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Solo los traductores autónomos entienden estas cosas – Parte 1

Si estás leyendo esto, entonces es muy probable que seas un traductor autónomo, lo hayas sido o te estés planteando serlo. Esta entrada de nuestro blog pretende ser un poco más desenfadada y alegre que de costumbre. Desde la agencia de traductores en Fuenlabrada de Traducciones Agora, esperamos que te haga pasar un buen rato entre traducción y traducción, o como mínimo (vamos a ponernos serios), que te haga reflexionar sobre el tema.

Este artículo va a ser el primero de dos entradas dedicadas a comentar y analizar aquellas cosas que solo los traductores autónomos entienden. Indistintamente de si te defines como traductor freelance, autónomo o independiente, seguro que te vas a sentir identificado con muchas de ellas.

1. A los traductores autónomos no les estresa el desplazamiento al trabajo

A diferencia del resto de trabajadores tradicionales, que por ejemplo para llegar a sus oficinas de traductores en Madrid o a la agencia de traducción de Barcelona invierten una media de 35 minutos, el traductor autónomo no invierte más de 30 segundos.

Exactamente lo que se tarda en salir de la cama, recorrer el pasillo y llegar al ordenador. Aunque también existe la posibilidad de abrir el portátil en la cama y ahorrarse ese arduo y duro recorrido «pasillil». En cualquier caso, por las mañanas la vejiga es la que manda.

Tus conocidos te envidian cuando les dices que te levantas cada día a las 8 de la mañana (Ssssssh… y en ocasiones incluso más tarde). Pero no cuando te debes quedar trabajando algún día hasta altas horas de la madrugada y acabas muy cansado.

Nada de huelgas de transporte público, atascos de tráfico o inclemencias meteorológicas. El día que te levantas y tu mascota está durmiendo bloqueando el camino, eso sí es un auténtico drama.

2. Tu oficina puede ser cualquier superficie mínimamente estable

La mayoría de traductores autónomos tienen en su casa un rinconcito habilitado a modo de oficina para trabajar cómodamente. Pero es increíble lo que la imaginación y la necesidad son capaces de realizar. ¡Viva la creatividad!

¿Quién no ha tenido que abrir su ordenador portátil para atender un trabajo de traducción en los sitios más insospechados?

Cualquier lugar es bueno: desde la «comodidad» de apoyarlo en tus rodillas y sentado en un autobús, el metro, un coche, en un banco de la calle o de un parque…, hasta la mesa de una cafetería, de un restaurante o de un bar. Cuando a un traductor le preguntan cuál es el sitio más extraño donde lo ha hecho, nunca sabe si se refieren a trabajar o a lo otro. 😉

3. Los traductores autónomos son los mejores amigos del cartero y de UPS

Cuando trabajas desde casa, te conviertes en el mejor amigo del cartero, del mensajero de UPS (MRW, FedEx, Nacex, etc.) y del revisor de los contadores de la luz, del agua y del gas. Por alguna extraña conjunción astral, acaban descubriendo que siempre estás en casa y es a tu timbre al que siempre recurren.

Te conviertes sin querer en el receptor y repartidor de paquetes oficial de tu edificio. «¿Te lo puedo dejar y tú se lo entregas a tu vecino cuando esté en casa?» Te suena la frase, ¿verdad? Incluso los repartidores de las empresas de mensajería ya se saben de memoria tu DNI. El lado bueno es que te puedes enterar de la vida y milagros de todos tus vecinos. 😉

En este punto recuerda la Ley de Murphy: el timbre sonará, tu perro ladrará, el niño del vecino llorará, tu gato maullará o pasará un coche «to tuneao» con una canción de Kamela a todo volumen delante de tu casa, justo en el momento más inoportuno. Es decir, cuando estás hablando por teléfono o skype con un cliente. Por no mencionar que el cliente siempre te llamará cuando decidas ir al baño.

4. Tu pareja piensa que trabajar desde casa es igual a más tiempo para tareas domésticas

Tratar de controlar las interrupciones de la vida personal en el trabajo profesional es una batalla continua para el traductor autónomo. Pero aún más difíciles de lidiar son las perturbaciones provocadas por las tareas domésticas del hogar.

Si vives con otra persona, es posible que piense que puedes tender la lavadora, aspirar la casa y realizar muchas tareas más durante tu jornada laboral: «Total, eso en un par de descansitos lo puedes ir haciendo tranquilamente.»

Tu pareja se marcha de casa por la mañana y te dice: «Cariño, está en marcha una lavadora. Cuando termine, acuérdate de tender la ropa». Y en medio de tu horrible día, repleto de problemas, llamadas de clientes, urgencias y «cuelgues» de Trados, oyes el pitido de la lavadora indicando que ya ha finalizado.

¿Y qué haces? Ahora mismo no puedes dejar el trabajo, así que lo dejas para dentro de un momento…, dentro de un rato…, ahora me llama un cliente…, hasta que finamente llega tu pareja a casa y…, la ropa está arrugada y todavía dentro de la lavadora. Así queeeee: «May the Force be with you!»

5. El uniforme de los traductores autónomos: EL PIJAMA

Reconócelo, has realizado más de una traducción en pijama, ¡y lo sabes! Realmente es un «uniforme laboral» de lo más cómodo. Todo un clásico entre los traductores que trabajan desde casa. Cuenta la leyenda, que las traducciones realizadas en pijama son de mejor calidad. Si llega el mediodía y sigues sin vestirte, empieza a preocuparte.

Seguro que en más de una ocasión has estado hablando por teléfono con un cliente y has pensado algo como: «Si el cliente me pudiera ver por un agujerito ahora mismo…, ¡madre mía, menuda pinta llevo!»

6. Tus amigos piensan que al estar en casa no tienes un trabajo que atender

«Seguro que alguna vez has tenido visitas inesperadas de tus amigos o familiares durante la semana laboral.

Sí, sí, nos referimos a ese conocido o familiar que entre el lunes y el viernes repentinamente llama a tu puerta y sonriendo te dice algo parecido a: «Pasaba cerca y sabía que estarías en casa. He pensado en aprovechar y pasar a verte/ visitarte/ tomar café/ pedirte un favor/ traerte estos huevos que he visto de oferta en el mercado… ¡abre por favor!»

7. No hay nada mejor que el primer cobro

¿Quién no recuerda el primer cobro como traductor autónomo? Aquel día que recibiste la transferencia y te quedaste mirando la cifra durante un tiempo (ponle x) mientras se esbozaba una sonrisa en tu cara. Para los traductores autónomos esta sensación se vuelve a dar, junto a una sensación de alivio, cuando reciben el cobro de una cantidad importante proveniente de un trabajo de traducción grande. Y en menor medida cuando reciben el primer pago de un nuevo cliente.

8. Tu familia actúa como si estuvieras en el paro

Muchas personas, incluidos algunos miembros de tu familia, piensan que trabajar como traductor desde tu casa es, en realidad, una situación temporal. Creen que tarde o temprano encontrarás un trabajo «real» y lo que haces ahora es algo eventual. Por mucho que se lo has explicado a tu abuelo, no hay manera.

Mucha gente, por desconocimiento, opina que las personas que trabajan desde su casa realizan una especie de «trabajo menor», algo transitorio hasta que encuentran un trabajo adecuado (según ellos, claro).

10. Ley de Juan Palomo: Yo me lo guiso, yo me lo como

Tienes que ser tremendamente creativo para ser un traductor profesional independiente. Y no significa que debes ser creativo como un escritor o un diseñador. Los traductores autónomos han de ser capaces de promocionarse, crear su propia marca y conseguir que los clientes confíen en ellos.

«Los traductores autónomos profesionales saben que no pueden quedarse sentados y esperar a que los trabajos caigan del cielo, necesitan hacer algo para captar la atención de sus clientes potenciales».

Ha de ser su propio departamento de marketing, ser activo en las redes sociales, mantener su propia web y/o blog, realizar tareas administrativas y contables, aprender a manejar diferentes programas informáticos, y al mismo tiempo, realizar unos trabajos de traducción realmente fantásticos con el fin de construirse una buena reputación.

Si te parece bien, después de unas 1.600 palabras escritas, lo dejamos aquí por hoy. Muy pronto, en la próxima entrada seguiremos analizando más cosas que solo los traductores autónomos entienden. Para despedirnos, queremos mostrarte un vídeo creado por Paula García que es muy apropiado para este artículo.

Editado: ya puedes ver la segunda parte haciendo click aquíComo siempre, si quieres compartir tu experiencia, dar tu opinión o lo que estimes oportuno, no dudes en hacerlo mediante un comentario, ¡te esperamos! 🙂

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Comentarios (15)

¡¡¡Muy buena esta entrada!!! No he parado de reír en cada punto del texto 😀
He pasado un gran momento y decir que aunque no en todos, me he visto reflejado por lo menos en 6 casos.
Me parece muy bien encontrar una entrada que trata nuestra profesión con humor y autocrítica constructiva. Y por cierto, yo no estoy en la posición 8, estoy en la 1.
Muchas gracias, saludos y me suscribo, ya que no conocía vuestro blog. .

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Muchas gracias Juan Carlos por tu comentario y nos agrada mucho que te haya gustado. Sentirse aludido en seis casos no está nada mal ¿verdad?.
Efectivamente, creemos que un poco de humor, siempre con respeto, es algo que viene muy bien de cuando en cuando.
Gracias por suscribirte y esperamos verte pronto por aquí

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Muchas gracias por hacerme pasar un buen rato muy divertido. El texto es muy simpático y describe muy bien las situaciones del día a día de los traductores que trabajamos desde casa. Las imágenes son la bomba ¿dónde se pueden comprar esos huevos? ja ja
En el punto del cartero me he tenido que parar unos minutos de la risa, es que vivo en un edificio de 6 vecinos y siempre me toca abrir la puerta, hasta el punto que un día se estropeó el interfono (solo el mío) yo creo que de tanto usarlo.
Ya espero la segunda parte.
Un saludo a todos y felicitaciones otra vez

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Hola y bienvenida Cecilia. Gracias por tus palabras y por participar en nuestro blog.
Muy curiosa tu anécdota del interfono, pero no nos extraña nada, seguro que es el que más se utiliza en todo tu edificio 🙂 Esperamos que la reparación la pagará la comunidad de vecinos y no tu sola.
Un saludo.

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Genial! Me siento totalmente identificada… y si me vieran en este momento…. Gracias por la manera amena y divertida de describir nuestra realidad. Felicitaciones!

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Buenas tardes Alejandra. Muchas gracias por tu comentario y por tus palabras. Nos alegra que te haya gustado.
Ya sabes, dos días sin quitarte el pijama… malo je je je.
Gracias otra vez y esperamos verte pronto de nuevo por aquí Alejandra.

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El artículo está genial, y es todo tan cierto… Me he reído mucho, y con lo que más me he sentido identificada es con la parte del pijama. Mis compañeros de piso se ríen de mí, pero les he dicho que eso de pasar mucho tiempo en pijama está ligado a nuestra profesión porque ese es precisamente nuestro uniforme 😉

Un saludo

Olga

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Bienvenida Olga y muchas gracias por tu comentario. Nos alegra que te guste y que hayas pasado un rato divertido 😉
Lo del pijama es ya algo intrínseco de la profesión, todos hemos pasado por eso. ¡¡Érase un traductor a un pijama pegado!!
Tus compañeros de piso se pueden reír, peroooo… ¿y lo agustito que se está en invierno?
Gracias de nuevo por compartir tu experiencia y te invitamos a suscribirte al blog para no perderte la segunda parte 🙂
Un saludo

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¡Excelente artículo! Todos los párrafos me arrancaron una sonrisa, y en casi todos hubo una risita en voz alta también. Irresistible compartirlo como indirecta para familiares, amigos, ¿y por qué no?, para uno mismo también. Felicitaciones, y agrego que las fotos son muy pertinentes y creativas. ¡Gracias!

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Muchas gracias Delfina y bienvenida. Nos alegra que te haya gustado y que los compartas con tus familiares y amigos.
Gracias nuevamente y esperamos verte pronto de nuevo por aquí.

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¡Jajajaja! ¡Cómo me he podido reír con todo…!
Yo estoy tal cual en la posición 1, xD.
La verdad es que tardar 1 hora en llegar al trabajo es mortal de necesidad, y si ya lo comparas con la comodidad de trabajar en casa… Pero bueno, también tiene su parte buena estar en oficina, como estar rodeado de gente, obligarte a salir y hablar, tener horarios medianamente fijos, etc.

¡Un saludo!

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Muchas gracias por tu comentario Merche.
Nos agrada que te haya gustado, muy prontito la segunda parte 🙂
Saludos.

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Hola,

Buscando en Google bajo «traductores trabajando en pijama» encontré esta entrada realmente genial y muy reconocible. Me habéis hecho pasar un buen rato entre traducción y traducción, jejeje.

Eso sí, nadie ha tenido bemoles para decir que en el momento de dejar su comentario se encontraba en la posición 8, jajaja.

Venga, sigamos traduciendo un rato y ¡no dejéis de escribir artículos como este!

¡Muchos saludos desde Ámsterdam!

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Estoy en la posición 1

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Gracias, he reído mucho pues recordé viejos tiempos cuando estudiaba idiomas en la universidad y hacia traducciones para ayudarme con mi manutención

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