Para llamarlo antipolítica, mejor quedarse callado

Jaime Miquel
Jaime Miquel LA ACTUALIDAD

OPINIÓN

04 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Venimos describiendo en estas páginas, desde hace ya más de un año, algo que se ha concretado en un espacio ciudadano de ruptura con el orden existente, que es común en las sociedades endeudadas del sur de Europa. Nos hemos aburrido de advertir que el sistema de representación se estaba desmoronando en España. Nuestro lector está de vuelta cuando el sistema de poder en su conjunto, que no da una desde hace tiempo, descubre la antipolítica, y con este descubrimiento terminó de demostrar su más absoluta incompetencia electoral: el concepto antipolítica ha fulminado un teórico tripartito en la Comunidad Valenciana, por poner un ejemplo, como alternativa razonable al más que probable hundimiento electoral del PP. Ahora se es de la política formal o se es de la antipolítica o decencia, como ya dice Enric Morera, el líder de Compromís. La ruptura está planteada y nuestro lector lo sabe, los grandes medios y partidos aún no lo ven. Es muy simple y se lo explicaremos con un ejemplo.

El bipartidismo terminó en mayo del 2010 y el muy breve período de hegemonía del PP en junio del 2012. Para visualizarlo, diremos que IU y UPyD aparecerán muy próximos al PP y al PSOE en las elecciones europeas del 2014, con una participación del entorno del 40 % y otras fuerzas políticas de ámbito autonómico configurando dos o tres candidaturas de cierta importancia. Para situarnos, el PP ha perdido 3,9 millones de votos desde el año 2011, pero el PSOE 5 millones desde el 2008; parte de estos electores los han incorporado IU/ICV y UPyD, pero el grueso están en la abstención: en la antipolítica. Imaginemos ahora que los promotores de la ILP relativa a los desahucios admitida a trámite, los damnificados de las preferentes y, en general, quien quiera apuntarse, buscan a Jordi Évole el Follonero y lo convencen de que los represente en las elecciones europeas del 2014. Es así de simple: esa candidatura podría tener tantos votos como el PSOE o el PP, igual que Beppe Grillo en Italia. Ya está visualizado, ahora restemos un 25 % de los votos válidos a los partidos de la política formal, porque ya estamos en las elecciones generales del 2015, y el PP y el PSOE tendrán que sumar sus escaños y terminar de destruirse en términos electorales, como en Grecia el Pasok y Nueva Democracia y en Italia la coalición de Bersani con la de Berlusconi. Para eso están, para gestionar la política unificada de la Unión Europea sobre la región con todos los socios que quieran, como IU en Andalucía, que gestione el que sea pero cumpliendo. La antipolítica es la oposición frontal a todo un sistema de poder, algo mucho más serio que elegir payasos.