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Enlaces (Centro de Educación y Tecnología del Ministerio de Educación de Chile), publicó un Catálogo de Experiencias, que reúne más de 100 casos de aplicación exitosa de tecnologías de la información y comunicaciones (TIC´s) en la educación de los escolares chilenos. Esto como parte del plan para el bicentenario Tecnologías para una Educación de Calidad.
El catálogo reúne aprendizajes en educación digital en torno a temas tan diversos como comprensión del medio social, matemáticas y comprensión del medio natural, aun que en un porcentaje menor al que uno desearía. Acerca de este último, he querido destacar el caso de Inche wemogen ñuketralhue mamel (preservando las plantas nativas de nuestra madre naturaleza) llevado a cabo en la escuela rural Puaucho de San Juan de la Costa en la región de Los Lagos.
Mediante esta experiencia, liderada por el profesor Patricio Ojeda, la escuela ha propuesto a sus alumnos un proceso de búsqueda y reencuentro con sus raíces ancestrales centrándose principalmente en los elementos más significativos del nicho ecológico de la cultura Mapuche Huilliche. Combinando además, según señala la ficha del caso, el uso de material digital, el trabajo de campo, la experiencia del aula y el esfuerzo colaborativo entre alumnos, apoderados y profesores para la recopilación del material.
Entre los elementos que la componen hay al menos cuatro que me parecen de primera relevancia:
-Desarrollo y uso de recursos digitales al interior del aula
-Rescate del conocimiento cultural tradicional de la cultura mapuche-huilliche (etnoconocimiento) a favor del cuidado del medio y su explotación sustentable, destacando prácticas ligadas al uso de plantas medicinales, teñido de lana y elaboración de bebidas y mermeladas.
-Aprendizaje y uso del método científico como estrategia complementaria para la sensibilización y acercamiento de los alumnos a su entorno natural.
-Interés en el rescate del patrimonio, tanto natural como social de la cultura local, como elementos indivisibles para la comprensión de la ecología.
Es necesario considerar experiencias como estas porque la solución definitiva y a largo plazo a nuestros problemas medio ambientales radica esencialmente en la educación, mucho más que en las medidas paliativas o fiscalizadoras en las que se han concentrado los últimos gobiernos.
Para producir un cambio no basta con echar mano a la educación tal como la conocemos hoy: un modelo completamente incapaz de promover en las generaciones de chilenos una conciencia social y medio ambiental lo suficientemente arraigada como para generar una transformación en el modo de conducir la economía doméstica, pública y de mercado a favor del equilibrio ecológico y social, salvo excepciones.
Para producir un cambio auténtico se necesita con urgencia una nueva mirada de la educación, con objetivos y con metodologías nuevas que busque en las escuelas conciliar las fuerzas de lo global y de lo local a las cuales se ven sometidas las comunidades, rescatando por igual, como en este caso, la utilidad de los recursos digitales y el método científico, por una parte, y el patrimonio cultural y natural, por el otro. Bajo esta óptica, el verdadero desarrollo local y sustentable nace desde las familias y las salas de clases, sin importar quién ocupe el sillón presidencial o lo que opinen las instituciones centralizadas del estado.