El cambio climático, el estallido de una gran guerra o incluso fenómenos devastadores de la naturaleza pueden llegar a destruir el ecosistema milenario en el que vivimos. Por si ocurriese una gran tragedia que destruya los principales cultivos que alimentan a la humanidad, existe una despensa destinada a garantizar la supervivencia de las plantas más preciadas de la tierra.
Se trata del Banco Mundial de Semillas de Svalbard, que se creo en 2008 y está diseñado en lo alto de una montaña ártica en las islas Svalbard, a 1.300 kilómetros del Polo Norte.
En esta zona, donde la población es mínima y el turismo masivo de momento no ha llegado, cada paso es un peligro, con riesgos inesperados como capas de hielo duro que toman la forma de una roca.
Uno de los corresponsables de la BBC, David Shukman, estuvo visitando este espacio, que curiosamente se abre con una llave común a la de cualquier casa, y conduce a un túnel que desciende a las profundidades de la montaña.
Concretamente la entrada se sitúa a 130 metros sobre el nivel del mar, una altura muy por encima de las negativas estimaciones que indican a cuánto puede aumentar el nivel del mar si los polos se derritieran los próximos siglos.
Precisamente este enclave también propicia que las semillas sean inmunes a cualquier conflicto, o incluso si se diese una explosión o bomba en el ártico, un hecho que no podría destruir el banco.
Conforme se accede al interior la temperatura desciende hasta llegar a las despensas de las semillas, con un aire que se mantiene a 18 grados bajo cero. Allí las despensas tienen hileras de estantes con grandes contenedores de plástico donde hay 865.871 paquetes de semillas que representan 5.000 especies y cerca de la mitad de los cultivos de alimentos más importantes del mundo.
En dicho lugar hay semillas de África, Asia y América, incluso cajas de Corea del Norte, relata el periodista de la BBC. Precisamente en un país como Siria, por los cortes de electricidad y la guerra civil no han podido seguir con el trabajo de esta institución de recolectar semillas. La guerra en el país ha propiciado que se retiren las semillas de este Banco Mundial por investigadores en Medio Oriente, según informa Reuters. El banco de semillas de Alepo ha mantenido el funcionamiento en parte, incluyendo un almacenamiento en frío, a pesar del conflicto. Pero hoy por hoy ya no es capaz de mantener su papel como centro de cultivo de semillas y su distribución a otras naciones, principalmente en Oriente Medio. Fueron un total de 128 cajas, de las 350 que enviaron para que viajaran a Marruecos y el Líbano.
Pese a ello, hace tan sólo unos días este Banco Mundial si cumplió uno de sus principales objetivos cuando algunas semillas sirias se retiraron por necesitarlas en Medio Oriente. Las semillas, que proceden de la zona de la ‘medialuna fértil’, donde surgió la agricultura, serán plantadas para duplicarse.
Aunque la mayoría de los países cuentan con sus propias reservas, lo cierto es que este banco respalda la preservación de estas semillas, cobrando especial importancia para aquellas zonas que están amenazadas por inundaciones, o incluso donde la agricultura industrial ha reducido considerablemente a la genética con la aparición de plagas.
De momento son muchos los países e instituciones que utilizan este espacio y justifican su existencia, a la espera de que sólo siga sirviendo de ‘reserva’ por si algo muy grave llegase a ocurrir.
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