Uribarri entre dictadura y
democracia: dinamismo y cambio
social
Raúl López Romo
Departamento de Historia Contemporánea.
Universidad del País Vasco/E.H.U.
La Gaceta del Norgación. Después de la muerte de Franco, sólo El Correo Español-El Pueblo Vasco supo adaptarse a una sociedad inmersa en el cambio y que buscaba vivir en democracia.
Palabras clave: Periódicos, franquismo, guerra civil, Bilbao
Bilboko prentsa frankismoan
La Gaceta del Norte, El Correo Español-El Pueblo Vasco eta Hierro jaun eta jabe
izan ziren ia 40 urtez Bilboko eguneroko albisteak ematen. Lehenengo biak pribatuak
ziren eta hirugaria izan zitasco izan zen garai berrietara, aldaketetan murgilduta eta
demokrazian bizi nahi zuen gizartera egokitzen jakin zuen bakarra.
Giltza hitzak: Egunkariak, frankismoa, gerra zibila, Bilbo.
The Bilbao press during the Franco regime
La Gaceta del Norte, El Correo Español-El Pueblo Vasco and Hierro were the newspapers that guidethe threeaperture was restricted by subsequently promulgated regulations. After the death of Franco only El Correo Español-El Pueblo Vasco was able to
adapt to a society immersed in change and that aspired to democracy.
Key words: Newspapers, Francoism, Civil War, Bilbao.
RAÚL LÓPEZ ROMO
1. INTRODUCCIÓN
El propósito de este trabajo es rastrear los orígenes y el desarrollo de diferentes vehículos de cohesión del tejido social en el barrio de Uribarri, tales
como la parroquia de la Aneja, la Asociación de Familias Gure Etxea-Nuestra
Casa o el Uribarriko Euskal Kultur Taldea (Grupo de Cultura Vasca de Uribarri). Nos detendremos en el análisis de las iniciativas que proponen. Exploraremos el contenido de las reivindicaciones (cuando las hubiera), comprobando su evolución a lo largo del tiempo.
Se trata de lanzar sobre una etapa de nuestra historia reciente una mirada
desde abajo. Y además, una mirada micro. Esto quiere decir que estudiaremos
el ámbito de lo local, pero sin ánimo de entenderlo como algo aislado, sino
en conexión con los diferentes hitos históricos que van salpicando el periodo.
Es un vía que debería aproximarnos a los sujetos y a sus inquietudes, dando
a estas páginas contenido humano. Pongamos un ejemplo concreto. El estudio de la Transición ya cuenta con una importante batería de textos que se
centran en los avatares de la llamada “alta política”1. En estos libros se suele
destacar los nombres de Adolfo Suárez, Juan Carlos I o Felipe González. Pero
el protagonismo de la Transición no sólo corresponde a una serie de figuras
públicas estelares, omnipresentes en los medios de comunicación.
La sociedad, frecuentemente, no permanece muda e impasible, esperando
a refrendar con el voto (su único papel) una realidad que le viene dada desde
arriba. En este sentido, es de agradecer que también vaya apareciendo una
cada vez más copiosa bibliografía que se centra en la incidencia que tuvieron
sobre el devenir de la época los diferentes movimientos sociales: trabajadores, ecologistas, feministas, gays y lesbianas, objetores de conciencia, dentro
de la Iglesia católica, etc.2 Entre estos colectivos, el llamado movimiento ciudadano o vecinal podría ser el más cercano al caso concreto que nos ocupa.
Pero sin olvidar que en Uribarri también hubo células de partidos políticos o
un Comité Antinuclear.
Relacionado con esto último, hay otro tipo de vida social que llamaremos
informal. No está integrada en organizaciones, sino que se concentra alrededor de cuadrillas de amigos, tabernas, tiendas de ropa o de comestibles, el
1 Dentro de la historiografía, las más conocidas, aunque no las únicas, son las obras de
SOTO, Á., La transición a la democracia. España, 1975-1982, Alianza, Madrid, 1998; TUSELL, J.,
La transición española a la democracia, Historia 16, Madrid, 1999; y del mismo autor, La transición a la democracia (España, 1975-1982), Espasa, Madrid, 2007.
2 Por ejemplo, en TRUJILLANO, J. M.ª; y DOMÍNGUEZ, P. (eds.): La crisis del franquismo y
la transición. El protagonismo de los movimientos sociales. Actas de las VI Jornadas Historia y
Fuentes Orales, Ávila, Fundación Cultural Santa Teresa, 2003.
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URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
mercado de abastos de la calle Trauko3... Rara vez deja documentación escrita como testimonio de su existencia. Su flujo, por tanto, es difícil de atrapar.
Pero también lo consideramos importante de cara a fomentar esos vínculos de
pertenencia al barrio al que nos venimos refiriendo.
En el empeño de construir esta historia es valioso poder contar con diferentes fuentes: recortes de prensa, documentación interna de las organizaciones (estatutos, carteles, panfletos), o entrevistas con los protagonistas directos.
Algunos de éstos han visto pasar casi todo un siglo por delante de sus ojos.
Sirva esto para subrayar que en este trabajo el barrio lo conforman, más que
los bloques de viviendas comprendidos dentro de las líneas trazadas en los
fríos planes administrativos municipales, las personas que habitan en él y se
sienten parte de una colectividad más amplia que, por ejemplo, la familiar.
Esas personas arrastran consigo un amplio bagaje de experiencias. En muchos
casos, aportan vivencias que vienen de lejos: de otros lugares de Bizkaia, del
País Vasco o de España (Castilla, Galicia, Andalucía, Extremadura...); y de
otros tiempos, que para algunos (sobre todo para los más jóvenes) son tan
lejanos ya como las calamidades de la Guerra Civil, la autarquía, el hambre y
el racionamiento de los años 40.
Nos vamos a adentrar en una época perteneciente al pasado cercano, pero
ya diferente del presente. Una época con unas características urbanísticas,
sociales y económicas, e incluso con un vocabulario político en buena medida significativamente distinto del actual. Por tanto, se trata de captar a lo largo
del tiempo procesos de cambio y estabilidad para aprehender el pasado en
sus propios términos4. Todas las cosas que se hacían, pongamos por caso,
entre 1960 y 1980, no avanzaban en la dirección de lo que ahora somos. En
realidad, aquellas cosas tenían valor y sentido por sí mismas.
En el seno de las ciencias sociales existe un vivo debate sobre la subjetividad del investigador, sobre la naturaleza y la validez del conocimiento que
generamos y, relacionado con esto, sobre conceptos colocados en la picota,
3 Mercado abierto en 1968. La fecha en AGIRREAZKUENAGA, J.; y SERRANO, A., Viaje por
el poder en el Ayuntamiento de Bilbao. Bilboko Udal agintean barrena, 1799-1999, Ayuntamiento de Bilbao, Bilbao, 1999, p. 129. Más sobre las diferentes vías de sociabilidad durante el tardofranquismo en PÉREZ PÉREZ, J. A., “La configuración de nuevos espacios de sociabilidad en el
ámbito del Gran Bilbao de los años 60”, en Studia Histórica. Historia Contemporánea, 18 (2000),
pp. 117-147. También ROMERA, J. C., “Del vecindario tradicional a la periferia industrial de Bilbao. El barrio de nuevo cuño de los sesenta”, en Bidebarrieta, 15 (2004), p. 352.
4 La historia urbana cuenta en el País Vasco con reputados investigadores (Beascoechea,
Novo, González Portilla...). La revista Historia Contemporánea, 24 (2002) incluye un dossier sobre
el tema, lo que da fe del interés y la actualidad de la cuestión. Pero, sin pretender inmiscuirnos
en terrenos (demografía histórica, arquitectura...) que nos son ajenos, abordamos el tema de Uribarri desde nuestra especialidad: la historia social.
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como verdad o realidad. Pretender aproximarnos de la forma más fiel posible a lo que sucedió no obsta para confesar sin rubor que el que suscribe, además de historiador, es vecino de Uribarri. Se trata de conciliar ambas facetas a
través del esfuerzo por historizar unos hechos que seguramente vivieron en
primera persona algunos de los protagonistas entonces, ahora lectores.
2. URIBARRI, ¿EN LA PERIFERIA?
Bilbao es una villa de contrastes. A Bilbao se le llama el bocho porque es
una población asentada a lo largo de un valle estrecho, en la cuenca del bajo
Nervión, entre montañas que comprimen y condicionan su fisonomía. La periferia la forman, en buena medida, los barrios de lo que ha sido llamado el
“anillo obrero”5, que escalan las laderas de montes como Banderas, Pagasarri,
Artagan o Arraiz. Uribarri es uno de esos conjuntos de bloques de viviendas
más o menos agrupados.
Fig. 1.- Detalle de la zona en 1943.
Fuente: Archivo de Urbanismo de Bilbao (AUB).
Uribarri en euskera vizcaíno significa “nuevo poblado”. El barrio se asienta en una meseta “sobre un plano inclinado del 10-15%”, en la falda del monte
5 URRUTIA, V., “Evolución territorial y urbana” en AGIRREAZKUENAGA, J. (dir.), Nosotros,
los vascos. Gran atlas histórico de Euskal Herria, Lur, Bilbao, 1995, p. 504.
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URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
Artxanda, separado de la vega de la ría por un escalón más pendiente6. Sus
terrenos formaron parte de la vieja anteiglesia de Begoña. En 1870 el municipio de Bilbao se anexionó parte de la misma: la zona de Castaños, Campo
Volantín y Huertas de la Villa. La anexión completa data de 1925.
Durante el período de la II República, hacia la década de los años 30, nos
encontramos en la ladera de Artxanda con un espacio semi-rural. En ese contorno figuraba la fábrica de Echevarria (dedicada a la “fabricación de aceros
finos y especiales” y que entonces contaba con unos 1.300 trabajadores7), un
convento de la orden de las Carmelitas Descalzas y las cooperativas “de casas
baratas” de Ciudad Jardín y de Barrio Zurbaran8. Ahora bien, predominaban
las casas de labranza diseminadas (tales como Estarta, Celeminchu, Goicoeche...), las campas y una red de caminos vecinales9. Algunos de esos viejos
caseríos han dado nombre a vías urbanas en la actualidad: Trauko, Tutulu o
Larrazabal.
De entre esa serie de elementos existentes en la zona de Uribarri vamos a
detenernos en la iglesia de la Sagrada Familia, más conocida como la Aneja
de San Nicolás, que fue inaugurada en 191710. Pronto se convirtió en un
importante referente de sociabilidad dentro del barrio. Sirva esto para resaltar
la relevancia de las parroquias como creadoras de “cierta base social mínimamente organizada”11, concretamente bajo la dictadura franquista.
3. LA ANEJA: HISTORIAS DE VIDA QUE CONFLUYEN
La Aneja era un lugar útil para el culto religioso de la comunidad de creyentes católicos del barrio, pero también para reuniones sociales convocadas
bajo diferentes excusas. En los grupos y locales de la iglesia se crearon
muchas parejas y amistades. Fruto de las inquietudes musicales de parte de
6 Los datos en AYUNTAMIENTO DE BILBAO, Resumen de información. Plan General de
Ordenación Urbana, Oficina Municipal del Plan General, Bilbao, [s. f.], p. 25.
7 En ALONSO OLEA, E. J., “Begoña y su puerto de Bilbao. Historia de una anteiglesia”, en
PÉREZ PÉREZ, J. A. (coord.), Bilbao y sus barrios: una mirada desde la historia, Ayuntamiento,
Bilbao, 2007, Vol. II, p. 183.
8 Sobre las mismas vid. los trabajos de DOMINGO, M.ª M., “Los orígenes de la Ciudad Jardín
Bilbaína: la aventura de construir una barriada de... ¿Casas Baratas?”, en PÉREZ PÉREZ, J. A.
(coord.), Bilbao y sus barrios: una mirada desde la historia, Ayuntamiento, Bilbao, 2007, Vol. II,
pp. 13-46; y sobre Barrio Zurbaran en este mismo volumen.
9 Archivo de Urbanismo de Bilbao (en adelante AUB). Plano del año 1930.
10 IRURETAGOYENA, J. (coord.), El orfeón de la Sagrada Familia y la familia cantora de la
Aneja, [s. n.], Bilbao, [s. f.], p. 18.
11 URRUTIA, V., El movimiento vecinal en el área metropolitana de Bilbao, IVAP, Oñati, 1985,
p. 119.
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los feligreses, en 1956 se fundó en la Aneja un Coro. Bajo la batuta del párroco Iñaki Garmendia, el Coro se desarrollaría ya como un Orfeón que llegó a
contar con 100 miembros. Del Orfeón surgió a principios de los 60 otro grupo:
un doble ochote llamado Beti Lagunak (Siempre Amigos)12. Aparte, la iglesia
fue un punto de encuentro para grupos de jóvenes que hacían misas de juventud, convivencias, juegos, excursiones al monte los domingos y guateques los
sábados a la tarde, animados con tocadiscos y con bailes a lo agarrado, vigilados discretamente para que nadie se propasara.
Los jóvenes también formaron grupos de debate, dinamizados por curas.
En su seno pronto comenzó a hablarse de derechos humanos, haciéndose
comparativas con la situación imperante. Aparte, en la Aneja durante la dictadura se creó el grupo de danzas folclóricas vascas Aurrera (Adelante). Se le
puso un nombre en euskera para remarcar la identidad de sus miembros13. La
Aneja tenía una pantalla de cine y un frontón de pelota, donde entrenaban
chavales y se celebraban campeonatos. Había un salón para adultos, con billares, con mesas para entretenerse jugando a cartas, ajedrez, damas o dominó.
Durante un tiempo existió una escuela de teatro, se hacían fiestas y comidas
populares, se contrataban guitarristas y se organizaban espectáculos variados.
Para acercarnos un poco más a lo que supuso la Aneja puede ser interesante seguir brevemente la pista de una serie de personas que en algún
momento de sus vidas recalaron allí. Txetxu Benes nació en Bilbao en 1940.
Desde su primera infancia vivió en Uribarri, primero en la Cooperativa de los
Doce Amigos y posteriormente en la parte alta de la calle Uribarri. Por tanto,
formó parte de esa minoría que conoció el barrio tal y como era antes de la
edificación masiva de los años 60. Txetxu Benes era nacionalista vasco militante. Durante la Transición participó en las primeras comisiones pro-amnistía
del barrio y en la fundación del Uribarriko Euskal Kultur Taldea14. Pero
muchos años antes, durante su infancia y juventud, también había pasado por
la Aneja. Allí acudía a jugar a futbolín y a ping pong, allí hizo la catequesis y
formó parte del citado grupo de danzas Aurrera.
Felisa López Langa, en cambio, llegó a Uribarri tiempo más tarde que Txetxu Benes, en los tiempos del desarrollismo. Procedía de un pequeño pueblo
del sur de la provincia de Burgos. Con ella también irían llegando, de forma
escalonada, decenas de vecinos de las localidades de la comarca y gran parte
de su familia: marido, hijos, hermanos...15. Igual que ellos, miles de inmigran-
12
13
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15
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IRURETAGOYENA, J. (coord.): El orfeón de la Sagrada Familia... op. cit., pp. 11, 19 y 78.
Entrevista con Txetxu Benes Fernández. Bilbao, 30-10-2007.
Ibídem.
Entrevista con Felisa López Langa. Bilbao, 10-10-2007.
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tes buscaron nuevas oportunidades en un Gran Bilbao industrial rebosante de
empleo. Cuando se desarrolló la AAFF Gure Etxea, muchos de los miembros
eran hijos de aquellos que llegaron durante las décadas de los 50 y 60. Casi
todos confluyeron en la iglesia de la Aneja en algún momento de sus vidas.
Algunos compartieron varios años de su juventud en los grupos dinamizados
por Lucio Azkoaga.
Lucio Azkoaga nació en Zalla justo el año en que acabó la Guerra Civil.
Con 23 años fue al seminario y, cuando le ordenaron sacerdote, marchó a una
parroquia en Romo. Antes de recalar en Uribarri, donde estuvo entre 1969 y
1973, residió durante varios meses en el Vaticano y en Suiza. En el país helvético conoció algo que le marcaría: el fenómeno de la emigración. A partir
de ahí su intención fue trasladarse a una parroquia de una zona obrera, ya que
“lo único que me justificaba seguir siendo cura era en la medida en que yo
podía ponerme al lado de la gente más necesitada”16.
Para los que estaban dentro de la estructura eclesiástica, ser cura suponía
formar parte de una elite ideológica y disfrutar de un reconocimiento social,
de un cierto estatus. Eran referentes importantes dentro de la comunidad,
tanto desde un punto de vista religioso como social. Eran los confesores para
muchos vecinos. En el caso concreto de curas de la Aneja como Iñaki Garmendia o Lucio Azkoaga, además de ser hombres de Iglesia eran conocidos
antifranquistas. Este último llegó a recibir llamadas telefónicas anónimas, insultos de todo tipo y amenazas de muerte por parte de ultraderechistas17. Iñaki
Garmendia también recibió periódicas “visitas” de la Policía durante su estancia en la Aneja18. No fueron hechos aislados. Por ejemplo, durante los últimos
años del franquismo y los primeros de la Transición los Guerrilleros de Cristo
Rey se dedicaron, entre otras cosas, a amedrentar a curas obreros19.
4. ANTIFRANQUISMO DENTRO DE LA IGLESIA
El historiador Juan Pablo Fusi habla, de forma muy expresiva, del impacto
que ejerció sobre el régimen dictatorial “la deserción de la Iglesia”20. En septiembre de 1968 el Obispado de Bilbao se vio impelido a publicar una nota
16
Entrevista con Lucio Azkoaga Alcalde. Madrid, 30-09-2007.
Ibídem.
18 IRURETAGOYENA, J. (coord.), El orfeón de la Sagrada Familia... op. cit., p. 32.
19 GONZÁLEZ CUEVAS, P. C., “Política de los sublime y teología de la violencia en la derecha española”, en JULIÁ, S. (dir.), Violencia política en la España del siglo XX, Taurus, Madrid,
2000, pp. 141-143.
20 FUSI, J. P., “La reaparición de la conflictividad en la España de los sesenta”, en FONTANA,
J. (ed.), España bajo el franquismo, Crítica, Barcelona, 1986, p. 167.
17
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de prensa recordando a sus curas que “es obligatorio atenerse al temario de
predicación señalado”. Lo advertía “ante la «anarquía» de algunas predicaciones”21. Eran fechas convulsas: “en la sede bilbaína, la credibilidad de su obispo [Pablo Gurpide], a la altura de septiembre de 1968, estaba francamente a
la baja”22. El motivo, sobre todo, era “su actuación al dictado del sistema político vigente”23. Durante 1968 se produjo “la aparición pública del grupo
Gogor, el encierro en el seminario de Derio y la creación de una cárcel especial para sacerdotes en Zamora”24.
La oposición de una parte considerable de la Iglesia se reprodujo en
muchos lugares del País Vasco y de España25. En Bilbao, además del conocido episodio protagonizado por el obispo Antonio Añoveros (amenazado de
expulsión de España por las autoridades franquistas debido a la publicación
de una pastoral considerada subversiva en 1974), es significativo el caso de
Javier Angulo, explicado por Joseba Egiraun y Javier del Vigo. Angulo fue un
cura de Rekaldeberri “profundamente ligado al barrio y a sus movimientos
sociales, entre ellos, a los núcleos que luego dieron carta legal a la Asociación
de Familias”26. Entre otras cosas, Angulo fue director del periódico “Recaldeberri”. Más en general, José M.ª Maravall y Julián Santamaría expusieron cómo,
en toda España, “se censuraban los sermones de algunos sacerdotes y las actividades políticas de otros los condujo a la cárcel”27. Así se castigaba de forma
ejemplarizante a un sector que había dado la vuelta a aquel apoyo que la
mayor parte de la Iglesia brindó a los golpistas del 39.
En la Aneja había un centro de la Hermandad Obrera de Acción Católica
(HOAC). Precisamente, según recuerda Valeriano Gómez Lavín (militante de
21 El Correo Español. El Pueblo Vasco (en adelante simplemente El Correo), 14 de septiembre
de 1968.
22 BARROSO, A., Sacerdotes bajo la atenta mirada del régimen franquista. Los conflictos
sociopolíticos de la Iglesia en el País Vasco desde 1960 hasta 1975, Desclée de Brower, Bilbao,
1995, p. 281.
23 Ibídem, p. 281.
24 GURRUCHAGA, A., El código nacionalista vasco durante el franquismo, Anthropos, Barcelona, 1985, pp. 331 y 343.
25 Sobre el papel de la Iglesia en la oposición antifranquista se ha escrito mucho. Para Fusi,
la conflictividad del tardofranquismo tuvo “una manifestación cuádruple: laboral, estudiantil,
regional y eclesiástica”, en FUSI, J. P., “La reaparición de la conflictividad...”, art. cit., p. 161. Recoge la idea y la desarrolla para el caso del País Vasco BARROSO, A.: op. cit.
26 EGIRAUN, J.; y VIGO, J. del, “Rekaldeberri: desarrollismo y movilización vecinal”, en
MARTÍNEZ RUEDA, F. (coord.): Bilbao y sus barrios: una mirada desde la historia, Ayuntamiento, Bilbao, 2007, Vol. I, p. 130.
27 MARAVALL, J. M.ª; y SANTAMARÍA, J., “Crisis del franquismo, transición política y consolidación de la democracia en España”, en Sistema, 68-69 (1985), pp. 87 y 88.
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la HOAC y de la USO), la llamada “Comisión Provincial Obrera de Vizcaya” se
creó en una reunión a la que él mismo asistió, celebrada a iniciativa de núcleos obreros cristianos en un salón de la Aneja en 1962. A esa asamblea acudieron en torno a 150 personas, jurados de empresas y enlaces sindicales
representantes de diversas tendencias opositoras y de diferentes factorías,
entre ellos trabajadores de Echevarria28. Tal Comisión fue uno de los gérmenes de las futuras CCOO. Nació, bajo unas condiciones de estricta clandestinidad, pretendiendo unificar la respuesta de los trabajadores ante la represión
policial y empresarial de las huelgas29. Así pues, no se trata sólo de que los
curas dejaran en momentos puntuales los locales parroquiales para celebrar
reuniones del PCE o de otros partidos antifranquistas. Es que además, dentro
de esas iglesias, miembros de diferentes colectivos (especialmente de la HOAC
y de la JOC, la rama juvenil) trabajaron a partir de los años 50, desde un ideario cristiano y obrerista, en favor de los más humildes y en contra de las consecuencias de la dictadura.
Al margen del papel jugado por estas organizaciones, a título individual
también se produjeron actos simbólicos de oposición antifranquista en el seno
de la Aneja. Por ejemplo, hubo una gran carga emotiva en sucesos que se
desarrollaron en las fechas del Proceso de Burgos, un Consejo de Guerra
sumarísimo contra 16 personas acusadas de tres asesinatos y de militar en ETA.
Lucio Azkoaga tenía una información directa de la marcha de los acontecimientos, porque se reunía semanalmente con Pedro Ibarra, uno de los abogados defensores. Dice Lucio Azkoaga que “en aquel momento yo entendía
que había que apoyar a esta gente, no tanto por su ideología nacionalista
cuanto por el tema de que no tenía libertad para expresar de otra manera sus
ideas”30.
A principios de diciembre de 1970, coincidiendo con las fechas del desarrollo del juicio y siguiendo las consignas de movilización lanzadas por las
organizaciones de la oposición antifranquista, hubo paros en decenas de
empresas, incluida Echevarria31. Por lo que respecta a la Iglesia, tanto en Vizcaya como en Guipúzcoa “la protesta ante el Consejo de Guerra fue general.
A los encierros en las iglesias se unieron las colectas, los comentarios en homilías y las reuniones sacerdotales para publicar documentos contrarios al jui-
28
Entrevista realizada a Valeriano Gómez Lavín por José Antonio Pérez Pérez.
GÓMEZ LAVÍN, V., Pequeños relatos de grandes gestas del nuevo movimiento obrero de la
pos-guerra, memorias inéditas. Aprovechamos para agradecer a José Antonio Pérez que nos facilitara estos materiales.
30 Entrevista citada con Lucio Azkoaga.
31 IBARRA, P., El movimiento obrero en Vizcaya: 1967-1977. Ideología, organización y conflictividad, UPV, Bilbao, 1987, pp. 160-165.
29
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cio”32. El día en que se daba a conocer la sentencia, Iñaki Garmendia y Lucio
Azkoaga dijeron públicamente que, al acabar la misa en la Aneja, iban a cantar una canción. Todo el mundo podría identificar su segundo significado, porque era bastante explícito:
El pueblo gime en el dolor, quiere resurgir.
Moisés profeta de Israel, va a librarlo al fin.
Oye, Padre, el grito de tu pueblo.
Oye, Padre, manda al Salvador.
La marcha es dura, recio el sol, lento el caminar,
pero un profeta al frente va, dando aliento y paz.
Oye, Padre, el grito de tu pueblo.
Oye, Padre, manda al Salvador.
En tiempos de esclavitud dijo Dios a Moisés:
Vete, vete, dile al faraón
que mi pueblo será libre porque lo quiere Dios
El pueblo tuvo libertad porque lo quiso Dios,
así les demostró Yahveh que era su Señor.
Vete, vete, dile al faraón
que mi pueblo será libre porque lo quiere Dios33.
Dos de los acusados en ese proceso eran sacerdotes. Seis de los dieciséis acusados fueron condenados a la pena capital. Pero ese día el mensaje de la canción se pudo escuchar en una parroquia repleta de público, ante un millar de
personas. En medio de un silencio solemne. La metáfora latente era fácilmente
identificable. Entre líneas, el faraón que oprimía a los judíos se asimilaba al caudillo de España: Franco. Además, se albergaba la fe en que el pueblo de Israel,
es decir, el pueblo vasco en este caso, se sacudiría el yugo para ser libre34.
No por casualidad, las mismas estrofas se entonaban en ciertas celebraciones litúrgicas en Chile, bajo la dictadura de Augusto Pinochet, tras el golpe de
Estado militar de 197335. Es decir, prácticamente al mismo tiempo que en
España. El mensaje, tanto a un lado del Atlántico como al otro, pretendía ser
que la religión, que la fe, también estaban al servicio de la libertad. Que lo
32 BARROSO, A., op. cit., p. 357. Anabella Barroso recuerda que sólo en Vizcaya “hubo homilías sobre el juicio de Burgos en parroquias de Durango, Santurce, Bilbao (El Carmen, San Antón,
El Carmelo)”, y así un largo etcétera; en Ibídem, p. 357, en nota.
33 Entrevista citada con Lucio Azkoaga.
34 Ya durante el último tercio del siglo XIX, en un contexto muy diferente al vivido bajo la
dictadura franquista, la literatura fuerista había cultivado “la imagen del pueblo vasco como
nuevo Israel sufriente”, según recoge JUARISTI, J., El linaje de Aitor: la invención de la tradición
vasca, Taurus, Madrid, 1987, p. 84.
35 PUGA, M., “Los Vía Crucis de las Comunidades Cristianas”, en ALDUNATE, J.; et al., Crónicas de una Iglesia liberadora, Lom ediciones, Santiago de Chile, 2000, p. 131.
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URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
social era un elemento salvador para el hombre. Que la justicia era algo que
salvaba incluso religiosamente36.
5. EL IMPACTO DEL DESARROLLISMO
Lucio Azkoaga encontró en la Aneja la parroquia que buscaba. Era una iglesia que estaba ubicada en un barrio predominantemente obrero. Entre la segunda mitad de los 50 y la década de los 60 habían ido apareciendo en Uribarri las
calles de los montes Oiz, Arno, Ízaro, Calixto Leguina, las travesías de Uribarri,
Tutulu, etc37. Durante esos años se dio una intensa migración, un auténtico
éxodo desde las zonas rurales hacia las zonas industriales de Madrid, Barcelona, Bilbao...38 En este último caso “a partir de 1960 se produce la «explosión» del
Bilbao periférico”, del Bilbao “de los barrios”39. La siguiente tabla refleja las
cifras de inmigrantes llegados y de emigrantes salidos del municipio de Bilbao
entre 1954 y 1964. Ahora bien, tengamos en cuenta que los cambios no impactaron meramente en el ámbito de lo local, sino que ese proceso tuvo alcance y
repercusiones a nivel de toda España40. El fenómeno conocido como «desarrollismo» conllevaría unas inmediatas consecuencias sociales.
Cuadro 1.
Año
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
Inmigración
6.330
7.194
6.128
14.530
8.300
9.654
5.706
9.459
14.012
14.170
12.396
Emigración
1.879
1.964
1.825
2.670
643
1.603
2.042
2.450
2.514
6.292
6.626
Fuente: Archivo Municipal de Bilbao (en adelante AMB),
Gestión municipal en Bilbao, 1954-1958 y 1959-1964.
36
Entrevista citada con Lucio Azkoaga.
AUB. Plano del año 1960 aprox.
38 Ese éxodo rural por ejemplo en JULIÁ, S., “Obreros y sacerdotes: cultura democrática y
movimientos sociales de oposición”, en TUSELL, J.; ALTED, A.; y MATEOS, A. (coords.), La oposición al régimen de Franco, UNED, Madrid, 1990, tomo II, p. 151.
39 LEONARDO, J., “Segunda Industrialización, urbanismo y crisis. El Bilbao de los años 19601980”, en GONZÁLEZ, J. M.; y ORTEGA, A. R. (eds.), Bilbao, Arte e Historia, Diputación Foral de
Vizcaya, Bilbao, 1990, pp. 239 y 245.
40 MARAVALL, J. M.ª; y SANTAMARÍA, J., “Crisis del franquismo...”, art. cit., p. 84.
37
111
RAÚL LÓPEZ ROMO
Los datos demuestran claramente que la balanza estaba inclinada hacia un
predominio de la inmigración, a lo que hemos de añadir un crecimiento vegetativo positivo. El número de nacimientos duplicaba al de defunciones41. Dada
la falta de viviendas y la debilidad de las economías domésticas de los trabajadores, en la época del desarrollismo se hizo habitual compartir piso o “estar
de patrona”, es decir, alquilar una habitación a los propietarios de la vivienda
a cambio de una serie de servicios como “manutención, aseo y limpieza de
ropa”42. Las gentes con economías más humildes se veían forzadas a aprovechar el espacio al límite, de tal forma que una familia entera podía vivir en
una sola habitación. Los padres en una cama, los hijos al lado en otra; así, “una
gran parte de la población vivía en situación de claro hacinamiento en el interior de viviendas de reducidas dimensiones”43. Situaciones de ese estilo fueron fuente de múltiples conflictos dentro de las casas44.
Además, lo que no aparece en los planos de urbanismo de la Villa es otra
realidad aún más compleja y trágica. Hablamos de las chabolas que comenzaron a salpicar diferentes zonas de Bilbao y, en particular, toda la ladera de
Artxanda a lo largo de la Vía Vieja de Lezama. Eran habitáculos autoconstruidos sin ningún tipo de licencia con los materiales disponibles más a mano:
madera, ladrillo, cartones o chapas de hojalata. En ellos llegaron a sobrevivir
miles de personas, inmigrantes en su inmensa mayoría, carentes de recursos45.
Vivían sin unas mínimas condiciones de salubridad, sin instalaciones de luz
eléctrica, sin agua corriente. Cogían el agua para lavarse y cocinar en las fuentes de los alrededores. Para hacer sus necesidades fisiológicas tenían que salir
a la intemperie, a las campas o a las huertas.
Para atenderles espiritualmente se construyó una ermita junto al txakoli
Abásolo. Era un lugar atendido por un cura de la Aneja que subía los domingos a dar misa46. En 1961, después de una operación de derribo masivo de
estas infraviviendas, la mayoría de los que vivían en las chabolas de la ladera
de Artxanda fueron reubicados de alquiler en los nuevos bloques levantados
en Otxarkoaga por el Instituto Nacional de Vivienda, a través de la Organización de Poblados Dirigidos. Con ello, los jerarcas del régimen dictatorial tra-
41 AMB, libros de Gestión municipal de los años 1954-1958 y 1959-1964, pp. 18 y 6 respectivamente.
42 PÉREZ PÉREZ, J. A., “El problema de la vivienda en Vizcaya bajo el franquismo”, en Vasconia, 31 (2001), p. 251.
43 BUSTILLO, V. E., “Vivir de habitación en Bilbao. Un estudio de la disponibilidad de la
vivienda durante los años del desarrollo”, en Bidebarrieta, 15 (2004), p. 284.
44 Ibídem, p. 298.
45 Lo más reciente sobre el fenómeno del chabolismo en Bilbao es lo escrito por CASTRILLO,
I., “Bilboko txabolismoa. XX. mendearen erdialdeko auzo autogestionatuak”, en Uztaro, 60
(2007), pp. 37-64.
46 Entrevista citada con Txetxu Benes.
112
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
taban de apuntarse un tanto mediante el tutelaje paternalista de estos desplazados a los arcenes del desarrollo, vistiendo la operación con calificativos
como “modélica”47. En verdad, para entonces el problema del chabolismo
había alcanzado unas dimensiones importantes. Está calculado que más de
15.000 personas vivían en Bilbao en 1961 en chabolas48.
Fig. 2.- Detalle del plano de Bilbao en 1964.
Fuente: AUB.
Por tanto, el impacto del desarrollismo en Uribarri implicó múltiples problemas de vivienda. Pero no sólo es que Uribarri fuera un barrio habitado
mayoritariamente por gentes de clase trabajadora, sino que, para muchos vecinos, el puesto de trabajo estaba junto al barrio, en la fábrica de Echevarria.
También en los astilleros de la Naval o de Euskalduna, en Altos Hornos de
Vizcaya, Firestone... Pero en el caso de Echevarria nos encontramos con que
compartieron prácticamente el mismo sitio una fábrica y muchas viviendas.
Entre 1957 y 1966 Echevarria se movió entre los 4.700 y los 3.900 trabajado-
47
48
AMB, Gestión municipal en Bilbao, 1959-1964.
La cifra en CASTRILLO, I., “Bilboko txabolismoa...”, p. 63.
113
RAÚL LÓPEZ ROMO
res49. En los alrededores de la fábrica bilbaína, hasta cierto punto, el ritmo del
día lo marcaba su sirena, más conocida como “el cuerno”. Éste se podía escuchar en todo el entorno cuando señalaba estruendosamente los cambios de
turno. Los terrenos de uso industrial ocupaban buena parte de las zonas contiguas a Uribarri. Donde posteriormente se levantaron las torres de Tomás
Zubiría e Ybarra había una escombrera de Echevarria a la que algunos acudían a buscar restos, por ejemplo piritas.
Así pues, tenemos una simbiosis entre el espacio residencial y el espacio
laboral, entre el vivir y el trabajar. Esto, por supuesto, tuvo unas consecuencias directas: ruido, tráfico pesado y contaminación (humos, hollín). Unas
declaraciones realizadas por el doctor Javier Subiza para El Correo en 1975
resultan gráficas: “Bilbao es el paraíso de la contaminación (...). Desde Archanda se ven humos amarillos, rojos, verdes, de todos los colores, esto es como
un arco iris de humos”50. A veces esa mezcolanza fábrica-viviendas también
servía para extender rápidamente el miedo. Por ejemplo, cuando se causaban
explosiones durante el proceso de producción; fuertes estruendos cuya onda
expansiva y ruido de cascotes al caer animaba a decenas de personas asustadas a salir corriendo por la calle en dirección a la fábrica, para comprobar si
había heridos o muertos51.
Fig. 3.- Fábrica de Etxebarria: simbiosis de espacio industrial y espacio habitado.
Fuente: Archivo Privado de la AAFF Gure Etxea (ARGE).
49 PÉREZ PÉREZ, J. A., Los años del acero. La transformación del mundo laboral en el área
industrial del Gran Bilbao (1958-1977), Biblioteca Nueva, Madrid, 2001, p. 49.
50 El Correo, 29 de mayo de 1975.
51 Entrevista citada con Felisa López.
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URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
Al compás del desarrollismo, otro de los signos del cambio fue la sustitución de la cultura del ocio, desde el viejo txakoli de mesas alargadas hacia la
taberna. En la zona de Uribarri y Zurbaran existieron varios txakolís, con nombres como “Montaño”, “Trauko Esteban Urrutia”, “Abásolo”, “Patillas”, “Zurbaran Loroño”, y “Caserío Llorente”. Cada uno tenía unas peculiaridades por las
que era conocido, como juegos de rana, picaditos de bacalao, cocidos, vino
de cosecha propia de temporada, o concursos de pájaros cantores fomentados
por la Sociedad Recreativa Artxandazar52.
Desaparecidos la mayoría de los viejos txakolís, proliferaron las tascas
donde echar la partida de mus o subastado, como el “bar de Ortega” o el “bar
Sirimiri”. Fueron lugares frecuentados por cuadrillas que se agrupaban,
muchas veces, por afinidades ideológicas. La mujer estaba generalmente alejada de esos circuitos. No estaba socialmente bien visto que frecuentase los
bares, y menos si no iba acompañada53. En verano, con tiempo soleado, la
diversión podía consistir en coger el tren e ir a bañarse a la presa de la Ola,
en Sondika, o ir hasta la playa.
6. ENTRE LA CARENCIA DE EQUIPAMIENTOS Y LA SEGREGACIÓN
SOCIAL
En Uribarri, como en otros barrios de Bilbao, se dio un rápido proceso de
paso del espacio ocupado por la campa, la huerta, el caserío, el txakoli, o el
edificio aislado, al espacio de bloques de pisos e industrial54. Añadamos a ello
las complicaciones derivadas de la orografía de la zona. Aquí nos encontramos con múltiples problemas de urbanismo, fruto de la masificación (una densidad de población superior a los 40.000 habitantes por kilómetro cuadrado55),
o de la ausencia de parques y áreas de recreo. Las zonas verdes que había
eran salvajes, sin cuidar. Por ejemplo, zarzales que se convertían en barrizales
cuando llovía, o solares abandonados, que con el tiempo también se acabarían edificando. La pobreza, las basuras, los escombros y las ratas formaban
parte del paisaje habitual. El ferrocarril hacia Lezama abría una herida en el
barrio. Sus vías no estaban soterradas y pasaban junto a la Campa de las
Escuelas. Cuando llovía se daban problemas de filtraciones, consecuencia de
una defectuosa canalización de aguas.
52 Los datos en la entrevista con Iñaki Garay Loroño. Bilbao, 20-10-2007; IRURETAGOYENA,
J. (coord.), El orfeón de la Sagrada Familia... op. cit., p. 35; y GONZÁLEZ OLIVER, J.: Calles y
rincones de Bilbao... op. cit.
53 Así lo percibe también Felisa López en la citada entrevista.
54 Lo apunta, entre otros, SANTAS TORRES, A., “La vivienda racional en el Gran Bilbao”, en
Bidebarrieta, 15 (2004), p. 311.
55 El dato en ALONSO OLEA, E. J., “Begoña y su puerto de Bilbao...”, art. cit., pp. 192 y 193.
115
RAÚL LÓPEZ ROMO
Fig. 4.- Asfaltado y urbanización de la calle Trauko.
Fuente: ARGE.
La edificación fue desordenada. Se desarrolló al compás de la necesidad de
vivienda y de la especulación rápida56. Como resultado, la trama urbana terminaría siendo caótica y amorfa57. El diario Pueblo, recogiendo información
facilitada por algunos vecinos, titulaba en 1969: “Trauco-Zurbaran. Un ejemplo de no planificación”58. La urbanización dejaba mucho que desear. Al principio, muchas de las calles estaban sin asfaltar, sin pasos de cebra. Faltaban
aceras, iluminación nocturna, bancos y lugares de esparcimiento. El periódico
La Gaceta del Norte, haciendo un repaso de la situación de los barrios de Bil-
56 Ese “primero edificar, luego urbanizar”, por ejemplo en SALAZAR, J.: “El planeamiento
urbanístico y la estructura urbana del Gran Bilbao”, en Común, 2 (1979), pp. 85-92. También en
MAS, E.: “El plan de revisión de Begoña”, en Los planos de Bilbao, Arkimas, Bilbao, 2000; en
VVAA, Bilbao. Guía de arquitectura metropolitana, Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro,
Bilbao, 1993, pp. 206-219; o en AGIRREAZKUENAGA, J.; y SERRANO, A., Viaje por el poder... op.
cit., p. 115-117.
57 Esos son los adjetivos empleados en AYUNTAMIENTO DE BILBAO, Resumen de información... op. cit., p. 25. Al respecto vid. también algunos apuntes en BILBAO, L., “Reflexiones en
torno al paradigma de la vivienda en Bilbao durante el desarrollismo”, en Letras de Deusto, 106
(2005), pp. 207 y 208 especialmente.
58 Pueblo, 17 de julio de 1969.
116
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
bao en 1971, hablaba de que en Uribarri-Zurbaran existían todavía “un buen
ramillete de calles intransitables. Ninguna zona verde...”59. Siguiendo el mismo
“modelo”, a comienzos de los años 70 se levantó, cerca de Uribarri, el barrio
de Zurbaranbarri. Una vez más se construyeron, robando terrenos a la montaña de Artxanda (cada vez más arriba, llegándose a una inclinación del terreno del 40%60), bloques apiñados en torno a una única calle principal que serpentea por la ladera.
Fig. 5.- Solar en el barrio de Vía Vieja. Fuente: ARGE.
En Uribarri había una sola plaza: la de la Campa de las Escuelas. Este era,
además, el único lugar del barrio donde había algunos árboles. Las comunicaciones mediante transporte público eran deficientes. Un sólo servicio de
microbús (la línea “F”) conectaba la calle Trauko con Indautxu. Otra línea existente, pero alejada del núcleo de Uribarri, era la del trolebús desde Castaños
hasta Rekaldeberri. Varios miles de vecinos de Zurbaranbarri en 1971 no contaban con ningún servicio de transporte público en su barrio. Los que fueran
a la Universidad, al campus de Leioa, tenían que tomar el autobús en las inmediaciones de la plaza Moyúa. Tampoco en Uribarri había un Centro de Salud.
59
60
La Gaceta del Norte, 21 de octubre de 1971.
AYUNTAMIENTO DE BILBAO, Resumen de información... op. cit., p. 25.
117
RAÚL LÓPEZ ROMO
Los pacientes que lo necesitasen o recibían la atención médica en casa o si no
se tenían que desplazar hasta la calle Bailén. Allí (en el primer edificio entrando desde el puente del Arenal), lo que había eran locales precarios y, habitualmente, largas colas61.
La oferta de plazas de escolarización (en el instituto Zurbaran, con capacidad para casi 1.000 alumnos y abierto desde 1968, o en los Colegios Nacionales de Montaño –abierto a comienzos de los 70– y de Uribarri –el único existente antes del desarrollismo–) no se anticipó a la demanda, sino que fue consecuencia tardía de esta última y de la presión vecinal. En el caso del instituto de Zurbaran, la prensa recordaba que “ha nacido gracias a una iniciativa de
la Asociación de Padres de Familias «Gure Etxea», que en octubre de 1965
elevó una petición a la Caja de Ahorros Vizcaína”62. Aún así, la apertura de
nuevos colegios y centros de enseñanza media presentó, en la prensa de la
época, el cariz de una auténtica operación propagandística para mayor gloria
del régimen63. Según señala el historiador José Antonio Pérez, San Ignacio
(concebido para ser un barrio modelo bajo los principios teóricos del nacional-sindicalismo) estaba mejor dotado de servicios e infraestructuras que Uribarri, Zurbaran o Masustegi, es decir, aquellos núcleos que absorbieron el
grueso del incremento demográfico durante el desarrollismo64.
Uribarri, en realidad, estaba a pocos minutos caminando de Abando o de
Indautxu, los barrios sin cuestas, burgueses, los barrios del centro. Pero para
alguien de Uribarri ir al centro de la Villa era, y en buena medida sigue siendo, bajar a Bilbao. Para luego volver a subir al barrio. Con el tiempo, ese
bajar a Bilbao se convertiría, a veces, en un acto político. De moverse al centro para hacer compras o para ir al médico se pasó a hacer “bajadas” célebres
y concurridas para concentrarse ante la puerta del Consistorio y lanzar proclamas, por ejemplo, en contra de la especulación inmobiliaria y la carencia
de infraestructuras y servicios65.
En Uribarri esa segregación de tipo social, geográfico y urbanístico respecto a otras áreas de Bilbao acabó creando también una sensación de distancia sentimental y de particularidad. Esa percepción de lejanía y de diferencia se reproducía también en Rekaldeberri. En este último caso eran las
vías del ferrocarril las que marcaban una honda frontera entre dicho barrio y
61
Entrevista citada con Felisa López.
El Correo, 22 de octubre de 1968.
63 En este sentido vid., por ejemplo, La Gaceta del Norte, 23 de septiembre de 1965 y 20 de
febrero de 1966; o El Correo, 12 de agosto de 1966.
64 PÉREZ PÉREZ, J. A.: “San Ignacio: la construcción de un barrio nacionalsindicalista”, en
MARTÍNEZ RUEDA, F. (coord.): Bilbao y sus barrios: una mirada desde la historia, Ayuntamiento, Bilbao, 2007, Vol. I, p. 98.
65 Entrevista con Jonan Zinkunegi Arzelus. Bilbao, 09-10-2007.
62
118
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
el centro66. En Uribarri la “división social del espacio urbano”67 se reproducía
claramente en el paso de unas decenas de metros, entre la zona de Trauko o
las travesías, habitadas predominantemente por gentes de clase trabajadora,
por un lado, y las casas de lujo de la ribera de la ría en el Campo Volantín,
por otra parte68.
Fig. 6.- Problemas derivados
de la complicada orografía y
de la falta de urbanización.
Fuente: ARGE.
7. REPRESIÓN Y DISIDENCIA BAJO LA DICTADURA
Todo lo señalado se produce en el contexto de una dictadura autoritaria.
Un simple vistazo al callejero de los años del franquismo nos sirve para obser-
66
FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, G., “En la frontera de la urbanización...” art. cit.
URRUTIA, V., El movimiento vecinal... op. cit., p. 97. Más sobre el tema en LEONARDO, J.:
Estructura urbana y diferenciación residencial. El caso de Bilbao, Siglo XXI, Madrid, 1989; y del
mismo autor, “Segunda Industrialización, urbanismo y crisis...”, art. cit., pp. 235-252.
68 VVAA, Bilbao. Guía de arquitectura... op. cit., p. 206.
67
119
RAÚL LÓPEZ ROMO
var la imposición política, a tono con la época, de algunos de los nombres. La
actual avenida dedicada al compositor vascofrancés Maurice Ravel se denominó oficialmente hasta 1983 Carrero Blanco. La trayectoria de este personaje
es bien conocida. Era presidente del Gobierno español cuando resultó asesinado en atentado de ETA en diciembre de 1973. Por poner otro ejemplo, la
que ahora se conoce como calle Rikardo Arregi en honor del periodista, ensayista y miembro de Euskaltzaindia, se llamó hasta 1980 Alférez Miguel Ruiz
Delamano. Su biografía es más oscura que la del almirante Carrero Blanco,
pero nos puede dar pistas significativas. Ruiz Delamano combatió con el
bando franquista en la Guerra Civil, estuvo en el Sindicato Español Universitario (SEU) y murió luchando contra los maquis en el Pirineo navarro en los
años 50. Es decir, se pretendía elevar a nombre de calle la trayectoria de vida
considerada ejemplar de un individuo afecto al régimen dictatorial69.
Bajo esas circunstancias es importante tener en cuenta la sensación de
temor que se generaba, dado el ambiente de delación de las fidelidades políticas y sindicales, y la ausencia de derechos y libertades. Un epicentro de la
represión de la disidencia estaba situado bien cerca. El cuartel de la Guardia
Civil en la Salve, levantado junto al linde con el barrio de Uribarri, se convirtió en un centro de detención (y muchas veces de tortura y de malos tratos)
de decenas de opositores.
Maravall y Santamaría arrojan unas cifras que pueden resultar muy gráficas
sobre la situación vivida: “durante el [último] estado de emergencia en el País
Vasco (abril-junio 1975) alrededor de dos mil personas fueron arrestadas.
Aparte de ellas, más de cuatro mil personas fueron arrestadas o encarceladas
en España durante el periodo 1974-1975 con cargos de crímenes políticos”70.
En Bilbao, durante el mencionado estado de excepción, cuando en los calabozos no cabían más personas, a los detenidos les trasladaban a la plaza de
toros para poder tenerles bien custodiados. Se produjeron detenciones de militantes estudiantiles o sindicales, palizas, registros en busca de propaganda
subversiva, identificaciones y cacheos arbitrarios por los bares, etc.71 Aparte
de la Guardia Civil, gran parte de los arrestos eran obra de la Policía Armada,
cuyos miembros eran más conocidos como los grises por el color de su uniforme. Dichos cuerpos formaron uno de los principales brazos ejecutorios de
la represión franquista. Sus integrantes, muchas veces, también fueron sujetos
socialmente aislados en un entorno hostil72.
69
Sobre el callejero y todas las curiosidades relacionadas, vid. la clásica BASAS, M.: Diccionario abreviado de las calles de Bilbao, Ayuntamiento, Bilbao, 1991; y la más reciente y completa GONZÁLEZ OLIVER, J., Calles y rincones de Bilbao, Ayuntamiento, Bilbao, 2006.
70 MARAVALL, J. M.ª; y SANTAMARÍA, J., “Crisis del franquismo...”, art. cit., p. 89.
71 Entrevista citada con Felisa López.
72 DELGADO, J., Los grises: víctimas y verdugos del franquismo, Temas de Hoy, Madrid, 2005.
120
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
Durante las décadas de los años 50 y 60 hemos hablado de las infraestructuras de la parroquia de la Aneja como casi el único ejemplo de lugar de
encuentro, e incluso de cierta oposición larvada en Uribarri. Sin embargo, la
dictadura, a partir de mediados de los 60, ofrece algunas grietas que, al
momento, son aprovechadas para crear otro cauce reivindicativo. La Ley de
Asociaciones data de diciembre del 64. Con arreglo a ella, las asociaciones que
se crearan tenían que respetar “los principios” del Movimiento Nacional73.
La Asociación de Familias Gure Etxea nació de la confluencia de las preocupaciones vecinales de núcleos obreros y de un sector eclesiástico74. Más
concretamente, en palabras de Gómez Lavín, “los militantes de la USO con
otros trabajadores de las organizaciones obreras de la Iglesia unifican sus criterios y deciden CREAR (siempre creando) las Asociaciones de Vecinos con el
deseo unánime de tirar para adelante”75. El visado de los estatutos de Gure
Etxea se produjo en febrero de 1966, aunque desde varios meses atrás ya llevaban funcionando como grupo organizado76.
La asociación Gure Etxea se ocupaba de los problemas concretos de Uribarri, Trauko y Zurbaran. Fue, junto con la de Rekaldeberri, decana entre las
AAFF del Gran Bilbao. Sabemos que durante el año 1967 en Bilbao surgieron
otras AAFF en Santutxu, Arangoiti, La Peña y Deusto77. A pesar de ello, con
cierta desinformación por parte del periodista, la de Uribarri-Zurbaran se presentaba en la prensa en 1967 poco menos que como algo excepcional a nivel
estatal: “la Asociación de Familias de Zurbaran, única en Vizcaya. Sólo existen
dos en España. Objetivo: todos los problemas de la familia y del barrio. Proyectos: inquietar a la juventud por el camino de la cultura”78.
En un comienzo, en sus estatutos “sin visos de sospecha para los jerarcas
de la dictadura”79, Gure Etxea se proponía la “elevación del nivel moral,
social, cultural y cívico, tanto familiar como colectivo, de su demarcación”80.
No era sino una declaración que mantenía una apariencia políticamente neu-
73
Boletín Oficial del Estado, 311 (28 de diciembre de 1964), pp. 749-753.
Punto y Hora, 1-15 de junio de 1976.
75 GÓMEZ LAVÍN, V., Gestas del nuevo movimiento... op. cit. Mayúsculas en el original.
76 En prensa recogieron la noticia: “Se ha constituido en el distrito quinto la Asociación NUESTRA CASA. De momento integra a 120 familias”, en La Gaceta del Norte, 18 de marzo de 1966.
Una noticia sobre el funcionamiento de la AAFF antes del visado de los estatutos en De Acheta
a monte Arno, n.º 2, diciembre de 1965.
77 Para ese proceso vid. la obra citada de URRUTIA, Víctor, El movimiento vecinal en el área
metropolitana de Bilbao.
78 Hierro, 11 de noviembre de 1967.
79 GÓMEZ LAVÍN, V., Gestas del nuevo movimiento... op. cit.
80 Archivo Privado de Gure Etxea (en adelante ARGE): “Estatutos de la Asociación”.
74
121
RAÚL LÓPEZ ROMO
tral, respetable de cara a las autoridades. En verdad, ya estaba lanzada la
apuesta de tratar de aprovechar cualquier resquicio del sistema para colar la
protesta.
Gure Etxea fue una organización plural y altamente espontánea. No se
guardaban memorias de las actividades realizadas ni actas de las reuniones.
Por lo que respecta a la organización interna, se crearon comisiones de Precios, Urbanismo, Cultura, Sanidad o Jóvenes. Gure Etxea nunca tuvo liberados.
Se nutría del trabajo de voluntarios que aportaban una cuota fija mensual, aunque también asistían a las reuniones y a los actos colaboradores puntuales a
los que no se exigía dinero. Tomaban parte sobre todo personas con ideología de izquierda. Llegaría a haber militantes de partidos y sindicatos como
USO, ORT, MCE, LCR, PCE, independientes, etc.
Una vez que existía ese cauce se produjeron las primeras reivindicaciones,
relacionadas con los problemas que hemos ido viendo: asuntos urbanísticos,
educativos, sanitarios, deportivos, culturales, de comunicación y transportes.
Hasta julio de 1969 Gure Etxea había intervenido en una serie de iniciativas:
urbanización de la calle Trauko, asfaltado provisional de otras calles del barrio,
vallado de la plaza de las Escuelas de Uribarri, instalación de puestos reguladores, iluminación de varias calles, organización de campeonatos infantiles de
cuentos, pintura, dibujo, pelota y fútbol, construcción del colegio de Zurbaranbarri y del instituto de Zurbaran. Entre sus proyectos figuraba la reclamación de construcción de un ambulatorio, un local social, otro colegio en Montaño y mejores comunicaciones mediante transporte público desde la zona de
Trauko-Zurbaran81.
A finales de los 60 la Hoja del Lunes afirmaba que “se está formando una
gran base democrática”82. La razón sería la multiplicación de las AAFF, las cuales estarían creando una vía útil para la participación popular. En el fondo, en
dicha noticia lo que se pretendía era sostener la supuesta naturaleza abierta
del régimen (recordemos, autodenominado “democracia orgánica”). Ahora
bien, con el tiempo, cuando las circunstancias para exteriorizar abiertamente
todas las reivindicaciones lo permitieron, efectivamente las AAFF conformaron
una red democrática83.
La situación de la infancia y de la juventud del barrio era otra de las preocupaciones de esos inicios de la AAFF. “La infancia no es feliz en este Bilbao
sucio, sin espacios verdes, sin alegría”, dice un titular de principios de los 7084.
81
Pueblo, 17 de julio de 1969.
Hoja del Lunes, 15 de julio de 1968.
83 “Vecinos para la democracia”, titulaba a comienzos de la Transición la revista Punto y Hora,
1 de junio de 1976.
84 La Gaceta del Norte, 28 de noviembre de 1971.
82
122
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
En la calle, de lo poco existente para el recreo en Uribarri era la campa popularmente conocida como “de las piedritas”. Su nombre ya es bastante revelador de lo que allí predominaba. A falta de otro lugar más apropiado, los chavales que estudiaban en la academia San Juan Bosco hacían la gimnasia en
ese lugar. Ante la falta de más espacios de esparcimiento los niños jugaban al
balón en plena calle, en el asfalto, junto a los coches aparcados.
Como métodos de presión, las AAFF enviaron notas de prensa, cartas al
director y dieron entrevistas. Además, durante los años 60 y 70 aparecieron las
primeras publicaciones autoeditadas, bien por el movimiento vecinal, bien por
las parroquias. En la zona de Zurbaran apareció, por ejemplo, “De Acheta a
Monte Arno”, publicada por la iglesia del Santísimo Sacramento85. En Uribarri
también surgió un boletín que, con el nombre “El barrio y la cultura”, daba
cuenta de la semana cultural celebrada en noviembre de 197586. Ya a principios de 1976 apareció “Gure Etxea informa”, revista obra de la misma AAFF87.
Poco a poco las fiestas populares también se convirtieron en otra vía de
socialización, diversión y protesta. En la zona de Uribarri y Zurbaran se llegaron a celebrar dos fiestas, dinamizadas por colectivos diferentes. Unas coincidían con el Corpus Christi y el peso organizativo de las mismas lo llevaron primero los padres sacramentinos y después la AAFF Gure Etxea; las otras se realizaban en septiembre y nacieron en 1976 de la mano de la S. D. Moraza88. De
esta última convocatoria nacería la comparsa Uribarri que, como veremos,
tuvo un papel activo en la primera Aste Nagusia bilbaína.
A esas fiestas se llevaba a grupos y cantantes como Oskorri, Benito Lertxundi, Mikel Laboa, Xabier Lete, Egan... Se montaban, sin subvenciones del
Ayuntamiento, idi probak, partidos de fútbol de gordos contra flacos y de solteros contra casados, paelladas, concursos de tortilla, verbenas en Calixto
Leguina con la calle cortada al tráfico por unos días, toro de fuego, veladas de
boxeo con combates entre aficionados en la actual Maurice Ravel, donde se
improvisaba el ring, etc. Los actos se financiaban a través de la publicidad de
los comercios y, sobre todo, gracias al dinero que aportaban los barraqueros.
En las celebraciones se podían colocar carteles reivindicativos, pero bajo la
dictadura la fiesta ya suponía un esfuerzo creativo muchas veces de oposición
antifranquista y de autoafirmación. En este sentido, para reflotar unas identidades proscritas se organizaron actividades hacia el exterior: Kantaldis (reci-
85
Referencia completa, De Acheta a monte Arno. Boletín de la Comunidad Parroquial del
Santísimo Sacramento.
86 ARGE, Gure Etxea. Clubs de jóvenes. El barrio y la cultura.
87 ARGE, Gure Etxea informa, 1976.
88 DÍAZ CASADO, E.; MARTÍNEZ GARTZIA, J.; y GANDÍA, F., Sociedad Deporiva Moraza. 75
años de historia, 1925-2000, SD Moraza, Bilbao, 2001.
123
RAÚL LÓPEZ ROMO
Fig. 7.- Festivales de música en euskera, 1974.
Fuente: ARGE.
Fig. 8.- Alardes de danzas en el instituto de Zurbaran.
Fuente: Archivo Privado de Jonan Zinkunegi (ARJZ).
124
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
tales de música en euskera), o semanas culturales. Cuando fue posible, el cine
y el teatro de crítica social también tuvieron cabida, con actuaciones de grupos como Cómicos de la Legua en la Campa de las Escuelas. También se hicieron exposiciones de libros en la Campa de las Piedritas, alardes de danzas vascas con grupos de Bilbao –Gaztedi, de Santutxu– o Edurre, de Basauri. Finalmente, se creó la biblioteca “del barrio y para el barrio”, que tenia un fondo
de novelas, ensayos... La mayoría de las obras habían sido donadas por particulares. Todo ello estaba catalogado y custodiado por voluntarios, y abierto a
los vecinos en una lonja alquilada por Gure Etxea.
Pero había más grupos en el barrio aparte de los ya mencionados. Algunas
de las actividades arriba indicadas las organizaba o las comenzaría a organizar
el Uribarriko Euskal Kultur Taldea, que nació con los primeros años de la
Transición y al principio se reunía en los locales parroquiales de la Aneja. Este
grupo impartía clases de danza, txistu, tamboril, euskera (a través de una gaueskola o escuela nocturna para adultos), etc89. Al margen, también existía un
club de jubilados en la calle Trauko y una Agrupación escultista con locales
en la calle Monte Ízaro90. Ésta realizaba convivencias, fuegos de campamento, travesías de montaña por Pirineos o por Picos de Europa... Por su parte, la
Peña Uribarri se creó en 1972, sin intencionalidad política, sino como agrupación benéfica dedicada a la visita de niños, de ancianos enfermos en hospitales y como club de jubilados que organizaba excursiones91.
En el terreno deportivo estaba el gimnasio Ali-Kate y la Sociedad Deportiva Moraza, que había nacido ya en 192592. Además, los txokos facilitaban otro
espacio para el encuentro de los amigos y el deleite gastronómico mediante
la confección de platos típicos. Cine había en caserío Larrazabal (el cine Zurbaran). También estaba el cine Matico en la calle del mismo nombre, y el ya
mencionado cine de la Aneja. En esos locales se proyectaban sesiones continuas. Con un billete servía para pasar toda la tarde y ver varias películas, entre
NO-DO, pipas, humo de tabaco y gritos de júbilo cuando aparecía el 7º de
Caballería. Durante la Transición esos cines también se convirtieron en locales aptos para realizar actividades con carga política (mítines de partidos, recitales de canción protesta...), antes de languidecer y acabar desapareciendo
ante el empuje del video doméstico y ante los cambios en las costumbres relacionadas con el ocio.
89
Entrevista citada con Txetxu Benes.
Juaristi dedica unas líneas cargadas de ironía al movimiento escultista bajo el franquismo,
sobre cómo la Iglesia encuadró a muchos jóvenes en un inofensivo (y muchas veces aburrido)
cuerpo de inspiración militar, en JUARISTI, J., El bucle melancólico, Espasa, Madrid, 1997, p. 349.
91 Entrevista con Alberto Vallejo González. Bilbao, 12-11-2007.
92 Más sobre el club y su engarce en el barrio de Uribarri en DÍAZ CASADO, E.; MARTÍNEZ
GARTZIA, J.; y GANDÍA, F.: Sociedad Deportiva Moraza... op. cit.
90
125
RAÚL LÓPEZ ROMO
Las diferentes asociaciones que impulsaron algunas de las iniciativas aquí
reseñadas convivieron en el barrio de Uribarri, al final de la dictadura, con
pequeñas células clandestinas de partidos ilegales (PCE, ORT, MCE, LCR),
cuyos militantes muchas veces tenían una doble o incluso triple militancia.
Frecuentemente éstos también participaban en actividades legales, movimientos sociales, etc. Pese a ser grupos reducidos, propuestas llevadas posteriormente a las AAFF se debatían previamente en estas células, desde las que se
manejaba una parte de la vida asociativa local.
Fig. 9.- Años 70: construcción del tercer bloque de Tomás Zubiría e Ybarra. Saturación
del espacio urbano.
Fuente: ARJZ.
Fig. 10.- La Solución Centro: una trinchera
entre barrios.
Fuente: ARJZ.
126
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
Entretanto, en cuanto a la situación urbanística del barrio, durante los 70
se produjo la construcción de las torres del grupo Tomás Zubiría e Ybarra. Es
significativo que en el centro de la urbanización se dejara una minúscula zona
verde con unos parterres, todo ello rodeado de edificios de 18 plantas. Pero
jugar al balón o pisar los jardines estaba prohibido. La de los años 70 es una
fase que ha sido denominada de definitiva colmatación o saturación del espacio urbano bilbaíno93. La degradación del entorno y el déficit de equipamientos seguía siendo patente en el Gran Bilbao94. Si había algún espacio libre, terminó por edificarse en él. Además, la construcción de la actual Avenida Maurice Ravel abrió una brecha. Creó una vía rápida de acceso al centro, pero dificultó la integración en el tejido urbano de los barrios que atravesaba95. Esa
especie de trinchera urbana ya fue denunciada por parte del vecindario desde
la fecha de su construcción96.
8. EL SALTO CUALITATIVO DE LAS PROTESTAS DURANTE LA TRANSICIÓN
En la crisis final de la dictadura se abrieron más posibilidades para la radicalización de las protestas. Ese salto cualitativo ha sido definido mediante una
fórmula gráfica: “las Asociaciones de Familias empezaron reclamando semáforos o asistencia sanitaria y acabaron reivindicando ayuntamientos democráticos”97. Según Pérez Ledesma, “en los primeros años (...) las reclamaciones no
iban más allá de las necesidades inmediatas de equipamiento de cada barrio
(...). En cambio, en los años de la Transición, el movimiento vecinal incorporó nuevas formas de presión, en especial las manifestaciones callejeras (...)
con capacidad para superar la anterior fragmentación”98.
En Bilbao también se trataba de superar esa división inicial, de tender lazos
para optimizar la presión y realizar campañas conjuntas, por ejemplo, en contra de la subida del precio del autobús público. En ese mismo sentido, 27 Aso-
93
LEONARDO, J.: “Segunda Industrialización...”, art. cit., p. 245.
Al respecto, algunos datos interesantes en ELGUEZÁBAL, X.; y GURREA, Á.: “Equipamientos y servicios colectivos en el Gran Bilbao”, en Común, 2 (1979), pp. 47-52.
95 Más sobre esa nueva descomposición de la trama urbana “ya de por sí bastante deteriorada”, en LEONARDO, J.: “Segunda Industrialización...”, art. cit., p. 241.
96 En La Gaceta del Norte, 20 de octubre de 1971, se recogen las primeras peticiones vecinales relacionadas con los problemas causados por la llamada “Solución Centro”.
97 MOLINERO, C.; e YSÀS, P.: “Movimientos sociales y actitudes políticas en la crisis del franquismo”, en Historia Contemporánea, 8 (1992), p. 275. Para el caso del País Vasco vid., además
del trabajo de Víctor Urrutia, PÉREZ PÉREZ, J. A.: Los años del acero... op. cit., pp. 93-97
98 PÉREZ LEDESMA, M.: “«Nuevos» y «viejos» movimientos sociales en la transición”, en MOLINERO, C. (ed.): La Transición, treinta años después. De la dictadura a la instauración y consolidación de la democracia, Península, Barcelona, 2006, pp. 133 y 134.
94
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RAÚL LÓPEZ ROMO
ciaciones de Familias y de Vecinos se unieron, bajo la iniciativa de la AAFF de
Rekaldeberri, para remitir una carta abierta pidiendo la dimisión de Pilar
Careaga, penúltima alcaldesa de Bilbao durante el franquismo (1969-1975).
Para sostener tal exigencia se apoyaban en la carencia de legitimidad popular
de su nombramiento, en las arbitrariedades cometidas durante el curso de la
gestión municipal o en la indolencia de su equipo de gobierno ante la persistencia de decenas de problemas de urbanismo, salubridad, dotación de servicios públicos, etc.
La campaña de recogida de firmas que se desarrolló para apoyar el contenido de la carta concitó la adhesión de más de 45.000 personas. La alcaldesa
respondió dejando claro que su cargo estaba por encima de la voluntad popular99. Sin embargo, cuatro meses más tarde dimitiría “por considerar que había
dado cima a su programa”100. Asimismo, la campaña a favor de zonas verdes
estuvo presente desde la creación de las AAFF hasta la Transición101. En el
caso de Uribarri, por ejemplo, en uno de los murales pintados en la Campa
de las Piedritas podía leerse: “Echevarria en el futuro será lo que nosotros queramos: parques, guarderías, bibliotecas, polideportivo, etc.”.
Dentro de ese variado repertorio de actividades se celebraron conferencias
sobre alcoholismo y drogadicción, campañas para que los vecinos conocieran
su grupo sanguíneo102, recogida de firmas pro ambulatorio, envío de cartas al
director y notas de prensa a medios de comunicación, cortes de tráfico, manifestaciones (por ejemplo, las “bajadas al Ayuntamiento” a las que nos referíamos más arriba, actos contra la especulación con los últimos terrenos no edificados en Uribarri103), carteles, murales colectivos... Eran diferentes vías para
intentar hacerse oír por una Corporación municipal que no había sido elegida democráticamente.
Con el tiempo, el movimiento vecinal se convertiría en plataforma para la
multiplicación de la controversia medioambiental y antinuclear. En especial en
contra de la contaminación del hábitat urbano y a favor de la paralización de
las obras de la central nuclear de Lemoiz104. Las AAFF también facilitaron un
99
Para seguir este acontecimiento vid. el libro ASOCIACIÓN DE FAMILIAS DE RECALDEBERRI: El Libro Negro de Recaldeberri, Dirosa, Barcelona, 1975, pp. 246-278.
100 La Gaceta del Norte, 9 de mayo de 1975. Más sobre el tema en FERNÁNDEZ SOLDEVILLA, G.: “En la frontera de la urbanización: La construcción de los barrios obreros de Bilbao
durante el franquismo. Recaldeberri como ejemplo”, artículo inédito. Agradecemos a Gaizka Fernández que nos hiciera llegar este texto.
101 Punto y Hora, 10 de marzo de 1977.
102 Hierro, 5 de marzo de 1970.
103 ARGE, Asociación de Familias Gure Etxea, junio de 1976.
104 Vid. el primer número de la revista “del movimiento ciudadano” Hauzolan, de abril de
1978, y los diferentes números de la revista Ez, ez, ez, publicada bajo los auspicios de las Asociaciones de Familias y Vecinos de Bizkaia.
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URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
Fig. 11.- Corte de carretera de la Solución Centro “por un barrio habitable y la urbanización de Tutulu y Vía Vieja”.
Fuente: ARGE.
espacio para el sostenimiento logístico y moral, la extensión y la radicalización
de las protestas fuera del ámbito meramente laboral y sindical105. Colaboraron
en actividades como la Korrika de AEK, en favor del euskera, campañas por
la amnistía que incluyeron, por ejemplo, un escrito dirigido al Rey pidiéndole
la salida de la cárcel para todos los presos políticos, huelgas como la de Olarra, etc106. Y es que las AAFF se encontraban inmersas en una vorágine movilizadora general. Esta espiral fue intensa en el País Vasco, según Pérez Ledesma, una de las zonas “más combativas desde los años 60”107.
Durante el mandato del alcalde José Luis Berasategui (1975-1979) se pudo
establecer un diálogo más fluido con el Ayuntamiento y se hicieron llegar al
mismo las quejas y propuestas relacionadas con el aumento del coste de la
vida, a favor de la construcción de un polideportivo, nuevas guarderías, más
centros de Formación Profesional e incluso un futuro ferrocarril metropolita-
105 En esa dirección apuntan autores como V. Urrutia, C. Molinero, P. Ysàs, J. A. Pérez Pérez,
M. Pérez Ledesma, etc.
106 Sobre huelgas, su crecimiento cuantitativo y cualitativo, MARAVALL, J. M.ª; y SANTAMARÍA, J.: “Crisis del franquismo...”, art. cit., pp. 86 y 87.
107 PÉREZ LEDESMA, M.: “«Nuevos» y «viejos» movimientos...”, op. cit., p. 119.
129
RAÚL LÓPEZ ROMO
no108. Pero con Pilar Careaga al timón del Ayuntamiento la distancia entre las
AAFF y el Consistorio era amplia y frecuentemente sólo se podía salvar de una
manera informal, por ejemplo interpelando directamente a la alcaldesa en la
calle: “la AAFF de Zurbaran, Uribarri y Zurbaran Barri, así como las de Zabala, Iralabarri, Torre-Urizar y San Adrián en otra ocasión, no tuvieron otro remedio que «abordar» a la alcaldesa a la salida de sendos plenos, para que se les
escuchara”109.
Desde la comisión de Urbanismo de Gure Etxea se grabó una película de
30 minutos en formato Super 8 sobre los problemas del barrio en 1978. Con
el paso de los años dicho filme se ha convertido en un testimonio precioso
para conocer ciertas inquietudes de la época y para poder observar la situación de la zona. En la película se pueden apreciar las actividades desarrolladas durante un “Primer día de trabajo por el barrio”. Ese trabajo en equipo o
auzolan incluía la quema de maleza para desratizar solares en la zona de
Tutulu, arrancar hierbajos, limpieza de basura, confección de nuevas escaleras... El autor de la grabación, Jonan Zinkunegi, eligió como banda sonora dos
canciones que parecían quedar a tono con la motivación de los protagonistas:
“A desalambrar”, de Víctor Jara, y “Yo pisaré las calles nuevamente” de Pablo
Milanés.
Así pues, las reivindicaciones no sólo se establecieron en forma de quejas,
sino que también, ante la pasividad y la indiferencia municipal, se produjeron
intervenciones directas en la geografía urbana. En este sentido, se celebró la
inauguración de la Campa de las Piedritas como “zona verde”. El acontecimiento consistió en que los vecinos bajaran de sus casas plantas en macetas
para adecentar en la medida de lo posible un espacio que parecía un erial110.
A iniciativa de un conjunto de padres, en su mayoría socios de la S. D. Moraza, se instalaron dos porterías de hierro en la Campa de las Piedritas y se creó
un conjunto de fútbol de categoría alevín111. También parte de los vecinos
abrieron, “por las bravas”, un nuevo acceso rodado a Uribarri, junto a la misma
Campa de las Piedritas. Para ello, derribaron las vallas que cerraban el paso
desde la avenida Zumalakarregi hasta la calle Calixto Leguina, y acondicionaron con grava un camino transitable para coches o motos.
En noviembre de 1975 murió Franco. Pero las primeras elecciones municipales democráticas no se celebraron hasta 1979. Precisamente en marzo de
1979, coincidiendo con esa convocatoria electoral, diferentes AAFF vizcaínas
108 ARGE, Gure Etxea informa, 1976.
109 ASOCIACIÓN DE FAMILIAS DE RECALDEBERRI: El Libro Negro... op. cit., p. 266.
110 Entrevista citada con Jonan Zinkunegi.
111 DÍAZ CASADO, E.; MARTÍNEZ GARTZIA, J.; y GANDÍA, F.: Sociedad Deporiva Moraza...
op. cit., p. 138.
130
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
Fig. 12.- Acceso a Uribarri construido directamente por los vecinos.
Fuente: ARJZ.
organizaron una marcha ciclista sobre Bilbao y un entierro simbólico bajo las
aguas de la ría del último Ayuntamiento procedente de la dictadura. Entretanto,
con una Corporación municipal todavía franquista, en la Aste Nagusia (Semana
Grande) de agosto de 1978 los vecinos de Bilbao tomaron la calle para celebrar
sus propias fiestas tras 40 años de festejos descafeinados durante la dictadura.
Desde Uribarri, para la primera Aste Nagusia, se juntaron la comparsa Uribarri
Gure Sule (con 40 personas), la banda de cartón Uribarritarrak y una fanfarria.
En una entrevista con la prensa los comparseros decían que la pancarta que
iban a airear durante los días de las celebraciones sería “alegórica, metiendo
caña sobre el mal estado de las calles de Uribarri”112. En 1979 participó en la
Aste Nagusia otra comparsa que agrupaba a unas decenas de vecinos del barrio:
Hondakiñak (traducible como “residuos” o “escombros”).
Pero, al margen del tono alegre y heterodoxo de estas actividades, tengamos en cuenta que no estamos retratando una Transición inmaculada, sino frecuentemente marcada por la violencia política. No sólo hablamos de los centenares de atentados y asesinatos obra de las dos ramas de ETA o de los
Comandos Autónomos Anticapitalistas, sino también, por ejemplo, de dos
vecinos de Uribarri, militantes de ETA, que resultaron muertos. Jon Lopetegui
112
La Gaceta del Norte, 13 de agosto de 1978.
131
RAÚL LÓPEZ ROMO
Carrasco, “Pantu”, fue asesinado por el Batallón Vasco Español (BVE) en
Anglet en 1979; y Tomás Pérez Revilla fue asesinado por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) en 1984. Este último ya había resultado herido
junto con su esposa y un hijo de ambos tras ser objeto de un atentado perpetrado por el BVE en Bayona en 1976113.
Durante la Transición, con la salida de la clandestinidad, en Uribarri se creó
una gestora pro-amnistía, un Comité Antinuclear, se abrió la herriko taberna
en 1977, centro de reunión de los militantes y simpatizantes de la izquierda
abertzale, la casa del pueblo (lo mismo para los del PSOE, Juventudes Socialistas y UGT); el batzoki para los jeltzales del PNV y EGI; y una sede del PCE.
Con esto enlazamos con ese cambio en la cultura del ocio que habíamos
detectado desde el viejo txakoli hacia las tascas o tabernas de barrio. Naturalmente, a partir de ahí los simpatizantes y militantes podían reunirse con tranquilidad en las sedes de cada partido. La parroquia ya había perdido esa función de prácticamente único referente de sociabilidad. La vieja iglesia de la
Aneja fue derribada junto con sus locales en 1981. En su lugar se levantó una
ikastola y un nuevo templo más pequeño y modesto, acorde con las nuevas
necesidades.
Las AAFF sufrieron un fuerte desgaste en forma de pérdida de participación, especialmente tras conseguirse uno de los objetivos prioritarios que habían
perseguido, es decir, la democratización de las corporaciones municipales. A
partir de entonces, a nivel vecinal muchas de las reivindicaciones se canalizaron a través de las vías institucionales. Sin embargo, los problemas de urbanismo, educación... no desaparecieron automáticamente en esas fechas. Por
supuesto, también continuó vivo el asociacionismo en muy diferentes terrenos. Pero en ese momento sí que comenzó una nueva etapa de la vida municipal, una etapa con personalidad propia y con nuevas características que ya
se escapa al contenido de este trabajo.
CONCLUSIONES
Los procesos de cambio social implican transformaciones que pueden afectar tanto al tipo de régimen político por el que se gobierna un país como hacer
referencia a alteraciones en el seno de una comunidad pequeña como es el
barrio. En Uribarri, a pesar de ser un núcleo de reducido tamaño, no se permaneció ajeno a lo que ocurría en contextos más amplios. El hilo conductor
113 La bibliografía sobre la violencia política de la época que tratamos es abundante. Baste
aquí la referencia a una obra general como es la de JULIÁ, S. (dir.): Violencia política en la España del siglo XX, Taurus, Madrid, 2000.
132
URIBARRI ENTRE DICTADURA Y DEMOCRACIA: DINAMISMO Y CAMBIO SOCIAL
que nos ha guiado es la percepción de que, durante la crisis final de la dictadura y los primeros años de la Transición, el compromiso social de muchos
de esos ámbitos y asociaciones que hemos analizado fue tomando, cada vez
con mayor nitidez, un perfil de neta oposición antifranquista, al compás de
una espiral movilizadora general.
Los vecinos que se implicaron en colectivos formaron parte de una minoría activa. Optaron por trabajar desde el barrio para conseguir un barrio mejor.
Y así ¿por qué no decirlo? una sociedad mejor. Algunos lo hicieron desde el
humanismo cristiano. Otros, desde la socialdemocracia o desde la extrema
izquierda (maoísta, trotskista...). Pero en general, durante los últimos años del
franquismo y los primeros de la Transición en el barrio bilbaíno de Uribarri se
produjo una creciente tendencia asociativa. Este proceso acompañó al importante cambio político que el país estaba experimentando.
A través de esas organizaciones se extendió la sensación de identificación
con Uribarri, se hizo barrio. Barrio entendido como uno de los espacios de
relaciones sociales más próximos al individuo. En él se entablan vínculos personales de vecindad y amistad, se hace la compra, se potea, e incluso, muchas
veces, también se trabaja. Y caminando del puesto de trabajo al bar o al domicilio, en el barrio todo resulta próximo y familiar. No se es una persona anónima, sino que se saluda a conocidos y amigos por la calle, se tiene un nombre y una historia.
133
RAÚL LÓPEZ ROMO
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