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Gadgets y aplicaciones sexuales

Una nueva moda erótica

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Silvestre Faya

La incursión de los teléfonos inteligentes junto con otras nuevas tecnologías de comunicación, han modificado la vida sexual de las parejas del siglo XXI. Hoy en día, la distancia no resulta pretexto para aplazar el encuentro y goce sexual.

La vida sexual de la pareja en el siglo XXI se ha visto influenciada por el teléfono celular inteligente (smartphone). Las conversaciones amorosas y sexuales por sistemas de videoconferencia, dieron paso al encuentro sexual a distancia («cibersexo» y sexting), donde uno o ambos muestran sus mejores galas sexuales uniendo textos, conversaciones grabadas y videos, con el fin de alcanzar el clímax sexual.

Las aplicaciones que pueden descargarse en un teléfono celular han llegado a imitar el encuentro sexual casi como en el mundo real. Por ello, y debido a que muchas parejas tienen que separarse por razones de estudio, trabajo, etcétera, es posible que el vínculo amoroso y erótico se mantenga gracias a la comunicación telefónica, videollamadas a través de programas como Skype, o bien, redes sociales como Facebook, entre otras.

En la actualidad, el contacto entre amantes puede ser más cibernético que real, pues en todo momento el teléfono celular inteligente ofrece alternativas de comunicación y novedad cada vez más veloces.

BARBARELLA Y EL «ORGASMATRON»

En 1968, la actriz Jane Fonda filmó la película Barbarella, donde se le veía sosteniendo una relación sexual con una máquina capaz de llevarla al orgasmo. Desde entonces, era notoria la ambición del ser humano de desarrollar una tecnología que le permitiera interactuar con una máquina, a fin de disfrutar sexualmente.

El «orgasmatron» fue el nombre de este servomecanismo que ahora se ve representado con los gadgets actuales.

¿SEXO A DISTANCIA?

Sin importar que la pareja se encuentre separada por kilómetros, existen varias alternativas de unión que únicamente requieren de una computadora o smartphone, que permitan descargar alguna aplicación, la cual brinde la posibilidad de un encuentro sexual casi real. A continuación, se mencionarán algunas de ellas:

‘ZEUS Y HERA’, JUGUETES SEXUALES

Estos dispositivos simulan una vagina y un pene electrónicos, los cuales pueden sincronizarse con dos teléfonos celulares que compartan el mismo programa de uso para sostener relaciones sexuales de penetración vaginal.

«Zeus» es un juguete sexual en forma de tubo, revestido de un material que semeja la piel vaginal, donde el varón mete su pene a fin de simular la penetración propia del acto sexual. «Hera» es un dildo dotado de vibración y movimientos de penetración y oscilación, con una dureza y textura similar a un pene en erección, el cual recibe la señal enviada por el sistema operativo de este teléfono, y que proporciona a la mujer sensaciones placenteras semejantes a las obtenidas en un encuentro sexual. Asimismo, ambos gadgets permiten tener, al mismo tiempo, una videollamada con la otra persona.

La pareja, entonces, podrá experimentar «cercanía sexual» como si estuvieran realmente juntos. No obstante, el inconveniente más frecuente es el costo de estos dispositivos, el cual rebasa los trescientos noventa dólares. No existe garantía de buen funcionamiento, y es materialmente imposible asegurar que los movimientos pélvicos del encuentro sexual sean idénticos a los expresados por estos servomecanismos.

‘OHMIBOD’

Este gadget sexual puede ser usado de manera individual o en pareja como un estimulador sexual masturbatorio. No se trata de un vibrador convencional, pues éste dispositivo permite al usuario conectarlo a un iOS o Android y, dependiendo de los comandos de voz o la música que se programen, será el ritmo y la frecuencia de sus vibraciones.

Éstas pueden controlarse también por «toques» directos a la pantalla del teléfono, entre otras posibilidades de uso que permite la aplicación OhMiBod Remote, la cual promete toda una experiencia sexual plena para disfrutar sólo o en pareja.

¿SIRVEN DE ALGO?

La necesidad sexual de experimentar el clímax con la pareja, de quien se está físicamente distante, es aparentemente resuelta con este acto masturbatorio. Las imágenes del celular o videollamada, pueden crear en los amantes la sensación de estar cerca, aunque finalmente todo es una ilusión.

Estos dispositivos electrónicos dan la apariencia de un pene o una vagina, pero, son simples vibradores con algunos aditamentos especiales, es decir, sólo remedos de una realidad que no se tiene.

Existen preguntas que se quedan en el aire: ¿si alguien se hace pasar por el otro/a, como cuando existe la suplantación de personalidad en las redes sociales?, o, ¿qué si se puede contratar a una sexoservidora para hacer uso de esta tecnología moderna? Quien tiene que recurrir a un subterfugio como éste, va a tener que hacer un uso excesivo de la fantasía.

La experiencia que vivirá un varón al masturbarse con una vagina artificial, no se acerca ni remotamente a las sensaciones que tendría en caso de tener una vinculación sexual personal con su pareja. Las caricias corporales, el olor del momento íntimo y, sobre todo, la sensación envolvente de los cuerpos, no es algo que estos gadgets logren proporcionar.

El uso de estos sustitutos del encuentro sexual están expuestos a ser desplazados por tecnologías más agresivas, las cuales lograrán traspasar la fantasía de un encuentro sexual por un verdadero «cibersexo».

www.sexologosilvestrefaya.com

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