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Nuevas candidaturas ciudadanas se abren paso en Euskadi

Marcha en San Sebastián para exigir juicio y castigo contra los culpables de la crisis.

Aitor Guenaga

Si alguien piensa que en el País Vasco las candidaturas ciudadanas para las municipales son un invento post movimiento 15-M es que desconoce por completo la sociología política de esta comunidad autónoma. Un país que tiene una enorme carga municipalista más allá de los partidos políticos tradicionales.

Solo hay que chequear los resultados de los pasados comicios para confirmar esta aseveración. En las elecciones de mayo de 2011 en total se presentaron en las tres provincias unas 108 candidaturas independientes. De ellas, un total de 98 consiguieron representación en sus respectivos municipios, y en algunos casos su candidato o candidata a la alcaldía logró la makila de mando para el mandato que ahora concluye, como en Etxebarri (Bizkaia).

En algunos sitios, como en los municipios de Añana (Álava), Sukarrieta (Bizkaia) o en Gaztelu (Gipuzkoa) 45 votos o incluso 28 fueron suficientes para obtener un edil independiente. Pueblos como Gorliz, Plentzia, Deba, Ataun, Zegama o Elciego tienen tradición de candidaturas independientes.

Loren Oliva es el alcalde del municipio vizcaíno de Etxebarri y encabeza la que probablemente es la candidatura ciudadana decana en Euskadi gobernando un ayuntamiento: seis legislaturas de manera ininterrumpida, incluida esta última. Este martes los integrantes de este grupo independiente, agrupados en La Voz del Pueblo (LVP) y ligada a Ikune, han presentado la plancha “y las propuestas” que llevarán para el 24-M en la casa de cultura del pueblo. Oliva, diplomado en magisterio en lengua extranjera, sustituyó cuando tenía 36 años al finalizar el anterior mandato a Pedro Lobato, profesor de matemáticas. LVP obtuvo en los pasados comicios 3.212 votos en un municipio de 9.171 habitantes.

“Lo que demuestra Ikune o nuestra candidatura es que se puede hacer buena política sin ser un profesional de la misma vinculado a un partido tradicional. Venimos a servir al ayuntamiento, no a servirnos de él”, subraya Oliva.

Pero hay una nueva ola de sesgo diferente que evidencia que lo que está pasando ahora en muchos municipios vascos sí es nuevo. Y en parte se explica por la irrupción de Podemos desde hace un año, al calor sobre todo de la desafección con los políticos profesionales, los efectos de la crisis, los recortes y la sensación de agotamiento de la política tradicional que se resume en aquel grito del 15-M: “¡Que no, que no, que no nos representan, que no!”.

¿Pero cómo se va a convertir esa indignación en representación política en nuestros 251 ayuntamientos del País Vasco? La cuestión no está nada clara, y menos con la atomización de papeletas que la ciudadanía va a encontrar en los colegios electorales el próximo mes de mayo. De alguna manera, en muchos municipios –algunos con población nada desdeñable como Getxo, la tercera ciudad vizcaína en población con 81.260 habitantes- la ciudadanía va a tener una eclosión de marcas similar a la que se encontró la generación que votó por primera vez en democracia a la salida del franquismo.

Y con las características de población tan diferentes que existen en Euskadi. Cada uno de los tres territorios de la comunidad autónoma tiene un sello propio. Así, mientras en Álava el 94% de los pueblos tiene una población de menos de 5.000 habitantes, esa proporción baja a los dos tercios en el caso vizcaíno y se sitúa en el 64% en el caso de los municipios de Gipuzkoa.

Lo cierto es que esa atomización pudo no ser así, pero los tiempos de estructuración política en Euskadi de Podemos –que no ha tenido estructura municipal hasta enero y a nivel de Euskadi hasta febrero- han marcado la articulación de las nuevas candidaturas.

Lo sabe bien el coordinador de Ikune, Álvaro Barrios, que mantuvo una interlocución directa con los dirigentes de Podemos a nivel nacional en la que tras explicar su proyecto de movimiento independiente, horizontal, participativo y asambleario, obtuvieron el apoyo del partido de Iglesias. “Nosotros pusimos la organización como instrumento, pero la respuesta de la gente de Podemos aquí ha sido muy decepcionante”, se queja Barrios, ante lo que considera una falta de respuesta y “ninguneo” de la formación que lidera en Euskadi Roberto Uriarte.

“Ikune es lo que Podemos dice que quiere ser y Podemos no es lo que dice ser”, concluye el portavoz de Ikune, que considera que el proyecto de independencia de Ikune, su principal seña de identidad, se mantendrá e intentará dar la sorpresa en municipios como Getxo, Plentzia, Llodio o en la capital alavesa con la opción Gastoria Gasteiz-Vitoria. Una oferta que competirá con la agrupación de electores que apoya Podemos, pero también con Irabazi-Ganemos-Gasteiz, otra plataforma impulsada por los partidos Ezker Anitza y Equo. Una atomización del voto que sin duda diluirá las posibilidades de esas opciones ciudadanas de obtener representación en el consistorio que ahora dirige el popular Javier Maroto.

Poso agridulce

La otra marca, como Podemos, más vinculada a una iniciativa ciudadana social y política pero impulsada por partidos políticos de cierta tradición como Ezker Anitza o de nuevo cuño como Equo, es Irabazi-Ganemos. Lanzada hace meses, antes de que Podemos se articulara en Euskadi, ha logrado llegar a acuerdos en algunos municipios –muy pocos, aunque algunos muy significativos como Bilbao, a expensas de ratificación definitiva- con el partido de Roberto Uriarte. Es el caso también de Renteria o Amorebieta, a falta de lo que finalmente pueda pasar en las conversaciones que mantienen con la gente de Podemos en Getxo.

El portavoz de Equo en Euskadi, José Ramón Becerra, ha coordinado las negociaciones en los diferentes municipios con Podemos. Y le queda un poso agridulce. “Hemos encontrado cierta soberbia inicial, no en todas las negociaciones porque no sería justo generalizar. Podemos ha llegado muy tarde a todo esto. Hasta enero-febrero no tenía estructura. Y conforme pasaban las hojas del calendario se han dado cuenta de las dificultades que tiene buscar firmas para presentar agrupaciones de electores. Y que aunque te hayan votado 2.000 personas en las europeas en no sé qué pueblo, luego ves que la gente que trabaja son 20 y diez los que se comprometen de verdad en el día a día”.

La carrera por lograr ese voto indignado ha comenzado. En pocas semanas, a mediados de abril, deberán cristalizar las ofertas en la Junta Electoral. A partir de ahí, comenzará la competición pueblo a pueblo por llenar las urnas de papeletas ciudadanas ajenas a los partidos tradicionales.

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