Entrevista a Fernando Rendón

fernando rendónLeonardo Iván Martínez, joven poeta mexicano, conversa con el director del Festival Internacional de Poesía de Medellín.

 

SOMOS UN MISMO
SER HUMANO; NO HAY DOS

 

Entrevista a Fernando Rendón. Director del Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Leonardo Iván Martínez

fernando rendón
Fernando Rendón
El Festival Internacional de Poesía de Medellín se ha convertido en las últimas dos décadas en un hito artístico del continente americano y del mundo. Son cientos de poetas de todo el orbe los que se dan cita en la capital del departamento colombiano de Antioquia para celebrar año con año la confirmación de que la palabra es la principal arma contra la violencia, la ignominia y el olvido.  A continuación una breve entrevista con el director del Festival, el poeta colombiano Fernando Rendón.

Leonardo Iván Martínez: ¿Cuál es el origen del proyecto Prometeo y del Festival Internacional de Medellín?
Fernando Rendón: En sus inicios el Festival fue nuestra respuesta en contra de esa ola terrorista que estaba sacudiendo a la ciudad, algo muy parecido a lo que sucede en Ciudad Juárez en estos momentos. Estallaban bombas y carros-bomba en todos lados, en los barrios, además de los asesinatos selectivos; todo eso combinado con una secuencia de crímenes políticos contra dirigentes de la oposición. Nosotros estábamos muy asustados por lo que estaba pasando, asustados de la impresión que la violencia  causaba a la sociedad y pensamos que lo único que podíamos aportarle a la ciudad, como una posibilidad utópica de cambio en el curso de los acontecimientos, era convocar a la ciudad para escuchar poesía. Esos son los en los orígenes de Festival: ante una situación de pánico generalizado tratábamos de instalar en la ciudad otro clima, otra posibilidad. Creíamos que era imposible hacerlo pero finalmente lo hemos logrado.

LIM: ¿Y qué hay del Premio Nobel Alternativo que le otorgaron al festival que usted dirige? ¿De dónde sale ese Premio Nobel y quién lo otorga?
FR: Cuando ya llevábamos quince años de existencia de Festival, recibimos la visita de un alto funcionario de Right Livelihood Award que es la organización que otorga el Premio Nobel Alternativo a organizaciones o personas que desarrollan proyectos para una humanidad libre y por el desarrollo de ideas, que pudiendo ser utópicas, contribuyen en la actualidad a que sea mejor la humanidad. El nuestro fue el primer proyecto cultural en el mundo al que le fue otorgado el Premio Nobel Alternativo. Lo recibimos en el Parlamento de Suecia. Otros proyectos que han sido premiados son algunos que luchan por los Derechos Humanos, por la defensa del medio ambiente o científicos que desarrollan experimentos que finalmente contribuyen al desarrollo de la ciencia y en general personalidades de todo el mundo. En esa ocasión compitieron 74 propuestas y entre esas nos premiaron a nosotros, a Daniel Ellberg, que fue el que sustrajo archivos secretos de la guerra de Vietnam que estaban en el Pentágono  y los entregó a la prensa y que contribuyó de esa  manera a que terminara la Guerra de Vietnam, a Chico Whitaker, cofundador del Foro Social Mundial, y Ruth Manorama, una destacada líder de la India que pertenece a la minoría Dalit y que lucha en una región de la India en  donde las mujeres no tienen libertades políticas.

LIM: Ahora, ¿Cómo ha impactado el Festival Internacional de Poesía en Medellín a las nuevas generaciones de poetas colombianos? ¿Les ha dado promoción?
FR: Obviamente. Sin duda nuestra política es también invitar a poetas jóvenes. Incluso alguno de ellos que no han publicado libros pero que ya se percibe un aliento, una fuerza y una energía grande en su escritura poética y presentimos que pueden llegar a ser poetas importantes. Pero hay otra cosa, y es que de la mano de sus padres, algunos niños que ahora son poetas importantes en Colombia, asistían al festival cada año, y ha sido como una escuela abierta a la ciudad. Otro proceso de acompañamiento es lo que llamamos la Escuela de Poesía de Medellín, un evento anual que se realiza desde hace catorce años donde los poetas participantes pueden realizar una actividad distinta con el público, una relación más estrecha y más fructífera de acompañamiento a los poetas jóvenes de la ciudad, o a los lectores de poesía. Ahí, en la Escuela los poetas extranjeros y colombianos dictan conferencias, talleres de poesía, realizan conversatorios con el público y de esta manera se complementa el proceso de crecimiento espiritual de la ciudad y los poetas jóvenes, a través de una actividad, que no siendo propiamente académica, contribuye al desarrollo de la escritura poética y también a un ejercicio superior de lectura.
Nosotros pensamos que esto es un proceso. No es un evento como lo era antes sino que tenemos la Escuela de Poesía, tenemos la revista de poesía Prometeo, que se ha mantenido viva durante 28 años, hemos sacado 86 números y desarrollamos un proyecto audiovisual. En Youtube tenemos un canal titulado Revista Prometeo que cuenta con 360 videos, o más, de poetas de 139 países en 62 idiomas y subtítulos en castellano. Es la mayor antología de poesía audiovisual que existe en Internet. También desarrollamos talleres de poesía durante todo el año. El público de la ciudad llena encuestas y manifiesta su interés en participar en los diferentes talleres, nosotros los llamamos luego a que colaboren. Estamos ya en un proceso más firme y continuo. Pienso que se permite que el público viva un ejercicio continuado de experiencia poética, de escritura y lectura, con el acompañamiento de poetas que pertenecen a la Revista Prometeo.

LIM: ¿Cuál es la colaboración del gobierno para la realización del Festival?
FR: La mayor ayuda que recibimos es por auspicio de la Alcaldía de Medellín que otorga cerca de 250 mil dólares, que es una suma respetable. Desde 1993 ha contribuido al festival y esta suma se ha ido incrementando hasta llegar al tope que te estoy diciendo. El Ministerio de Cultura aporta cinco veces menos, pero también está ayudando, a pesar de las diferencias que hemos tenido en otros momentos con el Estado porque no ha cumplido la ley que declara patrimonio cultural al Festival. Pero bueno, mantiene la ayuda. Y fuera de eso hay varios organismos de cooperación, principalmente de Alemania y Holanda que han mantenido unas cifras monetarias significativas sin las cuales no hubiéramos podido mantener y acrecentar el Festival como lo hemos hecho. Lo propio ha hecho la Embajada de Suiza en Colombia. Las Embajada de Alemania y Francia, han ayudado también.

LIM: ¿Cómo se ha dado la vinculación del Festival con la sociedad de Medellín? ¿Esta vinculación ha cambiado la actitud en cuanto a la percepción de la violencia?
F.R: Yo creo que sí, porque el Festival ejerce un impacto social, cultural y espiritual bastante impresionante. El festival en sí mismo es un medio de comunicación porque llega a cientos de miles de personas. Este año hubo 250 mil personas en todos los actos que desarrollamos, y también se transmitió en televisión, en directo, la inauguración y hoy se transmite una parte de la clausura.
Nosotros sentimos que hay un cambio en la ciudad. Son muchos miles de jóvenes que durante dos décadas han estado escuchando a tantos poetas, más de mil poetas de 158 países a través de muchos actos; por ejemplo el año pasado fueron 134 actividades, este año son 185. Los actos no son solamente lecturas de poemas sino también los talleres, las escuelas de poesía, exhibiciones de películas con la vida de poetas o temas poéticos, conciertos, obras de teatro, en fin, muchas actividades. También hemos realizado durante Varios años una Muestra Internacional de Libros de Poesía.
Yo creo que hay un gran cambio en la juventud de Medellín, además de que el Festival ha seguido creciendo. Este año ha crecido más que nunca, pues llegaron 50.000 personas más que el año pasado. En segundo lugar hay que tomar en cuenta que en los inicios del Festival su público era como los públicos de la mayoría de los festivales del mundo, un público formal compuesto de muchos curiosos, de gente que quería oír otras lenguas, músicas de otros lugares del mundo y que le interesaban mucho los poetas extranjeros porque era una ciudad muy aislada. Ahora es una ciudad que, como ha recibido la visita de tantos poetas durante tantos años sin pausa, se puede volcar multitudinariamente a los actos y hace posible que la Escuela de Poesía sea una escuela masiva. En cursos donde antes teníamos 20 personas ahora tenemos 100 o 120 y eso es algo extraordinario. Vemos una gran vocación de la poesía y una avidez de conocimiento en el público. Otra cosa es que esta gente, como había sufrido tanto la violencia, tenía interiorizada la poesía. La tenía allí como guardada, y yo siempre tuve la esperanza de que la gente pudiera sacar la poesía de sí misma y expresarla. Eso es lo que estamos viendo ahora, es como alguien lo definió: como una poesía atmosférica, una poesía que está en el aire, un clima poético en la ciudad alterno, paralelo al clima de violencia. Conviven la poesía y la sombra de la violencia, esa cultura de la muerte, y la poesía, el Festival, el pueblo de Medellín y los poetas de todo el mundo son la fuerza de la luz. No están luchando la fuerza de la luz contra la fuerza de la sombra, la luz está infiltrando a la tiniebla.

L.I.M: Ahora, hablando en términos más particulares de la poesía ¿cuál es la radiografía del escenario poético en Colombia? ¿Cuáles son las diversas escuelas que se mantienen desde las últimas tres décadas en la poesía colombiana?
F.R: Bueno, hay una generación que ha predominado durante décadas, y es la llamada Generación desencantada. A ella pertenecen poetas como María Mercedes Carranza, que falleció, y otros poetas como Giovanni Quessep, Juan Manuel Roca, y Mario Rivero, que también murió. Ellos son poetas muy importantes para la historia de Colombia. Le antecedió a esa generación, o incluso podríamos decir que convivió con ella, la Generación nadaísta que ya está un poco desmantelada porque han muerto muchos de sus exponentes pero que todavía tiene poetas importantes, aún cuando no operan propiamente como movimiento nadaísta pero reivindican lo que fue en el pasado, pues fue un momento muy importante para la vida de Colombia porque no teniendo los mejores poetas, tuvo poetas muy importantes como Jaime Jaramillo Escobar, Jotamario Arbeláez, Amílcar  Osorio, que ya murió, Eduardo Escobar, que fue un poeta muy importante en su momento también.
Bueno, y ahora hay otros poetas nacidos en los años cincuentas, que no se agrupan bajo ninguna denominación pero que desarrollan proyectos importantes en la poesía colombiana, el caso de algunos poetas que se agrupan en la Revista Prometeo y desarrollan el Festival de Poesía de Medellín; poetas vitales para la cultura y la poesía colombiana como Gabriel Jaime Franco, Jairo Guzmán, Juan Diego Tamayo. Ahora, tres poetas jóvenes que el festival ha alentado y que son muy importantes para la escena poética colombiana actual son Lucía Estrada, Andrea Cote y Luis Eduardo Rendón, que es mi hijo y mucho mejor poeta que yo.

L.I.M: ¿Y de las generaciones más jóvenes? ¿Qué hay de la gente nacida en la década de los ochenta?
F.R: De los ochenta no se notan mucho todavía pero ahí están. Han ganado premios de poesía  que nosotros convocamos u otros premios regionales como Saúl Gómez, como Giovanni Gómez. Para mí ya son poetas muy visibles, entonces hay que esperar también a que sus libros y sus obras tengan un proceso de mayor maduración. Yo tengo una confianza sólida en los poetas jóvenes colombianos. Ahora, hay muchos desconocidos y esos poetas que no publican nada todavía pero que han compartido sus poemas, son gente muy discreta y que están esperando. He leído muchos poemas de poetas jóvenes de la ciudad. Hay muchos porque hay más de cien círculos de talleres de poesía en esta ciudad. Todavía es intangible, es difícil de medir qué es lo que está pasando, pero hay una efervescencia poética tremenda en Medellín.

L.I.M: Y ahora, para finalizar. ¿Cuál es su percepción sobre la poesía mexicana?
F.R: Bueno, nosotros no conocemos a muchos poetas jóvenes de México, pero hay figuras mayores que respetamos muchos, poetas muertos como Octavio Paz y otros poetas que han estado en el Festival y hemos conocido más de manera directa como Homero Aridjis, José Emilio Pacheco, David Huerta, Juan Bañuelos que son poetas que siempre le han dado mucho a la poesía latinoamericana. Gente que es imprescindible para cualquier lector de poesía y no los miraría tanto como poetas mexicanos porque aquí en el Festival no hablamos tanto de la poesía de Marruecos, o de la poesía de Sudán donde hay muchos países de lengua árabe en África y Asia, sino vemos que hay una especio de poéticas regionales comunes. En los cantos de los poetas africanos se nota una gran semejanza e identidad, si no temática en ellos siempre están presentes las voces anticolonialistas y la musicalidad, la sonoridad y el colorido inmenso de las voces de esos poetas. También los cantos místicos, en el caso de los poetas en lengua árabe, de un continente u otro. Están signados no sólo por la misma lengua sino por el contenido espiritual de sus cantos y que también expresan el dolor por las invasiones, el despojo de las tierras al que han sido sometidos los pueblos árabes en los últimos siglos.
Pero a la poesía latinoamericana yo la miro en otra dimensión más asombrosa, con una riqueza imaginativa extraordinaria. Yo he notado aquí que la mayoría de los poetas europeos han reconocido que la mayor poesía del mundo actual es la poesía latinoamericana, entonces yo diría que la poesía latinoamericana y la poesía árabe son dos pilares fundamentales de la poesía contemporánea. Yo creo que el espíritu de la poesía está por encima de todas las fronteras y eso se percibe en la profunda hermandad de los poetas del mundo y la profunda semejanza entre los cantos de todos los pueblos de la tierra, en las tradiciones poéticas del mundo, las leyendas poéticas del hombre y del ser humano. Los sufrimientos son los mismos, así como sus esperanzas. Somos los mismos, somos un mismo ser humano. No hay dos.