia”. L as dim ensiones de esta lag u n a h elad a su p erficialm en te son de unos v ein te m etro s de largo p o r diez de ancho. E sta, en sus ex trem os está c u b ierta p o r nieve p en iten te, los que se le v a n ta n e n tre 15 a 20 cm „ so­ b re el hielo cristal. A l e fe c tu a r u n co rte en esta capa de hielo, cerca del borde de la laguna, com probam os que éste, te n ía u n espesor de 20 cm.; debajo h ab ía agua en estado líquido. H asta la fecha, el fenóm eno de la form ación de estas lagunas sobre 5.000 m etro s de a ltu ra , con u n a capa de hielo y n ieve que las cubre, no h a tenido u n a explicación satisfacto ria. C abe h a ce r n o ta r que la te m p e ra tu ra m edia a la som bra en a ltu ra s su p erio ­ res a 5.000 m etros, en la co rd illera cen tral, es in fe rio r a cero grado. A p esar de estas condiciones m eteorológicas, el agua no se solidifica bajo esta capa de hielo. E n cuanto al aspecto hidrográfico, el Plom o tien e c ie rta im ­ portan cia, ya que sus aguas dan origen al Río M apocho, que cru-


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za la ciu d ad de S antiago. E n efecto, en esta hoya hidrográfica el trib u ta rio m ás o rie n ta l e im p o rtan te del Mapocho, es el río Cepo, que nace del desagüe del v entisquero Iver, en la ladera su r del elevado macizo. E ste río en su curso inferior, tom a el nom bre de río M olina, el que tien e a su vez como afluentes, los esteros C ovarru b ias y T inajas. El otro trib u ta rio del Mapocho, es el río S an Francisco, cuyos orígenes están en las inm ediacio­ nes del cerro del m ism o nom bre. El afluente m ás caudaloso, que recibe este río, es el el estero de la Y erba Loca, que baja del nor-este, encajonado e n tre dos co n trafu ertes secundarios que se d esp ren d en hacia el su r del cordón que del Plomo va al nor-oeste. A m bos ríos, el S an Francisco y el Cepo, se u nen a pocos kilóm e­ tro s m ás allá del pueblo vecino de las Condes, en un punto de­ nom inado “L a H e rm ita ”; desde allí, hasta su desem bocadura se llam a M apocho. T am bién en las d iferen tes excursiones, se han efectuado al­ gunas observaciones m eteorológicas, como ser los cambios de te m p e ra tu ra , d iferen tes tipos de nubes, direcciones de los vien­ tos predom inantes, precipitacionesy presiones atm osféricas. Se h a tra ta d o en lo posible que ellas sean lo m ás exactas posibles, dentro de las dificultades in h eren tes tan to del terreno, como del in stru m e n ta l em pleado. ya que este últim o ha sido un poco de­ ficiente. P a ra la m ediciónde la tem p eratu ra, en los prim eros via­ jes, se em pleó u n pequeño term óm etro centígrado de 15 cm. En ; la ascensión de F eb rero últim o, se llevó u n term óm etro de m á­ xim a y m ínim a. P a ra las m ediciones de las presiones, se ha em­ pleado u n altím etro aneroide. E n cuanto a la te m p e ra tu ra, podem os decir, que esta se m an­ tien e con u n a fluctuación pequeña d u ran te el día, en períodos de calm a; én cam oio esta su fre variaciones m uy bruscas en las ho­ ras de salida y p u esta del sol. La m áxim a tem p eratu ra observa­ da fué de 23 grados a 4.500 m. el 1.9 de F ebrero de 1954; y la m í­ nim a re g istra d a es de -17 grados, a las 5,45 horas del 5 de abril de 1954 a 5.200 m. El 19 de F eb rero de 1956, se pudo controlar en la cum bre F alsa del Plom o, 5.400, una tem p eratu ra m áxim a de 8 grados a las 12,45 hrs., con tiem po bueno. E sta baja tem p eratu ­ ra, en estas altas capas atm osféricas, parece deberse a la seque­ dad del aire. Y a esto se debe p rincipalm ente los cambios brus­ cos de te m p e ra tu ra e n tre la noche y el día, ya que la falta de hu­ m ed a d en el aire, nó p erm ite la acum ulación de calor durante el día y p o r' él contrario facilita el enfriam iento de la tie rra en la noche. 'A continuación dam os los valores y observaciones obtenidas en lac u ltim as ascensiones.


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ABRIL DE 1954.— D ía Hora

2

3 3 4 4 4 5 5 5

6 6 7 7 7

8 8

21 8

17 6,30

11 22

5,30 13 • 6,45 7 13,30 7,15 15

21 8. 17

Temperatura Min. Inter. Máx. Altura Fres. at. — — —0,5 2200. -----------— — 5 2200. ------------— — .— — 2 3150. — — 3150. 50,5 —5 — — 4500. 42,4 7 — — 42,4 —5 4500. — — —11 4500. 42,4 .— . — 6 4500. 42,4 — — ------------— 17 5200. — — —6 4500. 42,4 — — 5200. 9 39,5 —7

2

— — — —

1

—2 0

— — — — —

FEBRERO DE 19Í6 .___ Temperatura D ía H c ra M n. Inter. Máx. ___ ___ 17 19 9 ___ _ 18 1,5 0 .— -LO 0 — iJ .— . — —10 19 G.15 — J9 12,45 8 — — — 13 13,30 19 — — — 11,5 G,45 10 ___ ___ 4 20 11 10 — — 20 17

5200. 3150. 3150. 3150. 2200.

37 -------------------------------------------------

Est. atms. N u b lad o B ueno B ueno B ueno B ueno V iento SO. V iento N u b o sid ad V iento B ueno B ueno C irru s-e stia C ú m u lo s-n im b u s A m en azante N evando T em p o ra l T em p. d eclinan.

Altura Pres, at. E st. atm s. ______ 3150. C úm ulos ------------3150. B ueno r-----------P equo. Cúzr.ulcs 5200. -----------5200. B ueno ------------5400. V aria b le ------------V a iia b le 5200. ------------5200. V aria b le ______ 5200. V ientos, n u b la. 3150. N eb lin a, v ien to -------------

Lugar F a re llo n e s F a re llo n e s P. N u m erad a P. N u m erad a C. A lto N.9 1

C. A ltó ’ N.<? 2 C. A lto N.9 1 C. A lto N.<? 2 C. A lto N.9 2 P. N u m erad a P. N u m erad a P. N u m erad a F a re llo n e s

Lugar P. N u m erad a P. N u m erad a P irc a dai I. C u m b re Falsa P irc a del I. P irc a del I. P irc a d el I. P. N u m erad a

E l c e rro el Plom o, es u n a de las m u c h a s m o n tañ a s, q u e a lo largo d el n o rte y c é n tro de C hile, fu e ro n u sa d as d u ra n te la ocu­ pació n incásica, como lu g a re s de cu lto a sus d iv in id ad es. E s ob­ vio, q u e p a ra se r escogido con ta l objeto, la m o n ta ñ a te n ía q u e re u n ir u n a se rie de condiciones q u e c o rre sp o n d ie ra a las cos­ tu m b re s y p o sib ilid ad es de los p o b lad o res q u e la o cuparon. U n estudio co m p arativ o de alg u n a s de estas cu m b res q u e poseen h u e lla s de ocupación incásica, nos p e rm ite lle g a r a las sig u ie n ­ tes conclusiones: E n p rim e r lu g a r el c a rro te n ía q u e s e r d o m in a n te e n to d a ia región, es decir, d eb ía d e s ta c a rs e e n tre todos los d em ás, dÍ3 m odo que- llam ase la a te n c ió n p o r sí m ism o. P a r a ello te n ía q u e p o seer u n a g ra n a ltu r a y ad em ás se r v isib le d esd e u n m áx im o d e lu g a re s poblados. E l c e rro “E l P 'lcm o '’, c u m p lía a m p lia m e n ­ te con esta p rim e ra condición, su a ltu ra d e '5.430 m. y su s itu a ­ ción especial, lo h a c e n v isib le d esd e casi to d a la p ro v in cia de


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S antiago, incluyendo u n a g ran .parte de la costa, así como tam ­ b e n desde la m ayor p a rte de las cum bres m enores de la cor­ d ille ra e n la m ism a provincia. La segunda condición im portan­ te req u erid a, es 'la facilidad d e acceso a su cum bre, dados !os exiguos m edios técnicos con que los habitan tes de esa época disponían p a ra su ascensión. El Plom o no ofrece ninguna difi­ cu lta d p a ra ser ascendido en tre los m eses de D iciem bre a M ar­ zo. p o r la ru ta norm al, o sea la m ism a que usaban los m orado­ res incásicos en sus peregrinaciones. A p e sa r de que existen en la región de la C ordillera Cen­ tra l d e los A ndes num erosos cerros m uv superiores pn altura como ser A concagua 7035, T upungato 6650, V olcán San José 5880. M arm olejo 6100, Ju n c a l 6110, P olleras 5930, etc., ninguno de éstos re ú n e las condiciones an terio rm en te descritas siendo por lo ta n to in ú til b u scar en ellos huellas d e ocupación incá­ sica. E x iste adem ás otro facto r de im portancia, que im pedía a los indígenas ascend er h asta la cu m b re de cerros superiores en a ltu ra a la del Plom o, en la región cen tral, ello es la baja tem ­ p era tu ra . A m ed id a q u e au m en ta la latitu d , va bajando el lím ite de las nieves persisten tes, aum entando por consiguiente los ven­ tisquero s e n nú m ero y extensión. Esto e ra u n grave inconve­ n ie n te p a ra los m oradores indígenas, que no tenía medios pa­ ra ab rig arse de fríos extrem os, ni equipo p a ra cam inar por ven­ tisqu ero s agrietados o m uy pendientes. E l c e rro ‘'E l P lom o” está relativ am en te a poca distancia del va'ile de Santiago, desde el. cual se llega a la base, siguien­ do eil curso del río M apocho y luego el de su afluente princi­ pal, el río M olina, au e en su curso superior se denom ina río Ce­ po, h a sta su nacim iento. O bien subiendo h asta lo que hoy es el c en tro d e ski de F arellones y continuando por diversos sen­ deros, h a sta lleg ar al p ie del cerro. De estos senderos el principal comunica a Farellones con P ie d ra N um erada, subiendo el prim ero por el cajón de Barros N egros, h a sta el portezuelo e n tre los cerros P arv a y Colorado con tin u an d o p o r el nacim iento del estero d e las Bavas, parte superio r d el estero de las L laretas, hasta, la ve.ga d e P iedra N u­ m erad a. O tro sendero se desprende d el an terio rm ente descrito, en e l’‘portezuelo ju n to a la P arv a, subiendo a dicho cerro, por lia fald a s u r orien tal y si eme luego e;l cordón i unto a las cum ­ b res d e l cerro Paxva y P in to r, hasta las p erd ien te s del cerro Leoneras, d e sd - donde b aia a las m orrenas glaciares del cerro ¡éf Plom o. A m bos senderos v a existían en é 'o c a s precolom bi­ nas, p o rq u e a lo larg o d e su recorrido se encuentran á menú-


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■do, p u n ta s de flechas y trozos d e ¡lascas em pleados en su fa ­ bricación. A m bos senderos tie n e n ad em ás u n trazad o típica­ m e n te indígena, p o r el hecho de no d a r im p o rtan cia a los fu e r­ tes desniveles d el te rre n o q u e atrav ieza, subiendo a veces cen ­ te n a re s d e m etro s p o r lom as q u e b ajan , p a ra v o lv er a su b ir en el p ró x im o lom aje. A ún an tes d e lleg ar a Pieidra N um erad a, la p a rte en q u e el sendero de F arellones, cruza el estero de los L laretas, tenem os ju n to a vegas pastosas de re g u la r ex ten sió n , dos pircas que p rese n ta n ra stro s de ocupación indígena, com o lo in dican los fragm en to s d e cerám ica, p u n ta s d e flech as y m a te ria l d e d es­ baste de la fabricación de las m ism as. E n g en eral se denom i­ n a n pircas en !a zona cen tral, a toda, constru cción hecha de m u ra lla s de p ied ras sueltas, y sobre puestas, q u e adosadas o no a piedras de m ay o r tam añ o , sirv e n p a ra a lo ja r y p ro teg e rse d e l viento. L as a ltu ra s de los m uros d e estas pircas, r a r a vez pasa d e u n m etro y siem pre están ab iertas p o r u n lado a m a n e ra de puertas. E n P ie d ra N um erada, donde existe u n a g ra n vega ju n to a l río Cepo, tam b ién h ay en to tal seis pircas de la m ism a e s­ pecies, todas adosadas a p iedras de g ran tam año que las protegen del viento. En una de estas const.rucc'onps se anrovechó u n hueco n a tu r a 1, en la roca, cuva e n tra d a m ira h acia la c u m b re del ce­ rro eO. Plom o, com pletándose la fo rm a elíp ica d e l hueco con un m u ro d e contención d e p ied ras que p erm itió n iv ela r el piso con u n rellen o de cascajo suelto. Al fondo del hueco, existe una g ra d a d e 20 crn. de a ltu ra , q u e d iv id e el hueco e n dos p artes, m u v p arecid as e n su conform ación a las del ad o rato rio situado a 5200 m etros. Desde P ie d ra N um erad a, p a rte u n sendero q u e sube h a sta el portezuelo del Cepo (4050 m .) y b a ja al o rie n te por el este­ ro d e l P aram illo al v alle d e l Río O livares. Es p re su m ib le q u e tam b ién este sendero sea antiguo y h ay a sido usado por los p r i­ m itivos m oradores, p a ra lleg ar al ce rro e l Plom o, desde el río Colorado d el c u a l e l rio O livares e s a flu e n te principal. El sendero que p a rtie n d o d e P ie d ra N u m erada, sube ac­ tu alm e n te hacia las faldas del cerro El Plom o, debe considerarso d e h e c h u ra reciente, p o rq u e e l te rre n o s u fre an u alm e n te cam bios m otivados p o r rodados d e nieves, retroceso de los hie­ los, etc., que h an hecho d esap arecer el antiguo sendero in d í­ gena. N um erosos grupos de andinistas, su b en en cada tem po­ ra d a a lom o de m uía, h a sta a ltu ra s cada vez m ayores, m e jo ra n ­ do la h uella q u e .y a llega a 4650 m etro s s,n.m. P ero en líneas gen erales esta h u ella p ara m uías, sigue la m ism a ru ta que de­


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be h a b e r te n id o el p rim itiv o se n d e ro p a r a a sc e n d e r la c u m b re , p o rq u e am b o s, ló g ic a m e n te s ig u e n la ú n ic a r u ta m á s fá c il y lib re de h ielo s q u e posee el cerro. C e rc a de los 500 m e tro s de a l t u r a se e n c u e n tra n los re s to s d e l p rim itiv o se n d e ro in cásico , q u e se h a conservado sólo e n lu g a r e s c e rc a n o s a l filo rocoso, q u e lo p ro te g e en p a r te de los rodados (1 ). E n a lg u n a s p a r te s del m ism o se n o t a n a ú n la s la ja s p u e s ta s a m a n e r a de p av im en to .

(1) N om bre d ad o e n C hile a los m o v im ien to s b ru sco s de los es. com bros de fa ld a .



VI

Los I n c a s en C h ile P or G re te M o s tn y



LOS INCAS EN CHILE L a d in astía de los Incas llegó al poder en el Cuzco y alre­ dedores hacia el año 1200 d. C. (1); las inform aciones acerca de ellos son m ás bien escasas h asta la época de su expansión, que em pezó con el noveno Inca, P achacuti, quien asumió el po­ d er en 1438 y reinó h a sta 1471. En el período en tre 1463 hasta su m u e rte , este gobernante, ju n to con su hijo Inca Topa, quien a p are n te m en te e ra ta n capaz como su padre, conquistó el norte del im perio h a sta Q uito y Topa Inca sólo (1471-1493) lo exten­ dió hacia el sur, h asta el río M aulé. (Véase el m apa N.9 4 del tra b a jo de Row e). L a conquista de Chile, que se efectuó a través de las pro­ vincias de los Lipes y A tacam a, era la penúltim a expedición de Topa Inca (la ú ltim a en contra las trib u s de la floresta orien­ tal) y en consecuencia, tuvo lu g ar en la segunda m itad de su reino; los últim os años de este em perador fueron dedicados a la ad m in istració n de su enorm e im perio. A p aren tem en te no tuvo m ucha dificultad en subyugar las trib u s chilenas; el valle de Copiapó se entregó pacíficam ente; tam poco se sabe de b atallas serias por la conquista del valle de Coquim bo o los siguientes valles de Chile h asta llegar al río M aulé. Pasado el M aulé em pezaron las dificultades, ya que los PURUM AUCAE, aliados con sus vecinos de m ás al sur ofrecie­ ro n u n a en carn ad a resistencia y después de una batalla que du­ ró cu atro días, los Incas se re tira ro n otra vez a la rib era norte de este río, donde fija ro n la fro n te ra su r de su im perio (Garciso, lib. 7, cap. X IX y X X ). E l sucesor de Topa Inca, H u ayna Capac (1493-1525) diri­ gió su atención n u ev am en te al n o rte del im perio, redondeando las conquistas an teriores, p a ra m o rir finalm ente en Quito — una m u e rte re p e n tin a — no sin h ab er oído antes de su fin no­ ticias sobre la llegada de los Españoles. Estos últim os, bajo A lm agro, llegaron al valle de Quillota o C hile en 1536. E n esta época, las guarniciones incáicas ya hab ían abandonado el país, debido a la g u erra fratricida entre los dos Incas y la incipiente conquista española, y quedaban (1) Este y los sig u ien tes d atos son tom ados de John H. Rowe "In ca Culture at the Tim® of the S p anish C onque3t" Hdbk II, p. 183, ss. W csh. 1946


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ún icam en te colonias de M ITIM A ES, que h ab ían sido traíd o s por los conquistadores incáicos (1). De este m odo el efectivo do­ m inio incàico en C hile se red u ce — según L atch am — a 45 a 50 años p a ra las provincias c en trales y a 65 a 75 años p a ra el norte. E stas colonias de M ITIM A ES o M ITM A-KONA, fo rm ab an p a rte del sistem a ad m in istrativ o incàico, que fu é im plantado en las regiones anexadas a m edida que estas fu ero n conquistadas y ayudó de g ran m an era a in co rp o rarlas en el im perio. E ran grupos de fam ilias, h a b ita n te s de p rovincias antiguas, que fu e ­ ron tra sla d a d a s a provincias recién conquistadas. E stos nuevos colonos estab an bajo la a u to rid ad de los oficiales de la p ro v in ­ cia a la cual e ra n trasladados, pero seguían usando su propia in d u m e n ta ria y costum bres. A tra v é s de ellos, el quechua co­ m o lengua oficial del im perio tu v o u n a g ran y rá p id a difusión. E ste traslad o de gen te se hizo en ta l escala, q u e en m uchas pro­ vincias q u ed ab an al final, m ás colonos que h a b ita n te s au tó c­ tonos y se vencían g ran d es distancias en esta b a ra ja de pueblos. A sí por ejem plo, los C añaris de E cuador fu eron traslad ad o s e n tre los Y am paráes del altip lan o boliviano (Rowe, loe. cit.) y los h a b ita n te s de A req u ip a al v alle de A concagua (2). Del pun to de v ista ad m in istrativ o , el im perio incaico es­ tab a dividido en cu atro provincias, cada u n abajo un A PO o G obernador Im perial, quien resid ía en el Cuzco y era un p a­ rie n te cercano del Inca; su oficio no e ra h ered itario . D ebajo del A PO estab an los CURACA, cuya im p o rtan cia v a ria b a se­ gún el n ú m ero de hom bres por los cuales e ra n responsables (de 10.000 a 100 trib u ta rio s). Su oficio e ra h e re d itario y en sus filas podían e n tra r tam b ién jefes de pueblos som etidos por los Incas (Rowe, loe. cit. p. 261). Los CURACA a su vez, n o m b ra ­ ron funcionarios responsables de grupos de 50 y 10 trib u tario s. C onsiderando e l .perfecto funcio n am ien to de la a d m in istra ­ ción incàica, no debe cau sar m ay o r asom bro la presencia de ta n to s restos d e la civilización incàica en C hile, au n q u e el p e ­ ríodo de dom inación efectiva h a sido corto. L a co m penetración d e elem entos autóctonos e im portados d el n o rte h a llevado a los au to res m ás antiguos a d a r dem asiado im p o rtancia a la o b ra civilizadora de los Incas, adscribiendo a ellos h a sta la in tro d u c ­ ción d e la ag ric u ltu ra en las pro v in cias chilenas, opinión enerf ;c a d e n te com batida y rep elid a p o r L atch am (op. cit., p. 234 et a l) . (1) R. L atcham : La P reh istoria C hilena, Sigo, 1928, p. 234, J. T. M edina. Los aboríg en e s d e Chile, p. 33f. (2) L atcham , id. p. 236


M oslny LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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P arece, que h ab ía dos im po rtan tes centros adm inistrativos en C hile: uno en Coquim bo y o tro en e l v aile d e Colina, en u n lu g ar llam ado M A PU C H E (1). A dem ás existían varios lugares fortificados (id p. 340 ss) y co n tab an con u n a ex ten sa red de cam inos, f u e com unicaban los p untos principales de las provin­ cias e n tre sí y con la cap ita l d el Cuzco.. Estos cam inos se ex­ te n d ía n h a sta Ta'lca y cerca d e Colina (provincia de Santiago) se p u e d e n o b serv ar todavía resto s de uno d e ellos. A lo largo d e todos estos cam inos se h a b ía n construido tam bos, q u e ser­ v ían a los v iajero s como p untos de descanso y reaprovisiona­ m iento. E x istía la costu m b re de d estacar e n las provincias parien ­ tes d e l In c a re in a n te en altos puestos adm inistrativos y dar —en algunos casos— m u je re s de la casa re a l como esposas a curacas indígenas. C u e n ta M ontesinos (2) d e la visita d e dos jóvenes p rín cip es incáicos, hijos d e gobernadores d e Chile, a la corte d e l Cuzco, donde fu ero n recibidos p o r su tío el Inca (“V iracocha”) y le convencían a v en ir a Chile, lo que ¡hizo efectiv am en te —según el au to r— algún tiem po m ás tarde. En esta ocasión llevó consigo al Cuzco, los hijos de algnos caciques y adem ás, “dos m il chilenos escogidos p ara ir a la conquista de los chachapoyas de la m o n tañ a”. Los h a b ita n te s d e las provincias chilenas estaban además bajo la obligación de re n d ir u n trib u to anu al de oro, que tenía que ser e n tre g a d o al Cuzco. El testim onio de los cronistas acerca de las relaciones rela ­ tiv a m e n te estrechas e n tre >la capital del Im perio y las provin­ cias chilenas es corroborado por los num erosos hallazgos arqueoilcigicos, q u e se h a n hecho en e l n o rte y centro d e Chile. O bjetos n eta m e n te de fabricación incàica se encuentran en las colecciones arqueológicas chilenas; m uchos de ellos son ilu stra­ dos en la obra d e José Toribio M edina, como por éjem plo fig. 73, u n a cabeza d e m aza e n form a d e estrellas, procedente de ¡Freirina; fig. 113-115, tre s fig u ritas d e auquénidos. Uno de oro lam inado, u n a d e concha y u n a de p la ta maciza, tam bién pro­ ceden tes de .F reirina; las dos prim eras son sem ejantes a las en co n trad as en lia sep u ltu ra d e l niño en e l cerro El Plomo; fig. 138-142, fig u rita s de m u jeres y u n a de hom bre; hechas dé' oro plata,, procedentes de F re irin a y de Paihueco; las figuritas de m u je re s tam b ién son sem eiantes a la encontrada e n terrad a apar­ te e n e l cerro E l Plom o; fig. 131, u n TOPU de oro de Copiapó; f. (1) J . T. M edina. Los A borígenes de Chile, p. 339. (2) . C itad o p o r M edina, id. p. 335-337.


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B o le tín 'd e l M useo N acional d e H istoria N atural

fig. 134, u n TU M I d e bro n ce d e S an José de M aipú; fig. 182 y 183 u n a Olla d e p ie d e F re irin a y u n ja rro de S an José de M ai­ p ú ; fig, 211, u n aríbalo, encontrado en F re irin a ; son estos so­ la m e n te alg u n as y los m ás típicos de los objetos de proceden­ cia o fo rm a incàica, encontrados en suelo chileno y cjpscritos por J. T. M edina. U n com pleto cem enterio de época incásica !ha sido en co n trad o en L a R eina, sub u rb io de S antiago, hace alg u n o s años ( l1). E ste cem enterio d a ta sin d u d a del fin a l de la época precolom bina, y a q u e la fu sió n d e los estilos d iag u ita >e incàico en alg u n as piezas die cerám ica h ace su p o n e r u n a 'lar­ g a fa m ilia rid a d d e los a rtífices d ia g u ita s con el estilo incàico o vice versa. In felizm ente, debido al clim a húm edo, h a n desaparecido to ­ dos los tejidos, d e m odo q u e n o se p u e d e n co m p arar con los' del cerro E l Plom o; por el o tro lado, en este ú ltim o yacim iento, no se h a n encontrado piezas d e cerám ica —salvo pequeños frag ­ m en to s— los cuales ab u n d a n en e l cem en terio de La R eina N o ob stan te y sin lu g a r a d u d a, p e rte n e c en am bos yacim ientos a la época incàica en Chile, con u n a posible d iferen cia m áxim a de 50 años. . Estp in tercam b io d e l elem en to h u m an o en form a d e M I­ TIM A E S o de trib u to d e sacrificios, m encionado m ás a rrib a , y f'1 pubeicniient'-- in tercam b io de elem en to s c u ltu rales, ex p lica Ir. p re se n c ia del niño e n la cu m b re del ce rro E l Plom o. Según sr. in d u m en taria, no es o riu n d o del cen tro del país. P u e d e ser entonces h ijo d e u n CURACA, enviado a e sta región por o r­ d en d e l Inca en su o b ra de pacificación o am algam ación d e los H em entos heterogéneos d el im perio o tam bién, puede tra ta rs e d e u n niño, q u e h ab ía sido seleccionado p a ra el trib u to de sa­ crificios, llevado al C uzco y de allí, en la red istrib u ció n , había sido d estin ad o p a ra la H UACA d e 1 cerro E l Plom o. . T am bién la p re se n c ia de u n sólo hallazgo d “ esta índole íW’Ú7ás Hos ri ?» «nmóne a u e la a n tig u a ex cavación visib le .en o tr a d e las p ircas h ab ía contenido u n a vez e l cueroo de un sa­ crificio) se pxnlica con ro rt^ duració n del im perio y del cul­ to so’a r en el c en tro de Chile. Los sacrificios hum anos, como sa­ crificios suprem os, e ra n re la tiv a m e n te escasos, po rq u e se ofre­ cían solam ente en co n tad as ocasiones y suponem os que e sta s ocasiones se h a b ía n p resen tad o sólo u n as pocas veces, quizas lin a sola vez.

(1)

M oslny: Un cem enterio Incàico c-n Chile Central. B oletín del M useo N a ­ cional de H istoria N atural, toni. X X III, Stgo.


VII Conclusiones P or G re te M o stn y



CONCLUSIONES

FINALES

D espués de u n estudio m inucioso de todos los aspectos que p re se n ta ¡el co n ju n to arqueológico excavado a 5400 m. de al­ tu ra , cerca do la cu m b re del cerro El Plom o, situado en la p ro v in cia de S antiago d e n u e stra República, a 33? 13’ lat. S. 70? 13’ 10 de Long. O, se llega a las siguientes conclusiones: 1-— E l c a d áv er encontrado corresponde a u n niño de sexo ,m ascu lin o d e 8 a 9 años edad (exam en' radiológico) de desa­ lío n o rm al, salvo quisas, e l tam añ o de m anos y pies, q u e es m ás reducido q u e lo correspondiente a su edad y estatura. Es­ ta rasgo p u ed e ser individual o tam bién racial, ya que Forbes llam a la atención a este hecho e n tre los indios que vivían en el altip lan o andino, cerca del lago Titicaca. El grupo sanguíneo 'del cad av er co rresponde al 0, al cual p ertenece la m ayoría de los aborígenes am ericanos antes de la conquista, y el exam en d e u n tro zo d e la piel de la p a rte sacral acusa la existencia de una débil m ancha p igm entaria, com únm ente llam ada “m ancha r ’ongólica”. P o r ló dem ás, su conform ación, crestas papilares, etp., corresponden a las de las razas actualm ente existentes. El cad áv er no p resen ta ningún traum atism o que pudiera haber sido la causa de la m u erte. . . , , 2. El perfecto e sta d a d e conservación del cadaver se debe a su situación e n te rra d a a ta n ta a ltu ra en u n suelo perm anen­ te m e n te helado. que ha excluido la descomposición por un la­ do y la desecación p o r el otro. L a conservación es tan perfecta, Que e l co m portam iento d e la piel en el corte histológico " r a el mismo como en u n cuerpo recién fellecido. E l exam en radio­ lógico reveló fd em ás la existencia de los órganos internos co­ mo corazón, diafragm a, pulm ones y otros, que no se pueden distin g u ir con claridad, debido a :a posición acuclillada en la cual se en c u e n tra el cadaver. Q ue el niño ha llegado vivo a la a ltu ra lo com prueban las congeladuras sufridas • en algunas i'a'anges de la mano. 3. E n cu an to a la causa de la m uerte, ya oue faltan lesio­ nes extern as, se pupone, que ésta tam bién se haya producido


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Boletín del M useo N acional de H istoria N atu ral

p o r la congelación después d e h a b e r ingerido u n narcótico u otro estupefaciente, como alcohol y después h a b e r sido deposi­ ta d o e n la tu m b a. E sta suposición es c o rro b o rad a por e l e x a ­ m en arqueológico. 4. D e la in d u m e n ta ria y d el a ju a r fú n e b re se deduce cla­ ra m e n te . q u e e l n iñ o vivió en la ú ltim a época precolom bina, e s d e c ir e n la época inqáica y q u e e ra u n súb d ito d e los Incas, h ijo d e a'lgún noble d e la p ro v in cia d e l CO LLA SUY U, que com ­ p re n d ía to d a la p a rte s u r d e l im perio, d esd e e l altip la n o boli­ viano h a sta el s u r d e Chile. D entro d e e sta v a sta zona su lu ­ g a r de origen —o e l d e su fam ilia— e ra p o sib lem ente e l a lti­ p la n o n o rte de C hile o su r de B olivia; así lo h acen su poner el adorno d e p lata, los m ocasines y e l pein ad o y quizas las p lu ­ m as de cóndor en su tocado. E ste ú ltim o d a ría la clave, p u es­ to que el tocado e ra d ife re n te p a ra las d ife re n te s en tid a d e s é t­ nicas ded im perio, p ero no e s tá d escrito p o r n in g ú n cronista. !~ñi descendencia d e u n lu g a r d e l altip lan o n o imraide, q u e su fam ilia h a y a vivido en 3as regiones c e n tra le s d e Chile, en cali­ dad de M ÍTIM A ES traíd o s p o r los Incas. 5. E l niño h a llegado a su tu m b a en la c u m b re d el cerro E l Plom o en calidad de sa c rific o , que solían h a c e r los Incas —y an te s d e ellos los p ueblos andinos1— a sus diosas v H U A CA S prin cip ales y e n ocasiones espaciales. L a d iv in id ad a la cual fu é sacrificado e ra p ro b ab lem en te el Sol. E n la p a rte a lta del cerro se e n c u e n tra n dos grupos p rin cip ales d e construcciones; u n a d e p la n ta elíptica, cuyo e je m a y o r es desviado e n 13 g ra ­ dos d e l N orte; e s ta p eq u eñ a construcción, q u e e ra u n an tig u o adorato rio , se e n c u e n tra a 5200 m. d e a ltu ra ; u n segundo g ru ­ po com puesto d e tre s construcciones re c ta n g u la res, se en cu en ­ tr a a 5400 m. d e a ltu ra y la constru cció n d e b a jo de la cual esta­ b a e n te rra d o el niño, o ste n ta la m ism a d esviación de sai eje m a y o r como e l a d o ra to rio d e m ás abajo. E sta desviación co­ rresp o n d e p a ra la la titu d d e l cerro E l Plom o, a l p u n to en el cu a l sale e l sol e l d ía de solsticio d e v eran o (23 d e diciem bre), d ía de uno d e las m av o res fiestas ce le b ra d as en todo e'l im pe­ rio, el C A PA C RACM I, y p a ra e l c u a l e stá n com probado sa­ crificios de niños, p o r lo m enos e n los alred ed ores del Cuzco. A fav o r de la te o ría de sacrificio h a b la ta m b ié n la c in tu ra fa ­ cial, q u e seg u ram en te e ra cerem onial, au n q u e no podem os d ilu ­ c id a r su significado, y las piezas d e g ra n valor, re a l o m ágico, com o la fig u rita de oro y concha y la bolsa d e plum as. 6. E stá com probado a tra v é s de los cronistas, que ex is­ tía u n trib u to de niñ o s p a ra sacrificios, que te n ía que ser en-


M ostny, - LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

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cregado p o r todas las provincias; de ellos se elegían prim era­ m en te los sacrificios p a ra la capital y sus santuarios, el resto fu é re d istrib u id o e n las provincias. Así tam b ién puede expli­ carse la p resen cia de u n niño del n o rte en la región de Chile cen tral. L a m a n e ra de sacrificarlo e ra e n este caso sepultarlo vivo, lo q u e se hizo, después de em briagar la víctim a con u n b re b a je fu e rte de chicha, de modo que el sacrificado pasó del estu p o r d e l alcohol a la m u e rte por congelación, sin despertar­ se y d a rse c u e n ta d e su horro ro sa situación dentro de la tu m ­ ba. A sí lo indica tam b ién la ex p resió n 1pacífica de la cara, que p arece se r 'la de u n niño dorm ido. 7. L a época en la cu al tu v o lu g a r este suceso, se rem onta a unos 450 años atrás. L a dom inación incàica d e l VaiEle C entral fu é d e c o rta d u ració n y se inició unos cincuenta años antes de la llegada d e los españoles o sea al final del siglo XV. Con la llegada de los españoles se acentuó la desorganización del im ­ p erio p a ra lle g a r a su -disolución y con ella a la supresión de las costum bres indígenas. , , Ui, i

»


Apéndice (•) RELATO DE LA ASCENSION AL CERRO EL PLOMO 5130 m., EL X.’ DE FEBRERO DE 1954 Y DE LA ACTIVIDAD DESARROLLADA DURANTE LA PRIMERA EXPEDICION CIENTIFICA ANDINA, DEL 2 AL 9 DE AEKIL DE 1951. Por OSCAR GONZALEZ F.

E ra el sábado 27 de Enero, cuando p artim o s de S antiago rum bo al cerro “El Plom o” de 5.430 m., ubicado en la p ro v in ­ cia de S antiago, e n tre los 33^ 14’ 30” de la titu d S u r y 709 13’ de longitud Oeste. En C orral Q uem ado nos unim os a C arlos 2.9 O livares; después de c a rg a r los anim ales, com enzam os la aseen-* sión a caballo, pasando por F arellones, p ortezuelo del Colorado, hasta el cajón de las L laretas, donde instalam os las carpas p a­ ra p a sa r la noche. A quí perm anecim os h asta las 11 de la m a ­ ñ an a del día 28. Nos en contrábam os p rep aran d o la carga, cu rjido divisam os una tro p illa de cinco m uías que descandían por el cajón de las L laretas. A l poco ra to p asab an fre n te a nosotros, era el an d in ista D u p rat y otro com pañero, que se d irig ía n al G ran S alto del O livares; luego de cam b :ar saludos, con tin u aro n su m archa. Pocos m inutos m ás ta rd e nosotros rean udábam os La m arch a con destino al cam pam ento alto. Son las 12.30 hrs., cuando llegam os a P ie d ra N um erada, ahí encontram os n u ev am en te el grupo de D u p rat, que estaba des­ cansando. En éste punto le dim os de b e b sr a los anim ales y con­ tinuam os in m ed iatam en te a in sta la r el cam pam ento alto. D u ra n ­ te la m arch a, cruzam os las vegas del Cepo, cam oos de niev e p e ­ n ite n te , h asta to m a r la m o rren a del vestisq u ero Iver, en cuyo ex ­ trem o su p erio r nos d ejaro n las m uías. O livares descargó el eq u i­ po y com enzó a d escender in m ed iatam en te, pués eran las 16.30 hrs. El resto de la ta rd e nos dedicam os a in sta la r el cam p am en ­ to, a re c o rre r los alred ed o res y to m ar alg u n as fotografías, no s'' divisaba n in g ú n ser por esos lugares. Nos en contrábam os en el cam pam ento, cuando vim os en la n a rte in ferio r de la m o rren a, una tro p illa que subía. A las 18.30 hrs. lleg ab an h a sta n u estro cam pam ento, era rl a rrie ro G allardo que ven ía a d e ja r c u atro an d in istas del Club G astón S aav ed ra; el a rrie ro regresó a P ie ­ dra N um erad a y los an d in istas se p u siero n a in sta la r sus c a r­ pas unos pocos m etro s m ás abajo del nuestro. *

Ks!c inform e describe el encuentro con los hom'br^s que descubrieron y bajaron la m omia.


G o n zález. - LA MOMIA DEL CERRO EL PLOMO

El tiem po e ra e x tia o rd in a riam en te bueno, así fué como per­ m anecim os contem plando los herm osos panoram as de la Cor­ dillera, h a sta las últim as luces del día. A las 21 hrs. nos introdu­ cíam os en los sacos de dorm ir. Día 1.9 de F ebrero. A las 5 de la m añana, después de haber desayunado, em prendim os la m archa hacia la cum bre. En ese m om ento, se p re p a ra b an tam bién los del “G astón Saavedra”. Com enzam os la ascensión por el acarreo h asta tom ar el fi­ lo rocoso, que nos llevó d irectam en te a un sendero de lajas. En este lu g a r nos detuvim os algunos m inutos, p ara observar los ventisqueros y las im ponentes cum bres lim ítrofes. Al m irar el cam ino recorrido, lo p rim ero que nos atrajo la vista fué el gru­ po del G. S., que v enían en m edio del acarreo. Continuamos h asta la o rilla del ventisquero, al pie de la “pirca de indios”, aquí calzam os crapones y nos pusim os la cuerda. E ran las 8.15 hrs., cuando com enzábam os a cru zar el hielo, instantes más ta r­ de dejábam os cuerda y cram pones en la orilla opuesta. Estába­ mos próxim o a llegar a la cum bre falsa, cuando al m irar hacia abajo, vim os dos personas que aparecían por el sendero de lajas y se d eten ían en el m ism o lu g ar que lo habíam os hecho noso­ tros. En un principio creim os que serían los del otro grupo, pe­ ro nos ex trañ ó que h u b ieran alcanzado el filo tan ráoido. Estas dos personas se pusieron en m archa nuevam ente y llegaron al borde del ventisquero; he aquí la sorpresa p ara nosotros, al ver­ los que sin d eten erse p ara nonerse cram pones y cuerda, inicia­ ron la trav esía, cada uno por su cuenta sin m ás seguridad que una pala y u n chuzo, que em pleaban como piolets. Sorprendi­ dos an te lo que estaba sucediendo, nos quedam os inmóviles pa­ ra ver que o curriría, pués sabíam os perfectam ente que las con­ diciones del hielo no eran como para cruzarlo en esa forma. A fortu n ad am en te, cruzaron sin novedades y se detuvieron ju n ­ to a n u e stra cuerda. Al verlos que estaban seguros, continuamos la ascensión, alcanzando la cum bre de 5430 m. a las 9.45 hrs. A quí nos dedicam os a to m ar panorám icas y revisar la caja cum­ bre. P erm anecim os en la cum bre una hora 3!4, es decir comenzá­ bam os el descenso a las 11.30 hrs. Cuando bajábam os hacia la cum bre falsa, vim os que las dos personas que habían cruzado el hielo en la m añana, estaban cavando en la m ayor de las tres pir­ cas, que h ay en ese lu g ar a 5.400 m. E n tre nosotros com entam os; todavía existen fanáticos bus­ cadores de tesoros, seguram ente no en contrarán nada. Así fué como continuam os hasta la pirca y al pasar por el lado vimos que rem ovían la tie rra , sin que hubieran extraído nada, al m e­ nos a n u e stra vista. Continuam os el descenso, pero nos llamó la atención dos sacos que se encontraban en el interior de otra p ir­ ca m ás chica (ver croquis). Nos acercamos hasta el luear y cons­ tatam os que los sacos estaban vacíos y la pirca no tenía indicios


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Boletín d e l M useo N acicnol d e Historie N ctrro l

de qu e hubiese sido rem ovida en esta oportu n id ad, pués sus p a­ redes m o strab an d erru m b es m u y antiguos. P o r lo avanzado rH la hora, continuam os bajando. A n tes de lleg ar al ven tisq u ero nos encontram os con el g rupo G. S., que su b ían len tam en te. N uev am en te cruzam os el hielo, llegando a “pirca de indios”, donde descansam os algunos m in u to s y cuando partíam os, vim os que descendían el m ás jo v en de los dos m ineros con u n a m ochi­ la al p a re c e r llen a con alg ú n objeto, pués se le n o tab a pesada. T am bién se n o tab a que tra ta b a de m a n ten ern o s distancia. No le dim os im portancia y continuam os. M ás ta rd e nos cruzam os con él, en el acarreo, A quí lo in te ­ rrogam os acerca de lo que h ab ía encontrado, á los cual nos re s­ pondió, que no h ab ía encon trad o nada. N u ev am en te le p re g u n ­ té, —bueno y q u e llev a d e n tro del saco. R ecibiendo como única respuesta, “nada, es com ida”, v aq u í term in ó la conversación, pués se lanzó acarreo abajo. S o rprendidos y ahora, m ás in tr i­ gados p o r la a c titu d de éste hom bre, continuam os h a sta el cam ­ p am en to donde y a nos esp erab a O livares. B ebim os algo, lev an ­ tam os el cam pam ento e iniciam os el reg reso a P ie d rá N um erada. H abíam os salido unos cuantos m etro s de la m o rren a, c u an ­ do nos encontram os con u n h o m b re dq av an zad a edad, que su ­ bía a caballo tira n d o otro an im al de silla. A l p asar i u n to a él, le dije: B uenas tard es, va a en c o n tra r a sus am igos. V ienen bien a rrib a aún. ¿Cómo se llam an ? —A lo cu al m e respondió con u n a sonrisa, “h a sta luego p a tró n ” y continuó su m archa. P reo cu p a­ do po r éste e x tra ñ o p erso n aje y sin p o d er esclarecer nada, t u ­ ve qu e a p u ra r m i cab alg ad u ra, p ués la noche se acercaba. L le ­ gam os con las ú ltim a s luces del día a P ie d ra N um erada. 2 de F eb rero . E ra poco m ás de las 8 de la m añana, e stáb a ­ m os p rep aran d o el equipo p a ra re g re sa r a S a n tia g o ,, cuando vi­ m os que se acercaba el v iejo a rrie ro y sus dos com pañeros. O li­ v ares se ofreció p a ra ir a sacarle la p ep a al viejo, y p artió . No­ sotros continuam os encajonando las cosas. A l rato , C arlos v o l­ vió ap resu rad o a contarnos que el viejo le h ab ía dicho a u e sus am igos h a b ía n en co n trad o u n a m om ia in d ia y q ue la h a b ía n en ­ te rra d o m ás abajo, pero que no te n ía oro. A l oir lo que decía Carlos, p a r t’mos a co n v ersar con ellos, pero p arece que no desea­ ba te n p r relaciones con nosotros, pués p a rtie ro n río abaio. O livares nos contó a u e no los conocía, que no e ra n de la re ­ gión, pero que le p arecía que .el viejo v ivía en la desem bocadu­ ra del Colorado. Sin te n e r m ás noticias sobre ta l hallazgo, regresam os en m ula h asta C o rral Q uem ado, donde tom am os la m icro de la M ina D isputada, que nos tra jo h asta S antiago. Esa m ism a noche com unicábam os en el Club, la noticia del hallazgo de u n a m om ia en el cerro “El P lo m a ”.


ILUSTRACIONES I.

Figuras en el texto: fig.

2 a y b L l a u t u ............ 3 4 5

6 7

8 9

10 11 12 13 14 15 16 17 18 II .

D etalle del Tocado B razalete ........................ C ostura del UNC'U .... Flecos del U N C U '..... M ocasín .......................... D etalle del m ocasín .... D etalle d e bolsa ........ C intu ró n ......................... D etalle del tocado del ídolo .............................. D etalle del tocado del ídolo .............................. C ollar del ídolo .......... “El C atorce C ap itán ” . C entro religioso del cerro El Plomo ............. A doratorio ..................... Plano del en terrato rio P irca m ayor .................

31 34 36 38 39 39 41 42 47 47 50 51 52 56 8fi 88

91 92

L ám inas I ay b Momia vestida *II M omia desnuda. III - VI R adiografías. V III a P arásito in testinal; b -d cortes histológicos ............. V II Im presiones digitales. IX a C ara; b peinado. X a adorno de p lata; b mocasines. X I a C huspa; b bolsa de plumas. X II a Bolsas de cuero; b auquenidos; c ídolo desnudo. X III a y b Idolo vestido de fren te y de espaldü. X VI - X V III F ibras textiles X IX T inturas. X X C erro El Plomo. X X I - X X C erro El Plomo, vistas parciales. *)

L ám ina I m uestra a la mom ia tal como h a ingresado al Museo; lám in a I b es una fotografía tom ada un año y medio después; se ha colocado el penacho de plum as en el luyar correspondien­ te y se ha elim inado el adorno de p lata, que había sido colo­ cado debajo del L lautu por los descubridores.




L A M IN A

2

rO T O

OSCAR

O O N X A L «*



L A M IN A

4









LAMINA

11








37

38

L Á M IN A FOTO

IN S T IT U T O DE

DE

M A TERIA S

18 INVESTIGACIO N PRIMAS

39

40

41

42

zm .



LA

FLECHA

INDICA

LA

CUM BRE

DEL

C E R R O 'P L O M O

DONDE

FUE

ENCONTRADA

LA

M O M IA .






I N D I C E

D r. R icardo O rfila.— Un género y especie nuevos de Cossidae (L ep.) arg en tin o o chileno ..............

123

D r. E m ilio U re ta R.— Revisión de la fam ilia Cossidae (Lep. H et.) en Chile ..............................................

129

D r. Em ilio U re ta R.— Nueves H eteroceros (Lep.) de Chile (II p a rte ) ........................................................

154

D r. E m ilio U re ta R .— Tatochila autodice (H übnef) e n Chile ..................................................................... .

165

D r. E m ilio U re ta R.— L epidópteros introducidos acci­ d en talm en te en Chile ................................................

166

N ecrología.— Don H um berto Molina B astidas

167



UN GENERO Y ESPECIE NUEVOS DE COSSIDAE (L ep .) ■ARG E N TIN O - CHILENO

0-

t;

-

por RICARDO. N. ORFILA ,

H ace años recibí de un coleccionista, algunos ejem plares de una especie de Cossidae, sin duda alguna nueva p ara la cien­ cia. Permanecieron en m i colección por largo tiempo hasta que su estu d io se impuso p a ra incorporarlos al catálogo de los le­ pidópteros neotropicn’es. en preparación con la colaboración de la profesora N élida H. Rossi. E n 1951 el señor Sergio B arro s V alenzuela, de Santiago, me solicitó la d eterm inación de tre s ejem plares de su colección,’ ha­ ciéndole yo sa b e r oue se tr a ta b a ce una especie nueva de fu tu ra publicación. E s a h o ra oportuno hacer conocer dicha especie, de la que he tenido la posibilidad de e stu d ia r ab undantes m ateriales, pa­ r a p e rm itir su incorporación en la “Revisión de la fam ilia Cossidae en C hile” que publica en este m ismo volumen el doctor E m ilio U re ta R., quién, independientem ente, la había id en tifi­ cado tam b ién como nueva. A gradezco al señor D irecto r del Museo N acional de H isto­ ria N a tu ra l el h a b e r puesto a m i disposición estas páginas del prestig ia d o “B oletín” de la in stitución a su c arg o ; al .doctor Em ilio U re ta R., p o r la caballerosidad con que ha reconocido m i p rio rid ad , aú n 110 édita y por p erm itirm e incorporar a es­ te estudio los m a te ria le s de la sección Entom ología del Museo, a su c a rg o ; al señ o r.S erg io B arro s V alenzuela por haberm e p e r­ m itido el estudio del m a te ria l de su colección; a la profesora N é­ lida H. Rossi p o r la in in te rru m p id a y cordial colaboración en las ted io sas ta re a s de catalogación, investigación bibliográfica y fa e n a de la b o ra to rio ; al ingeniero Sergio Schajovskoi, de Neuquén, A rg e n tin a p o r ■materiales de su colección, am pliam ente p u e sta a m i disposición. U n p á rra fo especial de agradecim ien­ to a m i am igo y colega, don A lberto B reyer, que no sólo m e ha b rin d ad o su e x tra o rd in a ria colección, p a ra su estudio, sino que, en fo rm a to talm en te desin teresad a me ha facilitado toda su er­ te de m edios p a ra que p ro sig a m is investigaciones entom ológi­ cos'en fo rm a p a rtic u la r, después de h ab er dejado la je fa tu ra de la sección E ntom ología del Museo A rg e n tin a de Ciencias N atu' • rales de Buenos A ires, en el que,cum plí -2S años de labor. r (La especie m encionada corresponde a una ¿íueva entidad g'enéricá-que describo a continuación.. ; ■*'■ : 'W1 • í


Boletín d el Museo N acional de H istoria N a tu ra l. XXVII (2) 1957.

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BR'EYERIANA gen. nov. Genótipo: B reyerian a cistransandina sp. nov. Próximo a L a n gsdorfia Hübner (genótipo L angsdorfia fra n ck i Hübner) del que se distingue porque en el ala anterior la MI nace lejos de R5; porque en el ala posterior hay tres anales libres y no existe areola o célula accesoria de la célula discal; los genitales $ carecen de la costa individualizada e n las valvas y el uncus es cupuliforme y no ganchudo. D ia g n o s is :

Fig. 1.

B r e y e r ia n a c is t r a n s a n d in a sp. n. a: Ala anterior, b: Ala posterior, c: Armadura genital ¿ .

D e s c r i p c i ó n . La cabeza tiene las antenas ampliamente plu­ mosas hasta el ápice; los palpos son proyectados, con el artejo basal cubierto por largos pelos dirigidos hacia adelante, el ter­ cer artejo ovoideo, algo aguzado y cubierto de escamas lisas apretadas; los ojos desnudos. El ala anterior ancha, subrectangular, con el borde costal recto, el ápice redondeado y el borde


O rlila - UN GENERO Y ESPECIE NUEVOS DE COSSIDAE

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anal d ila ta d o en el tercio basai. L a Se llega h a sta la costa, R. desde la m ita d de la célula h a sta la costa, Rn a R 5 separadas, n a ­ cen del ángulo su p e rio r de la célula en donde R-, form a una aréo la o célula accesoria cuneiform e, la M bisecta la célula dis­ cal y se b ifu rc a en la m itad de su tray ecto , M, separada en el nacim iento de R.-, y m ás cerca del nacim iento de ésta que del de Mi, Mo desde el m edio de la discocelular, M3 desde la discoce­ lu lar, Cuj desde el ángulo in fe rio r de la célula, Cu= desde el bor­ d e in fe rio r de la célula, A t sólo p resen te en el cuarto term inal, unida con A2 por una b a r r a tra n sv e rsa l, A2 h a s ta el m argen, A, fusionada con A 2 cerca del origen. El ala posterior triangular, alargada, el borde costal algo lobulado en el medio, el ápice aguzado y el torno redondeado; frènulo ancho en la base y muy aguzado en el extremo ; Se for­ ma el borde superior de la cédula discal con una inflexión so­ bre la discoceludar; Rs desde la célula, muy próxima a M , ; M , desde algo arriba del medio de la discocelular, muy próxima a Rs con la cual es casi paralela, para diverger hacia el margen; M corre por el tercio inferior de la célula discal, bifurcándose en la mitad distai; MU y M3 nacen antes del ángulo inferior de la célula, muy próximas para luego separarse ampliamente ; Cut desde el ángulo inferior; Cu2 desde un poco después del medio de la célula; A, y A2 separadas desde el origen; A, in­ dependiente y casi coincidente con el borde anal del ala. Patas fuertes, muy pilosas. Abdomen cónico, fuerte con dos mechones laterales, subterminales de pelos apretados. , Genitales 5 con la porción tergal y esternal de los uritos octavo y noveno no soldadas. O b s e r v a c i o n e s : Este género ha sido llamado Breyeriana como 'homenaje amicai y afectuoso a Don Alberto Breyer, por la labor cumplida a lo largo de los treinta años transcurridos desde la publicación de su primer trabajo lepidopterológico. B R E Y E R IA N A C IST R A N SA N D IN A sp. nov. D e s c rip c ió n : S . Cabeza con la frente peluda de color cre­ moso grisáceo; vértice con pelos cremosos y n e g r o s ^entremez­ clados, dirigidos hacia adelante; antena con el funículo esca­ mado dorsalmente, las escamas cremosas con algunas espacia­ das escamas negras entremezcladas; apófisis de las antenas largas, cilindricas, delgadas y curvadas, cubiertas por escamas negras excepto en el ápice donde hay un manchón terminal de


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Boletín d el M useo N acional d e H istoria N a tu ra l, XXVII (2) 1957.

escam as crem o sas; v en tra lm e n te con num erosos pelos se n so ria ­ les e rg u id o s; palpos n egros excepto la m ita d d istal del segundo y iá m itad p roxim al del tercero que¿ p o r su c a ra in te rn a , so?) am arillo cremoso. T ó rax con el disco a b u n d an tem en te piloso, con pelos n e­ g ros entrem ezclados con pelos crem cso-gri.§áceos que fo rm a n u:i g rueso pincel te rm in a l: tég u las de color g rjs hum o, re su lta n te de la mezcla de pelos blanco-am arillento sucio y n e g ro ; p a ta g ia grisácea con tre s líneas n eg ras delgadas, tra n sv e rsa le s, la úl­ tim a de ellas m a rg in a l; m e ta tó ra x con dos, m echones de largos pelos dispuestos trrm sv ersalm en íe desde la ax ila del ala hacia la línea m edia donde- se e n tre c ru za n .5 '- r 4* y •

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.Jzp-tjAla a n te rio r de color g e n e ra l g ris ¡.h u m o ; la co sta en los 'cftjs'"tercios b asales c asi b la n q u e c in a ; el á re a discal algo m ás oscura, u n a f a ja su b m a rg in a l y el á re a an al g ris oscuro, las n e rv a d u ra s d elg ad am en te señ alad as en p a rd o ; e n tr e R 4 y C u. las células m a rg in a le s con u n a m an ch a la rg a y a n g o sta , de a s ­ pecto cuneiform e, de color c a sta ñ o negruzco y c u y a p u n ta adel1 - gazad a llega h a sta la f a ja g ris su b m arg in al. H ay un p u nto ca­ sa-, y. s j c ircu lar, su b m a rg in a l e n tre la R¿ y R., y o tra m an ch a cuneiform e del m ism o color e n tre A, y A 2;'A , en la -base con una ür>' rT' m anch a del m ism o color; una línea m a rg in a l d elg ad a de color • 1 ■castañ o oscuro, c o rta d a en blanco sobre las n e rv a d u ra s ; el b o r­ de ex tern o con un angosto fleco blanco g risá c e o ; {oda el á re a subdiscal del -ala, donde se ubican las m an ch as cuneiform es, con


O riila ■ UN GENERO Y ESPECIE NUEVOS DE COSSIDAE

tinte pajizo oscuro. El envez del ala de color gris humo que se obscurece paulatinamente desde la mitad marginal hasta el mar­ gen entre R y M2, a partir de la dis.cocelular y sin llegar al ápice, una mancha subrectangular gris bronceada. Ala posterior con el haz blanco argentino, con las nervadu­ ras delgadamente pardas y el borde claro; el envez de igual co­ lor, sólo ligeramente ahumado en el ápice. Las patas blanco-grisáceas, con pelos cremosos y pardos en­ tremezclados; los tarsos pardo oscuros. Abdomen de color blanco plateado, con el primer segmen­ to distalmente pardo; el segundo con dos puntos pardos subdorsales, uno a cada lado de la línea media; el cuarto y quinto ani­ llados de pardo con una delgada línea media dorsal plateada; ápice con pelos pardos entremezclados; ventralmente grisáceo sucio uniforme. Genitales $ . La terminaba es realmente notable porque no existe fusión entre los componentes del noveno y décimo uritos. El tegumen o noveno tergito, con forma de ampolla adelgazada distalmente articula mediante una membrana con el vinculo o noveno esternito que se presenta ancho y escotado en sus por­ ciones distales y angosto en las proximales para formar el saccus. El uncus o décimo tergito tiene una forma de cúpula mamelliforme, conectada mediante membrana con el gnathos o déci­ mo esternito, que se presenta como dos placas curvadas, soste­ nedoras de la tuba a**«»’l is; las valvas son trapezoidales en su contorno y curvadas hacia adentro. E n v e rg a d u ra :

$

4 5 -6 0 m m .

5. Algo más grande que el macho y con la faz superior de las alas posteriores del mismo color gris que las anteriores. Por la faz ventral las cuatro alas son más oscuras que en el macho. También las antenas son más cortamente pectinadas que en este. Envergadura del Allotypus: 57 mm. D i s t r i b u c i ó n g e o g r á f i c a : Argentina y Chile. E j e m p l a r e s e s t u d i a d o s : 1 í Holotypus, Argentina, Co­ modoro Rivadavia, J. Paschetto leg., 1936, en Col. Orfila; 1 5 Allotypus, Chile, Río Maulé, 1.400 ms. L. Peña & O. Barros leg. 11-1956 en la Col. Museo Nacional de Historia Natural de Chi­ le* 7 Paratypi de Argentina, Comodoro Rivadavia, J. Paschetto leg 1936, en Col. Orfila, 1 g Paratypi de igual procedencia, co­ lector y fecha en la Col. U. S. National Museum cedido por el autor; 5* Paratypi de Chile, Río Maulé 1.400 ms. en Col. Mu­ seo Nacional de Historia Natural de Chile; 5 a Paratypi d igual procedencia y como los anteriores, coleccionados por L. Peña y O. Barros en la Col. dé los citados entomólogos; l a


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Boletín del Museo Nacional de.H istoria N atural, XXVII (2) 1957.

Paratypus de Argentina, Neuquén, Parque Nacional Lanin, S. Schajovskoi leg. en Col. Schajovskoi; 2 $ Paratypi de Chile, Campanario, Río Maule, S. Barros Valenzuela leg. 16-1-1948 en Col. Barros Valenzuela; 2 $ Paratypi de Argentina, Como­ doro Rivadavia en Col. Breyer; 3 $ Paratypi de Argentina, Co­ modoro Rivadavia, van Oort leg. 11-1939 en Col. Breyer; l a Argentina, Río Negro, Nahüel Huapi, Köhler leg. en Col. Bre­ yer; 1 $ Argentina, Mendoza, Köhler leg., en iCol. Breyer.

Buenos Aires, Noviembre 1 de 1956.


REVISION DE LA FAMILIA COSSIDAE EN CHILE Por

(LEP. HET.)

EMILIO URETA R.

(Aporte 37.9) Es ésta, sin duda, la familia cuya revisión nos ha deparado las mayores sorpresas, pues había tan sólo dos especies indica­ das para Chile — Chilecomadia valdiviano, (Philippi) y Ch. m oorei (Silva)— . Existía además otra especie, la más hermosa de todas, Philanglaus ornatus Butler, descrita como género y especie nuevos, pero colocada por el autor en la familia Hepialidae. Nuestra revisión nos ha demostrado que el género Phi­ langlaus Butler es sinónimo de Langsdorfia Hiibner y por lo tanto, Ph. ornatus Btlr., debe quedar como Langsdorfia ornata (Butler), en la familia Cossidae. Para este estudio hemos contado con abundante material dé esta familia, aumentado por recientes colectas nuestras y de los Sres. Dr. Guillermo Kuschel, Luis Peña y Octavio Ba­ rros. Hemos comprobado la presencia en el norte de nuestro territorio, de una especie peruana, Langsdorfia brunneomaculata Dyar y en el sur, de una especie argentino-uruguaya, Langs­ dorfia ambigua Dyar. Gracias a una . especial deferencia de nuestro distinguido amigo, el conocido lepidopterólogo argentino, Dr. Ricardo Or­ fila, iniciamos la publicación de nuestro Boletín Entomológico con la descripción de un género y de una especie^ nuevos para ia ciencia y común a nuestros dos países; Breyeriana cistransandina Orfila. Los géneros Allocossus Bryk y Diarthrosia Bryk los colo­ camos en sinonimia de Chilecomadia Dyar y sus especies^ discoclathratus y zeuzerina respectivamente, quedan como sinónimos de Chilecomadia valdiviano, (Ph) y Ch. moorei (Silva). En este trabajo describimos además, 10 especies nuevas para la ciencia. Las diagnosis genéricas transcritas en este trabajo corres­ ponden a Dyar (in Seitz).


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Boletín del M useo N acio n al d e H istoria N a tu r a l, XXVII (2) 1957.

Género: Trigena Dyar. “En el ala anterior se desprenden del ángulo inferior de la célula, en forma radiada, las venas 2 a 5; vena discal larga­ mente horquillada. La célula marginal es larga, ovalada, su rama inferior no sobrepasa el final de la tercera célula discal; 7 a 9 entallada o 9, unida a la base del tallo; 10 se desprende de la célula marginal y 11 de su centro. La célula del ala posterior no es sobresaliente, sino homogéneamente redondeada; todas las venas están separadas, la 8 libre; célula discal largamente horquillada. Antenas del macho doblemente pectinadas hasta la punta; antenas de la hembra pectinadas en forma sencilla hasta la punta”. Trigena granulosa sp. n.

Lám. I, fig. 2 c. M a c h o : Expansión alar: 28-39 mm. Largo del a la : 12-18 mm. Largo del cuerpo: 15-22 mm. Alas anteriores por encima, gris-pardas, con dibujo reticulado negruzco, en la región sub-basal una mancha cuadrangular oscura sobre la costa y otra bajo la cubital, mancha que se extiende sobre la anal y sube en el centro del ala, esbozan­ do así una franja mediana que tiñe suavemente las discocelulares y termina en una mancha irregular sobre la costa; hay una línea marginal formada por dibujos negros muy irregula­ res, situados entre las venas y que non sus prolongaciones for­ man parte del retículo que adorna toda el ala ; en la región me­ diana hay una serie de manchas blanco-cenicientas finamente bordeadas de negruzco. Alas posteriores por encima, más claras que las anteriores y con un fino retículo, muy marcado en los ejemplares nuevos. Franjas de todas las alas grises, aclaradas en su base, don­ de corre una fina línea marginal oscura: en algunos ejempla­ res son alternativamente claras y oscuras. Por abajo, todas las alas son irregularmente reticuladas, las anteriores con manchas negras y cenicientas sobre la costa. Cabeza gris, palpos y antenas largamente bipectinadas, del mismo color. Tórax y abdomen con tupida pilos?dad gris, con algunos manojos de pelos pardos y negruzcos. Fémures y ti­ bias muy peludos. Armadura genital: Como en la lámina. H e m b r a : Expansión a la r: 40-43 mm. Largo del a la : 20-21 mm. Largo del cuerpo: 21-25 mm. Sólo se diferencia del macho en su mayor tamaño y en las antenas que son cortamente bipectinadas.


U r e ta - REVISION DE LA FAMILIA COSSIDAE

1S»5He! u í ^ e o í " cÍm nN ^all|,S ! M“¡P°' 1200 m- ^ a 1 9 -n iPÍn S : Sr ,á M ^ d€ L a 0 b r a - Valle del Maipo, 13-XII

S ) ] 2 P e ñ a t^ V - 4’ '3165; 316

TSi'6?’1l l - o l / S l ’^ j f T l o I ? 9i ^ Í Í 6]a

3 1 7 4 V « n w '« Y tq ? i ? n \ n0S' 2204^ 3 1 7 ir3 1 7 2 ; 3 1 73/ 1 1928 S J i l Gr\ l a nCo . P e n a ) ; M arga-M arga, Perales ? 7 T 1 « U ? tt , t ' f t ? l (S ° L M - N> n ' 220° r : p eñalolén, 5 T i S 5 ’n ? , C011- ,C° L M - N - n ‘ 2206* Q ^ b r a d a de Macul, o 1-1954, M onsalve coll. (Col. M. N. nos. 5975; y 5976)- 6 d=> G u ayacas, V alle del M aipo, 1000 m., X II-V , Dr. Jo rg e ’ P e ñ ¡ coll (Col. M. N. nos. 2191, 6 1 4 5 /2 1 9 5 /2 1 9 6 /2 2 0 3 /3 1 '6 9 l • 1 de Melocoton, 20-1-1955, E. U re ta coll. (Col. M ..N . n. 6109^; 2 de T erm as de C auquenes, Prov. de Colchagua, 11-1-1953 E Ure^ ta coll. (Col. M. N. nos. 2198>/y 31785L A lótipo 5 de T erm as de Cauquenes, 11-1-1953, U reta coll (Col. M. N. n. 3 1 7 5 ) .( / 2 p a rá tip o s 9 V de V iña del M ar, 14 y 28-111-1953 Mon­ salve coll. (Col. M. N. nos. 3176J&177Í/ T rigena serenensis sp. n. Lám . I, fig. 2 b. M a c h o : E x p an sió n a l a r : 28-32 mm. L argo del a l a : 14-16.5 mm. L arg o del cu erp o : 16-20 mm. A las a n te rio re s por encim a p ard as, con m anchas angulo­ sas de color sepia d istrib u id a s en tre s se rie s: una basal, fo rm a­ da por v ario s núcleos unidos e n tre sí, m ás densos hacia la cos­ ta : una m ediana, co n stitu id a en igual fo rm a y una sub-m arginal, fo rm a d a de tre s m anchas, 'la p rim e ra subapical, casi ais­ lada, la segunda que es la m ás grande, frecuentem ente es do­ blé y la te rc e ra , tam b ién algo independiente; e n tre todas es­ ta s m an ch as h ay puentes de unión que dejan en el fondo un s u b stra to pardo-blanquecino. L as alas posterio res por encim a, son de un pardo claro, al­ go dorado, en algunos ejem plares con tenue dibujo reticulado. L as f r a n ja s de todas las alas, pardo-claras con tre s líneas oscuras, la m ás in te n sa en la base, la segunda en el centro y la te rc e ra , d is ta l; en las alas a n te rio re s altern ativ am en te claras y oscuras. L as « la s p o r ab ajo son m ás claras, con el .dibujo mepos m arcado; excepto sobre la costa de las an terio res donde hay una se rie d? m an ch as sepias e n tre las cuales hay trazos color b a r­ quillo; ias’*■ ‘posterio res casi blanquecinas en algunos individuos.


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Boletín d el M useo N acional d e H istoria N a tu r a l, XXVII (2) 1957.

C abeza y palpos pardo-oscuros, a n te n a s del m ism o color y m uy pectin ad as. T ó rax y abdom en de color p ardo-rubio m ás claro, como los fém u res y tibias. A rm a d u ra g e n ita l: Como en la lám ina. H e m b r a : D esconocida. H olótipo g de L a S eren a, 10-11-1953, E. U re ta 'c o II. (Col. M. N. n. 6110) y 33 p a rá tip o s g g de L a Serena, 6-28-II-1953. E . U re ta . R. W agenknecht y R. O rellana colls. (30 en Col. M. N. nos. 6111 a 6 1 4 0 ^ 2 en la Col. P e ñ a ). . i

Trigena breyeri sp. n. L ám . I, fig . 3 a 9 , 6 c g .

M a c h o : E xpasió n a la r : 37-45 m m . L a rg o del a la : 18-22 mm. L arg o del cu erp o : 18-23 mm. A las a n te rio re s p o r encim a, blanco-ocráceas, con u n a se­ rie de m a n ch itas n e g ra s sobre la costa, m ás m a rca d a s al fin a l de las venas. E s ta serie de m a n c h ita s se co n tin ú a sobre el m a r­ gen ex tern o , donde son c o rta d a s p o r el fin a l de las venas. E n la base h a y u n a m an ch a a m a rille n ta , pro lo n g ad a sobre la a n a l en color blanco y lim ita d a h acia a fu e ra y a d elan te p o r u n a línea n e g ra que volviendo h acia ad en tro , p o r d ebajo de la cub ital, d e­ lim ita un espacio subovoídeo oscuro. E l disco es a m a rillen to , la región m ed ian a m ás oscu ra y una línea su b m a rg in a l de m an ch as irre g u la re s, m u y v ariab les y n egruzcas, con prolongaciones r e ­ tic u la re s. L as f r a n ja s son b lanquecinas y a tra v e sa d a s p o r dos líneas negruzcas, m ás m a rc a d a s y an ch as f re n te a las venas. A las p o sterio res p o r encim a, con la co sta y la discoidal b lan co -am arillen tas, el re sto blanco sub h ialin o y con u n fin o re ­ tículo oscuro e n tre las venas. H ay u n a d elg ad a línea n e g ra m a r­ ginal, m ás g ru e sa al fin a l de las venas. F r a n ja s como en las alas an te rio re s. L as alas p o r abajo, sem e ja n te s a la fa z su p erio r, m ás ve­ llosas en la base, m ás b rilla n te s y con u n retículo m ucho m ás m arcad o que p o r encim a. C abeza g ris-p a rd u z c a, palpos p ard o s, a n te n a s p a rd o -claras con las pectinaciones m uy la rg a s y o scuras. T ó ra x g ris, con líneas de pelos ocráceos, n eg ro s y b lanquecinos, con c ierto aspecto a tig ra d o . A bdom en y p a ta s con pelos m ás ogcuros. A rm a d u ra g e n ita l: C om o en la lám ina. H e m b r a : E x p an sió n a l a r : 44-47 m m . L a rg o del a la : 23 m m . L arg o del cuerpo 23 mm. F u e ra de las d iferen cias sexuales, como el m acho, ñero en las alas a n te rio re s con m an ch as m ás g ra n d e s que in sin ú a n u n a f r a n ja m ediana.


Ureta. - REVISION DE LA FAMILIA COSSIDAE

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H olótipo $ de T um bre, 4000 m., C ordillera de A ntofa­ g a sta , 8-X II-1952, P eñ a coll. (Col. M. N. n. 5967X/ A lótipo 9 de la m ism a localidad y fecha (Col. M. N. n. 5 9 7 0 )^ 3 p a rá tip o s $ $ . 1 de Loyoquis, cord, de T arapacá, 24-XII1952, P e ñ a coll. (Col. M. N. n. 5969^; 1 de P u rip icar, 4000 m., cord, dg A n to fa g a sta , 16-XII-1952, P eñ a coll. (Col. M. N. n. 5966J< 1 de M ucar, cord, de A n to fag asta, 17-XII-1952, Peña coll. (Col. M. N. n. 5968) r 1 p a rá tip o 9 de T um bre, 9-XII-1952, P eña coll. (Col. P e ñ a )S ' E süecie dedicada a nuestro distinguido amigo, el erran lepidopterólogo arg e n tin o Don A lberto B reyer, con motivo de c” m p lirse 30 años de la publicación de su p rim er tra b a jo lepidopterológico, el cual inició una feliz e ra de progreso y cola­ boració n en la entom ología am ericana.

Trigena terranea sp. n. Lám . I, fig. 4 a. M a c h o : E xpan sió n a la r : 37-42 mm. L argo del a la : 17 m m . L arg o del cu erp o : 17-22 mm. A las a n te rio re s por encim a, gris-rosado suave, sobre la costa u n a serie de ra y ita s n eg ras, m ás anchas hacia el ápice. P re se n ta n las tre s fa ja s c a ra c te rístic a s: la basal representada oor toda la base que es m ás inten sam en te g ris y con un núcleo im preciso y oscuro sobre el borde a n a l: la fa ja m ediana com­ p u esta p o r una m ancha sobre la costa, dos discales y una o dos h acia el cen tro del borde in te rn o ; la f a ja subm arginal re p re ­ se n ta d a p o r tr e s o cu atro m anchas alarg ad as e irregulares, m ay o r la subapical, las o tra s se extienden algo sobre las vena?. Como en to d as las especies del género las m anchas son m uy v ariab les en tam año, fo rm a y colorido. A las p o sterio res por encim a, m ás claras que las an terio ­ res, g ris-ro sad as, m ás intenso este color hacia la base y borde in te rn o ; m arg en a n te rio r m ás oscuro. L as venas de todas las alas, negruzcas. T odas las f r a n ja s m uy d ib u ja d a s: una línea basal ne­ gruzca, o tra m edia y una distal del m ism o color, e n tre ellas quedan dos fa ja s g ris-ro sad as;, fre n te a las venas los dibujos oscuros son m uy m arcados, faltan d o casi p o r completo entre ellas. A las a n te rio re s por abajo, m ás claras que por encim a y con los m ism os dibujos, pero m ás difusos. La base y la costa m uy velludas.


Boletín d el M useo N acional de H istoria N a tu ra l, XXVII (2) 1S57. 134

Lám. 3:

I.

1:

sp.

n.

australis breyeri

Trigrena Trigena

4:

sp. n.

2:

sp. n.

albescens com adioides

Langsdorfia Acossus

sp


U reia,- REVISION DE LA FAMILIA- CG SSItí.E-

A las p o sterio res por abajo, como por a rrib a , pero más b ri­ lla n te s ; la célula discoidal bordeada de negro y con cortas r a ­ y as de este color sobre las venas. Cabeza, palpos y an ten as grises. T ó rax con abundante pilosidad g ris, con tono rosado. F ém u res y tib ias con largos pe­ los; ta rs o s con pelos m ás cortos, altern ativ am en te claros y oscuros. A rm a d u ra g e n ita l: Como en la lám ina. H e m b r a: Desconocida. H olótipo $ de Lo Valdés, Valle del Vo'.cán, 1980 m. 13-11-1955, U re ta coll. (Col. M. N. n, 5963)1/ 2. p a rá tip o s $ S ríe L aguna del Inca. Portólo. 1860 m., 5-II-1954, M onsalve coll. (Col. M. N. nos. 5 9 6 4 ^ 5965^ G énero: C hilecom adia Dyar. “ E n el ala a n te rio r las venas 1 y Ib está n separadas, la célula es hom ogéneam ente redondeada, las venas 2-6 em ergen a iguales in térv alos, vena discal larg am en te horquillada; ve­ n a s 7-10 salen de la pequeña célula m arg in al, 7 y 8 con tallo corto, 11 sale del c en tro de la célula discal. A la p o ste rio r tam b ién con célula redondeada, las venas 2-7 to d a s se p a ra d a s y a iguales intérvalos, 8 libre, vena discal horqu illad a. A n ten as del macho pectinadas a un lado. Macho con el fre n u lu m largo y com prim ido. T ip o : C hilecom adia m'oorei (Silva F ig u ero a).. C kilccom adia valdiviano, (P h ilip p i)”. Chilecom adia valdiviana (Philippi). Lám . I, fig. I b 9 , 1 c $ .

.1859. Cossus ■va ld ivia n u s■. P hilippi. An. Univ. Chile, t. XVI, p. liC 9 $>ïW 28. I860. Cossus -valdivianus. P hilippi. L inn. E n t., XIV, p. 291, n. 27. 1886. L a n g sd o rfia valdiviana. B art. - C alvert. An. Univ. Chile, t. L X IX , p. 321, n. 96. 1886. L a n g sd o rfia valdiviana. B art. - Calvert. Cat. Lep. Chile, p. 13/-n. 96. t-Vtt 1915. Cossus ? valdivianus. Silva F. Bol. M us.-N ac., t. VIIT, 1915. C ossus valdivianus Silva. M arip. perj. Serv. Pol. Sanit.

Vej'., pv'3.

.

t,

i c

1922. Cossus valdivianus. Silva. M a n p . per]. Serv. Fol. bam t. V ej., p. 3. ■ • i •


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1928. Chilecomadia valdiviano.. D y a r ( i n S e itz ). G ross. Schm ett. d. E rde, VI, p. 1275. 1945. Allocossus discoclathratus. B ryk. A rk iv Zool. Stockholm , 36 A, n. 3, p. 26, n. 22; lám. II, fig . 18: 1950. L a ngsdorfia valdiviana. C ortés Rev. U niv. (Rev. U niv. C atólica C hile) XX X V (1) ; 201.. ■ ' 1953. L a n g sd o rfia valdiviana. Cam pos. P lag as E n t. A grie. C hi­ le, 49: 10-15. D iagnosis o rig in a l: “K rause obtuvo e sta m arip o sa de u n a c risá lid a h alla d a bajo la cáscara de un Tineo, W einm annia trich o sp erm a, cerca de C orral. L a cabeza es b a sta n te pequeña, m uy escondida, i c u b ie rta de pelos blancos, cenicientos i negros, m ezclados e n tre s í; los negros predom inan en el vértice, los blancos en lo dem ás de la cabeza. L as a n ten as son casi ta n la rg a s como .la cabeza i el tó ra x unidos, casi filiform es, pero fin a m e n te ase rrad o s en su faz in te rio r, negros, cubiertos en su c a ra su p e rio r de escam as blancas recostadas. Los palpos son encorvados .hacia a b a jo , i su p rim e r artícu lo cubierto de pelos largos cenicientos poco t u ­ pidos; el últim o casi cilindrico es cubierto de pelos negros re ­ costados. Pelos negros cubren el dorso del p ro tó rax , los del m esotórax i del p ro tó ra x son g ris, e. d. blancos i negros m ez­ clados, i los del borde del m esotórax estan d o levantados f o r ­ m an u n a c re sta ancha pero corta. E l abuom en está cu bierto en su m ay o r p a rte de pelos negros, pero el borde p o sterio r de los segm entos a n te rio re s es blanco, i el de los p osterio res g ris. E l v ie n tre es m ás bien de un m oreno parduzco i sus pelos son anchos, en fo rm a de escam as. L as p a ta s son ro b u s ta s ; los pelos de la p a rte e x te rio r de los m uslos i p ie rn a s larg o s a n ­ chos parecidos a escam as. L as p ie rn a s i ta rso s de las p a ta s an terio res i m edianas son .negros con anillos angostos, blancos en las articu lacio n es; estos anillos son m ucho m ás anchos en las p a ta s posteriores. L as uñas son b a sta n te la rg a s i sencillas. Las alás tienen casi exactam en te la fo rm a de la del C. ligniperda, pero el seno del borde p o sterio r de las alas a n te rio re s es m ás largo, i por consiguiente el ángulo obtuso p ro m inente de su b a ­ se m as m arcado. La faz su p e rio r de las alas a n te rio re s e stá e n ­ teram en te jasp ead a i salpicada en un fondo blanco ceniciento de pequeños puntos i lineitas a tra v e sa d as n e g ra s ; en el centro se divisa una m an ch ita te un blanco am arillen to, que se con­ tin ú a hac¡a a trá s p a ra fo rm a r una f a ja poco v isible: la p a rte ex terio r del borde a n te rio r m u e stra cu atro pequeñas m anchan n e g ra s; dos m anchas n eg ras algo m ayores se divisan en la ba.se de la ala, i una de ellas toca el borde a n te rio r. La fa z su p e rio r de las alas p o steriores es de un g ris oscuro, u niform e, a excep-


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cion de u n a tir a b lanca in te rru m p id a por algunas líneas a tr a ­ v esad as que c o rre n a poca d istan cia del borde a n te rio r; pelos larg o s c u b ren su base. E l borde e x te rio r de ám bas alas es a r ti­ culado de blanco i negro. L a fa z in fe rio r de las alas an teriores borde a rtic u la d o de blanco i negro. L as alas posteriores tienen la es de un g ris m as oscuro que la superior, cu b ierta de pelos larios en p a rte blanquizcos en su base, su cen tro i su borde poste­ rio r son blanquizcos, jasp ead o s de pequeñas líneas negras, i su fa se in fe rio r m as p álid a que las an terio res, i las pequeñas lí­ neas n e g ra s son m as re g u la re s form ando una especie de red ; en su m edio tien en como una f a ja corta, negra, i su borde an te­ rio r es ig u alm en te articu lad o de blanco i negro. Longit. corp. 13 lin., extens. ala ru m 26 lin.” C om plem entación de la diagnosis realizada por Silva Fig u e ro a : “ E n e jem p lares frescos de e sta especie, el color de las alas su p erio re s es g ris i el de las in ferio res g ris m urinus, pero con el tiem p o cam bia el colorido je n e ra l, de ta l m anera, que tan to los m achos como las h em b ras que posee el Museo Nacional di­ fie re n de la descripción del D r. P hilip p i en que no son propia­ m en te grises. E n la hem bra, el color de las alas superiores se a c e rc a _al avellaneus de la ta b la saccard ian a, i él de las inferio­ re s al isa b ellin u s; en el m acho, el color de las alas inferiores es, en algunos ejem p lares, fra n c a m en te um brinus. Consideram os de Ín te re s d a r a conocer e ste detalle sobre el colorido jen eral de los e je m p la re s conservados, pues es fácil ser inducido a un e rro r si se co m p ara la descripción con el insecto a la vista. E l m acho de e sta especie es, como se observa en el g ra b a ­ do, m as de la m itad m as pequeño que la hem bra. Las antenas son tam b ién filifo rm es pero m as acentuadam ente aserra d as en el estrem o . L as alas m u e stra n los m ism os dibujos que en la hem­ b ra , pero en el lado in fe rio r son ménos m arcados. E l colorido en je n e ra l es m as oscuro, sobre todo el de las alas inferiores. E l h u e v o.— E l huevo es ovalado i m ide 1.3 mm. en su d iám etro m ayor. L a su p erficie es reticu lad a en form a m as o m énos re c ta n g u la r, i su coloración es, cuando recien puesto, de un c a fé claro, que poco a poco se va oscureciendo h a sta tro c a r­ se en m oreno oscuro. E ste cam bio de tono no es igual en toda la su p erficie sino que com ienza p o r un estrem o i avanza h a sta cu­ b r ir el resto. L a p u esta es num erosa. U na hem bra colocó 252 huevos en la c a ja de observación en que se criaba, dispuestos en tres g ru ­ pos i am ontonados unos encim a de los otros. L a la rv a .— Mide de 30 a 38 mm. de largo. La cabeza es de color castañ o oscuro i el p rim e r segm ento torácico m uestra dos placas ouitin o sas m anchadas de castaño claro; el resto del


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Boletín d el

M usgo

N acional d e H istoria N a tu ra l, XXVII (2) 1957.

cuerpo es encarnado. E n la rejio n d orsal del cuerpo de la larv a .se no tan , en cada segm ento, cu atro puntos pardos, que c o rre s­ ponden a los puntos trapezoidales de Guené, i que son m as o m e­ nos de igual tam añ o ; c u a tro puntos supra stig m áticos, dos a ca­ da lado del cuerpo, i de Jos cuales el su p e rio r es m as g ran d e que el in fe rio r que se halla próxim o al estig m a ; dos p u n to s in fra stigm aticos uno a cada lado, que son m as g ra n d e que los dem as, i cu atro puntos ventrales, re p a rtid o s de a dos en cada lado. De totodos estos puntos nace un pelo. H ai que a ñ a d ir todavia algunos pequeños puntos pedios, que en núm ero de dos o tre s acom pañan cada p a ta de la larva. Los tre s p ares de p a ta s to rácicas te rm in a n en una g a r ra fu e rte i. enco rv ad a; los cu atro prim eros p ares de p a ta s abdo­ m inales llevan en sus estrem os una corona elíptica le a g u d ísi­ m as g a rrita s , i el quinto p ar, colocado en el estrem o del abdo­ m en, lleva tam bién dos arcos de idénticas g a rra s , que ju n to con las de las o tra s p a ta s sirv en al anim alito p a ra a d h e rirse i m o­ verse co n ,seg u rid ad d entro de las g alerías que fa b ric a en los troncos de los árboles. E s probable que su desarrollo d u re de dos a tre s años. Debido a su costum bre de h o ra d a r los tro n co s de los á rb o ­ les, es pro fu n d am en te dañosa á la a g ric u ltu ra p or los p erjuicios que hace en los h u erto s i bosques del p a ís .'E n la E stación dé P atología V ejetal de S an tiag o se h a llegado a com probar' que h a atacado en g ran d e escala en estos últim os tiem pos a los p a l­ tos, m anzanos, m em brilleros, perales, sauces m im bres, acacios, lilas, etc., m atando al v ejetal en un tiem po rela tiv a m en te corto. P o r los datos recojidos se ve que la d istribución jeo g ráfica de este L epidóptero, que el D r. P h ilip p i describió p a ra V al­ divia, alcanza h a sta la provincia de A concagua. L a crisálida.— E s de color fe rru jín e o i m ide, en los $ , 20 mm. de largo i en la 9 , 2o mm. L lam a la atención en el lado d o r­ sal de Jo s segm entos abdom inales, u nas séries de agudísim a's puntas, d isp u estas en fila como los dientes de una sie rra . E n los cinco prim eros segm entos se notan dos- filas de ganchos, siendo la p rim e ra fo rm ad a por dientes m ás g ran d es que los de la segunda. Los últim os segm entos sólo m u estran una fila de ganchos g ran d es i el últim o segm ento lleva ‘ocho m ás, c u a tro a cada lado. E stos dientes sirven a la crisálid a para acercarse a la e n tra d a ,d e los ag u je ro s desde el fondo de las g ale ría s, cuan­ do va a tra n s fo rm a rs e en im ago, encontrándose jen era lm e n te las env o ltu ras de las pupas asom ando p o r las m encionadas a b e r­ tu ras. Los insectos adultos aparecen a fines de S etie m b re ” . D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : Chile, desde Coquimbo a M a­ gallanes.


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Chilecom adia m oorei (Silva) Lárn. 5, fig. l a Í , 2 d 9 . 1915.

L a n g sd o rfia M oorei Silva. Bol. Mus. Nac. Chile, V III P» 5 o .

1915. L a n g sd o rfia M oorei. Silva. M arip. perj. Serv. Pol. Sanit. *

P* 3 .

1922. L a n g sd o rfia M oorei. Silva. M arip. perj. Serv Pol S anit V ej., p. 3. 1928. Chilecom adia moorei. D y ar (in Seitz) Gross. Schm ett d. E rd e , VI, p. 1275. 1945. D ia rth ro sia zeuzerina. B ryk. A rk iv Zool. Stockholm 36 A, n. 3, p. 24, n. 22; lám. II, fig. 19. 1953. L a n g sd o rfia moorei. Campos. P lag as E nt. A grie. Chiíe, 49:10-15. D escripción o rig in a l: “ 9 longit. corp. 20 mm. E xtens. alar. 39 mm. S longit. corp. 14 mm. E xtens. alar. 28 mm. Tiene como la L a n g sd o rfia valdiviana, la cabeza pequeña i escondida c u b ie rta de pelos blancos, negros i grises entrem ez­ clados; las a n ten as filifo rm es i finam ente aserrad as, notándo­ se m e jo r este c a rá c te r h acia los estrem os, cubiertas en el lado su p e rio r de pelos en fo rm a de escam as, blanquecinas i aplasta­ das. Los palpos son cortos, con escam as blancas i negras, pre­ dom inando las ú ltim as en e l'p r im e r artejo . E l tó ra x e s tá pro v isto de largos pelos blancos, negros i ce­ nicientos, que le dan en con ju n to un tin te g ris. Las alas supe­ rio re s son p o r encim a g rises, un poco m ás claras hacia la base i con u n a m an ch a de igual tono al estrem o de la célula. E stán a tra v e s a d a s p o r líneas n eg ras, irre g u la re s, fin as i confusam en­ te reticu lad as. L as in ferio res son to talm ente blancas, provistas en su base de largos pelos del mism o color. P o r el lado inferior, las alas su p erio res son de un g ris dorado, con la costa m arca­ da de negro i blanco., i con líneas atrav esad as de la cara supe­ rio r a p én as indicadas hácia el m árg en esterno. Las fra n ja s fo rm a d a s de escam as g rises i blancas, con una doble línea os­ c u ra en su base., L as alas in ferio res son de un g ris dorado m ás claro, m o stran d o u n a especie de red de líneas oscuras. Las fra n ­ ja s son anchas i g rises. . L as p a ta s tienen los m úsculos i tib ias cubiertos de largos pelos: los de los muslos, claros, casi blancos; los de la tibias, blancos i negros, predom inando estos últim os. Los tarsos, con anillos de ¿elo's blanquecinos en las articulaciones. A n tes de conéíuir conviene hacer n o ta r una m arcada dife­ ren c ia oue existe en cu an to a la fo rm a de las escam as de las


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fra n ja s de las a las en las dos especies de L a n g sd o rfia : en la 5 de la L. valdiviano. (P h il.) las escam as son fu e rtem en te d e n ta ­ das, i en la L. M oorei Silva, estos dientes e stá n apénas señ a la ­ dos, ta l como se ve en la fig u ra . No podemos in d ic a r de u n a m a n e ra p recisa el h a bitat de lia L. M oorei p o r cuanto nosotros nunca la hem os obtenido p e r­ sonalm ente, pero uno de los ejem p lares de la colección P aulsen m u estra que ha sido encontrado en Lontué. E l distinguido D r. D. V icente Izquierdo ha pillado esta, es­ pecie en S antiago, a tra íd a p o r la luz de las v en tan as, i en c u a n ­ to a la larv a se h a servido m a n ife sta rn o s que el señor Paulsen le indicó el trev o ( T revoa trin e rv ia M iers) como la p la n ta indíjena en el cual se d esarro lla con p referen cia. La L a n g sd o rfia M oorei debe se r co n sid erad a como insecto p erjud icial a nuestros árboles fo restales i fru ta le s, pues su la rv a se desarrolla en el in te rio r de las g alerías que fa b ric a en los troncos de los v ejetales”.^ D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : Chile. Desde L a S erena h a sta P u n ta A'réñáS. Género: H ipopta H übner. “ E n el ala a n te rio r las venas 1 y Ib e stá n sep a ra d as, ve­ nas discales de am bas alas están horquilladas, 7-9 salen con ta ­ llo de la' pequeña célula m arg in al, 10 sale de ésta, 11 d ista n c ia ­ da sale dé la célula discal. E n el ala p o ste rio r sobresale la cé­ lula, las' venas 5-7 salen de un punto, 8 es lib re ” .

7. Hypopta monsalvei sp. n. Lám . I, fig. 5 a. M a c h o : E x p an sió n a l a r : 18-28 m m . L arg o del a l a : 7,5-12 mm. L arg o del cu erp o : 8-13 mm. Alas a n te rio re s p o r encim a, blancas, con d ib u jo g ris -p a r­ dusco. E n la base, e n tre la sub co stal y la co sta h ay una línea n e g ra algo iríe g u la r, a veces div id id a y e n tre la cu bital y A2. un trazo neg ro en fo rm a de J. E n la región subapical, c u atro líneas n e g ra s algo ra d ia d a s. D ebajo de Cu2 un g rueso tra z o nesrro o.ue con dos ra y a s v erticales a él y que a b a rc a n las célu­ las M3 y C u l, fo rm a n una le tra E ten d id a. A pice pardusco y borde externo espolvoreado de m oreno, m ás ancho h acia el án- , guio in te rn o ; algunos p u n tito s n egros sobre este borde y e], interno.


Làm.

II. 1: Trigrena nea sp. n.

granulosa sp. 4: Hypopta

2: T.serenensis m onsalveì sp. n.

n.

sp. n.

3:

T.

te r r a ­

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P o r abajo, las alas son blanquecinas, pero con ab u n d a n ­ te s escam as p ard as, m ás acen tu ad a en las an te rio re s. Sobre las disco-celulares de am bas alas h ay esbozo de m an ch a discoidal. L as fra n ja s son blancas, con el tercio b asal m oreno y de este color fre n te a las venas. Clypeus m oreno-blanquizco, epicráneo negruzco, a n te n a s p ard as, rodeadas en su base p o r largos pelos y escam as blan ­ cas. P alpos claros, oscuros lateralm en te. T égulas grises, tó ra x blanquecino. A bdom en pardusco. P a ta s m uy peludas. A rm a d u ra g e n ita l: Como en la lám ina. H e m b r a :. Desconocida. Holótipo á de Q uebrada de M acul, 2-1-1954, G ilberto M onsalve coll. (Col. M. N. n. 5958).*/ 7 p a rá tip o s í j : 4 de la m ism a localidad y fecha que el holótipo (Col. M. N. nos. 5957^ 5959,^5960!/ 5 9 6 l f ; 3 de Río Maulé, 1400 m. 10-11-1956, Srs. L uis P e ñ a y O ctavio B arro * colls. (en su C olección). Especie dedicada a su d escubridor, n u e stro ay u d an te , don Gilberto M onsalve M. G énero: Acossus D yar. “E n el ala a n te rio r las venas 1 y Ib e s tá n s e p a ra d a s ; las discales en am bas alas horquilladas. L a célula m arg in a l d elga­ da, la que so brepasa a la célula discal, 7-9 salen de la p u n ta , 10 po r delante y 11 m ás sep a ra d a de la discal. Célula del ala p o sterio r sobresaliendo suavem ente y a n g u ­ losa; 6-7 con tallo, el borde su p e rio r de la célula so b resalien te y anguloso, con una vena tra n sv e rsa l a la 8” . Acossus com adioidcs sp. n. Lám . I, fig. 6 a 9 , -6 b ¿ ., M a c h o : E x p an sió n a la r : 37-41 mm. L arg o del a l a : 1719 mm. L arg o del cu erp o : 17-19 mm. A las a n te rio re s por encim a, gris-cen icien tas, al so b rilla n ­ tes, con las venas y un fino retículo g ris-p a rd u sco ; fre n te a las disco-celulares y en la región su bapical el diseño es m ás oscuro. A las posterio res p o r encim a, g ris-blanquizcas, m ás b rilla n ­ tes que las an terio res, con las venas p a rd a s y alg u n as escam as equivalentes a l retículo. F r a n ja s de las alas a n te rio re s del color del fondo, m ás os­ cu ras fre n te a las v e n a s; en las p o sterio res g ris-p la te a d a s y en todas, una fin a línea negruzca b asal. ,


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A las p o sterio res p o r encim a, blancas, algo brillantes y es­ polvoreadas de pardusco. A las a n te rio re s p o r abajo, con la costa y la base gris- p la­ te a d a s b rilla n te s, la región m ed ian a g ris-negruzca, la región su b m a rg in a l g ris-p ard u sca. Sobre 1.a costa una serie de manchita s oscu ras, que cerca del ápice están en correspondencia a las venas. L as f r a n ja s son p ard u scas en su m itad basal, blanqueci­ n as en la discal y oscuras fre n te a las venas. A la s ' p o sterio res por abajo, gris-plateadas? m ás claras en la costa y o scuras en el ce n tro ; h ay esbó'zo de retículo cerca del ápice y del borde ex tern o . L as fra n ja s en estas alas tienen el diseño de las á n ta ric re s” pero m enos m arcado. C lypeus gris-p ard u sco , epicráneo, an ten as y palpos pardos. T égulas g ris-p la te a d a s o p arduscas. T órax abundantem ente la­ noso. A bdom en y p a ta s con largos pelos b rillan tes grises o p a r­ duscos. A rm a d u ra g e n ita l: Conform e a la lám ina. : Hembra: E x pansión a la r : 59 mm. L argo del ala: 29 m m . L arg o del cu erp o : 30 mm. Como el m acho, algo m ás p ardusca y menos b rilla n te ; por fu e ra de la célula discoidal, una m ancha difusa, negruzca. H olótipo <í de L a O bra, Valle del M aipo, 13-XII-1952, E. U re ta coll. (Col. M. N. n. 4 194)»/ 2 p a rá tip o s $ S de T erm as de C hillán, 1750 m., 1-1937, E . U re ta coll. (Col. N. M. nos. 4209 y 4 2 1 3 )!/ A lótipo 9 de Río Blanco, C uracau tín , 26-XII-1946, Sr. A. W ag en k n eeh t coll. (Col. M. N. n. -2095)v^ 1 p a rá tip o 9 v de T erm as de Chillán, en' la Col. del In sti­ tu to de In vestigaciones Zoológicas. B i o l o g í a : 4 crisálid as de e sta especie fueron encontradas en el in te rio r de g alerías excavadas a 60 cm. del suelo, en lengs. (N o to p h a g u s p um ilio) ', en ejem plares arbustivos en la cum­ b re de cerro s de las T erm as de Chillán, en Mayo de este año. p o r el D r. G uillerm o K usc/el. U n im ago 9 eclosidnó en S an tia­ go el 1.° de Ju lio recién pasado. G énero: G ivira W alker. “L as venas anales de las alas an terio res están reunidas; en las alas p o sterio res se desprenden 6 y 7 de un punte> o de un talló.; venas discales de .am bas alas^ h o r q u illa d a s ^ " tu ia . del m acho c o rtas y doblem ente p ectin ad as en a hem bra sen cillas o a se rra d a s. E s uno de los generos de cosidos m as ncc» en especies” .


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,.

Givira albosignata sp. n. Láxn. I, fig. 5 c.

E x pansión a la r : 26,5 m m . L argo del a la : 13,5 m m . L arg o del cu erp o : 14 mm. . . . H e m b r a : A las a n te rio re s p o r encim a, cenicientas. L a costa con una m ancha negruzca sub-basal y o tra s a la rg a d a s al fin a l de la s venas, las cuales son p ard o-negruzcas y con un d i­ b ujo n egro en contacto con u n a fin a línea m a rg in a l de ese co­ lor. P o r debajo del disco y h a s ta M2 una f a ja an ch a y oscura -que en M3 y C u l em ite prolongaciones h acia a fu e ra sobre un fondo blanquecino. L a p rim e ra célula m ed ian a ac la ra d a, con el c e n tro oscuro form ando la f a ja que se d irig e al ápice. P o r debajo de la subcostal, una ra y a blanca y e n tre Al y A2, un poco p o r den­ tr o del centro de e sta célula, u n a m ancha ovoidea blanca, b o r­ deada de negro, borde delgado, m ás ancho h acia adelante, don­ de em ite en su centro u n a pequeña prolongación hacia a d e n tro de ella. A las posteriores por encim a, g ris-p ard u zcas, con las ve­ nas m ás oscuras. L as fra n ja s son p ardo-claras en sus 2 /5 basales, blancas en sus 3 /5 d istales, pero fre n te a las venas, oscuras. A las por abajo pardo-gris, b rillan tes h acia la b a se ; las pos­ terio res m ás claras. La costa de las a n te rio re s, clara, con t r a ­ zos oscuros al fin de las venas. L as f r a n ja s como por encim a, todo lo cual le da a los bordes de las alas un aspecto acebrado. Clypeus blanquecino, con algunos pelos p ardos en el epicráneo y alred ed o r de los ojos. Palpos grisáceos, a n te n a s del m ism o color, con sus larg as pectinaciones oscuras y en la n a rta a n te rio r de su base un g ra n m anojo de pelos blancos. T órax con pelos gris-blanquizcos, altern an d o con o tro s pardos. A bdo­ m en gris-pardusco, con pelos oscuros e n tre los segm entos. F é ­ m ures y tib ias peludos; a rte jo s con pelos claros d istalm ente, oscuros en su base. Macho: E l a u to r conoce un e je m p la r en la colección de una persona que no lo quiso fa c ilita r p a ra su estudio. Holótipo 9 de Q ueltehues 1300 m.. Valle del M aipo, 25-X I1933, E. U re ta coll. (Col. M. N. n. 2242).v Givira australis sp. n. M a c h o . E x pansión a l a r .: 38 mm. L arg o del a l a : 19 mm. L arg o del cu erp o : 19 m m A las a n te rio re s p o r encim a g rises. Sobre la costa y en su centro h ay c u a tro m an ch itas n eg ras, hacia el ápice c u a tro m a n ­


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chas n e g ra s b a s ta n te m ás g ran d es, e n tre la penúltim a, subapical y la p rim e ra m ancha n egruzca de las fra n ja s existe una m an ch a oscura, g ra n d e y arqueada. E n la región discal hay una m ancha g ra n d e sem ilu n ar, p ard u zca y en la región sub-basal, en­ tr e A l y A2 u n a m ancha blanca bordeada de negruzco, sien­ do este color m ás acentuado en su borde a n te rio r. ¡La región m arg in al es p ard u zca, igual a la región post discal y entre am ­ bas queda u n a zona g ris blanquizca. L a m itad ex tern a del ala e stá re tic u la d a de negruzco y fo rm a un núcleo im p o rtan te fre n ­ te a las m edianas. P o r delante de la g ra n m ancha blanca subbasal ex iste u n a m ancha c u a d ra n g u la r algo m ás grande y p a r­ duzca, el borde in te rn o del ala es suavem ante ocráceo. Las fra n ­ ja s son a lte rn a d a s de blanquizco y oscuras f r e n t a las venas. A las p o ste rio re s p o r encim a g ris parduzca'-;. m ás claras en la región basal, sobre la costa y en el borde abdom inal, los 2 /3 ex­ te rn o s fin a m e n te reticu lad o s de parduzco. L as fra n ja s como en las alas a n te rio re s y con u n a lig e ra línea clara en la base. A las p o ste rio re s p o r abajo, g ris parduzcas con el dibujo m uy se m e ja n te al de la fa z superio r, pero sin la m ancha blan­ ca sub-basal. A las p o sterio res ñ o r abajo, m ás claras oue l a s anteriores y con u ’ia g ra n m an ch a oscura en la región discal oue. alcanza h a sta M3 y o tra a la rg a d a sobre la costa en la región sub-apical. L a reg ió n m a rg in a l y sub-m arginal con dibujos reticulados m ucho m ás acentuados que p o r encim a. L as .fra n ja s d e todas las alas, como p o r encim a. . . C lypeus ceniciento, fre n te , a n ten as y palpos narduzcos. ü o icráneo blanquecino. P a ta g ia s y tég u las grises, abdomen y p atas del m ism o color. . A rm a d u ra g e n ita l: como en la lam ina. H e m b r a : Desconocida. H olótipo á de Chile Chico, prov. de Aisén, 19-1-1956. Coll. D r. G. K uschel (en Col. M. N. n. 6101). "G iv ira s tr'p ta sp. n. Lám . I, fig. 5 b. » Macho:

E x p a n s ió n * a la r: 25-27 mm. L argo del ala:

in te rn o s- las venas blanquecinas, las disco-celulares casi blanÍ S H a v v a ria s series de p u n tito s negros, doce a catorce, disn n p i e n t r e l a s v e S s v paralelos a la costa. H ay Tilia fra n ja . b i e del ala y el borde ,„te rn e y , » S

^ ¡P '

V

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Boletín del Museo Nacional de Historia N atural, XXVII (2) 1957.

Lám- IU- 2.' G ív t:

SnP- n-

<Armad- a

vista dorsal,.


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co n stitu y e u n a f a ja post-m ediana que bordea al disco por fu era y se d irig e h acia la costa, siguiendo por las radiales h a sta el ápice. P o r fu e ra del disco y p aralelas al borde externo hay cinco líneas que fo rm a n u n a especie de m alla e n tre las venas, la sex ta línea e s tá sólo esbozada y la séptim a es m arginal y re p re ­ se n ta d a p o r p a re ja s de puntos n eg ro sv divididas por .las venas. S obre to d a la base oscura se p e rfila n innum erables lineítas tra n sv e rs a le s y que te rm in a n en el borde interno. L as alas posterio res por encim a son g ris-parduscas y con ui) fin o retículo m oreno. L as f r a n ja s de todas las alas son g ri­ ses, con las p u n ta s blancas y oscuras fre n te a las venas. L as alas a n te rio re s por abajo, g ris-p ard u scas con una la r­ g a serie de p untos negros sobre la costa, borde externo y muy m arcad o s en el borde in tern o por debajo de A2. E n toda e! ala y p rin cip alm en te en su tercio ex tern o hay líneas transversales y reg u la re s y oscuras. A las p o sterio res p o r abajo, g ris- blanquizcas, brillantes, con suave retículo y con una delgada línea m arginal cón peaueños p u n tito s negros a cada lado del fin al de las venas. C lypeus negruzco h acia el epicráneo, blanquecino hacia abajo. .Palpos claro s hacia adentro, negruzcos hacia afuera. Tégulas y tó ra x g ris-plateados. Abdomen algo m ás oscuro. P atas pelud as con los ta rso s m ás claros. Hembra: Desconocida. H olótipo 5 de T erm as de Cauauénes,. 776 m., 11-1-1953, E. U re ta coll. (Col. M. N. n. 4959). Q T iokq 2 p a rá tip o s 5 5 : 1 de La O bra, Valle del Maipo, 8-1-1953, R. O re lla n a coll. (Col. M. N. n. 6 1 4 iy í 1 de Melocotón 1100 m„ 20-1-1955, U re ta y M onsalve colls. (Col. M. N. n. 6142). Givira vicuñensis sp. n. Lám . I, fig. 4 b. M a c h o : E x p an sió n a la r 30 mm. L argo del ala : m m . Lare:o del cuerpo 16,5 m m . , . , A las a n te rio re s por encim a grises, m as oseuras hacva la co sta donde h a y u n a serie de m anchas n e g ra s; en 1» ¿o el te r ­ cio e x te rn o del a la h ay líneas oscuras en fo rm a de arab e s - o s con sus ra m a s p rin cip ales colocadas e n tre las venas, -pai alelas a ellas y a m enudo b ifu rc a d a s h acia el m argen, lo que les da el asTCctó (re la, letra- Y, con su base hacia adentro. E n tre A l A9 un nocó ñ o r d entro del cen tro de e sta célula, una m an­ cha n eg ru zca con u n leve halo am arillento hacia A l y- su base. a S ^ o s S ”» p o r encim a « f w , A las p o r abajo, como por encim a,-p ero con el dibujo me nos m arcado. 'I


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F ra n ja s g rises con la base blanquecina. Clypeus blanco-plateado, palpos m orenos, a n te n as p a rd u s­ cas, epictán eo pardusco oscuro; té g u la s g rises, algo p lateadas. A bdom en con su base g ris-p ard u sca c la ra , oscuro distalm ente. P a ta s m uy peludas, ta rso s oscuros, con la ex trem id ad d ista l de los a rte jo s blanca. A rm a d u ra g e n ita l: Como en la lám ina. Holótipo á de V icuña, 606 m., Prov. d e Coquimbo, 15-111936, E . U re ta col!. (Col. M. N. n. 2105) J G énero: Langsdorfia H übner. "L a vena discal e stá h o rquillada en am bas a la s; en el ala p o sterio r las venas 6 y 7 e stá n se p a ra d a s y casi p ara lela s, o p o r lo m enos casi sep arad as. E n el m acho f a lta típ icam en te el fren u lu m y el pliegue de en v o ltu ra d e la n te ra , pero m uchas ve­ ces está ensanchado en la base del ala p o ste rio r, lo que pue­ de cu m p lir la m ism a fin alid ad de m an ten erlo ju n to d u ra n te el vuelo. E n las fo rm as típ icas la vena A e stá com unicada con la 8 por una ram a tra n sv e rsa l cerca del fin a l de la célula. Lo de m ás es igual a G ivira”. Langsdorfia ambigua H übner. Lám . I, fig . 2 a. “ Color café-rojizo claro, m a rm o re a d a con m an ch as café claras, bordeadas de blanco. A la p o sterio r blanquizca, con m an ­ chas m arg in ales café claras y con una h ile ra siib m arg in al a p i­ cal. A rg e n tin a y U ru g u a y ” . E n n u estro p a ís : V aldivia y T erm as de Río Blanco (S. B a rro s coll.). Langsdorfia brunneomaculata D yar. Lám . I, fig . 3 b. A las an terio res café m a d e ra claro con m anchas redondas grand es de color café m ás oscuro, m a rg in a d a s de blanco- en la región sub-basal una m ancha g ra n d e doblada, una redonda al fin a l de la célula, la cual alcanza h a s ta el m arg e n a n te rio r una fila sub m arg in al de tr e s m anchas, la in fe rio r pequeña y tir a d a hacia el ángulo anal. A las posterio res blanquecinas con doble h ítera oscura m a r ­ ginal. E s tru c tu ra típ ica de L a n g sd o rfia sin fren u lu m . E x p a n ­ sión a la r : 36-45 mm. L a especie se parece m ucho a m a rm orata M aassen. P e rú (L im a ) , tipo en U. S. N. M.


U reto.- REVISION DE LA FAMILIA COSSIDAE

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L angsdorfia o rn ata (B utler) n. comb. Lám . I, fig. 3 c. 1882. 1886.

Philanglaus ornatus B utler. T ran s. E n t. Soc. London

p. 28.

Philanglaus ornatus.

B art.-C alv ert. An. U niv

Chile

B art.-C alvert.

Chile

r>. ?22, n. 108. 1886.

Philanglaus

ornatus.

Cat.

Lep

p. 14, n. 108. 1928.

P M a v a le »/» orna *-'■>. D ra u d t (In Seitz) Gross. Schm ett.

d .. Er.de, VI, p. 1298. T raducción de la diagnosis original hecha por C alvert: “L as a n te rio re s p o r encim a con el á re a de la costa blanca, el á re a oblicua a tra v e sa d a p o r las venas m edia i radial de un m oreno g ris ; las á re a s e x te rn a e in te rn a , m oreno arenoso p á­ lid o ; los dibujos m ui m arcados son de un fe rru jin e o oscuro, con bordes color blanco nevado como sig u e: dos pequeños p u n ­ to s bacilares, un d ibujo oblicuo i m ui irre g u la r desde cerca de la base de la costa h a sta el tercio ex tern o del m á rje n interno, su cen tro sub-cuadrado, i sólo su borde blanco lo sep ara de u n a m a n ch a sem i-circu lar i d ifu sa en el tercio b acilar del bor­ de in tern o , su extrem id ad ín fero -ex tern a doblada i p u n tiagu­ d a ; dos pequeñas m anchas (m ás oscuras que los otros dibujos) un po co.ántes del cen tro de la co sta; una f a ja oblicua i abrevia­ d a al tra v é s del fin de la célula; dos o tre s pequeñas m anchas o scuras sobre el diéco i una f a ja algo irre g u la r discoidal, su p a rte costal, ex ten d id a i tr id ijita d a hácia la costa, i mui con­ tra íd a en el espacio del ra d ia l superior, pero se extiende g ra ­ dualm ente desde aquí h a sta cerca de la p rim era ram a media, a donde e s tá escavada i te rm in a en una p u n ta c o rta ; las fr a n ­ ja s a tra v e sa d a s por dos líneas m oreno-pálidas, e n tre las cuales h ay o tra b lan ca; las alas posteriores son de un moreno- páli­ do sedoso, u n a línea débil i ondulada m ás allá del centro, una segund a línea cerca del borde esterno, i dos con una línea blan­ ca en trem ed io sobre las fra n ja s , el tó ra x de un blanco sucio ra ­ yado de g ris, los tégulos blancos con fa ja s m orenas, el cuello blanco con una m ancha m orena en cada h o m b ro ; la cabeza blan­ ca, con el v értice m o re n o ; las an ten as blancas con las pectinaciones m o ren as; e l abdom en de blanco g ris, la superficie in­


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Eoletín d el M useo N acional de H istoria N a tu ra l, XXVII (2) 1957.

fe rio r m oreno-arenosa, las alas con fa ja s grises, las de las alas an terio res re p re se n ta n los dib u jo s de la su p erficie su p e rio r, que llegan a s e r de un m oreno rojizo i so n ’ m ás visibles h ácia la co sta; las alas p o sterio res con la p a rte convexa de la costa orillada de blanco, d e trá s de la cual hai una m ancha fe rru jín e a •estendida h ácia a trá s sobre la célula, pero in te rru m p id a d e n tro de la célula p o r un punto blanco; u n a m an ch a b ífid a h ácia el ápice en la costa unida p o r a trá s con u n a lin ea ondulada discoi­ dal i una pequeña m ancha tria n g u la r ap ic a l; u na m ancha ova­ lada e in d istin ta cerca de la base del á re a in te rn a m edia, la cual es m ás blanca que el resto del a la ; las f r a n ja s con una lí­ nea pálida b acilar i so stenida p o r o tra da color g ris, m ás a llá de la cual hai uno o dos puntos blancos. E spansión de las alas, 55 m ilím etro s”. D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : C hile: Q ueltehues, V alle del Maipo, 14-IV-1933, E. U re ta coll.; Q uebrada M acul, 28-1-1851, G. M onsalve coll.; T erm as de C auquenes, 11-1-1953, E . U re ta coll.; T erm as de Río Blanco, C u racau tín , 20-1-1955, A. W agenknecht. coll. Langsdorfia albescens sp. n. Lám . I, fig . 4 c 5 , 5 d $ . M a c h o : E x pansión a la r : 41 mm. L arg o del ala.: 20 m u , Largo del cuerno: 23 mm. A las an terio res p o r encim a, p ardo-claras. L a costa blanouscina con una m ancha negruzca m uy definida de fo rm a tria n g u ­ la r y u n a serie de m anchas p ard u scas m ás pequeñas a lo largo de la costa. E n el cam po sub-basal h ay u n a m ancha oscura de fo rm a trapezoidal que se prolonga h acia el ángulo in te rn o en una f a ja a m a rille n ta ; m an ch a discoidal a m arillen ta, g ra n d e y m arg in ad a d iscretam en te de pardusco, rod ead a en co njunto de blanquecino. U na serie de m anchas su b m arg in ales blancas, ápi­ ce pardusco, h ay una m ancha oscura sub-apical en form a de Z ; tre s m anchas oscuras a la rg a d a s en el cen tro y en las ú ltim a s tre s m anchas blancas. E n el borde in te rn o h a y dos m anchas negruzcas, ta n destacadas como la basal de la costa, que dividen el ala en tr e s p a rte s iguales. A las posterio res p o r encim a, p a rd o -c la ras con el c e n tro blanquecino. H ay tre s m anchas pequeñas o scuras p o r fu e ra de;l disco y una serie de m an ch itas m arg in ales c la ra s; borde abdo­ m inal am arillento. L as f r a n ja s son p a rd a s y con su e x trem id ad distal blanquecina. A las a n te rio re s p o r abajo blanquecinas, con el diseño en pardusco de la faz su p erio r, pero fa lta n d o los tre s puntos ta n destacados que c a ra c teriz a n a ésta.


Uréter. ■ REVISION D i LA FAMILIA COSSIDAE

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, .as P csterio res como p o r encim a, pero con una manr-Vn p a rd a m u y d e fin id a en la región subapical de la costa. noin» w Crane° ’ fre n te y palpos a m a rille n to s; tó ra x con largos r n l t v 11? 1? ’ f ataReos y tég u las parduscos. R esto del cuerp o cu b ierto de pelos parduscos y blanquecinos

coll. " S i M. N . t ' 6V9 o í).de A“ Pa’ XI1‘1946’ Dl'' G- KumM G énero:

B rey erian a Orfila.

D iagnosis o rig in a l: “ G en o tip o : Breyeriana cistransandina O rfila. , a Langsdorfia H ü b n er (genotipo Lanqsdorfia jranckx H u b n e r) del que se d istin g u e porque en el ala an te rio r la M, nace lejos de R 5; porque en el ala p o sterio r hay tre s anales libres y no ex iste areo la o célula accesoria de la célula d isc a l; los gen itales o carecen de la costa individualizada en las valvas y el uncus es cu puliform e y no ganchudo. Descripción. La cabeza tien e las an ten as am pliam ente plu­ m osas h a s ta el á p ic e ;1los palpos son proyectados, con el a rte jo basal c u b ie rto p o r largos pelos dirigidos h acia adelante, el te r ­ ce r a rte jo ovoideo, algo aguzado y cu b ierto de escam as lisas a p re ta d a s ; los ojos desnudos. E l ala a n te rio r ancha, subrectang u lar, con el borde costal recto, el ápice redondeado y el bor­ de an al d ila ta d o en el tercio basal. L a Se llega h a sta la costa, Ri desde la m itad de la célula h a sta la Costa, R 2 a R 5 separadas, nacen del ángulo s u p e rio r de la célula en donde R^ form a una aréola o célula accesoria cuneiform e, la M. bisecta la célula dis­ cal y se b ifu rc a en la m itad de su trayecto, M, separada en el nacim ien to de R , y m ás cerca del nacim iento de ésta que del de M2, M2 desde el m edio de la discocelular, M.t desde Ja discoce­ lu lar, Cui desde el ángulo in fe rio r .de la célula, A, sólo presen­ te en el c u a rto te rm in a l, unida con A 2 por una b a rra tra n sv e r­ sal, A» h a s ta el m arg en . A, fusionada con A? cerca del origen. E l ala p o ste rio r tria n g u la r, alarg ad a, el borde costal algo lobulado en el medio, el ápice aguzado y el torno redondeado; frén u lo ancho en la base y m uy aguzado en el e x tre m o ; Se fo r­ m a el bord e s u p e rio r de la célula discal con una inflexión so­ b re la d iscocelular; Rs desde la célula,.m uy próxim a a Mt ; desde algo a r r ib a del medio de 'la discocelular, m uy próxim a a Rs con la cual es casi p aralela, p a ra diverger hacia el m a rg e n ; M co rre p o r el tercio in fe rio r de la célula discal, bifurcándose en la m itad d is ta l; M2 y M 3 nacen antes del ángulo in ferio r de la célula, m uy pró x im as p a ra luego se p ararse am pliam ente;


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Fo’9*;n de)

N ocional d*» Historia N a tu ra l, XXVII (2) 1957.

Cu, desde el ángulo in fe rio r; Cu2 desde un poco después del medio de la célula; A! y A, sep arad as desde el o rig e n ; A n in ­ dependiente y casi coincidente con el borde an al del ala. P a ta s fu e rte s m uy pilosas. Abdomen cónico, fu e rte con dos mechones laterales, subterm in ales de pelos apretados. G enitales 3 con la porción te rg a l y e ste rn a l de los u rito s octavo y noveno no soldadas”. B reyeriana cisífan san d in a O rfila. D iagnosis o rig in a l: “ s Cabeza con la fre n te peluda de color crem oso g risá c e o ; vértice con pelos cremosos y negros entrem ezclados, d irig id o s hacia ad elan te; a n ten a con el funículo escam ado dorsalm ente, las escam as crem osas con alg u n as espaciad as escam as n e g ra s entrem ezclad as; apófisis de las a n ten as larg as, cilindricas, del­ gadas y curvadas, cu b iertas p o r escam as n eg ras excepto en el ápice donde h ay un m anchón te rm in a l de escam as crem o sas; ventralm en te con num erosos pelos sensoriales erg u id o s; palpos negros excepto la m itad d istal del segundo y la m ita d proxim al del tercero que, por su c a ra in te rn a , so n -am arillo crem oso. T ó rax con el disco abund an tem en te piloso, con 'pelos ne­ gros entrem ezclados con pelos crem oso grisáceo que fo rm an un grueso pincel te rm in a ]; tégulas de color g ris humo, re su lta n te de la m ezcla de pelos blanco-am arillento sucio y n eg ro ; p a ta g ia grisácea con tres' líneas n eg ras delgadas, tra n sv e rsa le s, la ú lti­ m a -de ellas m a rg in a l; m ét'atórax con dos m echones de largos pe­ los dispuestos tra n sv e rsa lm e n te desde la axila del ala hacia la linea m edia donde se en trecru zan . Ala a n te rio r de color general g ris h u m o ; la costa en los dos tercios basares casi b lanquecina; el á re a discal algo m ás oscura, u n a -fa ja su b m arg in al y el á íe a an al g ris oscuro, las n e rv a d u ra s delgadam ente señaladas en p a r d o ; e n tre R., y Cu2 las células m argin ales con una m ancha la rg a y angosta, de aspecto cunei­ form e, de color castañ o negruzco y cuya p u n ta adelg azad a lle­ ga- h a sta la f a ja g ris su b m arg in al. H ay un p unto casi c ircu lar, su bm arg in al e n tre la R , y R., y o tra m an ch a cuneiform e del m ism o color e n tre A, y A2; A, en la base con una m ancha del mismo color; una línea m arginal de color castaño os­ curo, co rtad a en blanco sobre las n e rv a d u ra s ; el borde ex tern o con un angosto ‘•'leco blanco g ris á c e o ; toda el á re a subdiscaí del ala, donde se ubican las m anchas cuneiform es, con tin te pajizo oscuro. El envéz del ala de color g ris hum o que se obscurece p a u ­ latinam en te desde la m itad m a rg in a l h a sta el m a rg e n ; -entre


Ureta. Rev. de la fam. Cossidae en Chile.

dev. de la fam. COSSIDAE tn Chile. la. CHILECOMAOIA MOOREI (Silva) cP. lb. CH. VALDIVIANA (Phil) 9 .

I t CH. VALDIVIANA <p. 2a. LANGSDORFIA AMBIGUA (Dyar) <p. 2b. TRIGEKA T ? r n GRANULOSA sp. b. 2d. CHILECOMADIA MOOREI 9 . 3a. TR. BREYERI ap. b. S . 3H LANGSDORFIA BRUNNEOMACUUTA 3c. L ORNATA (BUrt. <p. 4a. TRIGENA TERRANEA sp. b. <p. 4b. G1VIRA VICUflENSIS ap. b. sp. 4c. LANGSDORFIA ALBESCENS sp. b. ». 5a. HYPOFTA MONSALVEI ap n 5b. GIVIRA STRIATA sp. b. cP. 5c. G. ALBOSIGNATA sp. b. 9 . 5d. LANGSDORFIA ALBESCENS sp. n. <f. Ea. ACOSSUS. COMADIOIDES sp. b. 9 . 6b. A. COMADIOIDES sp. b. ep. 6c. TRIGENA BREYERI sp. b. cP.

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U reto.- REVISION DE LA FAMILIA COSSIDAE

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P. y M :, a p a r tir de la discocelular y sin llegar al ápic-e, una m an ch a s u b re c ta n g u la r g ris bronceado. A la p o ste rio r con el haz blanco arg en tin o , con las nervadu­ ra s delgadam ente p a rd a s y el borde claro; el envéz de igual co­ lor, sólo lig eram en te ahum ado en el ápice. L as p a ta s blanco grisáceo, con pelos cremosos y pardos en­ trem ezclad o s; los ta rso s p ard o oscuro. L as p a ta s blanco grisáceo, con pelos cremosos y pardos en trem ezclad o s; los ta rs o s pard o oscuro. A bdom en de color blanco plateado, con el p rim e r segm en­ to d istalm en te p a rd o ; el segundo con dos puntos pardos subdorsales, uno a cada lado de la .línea m edia; el cu arto y quin­ to anillados de p ardo con una delgada línea m edia dorsal pla­ te a d a ; ápice con pelos p ard o s entrem ezclados; ventralm ente g risáceo sucio uniform e. G enitales $ la te rm in a lia es realm ente notable porque no ex iste fu sió n e n tre los com ponentes del noveno y décimo uritos. E l teg u m en o noveno terg itó , cOn fo rm a de am polla adelgazada d ista lm e n te a rtic u la m ed ian te una m em b ran a con el vínculo o noveno e ste rn ito que se p re se n ta ancho y escotado en sus por­ ciones d ista le s y angosto en las proxim ales p a ra fo rm a r el saccus. E l u n cu s o décimo te rg ito tiene una fo rm a de cúpula mam elliform e, conectada m ediante m em b ran a con el gnathos o dé­ cim o e ste rn ito , que se p re se n ta como dos placas curvadas, sos­ ten ed o ras de la tu b a a n a lis; las valvas son trapezoidales en su contorno y cu rv a d a s hacia adentro. E n v e rg a d u ra : $ 4 5 - 6 0 mm. “ 9 Algo m ás g ran d e que el m acho y co n la faz superior de las a la s p o sterio res del mismo, color g ris que las anteriores. P o r la faz v e n tra l las cu atro alas son m ás oscuras que én el macho. T am b ién las a n te n a s son m ás cortam ente pectinadas que en éste. * E n v e rg a d u ra del A llo ty p u s: 57 m m .” D i s t r i b u c i ó n g e o g r á f i c a : A rg en tin a y Chile. E n A rgen­ tin a : Comodoro R ivadavia, Neuquén,- Río N egro, N ahuel Huapi y M endoza. E n n u estro p a ís: Río Maulé, C am panario,. I, Sr. S. B a rro s leg. y Río M aulé, 1.400 m., 10-11-Feb. 1956, Sres. Luio P eñ a y O ctavio B a rro s V. Leg. : r :


Nuevos H E T E R O C E R O S (L ep.) de Chile (II p a rte ) Po r

E M IL IO U R E T A R .

(A p o rte SS.*) E n el p resen te tra b a jo indicam os v a ria s especies nuevas p a ra nuestro país, especies que son p ro p ias de los países vecinos o bien comunes a todo el continente, pero donde hacem os el m ayor ap o rte es en la in te re sa n te fam ilia H epialidae en la cual hemos encontrado un género y v a ria s especies nuevas p a ra la ciencia, los que describim os. Gomo en n uestros tra b a jo s a n te rio re s, continuam os usando en las descripciones los colores con su nom bre c o rrie n te , colo­ cando al lado, e n tre parén tesis, el símbolo correspondiente al “A tlas de los Colores” de C. y J. Villalobos, E l A teneo, Buenos A ires, A rg en tin a, edición de 1947. F am ilia C T E N U C H ID A E Philoros rubriceps opaca (Boisduval) (Lám . f. 13) Philoros opaca Boisduval, Lép. G uatem al.. p. 84. Philoros W alker se d iferen cia de C tenucha K irb y p o r el origen de la rad ial del ala a n te rio r, que sale desde el ángulo de la discoidal. A dem ás, los palpos d irig id o s in clinadam ente h a ­ cia a rrib a y el segm ento te rm in a l h acia adelante. L as alas an terio res de rubricep s opaca son de un pard o m ás oscuro que en rubriceps ru briceps W alk er y las p o sterio ­ res de negro-azulado, pero con un brillo m ás profundo. E x pansión a la r de los ejem p lares chilenos: 30-33 mm. D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : D escrita de A rg e n tin a. P a r a ­ guay y S u r del B rasil. E n C hile: Cuya (A ric a ), 30-X I-1931, Sr. L uis P eñ a coll.; D esem bocadura del Río C am arones y Que­ b ra d a C am arones (T a ra p a c á ), 10-IV-1955, Sr. Rodolfo W agenknecht coll.


U reta - NUEVOS HETEROCEROS (LEP) DE CHILE

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F a m ilia : A R C T IID A E U tetheisa ornatrix stretchi 1877.

(B u t le r ).

U tetheisa stretch i, B utler, T ran s. E nt. Soc. Lond., p. 361.

A las a n te rio re s p o r encim a, de un herm oso color rosadofru tilla (SSO -18-8"). E n la base de la costa un punto negro, aislado ad en tro y a fu e ra de blanco; hacia a fu e ra cinco ray as ro jas, se p a ra d a s po¡r p u n to s negros irre g u la re s con extrem os blancos; fa lta el quinto, existiendo el sexto sobre el ápice. Un p unto neg ro basal, seguido h acia a fu e ra de una m ancha ro ja ; en el quinto in te rn o del borde anal, un punto negro. Sobre la v ena qüe c ie rra el disco, dos puntos negros form ando serie v er­ tical con el c u arto punto de la costa. U na h ilera subm arginal de p u n to s negros, situados sobre las venas, seguidos hacia a fu e ra de u n a serie de m anchas ro ja s e n tre las m ism as, h asta Cu2. E n !a base de las fra n ja s una serie de pequeños trazos ne­ gros. F r a n ja s negruzcas, blancas fre n te a las venas. A las p o sterio res blancas, subhialinas, pero rosadas desde Ja costa h a s ta la m ediana. U n trazo negro sobre la vena que cie­ r r a el disco, m ás ancho hacia adelante y cóncavo hacia afuera. Sobre el m arg en externo una g ru esa m ancha n eg ra en form a de Y, en san ch ad a en la base y con u n a prolongación que te r ­ m in a cerca del ángulo anal. F ra n ja s blancas, con trazos cuya m itad b asal es negruzca en el cen tro del ala. Alas a n te rio re s por abajo, rojo vivo (RS-13-129), con pun­ tos y ra y a s n eg ras, correspondientes a las superiores, pero con• flu e n te s’ y m ás gru esas. F ra n ja s oscuras, blancas fren te a las venas. A las posterio res por abajo, con la costa ro ja h a sta la m e­ d iana, e! re sto blanco subhialino y con los dibujos negros de la fa z su p e rio r bordeados de blanco. F ra n ja s como por encima. Cabeza,' tég u las y tó ra x blancos con puntos negros. A nte­ n as n eg ras. A bdom en blanco sedoso, con una hilera de puntos negros laterales. P a ta s por encim a blancas. E n la h em b ra los dibujos negros son m ás anchos. B io l o g ía : E n Concordia, A rg en tin a, causa grandes p er­ juicios destru y en d o h a sta el 50% de las sem illas de C rotalana u o tra s legum inosas (H ayw ard. Rev. Soc. E n t. A rg., XI, n. 2. p. 98, 1941). T D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : Desde el su r de F lorida y Las A ntillas, por todo C entro y Sud-A m érica h a sta A rgentina. E n C hile: A zapa, A rica. 4-1-1950, D r. Roberto Donoso B. col],; 16-IV-1955, volando d u ran te el día sobre Aplovappus, b , .


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Boletín del Museo N acional d e Historia N a tu ra l, XXVII (2' 1957.

Rodolfo W agenknecht coll. y Chaca, A rica, 5 a 8 de noviem bre, colectada abund an tem en te por el S r. L uis Peña. Antarctia cnethocampoides Rothsch. A n ta rc tia cnethocam poides R othschild, N ovit Zool., 17. p. 179. “A las an terio res gris-ceniza, con fin ales celulares oscuras y una cadena tra n sv e rsa l de puntos som breados oscuros an te s del cam po m arg in al, por e s ta causa se parece a alg u n as paleá rtic a s T haum etopoea”. E x pansión a la r : 30 mm. D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : S a lta y n o rte d e A rg en tin a . C hile: C haquina, 4200 m .,T a ra p a cá , IX -X -1951; C onire, 4300 m., Iquique, IX -X ; Collacagua, 4000 m ., T a ra p acá , IX -X ; de todas Jas localidades chilenas, Sr. L. P eñ a coll. Palustra azollae Berg. (Lám . fig . 19). ' r

.

.

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P a lu stra azollae B erg, S te tt.,E n t. Zeitg., 38, p. 258. “Alas, an terio res, como el tó ra x , p ard o oscuro, pero con dibujos m ás oscuros. L a p a rte p o ste rio r del abdom en color am a­ rillo-oro, con tono rojizo, al igual que las a las posterio res que están bordeadas de oscuro” . P arece que el e je m p la r e ra un ñoco viejo, pues los eje m ­ plares núeyos tienen las alas posterio res de un herm oso color rojo o .ro sad o vivo. E x pansión alarr: 30-32 mm. D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : A rg e n tin a (B erg ) ; L ag u n as de E pulafquén, Ntíuquén, 1-1937, E . U re ta coll. C hile: P rin cip al, Valle del M aipo, prov. de S antiago, X I1887, D r. Izquierdo coll., Chillán, 1-1885, 2 e jem p lares en Col. M. N .: T erm as de Río Blanco, C u racau tín , 11-1951, S r. S. B a­ rro s coll.' F a m ilia :

M IM A L L O N ID A E .

Cicinnus musa Schs. 1896. C icinnus m usa Schs., Jo u r. N. Y. E n t. Soc. IV. p. 51. D iagnosis de S eitz: “ E n el macho el cuerpo es g ris-a re n a , la base del cuello y


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la p u n ta del abdom en p o r encim a, con excepción de la base, e s tá b a ñ a d a de c a n ela-an aran jad o . E n el ala a n te rio r la parte b asa l de la costa h a sta el fin a l de la célula y el borde interno h a sta su m itad son de gris-canela, después g ris-a re n a claro has­ ta el borde ex tern o y el á p ic e ; en la vena tra n sv ersal una pe­ queña m ancha h ialin a en fo rm a de B ; la delgada linea parda e x te rn a hace un ángulo hacia a fu e ra en tre 7 y 8, con una del­ g ad a linea ro jiz a d etrás, desde 5 h a sta el m argen debajo del áp ice; el cam po m arg in al g ris a ren a claro, bocde a n terio r rojo coral. E l a la p o ste rio r desde la base h a sta la obscura línea m e­ d ian a g ris a re n a c la r o ; cam po m arg in al igualm ente y som brea­ do café obscuro a lo largo de la lín ea; fra n ja s en am bas alas m ás obscuras, con term in ales b la n c o s; cuerpo y alas salpica­ das escasam ente de negro. L as alas por ab ajo son p arcialm ente b añadas de color ocreparduzco, salpicadas de n e g ro ; la línea m ediana del ala an terio r es cu rv a debajo de la costa, sobce el ala posterior, situada de­ tr á s de la m itad y débilm ente d en tad a; adelante una mancfei discal obscura. E x p an sió n a la r: Macho, 40 mm., hem bra, 50 mm. C astro. P a ra n á . D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : En nuestro p aís: Valdivia, un m acho en la Col. Izquierdo. F a m ilia :

SA T U R N ID A E

O rm iscodej socialis grísea ssp. n. (Lám . ff. 11, 12). AI a c h o : Alas por encim a desde un g ris m ediano (OOS 11-3'-') h a sta un g ris parduzco (O - 13 - 4'0. E n las anteriores h ay una línea Ijasal y una postm ediana, am bas blancas; la p ri­ m era, e n san ch ad a hacia la costa y term inando casi im percep­ tib le m e n te 'so b ré el borde anal y em itiendo hacia dentro, a n i­ vel del disco, una p ro lo n g ació n ; la segunda, festoneada en tre las venas y lim itad a hacia a fu e ra por un borde oscuro. L a mJjncha discoidal blanca, gruesa, en flecha de vértice externo. E n ­ tr e am bas fa ja s ab u n d an te espolvoreado blanco. E l ala se acla­ r a m arg in alm en te y es m ás oscura a los lados de la discoceluL as alas posterio res por encim a son m ás claras hacia la base, con u n a línea sub m arg in al blanca algo irre g u la r y ori­ llada e x te rio rm e n te de pardo-negruzco. H ay un borde m arginal m ás claro v un trazo discoidal blanquizco. , . . L as f r á n ja s son p ard as, m ás claras en las alas-posteriores. A las a n te rio re s p o r abajo, m ás r o j i z a s , co n.una lin e a -•su m arg in a! p a rd a y festoneada; bccdada interiorm ente de blanco,


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Boletín del M useo N acional d e H istoria N a tu ra l. XXVII (2) 1957.

m ás intenso h acia la costa. L a m ancha discoidal m ás d ifu sa y am arillen ta, fa lta la línea basal. A las p o steriores p o r abajo, m ás grisáceas.^ con una ancha línea negruzca subm arginal, b o rdada de blanquizco hacia p en ­ tro cuerpo pardo, algo rojizo, con ab u n d an tes pelos en el tó rax . E xpan sió n a la r : 38-47 mm. H e w. b r a : A lgo m ás cla ra y b a sta n te m enos d ib u ja d a que el macho. E xpansión a la r: 36-40 mm. B io l o g ía : La larv a, según C alvert, se d esarro lla sobre el huañ il (P roustia p u n g e n s ). Holótipo i de Santiago, V-1942, Sr. C arlos Reed Coll. (Col. M. N. n. 2749).J A lótipo 9 de S antiago, IV-1887, Sr. W. B a rtle tt-C a lv e rt Coll. (Col. M. N. n. 2 7 5 1 )./ 10 p a rá tip o s s S , de S a n tia g o : 3 de IV-1887, C alv ert coll. (Col. M. N. nos. 2752/2753? 2754)J; 6 de V-1942, C. Reed coll. (Col. M. N. nos. 2784/2750,X/2924Ja 29274 ; 1 del C erro San C ristóbal, S antiago, 26-V-1955, E . U re ta coll. (Col. M. N. n. 6098) .vi 2 p arátip o s e <?. de S antiago, IV-1887, C alv ert coll. (Col. M. N, nos. 2 7 5 f ) t 2756)’/ ' { C o m e n t a r io : E s ta subespecie se e n c u e n tra sólo en S an ­ tiago, donde no existe peumo (C ryptocaria p eu m u s) en fo rm a silvestre, p la n ta sofcire la cual se d e sa rro lla O rm iscodes socialis socialis F eisth. F a m ilia :

N O C T U ID A E

Phaenagrotis hecateia K ohler. (Lám . ff. 17, 18, 20, 2 1 ). Rev. Soc. E n t. A rg. X V I: 20 (1953). _ D escripción o rig in a l: “ á : Cabeza con pelos m ulticolores; fre n te e n tre las a n ­ tenas am arillo, debajo g ris algo azulado, m ezclado con algo de negro y blanco en los lados; debajo am arillo claro ; fu e ra de los ojos algo negro, después a n a ra n ja d o y irojo; palpos en la base algo g rises, después rojos, te rc e r articu lo corto, pro recto g ris azulado oscuro; tégulas g ris azulado con ra y a y borde a m a rillo s; p atág eas y tó ra x blanco y negro m ezclado; c re stas pro- y m etato racal y abdom inal, rojo de fu eg o ; abdom en am arillo con p u n ­ tos g ris prom izo dorsales en cada segm ento con pinceles g ris os£uiro la te ra le s; pecho de color rojo, p a ta s g ris o scuro; a n te ­ nas g ris plom izo; pincel anal am arillo.


U reta - NUEVOS HETEROCERCS (LEP) DE CHILE

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A la s a n terio res: G ris plomizo claro salpicado de ray itas n e g ra s ; m arg en a n te rio r am arillo y blanco con m anchas negras, 'a m ay o r antes del á p ic e ; o tra traya am arilla a trav és de la cé­ lu la ; una te rc e ra e n tre Cu y A y una m ás a lo largo del m a r­ gen po sterio r, to d as con ra y ita s n e g ra s; h a sta el m argen e x te r­ no g ris blancuzco y con n e g ra s lunas mairginales in tern en -alas; las f r a n ja s de color ro sa fu e rte in te rru m p id a s con gris oscuro en cada n e rv a d u ra . A la s p o steriores: A m arillo clairo con línea postm edia. Las m anch as e n tre é sta y el borde g ris oscuro, plom izo; fra n ja s rosa intenso. E x p . a l : 40-45 mm. C ótipos: Col. Schachowskoy, P etrow sky, Fleiss, Boursin y t’e' au to r. . , H ab ita t'. San M a rtín de Los Andes, N euquén (III. 1950. Schachow skoy, III. 52r T reichel) ”. ............ ( D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a : A rg en tin a y Chile. E n nuesr ti o p a ís : V alp araíso y V iña del M ar, 18-IV a 21-V; U reta, Monsalve y Reed Colls.; La O bra. ll-IV -1 9 5 3 , R. A m unátegui coll.; Concepción, IV-1954, R. O rellana coll.; Lonquim ay, 1921, R. H. F lam in io Ruiz coll.; Lo Valdes, Valle del Maipo 1900 m., O. B a rro s coll.; Peñalolén IV L. P eña coll. Familia H E F IA L T D A E . ...............^ S t a c h y o c e r a

........

gen. n.

'

í

L as a n te n a s son cortas, teniendo alrededor de tre in ta y s ;ete a rte jb s ; la m ita d -d istá í de ellas por su c ara dorsal, esta c u b ie rta de la rg a s escam as, en fo rm a de pelos que le ,dan el aspecto de espiga. E n la h em bra estas, escam as son algo mas escasas y co rtas. . , ' , , E l ala a n te rio r es g ruesa, R1 nace cerca de la base de la c lula discoidal a n te rio r, R2 un poco m ás alia del centro K4 mu* in c u rv a d a , co n trib u y en d o asi a e n g ro sar el ala en form a m y sin g u la r. L as m edianas son subparalelas. L a hem bra es de m a­ y o r ta lla que el m acho. . G en o tip o : Stachyocera izquierdoi sp. n. S t a c h y o c e r a iz q u ie r d o i

sp. n.

(Lám . f. 10). M a c h o , E x pansión a la r : 37-40 mm. Largo del a la : 19 mm. L arg o del cuerpo: 20 mm.


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Boletín d el Museo N acional d e H istoria N a tu ra l, XXVII (2) 1957.

A las an terio res p o r encim a, .p ardo-am arillentas (cercano a O- 12-6(>), con seis a siete p untos blancos, bordeados de ne­ gros, en la región costal; h a y una línea blanca, bord ead a de pardo, que p a rte del ángulo in tern o y se d irige al ápice, por debajo del cual te rm in a ; e sta línea e s tá in te rru m p id a por una m ancha redondeada y algo m ás oscura, que es com o,el fin a l de una línea longitudinal .de color leoneado, que parte' del c en tro del. disco y se d irige hacia a fu e ra , ensanchándose y te rm in a n ­ do en la m ancha an tes citad a, a la cual envuelve fin alm en te.

Fig. 1. Stachyocera izquierdoi sp. n„ Nervación alar.

U na línea blanca, ancha, p a rte de la base h acia el ángulo in ­ te) no y se cruza con dos trazo s blancos, cortos, que se d irig en h a d a la cédula M3. T am bién desde la base salen algunos t r a ­ zos pardo-negruzcos, los dos p rim ero s cortos y libres el terce ro ocupa la célula discoidal y p resen ta tre s arabescos blancos como asentados sobre la línea leonada del centro del a la - eí cuarto es el m as ancho y corre e n tre M3 y C u2; el quinto p a rte


U reta - NUEVOS HETEROCEROS (LEP) DE CHILE

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de la base del á re a anal, asciende algo y se d irige hacia afu era sobre Cu2, donde te rm in a . E n conjunto, el ala presenta con todos estos dibujos un aspecto m arm oreado. L as fra n ja s son ocres, con su e x trem id ad d istal blanca, e in te rru m p id as por un diseño festoneado y parduzco, cuyos arcos te rm in a n m arg i­ nalm en te sobre las venás. A las p o sterio res p o r encim a de color ocre homogéneo (O O Y -1 5 -7 °), sin diseño, con las f r a n ja s de este'co lor, pero term i­ n a d a s en blanco y to talm en te ocres fre n te a las venas. A las p o r abajo, ocre hom ogéneas, sin diseño, pero algo más leonadas sobre la costa.

Fig. 2.

S ta c h y o ce ra Izq u ierd o!

sp. n., Armadura genital.

A n ten as p ard as, ocres e x te rio rra en te ,' p o r las escam as y pelos de este color. P alpos pardos, como el tó ra x Abdomen ocre, parduzco, más-, oscuro, como las p a ta s en su extrem idad. A rm a d u ra g e n ita l: Como en la lám ina. Hembra. E xpan sió n a la r : 47 mm. L argo del a la : zb m m . L argo del cu e rp o : 20 mm. t E n conjunto algo m ás c la ra que el m acho y aparentem en­ te m enos d ib u jad a, aunque el único e je m p la r e sta m uy volado. •H olótipo S de Caramávida, 1000 m., C ordillera de Nahuelb u ta >5-11-1953, Sr. L uis P eñ a coll. (Col. M. N. n .» 6 1 5 8 )c / v 1 p a rá tip o í de C hillán, III-1897, D r. Izquierdo coll. (E n COl A?óUtiepod09 'd e C aram ávida, 5-11-1953, Sr. L. P eña coll. (Co!. M. N. n. 6 1 5 9 )1 /"


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I

Boletín del M useo N acional d e H istoria N a tu ra l, XXVII (2) 1957.

Callipielus argentata sp. n.

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M a c h o . E xpansión a la r : 36-37 mm. L argo del a la : 19 mm. L argo del cuerpo: 19 mm. Alas a n te rio re s por encim a de un leonado-parduzco. m ás cla ra s en la costa, sobre el m arg en ex tern o y alred ed o r de los dibujos. Sobre la costa hay de una a cu atro m an ch itas p la te a ­ das y e n tre ellas algunas negruzcas. E n la base hay tre s o cua­ tro trazo s cuadrados, re c ta n g u la re s o tria n g u la re s de un p la­ teado b rillan te. A nivel del disco h ay u n a línea fo rm ad a p o r trazo s irreg u lares, plateados, que a tra v ie sa n el ala desde la

costa h a sta el centro del borden in te rn o ; el tra zo situ ad o de­ lante de la m ediana es el m ás am plio y se ab re en V h a sta casi to ca r las m anchas de la base y las de la fila postm ediana, la cual está fo rm ad a por una serie continua de m a n ch ita s p la te a ­ das, siendo la m ás g ran d e, la situ a d a a nivel de M I la c u a í se abre h acia ad en tro sobre M i y h acia a fu e ra h acia la reg ió n


U reta • NUEVOS HETEROCEROS (LEP) DE CHILE

163

subap ical de la costa. E s ta prolongación subapical ju n to con la s e n e de m an ch as de la línea postm ediana form a una espe­ cie de U p latead a cuyos extrem os tocan la subcostal. Todas las m an c h a s o tra c ito s plateados e stá n bordeados de pardo oscu­ ro y a sie n ta n sobre un fondo ocráceo. L as f r a n ja s son leonadas y p a rd a s fre n te a las venas. L as alas posterio res p o r encim a son de un color ocre claro, con las venas algo m ás oscuras. L as fra n ja s de estas alas son e n te ra m e n te ocres. L as alas a n te rio re s por abajo son pardo oscuras, con la costa de un leonado vivo y con algunos puntos negros sobre és­ ta y al fin a l de las venas subapicales. L as alas posterio res p o r abajo son de un hermoso ocre-leo­ nado. A n te n a s de un leonado ro jizo ; palpos y fre n te de un leo­ nado m enos in ten so ; epicráneo, patag ias, tégulas y abdomen p o r encim a ocre-leonado. T órax, p a ta s y abdomen por abajo ocre, algo m ás intenso que por encim a. A rm a d u ra g e n ita l: Como en la lám ina. H e m b ra : E x p an sió n a l a r : 42-45 mm. L argo del a la : 23-24 m m . L arg o del cu erp o : 24 mm. L as c u a tro alas son, p o r encim a, de un ocre leonado, lige­ ram e n te m ás intenso en las an terio res, en las cuales además del dibujo p lateado descrito en el macho existe una doble hi­ lera de p u n tito s p latead o s: una m arg in al, form ada por siete p u n tito s bordeados de p ardo y colocados e n tre las venas e in­ m ed iatam en te debajo de las fra n ja s , y una subm arginal fo r­ m ada p o r dos o tre s p u n tito s situados en contacto y por encima de M I, M2 y M3. P o r ab ajo las cu atro alas son de un ocre leonado, lig era­ m ente m ás intenso sobre el borde a n te rio r de am bas alas. En todo lo dem ás como en el macho. H olótipo $ de L ag u n a del M aulé, 1800 m. de altitud, 31III-1957, Sr. G ustavo M arch an t coll. (Col. M. N. n. 6 2 0 3 ) ^ Dos p a rá tip o s s $ de la m ism a localidad y fecha. (Col. M. N. nos. 6204^y 6 2 0 5 ) ^ A lótipo 2 de igual procedencia y fecha. (Col. M. N. n.

6206 ) ^

Todos los ejem p lares fu ero n colectados por don Gustavo M a rc h a n t Donoso a quien agradecem os su valioso descubrim ien­ to. Hepialu-3 reedi sp. n. M a c ho. E xpansión a la r: 28 mm. L argo del ala : 15 mm. L arg o del cu erp o : 14 mm. A las an terio res por encima ocren a ra n ja (0-17-7''), con una se n e de trazo s blanquecinos y con


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Boletín del Museo N acional d e H istoria N a tu r a l, XXVII (2) 1957.

úna m ancha en fo rm a de L de base e x te rn a com puesta de cu a­ tro m an ch itas cau d ran g u lares que p artien d o de la costa asie n ­ ta sobre la p rim e ra m ediana. E sta s m anchas son blancas y la m ás basal llega a se r plateada. E n tre la cub ital y la anal h a y o tra m ancha tria n g u la r y plateada. U na serie de pequeñas m a n ­ chitas m arg in ales y su b m arg in ales neg ru zcas. F r a n ja s ocre clara s a lte rn a d a s con negruzco sobre las venas. A las po sterio ­ re s negruzcas con el borde a n te rio r y las f r a n ja s ocre. A las p o r abajo negruzcas, en las a n te rio re s con* la costa, ápice y bordes ocre claro. L as p o sterio res p o r ab ajo , con la cos­ ta y borde ex tern o ocre claro. Clypeus, fre n te , palpos y epicrá-

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sp. n.,.A rm adura genitál.

neo de un leonado rojizo m uy vivo. A n ten as am arillo-claras, io r a x y abdom en leonado-rojizo, m ás c la io p o r la faz v e n tra l p atas ocre claras. A rm ad u ra g e n ita l: como en la lám ina. Holótipo ¿ de P u e rto Octay, 23-11-1956, Sr. E d g a rd o Oehren coll. (Col. M. N. n. 6200). B utin 11 i n q « P:anratÍPi°sQ ,de la mÍRma localidad y colectados el 1 W ? 5 6 por el Sr. O ehrens,. (Col. M. N. nos. 6201 '6202) D e se a m o s e sta especie a n u estro an tig u o am igo el d i i i n guido medico y entom ólogo D.r. E d w yn Reed.


Ureta. Nuevos Lepidfipteros de Chile.

“ «ta. Nuevos le pid ópteros d e C h ile . ¡ m iO S E N D Y M IO N O L I G O C Y A N E A W A S I A U r 't o ,

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U T E T H E IS A O R N A T R IX

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Tatochila autodice (Hübner) en Chile. Por

EMILIO URETA R.

(A porte 39.'-')

L a p resen cia de esta especie en nuestro país p erm an ecía'' algo dudosa, ya que el único e je m p la r ex isten te y colectado en Chile se e n c u e n tra depositado en la Colección de nuestro Mu- ^ seo y su etiq u e ta lo indica como colectado en Río Blanco, pro­ vincia de A concagua, sin m ás datos. L as num ero sas citas hechas p o r m uchos autores no tenían * h a s ta hoy u n a im p o rta n c ia decisiva, ya que prácticam ente to-. dos ellos h ab ía n p a rtid o de u n a sinonim ia, que consideraba-co­ m o ta l a T atochila blanchardi B utler, a Tatochila mercedis (E s-; chscho’tz ) o. a T atochila m icrodice (B lan ch ard ). _ E l e je m p la r an te rio rm e n te citad ó no posee colector re s p o n ­ sable y se llegó a p e n sa r que p udiera h a b e r sido introducido ac­ cid en talm en te a n u estro p aís desde la A rgentina. E n el p resen te año, m ie n tra s colectábam os en Millahue, Me­ locotón, m i h ijo José .Miguel colectó un ejem p lar machp, en per­ fecto estado él d ía 23 eje M arzo. Con este hallazgo queda, definitivam ente confirm ada la pre-1 sen cia dé Tdtochila autodice (H ü b n er) en Chile y el e je m p la r/ depositado en Já Colección de Lepidópteros Chilenos de nuestro M u s e ó ^ o n el n ú m ero 10250. .•. , . . m í-

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L E P ID O P T E R O S IN T R O D U C ID O S A C C ID E N T A L M E N T E E N C H IL E P or

EMILIO URETA R.

(A p o rte 40.Q)

E n la p resen te com unicación dam os cu en ta de dos especies colectadas en Chile y que en fo rm a evidente h a n sido in tro d u c i­ das en plátanos im portados desde E c u a d o r: Rhopalocera. F a m ilia : B rassolidae. O pgiphanes ta m a rin d i sp a d ix S tich. E ste lepidóptero fu é encontrado p o r el D r. Rodulfo A. P h ilip p i B. volando p esad a­ m ente en una fru te r ía de la A vda. T obalab a de S a n tiag o y po­ sándose sobre p látan o s im p o rtad o s desde el E cu ad o r, él día 10 de N oviem bre de 1956 y queda depositado en la Colección de n u estro Museo con el núm ero 10140. i .

Helerocera. F a m ilia : Ctenuchidae. M acrocnem e in d istin c ta B utler. E s ta especie p ro p ia de la A m érica tro p ical h a sido colectada en V alp araíso e n .d o s oca­ siones p o r el D r. E d w y n Reed. L a p rim e ra vez en la P lazu ela de los T rib u n ales de Ju stic ia en Ma>rzo del p re sen te año y lúe-' go en la calle Condell en A b ril ppdo. E n am b as ocasiones los ejem p lares, en perfecto estado, fu e ro n recogidos volando sobre cem ento y en las cercanías de negocios que ex p en d ían p lá tan o s im portados desde el E cuador.


NECROLOGIA

Don H um berto M olina B astidai (1908-1956) E l 23 de D iciem bre ppdo., falleció este distinguido d a n te de la Sección de Entom ología. E l Señor Molina nacióV n L a U nión e hizo sus estudios en la E scuela N orm al de Valdivia, donde recibió el títu lo de profesor prim ario. Como ta l trabajó en num erosos establecim ientos educaciones y en 1945 fué de­ signado p o r el M inisterio de Educación, en comisión de serv i­ cio en n u estro Museo como P rofesor-guía. E n este cargo aten d ió a casi todas las Escuelas de S an tia­ go, explicándoles en la fo rm a m ás didáctica la significación del M useo y la vida de los anim ales expuestos en él. Dem ostró du­ ra n te v ario s años una m a n ifie sta p referen cia por la Sección de E ntom ología, m otivo por el cual en 1951 fué agregado como ayu­ d an te a dicha sección. Su desem peño en ella fué eficiente. Tuvo a su cargo la conservación, catalogación y etiquetación de las colecciones. Se aficionó a algunos grupos de artrópodos y es así como ordenó los P entató m id o s y las a ra ñ a s del género Gonyleptes. E stu d ió tam b ién la biología de la Volucella scutellata y su s observaciones fu ero n publicadas en el N oticiario m ensual de n u e stro Museo. Su desem peño d u ra n te toda su perm anencia con nosotros se ca ra c teriz ó p o r su rectitu d , am abilidad y por un alto sentido de responsabilidad. F uá un com pañero cordial, siem pre dispues­ to a se rv ir a todos con una voluntad poco común. P o r todas es­ ta s condiciones, la pérdida de H um berto M olina ha constituido p a ra todo el Museo un motivo de profundo pesar.



NOTAS PRELIMINARES SORRE LA FAUNA MARINA PREABISMAL DE CHILE, con descripción de una fam ilia de rayas, des géneros y siete especies nuevos. P O R FERNANDO DE BUEN

B O L E T IN D E L M D S E O N A C IO N A L D E H IS T O R IA TO M O X X V II

NATURAL

NUM ERO 3

SA N TIA G O

DE C H IL E

1 9 5 9



NOTAS P R E L IM IN A R E S SOBRE LA FA U N A M ARINA PR E A B ISM A L D E C H IL E , CON D E SC R IPC IO N DE UNA F A M IL IA D E RA Y A S, DOS G E N E R O S Y S IE T E E S P E C IE S N U EV O S Por FERNANDO DE BUEN

E n una nota, que no llegó a publicarse, daba a conocer al­ gunas de las especies pobladoras del á rea preabism al de Chile; habían sido c a p tu ra d a s en el año 1953, a bordo del “ E ste r B.”[ fre n te a P u n ta A ngeles, o sea. en la zona de V alparaíso, a pro­ fundidad e n tre los 250 y 300 m etros. P o r aquellas fechas, pre­ ocupado p o r los problem as pesqueros chilenos, hacía hincapié sobre la conveniencia de a m p lia r la pesca de fondo a regiones aún no explo tad as, m ás allá de la planicie continental, cierta­ m ente ang o sta en e sta costa geológicam ente joven; sobre el te­ ma h ab ía logrado an ticip ad am en te experiencia a bordo de los a rra s tre ro s españoles, que m erm ado el rendim iento por unidad de esfuerzo en los fondos habituales, buscaron con m ejores equi­ pos á re a s m ás ricas, alejad as de los puertos de descarga o en profundidades m ayores de las visitad as h a sta entonces; am ­ plié conocim ientos realizando cam pañas oceanógraficas, cuyos resultados nos p erm itió publicar las c a rta s pesqueras del N orte de M arruecos, en A frica, y de la costa guipuzcoana, en E spaña. U tiliz a r las a rte s de a r r a s tr é cruzando la pendiente p re­ abism al no es n o rm a conveniente por el defectuoso funciona­ m iento de la red, pero se logran éxitos siguiendo las inflexiones de una isobata. A ctualm ente la sonda ultraso n o ra facilita ex­ tra o rd in a ria m e n te e sta labor. L a p rim e ra vez que se pescó pasador los 200 m etros o li­ mite aproxim ado de la planicie continental, fue a bordo del “E s­ te r B.” en la fecha antes indicada. De los ejem plares c ap tu ra­ dos pudim os id e n tific a r un C rustáceo decápodo, la Libidoclea granaría E d w a rd s y Lucas, y tuvim os en nuestro poder m ues­ tras de la especie d escrita por el prof. Nibaldo B aham onde con el nom bre de H eterocarpus reedi. El tiem po lim itado de que disponíam os p o r entonces p a ra dedicarlo a estudios sistem áti­ cos, sólo nos p erm itió reconocer a un tib u ró n (H alaelurus ca-


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B o le tín del M useo N acional de H isto ria N a tu ra l, Tom o X X V II (3) 1959.

nescens) y a un pez (H elicolenus le n g e ríc h i), a p e sa r de dispo­ n e r de m a te ria l de o tra s d iv ersas especies. A hora tenem os ocasión de am p liar lo conocido de la fa u n a preabism al de C hile; disponem os de m a te ria l c a p tu ra d o por la E m p re sa “ Robinson p ru so e ”, aunque no sabem os con ex actitu d la p ro fu n d id ad de las pescas, que calculam os en las cercanías de los 400 m etros. E s de d estacar el doble in teré s que e n tra ñ a el estudio intenso y acabado de e sta s especies ligadas e stre c h a ­ m ente a la fau n a p ro fu n d a de la planicie co n tin en tal y de comienzos de lO’S abism os. E sta p rim e ra visión, con a b u n ­ dantes novedades p a ra la ictiología, hace p en sar en. los im ­ p o rtan tes resultados que se o b ten d rían p a ra la ciencia con la exploración m etódica de los abism os oceánicos de Chile, con hallazgos abundantes, p referen tem en te en g rupos zoológi­ cos m enos conocidos que los tiburones, las ra y a s y los peces. E s in teresan te la exploración tam bién .bajo el punto de v ista eco­ nómico, p a ra calcular rendim ientos en la pesca y conocer las especies qué puedan f ig u r a r en los m ercados de consumo. E s ta nota .e s 'p re lim in a r, p ro cu rarem o s m ás adelante am ­ p lia r nuestros conocim ientos sobre lá fa u n a p reabism al y pu­ blicar inform ación g ráfica. E n 'la s páginas que siguen nos referim o s a las especies si­ g u ie n te s :'' F am ilia SC Y L IO R H IN ID A E . H alaelurus canescens (G ü n th e r). A p ristu ru s nasutus, nov. sp. F am ilia SQ U A LID A E. C entroscyllium granulosus ( G ü n th e r). A culeola nigra, nov. gen., nov. sp. F am ilia R A JID A E . B revira ja longicauda, nov. sp. F am ilia G U R G E S IE L L ID A E , nov. Gítrgesiella fu rvescen s, nov. gen-, nov. sp. F am ilia C H IM A E R ID A E . H ydrolagus m achophthalm us, nov. sp. F am ilia G A D ID A E. P hysiculus m a rg in a tu s ( G ü n th er 1. M acruronus vnagellanicus Lünnbevg. F am ilia C O R 1T A E N O ID ID A E . . Coelorhinchus chilensis G ilbert y Thom pson. F am ilia T R A C H IC H T H Y ID A E . L eiogaster fra g ilis, nov. sp. F a m ilia C H E IL O D IP T E R ID A E . E p igonus (X y s lr a m ia ) crassicaudus, nov. sp.


De Buen.

NOTAS PRELIMINARES SOBRE LA FAUNA MARINA

17!j

F a m ilia SC O R PA E N ID A E . H elicolenus lengerichi N orm an. A culeola n ig ra fue c a p tu ra d a dentro de la planicie conti­ n ental, en á re a s norm alm ente visitad as por los a rra stre ro -3 pero dada su fo rm a y colorido es de e sp e ra r viva tam bién en la zona preabism al. F am ilia SC Y L IO R H IN ID A E H alaelurus canescens (G ün th er), 1878. S c y ltiu m canescens G ün th er 1887, p. 1, lám. I, fig. A (des­ cripción) — P o rte r 1904, p. 14 (descripción). S cyllio rh in u s canescens Goode y B ean 1895, p. 508 (m en­ ción) — B ra u e r 1905, p. 366 (m ención^. C atálus canescens Thom pson 1916, p. 418 (m ención), p. 420 (m ención). Scylio rh im is canescens G arm an 1899, p. 26 (m ención), p. 380 (lista ) — R egan 1908, p. 461 (m ención) — P o rte r 1910, p. 47 (catálo g o ). H alaelurus canescens G arm an J913, p. 87' (descripción) __ F o w ler 1943, p. 34 (catálogo) — Fow ler 1944, p. 113, fig. 7 — F ow ler 1945, p. 13 (catálogo), p. 99 (fig. 7) — F o w ler 1951, p. 269 (clave) — M ann 1954, p. 85 (m ención). L o c a l id a d t ip o . Costa Oeste de Sud A m érica en 400 b ra ­ zas de p rofundidad. L o c a l id a d e s c h i l e n a s . C anal Sarm iento a 400 brazas de profundidad (G ü n th er 1887), L at. S. 53° 01’ 00” y long. W. 73° 42’ 30” ; lat. S. 51° 02’ 30” y long. W. 74* 08’ 30” ; la t S. 48° 41’ 00” y long W. 7 4 a 24’ 00” (Thom pson 1916). M a t e r ia l . F re n te a P u n ta Angeles, en profundidad de unos 250 a 300 m etros. Pesca con a r ra s tre a bordo del “E ste r B .” . E je m p la r h em b ra de 650 m ilím etros de longitud total (1953). N o tas. De cuerpo delgado y largo, con lomo suavem ente realzado. Cabeza ancha y deprim ida. M orro romo y labios con reborde en sus m árgenes laterales. A nchura de la cabeza m ayor que la del cuerpo. E spiráculos próxim os al borde posterior ocular. D ientes num erosos, en su m ayoría term inados en tre s cúspides, pero algunos con cinco por adición de una por lado notablem ente m ás pequeña. E ste últim o c a ra c ter no se a ju sta totalm ente a lo descrito por G ü n th er (1887, p. 1) : “T eeth very small, those of the low er ja w tricu sp id , th e cusps being subegual in length” . Los dentículos dérm icos del cuerpo son menudos y tienen fo r­ m a lanceolada. O rificios nasales an terio res am pliam ente abier­ tos, separándolos de los posteriores una válvula doble, m a r­ cándose bien la in te rn a . La p a re ja de orificios nasales de cada


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Boletín del Museo Nacional de Historia N atural, Tomo XXVII (3) 1959.

lado queda distan ciad a 11 m ilím etros, no llegando h a sta el bor­ de labial. A unque G ünther dice “each in provided w ith a c ir r u s ”, refiriéndose a las válvulas nasales, n u estro e je m p la r no p resen ­ ta ese carácter. L as cinco hendeduras b ran q u iales son cortas, sensilem ente m enores al d iám etro horizo n tal de los ojos, y las dos últim as quedan encim a de las pectorales. E l origen de la p rim era dorsal está a nivel de los dos p rim ero s q u intos de la base de las v entrales, y te rm in a algo después de e stas últim as. L a segunda dorsal com ienza a nivel de la m itad de la base de la anal. A m bas dorsales poseen bases de longitud sem ejantes. P ectorales co rtas, no agudas. C audal sin lóbulo in fe rio r salien ­ te. Color negruzco uniform e, con la m arg en p o sterio r de las dos dorsales blanquicina. A pristu ru s n asu tu s De Buen, nov. sp. M a t e r ia l . E. B. M . Ch. 10. 184. C a p tu rad o con red de a r ra s tre a bordo del ‘'E s te r B .”, en p ro fu n d id ad de 400 m etros. TIPO , m acho de 594 m ilím etros de longitud to ta l (O scar M i­ ran d a, 21 enero 1959). D e s c r ip c ió n . Cuerpo delgado y largo, algo abultado el vientre. Cabeza larg a con hocico saliente, e sp a tu lifo rm e ; v ista por encim a, destacan en el ro stro , a nivel de las narices, dos salientes laterales, redondeados en fo rm a de cam pana. E spacio in te ro rb ita rio am plio, teniendo por delante u na zona lig e ra m e n ­ te h undida y prolongada h a sta el ex trem o del hocico. Los b o r­ des de la cabeza aquillados lateralm en te, suavizándose lo agudo a p a r tir de lbs ojos, h acia a trá s. Ojo3 ovales alargados, con esp iráeu lo s m enudos próxim os, y ap artad o s de las a b e rtu ra s b ran q u iales. D istan los ojos de la p rim e ra a b e rtu ra b ran q u ial ta n to como el espacio que m edia, en tre la p rim e ra y la ú ltim a de e sta s a b e rtu ra s. N arices am plias, el o rificio a n te rio r com enzado en el b o r­ de aquillado de la cabeza, poco p e r delante del salien te late ra l. La m enor d istan cia e n tre las narices m ide como el d iá m e tro ho­ rizo n tal de los ojos. N um erosos poros en el c en tro del hocico y a los lados, lo m ism o en la c a ra d orsal del tib u ró n , que en la ven tral. Son co rtas las a b e rtu ra s b ran q u iales, p ero a b ie rta s a m p lia ­ m ente, con la p rim e ra h em icircu lar y la ú ltim a notablem ente m ás ang o sta que las a n te rio re s. L a c u a rta y q u in ta a b e rtu ra s quedan encim a de las pectorales. Boca am plia, lengua ancha de b orde a n te rio r a n g u la r con un seno en el centro. D ientes de am b as m an d íb u las con tre s puntas, m ás saliente la del c e n tro ; en la m an d íb u la su p e rio r el espacio cen tral, medio, posee pequeños d ien tes sencillos, en la m andíbula in fe rio r no h a y zona libre en el b o rde ex tern o , pero existe hacia el in te rio r. Se cu en tan p o r lado 41 fila s v e r ti­


fae feuen. — NOTAé PRELIMINARES ¿OBRE LA FAÜNA

M A R IN A

Í?7

cales de dientes en la m andíbula su p erio r y 38 en la inferior. No coinciden los dientes al c e rra rse la boca, queda espacio amplio e n tre las b an d as d e n ta ria s de las dos m andíbulas. La boca tiene fo rm a sem ilunar, con m uy poco pronunciados ¡os bordes labiales laterales, delgado el in fe rio r y el superior, casi vertical, am pliado hacía delante. D entículos dérm icos en pié de ave, con tres puntas dorsalm ente aquillados, siendo poco m ás saliente la p u nta central que las laterales. Los órganos copuladore» gruesos, con la extrem idad doblada hacia abajo, en ángulo recto, quedando hacia a trá s un espacio tria n g u la r, de bordes realzados y con sinuosidades m em bragot sas en el centro. H ay pequeños dentículos en la cara ventral, que fa lta n en la p a rte dorsal. A letas dorsales re tra sa d a s, con el origen de la prim era poco delante del nivel señalado por el térm ino de la base de las ven­ tra le s, y el origen de la segundo sobre la m itad de la base de la anal. Son am bas dorsales de parecido tam año y form a, con ex­ tenso borde a n te rio r, borde p o sterio r recto y dehilachado, e in te rn o am plio. Sus bases se sep aran e n tre si tan to como dista el extrem o del m o rro y el p unto medio ds un ojo. L as pectorales poco agudas, de ángulo distal redondeado y pro x im al p rácticam en te inexistente. L as v entrales cuadrangula^ res, de borde a n te rio r casi recto y posterior suavem ente convexo. Tiene la an al am plia base, con el borde a n te rio r ligeram ente convexo, el p o sterio r prácticam en te recto y el in tern o m uy corto. C audal ex ten sa con am plia lám in a; lóbulo basal poco des­ tacado, de borde c u rv o ; el lóbulo apical saliente, con borde des­ hilacliado. C o lor e n p o r m o l . G ris u n if o rm e , con b o rd e s p o s te rio r e s d e la s d o rs a le s , p e c to r a le s , d e la a n a l y d e l ló b u lo a p ic a l d e la c a u d a l, in c o lo ro s . M e d id a s . E n m i l í m e t r o s :

594 63 „ 40 21 20 1.5 6 34

43 51 137

28

longitud to tal, desde el extrem o de hocico h asta la ex­ trem id ad de la caudal. a ltu ra , m áxim a del cuerpo. gro so r, m áxim o del cuerpo. pedúnculo, m ínim a a ltu ra del pedúnculo caudal. ó rb ita , diám etro horizontal. espiráculo, m áxim a am plitud. ojo y espiráculo, desde el extrem o a n te rio r de un ojo y el borde p o sterio r del espiráculo del mismo lado. •< in t e r ó r b i t a .

.

. ,

interesp irácu lo , d istancia m in im i en tre los espiraeulos. p r e ó r b ita . . c a b e z a , h a s t a la q u in t a a b e r t u r a b r a n q u ia l.

p ren asal, m ín im a d istan cia e n tre el extrem o del hccis® y una nariz.


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Boletín del Museo Nacional de Historia N atural. Tomo XXVII (3) 1959.

19

y 30, in tern asal, e n tre los orificios posteriores y e n tre • los an terio res. . 39 pr-ebucal, desde la ex trem id ad del hocico h a s ta .e l borde labiáH sin banda d e n ta ria , de la m an d íb u la superior. r. ■j 40 an ch u ra bucal. 10 a ltu ra de la p rim era, segunda, te rc e ra y c u a rta a b e rtu ­ ra s branquiales. V; 6 a ltu r a 'd e la q u in ta a b e rtu ra b ran q u ial. . .'T; .31 predorsal, h a sta el origen de la p rim e ra dorsal. 140 prepectoral, h a sta el comienzo de la base de una pectoral. V 364 prev eíitral, h a sta el comíeno de la base de -una v en tral. : 344 preanífl, h a sta el origen de la anal. z .. 60 borde éxterno. del lóbulo básal de la caudal. ‘ ' 25 borde in tern o del lóbulo apical de la caudal. 23 borde p o sterio r del lóbulo apical de la caudal. .... 6 2 lám ina, é titre el ángulo b a sa l y e í origen del lóbul» api.. - • • cal, en la caudal. • . • 59' e n tre dorsales, desde el fin a l de Ja" base de la p rim e ra :V ., .^r h a sta e l'o rig e n de/la seg u ró la.’ .» ;•.? t » ■ - • • — B o r d e s —; : . basé a n te rio r postertor interno P rim e ra d o rsa l 3.7 53 .1 5 18 , : ■- "" Segunda dorsal 36 57 19 19 i V e n tra l 43 31 34 . 20 Anífl ; ; . 84 46 ,. 50 . 7 ^ e c to f^ lé S "'% ’ ' ' ’ 43 . .75 32 42 N otas '. ...E T .conjunto de caracteres, de los dientes y den­ tíc u lo s d érm ico s, separación de las aletas dorsales, sim ilitud e n tre ellas, posición de la p rim e ra dorsal, etc., d istin g u en cla­ ram en te a .esta especie de las o tra s incluidas en el género A p ristürús. por su .autor (G arm an 1913) y por Bigelow y S chroeder (1948),: qué Fow ler (1941) considera del género P entanchus segm entado en tre s su b g én ero s: P a ra p ristiu ru s F ow ler, P en­ tanchus Sm ith y R adcliffe, y A p risiu r u s G arm an. P a r a la fa u n a del Pacífico Este', desdé B a ja C alifo rn ia a P an am á, incluyendo las Galápagos, Beebe y Tee-V an (1941) no m encionan n in g ú n rep re se n ta n te de A p ristiu rn s, aunque com entan (p . 99) las lo­ calidades consideradas o r los au to re s p a ra A . brunneus. .. F a m ilia SQ U A L ID A E

'

\

C entroscyllium granulosüs (.Günther;), 1880. S p in a x granulosus G ü n th er 1880, p. 19; lám . 2 íig . C. -(des­ cripción) — G ü n th er 1887, p. 4 <mención) — P o rte r 1900, p. 66 (descripción) — P o rte r 1904, p. 14 (m en­ ción) — R egan 1908, p. 44. (m ención) — G otschlich 1913, p. 202 (lista )* ..


_________fte h u c n ’ — K 6TA S PR E ttM W A R E S SOBRE U

PAÜWa MARtNA

17 3

E tm o p te m s g m n u lo su s D elfín 1901, p. 22 (catálogo) (error e H etm o p teru s) — G arm an 1913, p. 230 (descrip­ ción) Thom pson 1916, p. 418 (m ención), p. 420 (descripción som era) — F ow ler 1943, p. 43 (catá­ logo), — F o w ler 1944, fig . 13 — Fow ler 1945, p. 22 (catálo g o ), p. ICO (fig. 13) — Fow ler 1951, p. 272 (clave) — B ini 1952, p. 22 (m ención) — M ann 1954, p. 19 (clav e), p. 84 (m ención), p. 108 (m ención). L o c a l id a d t i p o . Costas SW. de Sud A m érica, a 120 b ra ­ zas de p ro fu n d id ad . L o c a l id a d e s c h i l e n a s . Costas SW. de Sud A m érica (G ü n th e r 1880), L at. S. 51° 52’ y long. W. 73° 41’ en 348 b rzas de p ro fu n d id ad (Thom pson 1916), V aldivia (Gotschlich 1913). M a t e r ia l . Al SW. de P u n ta Angeles, pesca de a rra s tre a bordo del “E s te r B .” a 400 m etros de profundidad. Dos ejem ­ plares, u n a h em b ra de 420 m ilím etros de longitud totál y un m acho joven de 277 m ilím etros (O scar M iranda. 21 enero 1959). Zona p reabism al fre n te a V alparaíso. Dos ejem plares, un m acho de 380 m ilím etros de longitud to tal y un em brión de 155 m ilím etros (E n ero 1959). D e s c r i p c i ó n . C u e rp o a la r g a d o , a lto e l 4 8 - 5 6 % y e s tr e c h o p e d ú n c u lo c a u d a l, 1 1 .5 -1 3 % (c a b e z a ) .

(c a b e z a )

Cabeza, 22-28% (long, to ta l), am plia, con hocico cuadrang u la r visto por la c ara ven tral, con borde a n te rio r curvo y a- los lados pronunciados senos en las ó rb ita '. De la cabeza, por c:ento : 22.5-23 el diám etro ocular, 26-29 la p reó rb ita y 37-38.5 la in te ró rb ita . S ep ara los dos espiráculos una distancia igual al 35.5% (cabeza) y cada espiráculo m ide como un tercio del diám etro o rb itario , quedando por encim a de la prolongación h a­ cia a tr á s de este últim o diám etro. Boca am plia, su a b e rtu ra el 39-46% (cabeza), con labios delgados sin pliegues. D ientes iguales en am bas m andíbulas, pe­ queños y num erosos, todos ellos tricuspidados, pero de su p erfi­ cie lisa en la m andíbula su p erio r y con finos surcos longitudi­ nales en la in fe rio r. D entículos dérm icos sentados, cc:i la base estrellad a y la sola p u n ta ganchuda. P rim e ra d orsal alarg ad a, con ángulo distal inexistente por la c u rv a tu ra suave de la aleta, enlazando inseparablem ente los bordes a n te rio r y p o ste rio r; el borde interno extenso, 28.5-30% (cabeza) ; la base de la aleta 31-31.2% (cabeza). S egunda dorsal distan ciad a del térm ino de la base de la p rim e ra 96.4-96.5% (cab eza), w de fo rm a cuadrangular, m i­ diendo su base 33-39% (cabeza) y su borde 23-24% (cabezal. E l origen de la p rim e ra d o rsal e s tá m ás a trá s del nivel de la ex trem id ad de las pectorales, y su espina, fu e rte , aguda, no sobresale del limbo de la t.lcta, m idiendo de longitud, desdfe la base de la p rim e ra dorsal, 20-24% (cabeza). L a segunda dor­ sa l com ienza ju sta m e n te en la vertical del térm ino de la base


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Boletín del Museo Nacional de Historia N atural, Tomo XXVII (3) 1959.

de las v en trales y su espina m ide 29% en la h em b ra y 39% en el m acho (cab eza). A m bas esp in as poseen u n a q u illa lo n g itu d i­ nal a n te rio r, bien p ro n u n ciad a y ex ten d id a a todo lo largo. V entrales c u a d r a n g la re s , con ángulo d istal redondeado y p roxim al agudo y salien te; su base es el 19-31% (cabeza) y la distancia p re v e n tra l el 225-240% (cab eza). P ecto rales red o n ­ deadas, con base 18-21% y longitud 33-40.5% (cab eza). C audal con lám ina dorsal am plia, prolongada en lóbulo apical saliente y su lám ina v e n tra l form ando am plio seno e n tre los dos án g u lo s; desde el fin a l de la base de la segunda dorsal, h a s ta el com ienzo de la caudal m edia un espacio igual a la d ista n cia desde el ojo h a sta la p rim era o segunda a b e rtu ra s b ran q u iales. E n el em brión (155 m m .) los dentículos dérm icos se ex ­ tienden por la cabeza, p o r el lomo y el v ien tre, no los h a y sobre los flancos, ni tam poco e n tre las d o rsales; los dentículos deí lomo, del pedúnculo caudal y del borde v e n tra l, fo rm a n series longitudinales. Los dientes m an d ib u lares son sem ejan tes a los de las fo rm as adultas. L as aletas tien en el ápice redondeado y las pectorales llegan h a sta nivel de la esp in a de la p rim e ra dorsal. C olor e n f o r m o l . E l m a c h o y la h e m b r a d e m a y o r e s t a ­ m a ñ o s , q u e n o s s i r v ie r o n p a r a la d e s c r ip c ió n , ti e n e n c o lo r u n i­ fo r m e n e g ru z c o , d e s ta c a n d o a l p a r e c e r u n a m u y e s t r e c h a b a n ­ d a b la n c a e n d o r s a le s y p e c to r a le s , m u y a p a r e n t e e n e l e m b r ió n y e n e l m a c h o de 2 7 7 m m ., s ie n d o a n c h o e l e s p a c io b la n c o e n el á p ic e de e s a s a le ta s .

A culeola De Buen, nov. gen. De fo rm a sem ejan te a C entroscyllium , con esp in as en am ­ bas aletas, pequeñas, poco salientes,- sin m uesca en el dorso del pedúnculo caudal, de hocico chato, con ojos g ra n d e s y am plios espiráculos, y narices oblicuas, pero en am b as m an d íb u las los dientes son sencillos, dotados de una sola p u n ta o cúspide, el pedúnculo caudal c u a d ra n g u la r, la p rim e ra d o rsal con el borde p o sterio r convexo, cóncavo en la segunda, y caudal con lim bo amplio, sem ejan tes por su am p litu d la p a rte d o rsal de la v e n tra l, sin d e sta c a r lóbulo basal, cuyo ángulo se c o n tin ú a con la lá­ m ina, siendo apenas salien te el lóbulo apical. Tipo A culeola nigra De Buen. A culeola n ig ra De Buen, nov. sp. M a t e r ia l . A doce m illas fre n te a Concón. P esca con red de a r r a s tr e a 60 b razas de p ro fu n d id ad . E je m p la r T IP O hem ­

bra 1958*)8 m Ílím etros de lonSitud to ta l (O. M iranda. 22 d’iciem-


De B u e n .— NOTAS PRELIM INARES SOBRE LA FAUNA MARINA

131

D e s c r i p c i ó n . C uerpo blando, poco consistente, con a ltu ra 66% (cabeza) y .g r o s o r 50% (cab eza). El pedúnculo caudal, con m ínim a a ltu ra 14% (cab eza), es c u ad ran g u lar, con arista s « i los bcwdes dorsal y cen tral, que lim itan en tre ellas una zori.i hundida, m ás p ro n u n ciad a en el centro dorsal del pedúnculo, que on la p a rte v en tral. Cabeza, 24,7% (long. to ta l), con hocico corto, lateralm en ­ te 1ab u ltad o eri el á re a nasal. Ojos g randes, redondos, con órbita ovalada. E cpiráculos am plios. De la longitud de la cabeza, por ciento: 17.3 el d iám etro ocular, 24.8 la p reó rb ita, 35.5 la interó rb ita, 33 la d istan cia m ínim a en tre los espiráculos, siendo la a n c h u ra de un espiráculo la te rc e ra p a rte del diám etro ocular. Boca am plia, su a b e rtu ra el 41% (cabeza), con labios del­ gados, sin pliegues. D ientes iguales en am bas m andíbulas, pe­ queños y con u n a sola p u n ta ; disponen en corto núm ero de se­ ries lo n gitudinales, aproxim adam ente tre s a cuatro, y se cuen28 + 30 ta n series tra n v e rsa le s ------------- . Los dentículos dérmicos 27 + 28 tienen delicada espícula. N arices am plias, su a b e rtu ra a n te rio r circular, próxim a al borde del hocico. E n tre las narices y la boca se extienden se­ ries re g u la re s de órganos sensoriales, describiendo sinuosidades sim étricas. D orsales sem ejan tes e n tre sí, la p rim era con extenso bordo a n te rio r, casi confundido con el lomo, provisto de una quilla, que llega h a s ta la m uy pequeña y poco saliente espina. Angulo d :stal in ex isten te y ángulo p roxim al saliente y agudo, con borde p o sterio r convexo; la segunda dorsal algo m ás alta y con el bor­ de p o ste rio r suavem ente cóncavo. L a m itad de la longitud total queda debajo del borde in tern o de la p rim e ra dorsal. La d istan­ cia e n tre am bas dorsales es igual al espacio m ediante entre la órb ita y la c u a rta a b e rtu ra branquial. L as p ectorales son cortas, redondeadas, de base engrosada y limbo delgado; apoyadas en los flancos, no llegan h asta el ni­ vel del origen de la p rim e ra dorsal. L as dos v en trales tien en en conjunto form a oval, cada una de ellas son redondeadas, sin d estacar ángulo distal y teniendo el pro x im al saliente y agudo. E l térm in o del cuerpo es casi horizontal, apenas se encorva hacia acrib a, y e stá rodeada por am plio limbo, teniendo la cau­ dal la lám in a su p e rio r casi ta n im p o rtan te como la inferior, y esta ú ltim a no tiene lóbulo basal, al e s ta r ligado inseparable­ m ente con la lám in a; el lóbulo apical apenas aparente.


_ J X “, » S = K W S a . - K ï ciño translúcido. MEDIRAS. E n m ilím e tr o s , 488 longitud to tal. ' . ti, ^ 80 a ltu ra del cuerpo. í 60 g ro so r del cuerpo. ¿ » 17 pedúnculo caudal. 21 ó rbita. 7 espiráculo. 35 ojo y espiráculo. 43 in te ró rb ita . 40 in terespiráculo. : 30 p reó rb ita. 121 cabeza 19 pren asal. _ — 22 in tern asal, d istan cia m ínim a. 33 prebucal. 50 a n ch u ra boca. „ —. 15 a ltu ra de la p rim e ra a b e rtu ra b ra n a u ia l. 14 a ltu ra de la a u in ta a p e rtu ra b ran n u ial. 202 nredorsal, a p a r tir de la base de la esp in a de la p rim e ra dorsal. ____ 121 prepectoral. 279 n rev en tral. «o borde ex tern o del lóbulo b asai en la caudal. 38 de"de el ángulo del lóbulo b asai h a s ta el origen d e l ló b u lo anical. o sea, extensión de la lám in a en la caudal. aa. base de una v en tral. 31 pase de u n a pectoral. — Bordes — base anterior posterior in tim o P rim e ra dorsal 48 50 25 26 Segunda dorsal 46 60 26 23 F a m ilia R A JID A .E. B re v ira ja longicauda De B uen, nov. sp. M a t e r ia l . E. B. M . Ch. 10.181. Zona p rea b ism al fre n te a V alparaíso. T IPO , m acho joven, de 293 m ilím etro s de longi­ tu d to ta l (E n ero 1959). D e s c r i p c i ó n . Disco de bordes su avem ente ondulados, el borde a n te rio r ligeram en te convexo en su m itad a n te rio r y e n la p o sterio r algo cóncavo, h a sta lleg ar al ángulo la te ra l rom o;


b e B u en . — N O T A S P R E L I M I N A R E S S O B R E L A F A U N A M A R IN A

ÍS 3

el borde p o ste rio r es convexo, en curva eontínua. La envergadu­ ra es el 62.1% de la longitud total, y la longitud del disco el 71.4% de la en v erg ad u ra. E x trem id ad ro stra l apenas saliente y ro stro no rígido en su p a rte apical. L a cai-a oculada de la ra y a está cu b ierta de espínulas, tam ­ bién el lomo y toda la región caudal, en e sta últim a hay una se­ rie de ag u ijo n e s; comienza poco m ás a trá s del origen de las aleta s v en trales, contando con 19 aguijones, colocados equidis­ ta n te s e n tre sí, m enos el últim o, próxim o a la p rim era dorsal, que se a p a rta m ás am pliam ente de ¿u precedente. Las espínulas de la d o rsal - a n te rio r, poco m ás crecidas que las restan tes del disco, se o rie n ta n en serie m ediana. R egión caudal notablem ente larga, el 52.9% de la longitud to ta l. L a d istan cia del ro stro a la cloaca, el 41.3% de la longi­ tu d to tal, p o r tan to , la cloaca queda m ás cerca del extrem o ros­ tr a l que de la extrem id ad caudal. E n relación con la longitud prenasal, el espacio in tero rb i­ ta rio es el 79.2% , la a n c h u ra de la boca 92% y la distancia prebucal el 125% . D ientes poco num erosos, de base esférica con una pequeña p u n ta saliente. L as aletas v en trales poseen un lóbulo a n te rio r agudo, con­ sisten te, con borde a n te rio r ligeram ente cóncavo, ápice romo y borde in fe rio r festoneado, con tre s pequeños salientes ag udos; e l ló b u lo in fe rio r de las m ism as aletas posee m árgenes laterales casi rectos. M e d id a s .

293 182 130 155 10 14 15 30 24 19 30 22 121

E n m i lí m e t r o s :

longitud to tal, e n tre el extrem o del hocico y la punta te r ­ m in al de la porción caudal. en v erg ad u ra, ancho m áxim o del disco. longitud del disco, e n tre la extrem idad del hocico y el pun­ to m edio de la línea tra z a d a desde los ángulos posterio­ res de las pectorales. región caudal, com enzada a nivel de las ventrales, al térm i­ no de su base, y fin alizad a en la extrem idad caudal. d iám etro ocular. d iám etro ocular y espiráculo correspondiente. in te ró rb ita . p reó rb ita. p ren asal, m enor d istan cia en tre una n ariz y el extrem o del hocico. in te rn a sa l, d istan cia m ás co rta en tre las narices. , prebucal. e n tre el extrem o del hocico y el borde dentado dé la m andíbula superior. an c h u ra de la boca. r o s t r o a c lo a c a , m e n o r d is ta n c ia e n tr e el e x tr e m o r o s tr a l y e l b o r d e a n t e r i o r d el o rific io c lo a c a l.


B o le tin d e l M u seo N a c io n a l d e H is to r ia N a tu r a l, T o m o X X V II

(3 )

1959.

C o lo r e n fo r m o l. Limbo, v e n tra le s y porción caudal café obscuro uniform e, pequeñas y poco a p a re n te s m anchas n eg ras en la región nucal y los comienzos del d o rso ; b ordes del lóbulo a n te rio r de las v en trales blanco. L a c a ra v e n tra l blanca, con .ancha p a rte del borde p o ste rio r del disco ennegrecido, tam bién el lóbulo p o sterio r de las v en trales y la m ay o r p a r te de la re ­ región caudal.

F am ilia

G U R G E S IE L L ID A E ,

nov.

R ajoidei con v en trales de bord e p o ste rio r recto, sem ejan­ te, aunque no igual, a S y m te ry g ia ; con el lóbulo fu e rte y salien­ te, como se observa en P sam m obatis, d ife re n te , p o r ta n to , de Pseudoraja. O rganos copuladores largos, delgados, con c ie rta se­ m ejanza con B revira ja . S in a letas dorsales, p e ro con caudal, a .sem ejanza d e .la fam ilia A n acan th o b atid ae, p ero sin prolonga­ ción filam entosa en la e x trem id ad del hocico. Sobre el lado oculado, en el disco y en la porción caudal, espínulas, p ero sin ningún aguijón. Tipo Gurgesiella. ■. E n el suborden R ajoidei, ca ra c teriz a d o p o r d e s ta c a r en las aletas v en trales un proceso cartilag in o so , f u e r te y salien te, cons­ titu tiv o del lóbulo a n te rio r de esas v e n tra le s, h a y sucesiva re ­ ducción en el núm ero de dorsales, dos poseen los re p re se n ta n te s de la fam ilia R ajid ae, reducidas a u n a en A rh y n c h o b a tis W aite, 1909, y sin n in g u n a d o rs a l'e n A n a ca n th o b a tis V on B onde y S w art, 1924, S p rin g e ria Bigelow y S chro ed er, 1951, y Pseudoraja Bigelow y Schroeder, 1954. F ow ler (1941) alo ja a A rh y n c h o b a tis en la fa m ilia Platyrhinidae, e incluye a A n a ca n th o b a tis en la fa m ilia D asyatidae. C om partiendo el c rite rio de B igelow y S c h ro ed e r (1953), los generos m encionados deben in clu irse en el su b o rd en R ajoidei o R ajoidea, atendiendo a la e s tru c tu ra de los c a rtíla g o s pelvia­ nos, considerando la fam ilia R a jid a e con dos dorsales, la fam ilia A rhyndhobatidae con una sola y sin n in g u n a A n a c a n th o b a tid ae ih h J t T Pro l° ngado en filam en te, que no posee G urgesielidae. L a fam ilia P se u d o ra jid a e , tam b ién sin d orsales, tie n e li­ gazones m uy estrech as con el suborden M yliobatoidei, su ven tral no es de un R ajoidei, aunque el.lim b o y la reg ió n c a u d aT tíe n e c a ra cterístic a s de este grupo.

G urgesiella De Buen, nov. gen. fran cam en tp °m ále,r ente m á s ,ancho W * la r£ ° y la reg ió n caudal ancam ente m as la rg a que la e n v e rg a d u ra del disco. L as ven­


De

b u e n . — NOTAS

P R E L IM IN A R E S

SÓ ERÉ

LA

FA UNA

M A R IN A

185

tra le s no c u b iertas por el ángulo p o sterio r de las pectorales. Tipo G urgesiella fu rvescen s De Buen. G urgesiella furvescens De Buen, nov. sp. M a t e r ia l . E. B. M. Ch. 10.182. Zona preabism al fren te a V alparaíso. T IP O , ejem p lar macho de 520 m ilím etros de lon­ g itu d to ta l (E n e ro 1959). D e s c r i p c i ó n . Disco notablem ente m ás ancho que largo, su longitud es el 67.2% de la env erg ad u ra. La extrem idad del hocico no es saliente, existe apenas una co rtísim a p u n ta tria n ­ g u la r y rom a. B ordea casi rectos, el a n te rio r ligeram ente conve­ xo, en la rg a cu rv a en la p rim e ra m itad y suavem ente cóncavo en la segunda m itad, te rm in a d a en el ángulo lateral redondea­ do; borde p o ste rio r p rácticam en te recto, no form ando v erd a­ dero ángulo p o sterio r, que está substituido por extensión am ­ p lia en cu rv a apenas saliente. Todo el disco cubierto de espínulas con base e stre lla d a ; h ay tam b ién espínulas más pequeras en la porción caudal. F a lta n totalm ente los aguijones y ninguna espín u la destaca de las re sta n te s por su m ayor tam año, ni fo r­ m an series. V en trales no cu b iertas p o r el ángulo posterior de las pec­ to rales, claram en te sep arad as de estas últim as aleta s; tienen un lóbulo a n te rio r sólido, term in ad o en ápice saliente, curvado h a­ cia a tr á s ; no h ay lóbulo po sterio r, el borde de la aleta es recto, con festo n es salientes en fo rm a de p untas. O rificio cloacal m ucha m ás cerca del extrem o del hocico que de la ex trem id ad caudal. L a distancia m enor en tre el orificio cloacal y el ápice ro stra l es el 30.4% de la longitud total. Región caudal ex trem ad am en te larg a, sin aguijones medios, ni tam po co la te ra le s; su longitud es el 66.5% de la longitud to ta l; en su últim o tercio posee m em branas m arginales y el térm ino de la ale­ ta caudal, en fo rm a de pala, m ás ancha en la lám ina dirigida h a ­ cia la d erech a; las m em b ran as m arginales, m ás am plias al acer­ carse al extrem o, no se unen en la aleta caudal, m anteniendo su independencia. O rganos copuladores largos y delgados, engrosando en su extrem id ad , con la p u n ta d irig id a hacia fu e ra y la a b e rtu ra la­ te ra l, la rg a y profu n d a. Ojos y espiráculos am plios. El diám etro ocular m ayor que la in te ró rb ita , el 121% , tam bién m ayor que los espiráculos, el ^170%, pero es m enos del doble del espacio preorb itario, el 56.6%. *, Boca am plia, con m andíbula in ferio r tria n g u la r, las n a ri­ ces m ás am pliam ente sep arad as en tre sí, que del extrem ó ros­ tra l. B orde a n te rio r de las narices dotado de dos crestas y el


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B o le tín d e l M u seo N a c io n a l d e t tl s t o r la N a tu r a l, T o m o X X V II

(3 )

1959.

borde p o sterio r saliente en lám ina de m arg en festoneado. E n la m andíbula su p erio r 31 filas de dientes. M e d id a s .

En

m ilím e t r o s :

520 longitud total. 268 en vergadura. 160 longitud del disco. 346 región caudal. 17 diám etro ocular. 10 an ch u ra m áxim a de un espiráculo. 25 diám etro ocular y espiráculo. 14 in teró rb ita. 30 p réó rb ita. 21 prenasal. 26 in tern asal. 32 prebucal. 32 an ch u ra de la boca. 158 ro stro a cloaca. 63 • d istan cia m ínim a e n tre las p rim e ra s a b e rtu ra s b ra n q u ia ­ les. ■ 39 d istancia m ínim a e n tre las últim as a b e rtu ra s b ranquiales. 6, '5, -5, 5 y 4 am plitud de las a b e rtu ra s b ran q u iales de un lado, desde la p rim e ra a la quinta. C o lo r e n f o r m o l . C afé obscuro con tonos negruzcos s o ­ b re la región bran q u ial, rodeando los ojos y en el hocico, y t r a ­ zos- irre g u la re s extendidos p o r el cen tro del disco, sin lleg a r a la p a rte del lomo. O rganos copuladores bordeados de blanco. P a rte no oculadá blanca, obscureciendo el ángulo la te ra l del disco y su borde p o sterio r, tam b ién el m arg en p o ste rio r de las ventrales. F am ilia CH IM A ERTD A F. H ydrolagus m acrophthalm us De Buen, nov. sp. M a t e r ia l . E . B . M . Ch. 1 0 .1 9 2 . Zona p reab ism al f r e n t e a V alparaíso. E je m p la r T IP O , m acho de 6 2 5 m ilím etros de lon­ gitud total. P a ra tip o de la m ism a procedencia, m acho d e 6 2 8 m ilím etros de longitud to ta l (E n e ro 1 9 5 9 ) . D e s c r ip c ió n . Cuerpo liso, desnudo de escam as, g r u e s o ventralm ente, adelgazado h acia el lomo, dism inuyendo sen sib le­ m ente de a ltu ra a p a r tir del orificio an al, h a s ta te r m in a r e n l a r ­ go látigo caudal. M áxim a a ltu ra del cuerpo 73.3 — 91.7% ( c a ­ beza) y m ayor g ro so r 46.5 — 46.6% (cab eza). Cabeza, el 11.6 — 12% de la longitud to ta l o el 19 — 20% de la d istan cia del extrem o ro s tra l h a s ta te r m in a r la seg unda d o rsal; tiene el ro stro saliente, con a p a rie n c ia de u n apéndice


be

B uen. — NOTAS

P R E L IM IN A R E S

SO BRE

LA

FAUNA

M A R IN A

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nasal, aunque las narices están colocadas delante de la m andí­ bula su p e rio r; un surco se p a ra el ro stro saliente del tentáculo fro n ta l, éste puede a lo jarse en una foseta, tiene foi’m a de mazo curvo con la cara in fe rio r del ápice engrosado y está lleno de gan­ chos; m ide el tentáculo fre n ta l menos de la m itad y m ás del tercio del diám etro ocular. Ojos g randes, ovales, con diám etro 37 — 40% (cab eza), p re ó rb ita 48 — 50.6 e in teró rb ita 22.6 — 27.4% (cab eza). L a línea lateral, com enzada debajo y delante de la espina dorsal, y encim a y d e trá s de la a b e rtu ra branquial, tiene suaves sinuosidades al comienzo, colocándose en el tercio superior del cuerpo a lo larg o de un tram o recto, p a ra descender al term in a r la segunda dorsal y colocarse en el borde in ferio r del cuerpo. R am a sensorial occipital con 5 poros d elante; la su b o rb itaria queda m uy cerca del ojo correspondiente, h a sta describir fu e r­ te cu rv a en descenso; las ram as y u g u lar y oral se sueldan en corto tram o , p o r interm edio del cual se ligan a las su b o rb itaria y orbital. O rganos copuladores bífidos, comenzando la división a m i­ ta d de su lengitud. T entáculos p rev en trales m uy aparentes, de fo rm a oval y con tre s ganchos en su borde in ferior. E sp in a de la dorsal fu e rte y la rg a ; de m ayor longitud que la eabeza (1 1 9 % ) es casi recta o suavem ente curva, con una quilla delgada y g ran u lad a en el borde, recorriendo toda su ca­ ra a n te rio r, m ie n tra s el borde p o sterio r es liso en su m itad baja, teniendo en el resto doble quilla, una por lado, con bordes den­ tellados. E l limbo de la aleta queda desprendido de la espina en su m ay o r longitud, siendo m ás larg a la p a rte libre (61% cabe­ za) que la f ija (17% cabeza). L a espina es m ás larg a que el limbo, este de fo rm a tria n g u la r con una m em brana basal, poco alta, extendida h a sta la segunda dorsal. Segunda d orsal de base m uy extensa, próxim am ente tre s veces la longitud de la cabeza, el 305 — 320% (cabeza) ; su bor­ de, no recto, tien e pronunciado y largo seno central, por ello, la a ltu ra es m ayor en la porción d elan tera (18 — 19 m ilím etros) y en la p a rte p o sterio r (15 m ilím etro s), que en medio (8 — 9 m ilím e tro s)). V en trales am plias, m idiendo de longitud a p a rtir de su base 81 — 84% (cab eza). Los órganos copuladores largos como el 63 — 66% (cab eza). Pectorales, de borde a n te rio r cóncavo, m uy am plias, de ex trem id ad aguda, ton m uñón basal carnoso; m iden de base 30.6 — 33.8% (cabeza) y desde la base h asta su extrem id ad 166 — 175% (cabeza). F a lta la anal o está rep resen tad a por un repliegue mem­ branoso que prolonga, sin discontinuidad, la lám ina in ferio r de la caudal, que te rm in a hacia a trá s casi al m ism o nivel de la lá­


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b o le tín

d e l M u seo N a c io n a l d e H is to r ia N a tu r a l, T o m o X X V II

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1939.

m ina superior, dejando libre el látigo, largo como u n as dos veces la longitud de la cabeza, el 213 — 219% de ella. C olor e n f o r m o l . Cuerpo café claro, m ás obscuro en la p a rte a n te rio r e in fe rio r de la cabeza, p rim e ra dorsal, p ec to ra ­ les y v en trales n eg ras, con ligero m atiz ro jiz o ; segunda dorsal m anchada de negro en su porción a n te rio r elevada y en m itad del limbo en la p a rte p o sterio r, siendo el re sto incoloro. F am ilia G A D ID A E

( + M E R L U C C ID A E ).

P hysiculus m arg in atu s (G iin th er), 1878 L otella m arg in a ta G ü n th e r), 1887, p. 86, lám. 14, fig. A (descripción) — G arm an 1899, p. 394 (lista ) — B ra u e r 1905, p. 393 (lista ) — T hom pson 1916, p. 419 (lis ta ), p. 425 (m ención). P hysiculus m a rg in a tu s N o rm an 1937, p. 53 (d e sc rip ció n ), p. 54 (fig u ra 2 4 ), p. 55 (m ención) — F ow ler 1944, p. 50 fig . (catálogo) — F o w ler 1945, p. 36, fig . (c a tá ­ logo — F o w ler 1951, p. 285 (clave) — M ann 1950, p. 15 fig . (clave) — M ann 1954, p. 35 (c la v e), p. 85 (m ención), p. 180 (m ención). L o c a lid a d t i p o . Sudoeste de Sud A m érica, en 120 — 3 4 5 b ra za s de p rofundidad. L o c a l id a d e s c h i l e n a s . E strech o de M agallanes, en p ro ­ fundid ad es de 125 a 345 b ra z a s ; canal M essier en 140 b ra z a s (G ü n th er 1887), 51° 02’ 30” lat. S., 74° 08’ 30” long. W. en p ro ­ fu n d id ad de 122 b razas (T hom pson 1916). M a t e r ia l . Zona p reab ism al fre n te a V alparaíso. E je m ­ p lares de 164 y 197 m ilím etros de longitud to ta l (E n e ro 1959). D e s c r i p c i ó n . C uerpo com prim ido, alto 2 0 . 8 __ 22 7% (long. est.) y g ru eso 11.5 — 12% (long. est.) ; a b u lta d a la zo­ na v en tral, y adelgaza reg u larm en te h a sta el pedúnculo caudal, notablem ente delgado, con a ltu ra de 12 — 14% (c ab eza). Cabeza, 23 — 24% (long. e s t.), ag u d a, m ás am plia que el cuerpo, con ojos de g ra n diám etro, d o rsalm ente m uy p ró x i­ mos e n tre sí. De la cabeza p o r cien to : 35.7 — 39 el d iám etro ocular, 25 — 26.2 la p re ó rb ita , 41.6 — 45.2 la p o stó rb ita v 16.6 la in te ró rb ita . M ejillas de poco a m p litu d ; n arices pró x im as al borde ocular, con orificios am plios, especialm ente el p o ste rio r Con seis radios branquióstegos. Boca in fe ra . Hocico redondeado, saliente. U na b arb illa im ­ p a r, delgada y co rta, situ a d a en el m entón con longitud m en o r que la m itad del d iám etro ocular. L a boca no es p ro trá c til f r e ­ nada en el cen tro de la m andíbula su p erio r, p ero puede a m ó lia r se p o r la m ovilidad de la m andíbula in fe rio r. E l prem axilar del­


De

B u e n .— NO TA S

P R E L IM IN A R E S

SO BRE

LA

FA UNA

M A R IN A

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gado, llega lateralm en te h a sta nivel de la m itad posterior de los o jo s; son tam b ién delgados el m ax ilar y el dentario. H endedura bucal apen as in clin ad a; el labio in fe rio r con un pliegue exten­ dido p o r su m itad lateral. D ientes m andibulares pequeños, agu­ dos, ag ru p ad o s en card án , dejando en am bas m andíbulas corto espacio lib re de elíos. Sin dientes en el p alad ar (vom er y p ala­ tin o s) ; tam poco los h ay en la lengua, m uy gruesa. Con seudobranquia. E n el p rim e r arco b ranquial 22 branq uisp in as digitiform es, algo m ás co rtas que las lám inas b ra n ­ quiales opuestas a ellas; de ese núm ero 17 b ranquispinas se a firm a n en la ra m a in fe rio r del arco y 5 en la superior. P rim e ra dorsal con 7 — 8 radios, corta, m idiendo desde el o rigen a la ex trem id ad del hocico 28 — 30% (long. e s t.) . Segun­ da dorsal con 61 — 63 radios, de base extensa, el 57.7 — 61.3% (long. e s t ) . V en trales en la g a rg a n ta , co n stituidas por dos radios de ex trem id ad es filifo rm es, el m ás largo 64.3 — 80.5% (cabeza), y otros tr e s m ás tenues, delicados. D istancia p rev en tral 17 — 18.6% (long. e s t.). A nal extensa, su base 203 — 210% (cabeza), siendo la d ista n c ia p re a n a l 3 9 .3 -4 2 .3 % (long. e s t . ) ; esa aleta está sos­ ten id a p o r 53 — 55 radios. P ecto rales altas, con 25 ra d io s; base 16.6% (cabeza) y lon­ g itu d 52.4 — 58.3% (cab eza). C olor e n fo r m o l . P á l i d o , b la n q u e c in o , e l c u e r p o y la c a ­ b e z a ; e l h o c i c o e n n e g r e c i d o , l a s a l e t a s o b s c u r e c i d a s ; la r e g i ó n v i s c e r a l c o n p u n t o s n e g r o s y t o n o g e n e r a l p lo m i z o c l a r o , a l t r a n s ­ p a r e n t a r s e el p e r ito n e o n e g r o in te n s o . .'

-..¿- Vi ■' i

M acruronus m agellanicus Lonnberg, 1907. M acruronus novae-zealandiae (no H éctor) G ünther 1880, p. 22 (m ención) — P o rte r 1900, p. 183 (m ención) — D elfín 1901, p. 103 (catálogo) — F ow ler 1944, p. 53 (catálogo) — Fow ler 1945, p. 39 (catálogo) — F o w ler 1951, p. 285 (clave). M acruronus m agellanicus L onnberg 1907, p. 15, fig. 2 (descripción) — N orm an 1937, p. 49 (d escripción), p. 50 (fig. 21) — F ow ler 1944, p. 52, fig. (catálogo) — F ow ler 1945, p. 38, fig. (catálogo) — M ann 1954, p. 85 (m ención), p. 180 fig. (m ención). L o c a l i d a d t i p o . B ahía E dén, en el canal Smyth. L o c a l id a d e s c h i l e n a s . P u e rto Tom, en canal M essier (G ü n th e r 1880), B ahía E dén, en canal Sm yth (Lonnberg 1907). E stre c h o de M agallanes (N o rm an 1937). ^ _


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B o le tín d e l M u seo N a c io n a l d e H is to r ia N a tu r a i, T o m o

X X V II

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M a t e r i a l . Zona preabism al fre n te a V alparaíso. E je m ­ p la r de 580 m ilím etros ds longitud to tal (E n ero 1959). D e s c r ip c ió n . La fo rm a de esta especie es c arac terístic a , con cabeza am plia, 19% (long. e s t.), p erfil dorsal casi recto, en el v en tral abultando algo la región visceral y cuerpo e x tre ­ m adam ente largo, que adelgaza h a sta m edir de a ltu ra , a su té r ­ mino, sólo el 4% (cab eza). L a m ayor a ltu ra del cuerpo es él 14% (long. est.) y el m áxim o g ro so r el 6.7% (long. e st.). De la cabeza, p o r ciento, es el 29 el d iám etro o rb itario , 29 la preó rb ita, 43.7 la p o stó rb ita y 20.4 la in te ró rb ita . Boca am plia con p re m a x ila r delgado y m ax ilar ensanchado h acia a trá s, con u na m uesca bien m arcad a a su térm in o lateral, pudiendo ocul­ ta rse bajo un borde dérm ico in f r a o r b ita r io ; el m a x ilar llega h a sta nivel del centro del ojo. E n el opérculo se destaca u n a lá­ m ina aguda, con su vértice en el ángulo. D ientes m andibulares fuertes, espaciados, sem ejantes e n tre sí, en la m andíbula supe­ rio r destaca la p a re ja a n te rio r p o r su m ayor ta m a ñ o ; queda am ­ plio espacio cen tral sin dientes en el centro de la m andíbula in ­ ferio r, ex isten te tam bién en la su p erio r pero m ás angosto. D ien­ tes m uy m enudos en el vom er. B ran q u isp in as larg as, lam inares, de ta n ta longitud, las m ás largas, como las lám inas bran q u iales e n fre n ta d a s ; se cuen­ tan en el p rim e r arco b ran q u ial 32, de ellas 25 en la ra m a in ­ ferior. P rim e ra d orsal con 11 radios, m idiendo su base el 7% (long. est.) y la d istan cia p red o rsal 23% (long e s t.). Segunda dorsal m uy extensa, con 99 radios y unida en la porción caudal con la aleta anal. D istancia p re a n a l 48% (long. e st.). P ectorales con 19 radios, siendo su base al 17.5% (cabeza) y su longitud el 64% (cab eza). V en trales con 8 radios, de longi­ tu d el 50% (cab eza), con espacio p re v e n tra l el 24.5% (long e st.). La base de las pectorales e stá algo m ás av an zada que el o ri­ gen de las v en trales y am bas que el origen de la p rim e ra dorsal La segunda dorsal m uy p ró x im a a la p rim e ra , com ienza en la v ertical iniciada en el extrem o del rad io m ás larg o de las pectorales. C olor e n p o r m o l . O bscuro uniform e, con m ancha plomo sobre el operculo; negro obscuro la lengua, la m ucosa bucal v las m em b ran as que ta p iz a n in te rio rm e n te las piezas onerculares.

F a m ilia

C O R Y P H A E N O ID ID A E

Coelorhinchus chilensis G ilb ert y Thom pson, 1916. Coelorhinchus chüensis G ilb ert y T hom pson, en Thom pson 1916, p. 473 (d escrip ció n ), lám. V I, fig . 1 . _ N o rm an


b e B u en . — NOTAS PRELIMINARES SOBRE LA FAUNA MARINA

ié t

1937, p. 43 (m ención) — Fow ler 1944, p. 48 (catálo­ go) — F ow ler 1945, p. 34 (catálogo) — Fow ler 1951, p. 281 (clave) — M ann 1954, p. 186 (m ención). L o c a l i d a d t i p o . E stación 2791 (A lbatross) en 677 brazas, L o ta (38° 08’ S, 75° 53’ W ). L o c a l id a d e s c h i l e n a s . U nicam ente la localidad tipo. m a t e r ia l . E. B. M. Ch. 10.180. Al SW. de P u n ta Angeles, a 400 m etro s de p rofundidad. Pesca de a r ra s tre a bordo del “ E s te r B.” . E je m p la r de 269 m ilím etros de longitud total. (Os­ c a r M iranda. 21 enero 1959). Zona p reabism al fre n te a V alparaíso. E jem p lar de 319 mi­ lím etro s de longitud total. (E n ero 1959). D e s c r ip c ió n . Cuerpo con a ltu ra de 14.6% (long. est.) y g ro so r de 9 .2 -9 .4 % (long. e s t.), rápidam ente estrechado h a­ cia el extrem o caudal, donde la m ínim a a ltu ra oscila e n tre 2 - 2 .4 % (cab eza). Cabeza aquillada de hocico saliente y agudo, cubierto de tubércu lo s espinosos o escam as con crestas m arginadas de es­ pinas. L a quilla m ás im portante, in fra o rb ita ria , se extiende desde el extrem o del hocico h a sta el borde de las piezas opercu lares y constituye una a rista , que sep ara la p a rte superior de la cabeza, de corte casi hem iesférico, de la zona bucal apla­ n a d a ; en esta m ism a quilla hay tubérculos erizados de espinas recorrien d o el borde, a las cuales se sum an form aciones sim i­ lares p o r encim a, en serie a n te rio r poco separada y en serie po sterio r, com enzada hacia m itad .d e la órbita, a p arejad a a ella. L as cejas sobresalen en bisera corta, dotadas de plaquitas es­ pinosas, y prolongadas en se'/ie an terio r, marginando- las n a ri­ ces, y en serie posterio r, longitudinal, recorriendo el borde su­ p e rio r de las piezas operculares. O tra quilla, que puede no m ar­ carse o ser bien ap aren te, es im par, longitudinal, extendiéndose desde el espacio in te ro rb ita rio h a sta com enzar la nuca. Sobre el hocico, ro stro y fre n te hay una quilla im par, con series p a ra ­ lelas, dos a cada lado, co n stituidas por placas espinosas sepa­ ra d a s e n tre sí. . . . ■ , Mide la cabeza 26.3 - 29 % (long. e s t.). De la cabeza, por ciento, s o n : 32.5 - 33.7 la am plia ó rbita, medida en tre sus bor­ des extrem os, 37.3 - 40 la p reó rb ita, 28.5 - 32.5 la postórbita y 21.7 - 23.3 la in te ró rb ita . E n la cara v en tral de la cabeza, de fo rm a lanceolada, no hay form aciones espinosas. Las n a­ rices son am plias, con la a b e rtu ra cruzada por una m em brana, aue d eja un orificio a n te rio r pequeño, casi circular, y otro ori­ ficio p o sterio r am plio arriñonado, como el 25 % de la órbita. E n el m entón una barb illa corta, próxim am ente como la déci­ m a p a rte del diám etro orbitario. Boca pequeña, fran cam en te in fe ra y muy protractil, con labios bien pronunciados. L a a b e rtu ra bucal, de form a de cam ­


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pana, tiene de ancho próxim am ente como el 15% (c ab eza). D ientes m andibulares pequeños, de tam añ o irre g u la r, d isp u es­ tos en cardán. No hay dientes en el p alad ar. Las m em b ra n as branqu ió steg as e stá n unidas e n tre sí en el istm o, pero su b o r­ de está libre, no ligado a la g a rg a n ta . . E l p rim e r arco bran q u ial, sin b ran q u isp in as, está ligado por am bos extrem os a las m em b ran as que tap iz an p o r d e n tro las piezas operculares. L as escam as cubren todo el cuerpo, son caedizas, p o r ello fa lta n en n u estro s ejem plares, pero es fácil c o n ta r la serie lo n ­ gitud in al a base de los estuches dérm icos, en núm ero de 107 -1 1 3 . Comienza la p rim e ra dorsal p o r u n a esp in a m uy pequeña, sigue un rad io largo, indiviso y sin escu ltu ras, continuando siete a ocho m ás, todos ellos b ifu rcad o s en el ápice, m enos el últim o o los dos últim os. D istancia p red o rsal 30.5 - 32% (long. e s t.). O rigen de la p rim e ra dorsal poco m ás a trá s del nivel comenzado al te rm in a r la base de las p eeto rales; a b a tid a la atleta sobre el lomo, llega h a sta el p rim e r rad io de la segunda dorsal o queda algo distanciado de él. L a segunda dorsal, con radios m uy cortos al principio, m ás largos al final, cuen ta con 90 - 95. V en trales con siete radios, el m ás extrem o filam entoso y largo, m id'endo 30 - 32.4% (cabeza) ; apoyado en el v ie n tre puede alcan zar el orificio anal. Q uedan las v en trales am p lia­ m ente distanciadas e n tre sí y es el espacio p re v e n tra l el 29.2 - 30.9% (long. e st.). E n la anal 88 - 96 radios. D istan cia p re a n a l 39.3 - 42% (long. e st.). P ectorales con 19 radios, la base de una a le ta el 9 - 12% (cabeza) y la longitud 27.2 - 36.1% (cabeza). C o l o r e n f o r m o l . Cuerpo pálido am arillen to, obscurecién­ dose los bordes de los estuches dérm icos; cabeza de tono café algo m ás obscuro sobre la anal, en las p ectorales y en las ven­ trales. V ien tre plomizo. P erito n eo y m ucosa bucal negros.

F am ilia T R A C H IC H T H Y ID A E . Leiogaster M. W eber, 1913. ®'®n er0 ’ se?ún su a u to r M. W eber y de B e a u fo rt (1929 p 218) se a p a r ta r ía de H o plostethus p o r la fa lta de escudetes A' i, (J 9 i 9) al in clu ir en L eio g a ster a H oploste­ th u s atlanticus Collett, hace la a d v erten cia de que en el borde v en tral de este pez existen form aciones espinosas, sem ejan tes a Jas escam as del cuerpo. E l m ism o Collet «Ít8^ ’ J?' J ’ flg \ 12) lndica Pa r a su especie la p re ­ sencia de placas a b d o n rn a le s poco m arcad as,


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P a r a la fa u n a chilena es in teresan te o tro género, Trachichth y s Shaw , 1798, que posee escudetes abdom inales bien ap aren ­ tes, con una especie de las islas de Ju a n Fernández, que Giinth-er (18S7, p. 23) describió sobre un ejem p lar, s«co y b arn iza­ do, el cual fig u ró en la Exposición de L ondres de 1884; a fo r­ tu n ad am en te, años m ás ta rd e , S tein d ach n er pudo d a r caracte­ rístic a s p recisas sobre cinco ejem plares de la m ism a proceden­ cia y p u b licar u n a fig u ra (S tein d ach n er 1898, p. 297, lám. X V III). 3 ¡, . :

Leiogaster fragilis De Buen, nov. sp.

M a t e r i a l . Zona preabism al fre n te a V alparaíso. T res ejem ­ plares, el T IP O de 140 m ilím etros de longitud total y paratipos de 156 y 185 m ilím etros de longitud total. U n cuarto ejem plar en m alas condiciones de conservación fue sacrificado p a ra obte­ n e r d ato s exactos sobre alg u n as características, medía 172 m i­ lím etro s de longitud to tal (E n ero 1959). D e s c r ip c ió n . C uerpo oval com prim ido, con cabeza am plia y pedúnculo caudal estrecho, saliente. Bordes dorsal y ventral del cuerpo agudos, con sus perfiles curvos sim ilares. A ltu ra del cuerpo 44.7-48.6 % (long. est.) y g ro so r del mismo 13-15 % (long. e3t.). E l pedúnculo caudal, próxim am ente ta n largo co­ mo el d iám etro o rb itario , dism inuye rápid am ente de a ltu ra h a sta un m ínim o de 22 - 25.4 % (cabeza), encontrando el m áxim o a nivel de la segunda dorsal y anal, que es una vez y m edia del m ínim o an tes señ a la d o ; fre n te a la base de la caudal ensancha notablem ente. Cabeza, 35.7 - 42 % (long. e s t.), con quillas y esculturas, de form aciones óseas débiles, poco co n sisten tes; es algo más alta que larg a, con el borde preo p ercu lar saliente en quilla, con la ra ­ m a ascendente recta, casi vertical, sólo ligeram ente inclinada h a­ cia delante. E n el ángulo del preopérculo, en posición baja, hay un salien te espinoso. Superficie del opérculo con suaves quillas a b ie rta s en abanico, siendo la m ás fu e rte la colocada en la p arte m ás a lta y o rie n ta d a horizontalm ente. E n la supraclavícula hay un salien te espinoso. Ojos g randes, con cejas no m uy salientes, ta n to como el borde re sta n te de la ó rbita, el cual dá cortas r a ­ m as rad iales, que cubren las am plias tabulaciones mucosas. De la longitud de la cabeza, p o r ciento, s o n ; 26.6 - 32 la órbita, 25 28 3 la p re órb ita, 4o.6 - 51 la postórbita y 33.3 - 37.7 la ín teró rb ita. E n la fre n te existe una cavidad de m árgenes romboidales, con los lados avanzados unidos a una cresta im par, m ediana, a cuyos lados h ay am plia excavación mucosa, y los lados posterio­ res, divididos en V, te rm in a n hacia a trá s en dos salientes a los


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lados del comienzo de la nuca. Al hocico, con ancha su p erficie ósea, van a confluir d iversas a ris ta s, e n tre ellas las que m a rg i­ n an las narices. ., Boca m uy am plia, fu ertem en te inclinada, con p re m a x ila r delgado, m ax ilar ensanchado hacia a trá s , llegando p ró x im a ­ m ente al m ism o nivel del borde p o sterio r de los ojos y su p ia m ax ilar aguzado hacia delante y cubierto p o r encim a de escul tu ra s. D ientes m andibulares pequeños, dispuestos en carda-n a todo lo largo del p rem ax ilar y del d e n ta rio ; en la m andíbula su perio r hav una foseta en la sín fisis ex en ta de dientes, m enor en la m andíbula in fe rio r y ligada al m entón saliente en bisel. P a la d a r (vom er y palatin o s) sin dientes, con dientes ag u d o s y fu e rte s en placas fa rín g e a s su p erio res e in ferio res. S eudobranquia bien ap aren te, destacando p or su palidez de las m em branas n eg ras que ta p iz a n p o r d en tro las piezas operculares. L engua g ru esa, tam bién n eg ra e ig ualm ente la m ucosa de la cavidad bucal y el peritoneo. M em branas b ran q u ió steg as sostenidas p o r ocho radios, unidas e n tre sí en el istm o, pero independientes de la g a r jr a n ta ; son co rtas y d ejan am plio espacio a la a b e rtu ra bran q u ial. E n el p rim e r arco b ran q u ial las lám inas bran q u iales son extrem ad am en te cortas, las m ás la rg a s m idiendo de longitud 3 m ilím etros y las m enores 1.5 m ilím etros. L as b ra n q u isp in as son larg as, las m ayores ta n to como el d iám etro o rb ita rio ; lam i­ nares, agudas, den tad as en su borde in tern o , se colocan 6 en la ram a su p e rio r del arco, 12 en la ra m a in fe rio r y 1 m ás ju sto en el c en tro ; en to tal 19 b ran q u isp in as. L as lám inas b ran q u iales son de color pálido, están ennegrecidos el arco y p a rte de las b ranquiespinas. E scam as sobre el cuerpo ovales, anchas, ex en tas de á n g u ­ los, con fre n te am plio, de donde sobresalen corto núm ero de fu e rte s espinas, existen tes tam b ién sobre la zona libre, su m a n ­ do en to tal apenas una v e in te n a ; el índice de estas escam as es de 150. Sobre la línea la te ra l son m ayores, p ero poco a p a re n te s, p o r ello se hace difícil el co n talas; son ovales a la rg a d as, con ín ­ dice de 730, de borde libre dentado espaciadam ente, con sa lie n ­ te rom o en el centro de la zona em butida y am plia p erfo rac ió n central. D orsal con cu atro espinas, cada una de ellas con quilla a n ­ te rio r y o tra a cada lado, todas ellas sin salien tes espinosas. E n un solo caso observam os la p resencia de u n a q u in ta espina ex ­ trem ad am en te pequeña, d isp u esta al com enzar la aleta y casi confundida con las form aciones espinosas de las escam as inm e­ diatas. A las cu atro espinas bien a p a re n te s y la q u in ta de ob­ servación difícil, siguen 16 a 17 radios con m árg en es la te ra le s abund an tem en te espinosas. O rigen de la d orsal sobre la m itad de


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la base de las pectorales. D istancia p redorsal 48.7 - 56 % (log. e s t.). B ase de la dorsal 37.4 — 39.4% (long. e st.). V en trales con una espina y seis radios. D istancia preventral 43 — 51% (long. e s t.). L ongitud de una v en tral 53.3 — 59% (c a b e z a ). L a an al con esp in as áquilladas como en la dorsal, en núm e­ ro de tre s, y tam bién radios espinosos lateralm ente, en núm ero de 11; m ide la base de la aleta 44.4 — 50% (cabeza). D istancia p re a n a l 69 — 74.7% (long. e st.). P ecto rales larg as, apoyadas, pueden llegar hasta nivel de los rad io s de la an al o de las p rim eras espinas. Los radios en núm ero de 19 o 20 tien en espin itas en la cara ex tern a y no las poseen en .la in te rn a . Base de una pectoral 15.5 — 16.4 (cabezal y longitud 71 — 78.2% (cabeza). Como en las re sta n te s aletas, la caudal tiene radios débiles, de fácil ru p tu ra y poco ligados a las m em branas del limbo. La aleta parece tener, fo rm a escotada, contando con 19 radios cen­ tra le s y a los lados salientes en punta. C o l o r e n f o r m o l . Cuerpo am arillento, aletas ligeram en­ te obscurecidas, n eg ra la m em brana b ranquióstega y ennegre­ cidas las piezas operculares al tra n s p a re n ta r las m em branas in­ te rn a s. N o ta s. Respecto a Leiogaster atlanticus la form a chile­ na tiene notables d ife re n c ia s ; la especie atlán tica es menos alta, 51.6% (leng. e s t) , la cabeza m ayor, 45.8% (long. e st.), m enor la ó rb ita , 23.8% (cabeza)^ e igualm ente m enor la preórbita. . 27.5% (cab eza), son m ás ap aren tes las escam as de la línea la­ te ra l y tam bién los escudetes ventrales, tiene m ayor núm ero de esp in as la dorsal (6) y m enor la anal (2 ), las pectorales son m ás c o rta s, etc. L a especie del E ste del Océano Pacífico (Leiogaster melanopus) tien e fórm u la rad ial de las aletas parecidas, pero resal­ ta n m ás las escam as de la línea lateral y las m arginales de la dorsal y de la anal, el pedúnculo caudal es m ás débil, los ojos ito m ay o r diám etro, las pectorales notablem ente m ás largas, tam ­ bién las v entrales, y el color m ucho m ás obscuro. F am ilia C H E IL O D IP T E R ID A E ( = A P O G O N ID A E ). G énero Epigonus Rafinesque, .1810. Subgénero Xystramia Jordán, 1917. Cuerpo suavem ente alargado, con grueso pedúnculo caudal. Cabeza am plia con g ran d es ojos. A letas dorsales bien separa­ das e n tre sí. L a línea lateral m uy destacada y recta en la m ayor


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p a rte de su longitud. A nal con 2 / 8 - 9 radio3. P reopérculo con. reborde doble. Opéroulo espinoso. O rificio an al próxim o a la aleta anal. E n línea la te ra l de 45 a 51 escam as. N o tas. L a c o l o c a c i ó n g e n é r i c a d e la e s p e c i e q u e l u e g o d e s c r ib ir e m o s e s d ifíc il. M e n c io n a r e m o s a lg u n o s e j e m p lo s .

G ü n th er (1859) se p a ra A pogon, con p reopérculo de borde doble y aserrad o , de A p o gonichthys, tam bién con doble borde en esa pieza, ósea, pero liso. Goode y B ean (1895) añ ad en Glossa­ m ia, que como A p o g o n ich th ys posee I03 bordes preoperculare3 lisos, pero tienen m ay o r núm ero de escam as, de 20 a 26 en la línea lateral de A p ogonichths y de 40 a m ás de Glossamia. Jo rd á n , E v erm an n y C lark (1930) de acuerdo con Jo rd á n , consideran un nuevo género X y s tr a m ia p a ra a lo ja r a A pogon pandionis Goode y Bean, a n te s incluido en G lossam ia. P o ste­ rio rm e n te Schultz (1940) lleva a X y str a m ia a la sinonim ia de E pigo n u s R afinesque y a Glossamia a la de A p o g o n Lecépéde. L a in certid u m b re de los au to res indica bien a las c lara s, que la d istribución g enérica de las especies en E p ig o n u s y A p o ­ gon e stá fa lta de c a ra c te rístic a s precisas, y creem os s e rá m ás oportuno fo rm a r g rupos subeipecíficos, acaso m an ten ien d o ú n i­ cam ente A pogon Lecépéde 1802, m ás an tig u o qu« E p ig o n u s R a ­ finesque 1810. Epigonus (Xystram ia) crassicaudus De B uen, nov. sp. M a t e r ia l . E. B. M . Ch. 10.183 Zona p re a b ism a l f re n te a V alparaíso. E je m p la r de 260 m ilím etro s de lo n g itud to ta l (E n e ­ ro 1959). D e s c r ip c ió n . Cuerpo fu sifo rm e con pedúnculo caudal grueso y relativ am en te alto. A ltu ra del cuerpo 27% (long. e s t.) . g ro so r del cuerpo 15% (long. e s t,) , a ltu ra del pedúnculo caudal 26,5% (cab eza), g ro so r de] m ism o pedúnculo 16,8% (ca b ez a). O rificio an al d is ta n te del o rigen de la aleta a n a l m enos de la am plitud de la pupila. Cabeza am plia con ojos de g ra n diám etro . L a cabeza el 40% (long. e s t.). De la cabeza, p o r cien to : 32.5 el d iá m e tro o rb ita rio , 21,6 la p re ó rb ita , 47 la p o stó rb ita v 19.2 la in te ró rb ita . M ejillas poco am plias. Preopérculo con doble reborde liso. E n el opérculo una la rg a esp in a lo n g itu d in al y sobre el ángulo un sa lien te la­ m in a r elástico. H en d ed u ra b ra n q u ia l m uy am plia, a b ie rta g ra n trecho j)o r encim a del ángulo o p ercu lar. L as m em b ran as b ra n quióstegas libres sobre el istm o. Boca p ro tra c til, la m an d íb u la s u p e rio r con h en d ed u ra cen­ tra l bien p ro n u n c ia d a ; los p re m a x ila re s ad elgazan h a c ia I03 lados, el m a x ila r posee u n a fo se ta lo n g itu d in al, donde e n c aja p a rte del p re m a x ila r; el m a x ila r te rm in a en f a rm a de p ala y llega, con boca c e rra d a , h a s ta m ita d del ojo. D ientes de la m an -


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d ib u la in fe rio r m uy pequeños, dispuestos en una sola fila y en pequeña p a rte a n te rio r dos filas coi tas, no teniendo dien­ tes el cen tro ; en la m andíbula superior, dispuestos tam bién en un a sola fila, d ejan am plio espacio libre en la foseta anterior. E n el cen tro del vom er, pequeño grupo de dientes menudos, no apreciándose sobre los palatinos. Sobre el p rim e r arco b ran q u ial 33 branqu ispinas lam inares, a larg a d a s, de longitud poco m enor que las lám inas branquiales e n fre n ta d a s ; se cu entan 10 en la ram a sup erio r del arco y 23 en la ra m a in fe rio r. E scam as de fo rm a cu ad ran g u lar, tenoideas y caedizas, cu­ bren el cuerpo y la c a b e z a ; tienen el borde posterior cortam ente ondulado, los bordes laterales casi rectos y los ángulos apenas de unos 90°, contando con num erosos radios y en la zona li­ bre, e strech a, ad elan tad a en cu rv a suave, las espinas se ag ru ­ pan en em palizada, sobresaliendo m odestam ente sus p u n ta s ; su índice tiene el valo r de 530. L a línea la te ra l m uy ap aren te, teniendo a lo largo 51 esca­ m as, de ellas 47 en el cuerpo y las 4 re sta n te s sobre el limbo1 de la aleta cau d al; sigue el p e rfil del cuerpo, en posición alta, con tra y e c to casi recto h a s ta el pedúnculo caudal, donde des­ ciende p a r a lleg ar al centro de la aleta caudal. D orsales de fo rm a tria n g u la r, bien separadas en tre sí y algo m ás a lta la segunda. L a p rim e ra dorsal tiene siete espinas, la p rim e ra m uy pequeña y la te rc e ra la m ás la r g a ; su base mide el 16,3% (long. e st.) y la d istan cia p redorsal el 40% (long. e s t.). E n la segunda dorsal h ay una espina y nueve radios, el últim o de ellos dividido desde su b a s e ; m ide la base de la segun­ d a d o rsal el 13% (long. e s t.). V en trales con una esp in a y cinco radios, de longitud el 50% (cab eza), siendo la d istancia p rev en tral el 41,8% (long. e st.) ; tien en escam a a x ila r y el proceso in te rv en tral es d ér­ mico. A nal tria n g u la r, con dos espinas, m uy corta la p rim e ra ,y la rg a la segunda, aunque tienen m ayor longitud los nueve ra ­ dios que siguen. D istancia p rean al 67% (long. est.) y base de la an al 30% (cab eza). P ecto rales agudas con 18 radios, su base el 12% (cabeza) y su longitud. 61,4% (cab eza). Caudal escotada. C olor e n f o r m o l . N e g r u z c o u n i f o r m e , c o n aletas^ m á s o b s c u r a s y l a s v e n t r a l e s p á l i d a s e n la b a s e . S o b r e e l o p é r c u l o t o n o p lo m iz o in te n s o . N o ta s. Se asem eja

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a A pogón pandonis Goode y Bean, 1881, que podemos llam ar E pigom is (X y s tr a m ia ) pandonis, pe­ ro n u e stra especie tiene las aletas pectorales y las ventrales notáblem ente m ás larg as, el orificio anal m ás cerca del origen de la an al los rad io s de la p rim e ra dorsal m ás largos, m as la rg a la cabeza, las pectorales con m ayor núm ero de radios y las escam as tenoideas.


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F am ilia SC O R P A E N ID A E Helicolenus lengerichi N orm an, 1397. Helicol.enus lengerichi N orm an 1937, p. 125, fip. 69 (descripción) — F ow ler 1944, p. 277 fig. (catálogo) — F ow ler 1945, p. 105 fig. (catálogo) — F ow ler 1951, p. 308 (clave) — B aham onde 1953, p. 8 (a li­ m entación) . L o c a l id a d t ip o . Islas de Ju a n F ernández. L o c a l id a d e s c h i l e n a s . Islas de J u a n F e rn án d ez (N o r­ m an 1937) 38° 22’ S., 73° 41’ W., ejem p lar pequeño de iden­ tificación dudosa (N o rm an 1937). Seno de Reloncaví (B a h a ­ m onde 1953). A l i m e n t a c i ó n . E n su m ay o ría C rustáceos (Isopoda, M u­ n id a ), tam bién P ro so b ran ch ia y en pequeña proporción O phiuroidea y Teleostom i (B aham onde 1953). M a t e r i a l ; F re n te a P u n ta A ngeles, en pro fu n d id ad de unos 250 a 300 m etros. E je m p la r de 325 m ilím etros de longi­ tu d to tal y 262 de longitud e stá n d a r (1953). N o t a s . M id e la c a b e z a 4 0 ,8 % (lo n g . e s t .) y d e la c a b e z á , p o r c i e n t o : 2 8 ,7 la ó r b i ta , 19,4 la p r e ó r b ita , 49 la p o s t ó r b it a , 12 l a in t e r ó r b i t á , 23,1 la m í n im a a l t u r a d e l p e d ú n c u lo c a u d a l y 3 0 ,5 la d is ta n c i a e n t r e el f i n a l d e la d o r s a l y e l t é r m i n o d e la lo n g itu d e s t a n d a r .

D orsal con 12 esp in as fu e rte s y 12 radios. P ectorales con tre s g rupos de radios, dos enteros, próxim os e n tre sí, en la p a r ­ te alta, seguidos sin discontinuidad por nueve divididos y b a jo ellos, bien espaciados y ligados sólo en p a rte de >3U longitud p o r las m em b ran as, ocho rad io s dig itifo rm es. B ajo las pec­ torales, poco m ás a tr á s de su origen, las v en trales. E n fresco de color rojo sangre. Conservados, con lomo m anchado irre g u la rm e n te de obscuro, sin b an das ni trazo s, y el v ien tre p álid o ; la cavidad b ra n q u ia l negruzca.


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RESUMEN Da 'la fau n a ictiológica de la zona preabism al, fre n te a Valparaíso, se describen como nuevas: F am ilia G urgesiellidae. G éneros: Gurgesiella. Aculeola. Especies: A pristu ru s nasutus. Aculeola nigra. Breviraja longicauda. Gurgesiella furvescens. Ilidrolagus macrophthalmus. Leiogaster fragilis. Epigonus (Xystramia) crassicaudus. Son nuevos p ara la fauna de Chile Central, en su m ayoría ante? m encionados en regiones del Sur: Halaelurus canescens. Centroscyllium granulosus. Physicu’.us marginatus. Macruronus magellanicus. Ccelorhinehus chilensis. Helicolenus len gerlch i.."" ‘L a riqueza y novedad de esta fauna preabism al fren te a Valparaíso, p rejuzg a lo interesan te de una exploración más am plia y debidam ente ordenda, así ccmra tam bién las posibilidades de su explotación pesquera, logrando peces pobladores tam bién del S u r de Chile,

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1Ö59.

BIBLIO G R A FIA MENCIONADA EN EL TEXTO

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&e

B u e n .— N O TA S

P R E L IM IN A R E S

SO BRE

LA

FA UNA

M A R IN A

2C l

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P o isso n s p ro v en a n t d es cam p agn es d u y a ch t P rin cesse-A lice (1891-1913) e t d u y a c h t H lro n d elle II (1914). R e su lta ts Cam p. S cie n t. A lbert I, fa se. LII, 190 p p ., 7 lám s.

SCH UL

T w o n ew gen era an d th ree n ew sp ecies o f C heilod ip terid fish es, w ith n o te s on th e o th er gen era o f th e fa m ily . Proc. U. S. N at. M us., vol. 83, n u m . 3085, pp. 403-423, fig s. 19-20. STE IND AC H N ER , ™ N Z S a mml u n g p la te . F au n a ch lle n sls. L. P la te, vol. I, p p. 281-333 lám s. 15-21. Jen a. THO M PSON, ™ f; l l t d b th U n ited S ta tes B u reau o f F ish eries stream er 1916. F ish e s c o llecte a ^ D y in e ^ ^ tw een M on tevide0i U rugu ay, « n d T om é. C hile o n th e voyage th ro u g h th e str a its o t M agellan. Proc. U. S. N at. M us„ vol. 50, p p. 401-476, lám s. 2-6. W EBBR M AX y F e DE BEAUFORT & A rch lp lelago, T om o v A n a ca n th ta l I flo t r lo g n a th l, H e te r o so m a ti, B erycom orp h l, Percom orphl, XIV + pp., 98 fig s.

453


IMPRENTA DE

DE L M U S E O N A C I O N A L

HISTORIA N A T U R A L

Esta publicación se terminó de imprimir el 14 de Julio de 1959.


LAS ESPECIES DE GRAMINEAS DEL GENERO CORTADERIA DE CHILE

POR

REBECA

ACEVEDO

BOLETIN

DE V A R G A S

DEL

MUSEO NAC IO N A L DE HISTORIA NATURAL

TOMO

XXVI I

N'

S A N T IA G O D E C H IL E

1959



. L A S E S P E C IE S D E G R A M IN E A S D E L G E N E R O C O R T A D E R IA E N C H IL E •

por la

Prof. Rebeca Acevedo de Vargas E l género Cortaderia, fue fundado por el Dr. Otto S tapf en su Synopsis dada a conocer en. G ard en ers’ Chronicle, Ser. 3, Vol. 22:396, X II-4-Í897. D icha synopsis reúne 5 especies sudam ericanas y no obs­ t a n ^ se r un estudio b a sta n te bueno p a ra la época de su publi­ cación, actu alm en te m erece cierta revisión, ya que el núm ero de especies d escrip tas posterio rm en te ha aum entado, como asim ism o la posición sistem ática de algunas de ellas ha sido alte­ rada. A ctu alm en te el. género cuenta, aproxim adam ente, con unos 16. taxones, de. los. cuales 8 es'tán representados' en nuestra flo ra : 6 d escriptos originalm ente de Chile y 2 — Cortaderia selloana y C. pilosa— del U ru g u ay e Islas M alvinas respectiva­ m ente, espontáneos en el p aís, p rin cip alm en te en la región aus­ tra l del te rrito rio . E n Chile su estudio aún no había sido abordado en con­ ju n to y se hace sum am ente difícil, no sólo por la deficiencia de las diagnosis originales — en discrepancia a veces con des­ crip cio n es-p o sterio res— por la fa lta de estudios m onográficos m odernos y de m a te ria l típico de com paración, sino, además, por se r pla'ntas dioicas y de acentuado polim orfismo. Si a esto agregam os el hecho de que los caracteres florales varían en el m ismo individuo y aún en la m ism a espiguilla, según sea la co­ locación y el estado de desarrollo de los flósculos, por una p a r­ te, y las dificultades orig in ad as en la herborización y la impo­ sibilidad de co n serv ar el m a te ria l desecado completo —-dada la n atu ra le z a m ism a de las p lan tas— p o r otra, con razón se ju s­ tifica n n u e stra s consideraciones expuestas.


206

Boletín Bel Museo Nacional de Historia N atural. Tomo XXVII (4) 1959.

R E S E Ñ A H IS T O R IC A A ntes de la fundación del género, las especies reu n id as en él, salvo una, descrip ta genéricam en te como Poa por el Dr. R. A. P hilip p i p a ra Chile (1 ). fu ero n « trib u id a s, p rim ero, al género A ru n d o de Linirneus, después, a, G ynerium de H um boldt y Bonpland y por últim o, en 1855, a Moorea de L em aire, nom ­ bre éste que por razones de p rio rid a d debería prevalecer, sin em bargo, el nom bre genérico C ortaderia no puede ser rech aza­ do ya que de acuerdo al Código Internacionr.l de N om enclatura B otánica es un n om en conservandum . El p rim e r A.rundo descrito de n u estro país es A . quila de M olina (1782), pasado al género G ynerium por Nees y Meyen en 184??. fecha <*n que dichos au to res dieron a conocer a la vez p a ra Chile su G ynerium speciosum . P o sterio rm en te, E. D esvaux (2 ). tr a ta , a l'p a re c e r, las m is­ m as especies n eesianas citad as, va que redesccibe am pliam ente G ynerium Q uila e incluye G ynerium speciosum en la sinonim ia He' G y n e riu m . argenteum , especie ya d escrip ta por el m ism o Nees p ara el U ru g u av , en 1829. A dem ás. D esyaux, ag re g a p a ­ ra e s ta ú ltim a especie dos v a rie d a d e s: b. str ic ta y a., parviflora. am bas caídas en la sinonim ia. Once años m ás ta rd e , el D r. R. A. P h ilip p i (3) describe su G yn eriu m atacam ense y p o sterio rm en te, en 1873. (4) su Poa? P Jvagm ites, actu alm en te C. pilosa. P o r su p a rte el Dr. O ito S tap f, en op. cit., ag re g a a las e s p e c ie s 'c ita d a s 's u Corta­ deria araucana y su C. rudiuscula y por últim o el D r. E . H ackel (5) crea su C ortaderia longicaudd, ig u alm en te sinonim izada aquí. P o s ic ió n

s is t e m á t ic a

y

a f in id a d e s

g e n é r ic a s

.

El género C ortaderia. de acuerdo al c rite rio de B entharñ v H ooker, H ackel e H itchcock. p ertenece a la fa m ilia de las G ram ineae, su b fam ilia Poaeoideae, t r ’bu F estuceae. su h trib u A rúndineae. Pero, s.esrún el sistem a de H u b b ard , en H utchipson, se ría su b fam ilia Pooideae y trib u A ru n d in ea e. Los géneros m ás vinculados a él son A ru n d o , P hragm ites, A m pelódesnios y G ynerium , de los cuales los dos últim os son (1) A m p e lo d e s m o s , según Broñgniart, para las Islas M alvinas. (2) Gay VI: 328. 1853. <3) L in n a e a 33: 289. 1864. <4) Anal. Univ. Chile 43: 576. (5) Fetide 10: 169. 1911.


A cevedo. —

L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

207

ajenos a n u e stra flo ra y los prim eros introducidos de Europa. E stos se pueden d ife re n c iar de Cortaderia por los siguientes c a ra c te r e s : . A.

H o jas aglom eradas en la base de la cañ a; internodios basales m uy cortos y el su p erio r m uy larg o ; flores dioicas, excepcionalm ente h e rm a fro d ita s o monoicas. R aquilla y glum ela del antecio fem enino con abundan­ tes pelos. Cortaderia

A

H o jas d istrib u id a s a lo largo de la c a ñ a ; internodio 3 su b ig u a le s; flores h erm afro d itas. B. R aquilla peluda y glum ela g lab ra

Phragm ites

B ’. R aquilla g lab ra y glum ela m ás o menos peluda A rundo

M a t e r ia l d e e s t u d io

y

a g r a d e c im ie n t o s

E l m a te ria l base de este estudio es el conservado en el H erb a rio del Museo N acional de H isto ria N a tu ra l; las coleccio­ nes p a rtic u la re s de los señ o res: P ro f. M. R. Espinosa —Jefe de dicho establecim iento, a quien ¡se deben, adem ás, las diag­ nosis la tin a s— P rof. H. G unckel — del In s titu to Pedagógico y Escuela de F a rm a c ia , cuyas p lan tas fueron previam ente revi­ sadas p o r el agrostólogo norteam ericano, D r. J. R. Swallen— y de la a u to ra . A sim ism o, han sido consultados ejem plares ais­ lados, citados oportunam ente, y e n tre los cuales fig u ran algu­ nos tipos procedentes de los Museos de Berlín, Viena, P a rís y A rg en tin a. L as m u e stra s de éste últim o país fueron determ ina­ das p o r el P ro f. L. R. Parodi, del Museo de La P lata. Dicho m a­ te ria l citado ha sido estudiado de acuerdo a su litera tu ra , muy especialm ente a sus diagnosis originales y confrontado con ca­ si todos los tipos, a lg u n o s,'’e los cuales nos fueron obsequiados p a ra el Museo por el D r. k . Salisbury, D irector del Ja rd ín Bo­ tánico de Kew y otros facilitados por el señor Carlos Muñoz. P o r o tra p a rte , la a u to ra ha recibido del Dr. B. Sparre, algunas sugestiones de c a rá c te r n o m e n c la tu ra l; las fotografías, salvo dos obsequiadas por el D tor. del Museo, se deben al De­ p arta m e n to de Investigaciones A grícolas; los colores se refie­ ren, especialm ente, a la C rom otaxia del P. A. Saccardo 1912 y los dibujos son originales. , , , . L a a u to ra ex p re sa su sincero reconocimiento a todos los señores- citados y especialm ente al P ro f. H um berto Fuenzahda, D irecto r del Museo, .cuya ayuda económica hizo posible el es­ tudio del m a te ria l topotípico citado. A gradece asim ism o, al Sr. G. Looser, el Código Internacio­ nal de N o m en clatu ra B otánica.


208

Boletín del Mueeo Nacional de Historia Natural. Tomo XXVII (4)

1959.

C O R T A D E R IA O tto S ta p f O tto S ta p f, G ardeners’ C hronicle Ser. III, Vol. 2 2 : 396, XII-4-1897 Nom. cons. (svn. p riu s M oorea L em aire. 1855). H itchcock, Gen. G ras. Un. S t.: 58. 1936 y M an. G ras. U n. S t.: 190. 1935: S ta n d ley, in F. M cbride, Fl. of P erú , Vol. 13: 138. 1936; de Dalla Torre et H arm s, Gen. Siphon. 1900-07. G ynerium H um b. e t Bonpl., Pl. A equin. II, t. 115: 112. 1809 pro p a rte ; de Dalla Torre, in op. c i t .; B e n th a n et H ooker, G en.’P lan t. V, I I I : 1178. 1883; D r. O. K u n tze, Rev. Gen. P la n t.: 354. 1893; S. K u n th , Rev. G ra m .: 80. 1829 e t E num . I : 248. 1833; Doell, in M artiu s, Fl. B ras. 3 : 49. 1878. Moorea L em aire, in U lustr. H ortc. 1854, Mise. 15; Index K ew ., Suppl. III. 1901-05. No M oorea R olfe (O rchidaceae, 1890), tra n sfo rm a d a en N eom oorea, p o r razones de sinonim ia. In obs. E t i m o l o g í a . — C ortaderia — C o rtad era, nom bre v u l g a r de la p lan ta en alusión a los bordes c o rta n te s de las hojas. ESPECIE g e n é r ic a : C ortaderia argen tea (N ees) S ta p f (3) E spiguillas dioicas, excepcionalm ente h e rm a fro d ita s, la­ xas, b i-p lu riflo ra s ; ra q u illa d esarticu lad a a r r ib a . de las glu­ m as y e n tre las glum elas, con el a rte jo su p e rio r peludo. Glum as m em branáceas, hialin as, escario sas, generalm ente m ayores que el antecio baaal, lineares o lanceoladas, acum i­ nadas, 1-nervadas, subiguales. G lum ela in fe rio r (lem m a) membranáceo -h ialin a, lanceolada u ovada en la base, acum inada, 3-nervadá, excepcionalm ente 5-nervada, m ú tic a o a rista d a , po­ co peluda o g la b ra en las flo res m asculinas, abundantem ente peludas h acia su base, en las fem eninas. G lum ela su p e rio r (pálea) 3-6 veces m ás c o rta que la in fe rio r, h ialin a, 2-careriada, con las caren as escabrosas y el ápice c o rta m en te ciliado, en­ te ro o 2-dentado. A ndroceo con 3 e sta m b re s en las flo res m as­ culinas, reducidos a pequeños estam inodios en las fem eninas. Gineceo eon el ovario g labro, ru d im e n ta rio en las flo res m as­ cu lin as; estilo co rto ; estig m a plum oso, ex se rto lateralm ente. C ariopse oblongo, ab razad o por las glum elas, subcilíndrico o ligeram en te com prim ido desde el d o rso ; hilo lin ear, de la mi­ ta d de la longitud del f r u to ; em b rió n m ás co rto que el hilo. H ierb as peren n es, densam ente c e sp ito sa s; con rizom a muy co rto ; caña flo rífe ra paucinodes, con in tern o d io s basales muy cortos y el su p e rio r m u y largo. H o ja s ag lo m erad as en la parte (3) COdigo Int. de Nom. Botánica, 1954.


A c e v e d o . — L A S E S P E C IE S

G R A M IN E A S '

209

in fe rio r de las c a ñ a s; v ainas sucesivam ente m ayores hacia el ápice, im b ric a d a s; lígula reducida a una línea densa de pelos sedosos; lám ina linear, las in ferio res m ayores que las superio­ res, larg a m e n te acum inadas, con m árgenes y n ervadura media del envés g eneralm ente aetroescabrosos, erecto-inflexas. Pano­ ja laxa o co n traid a, arg eñ tea o-violácea, brillante' y plumosa. D i s t r i b u c i ó n g e o g r á f i c a . — Son p lan tas netam ente sud­ am ericanas, de á re a lim itad a a las regiones cordilleranas, des. de. V enezuela-a A rg e n tin a y Chile e, Islas M alvinas, pudiendo alcan zar a m ás de 4.000 m etros de altitu d . E n nuestro país h ab ita n de n o rte a su r del te rrito rio , ta n to en la .z o n a .a n d in a como en el •litoral. ;

. L as especies chilenas pueden reunirse, según sus áreas, en los g rupos .sig u ien tes: . . 1.— E species.'B oreales .(Tarapacá-CoqUimbb) 1 y 2 2.—E specie É o real-cen tral ’ (A htófag'asta-C úricój\3’,'. 3.— E species C e n tra l-a u s tra le s . (Q ’H iggins-M agallanea) 5 y 8 4.— E species A u strales " " '(Ñubl'e-Chiloé) 4, 6 y. 7 ESQUEMA DE LA DISTRIBUCION -DE LAS ESPECIES DEL GENERO CORTADERIA EN. CHILE -

1.—C ortaderia 2.—C ortaderia 3.—C ortaderia 4.—C ortaderia 5.— Cortaderia 6.—Cortaderia 7.— C ortaderia 8.— C ortaderia

2.... 3 4 ■1 Boreales -Boreal- Central- A ustra­ | centra- | austra- | les les . . . les ...... :

l i.v .: . .> atacam ensis .. ........... l ¿. specicra ......... • rudiuscula .... ..... ■...... araucana ........ araucana var. . fuenzalidae araucana var. scottsbergii selloana ..... pilosa .............

+

' + + + + + +

USOS No son g ram íneas, útiles como cereales ni como fo rra je debido á la n atu ra le z a de sus hojas, sin em bargo, los anim ales


210

B o l e tí n d e l M u e e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 195Ó.

vacunos y caballares ram onean sus in florescencias tie rn a s en aquellas regiones donde la vegetación escasea. A lgunas de las especies, cómo C. selloana, se c u ltiv an co­ mo p lan tas o rn am en tales; o tras, como C. rvA iuscula, se em ­ plean en ta la b a rte ría , techum bres, cercos, colchones y papeles y en m edicina se usan sus raíces como diurético.

Clave

para

la

d e t e r m in a c ió n

de

las

e s p e c ie s

y

v a r ie d a d e s

A. P la n ta g eneralm ente m enor de m edio m e tro de a ltu ra , con ho jas co n v o lu tad as; flores m asculinas y fem en in as ’con abun d an tes pelos lem m ales. 1. C. pilosa,. A ’. P la n ta s m ayores de medio m e tro de a ltu ra , con h o ja 3 no con­ volutadas, c a rin a d a s; flores fem en in as con a b u n d an te s pe­ los lemmales, las" m ascu lin as con pocos pelos cortos o gla­ b ras. B. P a n o ja densiflora, erecta, la fem en in a alba u ocroleuca, b rev irám ea. C. E sp ig u illas 4-6-floras, con antecios in fe rio re s de 10 m m -d e- largo-, .-el s u p e rio r m e n o r; glum ela con a r is ta de m ás o m enos 2,5 m m de larg o o m útica. 2. C. speciosa C’. E sp ig u illas 3-5-floras, con antecios in fe rio re s de 1015 m m de largo, el su p e rio r m e n o r; glum ela con a ris ­ ta de 2,5 -5 mm. 3. C. rudiuscula B . P a n o ja la x iflo ra a la m adurez, a veces su b n u ta n te , ocroleuca o violácea, longirám ea. D. In flo rescen cia con ra m a je c a p ila r; espi­ g u illas m enores de 1 cm de largo, 3 (-4)f lo r a s ; glum ela m ú tica o m u cro n ad a, a veces c o rta m e n te a ris ta d a . N o rte de Chile. 4. D . In flo rescen cia con ra m a je m ás grueso que D .; esp ig u illas m ay o res de 1 cm de largo, 4-8 ( - 2 ) -flo ra s; glum ela la rg a ­ m en te a ris ta d a . C entro y s u r de Chile. E.

E sp ig u illas de 10-16 m m de largo, las m ascu lin as con an tecios glabros


A c e v e d o . — .L A S E S P E C I E S GR A M IN EA .*!

o ligera y cortam ente pilosas- aris. tas finas. 5. C. selloana E . E spiguillas de 15 -30 mm de largo, las m asculinas con antecios pilosos, pero menos que las fem eninas; a ris ­ ta s m ás largas y robustas que las a n terio res. F. A rista r e c ta ; eiítaminodios in­ clusos e n tre las glum élulas o iguales a ellas. A ntecio in ferio r (i) de 2 -2,3 cm de largo. S u r del país. 6. C. araucana F ’. A rista m ás o menos geniculada; estam inodios expertos. G. A ntecio in fe rio r m enor que la especie, de 1,6 cm de largo. C entro del país. 7. var. fuénzalidae G’. A ntecio in fe rio r m ayor que la especie, de m ás o menos 2,5 \. cm de largo. S u r del país. 8. var. skottsbergii

1.

Cortaderia pilosa (D ’U rv.) Hack. Lam . I ; F ig. 1, A y B.

rV'

H ackel, E., K urtz, Bol. Acad. Cieñe. Córdoba 16: 253 (Córdo­ ba, 1er. ao ü t 1900) 1899.— Ibid ex P. D usén, die Gefiásspf. E rg eb n . Schwed. Exped. Magell. I l l V : 222. 1900. Spegazzini, A nal. Mus. Nac. B. A ire s: 194. 1904.— Skottsberg, Bot. E rg eb n . Schwed. Exped. nach P atag . 1907-09, in Svenska, B. 56. N. 5 : 175. 1916.— H aum an et V anderveken, in An. Mus. B. A ires, T. X X IX : 65. 1917. A ru n d o pilosa D ’Urville, Flor. lies Malouines. Mem. Soc. Linn. P a rís, 4. 33, 1825. Ins. F alkland. H a sido exam inado m a­ te ria l topotípico de la p lan ta — det. por el Dr. C. Skotts-

( 1 ) £1 antecio incluye la arista.


212

B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1959.

L a m in a ^ I

Cortaderia pilosa (D’Urv.) Hack. (Typus, P o a? phragmites Phil,; Sgo, 063850).


A cevedo. -

L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

213

berg— el que, conju n tam en te con el fototipo, dibujo v diag ­ nosis de ella, concuerda con las m u estras chilenas estudiaj f {— B i'o n o n w H a p D u p ert-ey, Voy. Aut. du Monde, Bot. ¿ s . á l . 1829.— K unth, Rev. des G ram . 1829. Steudel, Syn. Pl. ■ : G ram . I : 194. 1855. W ildem an. E. de, Les fhaner. des Terr! m a g e ll.: 44. 1904. Hooker, Fl. a n t .: 375. 1844. Álboff F1 R ais. T e rre de Feu, in An. Mus. P la ta : 18. 1897. A m pelodesm os australis B ro n g n iart, in op. c it.: 31 e t tab 6 1826.— Index Kew. I. 1893 et Suppl. II. 1900.

Ftg'..A.—

(DUrv.) Hack., mase. (Topotyipus: Sgo. 058640), C. Skottsberg. A, espiguilla; B, antecio; C, androceo con el gineceo y las glumélulas; D. gineceo. B.— Poa? Phragm ites Phillppi, fem. (Typus: Sgo. 063850) ; leg. Juliet. las en la base; F, àpice de la pàlea; G, androceo y glumélulas (tam. aument.) C orta d erla p llosa

e je m p la r

Poa ? p h ra g m ites Philippi, in Anal. Univ. Chile 43:576. Volcán de Osorno, Juliet. El tipo — Sgo. 063850— 9 , espiguillas 6-7-floras y glum as m ás cortas que los cios, sem ejantes a las represen tad as por B ro n g n ia rt dibujo de A m pelodesm os australis.

1873. posee anteen el

G yneriu m pilosum (D ’U rv.) Macloskie ex Scott, Rep. Princ. U niv. E xp. P atag o n ia 1896-99, Vol. V III, 2 : 213. 1903-06. T ipo: lies Malouine3, leg. M. D ’Urville, 1825 (H erb. Mus. P a r ís ) . P la n ta dioica y h erm afro d ita, perenne, cespitosa, con ca­ ñ a flo rífe ra de cerca de m edio m etro de a ltu ra , pudiendo al­


214

B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1959.

can zar a 80 cm en las m u e stra s ch ilen as; entaenudos visibles 3, el su p erio r de los cuales flu c tú a e n tre 10 y 21 cm de largo, el in ferio r, oculto, de m ás o menos 1 cm de la rg o ; 3-nodes; nudos glabros, café, de 2-3 m m de largo. H o jas g la b ra s, e stria d a s, g eneralm ente sobrepasando el tallo floral, las basales h a sta 50 cm de largo, 7-8 de los cuales corresponden a la v a in a ; ésta m ás la rg a que el .nternodio, a veces con tin te s violáceos y li­ geram en te d ilatad a, algo se p a ra d a de la cañ a, la su p e rio r al­ canza a m enudo la base de la in flo re sc e n c ia ; lígula.' con pelos m ás largos en la región a u ric u la r, de 1-2 m m de la rg o ; lám i­ na de aspecto ju n cifo rm e, te rm in a d a en fin a p u n ta, tenacísim a, convolutada, a veces inflexa. P a n o ja densa, ovado-oblonga, blanquizco-violáeea o am a rille n ta en seco, de 6-12 cm. de largo, con ram as gem inadas cerca de la base, pilosas en los nudillos. E spiguillas 5-6 ( - 7 ) -floras, a veces con una flo r ru d im e n ta ria en el ápice, las m asculinas m ás pobres que las fem eninas, v e r­ doso-violáceas, de 10-12 mm de largo (-15) ; glum as igualando las glum elas — según su a u to r— o m ás c o rtas que ésta s en los eje. fem eninos chilenos, larg am en te acum inadas, a veces cor­ ta m e n te a ris ta d a s o m u cro n ad as o b ífid as en e í vértice, de 10-12 mm de la rg o ; raq u illa con el a rte jo su p e rio r con pelos casi ta n largos como los pelos lem m ales, de 1-2 m m de la.rgo; glum ela (lem m a) ovado-lanceolada, larg am en te a ris ta d a , escab ro sa y vio­ lácea h acia la a ris ta , verdosa y con a b u n d an tes pelos hacia la base en am bos sexos, a veces lig eram en te d en tad a en la p a rte su p erio r m arg in al, 3-nervada, excepcionalm ente 5-nervada, de 10-13 m m de largo, da m itad de los cuales, m ás o m enos, c o rre s­ ponde a la a r is ta ; pelos de 2-3 m m de la rg o ; glum ela su p e rio r (pálea) con caren as densam ente ciliad as y p ro fu n d am e n te 2-dentadas en el ápice, de 4-6 m m de la r g o ; dientes m uy agudos, a v e c e 3 desiguales o reducidos a dos fin a s a r is ta s ; glum élulas (lodículos) com únm ente pilosas en el ápice, de 1/2 mm de la r ­ go; antecio m asculino con e sta m b re s con g ra n d e s a n te ra s v io lá­ ceas, de unos 2,5 mm de larg o y con filam en to s blancos, finos, de m ás o m enos 1,5 m m de la rg o ; gineceo ru d im e n ta rio o en las flores h e rm a fro d ita s m ás o m enos d esarrollado, pero oculto en ­ tre los estam b res, de 1,5-2 mm de la rg o ; flo res fem en in as con los estig m as ocráceos, de 3,5 -4 m m de la rg o ; androceo ru d i­ m en tario , con los estam inodios so b rep asan d o las glum élulas, blancos, m enores de 1 m m de largo. F r u to de 3,5 m m . DrsTPviBUCiÓ N g e o g r á f i c a y b c o l o g í a .— Islas F alk la n d , A rg e n tin a y Chile c e n tra l y a u stra l. V egeta en los volcanes y a orillas de los estero s, e n tre los 1150 y los 4300 m. s. m. Material estudiado: Chile. Prov. O’Higgins, Depto. Rancagua ÍSgo. 070824). Prov, Colcliagua. Depto. San Fernando: Volcán Tinguiririca (a 4300 m), leg. F. Fuentes, II1812. Prov. Ñuble: Termas de Chillán: Gruta de los Pangues (a 1500 m) ’ leg. A. Píister (6256), 11-1-1945 (Sgo. 065843). Prov. Arauco: Cordillera de Na-


Acevedo. — LAS ESPECIES GRAMINEAS

215

R -ÍCh<!'muy I ' 19°9 (Sg0' 060a79' 063598, 045846 y ’ °^mas con inflorescencias densas y violáceas Prov r«n*ír,(a 1.200 m )' le§- H- Gunckel (12222), 30-1-1942 orilia de un estero formando colonia: det. L. R. Parodi. Ibid, Volcán Villarrica leg C íamm» i 5861)‘ ,1' 1,931 <herb- H- Gunckel, 15253), a 2840 m, Prov. Valdiviaa,una Raneo, in humidis, leg. C. Gay (124), .Tanuar. 1 8 3 5 (foto det col sub rundo) Prov Osorno: Volcán Osorno, leg. Juliet (2660). 1S72 (Typus a Poa F t Í 'Í " j?g°-.063850), sub Cortaderia Fhrarmites Hiick.. manuscrito O- fV n íí Cordon de las Vizcachas, La Picada, les. Dr. C. Rudoluh 23/-I-1949 (Sgo. 070821). Prov. Aysén: Cerro Colorado (a 1150 m), leg P Dusen, 23-11-1897 (Sgo. 070824). islas Falkland. Isles Malouines, DUrville, 1825 (Fototypus Arundo pilosa DUrv.), Herb. Mus. París, ex herb. ad Broneniart, sub Amoelodesmos »«stralis Brongn. Ibid, Port Stanley, leg. C. Skottsberg (929), 4-1-1908. ExD“ditio suecica (1907- 09, (Sgo. 058640). Ibid^Dr. C. Martin, XII-1884 (Sgo. 083851), det. Dr. Philippi, sub Gynerium nanum. ■ \r i

a

OESERVACIÓN.— E sta p lan ta ha sido considerarla en este e*tudio unisexual y herm af-rodita, de acuerdo a sus diagnosis, di­ bujo v m a te ria l de estudio. E n efecto, las m u estras chilenas, incluso el tipo de p oa p h ra g m ites — Sgo. 063850. fig. 1, B— no obstante ser masculino según su au to r, el D r. Philippi, rep resen tan el sexo fsm ?ni’m de la p lan ta ( ñor sus srineceos norm ales v sus anilm i^os ru d i­ m e n ta rio s ). E n cambio, las m u estras isleñas, m alvinas — con sus estam b res con g ran d es a n te ra s y sus pistilos pequemos— son m an ifiestam en te m asculinas, pero con tendencia a tra n s ­ fo rm a rse en h erm afro d itas, ya que algunas veces sus sinuosos se en c u e n tra n m ás o menos desarrollados y, al parecer. e n es­ tad o de fru ctificació n , pero nunca bien norm ales, o sea, como los de las flores fem eninas chilenas, caracterizados por sus g ran d es dim ensiones. Lo dicho tal vez podría h acer p en sar en dos entidades di­ fe re n te s : una continental — chilena— y o tra insular —tv>alvi­ na-— sin em bargo, ello no se puede concebir dado los caracte­ res com unes a am bas y las form as in term ed iarias nue las unen, una de las cuales, “A m pelodesm os australis” — isleña— con sus trlumas m ás co rtas que los antéelas y sus espiguillas m ás ricas, la acercan a la fo rm a chilena, “Poa P h ra g m ite s”, pero p^r el resto de los c aracteres florales se identifica con la form a tínica malvi.na. Se tra ta , pues, de una planta polim orfa en <’iiavto a la densidad y coloración de la inflorescencia, el núm ero de fó s e n ­ los de la, espiguilla y las dim ensiones de las glum as con relación a aquéllos. t

2.

C ortaderia speciosa. (N ees e t M eyen) S tapf. emend. Acev. Lám . II y I I I ; Fig. 2, A, B y C.

S ta p f, O tto, G ard. Chron. III. 22:396. 1897. G yn eriu m speçiosum Nees, in Meyen Reise, I : 407, 1834 (nom , n u d .),


218

B o letín del M useo ,Nacion»l de H isto ria N e tu m l. Tom o X X V II (4) 1BS9.

Corladcria spcciosa (Nees et Meyen) Stapf (C. Reiche: Sgo. 063855).


A eivedo. -

217

LAS ESPECIES GRAMINEAS

G yn ériu m speciosum Nees e t Meyen, in Nov. Act. Acad. Caes. Leop. Carol. 19 : Suppl. I. 1841 ; 153. 1843. Ad. Flum en Copiapó dictum circa N antoco in provincia Copiapó reipublicae Chilensis, M artio 1831. El flósculo de la espiguilla de la p la n ta .recolectada por el D r. Meyen, posee una glumela setà­ cea de 8,5 m m de largo, una pálea en tera de 3 mm, los pelos flu c tú a n e n tre 4-5 mm de largo y el gineceo m ide 1,5 m m ; coin­ cide con e! m a te ria l exam inado; F. P hilippi, Catálogo Plant. Vasc. Chil. 1881; E . D esvaux, in Gay V I: 328. 1853 (pro syn.). G yn ériu m a rgenteum Nees a parviflora E. Desv., in Gay V I: -328. 1853. Foliis laevibus; panicuia laxiuscula; spiculis mi-

TPÌ!» 9 A C o rta d e ria speciosa (N ees e t M eyen) S tapf (Sgo. 071228, ejem F p1ar27 e è t o C F u e n " u d a ) ; 1, espiguM a f e m , 2, gineceo con os « ta m m o d jo . y la s g lu m élu las en la base; B, A ntecio (T ypus ex h erb I t e r i l e . C. F

Cl05a’

/''Tvnii^ a O v n e riu m

^ r i s ; f, espiguU la fem

ai'g’en teum

a p a rv iflo ra

u

2, pàlea y 3, gineceo, tam . aum .

n o rib u s; glum is 2 1/2-3 Un. lo n g is^ b id en ta tis; palea 4 lin. longa ; F. P hilippi, 'C at. Pian. J \ sc's t f‘ -n op cit.'l9 0 3 , M oorea speciosa (N ees e t Mey ) ^ _ P> » q nnni ttt 190 III 400 (o b ra no c o n su lta d a ), segun Index K Tino Ad flum en C o p ia p ó dictum circa Nantoco m orovm di Chilensis, le*. ° 1*3^ ^ de , i , » , He'“ Ìfe™ „Sr i 2 p e S ( 1)

Descr. basada en Sgo. 071228.

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B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e M is t e r i » N a t u r a i . T o m o X X V I I (4 ) 1 9 :9 .

L am ina

III

C ortaderia speciosa (Nees et Meyen) Stapf. 1, Quebrada de Faipoie: La Junta. 2200 m. s. m.; 2, San Andrés a 1 800 m. s. m. (Foto H. Fuenzalida).


A cevedo. -

LA S E S P E C IE S

G R A M IN E A S

219

glabros, obscuros (en seco), de 5 mm los inferiores, menores los superiores. H ojas de 1-1,5 m de largo por 6-7 m m de an­ cho, vainas caulinares adheridas a la caña, con bordas mernD í a n o s o s ; laminas carenadas con márgenes y nervadura del enVes, que es engrosada, fuertemente retroescabrosos; lígula de 2 mm -de largo. Panoja femenina erecta, muy densa, blanco-ver­ dosa primero, ocroleuca después (pajiza en seco), obbngc-líneal, aguda en el ápice, lánoso-sedosa de unos 40 cm de la.rgo; ram as erguidas, tricótomas, la mediana de las 3 más robusta y desnuda inferiormente, de 25 cm de larg o ; ramillas geminadas o solitarias, finas. Espiguillas sostenidas por pedicelos finamente escabrosos, 4-6 (- 3 ) -floras, a veces con una flor rudimentaria en el ápice, de m ás o m enos 10 mm de la rg o ; glumas lineal-lanceolada-j,. bifidas o no, de 6-7 m m de largo por . l mm de ancho, la su­ p erio r algo m ay o r; raauilla de 1 m m largo; glume!a (lemma) la rg am e n te acum inada, con ©1 ápice muy fino o cortamente a ris­ tado, con n e rv a d u ra verdosa, de 8- 10 . mm de largo y con abun­ d antes pelos sedosos hacia la base; pelos de 4-5 mm de largo; palea p au latin am en te angostada hacia el ápice que es entero, ob­ tuso o lig eram en te bidentado, de 3-4 mm de largo; glumálülas (lodículos) con unos cuantos peles en el borde superior, de 1/2 1/3 m m ; androceo rudimentario, con los filamentos blancos y finos, de m ás o m enos 1 m m de largo y las an teras ligeramente

d esarro lla d a s; gineceo con los estigm as ocráceos" (en seco), de 2-3 m m ; fru to de m ás o menos 1,5 mm de largo. N o m b r e s v e r n á c u l o s : C ortadera, cola de zorro. D i s t r i b u c i ó n GEOGRÁFICA y ECOLOGÍA.— A rgentina ( en la región de la P u n a ) y Chile, en la cordillera de las provincias de A tacam a y Coquimbo, e n tre los 870 y los 2300 m de a ltitu d : ve­ g eta a orillas de los ríos y canales, en suelos arenosos y quebra­ das húm edas. M aterial estudiado: Prov. Atacam a, Depto. Copiapó, leg. M eyen, 1831 (Typus speciei: ex herb. B erlín). Quebrada de Puquios, leg. C. R eiche, 19-1-1801 (Sgo. 063855). La Junta, en Quebrada de Paipote, leg. Hto. Fuenzalida, 11-1956 (Sgo. 071228). San Andrés, ip se (Sgo. 071323). Prov. Coquimbo, Dp'to. de Elqui, Vicuña, leg. Bauer, 11-1952 (herb. H. G unckel), 24578). Cordillera de Guanta: Mal Paso, 24S0 m de altitud: (Typus a Gynerium argenícum a parviflora: Harb. Gay, ex Museo París, fl. fem .) y Quebrada del Ingenio, leg. B. Cathalifaud, III-1950 (Sgo. 070337); orilla ríos. O e s e r v a c i ó n 1.— Especie descripta conjuntam ente con

G ynerium quila de una m ism a localidad original — Copiapó ju n ­ to a N antoco—- lo oue hace p en sar en la identidad de ambas, como le sucedió al D r. O. S tap f, quien en su m onografía del gé­ nero. ju n to con a trib u ir a C. speciosa — descrjpta por su autor 4-6-floras— el núm ero de flores de la quila -3-floras- elim ina esta m ism a especie del país, adjudicando todo el m aterial copiapino a la a n te rio r.


220

B o l e t í n d e l M u s e o N a d e n » ! d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X T O ( ♦ ) 1959.

Siguiendo el c rite rio de Nees, C ortadería speciosa no sólo difiere de la quila — C. rudiuscula— p o r el m ay o r núm ero de flores de sus espiguillas, sino, adem ás, p o r el aspecto de su in ­ florescencia, m ás alba y sedosa y p o r el m enor tam año de los flósculos, fin am en te aristad o s. O b s e r v a c i ó n 2. — E l sexo m asculino de esta p la n ta no ha sido observado y, al p arecer, el m a te ria l citado por S ta p f — en o p . cit.— de P oeppig (A ntuco y Concón) y B e rtero (R ancag u a ), corresponde a C. araucana, C. rudiuscula’ y v a r. fuenzalidae, 'respectivam ente.

3.

Cortadería rudiuscula S tap f. em end. Acev. (1) Lam . IV ; F ig . 3.

S tn n f o tro , in G ard. C hron. Ser. 3. Vol. 22: 396. 1897. ArnenHvp.. Tur.vm nn. S err» Acnnnuijfl. 8000 feet. m ase., fem., T.ov.pnfTi and TJW nnvm us. 732; S alta, N evado del C astillo, fem .. T orentz and H ieronvm us, 78. Chile, S antiago, fem ., P h ilip p i; Sta. R osa de los A ndes, fem ., Bal!. E l m a te ria l tonotínico de arnhos n a 'se s no concuerda con la diagnosis o rig in a l: el chile­ no n v .w n tq sus esnioruillas m ayores v los estam inodios ccctit.os v el ai-orpntino e=tns ó rcan o s m ás lardos, los pelos lem m ales rná"v ia in florescencia v in 'ácea: P. Sta.ndley, Fl. of P erú, in F ^ id Mus. N at. H ist. Bot., X I I I : 139. 1936. Gnnerinm. neesii Meven. Reis. E rd . T: 380. 392 v 407. 1834 v TT; 97. 1835. C opianó: Ph.üinm.. F.- C at. P la n t. Vasc. C hil: 325. 1881 y D esvaux, E.. in G ay V I: 3í0. 1853 (su b s y n .) ; N ees et M pnen. Nov. A c t.: 153. 3843 (nom n u d .). G vnerium w a m a e u m Meyen, in op. cit. I : 484. 1834. T i­ ticaca (nom. n u d .). Gunerin.m avila N^es et M even. Nov. A ct. : 153. 1843. In renúbli.ca Chilensi ad Copiapó flu v iu m circa N a n to co ; in Peru v ia ad lacum T iticacam e t ad pedem vulcani A requipensis, Maio. Fem . plan ta. M ascula ig n o ta est. Pro parte, nuoad nlanta m ex Cbile su n t. V éase G ynarium quila en C o rta d e ria atacam ens’s • Desvo,ux. E .. in G ay V I: 330. 1853, p ro p a rte . G vnerium a rg en teu m p str ic ta D esvaux, in o p . c it.: 328. 1853. Río Copiapó, ju n to a N antoco (M eyen) ; F . P hil., in op. cit. 1881. M oorea rudiuscula (S ta p f) S ta p f. in o p . cit. 1903, II. 400 (o b ra no c o n su lta d a ), según Index Kew., Suppl. III . 1901-05.

(1)

Basada en el topotipo de los Andes.


Acevedo. — 1JIS ESPECTZS ORAMIKEAS

L a m in a

221

IV

C o r d e r i a rudiuscula Stapf (form a nantocana; Sgo. 070799); ejemplar de B. Acevedo).


222

B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1959.

Paipote, XII-54 (a 2000 m. s. m .), Sgo. 070342 et 068543, orilla canal. Depto. de H uasco: San F élix (a 1100 m. s. m .), XII-1951 (Sgo. 058544), orilla rio.

Tipo : A rg en tin e, T ucum án, S e rra A conquija, 8000 feet. m ase., fem., L orentz and H ieronym us, 732: S alta, N evado del Castillo, fem ., L orentzs and H ieronym us, 78. Chile, S antiago, fem.. PhMippi ; S an ta Rosa de los A ndes, fem ., Bali. P la n ta perenne, cespitosa, de m ás o m enos 2,5 m de a ltu ra ; caña flo rífe ra con 7 (- 8 ) intern o d io s, alcanzando el su p e rio r 58 cm ; los sig u ien tes m ás o m enos 21 cm, salvo el basai que es m uy co rto ; h o jas e s tria d a s , las in fe rio res

Fig. 3.— Cortaderia rudiuscula S tapf (f. andina: Sgo. 070338); ejem plar de R. A cev. — A, Antecio: B, espigu illa fem .; C. gineceo; D, ándroceo y E, glum elulas y estam inodios con el artejo supesior en la base.

h a sta 1,85 m de larg o p o r 1 cm de ancho en la base, las caulinares con v a in a s ceñidas al tallo, pilosas h acia los bordes que son m em branosos, violáceas h acia la bp.se; lígula de 1 / 2 - 2 m m de la rg o : lám inas larg am en te a te n u a d a s hacia la p u n ta que es muy fin a, g lab ras, v erde pasto, con n e rv a d u ra del envés engrosada y m ás clara. P a n o ja fem en in a e re c ta , oblonga, agu d a en el ápi­ ce, densa, blanco-verdosa — p ajiza en seco— de 15 -70 cm de


A c e v e d o . — L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

223

lavgo; ra m a s ríg id a s, las in ferio res h a sta 33 c m ; ram illas cortas, d en siflo ras desde la base. E spiguillas sostenidas por pedi­ celos fin a m e n te escabiosos, 2-5-floras. a veces con una flor ru ­ dim en taria, de 10 - 16 m m de la rg o ; glum as lanceoladas, gen'. raím en te b id en tad as, la in fe rio r de 7-8 mm de largo, la. supe­ rio r de 9-10 mm por 1 mm de ancho; raquilla de 1,5 mm, 1 mm de los cuales corresponde al a rte jo su p e rio r; lemma acuminada, arista d a , en el antecio in fe rio r de 15- 16 mm de largo — incluso

A

s y tís s ’& ss h rs tó « ».

y las glum élulas en la base, tam. aum.

¿8JS&

la a ris ta __en el su p e rio r de 8 m m ; a ris ta de 2,5- 5 m m ; pelos lemm ales de 6-8 m m ; pálea cortam ente estrechada hacia el ap e n te ro o « ¿ ¿ a m e n te bifido : ginm éM a» larg a y fm am ente ciliadas, de 1/2 m m : gineceo de 2 - 3 m m la. m itad de i cuales corresponde al ovario; androceo p i m e n t a r o en la 1 m . a n d in a con X f ‘“ S p S o ’n á t o e ñ S í « t a c n o d i " “ ás f e ^ t Sc ? , e f S o s y g ru eso , filam entos y ante­


i 224

B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1059.

ra s a m arillen tas, de 1 /4 — 1 /2 m m de largo, en las fo rm a s res­ ta n te s algo m ás larg o s; fru to oblongo, de m ás o m enos 1,5 mm de largo. Infloi’escencia m asculina no ha sido en co n trad a. N o m b r e s v e r n á c u l o s : C o rtad era, cola de zorro (1 ). D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a y e c o l o g ía .— H ab ita en las cor­ dilleras b a ja s desde la provincia de A n to fa g a sta h a sta la de Curicó, e n tre 370 y los 2070 m. s. m .; crece a o rillas de los cana­ les, ríos y p o tre ro s anegados.

Material estudiado: Chile. Prov. Antofagasta (2070 m. s. m.) leg. E. Navas, 3-1957 Prov. Atacama Depto. Copiapó: orilla río Copiapó, leg. R. Acevedo, XI1-1S54 (Stgo. 070576) f. con espiguillas 5-6 floras. Ibid, Nantoco, leg. ipse, XII -1954 (Stgo., 070341), 43 et 07799) orillas canales y potreros anegados. Ibid. ipse Paipote, XII-54 (Stgo., 070342).. et 068543). Depto. Huasco: San Félix XII-51 (Stgo. 058544. Prov. Coquimbo. Depto. Illapel: Cuesta Espino, Alcaparrosa (a 100U - 1100 m. s. m.), leg. Dr. Biese (2044), 19-X-1945 Estación Zorrilla, leg. C. Jiles (1825;. 17-IX-1950. Prov. Aconcagua, Los Andes, leg. R. Acevedo, 1-1954 (Topotypi: Sgo. 070338-40-43), orilla rio Salto del Soldado, leg. E. Kausel (2216), 19-IV-1946, gregaria a orilla del río. Prov. Valparaíso: Cerro Jardín Bot. Nac. El Salto, leg P. Montaldo, 20-X-1951 (Sgo. 068397). Prov. Santiago: Cerro San Cris­ tóbal, leg. E. Navas (354), a orillas de un canal. Ibid. Depto. San Bernardo, camino hacia Buin, leg. R. Acevedo, 11-1954 (Sgo. 070798). Ibid. F. Vargas, XI-1953. Ibid, Cerro Chena (a 700 m. s. m.), leg. H. Gunckel (18255), 26-XI1950, orillas canales, det. J. Swallen. Ibid, ipse (Sgo. 068483, ex herb. H. Gunckel, 19826). Depto. Santiago: Los Morros, leg R. Acevedo, 11-1953 (Sgo. 068524 et 068525), forma. Ibid Puente Alto, leg M. San Martín, 1-1954. Ibid, Los Queltegües, leg M. R. Espinosa, 31-XI-1951 (Sgo. 068475 et 068522). Prov. Curicó, leg. R. Acev., 1-1956. O b s e r v a c i ó n . 1.— E l estu d io de e sta p la n ta h a constituido

un v erd ad ero problem a p a ra su a u to ra , d ad a laM usión veri­ ficad a p o r los botánicos desde un p rin cip io y la discrep an cia de las diagnosis o riginales y posterio res. L a p rim e ra contribución co n fu sa se debe a N ees y Meyen — en op. c i t .: 153— quienes b a sa ro n su G ynerñnn quila, descrip­ ta orig in alm en te de N antoco, en A ru n d o quila de M olina, cuya diagnosis, debido a su b revedad ( 2 ), h a sido indistintam ente a trib u id a p o r los botánicos, ta n to d e n tro como fu e ra del país, a dos en tid ad es d ife re n te s : G yn eriu m quila N ees e t M eyen — del no rte — y Chusquea quila K u n th — del su r— am bas con espigui­ llas 3-floras, según sus au to res. E stu d io s recientes, relacionados con Chusquea- quila y dadoa a conocer en “N o ticiario M ensual” , N .9 2, 1950, nos h an demos­ tra d o que la quila m oliniana no es la de N ees — ta n to por su á re a g eo g ráfica como p o r sus c a ra c te re s específicos— y que, en cam bio, se id e n tific a con la de K unth. P o r o tra p a rte , los m ism os a u to re s — N ees y M eyen— ba­ sa ro n la diagnosis de su quila en m ezcla de m a te ria l peruano y chileno, siendo que el p rim ero — ex herb . de K ew — conviene con (l)

Según E. Desvaux, en op. cit., también lleva a veces el nombre de c>rrizo. Actualmente se da este nombre en el país a Phragmites commonis Trin. (2) Molina, Hist. Nat. Chil,: 154, 1782, Arundo calyc; triflores, tol. ensiíw mibus serratis.


A eev p d o . — L A S E S P E C IE S

G R A M IN E A S

225

C ortaderia atacam ensis, y el segundo — nantccano— se identi­ f i c a c o n C. ruditiscula. A sim ism o el D r. S tap f, describe e sta últim a planta a basa de m a te ria l a rg e n tin o y chileno, resultando que anual, — de Sal­ ta — acerca a la p la n ta atacam eña, cuya área tipica — Sn. Pe­ dro de A tacam a— se en cu en tra, por o tra parte, a la a ltu ra a r ­ g en tin a de Salta. De lo dicho se deduce que se tr a ta de dos entidades dife­ re n te s : a ) C. atacam ensis, identificada según nuestro criterio co n la p la n ta p eru an a, boliviana y, al parecer, con la arg en ti­ n a y b) C. rudiuseula, que reúne a su vez las plantas chilenas de N antoco y de Los Andes, ecpecie inconfundible con aquella por d aspecto de su inflorescencia, ríg id a y la m ayor robustez de s u s flósculos, aristad o s. E n C. atacam ensis aquella es violácea, c o n ra m a je capilar, laxo y su b n u tan te y éste-? — los flósculos— so n larg am en te acum inados, m úticos y menores. O b s e r v a c ió n 2. — P o r razones de prioridad corresponde a d o p ta r p a ra esta p la n ta el nom bre de Cortaderia quila, pero en conform idad al Código Internacional de N om enclatura Bo­ tánica, dicho nom bre debe ser rechazado, ya que el epíteto es­ pecífico “ q u ila” h a constituido una fuente de confusión (nóm ina am b ig u a ). C orresponde, pues, denom inar la p lan ta "Cortaderia rudiuseula, p o r ser el epíteto específico “rud iu seula” el válido m á s an tig u o disponible. OBSERVACIÓN 3 .— E s p e c ie v a r ia b le e n c u a n to a l ta m a ñ o , n ú m e r o de fló s c u lo s y d im e n s io n e s de los e s ta m in o d io s , ó r g a ­ n o s é s to s m u y c o r to s e n la s m u e s tr a s a c o n e a g ü in a s y más o m e n o s la r g o s "en e l r e s to d e l m a t e r i a l, re p r e s e n ta d o p r in c ip a l­ m ente p o r la p l a n t a d e N a n to c o , c u y ag flo re s so n , a d e m á s, m e ­

nores.

4.

C ortaderia atacam ensis (P h ilippi) Pilger Lám . V ; Fig. 4

Pilger, R.. G ram . and. II, in E n g le r’s Bot. Ja h rb . 3? : 374 1906. P e rú y Bolivia. . , G ijnerium atacam ense Philippi. R- A., m Linnaea 33 1864-65. P ro p e San Pedro de A tacam a, legi_potest. El tipo (bgo 063853), rep resen tad o por una inflorescencia fem enina, eoncuer da con el resto del m ater ial ; P ü?er, R., Gram . Lehm in E n g le r’s Bot Ji>hrb. 27:31. 1900. Bolivia circa La P az; S tapi, in G ard. C hron. 3, V. 22:396. 1897. G ynerium quila Nees e t Meyen in op eit 158 iM S pro va rte auoad p lan tam ex P erú sunt. S p i c u l i s triflo n s flosculis p atu li 3 d ista n tib u s caudato-acum inatis, panícula subsecunda


226

B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4) 1959.

L a m in a

V

Cortaderia atacamensls (PhU ) Pilger (Typus a Cynerium atacamense ■ n u i.; ogo, üo3öo3j


. Aoevedo.

~

LAS e s p e c i e s

g ra m ín e a s

227

Fig. 4.— G yneriiim atacam ense Phil. (T ypus: Sgo. 063853): eje m p la r de P hilippi. A, E spiguillas: B, antecio; lem m a; D, p álea: E, glum as; F, gineceo; G, ovario con las glum élulas y el androceo ru d im e n ta rio .


2¿8

B o l e t í n d e ! M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a i . t o m o X X V I I (4 ) 1959.

densa c o n tracta apice n u ta n te , ra m is g racilib u s laxis, foliis lin earib u s c a rin a tis m arg in e cartilap:ineo-serratis. In república Chilensi ad Copiapó fluvium circa N an to co ; in P e ru v ia ad lacum T iticacam e t ad pedem vulcani A requipensis, Maio, h em inea p la n ta ; non sensu E . D esva u x; P h ilip p i R- A ., \ i a j e al D esierto de A tacam a. 1860; R. A cevedo, in N o ticiario M ensual. Mus. Nac. H ist. N at., N" 2, VIII-195'8. C urtaderia quila (N ees et M eyen) S ta p f, in op. cit. : 396, pro p a rte , porque el a u to r cita m a te ria l de G ynerium jn b a tu m Lem oine ex C ar. (C ortaderia ja b a ta (L em .) S ta p f ), especie ecu ato ria n a m uy afín a C. atacam ensis. M oarea quila (N ees e t M eyen) S ta p f., in op. cit. 1903, II. 400 (o b ra no co n su ltad a), según Index Kevv., Suppl. III. 1901 -05. D e s c r . o r ig . ; G. p anícula a rg e n te a , violaceo-tincta ; spiculis fem enina subquadrií'loris, 5 lin. lon g is; glum is 3 lin. longis; palea in fe rió le glum ae sim ili eaque vix longiore, apice b rev iu s a tte n u a ta . P rope S. P ed ro de A tacam a legi potest. F olia vix 3 lin. lata. Glum ae d istin cte u ninerviae, nervo violaceo, apice bi^ fid ae (in G. argenteo n erv u s b y alin u s) ; palea in fe rio r p a r ite r nervis violaceis d istin c ta est, et apice an g u sto brevi te rm in a tu n qua nota valde a G. argenteo et G. Q uila, quacum in itin e re ata eam ensi confudi, discrep ai. T ip o : San P edro de A tacam a, leg. R. A. P h ilip p i, 1854 (Sgo. 063853), fem . D e s c r . EMEND. : (1 ) P ia n ta perenne, cespitosa, g la b ra, con caña flo rífe ra robu sta, de 2,5-3 (-4) m de a ltu ra por m ás o m e­ nos 2 cm de d ià m e tro ; internodio su p e rio r h a sta 50 cm de la r ­ go; nudos glabros, fuliginosos, ocultos e n tre las v ain as, de 1-4 m m .; hojas in fe rio re s de 1,80 m de largo por 1 cm. de ancho en su p a rte m edia, las su p erio res m en o res; v ain as c au lin a re s ceñidas al tallo, m ayores que los in tern o d io s y con los m á rg e ­ nes m em branosos; lígula h a sta 3 mm de la rg o ; lám inas con bordes m uy c o rta n te s y ag u d as en el vértice. P a n o ja fem enina oblongo-lanceolada, e rg u id a, densa, blanco-violácea, a m a rille n ta en seco, sedosa, de 30- 60 cm de largo, a m enudo con la base incluida en la v ain a su p e rio r; ram ificació n fin a y flexible; r a ­ m as erectas, a rrim a d a s al raq u is, su b n u ta n te s, desnudas in fe ­ riorm en te, tricótom as, las in fe rio re s de 23 -30 cm de la rg o ; ram illas gem inadas. E sp ig u illas so sten id as p o r pedicelos f in a ­ m ente escabrosos, de 1/2 -5 mm de largo, 3-4 flo ra s, a veces con una flo r ru d im e n ta ria en el ex trem o , de 7-12 m m de la rg o ; los pedicelos, la base de las glum as, los n erv io s de las glum elas y caren as de las páleas g en eralm en te violáceos; g lum as lineal-lanoeoladas, g en eralm en te bífidas, la in fe rio r de 5-8 m m de largo, (1)

Basada en el material topotípico citadq,


229

A c e v e d o . — L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

la su p e rio r de 7-10 mrn por 1 mm de ancho; raquilla de 1-1,5 mm en el antecio in ferio r, m enor en el su p e rio r; glumela larga y fin a m e n te acum inada, a veces cortam ente a rista d a o m ucrona­ d a — m ú tica por la destrucción del ápice que es muy frág il— a b u n d an tem en te peluda, de 6-1C mm en el antecio inferior, me­ n o r en el su p e rio r; pelos de 3-6 mm de largo; pálea en tera o ligeram en te b ífida, con el ápice finam ente ciliado, de 2,5-4 mm de la rg o ; glum élulas de 1/3-1/2 m m ; gineceo de 2-4 m m ; androceo con estam inodios de 1 / 2-1 mm de largo, con finos fila ­ m entos y a n te ra s ru d im e n ta ria s; fru to castaño, de 2-3 mm. El sexo m asculino no ha sido observado. D is t r ib u c ió n g e o g r á f ic a y ec o l o g ía .— Bolivia, A rgenti­ n a y Chile. E n este país en las regiones desérticas de las pro­ vincias de T a ra p a cá y A nto fag asta, a a ltu ra s que oscilan entre los 2130 y los 3850 m ; crece a orillas de los ríos y en lugares arenosos y húmedos. M a te ria l estu d ia d o:

Chile. Prov. Tarapaeá, Depto. Arica, leg. N. Elgueta 146, 1930 (Sgo. 062672). Quebrada de Camarones, algunas leguas de la Caleta (Sgo. 068529). Chacarilla, prope Pica (a 2130 m. s. m.), leg. C. Rahmer, III-1885, (Sgo. 037220, ex herb. F. Philippi). Prov. 'Antofagasta, Depto. de Loa, González et Bghme, XII-1949 (Sgo. 068545). Ibid, Lasaña, Quebrada del Loa (a 2300 m. á. m.), orilla río y suelo arenoso. San Pedro de Atacama, leg. R. A. Philippi, Januar. 1854 (Typus speciei: Sgo. 063853). Laguna Chiuchiu (a 2520 m. s. m.), leg M. R. Espinosa, XII-23*1941 (Sgo. 068539). Toconao, 2490 m, leg. Pisano et Venturelli (1909), 11-1943. Calama: Aiquina, leg. E. Navas, 2056, 1-1957. P e rú . Cuzco, Leg. Pentland (ex herb. Kew), fem.; citado como quila por Stapf en su Mongrafia del género. B o liv ia . Prov. Lanecaja, leg. iMandon, 1322, (ex herb. Kew); citado co­ mo quila por Stapf en su monografía del género. O b s e r v a c ió n .— H erm osa C ortaderia, fácilm ente distingui­ ble de sus congéneres por su inflorescencia plateado-violácea, su b n u tan te, de ra m a je cap ilar y por su m orfología floral. Con­ fu n d id a por algunos botánicos con C. rudiuscula (véase observa­ ción 1 de esta esp ecie).

5.

.----

C ortaderia selloana, (Schult.) A schers, et Graebn. Läm . V I; Fig. 5.

---

A schers, et G m ebn., Syn. M itteleur. Fl. 2:325. 1900. Basada en A ru n d o selloana Schult, pro p a rte ; W. A . Silveus. Texas . 109 1933- A . S Hitchcock, M anual Grass. Uli. S t.: 191. 1935 e t The Gen. of G rass. Un. St. Bull. 772: 56. 1936; H. MolS L in L illo a .X I : 217, 1945; C. M unoz Ind Bibi. Gram. Phil • 31 >941- Index Kew., Supp). II 1896 - 1900. A r u n fo dioeca Spreng., Syst. Veg. I : 361. 1825. Monte Vi­ deo, U ru g u ay , Sello. No A rundo dioica Lour. 1(93. Nom. nud.


230

B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1959.

L a m in a

C o r t a d e r ia

V I

s c ll o a n a

(Gynerium argenteum Nees ab Esenbeck, Tabula XVI y XV de J. C. Doell, in Martius FI. Bras. III, copia).


231

A c e v e d o . — L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

V i esp ig u illas típ icas las que concuerdan con el m aterial estu ­ diado. A ru n d o selloana Schult., M ant. 3 (Add. 1) : 605, 1827. B a­ sado en A ru n d o dioeca Spreng. A ru n d o hila Spreng, ex Steud., Nom. ed. II. 1. 144. 184041, según Index Kew. Nom. nud. G yn eriu m a rg en teu m Nees, A grost. B ras. 4S2. 1829. B ra ­ sil, ex p a r te ; N ees ab E senbeck, in Nov. Act. N at. Cur. XIX. Suppl. 1 : 154. 1843; K u n th , A grost. Syn. 1 : 248. 1833; Steudel, Syn. PL G ram . I : 197. 1855, Chile y B ra sil; E . Desvaux, in C. Gay V I; 328. 1853 ( 1 ) ; Arechavaleta, in Anal. Mus. Nac. M ontevideo: 416. 1894; R. P ilger, G ram . Lehm., in E ngler Bot. J a h r, 27:30. 1900, E cuador y Colombia; M acloskie et Scott. Rep. P rin c . U niv. E x. P a t . : 213. 1903-6; J. Ch. Doell. Gram. III, in M a rtiu s FL B ra s .: 49. 1878; O. S tap f, in G ard. Chron. III. 22: 396. 1897. ' '

F i, 5. - Cortaderia

SSo. m m ex M oorea argentea (N ees) L em aire, in Illust. H o rt Mise. 14. SuppL G yn eriu m p u rp u reu m C arr., m Rev. H o it. X X X V II.

1855 ( o b r a d o v is ta ) , según Index Kew

1866, según S tap f.

Æ (1)

S

n a li;è rp P1 O rnam . I, t. 42. 1875; O.

Â

Excl. Gynerium argenteum 7 et ß-

* dt-

■*


232

B o letín del M useo N acional dé H isto ria N a tu ra l. Tom o X X V U («) 1999.

C ortaderia argenten (N ees) S ta p f, in op. cit. 1897. C ortadería dioica (1) (S p ren g .) Speg., A nal. M us. Nac. B. A ires 7 : 194. 1902. B asado en A ru n d o dioeca S p re n g .; L . R . Parodi. in Rev. F ac. A«rr. y V e t.: 84, t. IV : 24 1922: G ram . A rg., in A nal. Mus. Nac. B. A ires X I I I : 496. 1906: F . Johow . Fl. Z apallar, in Rev. Chil. H ist. N a t .: 429. 1948. Nom. superfl. I c o n o g r a f ía .— W . A . S ilveus, in op. c it.: I I I ; E n g le r e t P rantl. N at. P flanz. I I , 2 : 67, f. 78. 1889; A recliavaleta, in oü . c it.: 417. 189¿; A . S. H üchcnck, in op. c it.: 190; N ccs, in Fl. B ras. G ram . III, t. 14 y 15. 1878. D e s c r . o r ig . : A r. paniculae ram o sissim ae ra m is flexuosis, calvcibus sub-6-flnris. floscnlis rem otiuscuilis lo n^'ssim e c’i-m da.tis d ian h an is dioecis, ■falfds lin earib u s e lo n g a tis' strirruratis. M onte Video. Sei’.lo. P la n ta herbacea, perenne, d ensam ente cespitosa, con tallo flo rífe ro erguido, glabro, en v ainado h a sta el ápice, 7-8 (-12)-nodes, de 2-3 m. de a ltu r a ; nudos g lab ro !, a m a­ rillentos —en seco obscuros— h a sta de 44 m m . de largo, los in ­ ferio re s ocultos e n tre las v a in a s; in tern o d io s u p e rio r de 50-95 cm. de larg o ; h o jas densam ente re u n id a s en la p a rte in fe rio r de las cañas, e stria d a s, g lab ras, h a sta de 2 m. de larg o p o r 1 cm. de an ch o ; v ain as b asilares m ás a n g o stas que las c a u lin a re s; éstas ceñidas al tallo, b rillan tes, con vénulas tra sv e rsa le s, v e r­ de-am arillen tas o p u rp ú re a s h acia la base y vellosas h acia la p a rte su p e rio r m a rg in a l: lígula de 2-3 m m de la rg o ; lám ina glabra, glauca en el haz, verdosa en el envés y con el nervio m e­ dio m ás claro y m uy engrosado. P a n o ja u nisexual, den siflo ra, blanco-plateada o violácea (ro sa d a según algunos a u to re s ), m uy sedosa, oblonga u oblongo-lanceolada y su b c o n tra íd a la fem e­ nina, m ás laxa, b rilla n te y violácea la m asculina, de' 50-80 cm. de la rg o ; ra m a s in fe rio re s de unos 27 cm. tric ó to m a s: ra m i­ llas fin as, divididas cerca de la base a p a re n ta n d o falsos v e r ti­ cilos. E sp ig u illas sostenidas p o r pedicelos fin a m e n te escabrosos (le n te ), 2-6-floras las m asculinas, 4-6-floras las fem eninas, a veces con u n a flo r ru d im e n ta ria en el ápice, de 1.5 cm. de la r ­ go; pedicelos de 1-10 mm. de la rg o ; ra q u illa de 1-1,5 m m ., con el a rte jo s u p e rio r el doble m ás larg o que el in fe rio r; g lu ­ m as lineal-lanceoladas, la in fe rio r de 8-14 m m . la s u p e rio r al­ go m ayor, violadas en la b a se ; glum ela (lem m a) fin a m e n te a rista d a , densam ente pubescente-lanosa en la flo r fem en in a, de 1.5 cm. de la rg o en el antecio in fe rio r, con a r is ta de m ás o me(1 ) dioica (= dioeca), variante ortográfica.


Aoevedo. -

LAS ESPECIES GRAMINEAS

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M aterial estudiado:

Chile: Prov. Santiago, Ñuñoa, leg. R. Acevedo, JII-1953 y IV-1954 (Sgo. 068546 et 071220). cultivada.— Prov. Arauco, Cordillera de Contulmo, leg. M. R. Espinosa, 111-1953 (Sgo. 0694961, eje. fem. Brasil: Brasilia meridionalis, leg. Sello Fototypus Arundo dioeca Spreng., ex herb. Berlin, U. S. N. h., 726083).— Ibid, iose. ex herb. Kew. (eje. citado por Stapf in op. cit.), eje. mase.— Proc. Est. do Río. Petropolis, Quitandinha, col. O. C. Gois e Octavio Data. 1948. A rgentina: Prov. Buenos Aires: J. A. de la Peña, Leg. et det. L. R. Parodi, 555, 11-1917 (ex herb. Parodi). O b s e r v a c ió n 1. — El nom bre correcto de esta planta es, al p arec e r, C ortaderia dioica (S preng.) Speg., ya que está basado en A ru n d o dioeca, que es el p rim e r nom bre empleado para ella. Sin em bargo, este binom io no puede ser tomado en considera­ ción p a ra los fines de p rio rid ad porque constituye un homóni­ mo p o ste rio r y C ortaderia dioica, basado en él, tiene que ser rechazado de acuerdo al Código Internacional de Nomencla­ tu ra B otánica. O b s e r v a c ió n 2.— C. selloana ha sido confundida en el país con C. araucana y C. speciosa. La p rim era se distingue poroue es u n a p la n ta m ás b aja, p o r su inflorescencia m enor y por las espiguillas y a ris ta s de sus antecios m a y o re s: la segunda se ale­ ja , a su vez, p o r la alb u ra de su inflorescencia, por sus espigui­ llas m enores y por sus lem m as cortam ente aristadas. (1) Es imposible fijar el límite exacto entre la lemma y su arista.


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Boletín del Museo Nacional de Historia N atural. Tomo XXVII (4) 1959.

6. C ortaderia araucana S ta p f. v a r . a r a u c a n a Lám . V II; F ig. 6 S ta p f, G ard. Chron. ser. 3, vol. 22: 396. 1897. Chile. V al divia, fem . L echler (613) ; fem ., P h ilip p i; Chiloé, m ase.. K ing. N u estro m a te ria l conviene con el tip o : las espiguillas fem eni­ n a s de éste son m enores que las m asculinas, sus flósculo~ m i­ den 20 mm. de largo, sus páleas 5 m m ., los estam inodios con m á j o m enos de las dim ensiones de los lodículos y ios. pelos lem m ales m iden 8 mm. de larg o — no 4 m m . según su a u to r— ; los antecios m asculinos alcan zan a 23 m m . de larg o , su lem m a es violácea h acia la base y posee m enos pelos — de 1.5-4 mm. de larg o — la p alea m ide 6-7 mm. y las glum élulas 1 / 3 - mm. C. S k o tts b e r g , Bot. E g r.. K ungl. Svenska V etensk., B. 56. N : o 5: 175. 1916. A ndines P atag o n ien .— R. R oivainen.. Obsev. so­ b re la veg. en los a lr. T erm as de C hillán, in An. Bot. Soc. Zocl.— Bot. Fem . V anam o, t. 5. N : o 4 : 18, 1934. Cortaderia, avila, CNees e t M even) S tap f- v a r. patagónica Süeg.. Nov. add. Fl. P a t., in An. Mus. N ac. B. A ires, t. V I I: iQá. 1902. Non r a r a in rn n e s tr'b u s secus O arren-teofú. aest, 1899-1900. No fn> consultado el tipo, pero su diagnosis concuer­ da con C ortaderia longicauda. Moorea aravra.na (S ta p f) Sta'of. in op. cit 1903 . TT 4 0 0 (o b ra no c o n su lta d a ), según Ind ex Kew., Supp!. II I. 1901-1905. C ortaderia lonoir.av'hj, H ack el. R ep ert. Sn. Nov. F 0^ 0 10: 169, 1911. Chile, oi-ov. V ald iv ia: P o p e r o Coigüe. Ip". P hilippi. .Tan. 1861. L as espiguillas típ icas sólo d ifieren de C. araucana p o r pus dim ensiones m enores. E l D r. F a c k e l. al p are ce r, no vio últim a nlan+a. a juze-ar " o r una lista de g ra m ín e a s reg is­ tra d a s p o r él y en la que no fig u ra C. araucana. D e s c . ORIG.: C ulm s r a th e r slen d er an d sh o rt, elongated i n ­ ternod es few , th e u p p erm o st over 1 fo o t long. B lades to 4 fe e t by 3 lines. P an icles oblong, erect, v e ry dense, % to 1 1 /4 foot by 2 to 21/2 lines, th e low est b ran ch es, to 5 inches lo ng; stra w to lig h t bronze coloured, lu stro u s, those of th e fem . m ore silky, otherw ise like th e m asc. S pikelets fo u r- to seven-flow ered, to 10 lines (exclusive a w n s ), glum es v e ry n a rro w , lin e a r, p ro d u ­ ced into a v ery fin e an d long acum en, th e low er 7 to 8 lines by 5 /8 line, th e u p p e r 8 to 8i/2 lines by % lin e ; valves lanceo­ late, long acu m in ate, 7 to 8 lines, h a iry in both sexes, b u t m ore in th e fem , h a irs 2 lines, m iddle-nerves e x c u rre n t in to a b ris ­ tle 3 to 5 lines long, stam inodes w ith s h o rt th ick fila m en ts, ab o u t 1 /1 0 line long, an d m in u te ru d im e n ta ry a n th e rs.


A cevedo. -

LAB E8PECIEB QRAMINEAS

Lamina VII

:tJtfy

Cortaderia araucaiia Stapf (Ejeraplar de Krause; Sgo. 063854)


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Boletín del Muaeo Nacional de Historia Natural. Tomo XXVII (4) 1959.

T ip o : C hile: V aldivia, L echler, 613; P h ilip p i; Chiloé, K ing. D ü s c r . e m e n d . : P l a n t a p e r e n n e , c e s p ito s a , c o n c a ñ a e r g u i ­ d a , d e m a s o m e n o s 1 .5 0 m . d e a l t u r a , p u d ie n d o a l c a n z a r a m á s a e Z m e t r o s e n x o rm a s r o b u s t a s — s u r a e l p a ís — , 5 - 6 - n o d e s : n u ­ c o s c a s ta ñ o s , g la b r o s , a e 1-4 m m . a e la r g o , o c u lto s e n t r e la s v a i ­ n a s ; H ite rn o ü io s o tr o s t a n t o s , e l s u p e r i o r d e lo s c u a le s d e m a s

Fig. 8.— C o r ta d e r ia a r a u c a n a Stapf A, Cotypus: Sgo. 071198 ; ejem plar de King, ex herb. Kew: 1, antecio mase, y 2, gineceo rudimentario. B, Cotypus; ejemplar de Philippi, ex herb. Kew; 1, antecio fem. y 2, gi­ neceo con las glumélulas y los estaminodios en la base. C, Typus a c. longicauda Hack., ex herb. Viena: 1, antecio íem. y 2, pa­ lea (tam. aum.).

r\ monile! Rft pmc. rio larcro. T-Tnias río^Has:. pc+riarlas, con v ai­ nas m a v n m nne lr><s internorlios. am arillo -v erd o sas o avellana-


A cevedo. —

L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

237

das (ocráceas p o r la desecación), a m enudo violáceas hacia la base o vellosas h a c ia los m á rg e n e s ; lígula de 3 mm. en las ho­ ja s su p erio res, m enores en las in fe rio re s; lám ina, verde-am ari1lenta o glauca en el haz, m ás clara en el envés, las m ayores de unos 80 cm. de largo p o r 7-10 mm. de ancho. P an o ja umunga, erp u id a , desinflora. la fem enina ocroleuca, m uy sedosa, la m as­ culina ocroleuco-avellanada o violácea, brillante, de 20-40 cm. de lartro, excepcionalm ente de 10 c m .; ram as escabrosas e h ir­ su ta s h acia los nudillos, tricótom as y desnudas inferiorm ente, siendo la m ed ian a de las 3 — la m ayor— de unos 25 cm. de la rg o ; ram illas te m a d a s o gem inadas, so litarias las superiores, florea­ das desde su base o m uy cerca de é sta ; inflorescencia mascu­ lina con ram ificació n m ás distanciada. E spiguillas sostenidas p o r pedicelos escabrosos (de m ás o menos 6 mm. de la rg o ), 4-6 (-3 -7 )-floras, de 2-2.5 cm, con glum as lineal acuminada--,, ente­ ra s o b ífid as en el ápice, com unm ente violáceas en la base, la in fe rio r de 11-16 mm. de largo p o r 1 mm. de ancho, la superior algo m a y o r; raq u illa de 1-2 mm. de larg o ; glum ela violada en ia base y con ab u n d an tes pelos de 7-8 mm. de largo, en el antecio fem enino, el in fe rio r de ellos, h a sta de 23 mm. de largo, incluso la a r is ta que generalm ente mide m ás de 5 mm. y es violácea o a m a rille n ta p o r la desecación: pálea largam ente ate­ n u ada h acia el ápice, m arcadam ente bidentada en los antecios in ferio res, con las caren as violáceas, de 4-6 mm. de lar^o: androceo de las flo res fem eninas rudim entario, con los estaminodios com unm ente co rtam en te filamemta.dos y con las an teras g ru esas, am arillen tas, de 1 /3 -Yo m m de la rs o : gineceo de 2.5-3.5 m m ; fru to ocráceo, de 2-2,5 mm. Esnifruiillas mascinHnas a.Vn m ayores que las fem eninas, m ás violáceas, con pelos lemmales de 3-4 m m ., con estam bres de 3-4 m m y gineceo rudim entario, oculto e n tre aquellos. N o m b r e s v e r n á c u l o s : C ortadera, cola de zorro. D i s t r i b u c i ó n g e o g r á f i c a y e c o l o g í a . — A rgentina y Chi­ le. E n este p aís en las cordilleras b ajas, desde la provincia de Ñuble h a s ta la de M agallanes; vegeta a orillas de los ríos y esteros, en los ñ ad is y cenizas volcánicas cerca de las playas, e n tre los 100 y los 1.850 m.s.m. M aterial estudiado: Chile. Prov. Ñuble: Termas de Chillán, a 1800 m. s. m„ leg. A. Pfisíer (6257), 10-11-1945 (Sgo. 069484), infl. fem.— Subte: camino entre Los Sauces y Las Tragedias, a 1400 m. s. m., leg. M. R. Espinosa, 19-1-1937 (Sgo. 069511).— Termas de Chillán, a 1200 m. s. m., leg. B. Sparre, verano de 1954 (Sgo. 069512).— Cordillera de la Polcura, leg. M. Ledezma, 1V-1954.— Río Diguillín, Los Lleuques, ipse, IV-1954.— Prov. Malleco Curacautín, Termas Río Blanco: el Toro, a 1200 m. s. m., leg. R. Acevedo, XII-1946— Ibid, leg. A. Vargas 11-1955 (Sgo. 07122S-7 Y 068479 Prov. A r a u c o , Lebu ,1sur faro, leg. M. R. Espinosa, III-1953. (Sgo. 068521 ).— Prov. Cautín. Pto. Saavedra: Boca del Budi, leg. M. R. Espinosa,


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B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a N a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1950.

11-1952 (Sgo. 068526) - 27), en la playa, morros de ceniza volcánica.— Pto. Ssavedra, leg. Pdre. A. Holiermayer (1958), 1-1959 (herb. H. Gunckel 7703).— ibid, ipse (Sgo. 071197).— Prov. Valdivia, leg. R. A. Philippi (.Cotypus, ex herb. Kew).— Ibid, ipse (Ty.pus a C. longieuda, ex hrb. Viéna).— Corral, leg. Krause, 1858-9 (Stgo. 063854 et 037221).— Valdivia: Los Guindos, a Valdivia: Huidif, ipse, 12641 et 12642).— Prov. Osorno: Ñadí de Puyehue, 100 m. s. m., leg. H. Gunckel (1877>-2), 28-1-1941 (herb. H. Gunckel).— leg. C. Reiche, 1-1905 (Stgo. 68480).— Prov. Chiloé, leg. Cap. King (Cotypus, ex herb. Kew: Sgo. 071198).— Ibid, leg. E. Labarca, 1-1952 (herb. H. Gunckel, 24679).— Prov. Aysén: Corcovado (Sgo. 068477), eje enano, con inflorescen­ cia de 10-20 cm de largo.— Eje. sin datos, det. C. Réiche sub Gylnerium argenteum (Sgo. 068478). Argentina. Gobernación de Neuquén: Estancia de Johnes, región mon­ tañosa cercana al Lago Nahuel Huapí, a 750 m. s. m„ leg. L. R. Parodi (15364), 7-II-1954; frecuente orilla ríos y suelos anegados; inflorescencia con. espiguillas monoicas.— San Carlos de Bariloche: Nahuel Huapí, leg. Dr. Otto Buchtien (160), 22-11-1905 (Sgo. 062673 y 045798), eje. femenino. O b s e r v a c ió n 1. — P la n ta v ariab le en cu anto al tam año, densidad y coloración de la in florescencia, dando origen p o r ello a d iversas fo rm as, cuyas e x tre m a s h a n sido co n sid erad as por los botánicos como dos en tid ad es d is tin ta s : C. araucana > —la fo rm a típ ic a — y C. longicauda — la fo rm a e n a n a— am bas de una m ism a localidad original. P o r o tra p a rte , ha sido c o n sta ta d a c ie rta d iscrep an cia en­ tr e el m a te ria l típico de d ichas fo rm a s y sus diag n o sis o rig i­ nales, y c ie rta an o rm alid ad sexual en alg u n a s fo rm a s m asculi­ n a s del m a te ria l nahuelhuapino, cuyos e je m p lares fem eninos — Stgo. 062673— son p e rfe c tam e n te norm ales p o r sus gran d es gineceos y sus glum elas a b u n d an tem en te p ilo s a s ; en cam bio los ejem p lares m asculinos — P a ro d i, 15364— son m a n ifie sta m en te an o rm ales y a que, ju n to con re u n ir las c a ra c te rístic a s de su sexo — g ran d es a n te ra s y pocos pelos lem m ales en sus an te cio s— poseen, adem ás, alg u n a s esp ig u illas m onoicas: el sexo fem eni­ no re p resen tad o p o r los 3 antecio s in fe rio re s — con g ran d es pistilos— y el m asculino p o r los 3 su p erio res, — con gran d es a n te ra s y dim inutos pistilos— se tr a ta , pues, de esp ig u illas diclinas m onoicas en u n a in florescencia diclina dioica. OBSERVACIÓN 2. — E s ta p la n ta h a sido co n fundida en el sur del país con C selloana, de la que d ifie re p o r su inflorescencia m enos pom posa y sedosa y p o r sus ó rg an o s flo rales m ayores, salvo los estam inodios que son c o rtito s. T am bién h a sido a tr i­ buida a C rudiuscula, pero é sta es u n a p la n ta m ás a lta, con es­ piguillas m enores y antecios m ás c o rta m e n te a rista d o s.


A cevedo. —

7.

L A S E S P E C IE S

G R A M IN E A S

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C ortaderia araucana var. fuenzalidae Acev. nov., var (1) F ig. 7, A y B.

A typo ob villosas vaginas fo lia re s ; ob sus curtiores spiculas e t ob stam in o d ia longiora quam glumel-lulas differt. M atjitípico: Chile. F';ov. O’H iggins, Depto. Rancagua, leg. B ertero , X -X I-1828; I b id : en tre R ancagua y las T erm as de Cauquenes, leg. C. Muñoz, X -1953; Ibid, leg. F. Sudsuky, X I-1955; P ro v . C u n e ó : P o tre ro G rande, leg. M. R. Espinosa, 5-XI-1943. D ifiere de la especie p o r su m ayor a ltu ra , pudiendo alcan­ z a r a m ás de 2 m m .; por la vellosidad d. sus vainas foliares in­ fe rio re s ; p o r su inflorescencia de 45-55 cm. de largo; por sus espig u illas m enorm ente a ris ta d a s ; por las páteas m ás común­ m ente en te ra s, de 4-5 mm. de largo y por los estam inodios m ás larg o s que las glum élulas, fluctuando en tre 1/3-1 mm. d e largo.

s-iff 7 A v B — A

-

C o r t a d e r ia a r a u c a n a

var. fuenzalidae nov. var.

esp ig u illa t a n . (Sgo. 069511); eje. de M. R. Espinosa; c ^ f l o s :e s tlem in o d F o s ^ ta T ilu m é lu la . en la base

N o m b r e s v e r n á c u l o s : Cola de zo rro ; caí rizo. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Y e c o l o g ía — Cordillera, desde

la p ro v in cia de O’H iggins h a sta la de L inares, entre los 160 y U)

Nombre dado en honor del Director del Museo y colaborador nuestro.


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B o l e t í n d e l M u s e o N a c i o n a l d e H i s t o r i a Ñ a t u r a l . T o m o X X V I I (4 ) 1956.

los 1.‘800 m .; vegeta a o rilla de los río s y esteros, en las regio­ nes volcánicas y te rre n o s arenosos y húm edos. M a te r ia l e s tu d ia d o :

Prov. O'Higgins, Rancagua: ad fossas et torrentum ripa, leg. Bertero, X-XI-1828 (Paratypus: Sgo. 0G8428); vulgo cortadera, cola de zorro; sub Arundo dioeca det. col.— Ibid, camino entre Rancagua y los Baños de Cauquenes, leg. C .Muñ'oz, X-1953 (Paratypus: Sgo. 069508), eje. mase, y fem.— Ibid, leg. F. Sudsuky, XI-1955 (Paratypus), infl. mase.— Ibid, leg. M. San Martín, XI, XI* 1955, infl. fem.— Proy. Curicó: Vichuquén, XII-1861, (Sgo. 037222, 063857-58), infl.— Curicó: Potrero Grande, leg. M. R. Espinosa, 5-XI-1943 (Holotypus: Sgo. 068531), fl.— Prov. Talca, leg. E. von Baer, verano de 1954.— Prov. Linares, Termas de Longaví, leg.: A. Castellanos, 18-1-1938 (Sgo. 068S30, ex herb. Mus. Arg. Cs. Nat.), infl. fem.— O b s e r v a c ió n 1. — P la n ta confu n d id a p o r D esvaux — in op. cit.— con G ynerium quila, de Nees et M eyen, especie n o rtin a bien d iferen ciad a de aquella p o r su m ay o r ta m a ñ o ; p o r su in ­ florescencia de ram ificació n c a p ila r; p o r sus espiguillas m eno­ re s (d.e 8-10 m m . de la rg o , no 16-20 m m .) y m ás pobres ( 3-4-floa s ; no 4-8-floras) y p o r sus antecios m ás c o rta m en te ei i'stados. No hem os visto la p la n ta de D esvaux, p ero su diagnosis coinside ex actam en te con n u e stro m a te ria l estudiado, no así el m a ­ te ria l citado p o r el m ism o, de N antoco y V alp araíso , el que, a ju z g a r p o r el área, corresponde a C. m d m sc u la . O b s e r v a c ió n 2.— N u e stra diagnosis h a sido b asad a sobre m a te ria l ran cag ü m o y curicano debido al d istin to estado de des­ arrollo de las inflorescencias, p o r u n a p a rte , y al incom pleto es­ tado de conservación de alg u n as m u e stra s, p o r o tra . A sí p o r ejem plo, el m a te ria l de C. Muñoz, b a sta n te com pleto, fu é reco­ lectado d u ra n te la a n te s is ; en cam bio el del P ro f. M. R. E sp i­ nosa, M. Sn. M a rtín y F . Sudsuky —-representado p o r la in flo ­ rescencia fem enina, el p rim ero , y la m asculina, los dos sig u ien ­ tes— se e n c u e n tra en com pleto estad o de m adurez.

8. C ortaderia araucana var. sk o ttsb e rg ii Acev. nov. v a r. (1) F ig . 8 y 9. A typo d iffe rt ob m aiorem esse, ob h a b itu m d istin ctu m inflorescen tiae sericeio ram e t p lu m o sio ra m ; ob spiculas ap ertio ra s quia rh ach illa g ra c ilio r et longior a rc u a ta q u e est, ob m ajorem lomgitudinem a rista e , haec lem m aque cum flexuosis p ilis e t ob stam in o d ia duplo longiora quam glum ellulae quae c irc ite r V2 mm. m e n su ra n ! (1)

Variedad designada en honor del Dr. Carlos Skottsberg, eminente bo­ tánico sueco que ha estudiado nuestras plantas.


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C.

GRAM IN EAS

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1,61 C" " Va<iC'' 'V '

m ás flo jas cm-rlinar8S maS ^ nchas que las basilares que son l mm e r i a , S f B- yf m “ y b rilla n te s = ]í? ula de más o menos m inas ai J inferiores, m ayores en las superiores- lám osa d i gunosa 5°nreS ^ ’f de la Sp' Panoja m u.v sedosa y pluS ° T ,de larg 0 ' Espiguillas muy abiertas, debicon lós a? eio s8Zl raqUj lla que es más aní?osta que la sp., cíones dp o lg° f n<íorvados y geniculados .en las articulaones, de 2,5-,. cm. de largo ; glum as muy agudas en el ápice,

Fig. 8.— Cortaderla araucana var. Skottsbergii. A, espiguilla mase.; B. palea; C, estambre (Holotypus; Sgo. 068474), (tam. aum.; ejemplar de C. Reiche. Fig. 9.— Cortaderia araucana var. Skottsbergii. A. espiguilla fern.; B, páleaj C, gineceo; D, androceo rudimentario con las glumélulas y la raquilla (Typus; Sgo. 068474); ejemplar de C. Reiche, (tamaño aument.)

la in fe rio r de 12-16 mm. de largo, la superior algo m ayor; lemm a con a ris ta m ás larg a que la s p .; a ris ta srewiculada. am a­ rille n ta en seco : peilos lemmafes flexunsos: pálea de 4,5- 7 mm. de la rg o ; glum élulas de l/>-2/3 mm. de largo ; androceo de las flo res fem eninas con largos y finos estaminodios, de más de 1 mm. de largo y gineceo de 2,5-3 mm. de largo ; antecio mas-


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B oletín del M useo N acional de H isto ria N a tu ra l. T om o X X V il (4) 1959.

c u l i n o c o n p e l o s l e m m a l e s d e 3-4,5 m m d e l a r g o , c o n p a l e a m ás l a r g a y a n c h a q u e la f e m e n i n a , e s t a m b r e s c o n a n t e r a s v i o l á ­ c e a s , d e 4 m m . d e la r g o , y p is t ilo m á s o m e n o s c o m o e l tip o . D i s t r i b u c i ó n g e o g r á f i c a y e c o l o g í a .— E ndém ica de la provincia de Chiloé c o n tin e n ta l; vegeta a orillas de los ríos, en la región defl Corcovado. M a t e r ia l

e s t u d ia d o :

Prcv. Chiloé: Coreovadc, ieg. C. Reiche,'' III (Stgo. 068474), eje: mase. O b s e r v a c i ó n .— Eista especie fu é recolectada p o r e l D r. C. Reiche, probablem ente en 1895, a ju z g a r p o r el m a n u sc rito q u e - la acom paña y p o r las publicaciones del m ism o botánico, relacio n ad as con las regiones ad y acentes — Yelcho y P a l e n a __ v isitad a s p e r é'l en dicho año y de donde cita, p recisam ente, Gu­ rí,erium argentertm (C. se llo a n a ), especie con la cual fu e con­ fu n did a la p la n ta en aquella ocasión.

SU M A RIO E l p resen te estudio es un exam en crítico de las especies del genero C ortaderia re g istra d a s en Chile, cuyo núm ero alcanza a 6 especies y 2 v aried ad es n u e v a s: C. a ra u c a n a v a r. fuenzalidae ■y C. a ra u c a n a v a r scottsb erg ii. — Poa n h ra g m ites, C o rta d e ria longicauda, C. quila v ar. p atag ó n ica y G ynerium a rg e n te u m v y p son nom bres caídos en la sinonim ia.


A c e v e d o . — L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

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„ „ „ „ „ „


A cevedo. —

L A S E S P E C I E S G R A M IN E A S

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IN D IC E D E LOS N O M BR ES C IE N T IF IC O S Arnpelodesm os B eauv.......................................... a u s tra lis B ro n g n .......................................... A ra n d o L ................................................................. dioeca S p ren g ................................................ dioica L o u r..................................................... kila S p re n g .................................................... pilosa D ’U rv .................................................. quila Mol......................................................... selloana S chult.............................................. Chasquea quila K u n th ..................................... C ortaderia S ta p f ................................................ araucana S ta p f ........................................... „ v a r. fuenzalidae nov. var. . ,, v ar. sko ttsb erg ii nov. var. . a rg é n te a (N ees) Sta¡pf .............. ......... atacam ensis (P h il.) P ilg .......................... dioica (S p ren g .) Sepg.............................. ju b a ta (L am .) S ta p f ............................. longicauda H ack ....................................... ■pilosa (D ’U rv .) H ack ............................... quila (N ees e t Mey.) S ta p f .............. „ v a r. p atagónica Speg...................... rúdiuscula S ta p f ....................................... selloana (Schult.) A schers e t Graebn. speciosa (N ees et Mey.) S tap f ......... G ynerium H um b. e t B onpl................................ arg en teu m Nees ....................................... „ v a r. a. p arv iflo ra D esv............ „ v a r. b. B. s tric ta Desv......... atacam en se P h il.......................................... dioecum D ali................................................. nanum P h il................................................... neesii Mey. ... pilosum (D ’U rv.) Macl. p u rpu reu m C arr. .. pygm aeum Mey .... quila Nees et Mey.

206 213 206 229 229 231 211 224 229 2 2 -t 208 234 239 240 232 225 232 228 234 211 228 234 220 229 215 208 231 217 220 225 231 215 220

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speciosum N ees e t Mey. .................................................. M oorea L em aire ........................................................................... a ra u c a n a (S ta p f) S ta p f .................................................. arg e n te a (N ees) L em aire ................................................ quila (N ees e t M ey.) S ta p f ........... '.............................. ru d iu scu la (S ta p f) S ta p f ................................................. speciosa (N ees e t M ey.) S ta p f ...................................... P hrag m ites T rin ............................................................................. Poa L ................................................................................................. p hrag m ites P h il.....................................................................

T erm inado d e Im prim ir

el 15 d e O ctubre 1959

215 208 234 231 228 220 212 206 206 206


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