Carreña (Cabrales), E. G. CEA/ R. BATALLA / R. DÍAZ

Bulnes está de nuevo en «pie de guerra». La reciente subida del precio del billete del funicular que accede al pueblo cabraliego ha generado hondo malestar, principalmente, entre los hosteleros, que ven cómo cada vez suben menos turistas en el tren de cable que une los Llanos de Torbanes, junto a Poncebos, y Bulnes. El billete de ida y vuelta cuesta ya 21,10 euros, un euro más que hace unas semanas, una cantidad «abusiva», según los empresarios locales.

Guillermina Mier Campillo, propietaria de Casa Guillermina, sostiene que con este tipo de subidas «van a conseguir echarnos del pueblo». Esta veterana hostelera no duda en afirmar que antes de que existiera el funicular los negocios obtenían mejores réditos que en la actualidad: «Para nosotros la situación estaba mejor antes, cuando venían excursionistas andando y realizaban un gasto para comer; ahora el presupuesto se les va en el billete», señala. La situación es insostenible y, unida a la crisis económica, ha provocado que en el pasado puente del 1 de mayo apenas si se vendieran billetes para el remonte mecánico, que avanza por un túnel situado en el corazón del parque nacional de los Picos de Europa.

El empresario Alberto Rodríguez calificó el precio del billete de «excesivo». Es, según indicó, un problema «histórico», que los vecinos han intentado sin éxito negociar con los diferentes gobiernos regionales. «Nunca nos han hecho caso», indicó Rodríguez, quien aseguró que en los últimos tiempos el precio del billete ha provocado que los turistas se den la vuelta «en masa» en Poncebos. Además, al contrario de lo que ocurre en el resto de instalaciones de este tipo, en el funicular de Bulnes no existen descuentos «ni para grupos, ni para jubilados, ni para montañeros, ni para minusválidos, ni siquiera para las personas que se alojan en Bulnes», añadió el empresario.

El hostelero Rafa Navarro aseguró que la subida de las tarifas los perjudica a él y a sus colegas «muchísimo. Con lo que tiene que pagar un matrimonio con dos hijos en el funicular se puede comer una mariscada en Llanes, así que muchos turistas optan por no subir a Bulnes o por hacerlo andando», señaló Navarro, quien criticó con dureza los horarios del tren de cable, otro de los «caballos de batalla» de los vecinos de la localidad. El funicular cierra al mediodía y no funciona a partir de las seis de la tarde, lo que implica perjuicios para el sector.

Los trabajadores de los negocios hosteleros de Bulnes, por su lado, ven cómo su situación laboral pende de un hilo ante la ausencia de visitantes. Los negocios de la zona no han reforzado sus plantillas como es habitual durante el puente del 1 de Mayo y la Semana Santa. La ecuación es sencilla: si no hay potenciales clientes, disminuye el número de personas encargadas de darles servicio. Para una de estas camareras el precio del billete del funicular es «desproporcionado». «Multitud de turistas vienen con la intención de subir a Bulnes y se dan la vuelta al ver que tienen que pagar 21 euros. Hace poco teníamos apalabrada una comida para 25 personas y el día que tenían que venir llamaron desde la entrada del funicular diciendo que lo sentían mucho pero que no estaban dispuestos a pagar los 21 euros del billete», dijo.