domingo, 17 de abril de 2016

Estoy en aquello en lo que no me atrevo...¿Una zona de tránsito?

Mentiría si dijera que acabo de descubrir la cara oscura de la zona de confort, para mí nuestra cárcel perfecta, elaborada por nosotros mismos a base del aprendizaje no consciente que nos trae, por ejemplo el sistema educativo tal como está diseñado o plantear nuestro crecimiento y evolución en base a lo que queremos conseguir, centrado solo en el objetivo.
Ver cuales son tus inquietudes o tus metas es necesario y no es que esté mal pero, parece que mirar fijamente el final del trayecto no nos permite observarnos, sentirnos y descubrir entonces el motor, aquello que nos dirige y cuál es el combustible necesario.
Creo que todos desde pequeños hemos soñado son ser médic@s, ingenier@s, educador@s, cociner@s, pilot@s de formula uno... en fin cualquiera de las mil opciones que nos vende la vida.
Es complicado conjeturar sobre la vida de cada uno puesto que todos estamos hechos de historias, de momentos, que además se enlazan, se suceden o se entrecruzan, de manera que alterar una sola de esas historias, implicaría alterar todo el conjunto, nosotros mismos. (creo que debo agradecerle a Eduardo Galeano que nos traslade el secreto que le contó su pajarito, me sirvió de inspiración para esta entrada).
De todas las cosas que he venido dejando a medias en mi vida, unas veces por circunstancias externas y otras por miedo o por sentimiento de incapacidad (no os asustéis, es más común de lo que nos gustaría), la de retomar mis estudios es sin duda la que más amargura me suponía... Cuántas veces pensé volver a estudiar desde la tristeza o la melancolía...
Aquí hay una doble refléxion: Mi deseo inclumplido de ampliar mis conocimientos y el sentimiento que me producía entender que no tengo la capacidad necesaria... es importante observar como estos dos planteamientos actúan como limitantes
Esta sensación no ser lo suficiente te lleva a guardarte tus reflexiones en un bolsillo o a perderlas por el camino, al final a tildarlas de tonterías.
Y aquí es donde he empezado a romper mi zona de confort.... no se si a reconstruirla y ampliarla o para observar el lugar donde no quiero volver, el caso es que me encuentro divinamente rompiendo mi confort y explorando donde puedo llegar y donde me falta un poquito.

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