Aprenda a manejar el huevo de la forma más segura

Es indispensable enseñarle al público como manejar la proteína animal más barata que hay en el mercado: el huevo.

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Es uno de los alimentos más versátiles en nuestras cocinas, pero también uno de los más sensibles a la contaminación debido a su riqueza en nutrientes. Para consumir huevo de forma correcta y segura, es necesario seguir unas buenas prácticas de manejo y conservación que no todo el mundo conoce. ¿Hay que guardar los huevos en el frigorífico? ¿Debemos lavarlos antes de guardarlos? ¿Se pueden mantener alimentos cocinados con huevo a temperatura ambiente? La campaña “El huevo, de etiqueta” de INPROVO (Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos) de España le ayuda a resolverlas. 

Buenas prácticas de manejo del huevo

El Modelo Europeo de Producción implica un importante esfuerzo de los productores para llevar a nuestras casas huevos frescos y seguros. Sin embargo, todas las precauciones adoptadas para garantizar la higiene y la inocuidad alimentaria en el proceso de producción del huevo pueden resultar inútiles si no se manipula correctamente antes de su consumo. 

Tras la compra debemos preservar su frescura y calidad manteniéndolos entre 1ºC y 10ºC. ¿El lugar ideal? El frigorífico. Guárdalos sin lavar y, a ser posible, en su estuche. Así mantendrá la protección natural de la cáscara del huevo frente a microorganismos externos, olores extraños o humedad. Además, siempre tendrá a mano la información importante del etiquetado, como la fecha de consumo preferente (que no es obligatorio indicar en la cáscara del huevo, pero sí en el envase). El envase protege también al huevo de los cambios de temperatura que se producen cuando abrimos frecuentemente el frigorífico.

Esta variación térmica, especialmente de frío a calor, no es buena para el huevo. Por esta razón  no se refrigeran durante su distribución ni en el punto de compra. En casa, saque del frigorífico solo los huevos que necesite. Antes de utilizarlos, deseche los sucios, rotos o agrietados.  Puede lavarlos antes de su uso, nunca para guardarlos después. Además, es recomendable confirmar que están en el plazo marcado por la fecha de consumo preferente.

Limpie bien las manos, superficies y utensilios de cocina antes y después de manipular el huevo. Procure no cascar los huevos en el borde del recipiente donde los vaya a batir, para evitar que caigan trocitos de cáscara. No separe la clara y la yema con la cáscara, porque esto facilita que cualquier posible contaminación exterior que hubiera en ella se diluya en  la parte comestible del huevo.

¿Y la salmonela?

Los productores de huevos comerciales mantienen sus granjas libres de enfermedades aplicando medidas de bioseguridad, higiene y de prevención de la contaminación de las aves. En España, las  gallinas ponedoras se vacunan obligatoriamente contra la salmonela. Además, se realizan análisis periódicos, de los propios productores y de los inspectores oficiales.

La salmonela provoca una toxiinfección alimentaria (salmonelosis) cuando se reproduce en alimentos que no se han manipulado higiénicamente. Para evitarla, además de los consejos anteriores, conviene recordar unas normas básicas: 

  • Consuma huevos procedentes de granjas registradas y controladas: lo sabrá porque llevan información obligatoria en su envase y en su cáscara.
  • Conservar refrigerados los alimentos, frescos o cocinados: la salmonela puede multiplicarse a una gran velocidad en alimentos frescos, especialmente en verano cuando se dejan a temperatura ambiente. No olvide guardar lo antes posible los platos y las salsas elaborados con huevo en el frigorífico, tanto si son caseros como industriales.
  • Cocinar a temperatura suficiente los platos con huevo: Cocinar a 70ºC o más garantiza la eliminación de la salmonela. Los platos que no se vayan a consumir de forma inmediata deben mantenerse calientes, o en refrigeración si se trata de platos fríos que tengan que conservarse durante un tiempo antes de su consumo. Hay que cuidar la higiene, el tiempo y la temperatura en la preparación y conservación de platos con huevo que no se consuman inmediatamente tras su elaboración.
  • Evitar la contaminación cruzada: el recipiente o el cubierto utilizados para batir los huevos, por ejemplo, no deben ponerse en contacto con la tortilla ya hecha. Tampoco se debe cascar el huevo en el recipiente que emplearemos después para batirlo, cocinar o servir los alimentos ya preparados.

Campaña “El huevo, de etiqueta”

Informa al consumidor sobre las características de la producción de huevos en la Unión Europea, un sector moderno y competitivo que en los últimos años ha realizado grandes esfuerzos para lograr que el Modelo Europeo de Producción sea un referente mundial. Está promovida por INPROVO  y cuenta con la cofinanciación de la Unión Europea y del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España.

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