Innovación, emprendedores y empleo

Innovación, emprendedores y empleo_MEDIA_3

Innovación, emprendedores y empleo_MEDIA_3

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Previendo cerca de 101.000 asistentes de todo el mundo, el Mobile World Congress se celebra estos días en Barcelona. Un evento que está contribuyendo a posicionar la ciudad como un buen ecosistema para desarrollar proyectos de innovación y tecnología.

Sin embargo, el conjunto del país sigue lejos de estar preparado para el salto competitivo que se requiere; tal como indicábamos en la investigación '2033: compitiendo en innovación', del Centro de Iniciativa Emprendedora e Innovación de IESE, aún seguimos en la posición 27 en innovación del ránking mundial de países. Por ello, la pregunta urgente, y que debería estar presente en nuestro proyecto de presente y de futuro: ¿es realmente posible mejorar nuestro status quo en innovación para conseguir ser más competitivos?

El contexto

En España han proliferado las infraestructuras dedicadas a la innovación. Casi todas las comunidades autónomas han intentado crear su propio Silicon Valley. La realidad, sin embargo, es que buena parte de estas infraestructuras no son eficientes ni rentables. Falla algo fundamental. La investigación de base de los centros de investigación y las universidades no llega al mercado local, no se convierte en productos o servicios que se puedan comercializar. Aunque España tiene tres centros de investigación entre los 200 mejores del mundo, cerca del 70% de los proyectos en centros de investigación se están vendiendo en el extranjero.

Todo ello lastra la eficacia del sistema de innovación y pone en jaque nuestra competitividad presente y futura. Un territorio que no crea o atrae nuevas oportunidades de creación de empleo y por tanto de posibilidad de desarrollo para sus ciudadanos, se condena a la marginalidad. Aunque hacemos algunas cosas bien, tenemos un ecosistema de innovación incompleto y con una peligrosa tendencia al deterioro.

Las principales debilidades son la dispersión geográfica de las entidades dedicadas a la innovación, la falta de coordinación y de sinergias, las duplicidades, y el escaso aprovechamiento de recursos.

Podemos aprender buenas prácticas de nuestros competidores tanto a nivel país -Suecia, Singapur, Japón, Israel, EEUU, etc.-, como a nivel ciudad -Londres, Múnich, Shanghái, Tel Aviv, Boston, etc.

Decálogo de sugerencias

El resultado de nuestra investigación para conseguir un territorio más competitivo plantea 10 recomendaciones que tienen en cuenta las grandes tendencias económicas y sociales, como el estancamiento de los fondos públicos destinados a innovación, el envejecimiento de la población o los cambios en las conductas de consumo. Estas son:

1. Un papel más acertado del Estado en el sistema de innovación. Hay que redefinir mejor qué hacer, con quién, cómo y cuánto aportar, además de plantearse si la política de subvenciones es la más adecuada.

2. Centrarse en aspectos prioritarios. El Estado debe centrarse en pocos retos, tres o cuatro, y apostar por un plan a largo plazo para cada uno de ellos. Una de estas áreas es la necesidad de dar un salto cualitativo en la educación, ya que solo se logra sostener el ciclo de innovación con personas preparadas.

3. Establecer un marco legal y jurídico flexible, equiparable a otros países europeos. Esto implica seguir facilitando la contratación de profesionales extranjeros, simplificar el sistema de patentes, mejorar el contexto para los inversores y reducir la burocracia.

4. Aprovechar y rentabilizar las infraestructuras de investigación. Se dispone de una importante red de centros de innovación, pero no está siendo bien aprovechada y no es rentable. Para lograrlo es necesario implementar nuevas formas de medir resultados, la remuneración por objetivos y la especialización por centros, además de lograr sinergias y mayor coordinación entre universidades, centros y departamentos para evitar duplicidades.

5. Sacar partido al capital local disponible y atraer capital extranjero. Esto requiere incentivos para que el capital local invierta en innovación, nuevos modelos de financiación y una mayor colaboración entre empresas grandes y pequeñas.

6. Ajustar mejor la innovación a la demanda. Los programas de las administraciones públicas para adquirir productos tecnológicamente avanzados (compra innovadora) no funcionan adecuadamente. Hay que mejorar el proceso de transferencia y desarrollo de innovación para entender los tiempos y los recursos necesarios para que sea real y eficiente para toda la cadena.

7. Adecuar la formación universitaria a las necesidades reales de las empresas. Es necesario adoptar modelos educativos duales y orientados al emprendimiento, en que se desarrollen tanto las técnicas como los perfiles personales necesarios para emprender, además de fomentar la formación continua como instrumento competitivo.

8. Reducir el número de clústeres y especializarlos. En los últimos años se ha dado un importante salto cuantitativo con el incremento de clústeres. Pero es necesario un cambio cualitativo: deben ser pocos, intensivos en conocimiento, especializados en sectores innovadores y capaces de retroalimentarse. Por ejemplo, aunque hay más de 55 incubadoras de 'start ups' en España, el 88% de inversión de capital riesgo y privado se suele concentrar en tres comunidades autónomas.

9. Mejorar la gestión de la innovación en la empresa. La mayor parte del tejido empresarial son pymes que tienen poco margen de inversión en I+D y carecen de estructura, por lo que conviene crear mercados de I+D y profesionalizar la cadena I+D+i.

Además, hay que tener en cuenta que el 80% de las innovaciones no proceden del departamento de I+D. Otras fuentes, como los propios empleados, los clientes, los proveedores o la innovación que llevan al mercado 'start ups', como mencionamos en la reciente investigación IESE-mVenturesBcn sobre 'corporate venturing', son fuentes que hay que saber cómo gestionar para evitar que la empresa quede obsoleta en su mercado.

10. Capitalizar el envejecimiento con emprendimiento. Convendría implicar a profesionales con más experiencia y edad en el proceso emprendedor. En Silicon Valley, el mayor crecimiento de la actividad emprendedora se está dando en el colectivo de entre 55 y 64 años.

Para situarse en la primera división mundial del desarrollo, es necesario ser muy competitivo. Y el motor de esa competitividad tiene que ser la innovación.

TEMAS