lunes, 5 de octubre de 2015

Por qué son importantes los requisitos financieros en sumas altas



Definición: Llamaremos sumas altas a aquellas en que la suma asegurada sea de un millón de dólares o más.

Antecedentes: desde 1934 en que Equitable Life Insurance publicó que cuando el cliente dedicaba menos del 7% de su ingreso anual al pago de primas de seguro de vida la mortalidad era del 71% de la esperada y que se elevaba al 177% si la prima era mayor al 27.5% del ingreso anual, aparecieron muchas publicaciones reportando que la mortalidad era mayor en las sumas altas y como ejemplo menciono una más. Swiss Re publicó en 1982 
(http://www.eaee.gr/web/uploads/undwr204-Turner.pdf) que en sumas por arriba de 250,000.00 la mortalidad se eleva hasta el 222% en sumas de más de 3’000,000 de dólares. Sin embargo hay razones para pensar que la situación ha cambiado en los  últimos años, aunque el riesgo especulativo persiste.

Auspiciado por la Sociedad de Actuarios se realizó un estudio en los Estados Unidos que fue publicado en el 2012 bajo el título de High Face Amount Mortality Study (https://www.soa.org/Files/Research/Exp-Study/research-high-face-amount-final-report.pdf) en el que analizan la siniestralidad de 4’859,677 pólizas entre los años 2000 y 2009 (10 años). Dichas pólizas formaban parte de un total de 144 millones de pólizas y 1.3 millones de siniestros, hablando en números redondos.

Los resultados del estudio que más llamaron la atención:

1. La siniestralidad fue del 84% de lo esperado en cuanto a número de defunciones y del 82% de la esperada hablando de suma pagada en siniestros (7’634,358 millones de dólares), resultando significativamente menor que la reportada anteriormente para sumas altas.

2. La mortalidad por causas médicas, excepto cáncer, fue considerablemente menor que en la población general. La proporción de muertes por cáncer fue mayor en sumas altas que en la población general, aunque pareciera que esto es resultado de la disminución de muertes por otras causas que por un incremento real en las defunciones por cáncer.

3. Por cada defunción por causa violenta en la población general, había en la población asegurada 1.63 muertes por accidentes de tránsito, 2.23 por otro tipo de accidentes, 4.36 por suicidio y 1.5 por homicidio. 

4. En el primer año de vigencia de la póliza la relación entre defunciones observadas y las esperadas fue 0.7, en el segundo año 0.75, en el tercer año 0.97 y entre el año 4 y el 25 osciló entre 0.83 y 0.89

5. La probabilidad de morir por causa violenta fue inversamente proporcional a la edad (entre paréntesis los suicidios): a edades 20-29: 73.8% (21.7%), a edades 30-39, 59.6% (17.4%), edades 40-49, 39.8% (14.3%), edades 50-59, 18.9% (8.5%), edades 60-69, 11.8% (5%), a edades 70 o más no hay diferencia significativa con la población general.

6. La proporción entre mortalidad observada y mortalidad esperada de acuerdo al tipo de plan contratado fue (entre paréntesis la proporción de asegurados que tenían el plan, considerando las 4’589,676 pólizas): Temporal 0.88 (62%), Vida entera 0.75 (9%), Universal 0.89 (10%), Variables 0.87 (12%), Otros 0.67 (8%)

Comentarios y conclusiones*:

En los estudios mencionados inicialmente en que la mortalidad en sumas altas era mayor que en la población general, se observaba que en las sumas altas había más muertes tanto por causas violentas, como por problemas cardiovasculares y por cáncer. En High Face Amount Mortality Study vemos que la mortalidad total del grupo por causas médicas, fue considerablemente menor que en la población general, excepto en cáncer, lo podemos atribuir a dos factores: mejores recursos en la selección de riesgos para detección temprana de enfermedades y de factores de riesgo (excepto cáncer, enfermedad para el cual no hay aún, en la mayoría de tipos de cáncer, buenos sistemas de detección temprana) y a mejores recursos terapéuticos en las dos últimas décadas de los que se contaban durante la mayor parte del siglo pasado.

Es indudable que para las sumas altas existe, aunque en pequeña proporción, un mercado que las adquiere con fines especulativos o al menos por sentirse más vulnerables. Los suicidios son más de 4 veces más frecuentes en ellos que en la población general y también son los accidentes de todo tipo, me imagino que exceptuando los de tipo laboral; no sería aventurado pensar que algunos accidentes hubieran sido suicidios disfrazados. Otros hechos para tener muy en cuenta son que siniestralidad fue mayor en el tercer año de vigencia (pasado el período de disputabilidad de la póliza) que en cualquier otro  y que fue también mayor en planes temporales que son los más baratos.

Para paliar el riesgo especulativo es que se vuelve muy importante, a mayor  suma asegurada (en las pólizas mayores de 250,000 dólares que no se incluyeron en este estudio pero que formaban parte de los 144 millones de pólizas inicialmente mencionadas ya se observaba un incremento progresivo de muertes por causas violentas), cuidar más que la suma asegurada solicitada se ajuste en realidad a la pérdida que sufra el beneficiario si el asegurado fallece y dicha pérdida suele estar relacionada con el producto del trabajo del asegurado. Si los ingresos de éste provienen de inversiones, rentas, regalías, etc., seguirán fluyendo, aunque quizá con cierta merma, si el asegurado muere, por lo que en ese caso la pérdida no es igual al ingreso, factor que deberá considerarse al elegir suma asegurada.

Conclusiones:

1. Una suma asegurada elevada no constituye por sí misma un factor de riesgo, el riesgo es que se especule con la suma.

2. Se deberá justificar plenamente la suma asegurada solicitada y esa necesidad suele estar ligada a los ingresos que deberán ser demostrados con la documentación pertinente.

3. Ser particularmente cautos en las sumas altas en especial en personas menores de 40 años, más aun si no justifican plenamente ingresos y piden planes temporales.

Dr. Roberto García Gómez


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