Médicos y abogados se rebelan contra Gallardón: "Seguiré haciendo abortos aunque acabe en la cárcel"

Médicos y abogados se rebelan contra Gallardón: "Seguiré haciendo abortos aunque acabe en la cárcel"

AFP

El anteproyecto de ley del aborto de Gallardón se ha chocado contra un muro que está siendo levantado por muchas manos. Por un lado, desde las filas de su propio partido, donde destacados dirigentes se atreven de manera cada vez más clara a cuestionar la reforma. Por otro, por ciudadanos de a pie que comienzan a organizar protestas masivas. Pero también, por profesionales, como médicos y abogados, que luchan y se organizan para que no salga adelante.

El doctor Josep Lluis Carbonell lo tiene claro. "Es una auténtica vergüenza", asegura este ginecólogo valenciano a El Huffington Post. "Ante leyes como esta, que nos retrotraen 40 o 50 años, como sociedad y como pueblo, la única posición que nos queda a ciudadanos demócratas, mujeres y hombres, es rebelarse contra ella y hacer desobeciencia civil y no acatarla", reivindica.

Carbonell lleva 30 años -"toda la vida"- dedicado a "luchar por este derecho" y asegura que no permitirá "que sea borrado de un plumazo" por lo que no tiene miedo a las consecuencias de seguir practicando abortos cuando una mujer se lo solicite, incluso gratuitos: "Si por ello acabo con mis huesos en la cárcel, así será".

La primera versión del texto mantiene la sanción de uno a tres años de prisión e inhabilitación de uno a seis años para los médicos que practiquen abortos fuera de los parámetros marcados, que se reducen a dos: violación denunciada o riesgo físico o psíquico para la vida de la madre con varios informes que así lo avalen.

El director de la Clínica Mediterránea en Valencia está convencido de que, pese a todas las restricciones, las mujeres que quieran abortar lo seguirán haciendo. "Una mujer que ha decidido abortar es capaz de cualquier cosa, es algo que he aprendido en estos 30 años de profesión", explica.

Por eso Carbonell no ve otra opción que oponerse de manera activa a la ley si esta llega a aprobarse. De momento no descubre todas sus cartas sobre cómo plantarán cara a la reforma, algo que le consta que harán "muchos compañeros de profesión".

UN BARCO EN CADA PUERTO

"Aún falta tiempo para saber cómo va a ser esta campaña de desobediencia civil, si a 'pecho descubierto' o con operativos autónomos en casas", asegura. También contempla la opción de recurrir a la ONG holandesa 'Women on Waves', que fondea barcos en aguas internacionales para que especialistas practiquen abortos en alta mar.

Precisamente colaborar con esta ONG durante los años previos a la ley de Zapatero le valió al ginecólogo numerosas denuncias de grupos provida. "He estado 25 veces en un juzgado y 10 años en libertad provisional. He ganado todas las demandas, pero estar en libertad provisional durante 10 años sin poder salir del país es bastante grave", reconoce.

Sin embargo asegura no "tenerle miedo a a nada". "Después de haber sacrificado toda mi vida a esta causa no estoy dispuesto a jubilarme en retirada", avisa.

DEFENSA GRATUITA

A su lado, estarán abogados como Manuel Huertas, un malagueño que recientemente la liaba en Twitter ofreciendo apoyo a aquellos médicos y mujeres que se puedan ver envueltos en problemas con la futura ley.

"Fue una locura", recuerda Huertas sobre la repercusión del tuit del que se hizo eco el diarioEl Sur de Málaga . En respuesta, muchos compañeros se han mostrado dispuestos a participar en la iniciativa, cuyo objetivo es poder formar en el futuro una plataforma a nivel nacional.

"Hay hambre en la sociedad española de que alguien ponga un poco sentido de común", afirma Huertas, que reivindica su compromiso con la sociedad. "Hago esto porque soy abogado, si fuera constructor haría casas para la mujeres que se vieran afectadas", explica.

Huertas denuncia que "todo lo que no sea una ley de plazos establece una serie de criterios que dependerá de los jueces y fiscales de turno" y señala que jurídicamente vuelve a considerar a la mujer como una "menor de edad" que siempre "necesita el consentimiento de otra persona".

Desde su despacho malagueño, Huertas anima a profesionales de toda España a que ofrezcan su respaldo jurídico a médicos y mujeres que puedan enfrentarse a algún problema en el futuro por practicar un aborto.

Por el momento, hasta ocho bufetes en Málaga ya han mostrado su voluntad de colaborar. También hay respuesta desde otras ciudades como Madrid y Barcelona, aunque Huertas señala que todavía no se ha "concretado nada" a la espera de posibles modificaciones en el anteproyecto. "Queremos esperar a ver cómo queda el texto, pero lo que realmente querría es que el ofrecimiento no sea necesario", asegura.

OBJETIVO: ABORTAR LA LEY

José Antonio Bosch, asesor jurídico de ACAI (Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo), prefiere batallar con la ley antes de que salga adelante, sin querer plantearse todavía acciones en un futurible escenario donde la ley Gallardón esté vigente.

[BLOG DE JOSÉ ANTONIO BOSCH: RADIOGRAFÍA JURÍDICA DE LA LEY GALLARDÓN]

"Vamos a intentar por todos los medios que el proyecto de ley no salga adelante. Si sale la norma, llevarla a los tribunales de derechos humanos, seguir todas las vías legales posibles y agotar todos los recursos para derogarla", explica.

El abogado también denuncia la inseguridad jurídica del texto que "utiliza conceptos sujetos a interpretación" con los que los profesionales "van a estar al albor de la interpretación que luego se haga en los tribunales de la norma por la inconcreción que conlleva".

El asesor jurídico señala que la ley despoja a la mujer de su derecho para decidir sobre su integridad. "La mujer no es imputable porque o es 'tontita' o es menor de edad. Su criterio no tiene valor".

Bosch confía en que la ley no saldrá adelante con la formulación actual pero vaticina que habrá dos frentes en los que el Gobierno no cederá: "Que no lo pague el sistema público de salud y que sean mayores de 18 años".

El abogado de ACAI prevé que el polémico texto se va a "descafeinar mucho", para lo que parafrasea al mismo Vaticano: "Es una ley que va contra 'el signo de los tiempos' e ir contra el signo de los tiempos suele ser complicado".

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