«Aquí nunca tenemos falta de camas»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Ángel Martín Joven, en la zona de camas en las que los pacientes esperan resultados.
Ángel Martín Joven, en la zona de camas en las que los pacientes esperan resultados. M.< / span> < / span>Moralejo< / span>

Povisa asegura que sus urgencias no se colapsan porque el hospital siempre tiene espacio para ingresar pacientes

25 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las urgencias de Povisa nunca salen en el periódico. Los medios gallegos procuran reflejar la situación de las urgencias de los hospitales cuando hay situaciones de saturación o colapso. Pero las urgencias de Povisa nunca se colapsan. «Yo llevo aquí 21 años y nunca hemos tenido pacientes ingresados en urgencias», responde su jefe de servicio, Ángel Martín Joven.

Ingresar en urgencias es un contrasentido. Pero hay veces que no queda más remedio: el hospital está a tope, a urgencias llegan muchos casos y los médicos los atienden, pero no tienen camas para ingresarlos. El resultado es que quedan hospitalizados en urgencias y no en las plantas. Es entonces cuando aparecen las camillas en los pasillos.

Ángel Martín explica que en Povisa tienen un sistema para prever las infecciones respiratorias. «Existe un sistema de vigilancia oficial, pero nosotros tenemos una cierta aproximación. El pico de gripe nunca llega de golpe, empiezas a ver pacientes con síntomas compatibles y ves que va aumentando progresivamente», detalla. La respuesta a eso no es solo del servicio de urgencias. El hospital tiene que agilizar altas, liberar camas y habilitar zonas para ingresar pacientes, de manera que los que sean atendidos en urgencias y necesiten quedarse en el hospital tengan un lugar donde estar.

«El desagüe es bueno, nunca hemos tenido problemas de camas», dice el médico. A esto se añade, expone, la agilidad de las pruebas complementarias y de los servicios centrales -radiología, laboratorio-, vital para ofrecer un diagnóstico al enfermo.

Esto no quiere decir que nunca haya atasco. Povisa tiene medido el tiempo que los pacientes pasan en urgencias. Como promedio, desde que llegan hasta que se marchan, están dos horas y media. El jefe de urgencias admite que en la epidemia de gripe de las últimas semanas llegaron a las tres horas y media. «Hay franjas en las que entran tres pacientes por minuto. Esto implica demoras, por mucha infraestructura y mucho personal que tengas». Lo lógico, para el internista, sería reforzar la atención primaria.

Las instalaciones de Povisa son asimilables a las de hospitales de su tamaño. Tiene una sala para la primera consulta, la del triaje, donde se prioriza a los pacientes, y una consulta rápida para la patología banal. Cuenta con siete boxes, alguno de los cuales se puede desdoblar, y uno de ellos es un box de sillones, en el que puede haber varios pacientes sin que estén desperdigados en sillas de ruedas. En el área de observación, las camas están divididas unas de otras con cortinas. Además de estas doce camas, cuenta con un espacio llamado sala de espera para resultados y administración de tratamientos (Serat). Este lugar es fundamental para evitar que las camillas se amontonen en el servicio, como ocurre en otros hospitales en momentos de saturación. En él esperan, con cierta intimidad, los pacientes que están pendientes de resultados. Tiene una decena de camas.

El hospital privado se hace cargo de 135.000 pacientes del Sergas en el área de Vigo. Cada año, sumando los casos de la pública y de la privada, atiende 79.100 urgencias, lo que supone una media diaria de 217 casos.

Funciona con un sistema de triaje, aunque ligeramente diferente al del Sergas. Se organizan las prioridades del 1 al 5, en función de la demora con que se puede ver al paciente, con un máximo de dos horas. El enfermo no conoce cuál es su prioridad. Se hace con un ordenador. Se han introducido correcciones de seguridad. Una es el dolor torácico: si el paciente dice que le duele el pecho, se adelanta el triaje y se hace un electrocardiograma para descartar patología isquémica. «Estamos implantando algo similar con el código ictus, para adelantar el triaje cuando el paciente tenga debilidad, asimetría facial y otros síntomas del ictus», adelanta.

Son 23 médicos y 24 enfermeras. El 13,70 % de los pacientes que llegan a urgencias de Povisa acaban ingresados. En la epidemia de gripe han llegado a ser el 23 %. Sin colapsos.