Tomo 34

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MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

BOLETIN

34

MINISTERIO DE EDUCACION - DIRECCION DE BIBLIOTECAS ARCHIVOS Y MUSEOS - SANTIAGO DE CHILE - 1 9 7 5


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA N ATURAL N? 34 (1975) D irector: Dra. GRETE MOSTNY G. Fono 90011 - Casilla 787 - Santiago - Chile Comité Editor: Proís, JAIME RAMIREZ B. y NIBALDO BAHAMONDE N. con la colaboración del Prof. DANIEL FRASSINETTI

Se ofrece y se acepta canje. Exchange with similar publications is desired. On désire l’échange avec des publications congénères. Wir bitten uni Austauch m it aehnlichen Fachzeitschriften. Si desidera il cambio colle publicazioni congeneri. Deseja-se a permuta com as publicacôes congénères.


VOLUMEN

SEGUNDO

DEL

HOMENAJE

A

DON

CLAUDIO

(D ecreto N? 1649 de 31 de octubre de 1973)

1,— M u »eo .

GAY


©

Biblioteca Nacional Santiago - Chile

Impreso en la Escuela Industiial Superior de Artes Gráficas Florencia 1442 - San Miguel / Chile


MUSEO

N ACI ON AL

DE

HISTORIA

N A T U R A L ^

BOLETIN

i

54

SUMARIO

M

élica

M

uñoz

S c h ic k

A

la C o n q u i s t a ........................................... R en É C o v a r r u b ia s

B.

Nota sobre la fa u n a ed à fica aerobionte en el Bosque C lím ax de la Isla Más a T ierra (A rch ipiélago Juan Fernández, C h i l e ) ...............................29 José N. A r e n a s Desarrollo larvario de Elminius Kingii G R A Y (C rustacea, Cirripedia) . . i? „

n

,

AM POS,

n t o n io

M artín ez y

Luis E. P e ñ a G.

G erónim o de Bibar, notable observad or n aturalista en la alborada de

Notas SQbre el génerQ D rascal¡a PAIR_ 5

MAIRE y GERMAIN, 1864 (C oleóp­ tera, Ceram bycidae, n i )

Phlyctaenodi59

A m e rico G ordon Inform e sobre la excavación de una sepultura en Loncoche, Chile . . 63 E liz a b e t h B a r r e r a M . y M ig u e l R a n c u s i H. 39 ... . Análisis palm ologico de algunos taxa de Pteridophyta del Archipiélago de Juan

F ern 4 n dez

R ene C o varrubias y C arlos V

ivar

D atos cu antitativos sobre la fau n a e d à fica aerobionte en el Bosque de Vilches (P rovin cia de T alca, Chile)

G uacolda A tri a G . Una nueva especie de Argulus: A. araucanus n. sp. (Crustacea, B ran49 chiura, A r g u l i d a e ) ..........81

69


P e d ro J. H e rn á n d e z P.,

f '" "

A lejandro T roncoso A . y V a le r ia A z c Á r a te

M.

Análisis de la cutícula foliar de Nothofagus antarctica (FORST.) OERST........................................................ 87 Juan M o r o n i

B.

Catálogo sistemático de las especies de Derméstidos detectadas en Chile y su distribución geográfica (Coleóp­ tera, D e rm e stid a e )................................101 Jorge Iribarren C h a r l in Ocupación quimbo

inca de Atacam á y Co­ ................................................111

Juan M o r o n i B. Elenco sistem ático de los Coleópteros Lathridiidae de Chile y su distribu­ ción ......................................................177 G . P ino Los Tábanos de Chile (Díptera: T a banidae) 5. Las especies estudiadas por E. BLANCHARD en la “ Historia Física y Política de Chile” , de CLAUDIO G A Y ....................................181 G . P ino Les Tábanos de Chile (D íptera: T a banidae) 6. Elenco sistem ático pre­ liminar ......................................................187 P atricio D ro u illy Adiciones al Catálogo de las Aves C h i l e n a s ................................................ 197

E ugenia Sa n h u e z a , G uiller m o W . M a n n W ilcke Observaciones sobre el estado actual de algunos representantes de fauna y flora en el Parque Nacional Juan F e r n á n d e z .......................................... 207

N ibaldo B a h a m o n d e y M ajrÍa T . L ópez Petro’.isthes granulosos (GUERIN) en biocenosis supramareales de El Tabo (Crustacea Decapoda, Anomura) .

121

F rancisco SÁiz Coleópteros epigeós del Parque N acio­ nal “ Fray Jorge” . Aspectos ecológi­ cos y b io g e o g r á f ic o s ........................137 I gor Solar A rroyo R elaciones alométricas en aves m a­ rinas .................... i . . . . .

173

D a n ie l F r a s s in e tti El género Artemis en la Colección da Fósiles Terciarios y Cuartarios de R. A. Philippi ( 1 8 8 7 ) ........................

217

G e r m á n P e q u e ñ o R. Peces del crucero "M erluza V ” efec­ tuado con el B /C “ Carlos D arw in” entre Corral y Coquimbo. Enerofebrero de 1970 ..............................

227


fioi. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 5-27 1975.

Gerónimo de Bibar, notable observador naturalista en la alborada de La Conquista

M é l ic a M u ñ o z S c h ic k *

La inteligente iniciativa de GUILLERMO FELIU CRUZ de publicar “ Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reynos de Chile” por GERONIMO DE BIBAR, m anuscrito h ech o entre 1539 y 1558, a pocos años del descubrimiento de nuestro país, me h a perm itido reflexionar sobre las plantas útiles al hombre en los orígenes m ism os de nuestra historia y en la atinada observación biológica de nuestros recursos naturales renovables, que en ella se hace. En efecto, la transcripción paleográfica del Prof. IRVING A. LEONARD, se­ gún el m anuscrito original de propiedad de The Newberry Library, Chicago, 111., USA., publicado hace unos años por el Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio M edina en .1966, ofrece una oportunidad única para conocer la primera in for­ m ación sobre las plantas nativas e introducidas y cultivadas en los primeros años de la vida de la nación. El h ech o de que este im portante m anuscrito haya perm anecido por más de 400 años alejado de la consulta de cronistas e historia­ dores lo hace aparecer hoy de un extraordinario valor, ya que en esa época era escasa y am bigua la inform ación sobre la historia natural dei país. Es así com o “La A raucana” , de ALONSO DE ERCILLA Y ZUÑIGA, fam oso poem a épico del cual celebram os ya un nuevo centenario, no contiene, com o era de desear, la inform ación botánica adecuada. Será indispensable entonces conocer e investi­ gar en la personalidad y antecedentes humanistas y científicos de GERONIMO DE BIBAR, que ha im pactado tan seriamente con su paleografía, en atinadas y precisas observaciones biológicas. He leído en su totalidad esta im portante obra, tan m agníficam ente trans­ crita y, al hacerlo, he analizado en detalle las notables observaciones o acota­ ciones que él hizo sobre nuestra flora. Para proceder a su estudio, he anotado • ta g . A g rón om o, Investigador Jefe Sección Botán ica, M useo N acional de H istoria Natural.


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BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

la frase o parte de la oración original y colocado a continuación la interpreta ción de sus observaciones al anotar el nombre científico m oderno de la especie que él analiza. Para una m ejor com prensión, he indicado tam bién la posición geográfica, agregado palabras que faciliten su contenido, com o también corre­ gido, cuando era necesario, la errada transcripción al castellano, todo lo cua] he colocado entre paréntesis cuadrado. Al presentar esta contribución al conocim iento original de numerosas plantas observadas, deseo destacar algunos aspectos de su estudio, que me parece opor­ tuno hacer notar, en atención al valioso contingente de inform ación que este notable cronista analiza en su manuscrito. GERONIMO DE BIBAR indica que el trigo (Triticum aestivum) fue traído y sembrado en el país por RODRIGO DE ARAYA, hecho que no m enciona CLAU­ DIO GAY (1865). Lo mismo ocurre con la introducción de la vid (Vitis vinifera), cuyo primer vino lo atribuye también a ARAYA, hecho q.ue tam poco lo indica GAY (1865), ni PEDRO DE VALDIVIA lo reconoce asi en sus “ Cartas” . Como es naltural y lógico, le llam an la atención en Am érica los representan­ tes de la fam ilia de las Cactáceas, que eran ajenas al Viejo Mundo. Las describe con agudeza y precisión. Se pronuncia con claridad y buen sentido scbre el chañar (Geoffroea decorticans), el algarrobo (Prosopis chilensis), sobre la quinoa (Chenopodium quinoa), sobre el espino (Acacia caven), el canelo (Drimys winteri), el maqui (Aiistotelia chilensis), el molle (Schinus latifolius), etc. De interés también resultan los nombres vernáculos, hoy 'totalmente perdidos, de “ cabuya m ajalan” (Puya chilensis, Puya beiteroniana), “pique-pique” (Diposis bulbocastanum) y “ neguey” (Cactacea). Valiosas son las observaciones sobre el consumo que los nativos hacían de los bulbos y corm os de plantas Monocotiledóneas, que él llam a “ cebolletas” , co­ mo lahui (Alophia lahue), nao (Oonanthera bifolia), tahay (Calidorea xiphioides); etc. De gran valor son las detalladas descripciones del pehuén (Araucaria arau­ cana), del avellano (Gevuina aveUana), y la palm a (Jubaea chiensis), que per­ m iten identificar con facilidad 1a entidad específica botánica conform e a la ta­ xonom ía moderna. Extraordinaria es la observación que se hace del segundo cereal americano, el m ango o magu (Bromus mango), hoy desaparecido del cultivo y otrora base de la alim entación del hombre nativo (MUÑOZ 1944), al cual extiende su área de cultivo hasta la provincia de Aysén. Tam bién indica que el m adi o made (Madia sativa) se empleaba en esa época com o aceite y alimento. Finalmente, es admirable la precisión anotada para el área de distribución geográfica del queule (Gomortega keule), el que, com o se sabe, se encuentra circunscrito a una región bien delimitada y restringida, y constituye una fa­ milia endém ica y m onotípica de nuestro país (MUÑOZ 1971).


l a m in a

i

Fron tispicio del m anuscrito orig in a l ele G. BIBAR qu e aparece en la transcripci贸n paleogr贸铆ica de I. A. LEONARD.


BOLETIN DEL MUSEO

NACIONAL DE

HISTORIA NATÜRAL

INTERPRETACION CIENTIFICA DE LOS NOMBRES VERNACULARES, INDICANDO LA PAGINA EN QUE SE MENCIONAN Pág. 9

[odres de cuero de ca m ero que usan los indios entre el valle de Tarapacá y Atacam a] El pelo adentro hínchenle de agua y, por quitar el m ar (sic) sabor del agua, échanle harina de “ m aíz” tostado. Zea mays L.

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[españoles en busca de los alimentos que les escondían los indiosl Son tan diestros m uchos de ellos en buscar y otros que su ventura lo lle­ va donde hay “ m aíz” y de él cargan y vienen m uy contentos y aborreci­ dos todos los trabajos. Zea mays L.

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[balsas que usan desde el valle de Arica hasta el valle de (Co)quim bo] Y cosen de esta suerte las costuras: tom an las dos junturas del cuero o canto y ponen m uchas púas juntas de espinas de “ cardones” que son tan gruesas com o agujas de ensalmar y m uy recias; Trichocereus sp. De la sangre del lobo y de resina de los “ cardones” y de barro berm ejo hacen una m anera de betún que suple por alquitrán ceto (excepto?) ser colorado; Trichocereus sp.

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[entrada de Pedro de Valdivia en A'tacama] Sabiendo los indios de Atacam a la venida del general por aviso de los indios a que llam an Caperuzones y de los de G uatacondor y de Pica, pusiéronse en arma y escondieron las comidas debajo de tierra que es “ m aíz” . Zea mays L. y “ algarroba chica blanca” Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ (Lám. II) y “ chañares” , que es una fruta de m anera de “ azofaifas” 1 y dos ta n to(s) más gruesa Geoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK. (Lám. III)

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1 2

[valle de Atacam a] Tiene este valle muy grandes “ algarrobales”, y llevan muy buenas “ alga­ rrobas” de que los indios la muelen y hacen un pan gustoso de ella. Y h acen un brebaje con esta “ algarroba” m olida y cuécenla con agua; es brebaje gustoso. Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ Hay grandes “ chañarales” , que es un árbol a m anera de "m a ju elo” 2. Llevan fruta que se dice “ chañar” a m anera de “ azofaifas” , salvo que son mayores. Geoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK. Las casas en que habitan los indios son de adobes y dobladas con sus entresuelos hechos de vigas de “ algarrobas” , que es m adera recia. Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ Encima de estos terrados de las casas, hechos de adobes ciertos apartados pequeños y redondos a m anera de hornos en que tienen sus com idas que es “ m aíz” , Zea m ays L. “ papas” , Solanum sp. “ frísjoles” , Phaseolus vulgaris L. y “ quenoa” (“ quinoa” ?), Chenopodium quinoa WILLD.

Zizyphus ju ju b a MILLER. Crataegus m onogyna JACQUIN.


P r o s o p is c h ile n s is L A M IN A I I a . E s te p a d e a lg a r r o b o y e s p in o . E n p r im e r p la n o , d e P o l p a l c o . p r o v i n c ia d e S a n tia g o . b. A lg a r r o b o h i s t ó r i c o , p u e s se d ic e q u e b a j o s u A l o r ie n t e d e la c iu d a d d e L o s A n d e s , p r o v in c ia c. T r o n c o d e a lg a r r o b o . A r b o l c e n t e n a r io d e g r a n d e S a n t ia g o

cardo pen q u ero

(C y n a r a c a r ilu n c u lu s ) . c e r c a

s o m b r a d e s c a n s ó la E x p e d ic ió n L ib e r ta d o r a . d e A c o n c a g u a , e n la C a rr e te r a I n t e r n a c io n a l. t a m a ñ o , d e s p u é s d e la p r im e r a c u e s t a a l N.


a b. c. d. e. f.

L A M IN A I I I G e o ff r o e a d e c o r t ic a n s C h a ñ a r e s a o r illa s d e l c a m in o f o r m a n d o c e r c o , e n t r e L a S e r e n a y V ic u ñ a , c e r c a d e E l T a m b o , p r o v in c ia d e C o q u im b o . C h a ñ a re s, c e r c a d e V a lle n a r , p r o v in c ia d e A ta ca m a . C h a ñ a r a is la d o , c e r c a d e M o n t e A m a r g o , al p o n ie n t e d e C o p ia p ó , p r o v in c ia d e A ta c a m a . C o r te z a d e l m is m o á r b o l, m o s t r a n d o su s la rg a s y d e lg a d a s p la c a s p a p ir á c e a s d e c o lo r c a f é a m a r illa s . F lo r e s a b u n d a n t e s d e l m is m o á r b o l. F r u t o s m a d u r o s d e c h a ñ a r , a m a r illo s y lu s tr o s o s .


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, notable. Pág. 14

“ algarroba" Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ y “ ch añ ar” que tengo dicho del que tam bién hacen un gustoso brebaje pa­ ra beber a mies G eoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK.

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[despoblado entre Ansi m esm o no sola una m anera y ésta es la leña

Atacam a y Copiapó] se crían en este despoblado árboles de ninguna especie de “ espinos” . Se cría muy chicos parrados con el suelo, con que nos calentábamos y guisábamos de comer. Adesmia hystrix PHIL. Prosopis fruticosa MEYEN [valle “ el ch añar” ] Tiene “ carrizos” Phragmites communis TRIN. e hierbas y de “ serrajas” ; Sonchus oleraceus L. tiene algunos “ algarrobos” Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ y “ chañares” salido (sic) de aquel agua G eoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK. Adelantóse el general con la vanguardia y de allá proveyó del valle de Copiapó de “ m aíz” Zea mays L. y “ chañares” G eoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK.

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[valle de Copiapól Dase “ m aíz” y tan grandes y gruesas las cañas que ninguna provincia de las que yo he visto y andado no he visto darse tan bien com o en este va­ lle, porque en otras provincias da cada caña dos o tres mazorcas, y aquí cuatro y cinco. Es m uy buen “ maíz” Zea mays L. Danse “ frísjoles” Phaseolus vulgaris L. y “ papas” Solanum tuberosum L. y "qu inoa” , que esta quinoa es una hierba com o bledos. Lleva unos gra­ nitos y una espiga o dos o tres; que da en los cogollos que lleva; es tan alta com o un estado y menos, y los granitos que digo a m anera de m os­ taza y mayores. Cuecen estos granitos los indios y cómenlos. Es buen m an­ tenim iento para ellos. Chenopodium quinoa WILLD. Dase en este valle “ algodón” . Andan los indios bien vestidos del “ algodón” y de lana de ovejas que tienen. Gossypium hirsutum L. Gossypium barbadense L. Los árboles que hay en este valle son “ algarrobas” y dan muy buen fru ­ to, y aprovéchanse de él los naturales com o tengo dicho. Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ Hay “ chañares” , G eoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK. h ay "calces” . Salix chilensis MOL. (Lám. IV). De fuera de este valle en las sierras hay unos árboles extraños de ver sin h oja ; tiene espinas muy espesas del m odo de agujas de ensalmar. Sirvense los indios e indias de estas espinas; tienen los pimpollos estos ár­ boles com o el muslo y el nacim iento tan gruesa com o arriba; son altos de diez palm os y m ás; van puestas estas púas por sus líneas. Es cosa adm irable para quien no lo ha visto. Dan una flor amarilla y otros blanca y m uy grande; procede de esta flor una fruta tan gruesa com o gruesos higos, y dentro llena de pepitas negrillas com o granos de mostaza mezcladas con cier­ to licor a m anera de miel. Cuando maduran se abren un poco y son gustosos.

11


LAMINA Sallx ch ile n ilf

tu

IV

. f u t lr ia t a

a. Sauces a orillas del canal que riega el Campo Experimental Fruticola de Vicu単a, provincia de Coquimbo.


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, n otable. Pag. Llám anle los indios en su lengua "neguey” 3. De estos árboles hay en toda esta tierra en las laderas y sierras. Críanse en los secadales donde no reciben ninguna agua. Trichoccreus coquimbanus (MOL.) BR. et ROSE Trichocereus chiloensis (COLLA) BR. et ROSE Eulychnia acida PHIL. 29

[valle del Guaseo] H ay los árboles que en el Copiapó tengo dicho, que es “ algarrobos” Prosopis chilensis (MOL.) STUNT2! y “ chañares” G eoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK. y "calces” ; Salix chilensis MOL. h ay de aquellos “ cardones” Trichocereus spp. Andan bien vestidos de lana y de “ algodón” , aunque no se coge mucho. Gossypium barbadense L. Gossypium hirsutum L. Cógese “ m aíz” Zea mays L. y “ frisóles” Phaseolus vulgaris L. y “ quinoa” Chenopodium quinos WILLD. y “ zapallos” , que es una m anera de calabazas salvo ser redondas y grandes; son verdes a amarillas; cuando están maduras hacen corteza, y faénense todo el año en casa. Es buen m antenim iento. Cógese ahí por las acequias. Cucurbita pepo L. Hay hierbas de nuestra España, que son “ cerrajas” Sonchus oleraceus L. y “ apio” Apium sp. y “ hierba m ora” , Solanum nigrum L. y “ llantén” , Plantago sp. y “ verbena” , . .. Verbena sp. Allí beben del vino que hacen artificial del “ algarroba” Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ y “ m aíz” y allí se embriagan. Zea mays L.

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[valle Lim arí] . . .cinco chollos, que son unos perros de la grandeza de gozques, algunos mayares, los cuales fueron tom ados y luego muertos y asados y cocidos con “ zapallos”, que son de la m anera que tengo dicho. Cucurbita pepo L.

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[valle de Coquimbo] Dase "m aíz” Zea mays L. y "frísoles” Phaseolus vulgaris L. y “ papas” Solanum tuberosum L. y “ quinoas” Chenopodium quinoa WILLD. y “ zapallos” Cucurbita pepo L. En algunas partes de este valle hay “ algarrobos” Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ y en algunas partes hay “ chañares” G eoffroea decorticans (GILL. ex HOOK. et ARN.) BURK. Hay "calces” [salces] Salix chilensis MOL. y hay m ucho “ arrayán” M yrceugenella chequen (MOL.) KAUS. Reichea coquimbensis (BARN.) KAUS. H ay por fuera del valle en lo alto y lom as unos árboles a m anera de “ m adroños”4. Es m uy buena leña para el fuego. Escallonia angustifolia var. coquimbensis (REMY) ACÜV. et KAUS.

3 N om bre actualm ente perdido. 4 A rbu tu s u n ed o h.

13


L A T IN A V A c a c ia c a v e n a. " E s p in o s b o n i t o s " e n el C a jó n d e S a n P e d ro , c e r c a d e Q u illo t a , p r o v in c ia d e V a lp a ra ís o . A r b o l c e n t e n a r io , p r o b a b le m e n t e el m á s v i e jo d e l p a ís , p u e s t ie n e 0.952 m . D A P e n s u t r o n ­ c o y u n p e r ím e t r o d e 2.99 m . a la m is m a a ltu r a . b. E s te p a d e e s p in o s c e r c a d e C h ic u r e o , al N. d e S a n tia g o . c . R a m a s d e e s p in o e n f lo r , a m a r illa s y m u y a r o m á tic a s . d. Prutos de espino, cerca de S a n J u a n d e P ir q u e . e. Tronco del segundo de los "Espinos bonitos". C a jó n de San Pedro, provincia de V a lp a r a ís o .


M. MUÑOZ SCHICK / Gerónim o de Bibar, notable.

15

Pág. [valle de Lim arí] ; tiene “ calces" [salces] y “ arrayán”

Salix chilensis MOL. M yrceugenella chequen (MOL.) KAUS. M yrceugcnia rufa (COLLA) SKOTTSB. M yrccugenia coircaefolia (HOOK. et ARN.) BERG. Hay unos árboles que se dice “ espinillo” porque tienen muchas espinas; tien (sic) la h o ja menudita. Acacia caven (MOL.) HOOK. et ARN. (Lám. V). Adesmia alborea BERT. Hay en algunas partes “ algarrobos” I'rosopis chilensis (MOL.) STUNTZ

33

Andan vestidos de lana y de hierbas, lo cual es de esta m anera: una hierba a m anera de espadaña que se dice "cabuya m ajalan ” 5, y sacan unas h e­ bras com o cáñam o e hílanlo; y de esto hacen vestidos. Puya chilensis MOL., Puya berteroniana MEZ . . . y otra más pequeña m anta echada por los hombros presa al pecho con una púa o espina de las que tengo dicho de “ cardones” . Trichocereus chiloensis (COLLA) BR. et ROSE

35

[valle de Chuapa] . . . tom aron ciertos indios naturales, los cuales dieron aviso donde había m ucho “ m aíz” condido en hoyos,

de lo que tenían es­ Zea mays L.

37

[valle de Com banbala hasta el de Aconcagua] [valle de Combanbala al de Chuapa, y de Chuapa al valle de la Liga] Hay en estos valles y fuera de ellos m uchos “ espinillos” Acacia caven (MOL.) HOOK. et ARN., Adesmia arbórea BERT. y "arrayán ” Myrceugenella chequen (MOL.) KAUS. y “sauces” com o en los valles ya dichos Salix chilensis MOL. Hay más otro género de árboles (a)dem ás de los que habernos dicho, que son al m odo de los “ granados” de España. Carecen de fruta; la madera es colorada de dentro de la cáscara. Es al m odo del brasil esté madera. Schinus latifólius (GILL.) ENGLER [valle de A concagua] . . . tiene ovejas y m ucho “m aíz” Zea mays L. y “ algarrobales” Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ

38

Andan vestidos de lana y los pobres andan vestidos de unas mantas h e­ chas de cáscaras de una hierba que tengo dicho, la cual hilan y tejen. Puya chilensis MOL., Puya berteroniana MEZ

41

[valle de M apocho?] . . . y con cada indio anda un m uchacho con una talega de “ frísoles” echando en los hoyos tres o cuatro granos. Cubriendo esto se cría sin arar n i cavar sino en los herbazales y m ontes y tierra delgada y guijarrales. Cada quince días o veinte los riegan y al coger dan de una fanega (a) más de veinte y cinco. Phaseolus vulgaris L. El “ m aíz”, cuando lo siembran en octubre, que es com o abril en España,

5 N om bre actualm ente perdido.


BOLETIN DEL MUSEO

16

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

Pág. siémbrase en tierra enjuta algunos y otro(s) en regada de cin co o seis días cavando la tierra con aquellas estacas, y otros echando el m aíz en los hoyos que serán tres o cuadro granos. Cuando nacen guárdanlo, que las aves no lo com an, y después que está nacido de dos o tres h ojas está el cam po y hierba seca, que hay m ucha y m uy alta. Echanle íu ego y hácese ceniza y aunque mala, más parte de las hojas del maíz. Luego lo riegan; sale furioso y acude sesenta y ochenta fanegas; da una fanega de cin ­ cuenta hasta ciento; dase m ejor en monte. Zea mays L.

58

[ciudad de Santiago] El “m aíz” que se sembró se buscó y sacó con gran trabajo de donde los indios enterrado lo tenían, Zea mays L. . . . que no se salvó sino lo que traían vestido y arm ado y un poco de “ tri­ go” que había hasta la cuarta parte de un selemín. Triticum aestivum L.

59

. . . acordaron hacem os otra nueva guerra en no sembrar ellos y m ante­ nerse de “ cebolletas” que la tierra produce y de ello perecían. Alophia lahue (MOL.) ESP., Calydorea xiphioides (POEPP.) ESP., Conanthera bifolia R. et P. Conanthera campanulata DON

94

...h ab ía poca gente para poder enviar a visitar la villa de La Serena, acordó hacer un bergantín y con él visitar de tres en tres meses, y cada vez que iba este bergantín les llevaba “ trigro” (sic) Triticum aestivum L. y “maíz” Zea mays L. y “ cebada” , así para com er com o para sembrar, Hordeum vulgare L.

132

[provincia de M apocho] Tiene a cin co y seis leguas m ontes de m uy buena m adera que son unos árboles m uy grandes que sacan muy buenas vigas. Notliofagus obliqua var. m acrocarpa DC. Hay otros árboles que se llam a canela. Los españoles le pusieron este n om ­ bre a causa de quemar la corteza m ás que pim ienta mas n o porque sea “ canela” , porque es m uy gorda. Es árbol crecido y derecho; tiene la h oja ancha y larga, casi se parece com o la del cedro. Drimys winteri FORST. Hay "arrayán” Myrceugenella chequen (MOL.) KAUS. Myrceugenella apiculata (DC.) KAUS. h ay "sauces”, Salix chilensis MOL. y otro árbol que se dice “ m olle” y n o es muy grande; tiene la h o ja com o “ granado” y lleva un fru to tan grande com o granos de pim ienta; lleva m uy gran cantidad. De esta fruta se hace un brebaje gustoso, cocien do estos granos en agua muy bien se hace m iel que queda a m anera de arro­ pe. Suple esta m iel a falta de la [de] abejas. La corteza de este árbol c o ­ cido con agua es buena para hinchazones de piernas. Schinus latifolius (GILL.) ENGLER Hay “ laureles” «. Cryptocarya alba (MOL.) LOOSER Persea lingue NEES Hay otro árbol que tiñe [tiene] la h oja com o “ cerezo” lleva un fruto com o los granos que tengo dicho; son gustosos. Aristotelia chilensis (MOL.) STUNTZ

6 Interpretam os este n om bre co m o referente a la fam ilia, ya qu e los verdaderos laureles, Laurealía, n o viven en esta región.


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, notable. . .

Pág. H ay “ algarrobos” ; llevan m uy buena algarroba, y los indios se aprovechan dello com o en otras partes tengo dicho. Prosopis chilensis (MOL.) STUNTZ H ay otro árbol que se dice “ espinillo” a causa que lleva muchas espinas com o alfileres y m ayores; es m uy buena leña para el fuego; críanse en llanos; no se riegan, n i reciben otra agua sino es la del invierno. Lleva una h o ja m enudita y una flor m enudita a m anera de flueco amarilla; es olorosa; n o lleva fruto de provecho. Acacia caven (MOL.) HOOK. et ARN. H ay "gu ayacán ” y se ha dado a m uchas personas y n o les he visto hacer ningún provecho, y críanse en cerros m uy altos. Es árbol pequeño. Porlieria chilensis JOHNST. Hay “ cañas” m acizas Chusquea sp. Hay otros árboles pequeños que se llam a “ albahaca” que nacen en riberas de las acequias. Los españoles le pusieron este nom bre a causa de pare­ cerse a ella. Teucrium bicolor SM. H ay otro árbol a m anera de "rom ero” que se le parece en todo sino es en el olor, que n o la tiene com o el de nuestra España. Baccharis linearis (R. et P.) PERS. 133

Hay “ palm as” y solamente las hay en esta gobernación en dos partes, Que es en el rio de Maulé hay un pedazo que hay de estas palmas, y en Quillota las hay en torno de siete y och o leguas. Llevan un fru to tan gran­ de com o nueces de que es tan [están] verdes y despedidas de la cáscara que da un cuesco redondo, y sacado lo que tiene dentro que es com o una “ avellana” . Es gustoso; tienen m uy buenos palmitos. Jubaea chilensis (MOL.) BAILL. (Lám. VI) Las hierbas que hay parecientes a las «le nuestra España son las siguientes: “ centaura” , Centaurea sp. “ hierba m ora” , Solanum nigrum L. “ llantén” , Plantago sp. “ apio” , Apium sp. “verbena”, Verbena sp. “manzanilla”, Matricaria chamomilla L. "m alvas” Malva sp., Malvastrum sp. y “m alvarisco” (m alvavisco?), Sphaeralcea obtusiloba (HOOK. F.) G. DON y “ encencio rom an o” que los boticarios llam an “ cerrajas” Sonchus oleraceus L. y “ ch icoria ” Cichorium intybus L. “ becdolagas” (sic), Portulaca oleracea L. “ culantrillo de poco [pozo?] doradilla” , Adiantum chilense KAULF. [o separados?] “ doraxMla” , Notholaena mollis KUNZE “ lengua de bue” [y], Am sinckia hispida (R. et P.) JOHNST. Phaseolus vulgaris L. “persicaria”, Polygonum persicaria L. "ortigas”, Urtica urens L. “tomillo”, Satureja gilliesii (GRAH.) BRIQ. “romaza”, Rumex crispus L., Kumex romasa REMY “juncia”, Cyperus rotundus L., Juncus sp. "coronilla del rey”, Melilotus officinalis MEDIK. “suelda”, Cynoglossum sp. “carrizo”" Phragmites communis TRIN.

2 . — M useo.


a. b. r. <] o. f.

L A M IN A V I J u b a e a c h ile n s is P a lm a r d e C o c a lá n , p r o v in c ia d e O ’H ig g ln s . P a lm a a is la d a d o n d e se o b s e r v a la e s p a ta , e n O c o a , p r o v i n c ia d e V a lp a ra ís o . B u r r o c a r g a d o c o n 4 s a c o s d e c o q u i t o s lim p io s , lis t o s p a ra la c o m e r c ia liz a c ió n . E sp á d ice c o n fr u t o s m a d u r o s d e c o lo r v e r d e - a m a r ille n t o s . F r u t o s lib r e s d e la e n v o lt u r a p u lp o s a , e f e c t u a d o p o r o v e ja s q u e lo s c o n s u m i e r o n , e s c u p i e n d o lu e g o t o t a lm e n t e lim p ia s la s s e m illa s , S e m illa s.


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, notable.

19

Pag. 135

[al enterrar un m uerto] .. . y vestido le m eten en una talega, que le ponen en la m ano “ m aíz" Zea mays L. y “ frísoles” Phaseolus vulgaris L. y pepitas de “ zapallos” , y de todas las demás semillas que ellos tienen, [ju ego de los indios de M apocho] P on en por ellos piedras o “ m aíces” o palos, de m anera que difieren en la color los unos de los otros. Zea mays L. H acen de una varita de “ m im bre” une (sic) O atada allí que será tan grande com o una ajorca. Salix chilensis MOL. T om an cuatro “ frísoles” blancos porque los hay de m uchas colores y por la una parte los tornan negros Phaseolus vulgaris L.

137

[la cordillera nevada y sus habitantes que se llam an Puelches] Esto se revuelven a la cabeza y encim a se ponen una red h echa de cordel. Este cordel h acen de una hierba que es general en todas las Indias; es a m anera de “ cáñam o” 7. Cissus striata R. et PAV.

138

[provincia de los Porm ocaes, empieza a Santiago que es una angostura hasta el río [sustento de estos indios] . . .ellos se lo con taron y com o sem braban el más del tiem po de raíces de una m anera

siete leguas de la Maulé]

ciudad de

muy p oco y se sustentaban de “ cebollas” que tengo dicho, Alophia lahue (MOL.) ESP., Conanthera bifolia R. et P., Conanthera campanulata DON, Cailydorea xiphioides (POEPP.) ESP. y de otra raíz (rué llam an ellos “ pique-pique” , que es una m anera de “ cas­ tañas’^ piladas (sic), salvo que n o tienen el gusto que ellas y blancas. Por­ que llam an “ pique-pique” es porque im as pulgas pequeñas, que se meten en los pies, entran en la carne y hácense gordas com o un garbanzo, salvo que no es redondo y es a esta apariencia por tener a un cabo y otro dos punti­ llas negras com o estas ninguas, y a este efecto le llam an “ pique-pique” 6. Diposis bulbocastanum DC. (Lám. VII) 146

[isla frente a la costa de Arauco] [Isla Santa M aría?] . . .nos ayudaron a traer toda la provisión para la galera y galeón de “maíz” Zea “ »y® Ly “ papas” Solanum tuberosum L. y “ frísoles” que les tom aron. Phaseolus vulgaris L.

147

[La C oncepción] De esta suerte conquistaba y poblaba y se sustentaba y muchas veces, y aun m uchos días, n o com íam os sino m ejillones y m arisco sacado de la m ar y c o ­ gollos ch icos y raíces de “ achupallas” , que son im itación de “ palm itos” . Fascicularia bicolor (R. et P.) MEZ, Puya berteroniana MEZ

148

[Isla d e Am ocha] Con el servicio que llevábam os cargam os los navios de “ m aíz” Zea mays L. y “ papas” Solanum tuberosum L. y “ frísoles” , que había gran cantidad. Phaseolus vulgaris L.

7 Cannabls sativa L. 8 Castanea sativa L. 9 N om bre actu alm en te perdido.


LA M IN A V II D iposis b u lb o ca sta n u m L os tú b e re s d e esta especie fu e r o n u tiliz a d o s p o r lo s n a tiv o s c o m o a lim e n to . H oy d ía la p la n ta se e n c u e n tr a en vía s de e x tin c ió n . La lá m in a p re se n ta d a es a q u e lla p u b lic a d a p o r C. G A Y en su A tlas de 1854 (L ám . 31, F ig. 2). a. P a rte de la u m b e la c o n fr u to , b F lo r estéril, c." P étalo,


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, notable. Pag. 152

153

[ciudad de La Concepción] Junto a la ciudad de La C oncepción pasa otra cordillera pequeña, y va de la m ar esta cordillera m edia legua y una legua, y en partes menos. Es muy m ontuosa de grandes árboles y “ arrayanes” M yrceugenella apiculata (DC.) KAUS., Myrceugenia obtusa (DC.) BERG y “ laureles” Laurelia sempervirens (R. et P.) TUL., Laurelia philippiana LOOSER y otros árboles grandes que llevan una fru ta a m anera de nueces, y antes que despidan las cáscaras desque está madura. Esta fruta es amarilla y de ella se hace m iel y un brebaje muy bueno; a falta de otra es buena. Este ár­ bol solam ente le h ay en tres leguas en torno de La Concepción, y en otra parte n o la hay. G om ortega keule (MOL.) JOHNST. (Lám. VIII) H ay m uchas “ cañas” m acizas Chusquea culeou DESV. H ay en esta tierra un árbol m uy alto a m anera de “ pin o” , salvo que n o tiene ram a sino solam ente una copa en lo alto. El asta que tiene procede de las hojas. Llevan estas ramas o copa unas piñas que casi se parecen a las de p in o en el llevar de los piñones. Tiénenlos en aquellos encajes y ansí se abren y sacan unos “ piñones” de ellas m ayores que almendras. Estos pasan (asa n ?) los indios y los com en cocidos. Son com o bellotas. Algunos espa­ ñoles le llam an líbano acaso de llevar una resina que, echándola en el fuego, huele bien. De estos árboles hay en algunas partes. Hay gran cantidad p a ­ sado el rio de Bíobío para adelante. Araucaria araucana (MOL.) C. KOCH (Lám. IX ) H ay otro árbol n o m uy alto; lleva un fru to com o “ avellanas” , salvo que no tiene tan dura la cáscara sino blanda y n o tienen capillo; lleva una rama tres y cuatro y m ás cantidad. Juntas son com o avellanas y, cuando están maduras, están coloradas y saben a bellotas Gevuina avellana MOL. (Lám. X ) H ay en algunas partes otro árbol que dicen “ m olle” , Schinus polygamus (CAV.) CABR. y hay otros árboles m uy buenos de que hacen m adera para las casas. Nothofagus spp. De la “ frutilla” que dije en la ciudad de Santiago aparrada por el suelo Hay m uy gran cantidad, de la cual hacen un brebaje los indios para beber. Es gustoso y pasada im ita a higos. Fragaria chiloensis (L.) EHRH. Dase m u ch o “ trigo” Triticum aestivum L. y “ cebada” , Hordeum vulgare L. y los naturales tienen “ m aíz” Zea mays L. y "frísoles” Phaseolus vulgaris L. y “ papas” Solanum tuberosum L. y una hierba a m anera de “ avena” 10 que es buen m antenim iento para ellos. Bromus mango DESV. Dase tod a la hortaliza de nuestra España, y legumbres, y hanse puesto “ sarm ientos” y danse muy bien Vitis vinifera L. e “ higueras” . Ficus carica L;; H ay "orozuz” que produce la tierra que en Castilla la V ieja llam an “ regaliza” Glycyrrhiza. astragalina GILL. y “ salvia” , Lepechinia salviae (LINDL.) EPL. y "violetas” Viola spp.

10 A ren a sativa L.


L A M IN A V I H G o m o r t e g a k e u le a. B o s q u e d e q u e u le e n e l p r e d io d e l A g u a P o t a b le , c e r c a d e T o m 茅 , p r o v in c ia d e C o n c e p c i 贸 n . E n p r im e r p la n o e l c h u p 贸 n ( G r e lg ia s p h a c e la t a ) b. T r o n c o s d e l m is m o b o s q u e , m o s t r a n d o r e n o v a le s d e la e s p e c ie . c. T r o n c o m u y g r a n d e d e q u e u le . d . D e ta lle d e l r lt ld o m a d e l q u e u le , m o s t r a n d o s u s p u n t e a c lo n e s c a r a c t e r 铆s t ic a s . e. F r u t o s d e q u e u le s e m lm a d u r o s .


M. MUÑOZ SCHICK / G eronim o de Bibar, n o ta b le ...

23

Pag. y “ p oleo" y “ zarzaparrilla” com o la de Guayaquil y muy buena.

M entha pulegium L. Ribes sp.

154

[form ación de indios para la guerra] V an luego otra hilera con unas “ varas” en que llevan unos lazos de “ be­ ju c o ” , Chusquea culeou DESV. que es una m anera de “ m im bre” muy recio, Luzuriaga radicans R. et P., Luzuriaga polyphylla (HOOK.) MCBR.

156

Es falta de sal y la sal que com en la hacen de una hierba que cerca de la m ar nace a m anera de “ tom illo”.11 En la h oja y astil de esta hierba está pegada com o rocío sal, y tom an cantidad de esta hierba y quémanla y aquella ceniza revuélvenla con agua y hacen unos panes. No tiene otra fa l­ ta sino ser m orena. Frankenia salina (MOL.) JOHNST.

158

[ciudad de Valdivia] Desde el río Tolten es montuosa, y estos árboles son “ robles” . Nothofagus spp. y “ arrayanes” Myrceugenella apiculata (DC.) KAUS. y de ellos “ avellanos” que tengo dicho. Gevuina avellana MOL. Hay gran cantidad de “ cañas” macizas. Chusquea culeou DESV. Hay “ zarzaparrilla" Ribes spp. y de la “ frutilla” que he dicho aparrada con el suelo. La h oja de esta frutilla tira a trébol, salvo que es m ayor Fragaria chiloensis (L.) EHRH.

159

La leña de esta tierra tiene una propiedad que no hace ceniza en todo el año, y en todo el año en una casa se recogerá un almud de ella. Tepualia stipularis (HOOK, et ARN.) GRISEB. Hay buena m adera para casas y aún para navios. Nothofagus spp. T ienen la hierba que he dicho. Es com o “ avena” . Bromus mango DESV. Hay más otra que es a m anera de linaza, y de esta semlla se saca un licor que suple por aceite y se guisa con él y es razonable. Esta hierba se llam a entre los indios “ m ate” [made]. Gómenla tostada. También la hay en la provincia de La C oncepción y en La Imperial. Màdia sativa MOL. Siem bran los indios “m aíz” Zea mays L. y “ frísoles” Fhaseolus vulgaris L. y “ papas” ; Solanum tuberosum L. dase “ trigo” Triticum aestivum L. y “ cebada” Hordeum vulgare L. Las armas de esta gente de esta provincia son unas m antas hechas de nu­ dillos de “ cordel” de la hierba que tengo dicho, y es de una vara de ancho. Luzuriaga radicans R. et P., Luzuriaga polyphylla (HOOK.) MCBR. Es falta de sal esta ciudad y hácenla com o la que tengo dicho en La Concepción. Frankenia salina (MOL.) JOHNST.

166

Esta tierra Q.ue he dicho que está sin m onte no hay árbol sino es puesto a m ano. Es tres leguas de latitud y diez o doce de longitud [rio Bueno]. Este com pás que está sin m onte es tierra fértil de “ m aíz” Zea mays S. y “ frísoles” Phaseolus vulgaris L. y de “papas” Solanum tuberosum L.

II T h y m u i vulgaris L.


L A M IN A I X A r a u ca ria a r a u c a n a a. B o s q u e o r o d a l d e p e h u é n , e n e l P a r q u e N a c io n a l d e N a h u e lb u t a , c e r c a d e la P ie d r a d e l A g u ila , p r o v i n c ia d e M a lle c o . O b s é rv e se e l r e n o v a l m u y I n t e n s o d e la e s p e c ie . » . D e ta lle d e l r it id o m a y c o r te z a d e l p e h u é n . c. F r u t o s m a d u r o s d e p e h u é n . d. R a m a s c o n a m e n t o s m a s c u lin o s e n e l e x t r e m o d e la s ra m a s. e. F r u t o m a d u r o y a m e n t o s m a s c u lin o s v is to s d e la d o . f . F r u t o s d is p u e s t o s d e a d o s , e n e l e x t r e m o d e la s r a m a s.


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, notable. Pag. 179

[archipiélago en 45o] T oda esta tierra que vimos es m ontuosa y no vimos gente, salvo que en una isla vim os unos ranchos pequeños y al parecer eran de gente pobre. Habia “ papas” Solanum tuberosum L. y “ m aíz” ; Zea mays L . [ancón en altura de 48° y 2/3] Es tierra de árboles, “ laurel” Laurelia philippiana LOOSER y “ cipreses” Pilgerodendron uvifera (D. DON) FLORIN y “ arrayán” , Myrceugenella apiculata (DC.) KAUS. y otras m uchas hierbas de nuestra España y la hierba com o "avena” . Bromus mango DESV. Hay “papas” Solanum tuberosum L. y “maíz” Zea mays L.

180

[boca del estrecho de Magallanes] Tiene dos isletas pequeñas en m edio y al lado del norte tiene unos farello­ nes que parecen velas. A la banda del sur tiene una isla a manera de cam ­ pana, y así se llam a la isla de la Campana. Es m ontuosa y poblada de indios. Tienen sus casas cubiertas con cortezas de árboles y con cueros de lobos m a rin o s,... Nothofagus spp., Drimys winteri FORST.

211

[plantas, árboles y verdura que se han traído de España a Chile] . . . “ m elones” y m uy buenos, Cucumis meló L. y m uy buenas “ coles” Brassica oleracea L. Lactuca sativa L. y “lechugas” Raphanus sativus L. y “rábanos" Allium cepa L. y “cebollas” Allium sativum L. y “ajos” Daucus carota L. y “zanahorias”, Solanum melongena L. “berenjenas”, Petroselinum crispum (MILL.) NYM. y “perejil” Beta vulgaris var. cicla L. y "acelgas” Cynara cardunculus L. y “ cardos”, Lens culinaris MEDIK. y “lentejas” Cicer arietinum L. y “garbanzos”, Vicia taba L. “habas”, Nasturtium officinale R. BR. “mastuerzo” Pimpinella anisum L. y “anís”, Coriandrum sativum L. “cilantro”, Ocimum basilicum L. y “albahaca” Foeniculum vulgare MILL. “hinojo”, Ruta graveolens L. “ruda”, Brassica nigra (L.) KOCH pues “mostaza” y “ nabos” h a cundido tanto que en los cam pos no hay otra cosa, Raphanus rapbanistrum L. e “ hierba buena” infinitísim o por los campos. Mentha citrata EHRH. Hay “ viñas” y en ninguna parte de Indias se h a dado tan buena uva com o en esta tierra; hácese muy buen vino. Vitis vinifera L. El prim er hom bre que lo hizo en esta tierra fue un vecino que se dice R odrigo de Araya, y así m esm o fue el prim ero que trujo “ trigo” a esta tierra Triticum aestivum L. Hay “ higueras” y dan m uy buen fruto,

Ficus carica L-


a. b. c. d.

LAMINA X Gevuina avellana Arbol aislado de avellano, cerca de Raleo, provincia de Blobio. Ramas florĂ­feras. Detalle de ellas. Frutos enteros y partidos del avellano, mostrando la semilla comestible.


M. MUÑOZ SCHICK / G erónim o de Bibar, notable.

at

y “ granadas” , y las dan buenas, Púnica granatum L. y “ n aran jas” Citrus sinensis (L.) OSBECK y “ lim as” Citrus aurantifolia (CHRISTM.) SWINGLE y “ cidras” Citrus m edica L. y “ m em brillos” Cydonia oblonga MILL. y “ m anzanas” , ___ Malus pumila MILL. Ansí m ism o h ay m ucho “ lin o” y se hace muy buen lienzo y se podía pasar con ello. Linum usitatissimum L.

S U M M A R Y The work o f G. BIBAR is analized through the botanical point of view, to know cientifically the entities described with com m on names by the author. This study shows the rem arkable value o f his observations, for the precision in the m ention o f geographical areas, the citation o f unknown com m on names, the introduction o f European plants of great agricultural im portance at such early dates, the econ om ic botanical value of native plants and the mention of endemic entities with very restrict areas w ithin the country.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS BAEZA, V. M. 1930 Los nom bres vulgares de las plantas silves­ tres de Chile y su co n cord an cia c o n los nom bres cien tíficos. Im p. El G lo b o , 2* ed. : 1-270. ESPINOSA, M . R. 1922 D os plantas chilenas de bu lb o s com estibles. Rev. Chll. Hist. Nat. 26: 8-26. 1930 A n ota cion es botánicas. O bservaciones sobre el qu isco y el m aihuén. B ol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 13: 125-139. PONT QUER. P. 1962 Plantas m edicinales. El D ioscórldes renovado. Ed. L abor 1-1033. G AY, C. 1865

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Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 29-38 1975.

Nota sobre la fauna edàfica aerobionte en el Bosque Clímax de la Isla Más a Tierra1 (Archipiélago Juan Fernández, Chile)

R e n é C o v a r r u b Ia s

Del 9 al 15 de noviem bre de 1968 se realizó un viaje de estudio a la isla Más a Tierra (Lat. 33? 37’ 15” S; Long. 789 53 > w ) en el archipié­ lago de Juan Fernández. Se llevó a la isla tod o el m aterial necesario paira realizar una investigación cuantitativa sobre la fauna edáfica aerobionte, y poder obtener así datos precisos acerca de su den­ sidad y abundancia relativa. MUESTRAS L a intención principal del viaje fue realizar un m uestreo en el bosque cotiledóneo siem preverde (SKOTTSBERG 1957), que corres­ ponde al bosque clím ax de la isla. Anteriorm ente, otros autores h an m uestreado en el bosque clím ax, pero sólo con 1 a 3 muestras, por lo que se estim ó necesario am ­

1 Llam ada actu alm en te isla R ob in so n Crusoe. * S ección E cología, D epartam ento de Ciencias Naturales y Exactas, U niversidad de Chile, Sede Sur. D irección p o s­ ta l (postal a d d ress): C lasificador 1144, Santiago - Chile.

B. *

pliar la inform ación (ZEISS 1967, ZEISS y HERMOSILLA 1970, RUBIO y HERMOSILLA 1968). También, siguiendo la idea de AOKI (1967), se ensayó la diversificación del muestreo den­ tro del ecosistema “ bosque” . AOKI demuestra, gracias a un acucioso estudio sobre ácaros Orlbátidos, la existencia real de diferencias im portantes de com posición fáunica en los diferentes m icrohabitats que se pueden en ­ contrar aun en un pequeño cuadrante de bos­ que. Es lógico entonces separar metódicam en­ te en un estudio biocenótico los diferentes subs­ tratos principales, ya que en ningún caso se esperará "a priori” una hom ogeneidad del substrato o una distribución al azar de la fau ­ na de m icroartrópodos que justifique un mues­ treo global de “ bosque” . Estas consideraciones son básicas cuando se trata de evaluar el posible significado de una sola cifra global para un parám etro p oblacional cualquiera, que pretenda represen­ tar algo tan com plejo y esperadamente diver­ so com o la distribución de la densidad en la


30

BOLETIN DEL MUSEO

edafofauna de “bosque” , especialmente si se trata de una form ación natural clím ax, en donde se espera una diversidad específica alta. En el presente trabajo se tom aron 29 muestras divididas en subgrupos que corres­ ponden a diferentes partes del bosque clímax, que pudieran m ostrar variaciones en su com ­ posición fáunica.

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

del cerro “ D am ajuana” en el lugar denom ina­ do “ Subida al Cam ote” . Sobre las características de la vegetación, suelos, etc., han sido estudiados por num erosos autores, cuyo detalle aparece en revisiones co­ m o las realizadas por ZEISS (1967) o ZEISS y HERMOSILLA (1970). METODOS

Se eligieron los siguientes subgrupos: 1. H ojarasca propiamente tal, sin cubierta vegetal herbácea, al pie de árboles o entre ellos: 4 muestras. 2. Hojarasca de helechos, siempre dentro del basque; pero el material consiste casi ex­ clusivamente en h ojas y tallas de las gran­ des helechos locales: 4 muestras. 3. Suelos suspendidos, es decir, porciones de h ojarasca y humus encontrados en huecos entre ramas de los árboles, sin contacto ■directo con el suelo del bosque: 3 muestras. 4. Musgos en el bosque, sobre diferentes subs­ tratos, com o suelo, árboles o rocas: 4 muestras. 5. Corteza de árboles: 3 muestras. 6. Pequeños prados naturales de gramíneas que se encuentran en claros del bosque: 3 muestras. 7. Liqúenes sobre rocas, dentro del bosque: 3 muestras. 8. Material de tronco podrido, caído: 5 mues­ tras., / | Tam bién se tom ó un grupo de 5 muestras'^ en bosque, diferenciando en cada una tres capas superpuestas, para discernir la estrati­ ficación de la fauna desde la superficie hacia la profundidad. Los estratos analizados corresponden a lo siguiente: Capa I. Capas A00 y A0, hojarasca de árbol, espesor 2 cm. Capa II. Es un “ M oder” muy fino, color ca­ fé negruzco, situado b a jo la capa I. Corresponde a capa A r Espesor 5 cm. Capa III. Es un suelo pardo, color café, c o ­ rresponde a una capa A ,, espesor 20 cm. Las capas A j y A2 estaban en todos los ca ­ sos bastante húmedas y muy entremezcladas de raicillas. Lugares de muestreo. Se trabajó en los bosques de: “ Pangal” , la “ Plataform a del Y unque”, la ladera SW del “ Mirador de Selkirk” , del cerro “ Chifladores” ,

Se extrajeron muestras de 250 cc., transpor­ tadas en bolsas de polietileno, para ser proce­ sadas posteriorm ente en embudos de BerleseTullgren, con ilum inación por am polletas de 40 W. que perm anecían encendidas sólo en el período diurno*. En ningún caso transcurrie­ ron más de tres horas entre la extracción de la muestra y su colocación en los embudos. La fauna fue recibida en tubos de vidrio con alcohol de 75° y analizada posteriorm en­ te b a jo m icroscopio estereoscópico, separán­ dose taxonóm icam ente hasta órdenes, subór­ denes, superfam ilias, secciones o fam ilias según los grupos. RESULTADOS En el Cuadro 1 se entregan para ca da gru ­ po fáu n ico las densidades medías obtenidas en cada uno de los substratos que se analiza. ron en el bosque, y tam bién la m edia del í total de las muestras obtenidas en el bosque ?.sin hacer separaciones por substrato, que h e ­ mos llam ado “ m edia global” . Esta m edia glo­ bal se acerca más a los datos que entregaría un muestreo al azar estricto en el interior de un bosque, es decir, con muestras tom adas sin considerar el tipo de substrato sobre el que recaen. En la Fig. 1 se ilustran los datos de totales del Cuadro 1, ordenadas de m ayor a m enor densidad total e intercalando la m edia global del bosque en el intervalo que le corresponde en cuanto a magnitud. D entro de cada barra se ilustran tam bién los grupos más represen­ tativos: Acariña in toto y Collem bola in toto; el espacio restante corresponde a tod o el resto de fauna edáfica obtenida. En el Cuadro 2 se entregan las cifras de abundancia relativa en porcentaje, de los di­ ferentes grupos fáunicos obtenidos, ta n to en cada u no de los substratos estudiados por se­ parado, com o en la suma total de las m ues­ tras. (Total global.) * D ebido a qu e en la Isla hay electricida d só lo de día*


R. COVARRUBIAS B. / Nota sobre la fauna edàfica.

31

Cuadro 1. Densidades m edias por substrato para taxa superiores de m icroartrópodos. Archipiélago de Ju an Fernández. En el Cuadro 3 aparecen las densidades m e­ dias y abundancias relativas en porcentaje, para cada grupo fáu n ico y paira cada estrato, com o resultado del análisis del citado grupo de 5 muestras de 3 capas superpuestas cada una. Las densidades h an sido representadas tam bién en la Fig. 2. Las 5 muestras son representativas del bos­ que clím ax; todas se extrajeron en lugares de cubierta total de bosque, y en sitios con horizontes A00, A0 y A x bien definidos, es decir, com o las muestras llam adas “ forn a ’’ en los Cuadros 1 y 2. Los resultados del Cuadro 3, por lo tanto, sólo se pueden hacer extensivos a los substratos análogos (hojarasca-hu m u s), n o a todos los diferentes integrantes del bos­ que, que justam ente se han querido separar. DISCUSION Todas las cifras de densidad que se citan en la presente discusión se pondrán com o un núm ero entre paréntesis, que debe interpre­ tarse com o N? de individuos por 1000 cc. de

material,

La densidad m edia total de fauna varía entre amplios límites, desde (6060) en liqúe­ nes hasta (483) en madera descompuesta; la media global, considerando en conjunto todas las muestras de los 8 substratos diferentes estudiados, es de (1784). Cifras superiores a la citada media global se encontraron para las densidades totales de 4 substratos: liquen (6060), gramíneas (4960), “ forn a ” (2911) y musgos (2113). Cifras inferiores a la media global se ob­ servaron en las densidades medias para el total de fauna en : “ forna” de helechos (722), suelo suspendido (644), corteza de árbol (536) y tronco podrido (483). Llama la atención que las cifras entregadas para estos mismos bos­ ques por RUBIO y HERMOSILLA (1968) son todas inferiores a la media del presente tra­ b a jo y, además, sin estar diferenciadas por substrato preciso, entregan m uy poca in for­ m ación (300-800 Dens. 1000 cc. bosque). La gran variación observada en las densi­ dades m edias entre los 8 substratos estudia­ dos nos alerta acerca de la necesidad de refe-


BOLETIN DEL MUSEO

32

CUADRO

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

1

Densidades en 1000 cc. de material de la fauna edàfica aerobionte, en diversos substratos del bosque clímax. Liquen

Gamasides Liroasplna Uropodina Prostigma ta Tarsonemini Acaridiae Oribatei

Araneida Pseudoscorpionlda

Diplopoda Pauropoda Symphyla Chilopoda Protura Podurom orpha Entom obryomorph Symphypleona Thysanoptera Psocoptera Homoptera

Larvas Lepidopten Larvas Diptera Larvas, Coleóptera

Cureulioni dae Staphylinidae Otros Coleóptera Hymenoptera (sin Form icidae)

Totales ordenados por m agnitud decreciente

Total Total Total Total

Acariña Arthropleona Collembola Coleóptera

Gramineas

Fonia

Musgos

Media Porna global helechos

Snelo suspendido

Corteza Tronco árbol podrido


22 cm

íig . 2. Densidad en 1000 cc. en tres estratos verticales de suelo. Archipiélago de Juan Fernftndez. rirse a substratos precisos, al efectuar m ués­ treos dentro de un bosque, ya que un análisis basado en un muestreo al azar estricto, si bien arroja una media y otros parám etros de posi­ ción, tendrá sin em bargo una significación im precisa y una utilidad muy relativa. En otras palabras, com parar la densidad de fauna de dos o más bosques basándose exclusiva­ m ente en medias globales puede conducir a errores, que serán errores de m étodo, pues aun iguales cifras de densidad global pueden es­ conder situaciones totalm ente diferentes, de­ pendiendo del grado de heterogeneidad inter­ n o del bosque expresado en los muéstreos y las cifras resultantes. Alguna utilidad podría prestar el cálculo de algunos otros parám etros de posición que nos ilustren acerca de la dispersión de las muestras alrededor de la media, com o la des­ 3. — Museo.

viación típica por ejem plo, pero con lim ita­ ciones, pues com o se desprende de los datos del Cuadro 1, tam bién interesa diferenciar cua­ litativam ente la distribución general de las densidades, lo que en m odo alguno entregarían parámetros com o el citado. La misma media global, com o dato aislado, poseería entonces un pobre valor descriptivo, además de que su significación real es difícil, si no im posible de precisar. Parece evidente, en cambio, el valor descrip­ tivo y analítico que tendría para una situa­ ción com pleja, com o es un bosque clím ax, el poder contar con todo el espectro de variables, diferenciadas por situaciones reales del ecosis­ tema. Se podría entonces pensar en com parar la densidad de la m icrofauna de dos ecoslste-


BOLETIN DEL MUSEO

34

CUADRO

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

2

Abundancia relativa en % de los componentes de la fauna edáfica aerobionte, en diferentes substratos del bosque clímax.

Gamasides Liroaspina Uropodlna Prostigmata Tarsonemini Acaridiae Oribatei

Araneida Pseudoscorpionida

Diplopoda Pauropoda Symphyla Chilopoda

Protura Poduromorpha Entomobryomorpha Symphypleona Thysanoptera Psocoptera Homoptera

Larvas Lepidoptera parvas Diptera Larvas Coleóptera

Curculionidae Staphylinidae Otros Coleóptera Hymenoptera

Liquen

Gramí­ neas

Poma

Musgos

Forna helecbos

1.58 — — 35,64 0.33 1.32 52.01

8.55

3.94

4.71

4.03 1.19 43.43

5.54 0.05 0.24 21.06 1.80 0.33 58.73

— 1.94 49.31 0.83 — 19.94

0.09 0.14

0.24 0.09

0.05 — —

— 0.08 5.40 58.79 — 8.39

0.08 —

— 1.24 32.11

Suelo susp endido

Corteza árbol

Tronco podrido

Total global

4j04

0.75

2.98

— 10.25 3.73 0.93 3.11 32.61

— — 45.52 — — 48.51

— 10.10 13.41 0.83 — 40.23

4.51 0.01 1.58 24.61 10.28 0.74

0.33 0.17

0.12 0.12

__

0.08 0.31 0.18 0.12

__

_

__

---

0.31

2,24

__

1.55 1.55

---

0.07 — —

_

__

— —

0.64

0.20

---

— 0.09

7.26 0.26 — 0.73

4.84 12.74 0.08 0.16 —

0.23 3.02 5.36 2.61 0.05 —

0X)5 1.33 2.84 1.85 0.19 —

1.11 3.32 4.99 9.70 — —

9.01 6.83 13.66 0.31 —

0.40

0.78

0.71

1.66

4.35

0.16 0.16 0.08

0.27 0.64 0.09

0.28 4;16 0.24

0.55 1.39 0.28

1.55 4.66 0.62

— —

0.33 0.17

0.08

0.05

0.31 0.31 0.31

0.07 0.33

0.13 —

0.07

0.09

0.28 — ■—■

__ •

_ 0.75 1.49 — — 0.75 —

0.99 2.48 0.50

42.09

3.64 16.23 1.99 1.66 —

0.38 4.77 4.64

0.17 3.81

0.04

2.20 0.22 1.00

0.27 1.49 0.15

0.04 0.01 0.02 0.02

0.05 0.09

100.00

99.99

100.00

100.01

100.01

100.00

100.01

100.02

100.00

90.89 7.52 7.52

81.21 17.58 17.66 0.08

85.94 8.38 10.99 0.05

87.74 4.16 6.01 0.05

76.73 8.31 18.01 —

54.66 15.84 29.50 0,93

94.78 2.24 2.24

67.55 18.21 19.87

83.83 9.41 11.60 0.06

(sin Form loidae)

Total

Total Total T otal T otal

Acariña Arthropleona Collembola Coleóptera


R. COVARRUBIAS B. / N ota sobre la fauna edáflca. m as n o sólo con el análisis de sus dos corres­ pon dien tes m edias globales, sino que con : A ) La determ inación del n úm ero de prin ci­ pales substratos diferentes que en él se encuentren. B ) La observación de la variación m edia de la densidad de y entre esos diferentes substratos. Creo que éste es el análisis m ínim o de la densidad (u otras características) necesario pa ra describir eficientem ente ecosistem as tan com plejos estructuralm ente, com o es un bos­ que, aunque tam bién se puede h acer exten ­ siva tal afirm a ción a otros ecosistem as te­ rrestres com o sabanás, m atorrales espinosos, estepas, etc. Por otra parte, de los datos totales de den ­ sidad para ca da muestra (Cuadro 1) podem os observar que la I T = 1783,6, pero que n o re­ presenta la densidad m ás frecuente en el universo m uestral analizado. Esto se eviden­ cia al analizar la m oda. Se encuentran dos m odas en la distribución por clases: 1) La m ayor es el 55 % de las muestras, clase de densidades entre 1 y 1000. 2) La otra es el 20 % de las muestras entre densidades de 2001 - 3000. Se observa que l a " x n o representa la den ­ sidad de la m od a mayor, n i siquiera de la m oda m enor, por lo que se estim a que no re­ fle ja la densidad “ real” más frecuente para la fau n a edáfica total. Análisis p o r grupo fáu n ico No se hará un análisis de cada grupo, sino que m ás bien se entregan en los cuadros los datos num éricos obtenidos para el detalle fáu ­ n ico, los que pueden ser consultados por los especialistas. Aquí m e lim itaré a señalar algunos hechos generales: El total de ácaros sigue la tendencia de m a­ yor a m en or densidad, en el m ism o orden de substratos que el total de la fauna ya analiza­ d o m ás arriba (Cuadro 1). Los totales de Arthropleona, Collem bola in toto y de Coleóptera, en cam bio, al disponerlos de m ayor a m en or densidad, form an otaras ordenaciones diferentes de substratos, com o p or ejem plo los Colém bolos, que presentan su m ayor densidad en los prados de gram íneas den tro del bosque, y la m enor en corteza de árbol (y n o en liqúenes o troncos podridos, com o se observó, respectivam ente, para el to ­ tal de la fa u n a ).

35

Por otra parte, n inguno de los grupos fáunicos menores que se detallan en el Cuadro 1 presenta igual distribución de m ayor a m enor que el total de la fauna. De esto se deduce que un análisis por t o ­ tales de fauna o de subgrupos de ella, si bien es valioso con un objetivo generalizante y operable para com parar dos ecosistemas, no entrega datos acerca del detalle de los grupos com ponentes. Para los especialistas, a quienes interesan en prim era instancia las caracterís­ ticas de un grupo particular, les es necesario poder disponer de daltos detallados acerca del grupo de su interés. De la observación de la Fig. 1 resulta evidente que el grupo netam ente mayoritario, en todos los substratos, es el de los ácaros, lo que n o hace sino con firm ar datos anteriores no s ó lo ' en bosque tem plado higrófilo, sino que en bosque esclerófilo, sabana y estepa (COVARRUBIAS et al. 1964). De la observación del Cuadro 2 podemos concluir que: El porcentaje m ayoritario en todos los subs­ tratos analizados lo presentan los ácaros, que, independientem ente de la densidad ya ana­ lizada, es el grupo más abundante: oscila entre el 95% (corteza árbol) y el 55% (suelo suspendido) de la fauna total. Aún más, en los 4 substratos cuya densidad era superior a la media global (liquen, gramíneas, "forn a s” , m usgos), y en que el total de ácaros presenta densidades altas (5508, 4028, 2501, 1854), la abundancia relativa para el total de ácaros presenta aún m enor oscilación entre las mues­ tras y entrega siempre un porcentaje elevado de la fauna total (91, 81, 86 y 88%, respectiva­ m ente). Los colém bolos, a pesar de que en am bien­ tes tales com o los terrenos cultivados suelen presentar tanto densidades com o abundan­ cias relativas elevadas, a veces dominantes, en los substratos del bosque clím ax el por­ centaje m áxim o que alcanzaron es de 29,5% (en suelo suspendido), presentando, por otra parte, cifras mínim as (2,2% en corteza de árbol). Desgraciadamente, n o se ha dispuesto de la oportunidad ni del apoyo logístico necesa­ rios para poder efectuar muestreos regulares a lo largo de un ciclo anual; pero es probable que las fluctuaciones estacionales de la fau ­ na no sean tan marcadas, debido a la fuerte influencia clim ática de tipo oceánico (ZEISS y HERMOSILLA 1970), con características n o ­ tablem ente hom ogéneas a lo largo de todo el año, que se presenta en las islas.


BOLETIN DEL MUSEO

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NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

CUADRO 3 Densidad en 1000 cc. y abundancia relativa en % para tres estratce superpuestos, desde superficie a profundidad. Cifras medias para un total de 5 muestras del bosque clímax con 3 estratos cada una. (Descripción de estratos en el texto.) DENSIDAD

ABUNDANCIA

1000 cc.

Gamasides Liroaspina Uropodina Prostigmata Tarsonemini Acaridiae

RELATIVA

%

Estrato I

Estrato

Estrato

ra

Estrato I

151.2

102

42

8.22

6.76

7.17

9.87 7.13 1.57 0.43 45.06

6,50 11.21 1.66

7.51 19.45 1.71

52.39

34.81

0.78 0.26

0.20 0.13

0.09 __

0.13 1.13

__

__

0.22

0.46

1.06 5.44 1.86 1.19

_

n

_

__

_

Estrato

n

_

181.6 131.2 28.8 8.0 828.8

790

204

14.4 4.8

3 2

1.6 —

2 17

__

__

4.0

7

Protura Podurom orpha Entom obryomorpha Sym phypleona Thysanoptera Psocoptera Homoptera

4.0 5.6 145.6 79.2

16 82 28 18

0.22 0.30 7.92 4.31

__

—.

1 127

.—

9.87

0.07 8 j42

Larvas Lepidoptera Larvas Díptera Larvas Coleóptera

0.8 57.6 0.8

0.04 3.13 0.04

1.19 0.13

Oribatei

Araneida Pseudoscorpionida

Diplopoda Pauropoda Symphyla Chilopoda

Curculionidae Staphylinidae Otros Coleóptera Hymenoptera

181,6

4.8 1.6 0,8 2.4

98 169 25

44 114 10

12 2 2

4 40 10

102

_

__

18 2

1

__

0.07

0.26 0.09 0.04 0.13

---

Estrato

m

__

2.05 0.34 0.34

0.68 6.83 1.71 — — —

17.41

_

__

(sin F orm icidae)

Total

1.839.2

1.508.0

586.0

99.68

100.00

100.01

Total Acariña Total Arthropleona Total Collembola Total Coleóptera

1.329.6 151.2 230.4 7.2

1.184 110 128 1

414 50 50

72.29 8.22 12.53 0.39

78.51 7.29 8.49 0.07

70.65 8.53 8.53

_


R. COVARRTJBIAS B. / N ota sobre la fauna edáfica.

37

Estos resultados coin ciden con los que en ­ trega la literatura en cuanto a dom inancia de ácaros, seguidos por los colém bolos, cons­ tituyendo en con ju n to los dos grupos m ayoritarios de la fau n a edáfica aerobionte (COVARRU BIAS et al. 1964, D I CASTRI 1963)

pos fáunicos analizados en el bosc.ue clímax, según si las muestras provengan de substratos diferentes dentro del bosque (“ forna", musgos, liqúenes, corteza de árbol, tronco en descom po­ sición, hojarasca de helechos, prado de gram í­ neas, suelo suspendido).

Entre los diferentes grupos de ácaros, sue­ len ser m ayoritarios los Oribatei (Cryptostigm a ta ), seguidos por los Prostigm ata, figura habitual en los m edios de form aciones clím ax chilenos. Llam an la atención, sin em bargo, los porcentajes relativam ente altos alcanzados p or los Tarsonem ini en los prados de gram í­ neas de claros de bosque (59% ). Los otros grupos de ácaros suelen no sobre­ pasar el 10,5% de la fauna. El resto d e los grupos no alcanza porcenta­ jes elevados en n ingú n substrato especial del bosque clím ax. Se pueden señalar, sin em ­ bargo, los porcentajes relativam ente altos de Sym phypleona, en “ fo rn a ” de helechos y suelo suspendido (9,7% y 13,7%, respectiva­ m ente) . No hem os calculado cifras de diversidad para el con ju n to de muestras del presente trab a jo hasta n o poder com pletar la determ i­ nación específica estricta de la fauna encon­ trada, fin d ifícil de lograr en el estado actual p or la com plejidad enorme de la sistem ática del con ju n to de grupos zoológicos encontra­ dos; problem a verdaderam ente internacional, especialm ente en los países latinoam ericanos que n o disponen de todos los especialistas ni la docum entación necesaria. D el Cuadro 3 y Fig. 2, dispuestos para seña­ lar diferencias en la distribución vertical de la fau n a edáfica, se pueden efectuar las siguien­ tes observaciones: Para los totales de fauna, de ácaros y de colém bolos, se observan densidades decre­ cientes desde la superficie h acia la profundi­ dad, a juzgar por el análisis basado en los 3 estratos descritos anteriorm ente. Igual tendencia presenta la gran mayoría de los grupos fáunicos descritos. Tendencias diferentes, con m ayor densidad en el estrato n , son m ostrados sólo por Chilopoda, Protura y Collem bola Podurom orpha, indicadoras de un m ayor edafism o, propiedad que se m a­ nifiesta tam bién, claram ente, en grupos com o Pauropoda, Sym phyla y Psocoptera, los que no se en contraron en el estrato I, sino sólo en u no o dos de los estratos más profundos.

2. Se recom ienda preferir la realización de estudios discriminados por substrato al estu­ diar la fauna de ecosistemas com plejos. Se es­ tim a insuficiente, desde el punto de vista in­ terpretativo, la descripción y com paración de “ basques” (u otros ecosistemas) basándose exclusivamente en medias globales, aun acom ­ pañadas de otros parám etros de dispersión. 3. Se con firm a la dom inancia de los ácaros, seguidos por los colém bolos, tanto en densidad com o en abundancia relativa, dentro de todos los substratos analizados en el bosque clímax. 4. Se con firm a la tendencia de la gran m ayoría de los grupos zoológicos encontrados (ver Cuadro 3), a disponerse con una gradien­ te de densidad vertical, que va de m ayor a m e­ nor desde la superficie hacia la profundidad. 5. Se evidencian com o grupos de preferencia euedáfica los Pauropoda, Symphyla, Protura y Colémbolos Podurom orpha.

CONCLUSIONES 1. Se encuentran diferencias en la densi­ dad y la abundancia relativa de los gru­

RESUMEN El presente trabajo se realizó en el bosque clím ax de la isla Más a Tierra (Archipiélago de Juan Fernández). Se estudió la fauna edáfica aerobionte, por separado dentro de 8 diferentes substratos dentro del bosque, por medio de embudos de Berlese-Tullgren. Se obtuvieron cifras de densidad y abun­ dancia relativa para los diferentes grupos com ­ ponentes y en los diversos substratos (ver Cuadros 1 y 2, Figs. 1 y 2). Se analiza la significación de los prom e­ dios globales de densidad fáunica en mués­ treos al azar dentro de un bosque, sin dife­ renciar substratos. Se concluye que es n ece­ sario diferenciarlos, pues tanto la densidad com o la abundancia relativa de los grupos zoológicos presentan variaciones de gran m ag­ nitud entre substratos. Se estudió en un grupo de muestras estratificadas en profundidad (3 capas) la distribución vertical de cada grupo zoológico por separado, diferenciándose los grupos de tendencia euedáfica de los que, com o la m a­ yoría, habitan preferentem ente la capa más superficial (ver Cuadro 3).


BOLETIN DEL MUSEO

38 SUMMARY

The field work was done in the clim ax rainforests o f the Más a Tierra Island (Juan Fernandez archipelago), Chile. The aerobic soil fauna was studied sepa­ rately in 8 different substrates inside the f o ­ rest. Berlese-Tullgren funnels were utilized for extraction of the fauna. Data concerning the density and relative abundance were obtained, for each substrate and for the sampled taxa (See Tables 1 and 2, Pigs. 1 and 2). Interpretation and analysis are given to the average data extracted by means of a

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

random sampling inside of a forest, without considering definite substrates. It was co n ­ cluded that, owing to the large differences obtained for density and relative abundance o f the taxa am ong the different substrates studied, it would be recom m ended to study them separately, if any qualitative conclusion is to be added to the quantitative results. A separate group o f samples was taken and studied, in order to dem onstrate the vertical distribution o f the soil fauna, results are given in Table 3 for each taxa, showing clearly those groups with euedaphic tendences, and others prefering the first and m ore super­ ficial layer.

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Desarrollo larvario de Elminius kingii Gray (CRUSTACEA, CIRRIPEDIA )

José

INTRODUCCION El género Elminius (dos o tres especies) presentaba una distribución disyuntiva lim i­ tada al hem isferio sur, en Australasia y Sudam érica, hasta alrededor de 1945, época en que la especie Elminius modestus DAR WIN, originaria de Australasia, fue introducida posiblem ente por barcos en Inglaterra (Southam ptom y / o estuario del Tám esis); desde allí se h a expandido rápidam ente, según CRISP (1958, 1960), CRISP y SOUTHWARD (1959), BARNES y BARNES (1960), entre otros, convirtiéndose en una peste para los bancos de ostras (KiNIGHT-JONES 1948) debido en par­ te a su com portam iento gregario durante la etapa de fija ció n al substrato (KNIGHTJONES y STEVENSON 1950). Elminius kingii G R A Y tiene una distribución geográfica desde las islas Falkland, Tierra del Fuego, y desde el Canal de C hacao hasta el río Mataquito, hacia el n orte de Chile (ARENAS 1971). Am bas especies, E. modestus y E. kingii, pre­ sentan m uchas características ecológicas • In s titu to de Z oología, U niversidad Austral de Chile. Casilla 567, V aldivia - Chile.

N.

Abenas *

sem ejantes y se encuentran limitadas a la zona de aguas salobres. El estudio del desarrollo larvario de los cirripedios ha ayudado a establecer sus relacio­ nes filogenéticas. El descubrimiento de la larva nauplius (THOMPSON 1830) hizo posi­ ble dilucidar el parentesco de los cirripedios con los Crustacea. En este orden, m ucho más tarde, BASSINDALE (1936), estudiando el desarrollo larvario de varias especies de Balanus, estableció una fórm ula para expresar la setación de los apéndices naupliares y, ba­ sándose en ella, trató de interpretar los gra­ dos de parentesco entre las especies conside­ radas. KNIGHT-JONES y WAUGH (1949) y PYEFINCH (1949) discutieron el valor taxo­ nóm ico y la aplicabilidad de dicha fórmula, la que, según estos autores, sólo tendría utili­ dad en la identificación de los distintos esta­ dios nauplius de una especie. En relación con estos antecedentes, hemos utilizado el m étodo de BASSINDALE para la identificación de los estadios nauplius de Elminius kingii GRAY en la descripción del desarrollo larvario de esta especie. Compara­ rem os dicho desarrollo con el de Elminius m o­ destus DAR WIN (KNIGHT-JONES y WAUGH


Fig. 1. Elminius kingil. Estadio naupllus n, vista ventral, mostrando completos loe apĂŠndices del lado derecho solamente.


J. N. ARENAS / D esarrollo larvario de Elminius kingii. 1949), discutiendo, isobre la base de esta com ­ paración, las posibles relaciones filogenéticas existentes entre ambas especies.

41

descripción de los estadios larvales se utili­ zó la term inología adoptada por PYEFINCH (1948) en la identificación de los nauplius de varias especies de cirripedios.

M ATERIAL Y METODOS Se trab a jó con los estadios adulto y larvales del cirripedio Elminius kingii GRAY. Esta especie fue determ inada basándose en las pie­ zas del aparato bucal, según DARWIN (1854) y NILSSON-CANTELL (1921). El lugar de trab a jo fue el estuario del rio Valdivia. En el estuario se tom aron muestras h ori­ zontales de plan cton superficial, durante los meses de noviem bre y diciem bre de 1967 y enero de 1968. Estas muestras se obtuvieron con red de pla n cton cualitativa de m alla N? 20 (tam añ o de abertura de m alla de 0,076 m m .), arrastrada por un bote a m otor durante 15 m inutos. Las muestras se tom aron de día durante la pleam ar. Todas se fija ron en fo r ­ m alina n eutra al 5% , inm ediatam ente des­ pués de obtenidas. En estas muestras se iden tifica ron todos los estadios larvales de E. kingii. En adultos de E. kingii m antenidos en acuario a tem peratura de 15° C y salinidad de 30 ° / 00 y abundante aireación, se observó la liberación de las larvas nauplius, las que fueron cultivadas en acuarios separados. En éstos, por dificultades en el cultivo, sólo fue posible obtener los tres primeros estadios del desarrollo larvario. Se exam inaron y m idieron un total de 605 larvas de los nauplius obtenidos en las m ues­ tras de plan cton y del cultivo de los prim e­ ros estadios, m ediante un m icroscopio b i­ n ocular de contraste de fase y cam po oscuro y un m icròm etro de ocular. Se tom ó com o m edida básica para los estadios nauplius el an ch o m áxim o del caparazón. El largo del caparazón y el largo total no se consideraron p or presentar muchas, inconveniencias para precisarlos. Las m edidas fueron agrupadas en intervalos de 0,01 mm. El núm ero de estadios del desarrollo larva­ rio se d ed u jo de la distribución de los tam a­ ños de las larvas medidas. Este resultado fu e con firm a do por el estudio de la setación de los apéndices naupliares, según el m etodo de BASSINDALE (1936), para lo cual vanas larvas de cada tam año fueron desmembradas b a jo la lu pa binocular, con finas agujas de acero. Luego se efectu ó el recuento de las se­ tas al m icroscopio de cam po oscuro. En a

DESARROLLO LARVARIO KINGII G RAY

DE

ELMINIUS

Una vez que se com pleta el desarrollo em­ brionario, las larvas rom pen su envoltura externa por una incisión sagital hasta la m itad de ella, quedando libres dentro de la con cha materna. Desde ésta son expulsadas por una serie de movimientos, del adulto, c;ue provocan la salida y entrada de agua a la con cha y va arrastrando a las larvas. Cuando están fuera de la concha, las larvas com ienzan a nadar activamente. A partir de este m om ento y hasta la primera muda, la larva se considera estadio nauplius I. Estadio nauplius I. Corresponde a las larvas recién liberadas, las que presentan una ligera coloración ro­ sada, tienen el extremo anterior redondeado con los cuernos fronto-laterales dirigidos hacia atrás y apegados al caparazón (Fig. 2). Los filam entos frontales no están aún bien desarrollados. El extrem o posterior es aguzado; la espina caudal y el proceso abdom inal son cortos. El caparazón cubre las tres cuartas partes del cuerpo y presenta un borde posterior liso y débilmente marcado, visible sólo al m icros­ copio de contraste de fases. El ancho m áxi­ m o del caparazón varía desde 0,12 a 0,14 mm. Las setas de los tres pares de apéndices son desnudas (Fig. 3). La fórm ula de setación se da en el cuadro 1. Esta reúne las fórmulas de los seis estadios nauplius.

CUADRO 1 Fórmula de setación para los apéndices de los estadios nauplius de Elminius kingii GRAY Estadio

A n tcn u la

Antena

M andíbula

I

0.4.2.1.1;

0.1.4-0.3.2.2.2.G;

0.1.3-0.3.2.2.2.G

II

0.4.2.1.1;

0.1.6-0.3.2.2.3.Q;

0.1.3-0.3.2.3.2.01

III

1.4.2.1.1;

0.1.6-0.3.2.2.4.G;

0.1.4-0.3.3.3.3.G

IV

1.1.4.2.1.1;

0.2.7-0.5.3.2.4.G;

0.1.4-0.4.3.3.3.G

V

2.1.4.2.1.1.1; 0.3.8-0.5.3.2.4.G;

0.1.5-0.4.4.4.3.G

vi

2.I.4.2.1.2.1; 0.4.8-0.5.3.2.4.G;

0.1.5-0.4.4.4.3.G



J. N. ARENAS / D esarrollo larvario de Elminius kingii. La duración de este estadio es relativam en­ te breve, presentándose la prim era muda, que da origen al estadio siguiente, invaria­ blem ente después de 24 horas de vida libre, com o larva nadadora. Estadio nauplius II. Este estadio es m uy translúcido y de cuer­ p o alargado. Los detalles de su m orfología están ilustrados en la Fig. 1. Los cuernos fron to-la tera les están dirigidos h acia ade­ lante y oblicuam ente a los lados; esta posi­ ción se m antiene en los restantes estadios nauplius, y su tam año varia proporcion al­ m ente con el de las larvas, ver Fig. 2 . Los filam en tos frontales son notables y perm a­ n ecen claram ente visibles en los estadios si­ guientes. La espina caudal se caracteriza por ser larga y con los bordes aserrados. El p ro­ ceso abdom inal m oderado es relativamente corto y estrecho; presenta un par de espinas en la superficie latero-ven tral y delante de éstas se puede distinguir, a ambos costados, un gru po de sétulas. En el extrem o del pro­ ceso abdom inal h ay dos prolongaciones más o m enos agudas que form a n una furca. El caparazón presenta un borde posterior con dos pequeñas espinas en los vértices, una a cada lado de la linea media. El ancho m á ­ xim o varía entre 0,15 y 0,19 m m . M uchas de las setas de los tres pares de apéndices pre­ sentan sétulas, que les dan un aspecto plu­ m oso; se ilustran en la Fig. 3 . Estadio nauplius III. Son m u y sem ejantes al estadio anterior; el cuerpo es grueso y de aspecto fuerte. El proceso abdom inal es abultado en su base y presenta un par de espinas en la superficie latero-ven tral, com o en el estadio anterior. La fu rca es proporcion al al tam año del pro­ ceso abdom inal, lo que tam bién ocurre en los dem ás estadios nauplius. Las espinas del caparazón son m ás notorias (Fig. 2). El an­ ch o m áxim o del caparazón varía entre 0,20 y 0,22 mm . La setación de los apéndices se ilustra en la Fig. 3. Estadio nauplius IV. Son de cuerpo redondeado, el caparazón presenta un borde posterior nítido y sobre­ saliente, con dos largas espinas dirigidas h acia atrás (Fig. 2 ), que son características de los estadios IV, V y V L Estas espinas m i­

den entre 0,048 mm. en el estadio IV y 0,134 mm. en el estadio VI. El ancho m áxim o del caparazón en el estadio IV fluctúa entre 0,23 y 0,28 mm. El proceso abdom inal es m arca­ dam ente ensanchado en su base y ha aumen­ tado notablem ente en su volum en; presen­ ta dos pares de espinas en su superficie la­ tero-ventral. La setación de este estadio es­ tá representada en la Fig. 4. Estadio nauplius V. En este estadio se mantiene la form a re­ dondeada del cuerpo. El proceso abdominal es prom inentem ente hinchado, y en los más avanzados se distinguen los esbozos internos de los apéndices abdominales. Los dos pares de espinas de la superficie latero-ventral se encuentran próxim os entre si, y el segundo par, posterior, es ligeram ente más corto que el prim ero (Fig. 2). El ancho m áxim o del ca­ parazón varia entre 0,29 y 0,36 mm. En la Fig. 4 se ilustra la setación de los apéndices de este estadio. Estadio nauplius VI, Metanaupllus. En el proceso abdom inal de este estadio, los seis pares de apéndices abdominales hacen prom inencia y en la superficie ventral sobre­ salen seis pares segmentarios de pequeñas es­ pinas, correspondientes a los apéndices (Fig. 2). Muchos metanauplius presentan ojos p a ­ res débilmente pigmentados, de color rosado, ademáis del o jo medio. El ancho m áxim o del caparazón en este estadio presenta un rango de variación entre 0,36 y 0,57 mm. Los deta­ lles de las setas de los tres pares de apéndi­ ces se encuentran en la Fig. 4. El labrum en los seis estadios nauplius de E. kingii es trilobulado; el lóbulo medio so­ bresale de los dos laterales, extendiéndose hacia atrás m ucho más que aquéllos. En ca ­ da estadio varía proporcionalm ente con el tam año de la larva, y, entre un estadio y otro, sólo existen leves diferencias en la posición de las sétulas que se encuentran en el borde de la parte distal de cada lóbulo. Todos los estadios nauplius presentan un ojo m edio frontal ricam ente pigmentado, y sólo las larvas del estadio VI poseen, además, ojos pares. Los filam entos frontales están presentes en todos los estadios, con excepción del esta­ dio I, en el que posiblemente pueden estar plegados o m uy poco desarrollados.


BOLETIN DEL MUSEO

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Flg. 3.

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

Elm inius kingii. Apéndices naupliares de los estadios I, n y IH ; ( A - l) anténu la, (A -2) a n ­ tena, (M ) m andíbula, (g) gnatobase.

Estadio larval Cypris. Es de form a ovoidea, alargado y lateral­ mente comprim ido, con el extrem o anterior débilmente aguzado y con una leve depresión en el borde superior del extremo posterior (Fig. 5). Débilmente coloreados y algo trans­ lúcidos, a través del caparazón bivalvo, se distinguen los seis pares de apéndices abdo­ minales, con largas setais. Hacia la región an ­ terior, se distinguen los ojos y las anténulas reducidas y con la glándula adhesiva bien

desarrollada. El largo m áxim o del caparazón es de 0,673 mm. y una altura m áxim a (dorsoventral) de 0,287 mm., valores que están en una relación de 2,3 :1. DISCUSION De acuerdo con los resultados obtenidos, el desarrollo larvario de E. kingii concuerda en el núm ero de estadios con los descritos para Elminius modestas por K N IG H T - JONES y WAUGH (1949), y con otras especies de d ife-



BOLETIN DEL MUSEO

rentes géneros com o Balanus balanoides (BASSINDALE 1936), B. crenatus (PYEFINCH 1949), Chthamalus stellatus (BASSINDALE 1936), Verruca stroemia (BASSINDALE 1936) y con Scalpellum scalpellimi (KAUFMANN 1965). Al com parar la m orfología de los diferentes estadios nauplius de Elminius kingii con los de E. modestus, se m anifiesta una considerable similitud que sólo presenta leves diferencias, com o el desarrollo notable de las espinas del caparazón en los nauplius estadio II al VI de E. kingii, mientras que en los de E. modestus éstas se m anifiestan sólo en el metanauplius VI (ver KNIGHT - JONES y WAUGH 1949: 417 y 419) Esta similitud aparece más acentuada aún si com paramos los apéndices naupliares de los seis estadios de ambas especies, donde no sólo son coincidentes las fórmulas de setación, sino que, además, es m anifiestamente idénti­ ca la setulación de las setas en todos los es­ tadios naupliares. Estos hechos, al parecer, nos estarían de­ m ostrando que entre ambas especies existe un parentesco filogenètico muy estrecho, lo cue nos permitiría postularlas com o especies hermanas vicariantes, en las cuales los carac­ teres apom órficos, según HENNIG (1950) y

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

BRUNDIN (1966), se han conservado in alte­ rados, aunque entre ambas especies se advier­ ten notables diferencias en la m orfología de las piezas bucales de los adultos. Es posible que ambas especies herm anas hayan derivado de un ancestro com ún que podría haber te­ nido una distribución geográfica entre Aus­ tralasia y Sudamérica a través de la A n tár­ tida occidental y que, por razones geom orfológicas, la población original se escindió en dos zonas disyuntivas, acentuándose el proce­ so de especiación. Por otra parte, es necesario destacar que, aunque la fórm ula de setación desarrollada por BASSINDALE (1936) carezca de valor ta ­ xonóm ico, al no ser posible m ediante su apli­ cación discernir entre dos especies del mism o género, sí tendría valor filogen ètico, ya que su autor sostuvo que la coin ciden cia de la fórm ula en los dos prim eros estadios nauplius de las especies estudiadas por él, indicaría un estrecho parentesco taxonóm ico entre ellas. Esto últim o fue discutido por KNIGH T - JONES y WAUGH (1949) debido a que la m ism a coincidencia se presenta en los prim eros es­ tadios naupliares de todos los cirripedios es­ tudiados hasta entonces, sin que esto dem ues­ tre la existencia de parentesco estrecho en ­ tre todos ellos.


N. ARENAS / D esarrollo larvario de Elminius kingii Sin em bargo, nuestros resultadas, en los «que la coin cid en cia de la fórm ula, com o ya ■vimos, va m ás allá de los prim eros estadios znauplius, nos esta ñ a n indicando, posiblem en­ te, que la setación de los prim eras estadios naupliares es un carácter plesiom órfico c o ­ mún a las tres fam ilias (Balanidae, C h th am alidae y V errucidae) y que la diferen cia en ­ tre los últim os estadios naupliares de las es­ pecies de estas fam ilias se debe a caracteres a pom órficos derivados de una con dición p lesiom órfica en sus respectivos procesos de especiación. Así com o tam bién lo sería la coin ­ cidencia en todos los estadios nauplius de E. kingii y E. m odestus, las cuales serían espe­ cies herm anas. A la luz de estos hechos, parece recom en ­ dable renovar la discusión acerca ide la vali­ dez de la fórm u la de BASSINDALE para in -

47

terpretar el grado de parentesco filogenètico entre las distintas especies de cirripedios, considerando, eso si, los criterios discutidos por PYEFINCH (1949: 919) para su correcta aplicación.

SUMMARY

On describes the larval developm ent o f El­ minius kingii GRAY, it consist in six naupliar stages and a cypris stage. The limb setation of each stage is figured and described according to BASSINDALE’s formula. The larval deve­ lopm ent o f E. kingii is com pared w ith the» E. modestus DARWIN and is discussed the p o­ sible phylogenetic relationship between both species.

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Datos cuantitativos sobre la fauna edàfica aerobionte en el Bosque de Vilehes (PROVINCIA DE TALCA, CHILE)

E r ic C a m p o s * R e n é C o v a r r u b ia s * C a r l o s V iv a r *•

Se trab a jó en el lugar denom inado Altos de Vilehes (35° 30’ Lat. S; 71° 10’ Long. W ), lo­ calidad precordillerana con una altitud de 1.280 m etros. El tipo de bosque es Valdiviano, pero con presencia abundante de elem entos ca d u cifolios. Son árboles dom inantes Nothofagus dombeyi, Nothofagus oblicua, Diimys winteri y Lomatia hirsuta. T am bién se presenta un sotobosque en el que dom ina Fabiana im brioata. El suelo es pardo y generalm ente cubierto de abundante h ojarasca; la fauna del suelo de estos bosques n o parece haber sido estudiada hasta ahora, existiendo sí tra­ b a jos sobre bosques cadu cifolios cercanos que con tien en datos sobre la fauna epigea y saprox ilofílica (MONTERO 1970). * D epartam en to de Ciencias N aturales y Exactas. Se­ de S a n tia go Sur, U niversidad de Chile, C lasificador 1144, S an tiago - Chile. ** D epartam en to de B iolog ía (Area M atem áticas y C ien cias N aturales), U niversidad de Chile - V alpa­ raíso. C asilla 130-V, V alparaíso - Chile. 4. — Museo.

MATERIALES Y METODOS Se trabajó con un conjuríto de 26 muestras extraídas al pie de Nothofagus dombeyi (coigüe), Nothofagus oblicua (roble) y Lomatia hirsuta (radal). Este muestreo netam ente selectivo se prefirió para obtener datos fidedignos acer­ ca de situaciones precisas internas del bos­ que, ya que, según COVARRUBIAS (1971), en un bosque natural suelen encontrarse substra­ tos diversos que presentan grandes variaciones tanto en el espectro de grupos fáunicos com o en la densidad y abundancia relativa de los mismos. EStos datos n o se aplican entonces a todo el bosque, sino a las situaciones descritas más arriba: suelos y capas sobrepuestas cer­ canas a troncos de los árboles citados. Se ex­ trajeron muestras de h ojarasca y humus de un volumen de 250 cc. que fueron posteriorm en­ te procesadas en el Laboratorio en embudos de Berlese-Tullgren, iluminadas por am polle­ tas de 40 watts; se obtuvo así la fauna aero-


50

BOLETIN DEL MUSEO

bionte que fue mantenida en tubos con a lco­ hol de 80°. El material zoológico así obtenido se separó en órdenes o fam ilias con ayuda del micros­ copio binocular estereoscópico, en algunos casos con m icroscopio de campo claro a luz refractada. Se desecharon del análisis cuanti­ tativo los ejemplares recogidos pertenecientes a la fauna edáfica hidrobionte y ciertos gru­ pos de invertebrados para la recolección cuantitativa, de los cuales consideramos que el método del embudo de Berlese no es apro­ piado; estos grupos fueron: Diplopoda, Díp­ tera, B'lattaria, Opilionida, Enchytraidae, Oligochaeta y otros. El muestreo se realizó los días 13 y 14 de agosto de 1970. Toda el área se encontraba cubierta por una capa de nieve de 30-50 cm., situación que nos interesó especialmente por no tener datos chilenos sobre la fauna edáfica en esta situación. En el muestreo efectuado se estudiaron separadamente los estratos de hojarasca (Ca­ pa A 00), hojarasca en descom posición (Capa A0) y humus subyacente (Capa A p . RESULTADOS En el Cuadro 1 se entregan los números de individuos encontrados para cada grupo zoo­ lógico en las muestras al pie de roble, coigüe y radal, así com o para el conjunto total de muestras. En los Cuadros 2 y 3 se entregan respectiva­ m ente los datos de densidad en 1000 cc. y abundancia relativa en porcentaje, para la fauna edáfica aerobionte, y separadamente para los suelos al pie de roble, coigüe y radal, así com o para el conjunto total de muestras. En el Cuadro 4 se entrega un análisis de la estratificación de la fauna en tres capas, tra­ bajando con el conjunto total de 26 muestras. DISCUSION En el Cuadro 1 podemos observar el elevado núm ero de individuos cogidos mediante las muestras; 4.816 en las 9 muestras de radal, 4.036 en las 9 muestras de coigüe, 1.724 en las 8 muestras de roble, com pletando así 10.576 individuos contabilizados en el presente tra­ bajo. Estos números elevados son, sin em bar­ go, habituales en trabajos que incluyen la fa u ­ na edáfica aerobionte (COVARRUBIAS et al. 1964; COVARRUBIAS 1966; COVARRUBIAS 1971). De estos 10.576 individuos, la gran mayoría corresponde a los ácairos (9.386), encontrán­

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

dose cifras m enores de colém bolos (860). El resto de la fauna com pleta sólo 330 individuos. Entre los ácaros, a su vez, la gran m ayoría es­ tá form ada por un grupo: los Oribatei con 7.401 especímenes. Del análisis 'del Cuadro 2 podem os observar lo siguiente: De la colum na de frecuencias por porcentaje de muestras se pueden sepa­ rar arbitrariamente 2 grupos: a) Frecuentes, que aparecen en más del 50% de las muestras. b) Raros, que aparecen en menos del 50% de las muestras. Se observa que las especies frecuentes tie­ nen, sin excepción, densidades m ayores de 10 por 1000. Los raros, con una sola excepción, tienen densidades m enores de 10 por 1000. La excepción es el grupo de ácaros U ropodina con densidad 20 .8, y sin em bargo es el más fre­ cuente del grupo de los raros, 38.5% de las muestras. Ordenando de m ayor a m enor densidad en el grupo de los frecuentes, se encuentra la secuencia siguiente *: Oribatei (1.139), Prostigm ata (151), G am asides (96), E ntom obryom orpha (61), Poduromorpha (59), Tarsonem ini (33), Larvas de Díptera (17), Sym phypleona (12), Larvas de Coleóptera (10). En el grupo de los raros la secuencia es: Uropodina (20.8), Protura (4.3), Larvas de Lepidoptera (4.3), Acaridiae (4.1), Pseudoscorpionida (3.2), Sthaphylinidae (3.1), Thysanoptera (2.0), Chilopoda (1.7), Araneida (1.7), C oleóptera Miscelánea (0.8), Isqpoda (0.8), Lathridiidae (0.6), Sym phyla (0.5), H eteroptera (0.3), Diplura (0.2), H om optera (0.2), Himenoptera (0.2). El grupo Coleóptera Miscelánea contiene Colydiidae, T en ebrion idae y Chrysomelidae. Como ya se vio en los núm eros absolutos, llama la atención la gran densidad de uno de los grupos de ácaros, los Oribatei (1.139); la diferencia con el segundo grupo es m uy gran ­ de, Prostigm ata (151). Las variaciones de la densidad para la fau ­ na total entre las muestras son m uy amplias, y su rango de variación es para muestras al pie de radal (4.760), para h ojarasca de coigüe (4.580) y para hojarasca de roble (2.580). Al observar la variación de las densidades tota ­ les, éstas se ordenan de m ayor a m en or en ra ­ dal (2.140), coigüe (1.794) y roble (862), es decir, la gradiente de las densidades medias totales es idéntica a las gradientes del rango de variación de densidades totales entre las * El nú m ero que figu ra entre paréntesis es la densidad en n úm ero de Individuos por 1 .0 0 0 cc. de m aterial.


E. CAMPOS, R. COVARRUBIAS y C. VIV A R / Datos Cuantitativos sobre.

CUADRO

51

1

Número de individuos de fauna edàfica aerobionte (26 muestras del Bosque de Vilches) R o b le

Oribatei A caridiae Prostigm ata Tarsonem ini G am asides U ropodina

Coigüe

R adal

T otal

1,127 1 308 41 87 —

3.134 10 331 37 15& 52

3.140 16 343 138 379 83

7.401 27 982 216 625 135

A raneida P seudoscorpionida

4 2

1 13

6 6

11 21

C hilopoda Sym phyla

2 2

4 1

5 —

11 3

E ntom obryom orpha Podurom orpha Sym phypleona

56 23

96 60 40

244 301 33

396 384 80

Protura D iplura H eteroptera H om optera Thysanoptera Coleóptera M iscelánea Staphylinidae L a thiid iidae H ym enoptera

23 _ 2

Larvas D íptera Larvas Coleóptera Larvas L epídoptera

Isopoda

T otal A c a r iñ a Total C ollem bola T otal excluidos A cariña y Collem bola

T otal

7

1

4

1

28

-

1

-

2

-

_

1

1

13 5 20 4

6

7

-

_

2

3 15

1

4

1

3 1

19 5

-

1

38

7

16

-

i f 1-564

_

o

-

T

723 3.723

5

4. 099 ^

_ 25> -

5 9.386 ^

86 n7

1.724

4.036

m

4.816

330

10.576


52

BOLETIN DEL MUSEO

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

muestras. En otras palabras, la densidad pro­ medio total es mayor en hojarasca de radal; pero en este substrato las densidades totales de cada muestra varían grandemente. Tanto la densidad total com o el rango de su varia­ ción en las muestras descienden subsecuente­ mente en hojarasca de coigüe y de roble. El roble presenta la densidad media más moderada, que, sin embargo, al compararla con otros trabajos no es baja (HERMOSILLA 1962). Es importante, eso sí, que la densidad de fauna de su hojarasca es la que presenta m enor variación entre muestras. Esto podría interpretarse com o sí este substrato presen­ tara biocenosis más estable, probablemente por traftarse de la fa m a de un árbol cadu cifolio. La hojarasca de los otros dos árboles que no son caducifolios presenta una caipa más irregular y, a juzgar por los datos de este trabajo, biocenosis con densidad total más inestable.

porcentajes elevados un solo grupo: los Oriba­ tei. Tienen distribución com pleta hom ogénea con porcentajes b a jos: Acaridiae, Tarsonem lní, Gamasides, Araneída, Pseudoscorpionida, Chilopoda, Entom obryom orpha, Sym phypleona, Protura, Staphylinidae, Larvas de Díptera, Larvas de Coleóptera y Larvas de Lepidoptera. Tienen distribución com pleta heterogénea, Protigm ata (con m ayor abundancia en roble) y Podurom orpha (con m ayor abundancia en ra d a l). Otros taxa tienen distribución incom pleja, es decir, faltan totalm ente en uno o dos de los substratos (cabe recordar que cada subs­ trato está representado por 9 u 8 m u estra s). Faltan en 1 tipo de Substrato: Uropodina, Symphyla, Thysanoptera, Coleóptera, M iscelá­ nea y Lathridiidae. Faltan en dos tipos de substratos: Diplura, H eteroptera, H omoptera, Hymenoptera e Isopoda. Del análisis del Cuadro 4 se desprende que:

Queda claro también que, al considerar las densidades totales de fauna edàfica aerobionte, existen positivamente diferencias en ­ tre las hojarascas de distintas especies de árboles, aunque estén mezclados dentro del mismo bosque. Del análisis del Cuadro 3 de abundancias relativas, se puede observar lo siguiente: ob­ servando la colum na del total, encontramos una dom inancia elevada del grupo de los Oribatei (70% de la fauna) y su contribución al grupo erítero de ácaros (89 % ); el otro grupo de alguna im portancia son los Colémbolos ( 8 .1 % ). El resto de la fauna aerobionte en su tota ­ lidad alcanza apenas al 3.1% del total. Por otra parte, además de Oribatei, sólo Prostigm ata (9.3% ), Gamasides ( 6 %), Collembola Arthropleona (7.4%) y Tarsonemini (2 % ), se elevan del 1%. Todos los demás grupos tienen abundancia relaltiva cercana al 1 % o debajo de él.

1. Existen varios grupos que, estando pre­ sentes en las 3 capas, tienen una tendencia a disminuir la densidad desde superficie a profundidad; éátos son: el Total de fauna, el Total excluidos Acariña y Collem bola, Oribatei, Uropodina, Sym phypleona y Chilopoda. Otros grupos conservan esta m ism a ten den ­ cia, aunque se hallan solam ente en 2 de las 3 capas analizadas. Com prenden Araneida, Thysanoptera y Larvas de Lepidoptera, grupos que faltan en la capa III y tam bién Sym phyla, que falta en la capa interm edia.

Si consideramos ahora la distribución de los grupos en los tres tipos de substrato ana­ lizados (muestras al pie de roble, coigüe y ra­ d a l), encontram os que algunos grupos tienen una distribución completa, es decir, se encuen­ tran en todos los substratos analizados. A su vez hay algunos grupos con distribución com ­ pleta homogénea, o sea, presentan abundan­ cias relativas de magnitudes semejantes en los diferentes substratos y otros distribución com ­ pleta heterogénea, vale idecir, notoriam ente más abundantes en algunos de los tipos de suhstrato respecto de los otros. [Tiene distribución com pleta hom ogénea con

¿ . Algunos taxa presentan gradientes co n ­ trarias a la descrita en el grupo 1, sea parcial o totalm ente. Es así com o la gradiente de m a ­ yor a m enor densidad es del tipo I I I - I I - I para los Staphylinidae; del tipo II - I -HE p a ­ ra Prostigm ata, Gamasides, Larvas de D ip tera, Larvas de Coleóptera, Pseudoscorpionida, Total Collembola y Coleóptera Miscelánea. Preserítan gradientes del tipo I I - n i -I , En­ tom obryom orpha y Podurom orpha. Presentan por últim o gradiente del tipo III - I - n , A ca ridíae y Tarsonemini. En todas estas gradientes hay presencia real de los taxa citados en las 3 capas. Es necesario, sin em bargo, citar el caso de los Protura con su gradiente III-II, que n o apa­ rece en la capa I, y el de los H eteroptera, que presenta igual densidad en las 2 capas en que se le encontró, I y III. 3. Hay un con ju n to de grupos zoológicos que aparecen en una sola capa, sea ésta la I com o Homoptera, Lathridiidae e H ym enoptera, o la II, com o Diplura e Isopoda, que se in ter­ pretan com o de preferencias euedáficas,


E. CAMPOS, R. COVARRUBIAS y C. V IVAR/ Datos Cuantitativos sobre.

CUADRO

53

2

Densidad media en 1.000 cc. y frecuencia de aparición de fauna edáfica aerobionte en suelos del Bosque de Vilches.

Colgtte

Frecuencia aparición en m uestras

T otal

% 563,50 0,50 154,00 20,50 43,50 —

1.392,87 4,44 147,11 16,44 70,67 23,11

1.395,54 7,11 152,44 61,33 168,44 36,89

1.138,61 4,15 151,08 33,23 96,15 20,77

38,5 92,3 50 92,3 38,5

Araneida P seudoscorpionida

2,00 1,00

0,44 5,78

2,67 2,67

1,69 3,23

27 30,8

Chilopoda Sym phyla

1,00 1,00

1,78 0,44

2,22

1,69 0,46

27 7,7

28,00 11,50 3,50

42,67 26,67 17,78

108,44 133,78 14,67

60,92 59,08 12,31

96,2 92,3 61,6

11,50

0,44 0,44

1,78 — 0,44

4,31 0,15 0,31 0,15

2,00

1,33 6,67 —

0,77 3,08 0,62 0,15

23,1 3,8 7,7 3,8 23,1 11,5 34,6 7,7 3,8

Oribatel Acaridiae P rostigm ata T arsonem ini Gam asides U ropodina

E ntom obryom orpha Podurom orpha Sym phypleona Protura D iplura H eteroptera H om optera Thysanoptera Coleóptera M iscelánea Staphylinidae Lathridiidae H ym enoptera Larvas D íptera Larvas Coleóptera Larvas Lepldoptera

Isopoda

T otal A cariña Total C ollem bola T ota l excluidos A cariña y Collem bola

T otal

_

1,00

_

3,00 0,50 0,50 —

— _

3,11 0,89 1,78 1,33 0,44

100

9,50 2,50 3,50

11,11

24,00 15,56

10,00

7,11

2,22

4,31

80,8 73,1 38,5

2,22

0,77

3,8

782,00 43,00

1.654,64 87,12

1.821,75 256,89

1.443,99 132,31

100 100

37,00

51,98

61,78

50,77

100

862,00

1.793,74

2.140,42

1.627,07

16,89

17,08


64

■BOLETIN DEL MUSEO

4 . Es interesante hacer notar que la dom i­ nancia de los ácaros, en conjunto, se encuen­ tra no sólo para el total de las 3 capas, com o se analizó anteriormente, sino que se m ani­ fiesta también en cada una de las capas por separado. No ocurre lo mismo para Oribatei, que presenta dom inancia en densidad sólo en las capas I. 5. Llama la atención, en todo caso, el eleva­ do núm ero de taxa que no presentan una m a­ yor densidad en la capa I, lo que podría qui­ zás ser un efecto de la cubierta de nieve pre­ sente en el área del muestreo. Cabe hacerse la pregunta de si lo expresado anteriormente para el Cuadro 4, que es válido para los promedios de todas las muestras del Estrato I, todas las muestras del Estrato II y todas las del Estrato III, se sigue cumpliendo al estudiar por separado los sub-grupos de muestras al pie de coigüe, roble y radal. He­ mos efectuado el análisis de este problem a y, aunque no acompañam os un cuadro con el detalle de los datos para los 3 substratos, por n o considerarlo necesario, entregamos, en cambio, a continuación las principales con ­ clusiones.

Analizando las gradientes de mayor a m e­ nor densidad para cada grupo zoológico, se observa que para los 3 diferentes substratos (roble, coigüe y radal), hay alteraciones de ella en el 54.4% de los casos. Se conserva, por lo tanto, la gradiente en el 45.6% de los casos. Las gradientes prom edio del Cuadro 4, enton­ ces, varían claramente al ser estudiadas por substrato. El 54.4% de variaciones se puede descom po­ ner en 5 tipos: 1) Inversión total de la gradiente, 4.4% de los casos. 2) Inversión parcial de la gradiente, 13.3% de los casos. 3) Disminución de la distribución a un m e­ nor número de substratos, 16.7% de los casos. 4) Inversión de la gradiente conjuntam ente con disminución de la distribución a un m enor número de substratos, 3.3% de.los casos. 5) Ausencia total del grupo en un substra­ to determinado, 16.7% de los casos. Se observa claram ente que existen 3 gru­ pos principales de alteraciones de la gradien­ te: la dism inución de la distribución a un n ú ­ mero m enor de substratos, la ausencia total en algunos de los substratos y en m enor grado la inversión parcial de la gradiente. Son muy escasas las inversiones totales de la gradiente

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

com o en los casos de Larvas de Lepidoptera, Gamasides, Protura y Total de fau n a exclu i­ das Acariña y Collem bola; estos cuatro taxa en substratos al pie de roble. Tam bién son muy escasas las alteraciones de inversión de la gradiente, conjuntam ente con dism inución de la distribución a un m enor núm ero de substratos. Estos cin co grupos representan, en reali­ dad, sólo dos grandes form as de alteración: La inversión de la gradiente (parcial o 'to­ tal) y la dism inución de la distribución por substratos (parcial o hasta llegar a la ausen­ cia total en uno o dos >de los tres substratos considerados). Tam bién se analizó si las variaciones de gradierítes observadas eran más com unes en algunos de los tres substratos estudiados. Efectivam ente, el 4 5 % de las alteraciones se encontró en las muestras al pie de roble; el resto se distribuye en un 30.6% y un 24.5% para las muestras al pie de coigüe y de radal, respectivamente. Por otra parte, considerando el detalle de grupos zoológicos, sólo Oribatei, el Total de fauna y el Total de A cariña n o presentaron ninguna variación de la gradiente prom edio del Cuadro 4 en el detalle de los 3 substratos. Variaron en dos de los substratos Prostigm ata, Tarsonemini, Symphyla, Protura, H eteroptera, Homoptera, Thysanoptera, Staphylinidae, Larvas de Díptera, Larvas de Coleóptera, Isopoda y Total de fauna excluidas A cariña y Collembola. Variaron en uno solo de los substratos A ca ridiae, Gamasides, Uropodina, Araneida, Entom obryom orpha, Podurom orpha, Sym ph ypleona, Diplura, Lathridiidae, H ym enoptera, Larvas Lepidoptera y el Total de Collembola, Variaron en los 3 substratos Pseudoscorpionida y el grupo de Coleóptera Miscelánea. En cuanto a las cifras mismas de densidad, la densidad total prom edio del estrato I (Cuadro 4) de 2.260,87 individuos por 1.000 cc. varía entre los estratos I de los 3 diferen ­ tes substratos entre: 2.738,66 y 1.311,99. El prom edio de los estratos II de 1.891 en los d i­ ferentes substratos varía entre 2.302,65 y 1.186,00. El prom edio de los estratos III de 758,66 varía en los diferentes substratos entre 1.380,00 y 195,99. El rango m ayor de variación corresponde, entonces, a los estratos I con 1.426,67 unida­ des, siguiéndolas en orden descendente el es­ trato III con 1.184,01 unidades y el estrato II con 1.116,65 unidades.


55

É. CAMPOS, R. CÓVARRUBIAS y C. VIV A R / Datos Cuantitativos sobré.

CUADRO

3

Abundancia relativa de la fauna edáfica aerobionte en subgrupos de muestras al pie de coigüe, roble y radal. (Total de 26 muestras, Bosque de Vilches.)

Oribatei A caridiae Prostigm ata Tarsonem ini G am asides U ropodina

R ob le

Coigüe

Radal

65,37

77,65 0,25 8,20 0,92 3,94 1,29

65,20 0,33 7,12 2.87 7.87 1,72

69,98 0,25 9,29 2,04 5,91 1,28

0,12 0,12

0,20

0,10

0,06 17,86 2,33 5,05

0,10

A raneida Pseudoscorpionida

0,23 0,12

0,02

C hilopoda Sym phyla

0,12 0,12

0,10 0,02

0,10

E ntom obryom orpha P odurom orpha Sym phypleona

3,25 1,33 0,41

2,38 1,49 0,99

5,07 6,25 0,69

3,74 3,63 0,76

Protura D iplura H eteroptera H om optera Th ysanoptera C oleóptera M iscelánea Staphylinidae Lathridiidae H ym enoptera

1,33

0,02 0,02

0,08

0,26

Larvas D iptera Larvas C oleóptera Larvas Lepidoptera

0,32

0,03

0,01 0,02

0,12 0,02

0,01

0,06 0,31

0,07

0,12 0,05 0,19 0,04

0,02

0,01

0,35

0,17 0,05

0,06 0,06

0,10

1,10 0,29 0,41

0,94 0,62 0,40

0,10

1,05 0,61 0,26

0,10

0,05

1,12

0,73

Isopoda

T otal A cariña T ota l Collem bola T ota l excluidos A cariña y C ollem bola

T ota l

90,72 4,99

92,25 4.86

85,11 12,01

88,75 8,13

4,31

2.87

2,86

3,11

99,98

99,99

100,02


56

BOLETIN DEL MUSEO

CONCLUSIONES 1. Hay un dom inio claro en cuanto al núm e­ ro absoluto de individuos recogidos, en densi­ dad por 1.000 cc. de material, para la abundan­ cia en porcentaje en el grupo total de ácaros y el grupo de ácaros Oribatei. 2. Los taxa que preseritaron las densidades mayores presentan tam bién las frecuencias de aparición entre muestras más elevadas. 3. La variación de la densidad promedio total es muy grande entre las muestras. Sin embargo, el subgrupo que m enor rango de variación m ostró es el de 8 muestras al pie de roble, el único árbol caducifolio entre los 3 analizados. 4. Considerando los tres subgrupos (mues­ tras al pie de roble, coigüe y radal), se encon­ tró que en todos los casos, mientras más elevada era la densidad prom edio total, mayor era el rango de variación de densidad entre las muestras. 5. Se encuentran, pues, diferencias para las densidades prom edio de fauna edáfica aerobionte al analizar grupos muéstrales al pie de diferentes especies de árboles, aunque estén relativamente cercanas dentro del mismo bos­ que mixto. 6 . La abundancia relativa fue muy elevada en dos grupos: Oribatei y Total de Acariña; aparte de estos dos grupos alcanzaron cifras mayores del 1% sólo Prostigmata, Gamasides, Poduromorpha, Entom obryom orpha y Tarsonemini. Para el resto de la fauna la abundan­ cia relativa no sube del 1 % en ningún taxon. El bosque estudiado es, entonces, un ambiente con escasos taxa dom inantes y muchos taxa de escasa abundancia.

7. Considerando los 3 subgrupos muéstrales al pie de diferentes especies de árboles, en­ contram os que la mayoría (16 taxa) de los grupos zoológicos aparecen regularmente en los 3 subgrupos. Del resto (10 taxa), algunos faltan totalmente en uno de los subgrupos (5 taxa) o en dos de los subgrupos (5 taxa). A su vez, del citado grupo de 16 taxa, 14 pre­ sentan abundancia relativa de magnitudes se­ mejantes en los tres subgrupos, y dos presen­ tan, en cambio, abundancia relativa claram en­ te más elevaida en uno de los subgrupos con respecto a los otros dos. 8 . T rabajando con los promedios de las Capas I, II y III de las 26 muestras, hay grupos de taxa que presentan gradientes de m ayor a m enor densidad desde superficie a

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

profundidad (4 taxa y 2 subtotales); otros, presentando esta misma gradiente, están au­ sentes, sin embargo, en algunos de los estra­ tos (4 taxa). Otros taxa presentan gradientes contrarias, o sea, con densidad m ayor en el o los estratos más profundos, sea en el total del perfil o en dos de sus estratos; esta situación es presen­ tada por 12 taxa y un subtotal. Un grupo zoológico, los Heteroptera, presenta densida­ des iguales en los estratos en que se encuen­ tra. Otros taxa aparecen sólo en un estrato, sea el estrato I (3 taxa) o el estrato I I (2 taxa). 9. Las gradientes citadas en el párrafo anterior corresponden al prom edio de todas las capas I, II o III. Al hacer igual análisis, pero separando las muestras en los tres cita­ dos subgrupos (muestras de coigüe, roble y radal), observamos que en el 46% de los casos se conserva la misma gradiente descrita para el prom edio total; en el 54% de los casos, en cambio, esta gradiente se altera en alguno de los subgrupos muéstrales. Las alteraciones son de dos grandes tipos: 1) inversiones par­ ciales o totales de gradiente; 2 ) dism inuciones de la distribución vertical, parcial o total. El detalle de los porcentajes encontrados con respecto a la casuística total, es la siguiente: Inversión total gradiente: 4.4% Inversión parcial gradiente: 13.3% Disminución de la distribución por estra/fcos: 16.7% Inversión de gradiente más dism inución de distribución en estratos: 3.3% Ausencia total en uno de los 3 subgrupos muéstrales: 16.7% Por otra parte, las alteraciones son más abundantes en el subgrupo de muestras al pie de roble, que incluye el 45% de las alte­ raciones. Al analizar las alteraciones por grupos zoológicos, encontram os que sólo Oribatei, Total Acariña y Total de fauna n o presentan alteraciones en ninguno de los 3 subgrupos estudiados. El resto, es decir, la gran m ayoría presenta alguna alteración en 1, 2 o aun en los 3 subgrupos muéstrales. 10. O tro tipo de variaciones entre los 3 subgrupos muéstrales de muestras de roble, coigüe y radal es la variación que experim en­ tan las densidades totales. Es m ayor la varia­ ción entre densidades totales de los estratos I; algo m enor la de los estratos III, y la que presenta menores variaciones son las densi­ dades totales de los estratos II.


E. CAMPOS, R. COVARRUBIAS y C. VIVAR / Datos cuantitativos sobre.

CUADRO

5?

4

Estratificación de la densidad de fauna edàfica aerobionte en 3 capas. (Promedio de 26 muestras) BOSQU E D ensidad m edia p or 1000 cc. de m aterial

O ribatei A caridiae P rostigm ata T arsonem ini Gam asides U ropodina

ESTRATO I

ESTRATO

1.753,32 3,56

1.168,50 2,50 246,50 25,00 139,50 6,50

202,22

33,78 101,33 51,56

n

ESTRATO IB

497,32 6,22

15,11 39,40 52,44 2,67

Araneida Pseudoscorpionida

3,11 3,40

2,00

5,00

0,89

C h ilopoda Sym phyla

2,67 0,89

1,50

0,89 0,44

23,56 19,11 18,22

136,00 86,50 17,00

31,56 74,67

3,00 0,50 — —

9,78

Entom obryom orpha Podurom orpha Sym phypleona Protura D lplura H eteroptera H om optera T h ysanoptera C oleóptera M iscelánea Staphylinidae Lathridiidae H ym enoptera Larvas D íptera Larvas Coleóptera Larvas Leipidoptera Isopoda T ota l A cariña T ota l C ollem bola T o ta l excluidos Acariña y C ollem bola

T ota l

— 0,44 0,44 4,89 0,44

2 ,2 2

0,44

1,00

1,50 3,00 ---

0,44 3,40

13,33

9,33

25,50 14,00 3,50

2,50

2.145,76 60,89

1.588,50 239,50

613,80 108,44

54,22

63,00

36,44

2.200,87

1.891,00

758,86

2,22

1,78 0,44 13,33 10,22

6 ,2(2


58

BOLETIN DEL MUSEO

RESUMEN El presente trabajo consistió en analizar la fauna edàfica aerobionte en los suelos y estiratos anexos del Bosque de Vilches (35° 30’ Lat. S. y 71° 10’ Long. W ), en la provincia de Tal­ ca, Chile. Se estudió un grupo de 26 muestras de 250 cc. cada una. La fauna se exltrajo mediante embudo de Berlese-Tullgren, utilizando la téc­ nica de iluminación diferida. Subgrupos de muestras se extrajeron y analizaron, correspondientes por una parte a tres diferentes estratos superpuestos (Capa 1

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

hojarasca, Capa 2 hojarasca descompuesta, Capa 3 humus) y, por otra parte, a muestras al pie de diferentes especies de árboles: Nothofagus oblicua (roble), Nothofagus dom beyi (coigüe) y Lomatia hirsuta (radal). Basado en este con ju nto muestral y consi­ derando los dos tipos de variables (estratos y substratos), se entregan análisis de densidad, abundancia relativa, estratificación vertical, por grupos zoológicos y para totales y subtotales de fauna, en los Cuadros 2, 3, 4. En el Cuadro 1 se entregan los núm eros absolutos de fauna recolectada, que en este trabajo ascendió a un total de 10.576 especímenes.

BIBLIOGRAFIA COVARRUBIAS, R „ INES RUBIO y P. D I CASTRI 1964

Observaciones ecológico - cuantitativas sobre la fau n a edàfica de zonas semiáridas del Norte de Chile. Bol. Prod. Anim . (Santiago C h ile). Serie A (2 ): 1-109.

HERMOSILLA, W. 1962

O bservaciones e cológ ico - cuantitativas sobre la fa u n a edàfica del Cerro El R ob le. T e ­ sis de prueba para op tar al títu lo de M é­ d ico Veterinario de la U niversidad de Chile.

COVARRUBIAS, R. MONTERO, A. 1966

1971

Observaciones cuantitativas sobre los inver­ tebrados terrestres An tarticos y Preantárticos. Instituto A ntàrtico Chileno, P u bli­ cación 9: 1-55. N ota sobre la fa u n a edàfica aerobionte en el bosque clím ax de la isla Más a Tierra (Archipiélago de Juan Fernández, C h ile). V Congreso Latinoam ericano de Zoología M ontevideo, Uruguay.

1970

O bservaciones sinecológicas en el Valle El V enado. M. N. H. N. N oticiario M ensual 163.

MUÑOZ, C. 1959

Sinopsis de la flo ra chilena. E ditorial U ni­ versitaria. Santiago - Chile.


Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 59 - 61

1975

Notas sobre el género Drascalia Fairmaire y Germain, 1864 (COLEOPTERA, CERAMBY CIDAE, PHLYCTAENODINI)

A n t o n io

Luis E.

La tribu Phlyctaenodini fue revisada en 1970 por D. ZAJC IW y está constituida por '¿res gé­ neros, que en total reúnen 7 especies, las cua­ les están repartidas en la siguiente form a: D rascalia, con una especie de Chile; A ncylodonta, con dos especies de Chile y una de Uruguay, y Semnus, con una especie de Chile y dos de Brasil. BRUCH (1921) describe un nuevo género de A rgen tina de la subfam ilia Ceram bycinae que, por sim ilitudes m orfológicas con Achryson, lo acerca a éste y denom ina Acanthochryson, sin situarlo en tribu alguna; este género tiene com o tipo A can th ochryson spinithorax, espe­ cie descrita en el m ism o trabajo. • In vestig ador de carrera. C on sejo N acional de I n ­ vestig acion es C ien tíficas y T écn icas; adscripto al C om an do de San idad del E jército y cola borando c o n el D epto. de Z oonosis, R eservorios y V ectores de la S ubsecretaría de Salu d P ú blica de la n a ­ ció n . R ep ú b lica A rgentina. ** R esearch A fíilia te in Z ooiogy, P eabody M useum at Y a le U niverslty, U. S. A. F a cu ltad de A gron om ía de la U niversidad de Chile. San tiago-C h ile.

M a r t ín e z * P eña

G. * *

En su descripción BRUCH distingue a su nuevo género de Achryson, dando los detalles que lo separan. La especie tipo es proveniente de Catamarca, sin localización más precisa. BLACKWELDER (1946) sitúa a A cantho­ chryson en la tribu Achrysonini. No conoce­ m os nosotros trabajo alguno donde se estudie o com ente el género y se incluya en esta tribu, anterior a la lista de este autor; presumimos que esto lo efectuó por analogías con Achry­ son. PROSEN (1947) lo m enciona por primera vez de Santiago del Estero, ubicándolo tam ­ bién en la tribu Achrysonini. MONNE (1969) describe una segunda especie de Acanthochryson procedente de Neuquén, Argentina: A. vianai, siendo la localidad de captura el Parque Nacional de Laguna Blanca. Recientem ente, ZAJCIW (1970) efectúa la revisión de los Phlyctaenodini sudamericanos; pero posiblem ente por n o conocer a A cantho­ chryson BRUCH, no hace la sinonim ia de este género con Drascalia, cuya especie típica es­


BOLETIN DEL MUSEO

60

tudia en la misma. Es de lamentar que, pese a que 'tanto Ancylodonta com o Semnus tienen solamente tres especies, el autor n o haya es­ tablecido una sucinta clave específica. En un viaje realizado hace poco tiem po por uno de nosotros (MARTINEZ) al sur de Argen­ tina, el entom ólogo don MARIO GENTIU , de San Martín de Los Andes, nos facilitó para su determinación un cerambícido, que nos llamó poderosamente la atención por la "facies” de Drascalia del mismo y que, de confirmarse tal presunción, habría que incorporar a la fauna entom ológica argentina una nueva en­ tidad taxonóm ica, hasta ahora sólo conocida de Chile. Al estudiar el insecto, confirm am os las sospechas de que se trataba de una Dras­ calia, que, com parada con la especie chilena, era distinta y, por consiguiente, nueva. MONNE (1969) había descrito un ceram bícido de Neuquén, llam ándonos la atención el n om ­ bre genérico Acantliochryson. Com parando la descripción de MONNE con el ejem plar fa ci­ litado por GENTILI, éste se trataba de A can­ thochryson vianai MONNE. Con esto nos surgió la duda acerca de la validez del género Acanthochryson, cuyo es­ tudio nos confirm ó en un todo la similitud génerica entre Acanthochryson y Drascalia, n o sólo com probada con ejem plares de Dras­ calia praelonga, sino con Acanthochryson spinithorax y A. vianai. Por lo tanto, al n o en ­ contrar diferencias genéricas entre A cantho­ chryson y Drascalia establecemos la siguien­ te sinonim ia: A can th och ryson BRUCH, M AIRE y GERMAIN, 1864.

1921

=

Drascalia

FA IR -

Las tres especies con que actualmente cuenta el género, distribuido en Chile y A r­ gentina, pueden separarse con la clave siguíente: 1— P ron oto estrechado p o r detrás de las espinas, su largo p o co m ayor que el anch o a la altura de ésas ......................................................................................... 2 — P ronoto n o estrechado p or detrás de las espinas, su largo casi el doble de su an ch o ; ápice elitral rom o ............................................... D. vianai (MONNE). 2— Apice de los élitros subden tado; antena co n el ar­ t e jo 109 ligeram ente m ás largo qu e 119; espinas del pron oto situadas lateralm ente, surco m edial s u b igual y glabro en tod a su extensión .......................... D. praelonga FA3RMAIRE y GERMAIN. — A pice de los élitros redondeado, inerm e; an ten a co n el a rtejo 10 ° m ás corto qu e el 11 °; espinas d e l p ro ­ n o t o situadas a los lados del disco, el surco m edial interrum pido y form an d o en la m itad caudal u n d ib u jo ovaliíorm e glabro .. D. spinith orax (BRUCH).

Lista de especies de D rascalia: Drascalia 1864

FAIRMAIRE

y

Drascalia FAIRM AIRE y GERMAIN, Z o o l . , 2a. s e r ., 16: 387-388.

Rey.

1864. Mae.

HISTORIA NATURAL

Fig. 1 Drascalia praelonga FAIRM. y QERM.

1887 Drascalia, PHILIPPI, F., An. U niv. Chile 71: 776. 1898 Drascalia, GERMAIN, Ibidem , 101: 753. 1912 Drascalia, AURIVILLUS in JUNK, Col. Cat. , 39: 143. 1921 A can th och ry son BRUCH, R ev. Mus. La Plata, 25: 354-355. Nov. S in .: 1946 A can th och ry son , BLACKW ELDER in U. S. Nat. M us. Bull. 185(4): 560. 1946 D r a sca lia , BLACKWELDER, Ibidem , B u ll. 185 (4 ): 572. 1947 Acan th och ryson , PROSEN, R ev. Soc. Ent. Arg., 13: 319 1970 Drascalia, ZAJCIW , R ev. Brasil. B iol., 30(4): 500, 505. Especies tipo. D rascalia: D. P raelonga F A IR ­ M AIRE y GERMAIN, 1864 (H a p lo tip o ): A ca n th o ­ ch ryson : A. spinith orax BRUCH, 1921 (H a p lotip o).

Drascalia praelonga MAIN, 1864. 1864 1887 1898 1912 1917

GERMAIN,

NACIONAL DE

1924 1925 1926 1946

FAIRMAIRE

y

GER­

Drascalia praelonga FAIRM AIRE y GERM AIN, R ev. Mag. Zool., 2? ser. 16: 388-389. DrascaUa praelonga, PH ILIPPI, An. U niv. Chile. 71: 776. Drascalia praelonga, GERM AIN, Ibidem , 101: 756. Drascalia praelonga, AURIVILLUS in JUNK, Col Cat., 39: 143. Drascalia praelonga, PO RTER, R ev. Ch. Hist. Nat. 21: 193. Drascalia praelonga, PO RTER, Ibidem , 28: 81 Drascalia praelonga, PO RTER, Ibidem , 29: 184. Drascalia praelonga, PO RTER, Ibidem , 30: 105 DrascaUa praelonga, BLACKW ELDER, U S . N a t M us. B ull. 185(4): 572.


A. M ARTINEZ y L. PEÑA / Notas sobre el género D rascalia. 1960

D rascalia praelonga, PEÑA, R ev. U niv., 44/45: 8061. 1870 .D rascalia praelon ga, ZA JCIW , R ev. Brasil. B iol. 3 0 (4 ): 506.

D istribución geográfica: de M alleco a Coquimbo. D rascalia spinithorax nov.

Chile,

provincias

(BRUCH ), 1921, com b.

1921

A ca n th och ry son spin ith ora x BRUCH, Rev. Mus. L a Plata, 25: 355-356; figs. 7 - 8 . A ca n th och ry son spinith orax, BLACKW ELDER in U. S. Nat. M us. B u ll. 185(4): 560. 1947 A c a n th och ry son spinith orax, PROSEN, R ev. Soc. E n t. Arg., 13: 319.

1946

D istribución geográfica: Argentina, provin ­ cias de Catam arca y Santiago del Estero. D rascalia vianai (MONNE), 1969, com b. nov. 1969

A ca n th och ry son vian ai MONNE, R ev. Brasil. Biol., 2 9 (2 ): 279-282; Fig. 1.

D istribución geográfica: Argentina, provin­ cia de Neuquén.

AGRADECIMIENTOS Agradecem os a los entom ólogos don MA­ NUEL JOSE VIANA, Jefe del Departamento E ntom ología del Museo Argentino de Cien­ cias Naturales “ B em ardin o Rivadavia” , de Buenos Aires; don MARIO GENTILI, de San Martín de los Anides, Neuquén, Argentina; Srta. M ARIA ECHEVERRY y Sr. JOSE HE­ RRERA, de Santiago de Chile, quienes h icie­ ron posible, en parte, el estudio presentado. BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA BRUCH, C. 1921

A lgun os Interesantes ceram bícidos. Rev. M us. La Plata, B uenos Aires, 25: 345-356; Pigs. 1 - 8 .

MONNE, M . A. 1969

D escripción de u n a nueva especie del género A can th och ry son BRUCH, 1921 (Coleóptera, C eram bycidae, A ch ry so n in i). Rev. Brasil Biol., R ío de Janeiro, 29(2): 279-282; Flg. 1.

PROSEN, A. F. 1947

Con esto creem os dejar aclarado el “ status” del género A can th ochryson BRUCH, que es si­ n ón im o de D rascalia FAIRMAIRE y G ERMAIN. M uestra una distribución coincidente con el género B olborhinum BOUCOMONT (Scarabaeidae, G eotrupinae, B olboceratini), con una especie en Catam arca, dos en Neu­ quén y R ío Negro y el resto en el centro de Chile.

61

Ceram bycoldea de Santiago del Estero. Rev. S oc. E n t. Argentina, B uenos Aires, 13: 315334.

ZAJCIW , D. 1970

E studio de P h lyctaenodini sudam ericanos (Coleóptera, Ceram bycidae, C eram bycinae). Rev. Brasil B iología, R ío de Janeiro, 30(4): 499-506; Fig. 1.

NOTA: C om o bibliografía de tropical, aquí da, qu e es la

el tra b a jo de ZAJCIW trae com pleta la la trib u P h lyctaen odin i en la región n e o m en cion am os ú n icam en te la por él om iti­ referente a A canthochryson.



Bol. Mus. Nac. Hist. Nat, Chile 34: 63 - 68 1975

Informe sobre la excavación de una sepultura en Loncoche, Chile.

A

Las seis provincias sureñas de nuestro país (B ío-B ío, M alleco, Arauco, Cautín, Valdivia y O sorno), que en la actualidad albergan el m a­ yor núcleo de indígenas, estim ado en 326 mil m apuches (SAAVEDRA 1971: 30), son casi des­ con ocidas desde el pu n to de vista arqueológico. A principios de este siglo se realizaron a l­ gunas investigaciones antropológicas, etnológi­ cas y arqueológicas (GUEVARA 1903, 1916, 1925; LATCHAM 1904, 1915, 1923, 1924, 1928a, 1928b; AMBERGA 1913) con m iras a establecer el origen del pueblo m apuche. Sin embargo, la fa lta de excavaciones sistem áticas en sitios con estratos culturales diferenciables n o per­ m ite la a ceptación sin reservas de las teorías elaboradas. En años m ás recientes prosiguie­ ron los trabajos de cam po con m étodos más m odernos (BULLOCK 1955; MENGHIN 1962; CALVO 1964; BERDICHEW SKY 1968; SEGUEL 1968; VAN DE MAELE 1968; GORDON, MA­ D RID, MONLEON 1971; RAIMOND M. S.). Las excavaciones en los cem enterios de Pitrén y H uitrag, com plem entadas con el estudio de colecciones particulares, perm itieron a MEN­ GHIN (1962: 50) elaborar un esquema provi­ sional del desarrollo cron ológico y corológico de la región. * Casilla «02, T em u co, Chile.

m é r ic o

G ord on

*

Debido a esta lamentable falta de investiga­ ciones, hem os realizado reconocim ientos de sitios arqueológicos; recolección en superficies de fragm entos de alfarería y m aterial Utico. Durante cin co tem poradas nos hemos dedica­ do a la excavación de un cem enterio indígena en G orbea (sitio G O -3), con el patrocinio del Museo Nacional de Historia Natural de Santia­ go. Hemos presentado un Inform e Preliminar de los resultados de este estudio al VI Congre­ so de Arqueología Chilena (octubre de 1971, S an tiago). D entro del m arco de estas investigaciones, el yacim iento de Loncoche permitirá correla­ cionar su contexto con el de Gorbea, com o tam bién con los cem enterios de Lican Ray (CALVO 1964), Huitrag (MENGHIN 1962) y de Puile (VAN DE MAELE 1968). De esta m anera será posible detectar proba­ bles similitudes o divergencias, influencias y difusiones culturales, contactos económicos, etc. Además, la clasificación tipológica de los m onum entos (cem enterios) y de las reliquias (alfarería, objetos de m etal) permitirá com ­ plem entar las secuencias culturales estableci­ das tentativam ente por el profesor MENGHIN y encuadrarlas en una cronología relativa, mientras n o contem os con fechas absolutas obtenidas m ediante el m étodo de radiocarbono ( C 14).


64

BOLETIN DEL MUSEO

HISTORIA DEL HALLAZGO En form a casual tuvimos conocim iento de que unos operarios, al cavar los cim ientos de una construcción en la ciudad de Loncoche (39° 23’ lat. S., 72° 38’ long. W .), habían en­ contrado algunas vasijas. De inmediato nos dirigimos al lugar para conocer el hallazgo. Lamentablemente, gran núm ero de la alfare­ ría había sido retirada y repartida entre los propios operarios. Sin embargo, el jefe de la obra, reconociendo el valor científico de las reliquias, alcanzó a salvar tres tinajas, dos cántaros decorados, uno con dibujos de color pardo-negruzco y el otro con incrustaciones de partículas de loza europea, y una olla ne­ gra tiznada. Además, guardó los fragmentos de un aro de cobre con pelo hum ano adhe­ rido. Después de explicarles la im portancia de todo hallazgo arqueológico, su significado co­ m o docum ento que permite reconstruir el pasado histórico-cultural de la región, y, en especial, del pueblo mapuche, encargamos a los operarios que, al presentarse en el curso de los trabajos cualquier objeto “ curioso” , lo dejaran en su lugar y nos avisaran oportu­ namente. Regresamos al sitio después de algunos días. En el intervalo se abrió una zanja para la colocación de tubos de alcantarillado. En el fondo de ésta apareció la boca de una vasija que, afortunadam ente, perm aneció “ in situ” .

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

cántaros con engobe r o jo y una olla tiznada. Detrás de la olla se encontraron algunos hue­ sos, todavía no identificados (Fig. 1, N? 11 ), los que tam bién form aban parte de la ofren ­ da. Además había en la sepultura un can to rodado y algunos fragm entos de alfarería. L a s vasijas estaban colocadas de tal m anera que form aban los tres lados de un rectángulo (Fig. 1). En la sepultura no se hallaron osamentas humanas que hubieran indicado la posición del cadáver. Sin embargo, por otras excava­ ciones de la región, sabemos que era costum ­ bre enterrar a los difuntos en posición exten ­ dida (decúbito dorsal). Otro h echo observa­ do fue la ausencia de restos de m adera descompuesta, testim onio del uso de algún tipo de ataúd, tablón o tronco ahuecado. DESCRIPCION DE LA ALFARERIA Las vasijas pueden ser clasificadas en tres grupos principales, de acuerdo con el trata­ m iento de sus superficies. A su vez, uno de éstos puede subdividirse debido a la diferen ­ cia tipológica de la decoración. 1) L oncoche decorado. a) pintado y dibujado. 3 jarros; N? 1, 3, 4. b) dibujado. 2 cántaros; N? 5, 6 . 1 ja rro; N? 9.

LA EXCAVACION

2) Loncoche engobe rojo. 2 cántaros; N? 7, 8 .

A pesar de las malas condiciones clim áti­ cas de la época, decidimos realizar una ex­ cavación de salvamento. Para excavar, nos guiamos por el color de la tierra vegetal que form aba el relleno de la sepultura. Su con ­ sistencia blanda y suelta nos perm itió dis­ tinguirla de la tierra circundante, no rem o­ vida, más dura y de diferente com posición. D ificultaron la excavación las numerosas raí­ ces y raicillas de los árboles que preferente­ mente crecieron hacia esta tierra más suelta.

3) Loncoche corriente. 1 olla; N<? 2.

LA SEPULTURA La fosa, orientada en dirección NE. hacia el Volcán Villarrica, en su largo y ancho so­ brepasaba el espacio destinado al cadáver y a su ajuar funerario, que se hallaron a 126 centím etros de profundidad desde la super­ ficie del terreno. Encontramos un total de nueve vasijas: cuatro jarros y dos cántaros decorados, dos

1 a) Loncoche decorado: pintado y dibujado. (Cuadro 1). C onocido b a jo la denom inación: cerám ica tipo “ Valdivia” . M étodo de m an ufactu ra: en ­ rollam iento; las uniones entre rollos están alisadas y borradas. El antiplástico consiste en pequeñas partículas de cuarzo y m ica, que no alcanzan a 1 m m .; su distribución es irre­ gular. La textura de la pasta es com pacta en los ejem plares 1 y 3, lam inar en el N? 4. El color de la pasta es r o jo ladrillo en la parte exterior e interior del núcleo grisáceo. El N? 4 ostenta una gran m an ch a negra, de­ bida a la deficiente cocción. La superficie ex­ terior y el interior del cuello están alisados y recubiertos con una capa de pasta de color amarillo anaranjado. Color de la pintura, ro­ ja. Para form as, m otivos, etc., ver Figs. 2, 3 y 4 .


A. GORDON / In form e sobre la excavación.

65

CUADRO 1 Medidas, en m m , de las vasijas encontradas en la Sepultura de Loncoche. N* d e Inven tarlo

ALTURAS T otal Cuerpo Cuello Asa D iám etro m

i

2

283 195

285 180 105 173

122

206 161 45 130 83

90 235 123 150

100

170 148 186

108 240 139 162

6

6

6

88

195 ayor

DIAMETROS Base M áxim o Cuello B oca ESPESORES Pared

3

110

1 b) L on coch e decorado: dibujado. Tam bién denom inada cerám ica tipo “ Valdi­ via” . M étodo de m an ufactu ra: enrollam iento; las uniones entre los rollos están alisadas y borradas. El antiplástico de m ica poco denso, de tam año m enor a 1 mm., posiblem ente es­ taba con ten ido en la greda. La textura de la pasta es com pacta, su color es blanco crem o­ so. La superficie está alisada y recubierta m e­ diante u na delgada capa blanca amarillenta. Los dibu jos se ejecutaron con pintura parda negruzca. (Form as, decoración, etc., ver Figs. 5, 6 y 7.) 2) L on coch e engobe rojo, pulido M étodo de m an ufactu ra: enrollam iento; las uniones entre los rollos están bien alisadas y borradas. El antiplástico consiste en piedra la ja triturada de hasta 2 mm. de tam año; su distribución es irregular y densa; en el N? 7 aparece en la superficie. Tratam iento de la superficie: engobada y pulida. El N? 7 presen­ ta varias m anchas de color negro, debido a la d eficien te cocción. En el N? 8 se pueden ob ­ servar las estrías dejadas en la superficie por la espátula alisadora. (Figs. 8 y 9.) 3) L on coch e corriente M an ufactu rado m ediante el m étodo de en­ rollam iento; las uniones no están siempre bien borradas. El desgrasante consiste en gra­ nos de cuarzo y partículas de m ica de menos de 1 mm . de tam año; su distribución es irre­ 5. — M useo.

4

5

268 173 95 158 104

120

40

124 82 42 70 45

70

64 105

124 150

68

71

78

88

82 118

7

6

5

6

220

75 45 68

6

7

s

9

134 78 56 34 47

148 82

57

72

112

120

60 134 74

66

75 50

240 165 75 162 95

100

90 206 80 105

6

6

gular, poco densa. La pasta es densa, de color pardo oscuro con núcleo negro-grisáceo. La superficie irregularmente alisada es de color pardo oscuro en el exterior y más claro en «1 interior. En ambos lados se denotan las es­ trías dejadas por el alisador. En el interior resaltan los rem aches de las asas. (Form a y detalles, ver Fig. 10.) COSTUMBRES FUNERARIAS La observación del ajuar, su colocación or­ denada y otras particularidades relativas a lo m ism o perm iten reconocer dos partes del ri­ tual de sepultación: una, la colocación de laí ofrendas, y otra, la fractura intencionada de objetos de uso personal del difunto. Colocación de ofrendas La costumbre de prem unir al m uerto con com ida y bebida es ampliamente difundida entre la población indígena del continente. La m encionan los cronistas y la condenan los Padres Catequistas. Sin embargo, y a pesar de todo, la tradición persiste en algunas regio­ nes hasta nuestros días. El capitán Francisco Pineda y Bascuñán describe el cerem onial de inhum ación del h ijo de un cacique, al cual asistió durante su cau­ tiverio feliz entre los m apuches dé la región de Repocura, en las cercanías de Cholchol, en el año 1629. Su relato es el siguiente: “ ...t o d o s los caciques brindaron al muerto m uchacho, y cada uno le puso un jarro peque­ ñ o a la cabecera; y su padre, el cantarillo que llevaba; la madre, su olla de papas, otro cán ­ taro de ch icha y un asador de carne de oveja


66

BOLETIN DEL, MUSEO

de la tierra. (Había olvidado decir que la lle­ garon en medio de la procesión y la m ataron antes de enterrar al difunto sobre el hoyo h e­ cho para el efecto.) Sus hermanos y parientes le fueron ofreciendo los unos platillos de b o­ llos de maíz, otros le ponían tortillas, otros mote, pescado y ají, y otras cosas a este m o ­ jo ." (BASCUÑAN en GONZALEZ, 1967:164) Ateniéndonos a lo relatado por BASCUÑAN, podemos suponer que de las vasijas halladas en la sepultura, unas serían regalos y otras pertenencias particulares del difunto. Entre éstas catalogaríamos “ su olla” y “ su cantari11o” . De las demás ofrendas de com ida sólo encontramos algunos huesos, com o dijimos, aún no identificados. Fractura intencional observada en vasijas De las nueve vasijas del ajuar, siete no d e­ m ostraban daño alguno, salvo el causado por la pala del operario que descubrió la tumba, y por la erosión en la parte inferior. No obs­ tante, nos llam aron la atención las fracturas observadas en el borde del cuello de la olla, com o en el de uno de los jarros decorados (N? 4). Este también denotaba una fractura en su cuerpo. Los fragm entos desprendidos de los bordes aparecieron en sus interiores, al vaciar la tierra, que los llenaba. Observando las superficies de las fracturas se advierte que la percusión no se hizo hacia el interior de las vasijas, sino en dirección contraria (un fragm ento del jarro se encontró a su lado exterior). De esta observación se deduce que ambas vasijas fueron fracturadas ihtencionalm ente una vez colocadas en la se­ pultura, al lado del difunto, y que los frag­ m entos desprendidos fueron recogidos y pues­ tos en el interior de los respectivos recipien­ te«. Para la ejecución de la fractura habría servido la piedra rodada percutida que se h a­ lló cerca del jarro fracturado (Fig. 1 N? 10). Lamentablemente, nuestros conocim ientos de las prácticas m ágico-religiosas de la p o­ blación indígena son muy pobres. La realiza­ ción de estudios de cam po es, pues, una ta ­ rea urgente. LATCHAM estudió las creencias religiosas y las costumbres funerarias de los indígenas de nuestra región, y con respecto a la fra c­ tura ritual, d ice : " . . . existen algunos pueblos que se empeñaban en dar toda clase de fa ­ cilidades al ánima para su libre tránsito y no temían su proximidad. No faltaban los que creían que el espíritu, b a jo ciertas con dicio­ nes, n o podía escapar del cuerpo y esto originó la costumbre de la trepanación post-m ortem ... Esta idea se hacía extensiva a les objetos y encontram os en m uchas partes la práctica de .quebrar g perforar (trepanar) los objeto? e n ­

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

terrados con los muertos para que pueda es­ capar su ánim a” (LATCHAM 1915:15). MOSTNY (1967:141), a su vez, relaciona la fractura ritual de los objetos de que se servía el difunto durante su vida, con el nuevo es­ tado de existencia que asume el m uerto y . para que pudiera hacer uso de su olla, de su cántaro, había que “ m atarlo” . En el curso de nuestras excavaciones en el cem enterio indígena de la cercana localidad de Gorbea, hem os encontrado repetidas veces testim onio de esta práctica ritual. Estatura y edad del difunto Aunque n o hallam os ningún ob jeto que p u ­ diera servirnos de dato indicativo referente a la edad, sexo y posición social de la persona cuya sepultura excavam os, tratarem os de es­ tablecerlo hipotéticam ente. Partiendo del h ech o de que el cadáver yacía en posición extendida, en el espacio delim ita­ do por los jarros 1 y 9, los que se h alla­ ban detrás de su cabecera y a sus pies, res­ pectivam ente, su estatura n o podía exceder la distancia entre estos objetos, que era de 133 centímetros. Si descontam os unos centím etros, se deduce que su estatura fluctuaba alrededor de los 130 centím etros. Ahora bien, esta a l­ tura corporal corresponde a una persona ado­ lescente de 14 a 16 años de edad.

Sexo Por otra parte, la ausencia de adornos per­ sonales fem eninos, tales com o aros, collares, chaquiras, tupus o alfileres para sujetar la ropa, o de un artefacto, com o una tortera, que usaban las personas de sexo fem enino para hilar lana, desde tem prana edad, puede llevarnos a suponer que se trata de una per­ sona de sexo masculino. Confirm aría esta su­ posición la gran cantidad de jarros y cán ta­ ros destinados a bebidas ferm entadas. Posición social Por tratarse de una sola sepultura, n o exis­ te todavía la posibilidad de com parar el ajuar con el de otras tumbas del m ism o contexto. Sin embargo, creem os que, atendiendo al ajuar '■■onsistente en nueve vasijas, de las cuales seis son decoradas, se trata de un ajuar excep cio­ nalm ente abundante y rico. Y si tom am os en cuenta la supuesta corta edad del difunto, entonces habrá que suponer que la abun dan ­ cia de ofrendas funerarias se debe a la ele­ vada posición social que ocupó su fam ilia den -



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tro de la com unidad indígena. Probablemente era el h ijo de un jefe, de un cacique de cierta consideración. ■Cronología Objetos alfareras decorados con idénticos motivos han sido encontrados por KURT MOLLENHAUER cerca de la desembocadura del río Huanehue, en el lago Panguipulli. El pro­ fesor MENGHIN (1962:33) estudió estas reli­ quias y las adscribió a la cultura neo-arauca­ na, fase Valdiviense, que a su vez corresponde al estadio socio-cultural de los cacicazgos de BERDICHEWSKY (1971:111). Los sitios arqueológicos Lican Ray (CALVO, 1964) y Gorbea, sitio GO-3 (GORDON y otros,

NACIONAL DE

1971) se integran a este m ism o horizonte cul­ tural, ubicado por MENGHIN, tentativamente, entre los años 1550 a 1750 d. C. A nuestro juicio, sin embargo, consideram os que la sepultura descrita pertenece a una época más reciente, posiblem ente al principio del siglo X IX . Los resultados de futuras investigaciones precisarán la ubicación cronológica de los ya­ cim ientos m encionados anteriorm ente CONCLUSION Resumiendo, podem os declarar que se trata de la sepultura de un adolescente de alrededor de 14 años de edad, h ijo de un cacique, que falleció a principios del siglo pasado.

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HISTORIA NATURAL

1923

1924

1928 a 1928 b

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S ol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 69 - 80

1975

Análisis palinológieo de algunos taxa de Pteridophyta del Archipiélago de Juan Fernández

M. * H. * •

E l iz a b e t h B arrera M ig u e l R a n c u s i

I. INTRODUCCION En el presente trabajo se hace un estudio de las esporas de algunos taxa de Pteridophy­ ta del A rchipiélago de Juan Fernández. El ob ­ jetivo principal es contribuir al establecim iento de colecciones de referencia para futuros tra­ b a jos en el área de la palinología de vegetales actuales y ide apoyo a los trabajos de palinolo­ gía de fósiles que se Tealizan en este m om ento en el país (Estudio de la colum na eátratigráfica -p a lin o ló g ica de la Cuenca petrolera de M agallanes, en un com ienzo, y del resto de Chile en el futuro). De lo d ic h o anteriorm ente se deduce que el trab a jo tiene un carácter prospectivo y preli­ m inar, siendo de índole esencialm ente descrip­ tivo. Se h an escogido las Pteridophytas en ra ­ zón de que estos vegetales son los más repre­ sentativos en el registro fósil Preterciario y tam bién son com unes durante el Terciario y Cuaternario. • L a boratorio d e C rlptogam la, S ección B otán ica, M useo N acional de H istoria N atural. Casilla 787, Santiago. •• D epartam en to d e Ciencias N aturales y Exactas, La­ b ora torio de B otán ica, U niversidad de Chile, Sede S an tiago Sur. C asilla 5539, Santiago.

Los trabajos palinológicos referentes a nues­ tro país son escasos; se pueden citar algunos realizados por investigadores extranjeros, com o el de AUER, SALMI y SALMINEN (1955) “ Pollen and spore types o f Fuego - Pa'tagon ia” , y el de HEUSSER (1966) “Lates Pleistocene pollen diagrams from the Province of Llanquihue, Southern Chile” . Entre los tra­ bajos realizados por investigadores chilenos y extranjeros residentes en el país se pue­ den citar: el de FASOLA (1969), “ Estudio Palinológieo de la Form ación Loreto (Tercia­ rio M edio), Provincia de Magallanes, Chile” ; el de HERNANDEZ y CAROLINA VILLAGRAN (1969), “M orfología m icroscópica y ultraestructura de la exina en polen de Alnus cordata” ; el de PARRA y MARTICORENA (1972), “ Granos de polen de Plantas ch i­ lenas” . En América del Sur las investigaciones palinológicas han tenido un notable desarrollo en la últim a década, especialmente en lo que se refiere a material fósil. D icho increm ento ha sido notable en Argentina y Brasil, donde se cuenta con excelentes equipos de trabajos, de los cuales podem os destacar algunos ante-


F ĂŹk

1

Isla

R o b in s o n

C ru so e


E. BARRE RA M . y M. RANCUSI H. / Análisis palinológico de algunos taxa de. cedentes bibliográficos tales com o los de A R CHANGELSKY y GAMERRO (1965), “ Estu­ d io p a lin ológico de la Form ación Barquero (C retásico), P rovincia de Santa Cruz” ; G A ­ M ERRO (1965), “ M orfología del polen de la con ifera Trisacocladus tigrensis ARCHANG. de la F orm ación Barquero, Provincia de Santa Cruz” ; adem ás se destacan otros trabajos realizados por investigadores com o PETRIELLA, MENENDEZ, MACHADO BRITTO y DOLIANITI. En general, los estudios acerca de polen y esporas fósiles h an sido enfocados de m ane­ ra que sirvan de un m edio de apoyo a la prosp ección petrolera, la datación estratigráfica y el estudio de las condiciones paleoecológicas en el pasado geológico. En nuestro estudio consideram os el A rch i­ piélago de Juan Fernández, ya que n o se c o ­ n ocen trabajos palinológicos referentes a es­ ta área; adem ás existe la posibilidad de com ­ parar con lo que existe en el continente. II. ANTECEDENTES A) Situación geográfica. El Archipiélago de Juan Fernández está form a d o p o r las islas Robinson Crusoe* (Más a T ierra ), A lejan dro Selkirk* (Más Afuera) y el islote Santa Clara (Figs. 1-2). Robinson Crusoe está ubicada a 667 Km. al Oeste de Valparaíso, 33? 37’ 15” lat. S. - 78? 53’ long. W.; ocu pa u na sup eificie de 93 K m 2. A lejan ­ dro Selkirk se encuentra a 92 m illas de R o ­ binson Crusoe, 33° 46’ lat. S. - 80° 46’ long. W. y ocu pa una superficie de 64 K m 2; el islote Santa Clara tiene una superficie de 5 K m .2 y se encuentra u bicado cerca de la isla Robinson Crusoe. S ) M arco geológico. Las islas de Juan Fernández están form adas exclusivam ente de m aterial volcánico, lo cual in dica que ellas se originaron en períodos rela­ tivam ente recientes; VON WOLF y J. BRÜGGEN (1929) consideran que se originaron en el Terciario Superior o Pleistoceno. BRÜGGEN (1950) las ubica sobre una antigua cordillera que se separó del actual continente entre M a­ gallanes y Arauco y que se hundió posteriormerite (Tierra de Juan F ernánd ez). Esta tierra habría existido durante el Terciario In ferior y fue cubierta durante su hundim iento por los volcanes que h oy existen; de esta form a se • Por Decreto <H1 Ministerio del Interior de enero de 1986

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podría explicar la presencia en las islas de al­ gunos vestigios de la flora Terciaria del Eoce­ no. Ambas islas, semejantes en su constitución, muestran marcadas diferencias entre ellas. En R obinson Crusoe el estrato más bajo está constituido por lava muy rica en olivina estra­ tificada con depósitos de tufo; en Alejandro Selkirk el estrato más b a jo está form ado por duro basalto feldespato (Labradorita), gris os­ curo o negro, m enos rico en olivina y muy re­ sistente a las fuerzas de la erosión. Estas d ife­ rencias geológicas explican las profundas diferencias m orfológicas. En R. Crusoe, las co­ rrientes han erosionado la isla, form ando va­ lles que penetran en su interior; en cambio, en A. Selkirk el duro basalto no es rem ovido por las inundaciones; por lo tanto, queda una muralla recita hacia el m ar y un suave declive hacia el llano. C) Clima. El clim a de las islas se puede considerar de una tendencia mediterránea con fuerte in­ fluencia oceánica. Se h an registrado los si­ guientes valores: tem peratura m edia: 15,7° C.; tem peratura m áxim a: 27° C.; tem peratura m í­ nim a: 7o C.; los extremos pluviom étricos os­ cilan entre 24,9 y 160,3 mm. En general, existe un dom inio de las condi­ ciones de hum edad suficiente a lo largo del año (7 m eses); en algunos meses hay un ex­ ceso (m ayo a agosto), con más de 1.000 mm. mensuales de precipitación. Por otro lado, hay meses con déficit h ídrico (noviem bre a m a rzo). Las lim itaciones impuestas por ei déficit de agua se reducen por la neblina, la cual aporta hum edad casi a lo largo de todo el año. D) Suelo. SKOTTSBERG (1953) describe el suelo, pro­ porcionando un bosquejo dfe un perfil am ari­ llento o ca fé-rojizo; además hace notar la in ­ tensa erosión que existe en estas islas. En ge­ neral, el suelo parece estar en relación direc­ ta con el clima y la vegetación presente en la isla; es arcilloso, y en los lugares erosionados quedan a la vista las superficies rojizas. E) Vegetación. REICHE (1934) calificó la vegetación com o Bosque Subtropical Sierrupreverde, y SKOTTSBERG (1953) lo denom inó Bosque D icotile­ dóneo Siempreverde (Pluviselva), ei cual se caracteriza por poseer árboles con h ojas coriá­ ceas y epidermis delgada con gran cantidad


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HISTORIA NATURAL

Pteris bcrteroana AGARDH, Arthropteris altescandens (COLLA) J. SMITH, Lojihosoria quadripinnata (GMEL.) C. CHR., Pleopeltis macrocarpa (BORY ex WILLD) KAULF, Ctenitis inaequalifolia (COLLA) CHING, Polystichum adiantiforme (FORST.) J. SMITH, Polystichum berterianum (COLLA) C. CHRIST., Polystichum tetragonum FEE, Adian­ tum macrosorum BERTERO ex COLLA, Adiantum obliquum FORST. var. sphenoides (KUNZE) ESPINOSA, Blechnum cycadifolium (COLLA) STURM, Blechnum hastatum KAULF, Blechnum mochaenum KUNKEL var. fernandczianum (LOOSER) DE LA SOTA. En las descripciones las fam ilias son citadas en orden alfabético; las especies precedidas de un asterisco (*) son consideradas endém i­ cas de Juan Fernández.

de epífitas; el tam año de los árboles n o es muy grande, siendo el mayor el Fagara mayu BERT, HOOK et ARN. (naranjillo), que llega excepcionalm ente a los 30 m. Esta form ación tiene un sotobosque en el que predom inan los helechos, entre los que se cuentan Blechiium cycadifolium (COLLA) STURM, Alsophila prulnata KAULF e KUNZE, Dicksonia berteriana (COLLA) HOOK, etc. III. MATERIAL Y METODOS El material estudiado se obtuvo del Herbario del Museo Nacional de Historia Natural (SGO.) y del Herbario del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile (BOPUCH). Las prepara­ ciones quedan depositadas en la Palinoteca de la Sección Geología del Museo Nacional de Historia Natural (SGOPmPb) y en el Depar­ tam ento de Botánica del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Este material fue preparado según el m étodo de acetólisis de ERDTMAN (1949) y m ontado posteriormente en gelatina-glicerina. Las m ediciones fueron hechas, en su mayoría, sobre un prom edio de 20 lecturas en cada preparación, de las cuales dam os el rango de variación. Para las obser­ vaciones, utilizamos un m icroscopio E. LEITZ WETZLAR 543952 del Museo Nacional de His­ toria Natural. Se usó aceite de inmersión Ne = 1,518 (Nd = 1,515) a 20° C. Para la des­ cripción, usamos el objetivo Plan 40/0,65-100/ 0,17; LEITZ N1? 4782311; para las medidas, el objetivo Plan 100/1,170/0,17 LEITZ A 130 N<? 300895. Los esquemas fueron realizados utilizando m icroscopio BAUSCH & LOMB, Dynazoom 2, 10 x W. F. y objetivo Phase contrast 43 x. Los parám etros para la descripción son simi­ lares a los utilizados por NAYAR (1963-1966); las letras (e) y (p ), en las descripciones, se re­ fieren a las vistas ecuatorial y polar, respec­ tivamente; en lo referente a las ornam entacio­ nes, se usó la clave dada por A. LE PONS (1958). La coloración considerada es la resul­ tante de la acetólisis. El sistema taxonóm ico es el propuesto por E. DE LA SOTA (1967), basado en ALSTON (1956) y PICHI SERMOLLI (1965). El núm ero de especies estudiadas es de 18, correspondiendo a 8 Ordenes, todos pertene­ cientes a la Clase Filicopsida y a la Sub-clase Filicidae, que corresponden a: Dicksonia ber­ teriana (COLLA) HOOK, Hypolepis rugosula (LABILL) J. SMITH var. poeppigii (KUN­ ZE) C. CHR. et SKOTTSB., Histiopteris incisa (THUNB) J. SMITH, HymenophyUum cuneatum KUNZE, adíantum chilense KAULF.

NACIONAL DE

IV.

DESCRIPTIVA

DE

LAS

ESPORAS

ADIANTACEAE Adiantum L. 1.

Adiantum chilense KAULF.

Espora trilete, vista lateral 44,6 x 34 u** (36 - 51,6 x 26,4 -4 2 ). Cara proxim al convexa. Cara distal subcónica. Brazos de la apertura 22.3 x 17,9 x 14,8 u de largo (18 - 28,8 x 14.4 - 21,6 x 13,2 - 18 u). M árgenes 2,4 u (1,2 - 3 u) de ancho a los lados de la apertura, con comisura sinuosa y superficie con menos or­ nam entaciones que el resto. La exina proxi­ m al se presenta bien teñida, foveolada; del mism o ancho en ambas vistas, ángulos re­ dondeados, perisporio adherido a la exina. Material estudiado: A. Selkirk, Leg F JOHOW. BOPUCH 1924; SGOPm Pb 117-118 - 135 (Fig. 3). Pteris L. 2.

‘ Pteris bcrteroana AGARDH.

Espora trilete, vista lateral 43 - 27,8 u (38,4 - 48 x 20,4 - 44,4 u ). Caira proxim al có n ­ cava. Cara distal hem isférica. Brazos de la apertura 18,5 x 15 x 13,4 u de largo (12 - 30 x 10,8 - 25,2 X 8,4 - 24 u ). M argen 3,7 u de ancho a los lados de la apertura, la cual es sinuosa con com isura recta y superficie esculpida La exina proxim al mide 5,1 u (1,2 - 6 u ), bien te ­ ñida. La exina lateral tiene un espesor de 3 6 u (2,4 - 4,8 u ) ; verracada, de densidad m edia­ na. ”

La letra u en el t e x t 0 “ ‘ -responde a ^ =

m lcrou es.


E. BARRERA M. y M. RANCÜSI H. / Análisis palinológico de algunos taxa de. M aterial estudiado: R . Crusoe, Leg. F. JOHOW. BOPUCH 1984-1989; SGOPmPb 9 0 - 106 - 105 (Fig. 4).

hechas sobre una pequeña muestra n o repre­ sentativa. M aterial estudiado: A. Sellúrk, SGO 002289 SGOPm Pb 144 (Fig. 8 ).

ASPIDIACEAE Ctenitis C. CHR. 3.

‘ Ctenitis in acqu alifclia

7.

(COLLA) CHINO.

Espora m onolete, bilateral. Plano - convexa (e ), oblonga (p ), 27,8 x 40,6 x 27,7 u (21,6-37,2 x 36-46,8 x 38,8-44,4 u ) ; la apertura mide 21,6 u (13,2-36 u) de largo. La exina que mide 1,6 u de an ch o se presenta bien teñida y lisa; con perisporio cubierto totalm ente de espinas de color ca fé oscuro, con una altura prom edio de 2 a 3 u. M aterial estudiado: R. Crusoe, Leg. F. JO­ HOW. BOPUCH 1919-1892-1893-1144, SGOPm­ Pb 77-127-128 (Fig. 5). 4. ‘ Ctenitis inaequalifolia (COLLA) CHING f. glabrior (C. CHR. et SKOTTSB.) RO D RI­ GUEZ. Espora m onolete, bilateral. C óncavo-convexo (e ), elíptica (p ), 21,8 x 36 x 29 u (18-26 x 3636 x 27,6-30 u ) , la apertura mide 14,4 u de lar­ go. La exina se presenta bien teñida, con espi­ nillas prom inentes, bien teñidas, de un alto prom edio de 4 a 5 u. M aterial estudiado: R. Crusoe, Quebrada de la D am ajuana. Leg. C. SKOTTSBERG, SGO 001312, SGOPm Pb 50 (Fig 6 ). Polystichum ROTH. 5. Polystichum SMITH.

adiantiform e

(FORST.)

Polystichum

Espora monolete, bilateral. P lano-convexa (e ), ovalada (p ), 17,8 x 39,2 x 23,3 u (15,6-24 x 42-44 x 20,4-25,2 u ). La apertura mide 26,9 u de largo (20,4-30 u ). Exina bien teñida y sin ornam entaciones, con perisporio liso, general­ mente destruido por la acetólisis, por lo cual se encuentra sólo en algunas esporas. Material estudiado: SGO 002418 SGOPmPb 143 (Fig. 9). ASPLENIACEAE Asplenium L. 8.

Espora monolete, bilateral. C ón cavo-convexo (e), oblonga (ip), .21,1 x 32,1 x 22,4 u (19-26,4 x 26,4-36 x 16,8-25,2 u ); la apertura mide 15,7 u de largo (12-19,2). Perisporio, m e­ dido en la base, de un ancho de 5,4 u (3,6 - 8 ,4) y en los costados 6,3 u, presenta espínulas densamente distribuidas en la superficie. La exina con un ancho prom edio de 2,6 u, no presenta ornamentaciones. Material estudiado: R. Crusoe, Valle de la Colonia, Leg. C. SKOTTSBERG, SGO 000525 SGOPmPb 157 (Fig. 10).

9.

berterianum

(COLLA)

Asplenium macrosorum BERTERO ex CO­ LLA.

J.

Espora m onolete, bilateral. C óncavo-convexa (e ), oblonga Op), 17,4 x 31,2 x 14 u (14,4-20,4 x 27-36 x 13,26-15,6 u ) . La apertura mide 20,4 u de largo (14,4-30 u). La exina, p oco teñida, es un p oco más ancha en la vista lateral (1,7 u ) ; sin perisporio y con verrugas prom inentes. M aterial estudiado: Leg. G. LOOSER. SGO 002323 SGOPm Pb 142 (Fig. 7). 6.

Polystichum teíragonum FEE.

C.

CHRIST. Espora m onolete, bilateral. Plano - convexa (e ), oblonga (p ), 15,2 x 24,8 x 15,6 u; la aper­ tura m ide 15,2 u de largo. La exina de 1,2 u de ancho, bien teñida, con verrugas espaciadas. En otras descripciones se m enciona la pre­ sencia de perisporio; en este caso, n o se puede asegurar, puesto que las m ediciones fueron

Asplenium obliquum FORST. var. sphenoides (KUNZE) ESPINOSA.

Espora monolete, bilateral. Plano - convexa (e ), oblonga (p), 22,3 x 35,6 x 20,8 u (18-25,2 x 32,4-34,8 x 15,6-24 u ); la apertura mide 15,8 u de largo (13,2-24). La exina bien teñida m i­ de 1,8 u (1,4-1,2 ) de ancho, con perisporio suelto, con espinas que m iden com o promedio 0,5 u de largo. M ai¿erial estudiado: R. Crusoe, Leg. C. SKOTTSBERG. SGO 000498 SGOPmPb 155154-110 (Fig. 11). BLECHN ACEAE Blechnum L. 10.

Blechnum cycadifolium (COLLA) STURM

Espora m onolete, bilateral. Cóncavo - con -


Pig. 5. Ctenitis lnaequalifoUa, vista lateral.

P1S- ÂŤ. Ctenitis inaequalifolia f. glabrior. vista lateral.


E. B ARRERA M. y M. RANCUSI H. / Análisis palinológico de algunos taxa de. vexa (e ), esta característica es muy m arcada; la con ca vid a d m ide entre 3,6 y 6 u de profu n ­ did ad; oblonga (p ), 34,9-61,5 x 49-8 u <42,849,2 x 50,4-57,6 x 37,2-44.4 u ) ; la apertura m i­ de 30 u (36-24) de largo. La exina, bien teñida, presenta verrugas pequeñas y espaciadas, con perisporio delgado, suelto y de color más claro que la exina, p oco plegado. M aterial estudiado: R. Crusoe, Leg. F. JOHOW, BOPUCH 02803 SGOPm Pb 92-158 (Fig. 1 2 ),

11.

B lech nu m hasta tum KAULF.

Espora m onolete, bilateral. P lano-convexa (e ), oblonga (p ), 17,6 x 28,8 x 20 (13,2-21,6 x 24-24,8 x 15-22,8 u ) ; la apertura mide 17,8 u (14,4-24) de largo. Exina lisa, bien teñida de 1,5 u d e ancho, con perisporio muy adherido, p oco distinguible, con verrugas espaciadas M aterial estudiado: R. Crusoe, Leg. F. JOHOW, BOPUCH 01881 SGOPmPb 71-96-119148 (Fig. 13).

vista proxim al el diám etro ecuatorial es de 34.5 u (21,6-40,8). Los brazos de la apertura miden 22-19,2 x 17,2 (14,5-24 x 12-22 x 9,6-21,6), el margen es liso de 2,4 u de ancho 11,2 - 2 ,5 ), la com isura es recta y la superficie lisa. El contorno de la espora es trilobulado, los la­ dos cóncavos y los ángulos redondeados. La exina poco teñida, verrucada, más ancha en la cara proximal. M aterial estudiado: K. Crusoe, Altos déi Pangal, Leg. C. SKOTTSBERG. SGO 001203 SGO­ PmPb 149 (Fig. 16). HYMENOPHYLLACEAE Hymenophyllum J. SMITH 15. ‘ Ilym enophyllum cuneatum KUNZE var. rariform e C. CHR. et SKOTTSBERG.

DAVALLIACEAE

Espora trilete, vista lateral 73,7 x 41,8 u (60-87 x 26,4-58,8 u ). Cara proximal cóncava. Cara üistal subconica. En vista proximal la espora tiene un diám etro ecuatorial de 51,7 u (48-64,8 u ). Los brazos de la apertura m i­ den 32 x 28,1 x 25,8 u (24-27,2 X 21,6-32,4 X 18-30 u ); los márgenes se presentan s in u o ­ sos, de 2,9 u de ancho; la com isura también es sinuosa y la superficie esculpida. Los contornos de la espora son circulares, los la ­ dos convexos. La exina, en general, se pre­ senta poco teñida; la proximal, un poco más ancha que la lateral, densamente foveolada. En las esporas observadas, la cara proximal es más estrecha que la diátal, presentándose ambas caras bien delimitadas. Material estudiado: Isla A. Selkirk. Leg. F. FUENTES. SGO 001730 SGOPmPb 151 (Fig. 17).

A rthropíeris J. SMITH

LOPHOSORIACEAE

12. ‘ B lechnum m uchaenum KUNKEL var. fernandezianum (LOOSER) E. DE LA SOTA. Espora m onolete, bilateral. P lano-convexa (e ), oblonga (p ), 20,2 x 34,1 x 22,6 u (15,6-24 x 31.2-36 x 18-31,2 u) con una apertura de 18,8 u de largo. Exina lisa, con un espesor de 2,4 u ( 1,2 - 3 ,6 ) ; perisiporio adherido poco teñido y con espinillas pequeñas y espaciadas. Maíterial estudiado: R. Crusoe. Leg. F. JOHOW, BOPUCH 01134 SGOPmPb 98 (Fig. 14).

13. ‘ A rthropteris SMITH.

aíiescandens

(COLLA)

J.

Espora m onolete, bilateral. Plano - convexa (e ), oblonga (p ): 29,4 x 51,3 x 33 u (18-42 x 38.3-72 x 24-42); apertura de 30,2 u de largo. La exina tiene un an ch o prom edio de 2,7 u (2,4-3,2), presentando espinas de 5 a 6 u. Pe­ risporio suelto, p oco teñido, ondulado, de su­ p erficie lisa. M aterial estudiado: R. Crusoe, Leg. F. JOHOW, BOPUCH 01129 SGOPmPb 107-160 (Fig. 15). DICKSONIACEAE D icksonia L’HERIT. 14.

75

‘ D icksonia berteriana

(COLLA)

HOOK.

Espora trilete. Vista lateral 36-30 u. Cara proxim al cóncava. Cara distal subcom ca. En

Lophosoria PRESL. 16. Lophosoria quadripinnata C. CHR.

(GMEL.)

Espora trilete. Vista l&teral 45 x 33,4 u (37,3-54 x 21,6-42 u). Cara proxim al cóncava, cara, distal subcónica. En vista la)teral la es­ pora tiene un diám etro ecuatorial de 43 u (36-44,4 u ). Los brazos de la apertura miden 24,7 x 22,2 x 22,8 u de largo (19,2-30 x 1826,<L x 15,6-24 u). Márgenes de la apertura de 1 u de ancho (0,6-1,2). Apertura sinuosa, com isura recta, superficie lisa. Contornos trilobulados, lados convexos, ángulos redon­ deados. Exina poco ‘teñida, con grandes ve­ rrugas, poco densas. Se observa cingulo de un ancho variable entre 12,2 y 10,8 u, presentan­ do ei ancho mayor en los costados.


Pig.

9. Poiystichum tetragonum, vista proximal.

Pig. 13. B lechnum hastatam , vista lateral.

Pig. 10. Asplenium macrosorura, vista lateral.

Fig. 14. B le ch n u n mochaeÂťom, vista lateral.


B. B A RR E R A M. y M. RANCUSI H. / Análisis palinológico de algunos taxa de.

M aterial estudiado: R. Crusoe, cerca de P or­ tezuelo. Leg. C. SKOTTSBERG. SGO 001974 SG O Pm Pb 141 (Fig. 18).

POLYFODIACEAE Pleopeltis H. B. in WILLD. 17. Pleopeltis m acrocarpa (BORY ex WILLD) KAULF. Espora m onolete, bilateral. Cóncavo - con ­ vexa (e ), esférica (p ), 39,8 x 61,5 x 45,5 u (1854 x 51,6-69,4 x 30-60), apertura de 30 u (19,244,4) de largo. Exina bien teñida con un espesor de 4 u, con verrugas pequeñas y espa­ ciadas; perisporio adherido a la exina, de color m ás cla ro y p o co plegado. M aterial estudiado: R. Crusoe, Leg. F. JOHOW. BOPUCH 1899 SGOPmPb 108 (Fig. 19). THYRSOPTERIDACEAE H ypolepis BERNH. 18. H ypolepis rugosula (LABILL.) J. SMITH var. poeppigrü (KUNZE) C. CHR. et SK O TTSB. Espora m onolete, bilateral, cón ca v o-con vexa (e ), elíptica (p ), 20,6 x 37,7 x 25,8 u (14,4-25,8 x 30-42 x 27,8-37,2 u ). La apertura m ide 21,54 u de largo (14,4-26,4). La exina m i­ de 1,9 u (1,2-3,6 ) de ancho, con perisporio baculado, con altura prom edio de 3 a 4 u, bien teñ ido y (pegado a la exina, la cual es lisa y se presenta m ucho más teñida que el perlsporio. M aterial estudiado: R. Cru-soe. Leg. F. JOHOW, BOPUCH 1141-1142; SGOPmPb 93-94 (Flg. 20). Histiopteris (AGARDH) J. SMITH. 19.

Histiopteris incisa (THUNB.) J, SMITH.

Espora m o n d ó te , bilateral. P lan o-convexa (e), ovalada (p ); 37,6 x 41,4 x 26 (19,2-36 x 36-48 x 18-31,2 u ); la apertura mide 27,4 u de largo (16,8-36 u ). La exina presenta un grosor de 7,6 u (4,8-8 u ), bien teñida, con verrugas color ca fé oscuro, finam ente escabradas; me­ n os prom inentes en el polo proxim al, casi au­ sentes alrededor de la apertura. Sin perisporio. M aterial estudiado: R. Crusoe, cerca de la Colonia. Leg. C. SKOTTSBERG. SGO 001921 SG O Pm Pb 153 (Fig. 21).

77

V. DISCUSION Este trabajo, no obstante el pequeño núm e­ ro de especies estudiadas, reveló algunas di­ ferencias en las medidas de especies estudia­ das por diversos autores, com o es el caso de Histiopteris incisa (THUNB.) J. SMITH, de la cual NAYAR (1961) cita las medidas 30 x 48 x 26 (28-36 X 44-56 X 24-32), HEUSSER (1966) 34-36 x 55-62 x 31-46 y que en nuestro caso son 37,6 x 41,4 x 20 (19,2-36 x 36-48 x 18-31,2). Las medidas de las esporas de las Aspiriiaceas dadas por NAYAR y DEVI (1964) de 20 x 30 x 22 u a 48 x 66 x 52 u, difieren de las con ­ sideradas en ej presente trabajo, 15,2 x 24,8 x 15,6 a 27,8 x 40,5 x 22,7 u, aunque en este úl­ timo caso sólo se estudiaron 5 especies de 2 géneros de dicha fam ilia. Estas variaciones de tam año se pueden deber a diferencias ambientales, ya que las condiciones clim áti­ cas y edáficas de la India y del Archipiélago de Juan Fernández son diferentes. D entro de las Lophosoriaceae podemos destacar a Lophosoria quadripinnata, especie con esporas triletes, la apertura con comisura y margen sinuoso, caracterizado por tener cíngulo de 10 u de ancho en vista proximal, lo cual conouerda con lo citado par HEUS­ SER (1966). VI. CONCLUSIONES Se describe la m orfologia de esporas de 18 especies correspondientes a 13 géneros de las Pteridophytas del Archipiélago de Juan Fer­ nández. Las esporas de las fam ilias Adlantaceafi, Dlcksoniaceae, Hymenophyllaceae y Lophoso­ riaceae son trilete, predom inando la cara pro­ xim al cóncava, variando su tam año de 30-36 u a 41,8 - 73,7 u en vista lateral; la exina a m enudo es verracada o foveolada en Lopho­ soria quadripinnata; además de ser verraca­ da, presenta cíngulo. Generalmente las es­ poras tienen perisporio, pero en la mayoría de los casos desaparece a causa de la acetólisis. Las fam ilias Aspidiaceae, Aspleniaceae, Blechnaceae, Davalliaceae, Polypodiaceae y Thyrsopteridaceae presentan esporas m on o­ lete, bilateral, generalmente cóncavo-convexo y plan o-convexo en vista ecuatorial, oblongo en vista polar; la apertura es usualmente amplia, variando entre 14,4 a 30,2 u de largo. En las Polypodiaceae se encuentran las espo­ ras ide m ayor tam año. Ej.: Pleopeltis macro­ carpa, que es de 39,8 x 61,5 x 45,5 u. Entre las Blechnaceae hay m arcada variación en el ta­ m año de las esporas, tal com o sucede en


Plg. 17. Hym enophyllum cuncatum var. rariforme, vis足 ta proxlm al.

Flg- 18. Lophosoria quadripinnata, vista proximaL

Fig. 21. H istiopterii incisa, vista lateral.


E. BARRE RA M. y M. RANCUSI H. / Análisis palinológico de algunos taxa de. B lcch n u m cycadifoH um con 34,9 x 61,5 x 49,8 u y B lech nu m m ochaen um 20,2 x 34,1 x 22,6 u. La exin a a m enudo es lisa; algunas veces, v erracad a; raram ente espinulosa, com o es el caso de A rthropteris alteseandens y Ctenitis in aequ alifolia f. glabrior. G eneralm ente el perisporio es reducido y, en algunos casos, se en ­ cu en tra adh erido a la exina, suelto o destruido a causa de la acetólisis; puede ser liso o espinuloso, excep to en B lcch n um hastatum , que es verru cado; en Aspleniuxn m acrosorum es densam ente espinuloso, con espínulas de 5 a 6 u de alto. Finalm ente, podem os decir que, dentro del análisis de la m orfología de las esporas, es d ificil considerar el tam año com o una ca ra c­ terística bien defin ida y taxonóm icam ente con ­ fiable. RESUMEN Se estudia la m orfología de las esporas de 18 especies de Pterídophytas del Archipiélago de Juani Fernández pertenecientes a 13 géne­ ros. Los géneros Asplenium, Ctenitis, Polysti" chum , BleclmuiK, Arthropteris, Pleopeltis, Hypolcpis e Hístiopteris presentan esporas m on olete, bilateral con exina lisa, verrucada o espm ulosa, perisporio baculado, con espinas, verru cado o liso. Los géneros Adlantum, Pteris, Dicksonia, Hymenophyllum y Lophosoria presentan espo­ ra trilete, con exina verrucada o foveolada; predomina la cara proximal cóncava, excepto

79

en Adiantum aethiopicum , que es convexa. Lophosoria quadripinnata es la única especie, de las estudiadas, que presento, cíngulo. ABSTRACT M orphology of the spores of eighteen species o f Pteridophy<tas from Juan Fernandez Islands belonging 'to thirteen genera. The genera Asplenium, Ctenitis, Polystichum, Blechnum, Arthropteris, Pleopeltis, Hypolepis e Histiopteris presents monolete spores, bilateral with sm ooth exina, verrucated or spinulose, perine baculated with spines, granulate or smooth. The genera Adiantum, Pteris, Dicksonia, Hym enophyllum and Lophosoria presents trilete spores, with verrucated exina or foveolated, predom inating the proximal face concave, on ­ ly in Adiantum aethiopicum the proximal face is convex. The spores of Lophosoria quadripinnata are the single which presents cin sulum. AGRADECIMIENTOS Los autores agradecen a todas las personas que, de alguna forma, colaboraron en el buen término de este trabajo; de m anera especial a los señores PEDRO HERNANDEZ PETRIZ y ALEJANDRO TRONCOSO, de la Sección Geología, Laboratorio de Paleobotánica y Palinología del Museo Nacional de Historia Na­ tural, por sus valiosas sugerencias; y al señor JAIME ALEGRIA, del Taller de Diseño del Museo Nacional de Historia Natural, a cuyo cargo estuvo la parte esquemática.


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Una nueva especie de Argulus: A . araucanus

n. sp.

(CRUSTACEA, BRANCHIURA, ARGULIDAE)

G u a c o l d a A t r i A G .*

1.

ANTECEDENTES

Los argúlidos sudam ericanos han sido b as­ tante estudiados por RINGUELET (1941, 1943, 1944, 1956), quien in dica las especies con oci­ das, su distribución geográfica y las referen­ cias bibliográficas del grupo. D e esta fam ilia se h a descrito para Chile una sola esp ecie: Argulus chilensis MARTINEZ 1952, en con tra do sobre Austrom enidia aiauleanus (STEINDACHNER 1S96) en la Quebrada de Córdoba. R ecientem ente se obtuvo ejem pla­ res de u na nueva especie: A. araucanus. 2.

Argulus araucanus n. sp.

2.1. M aterial exam inado: 17 hem bras y 19 m a­ ch os en contrados sobre salm ónidos del Lago V ichuquén (34° 50’ Lafc. S., 72° 00’ Long. W ) el 22 de m ayo de 1970. 2.2. D escripción: 2.2.1. Hembra. C aparazón discoidal (LC/AC = 0,90), m oderadam ente escotado hasta menos la • S e c c ió n H idrobiología , M useo N acional N atural. Casilla 787, S an tiago, Chile.

C.— M u sco.

de

H istoria

m itad de su longitud. El borde posterior de los lóbulos laterales alcanza sólo hasta el segundo par de patas. Las áreas respiratorias son casi iguales en superficie, siendo la anterior form a triangular y la posterior arrifionada (Fig. 1). Senos anterolaterales muy levemente m arca­ dos. Sin senos laterales. Púas ventrales en la parte anterior de la región cefálica, en los márgenes laterales y en el tronco. Abdom en (Fig. 1) ovalado, su largo es igual a casi un cuarto del largo total del cuer­ po (L T /L A = 3,75). Seno abdom inal largo, re­ presenta dos quintos de la longitud del abdo­ m en. Bordes sin sedas ni espinas. Antenas (Fig. 2) con cuatro segmentos, el basal con tres espinas, el segm ento distal tiene en el ápice un fuerte gancho, tres espinas y un palpo. Espina mesial grande y aguda. Ventosas (maxílulas transform adas): Su tam año es igual a un quinto del ancho del ca­ parazón (V /A C = 0,20), con radios de sostén form ados por 10 a 13 piezas imbricadas (Fig. 2). M axilas (Fig. 2) con cinco segmentos, el segm ento basal cubierto de plaquitas ovaladas,





GUACOLD a ATRIA Q. /

Una nueva especie de.

co n tres dientes simples, triangulares, rom os e Iguales. El tercer segm ento tiene u na prom i­ n en cia alargada longitudinalm ente, la cual está recu bierta p o r escam as o plaquitas de varias puntas en su extrem o distal, sem ejan ­ tes a las que existen en la parte apical del se­ gundo segm ento y la parte basal del cuarto. Q uinto segm en to co n un círculo de espinas próxim o a su base, term ina en dos ganchos curvos y u na prolon gación digitiform e. Hay, además, un p a r de dientes postm axilares agudos a ca d a la do del cuerpo. T ien e cu a tro pares de patas (Fig. 3 ) b lrram osas, co n sedas plum osas, pero ninguna con flagelo. El cu a rto pa r de patas tiene en la base un lóbulo redondeado con sedas plu­ mosas.

85

2.2.2. M acho: Se diferencia de la hem bra por la m orfología del segundo, tercer y cuarto par de patas, las que presentan estructuras semejantes a las dibujadas por MARTINEZ (1952) para A. chilensis. 2.3. H olotipo: Una hem bra colectada en el La­ go Vichuquén el 22 de m ayo de 1970 sobre un salmónido, conservada en el Museo Nacional de Historia Natural, Sección Hidrobiología, N? 1.222.

2.4. D iferencia con otras especies conocida». Argüías araucanus sem eja a Argulus chilen­ sis, pero se diferencia por las siguientes carac­ terísticas:

A. chilensis

A. araucanus

B orde posterior de los lóbulos laterales

Alcanza al tercer par de patas.

Alcanza al segundo par de patas.

Areas respiratorias

Superficie de la anterior m u ch o m ayor que la posterior.

Ambas tienen igual superficie.

D ientes de la placa basal de las m axilas

Con tres dientes dobles.

Con tres dientes simples.

R adios de sostén de las ventosas.

Con o ch o piezas.

Con diez a trece piezas.

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Análisis de la cutícula foliar de Nothofagus antarctica (F o rst.) Oerst.1

P e d ro J . H e r n á n d e z P. A u c ja n d r o T r o n c o s o A . • V a le r i a A z c A r a t *

INTRODUCCION Este trab a jo tiene por ob jeto dar a con o­ cer los rasgos anatóm icos fundam entales de la cu tícu la del lim bo folia r de N othofarus a n tarctica (vulgarm ente “ ñ ire” ). En determ inadas condiciones, las im pron­ tas foliares preservadas en las rocas sedi­ m entarias conservan adherida una delgada película, que es la cutícula m om ificada de la h oja . Esta puede ser extraida por m edio de técnicas adecuadas, obteniéndose en per­ fe cto estado com o en las plantas actuales. Los análisis de cutícula folia r se h an d e ­ sarrollado en prim er térm ino con la fin a li­ dad de a clarar problem as taxonóm icos ante­ riorm ente irresolubles en Paleobotànica. El 1 Este trabajo forma parte del proyecto 53/71. Comi­ sión Central de Investigación Científica de l s Uni­ versidad de Chile. • Laboratorio de Paleobotànica y Pallnologia (Sección Geología). Museo Nacional de Historia Natural. Casi­ lla 787, Santiago de Chile.

M.

prim er investigador en desarrollar estas téc­ nicas fue NATHORST (1907, 1908; vide ade­ más BATHER 1908 y THOMAS 1912), aun cuando ZEILLER en 1882 (citado por NA­ THORST 1908) ya había realizado observa­ ciones en cutículas fósiles. Desde el punto de vista estratigráfico, se h an obtenido cutículas fósiles en perfecto es­ tado de conservación desde el Devónico, v. gr. Fsilophyton princeps DAWSON (EDWARDS 1924), lo cual ha aportado valiosa inform a­ ción para interpretar las condiciones en que se desarrollaron las primeras plantas vascu­ lares conocidas. FLORIN (1926) exam ina las cutículas de especím enes procedentes del Terciario de la Región del Main, y demuestra, basándose en la com paración con cutículas de plantas ac­ tuales, que los ejem plares estudiados corres­ pondían a una D icotiledónea (D icotylophyllum neglectum FLORIN) y no a una Coni­ fera (Fodocarpus eocaenica UNOER), com o


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lo había determinado ENGELHARDT, utili­ zando la metodología paleobotánica clásica, es decir, el estudio m egascópico de im pron­ tas. Este es un ejem plo de la im portancia del análisis cuticular para establecer crite­ rios taxonóm icos más precisos en el estudio de los fósiles vegetales. BANDULSKA (1924, 1926, 1931) fue uno de los primeros en hacer estudios comparados de cutículas entre vegetales fósiles y actua­ les, ¡trabajando en Fagaceae, Lauraceae y Myrtaceae. El estudio de cutículas fósiles tuvo un rá­ pido desarrollo en Europa y América del Nor­ te. A partir de la década del 20, muchas ta fofloras fueron estudiadas y otras revisadas aplicando esta técnica, multiplicándose so­ bre bases más rigurosas la interpretación de las mismas. Entre los numerosos trabajos publicados, son clásicos los realizados sobre las tafofloras de Bournem outh (BANDULSKA 1923), Scoresby Sound (HARRIS 1926, 1931, 1932a, b, 1935, 1937) y Yorkshire (HARRIS 1961, 1964, 1969). FLORIN (1933, 1934, 1940, 1951) es uno de los primeros en llamar la atención sobre la im portancia del análisis cu ­ ticular para la sistem ática neontológica, al delimitar nuevos taxa en sus trabajos sobre Gimnospermas actuales y fósiles. Han sido precisamente las Gimnospermas uno de los grupos en que más intensivamente se ha trabajado desde el punto de vista de su es­ tructura cuticular, tanto en fósiles com o ac­ tuales; entre los primeros trabajos se cuen­ tan los de THOMPSON (1912), HOLDEN (1918), FLORIN (1920, 1931) y BANDULSKA (1923). BANDULSKA (1929) elaboró una técnica que le permitió rescatar pequeños cuerpos esféricos recubiertos de una m em brana cu ­ ticular en especímenes de Litsea boum ensis (Lauraceae) del Eoceno, dem ostrando que tanto en los aspectos m orfológicos com o en las reacciones químicas hay una notable si­ militud con el contenido de las glándulas olíferas de Litsea síocksii actualmente v i­ viente; este trabajo estableció la posibilidad de vincular ya no solamente la anatom ía por com paración con las actuales, sino que, ade­ más, demostró la factibilidad de efectuar análisis paleoquímicos en estructuras cerra­ das por membranas cuticulares fósiles. La im portancia taxonóm ica del estudio de cutículas foliares en plantas actuales fue pues­ ta de relieve por VESQUE ya en 1882 (vide CARR et al. 1971, p. 189), indicando que en la cutioula "la ornam entación es un excelente

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carácter específico” . MARTENS (1934) realizó una extensa revisión de más de 200 trabajos sobre cutículas que a la época eran m uy poco conocidos; otros trabajos de síntesis fueron h e­ chos por METCALFE & CHALK (1950) para numerosas Dicotiledóneas y por VAN COTTHEM (1970) para las Filicópsidas. Posterior­ mente, y reafirm ando el valor de estos estu­ dios para la taxonom ía vegetal, pueden citarse entre otros los trabajos de CARR et al. (1971) y MITCHELL (1971), quienes lo hicieron sobre Eucalyptus y Polygonum, respectivam ente. Desde otro punto de vista, el análisis cuti­ cular com parado en plantas actuales puede ser un instrum ento de valor para la de­ term inación de los vegetales consum idos por animales herbívoros (HERCUS 1960), lo que daría a esta técnica un valor particular en algunos aspectos de la M edicina Veterinaria. En Am érica Latina el análisis cuticular so­ lamente se h a desarrollado en A rgentina y, exclusivamente, en fósiles vegetales (ARCHANGELSKY 1962), según el conocim iento de los autores. El primer trabajo efectuado por un latinoam ericano se debe a MENENDEZ (1956), quien lo hizo sobre ejem plares procedentes del Jurásico del Neuquén. En el Cretácico Inferior de la provincia de Santa Cruz se registran los siguientes trab a jos: ARCHANGELSKY (1963a, b, 1964a, b, c, 1967) establece varios taxa nuevos sobre la base de las cutículas fo ­ liares; TRAVERSO (1966, 1968) crea dos nuevas especies de Brachyphyllum (C on iferópsid a ); MENENDEZ (1965) establece un nuevo género basado en la especie Sueria rectinervis ME­ NENDEZ, ubicándolo tentativam ente, por el tipo de com plejo estom ático, dentro de las Cycadales; MARTINEZ (1968) mediante el análi­ sis cuticular com parado determ ina la presen­ cia de tres especies de M icrothyriales (Fungi), siendo éstas las más antiguas del orden co n o ­ cidas desde el punto de vista estratigráfico, según el conocim iento de los autores. En el Terciario de la Provincia de R ío Negro, ME­ NENDEZ y CACCAVARI (1966) describen la cutícula foliar de Araucaria n athorsti DUSEN, y TRAVERSO (1964) la de Ginkgo patagónica BERRY en la provincia de Chubut. En espe­ címenes procedentes del Triásico de Ischigualasto, en la provincia de San Juan, ARCHAN­ GELSKY (1968) describe la cutícula de algunas especies de D icroidium en un trab a jo donde plantea la posible relación de éste con R h ex oxylon; para esta mism a localidad, ARCHAN­ GELSKY y BRETT (1963) fun dan el género M ichelilloa basado en M. w altoni ARCHAN­ GELSKY y BRETT.


P. J. HERNANDEZ P., A. TROÑCOSO A. y V. AZCARATE M. / Análisis. En vegetales fósiles chilenos, sólo dos inves­ tigadores extranjeros h an trabajad o con esta técnica, aportando en am bos casos valiosa i n ­ form a ción tan to desde el punto de vista taxo­ n óm ico com o estratigráfico. FLORIN (1940) es­ tudia las cutículas de las Coniferas fósiles del T erciario de A rau co-C on cepción, creando P ofictearpus araucoensis (BERRY) FLORIN sobre m aterial determ inado por ENGELHARDT (1905) ex-p a rte, com o Sequoia chilensis EN­ G ELHARDT y A raucaria araucoensis BERRY (1922) del Eoceno de C oronel; fun da tam bién P cdocarpu s inopinatus FLORIN sobre m aterial de S. chilensis ENGELHARDT (1891, 1905, ex­ parte) de sedim entitas del Eoceno de los de­ partam entos de Lota y Coronel. Asimismo, crea el gén ero Coronelía basado en Coronelía m olinae FLORIN, u tilizando el análisis cuticular en todos estos casos, lo que, entre otras cosas im ­ portantes, perm itió elucidar claram ente la p o i-ció n taxonóm ica del m aterial trabajado por los autores anteriores y aclarar problem as p a leofitogeográ ficos que se presentaban con la supuesta presencia de Sequoia en Chile (REICHE 1900, B E R R Y 1938). ARCHANGELSKY (1970, com unicación per­ son al) estudia las cutículas de vegetales fósiles . de la S ección In ferior (Continental) de la For­ m ación Springhill de la Cuenca de Magallanes, determ inando la presencia y describiendo los caracteres de las cutículas de: T icoa n. sp.; Otozamites sa nctae-crucis FERUGLIO; Z am iles a ff. gigas (LINDL. et HUTTON) M ORRIS; Ptilophyllum cf. longipinnatum MENENDEZ; P. cf. an ía rcticu m (HALLE) SEW ARD; B rachyphyllum íeistm anteli (HALLE) SAHNI, lle­ gando a la conclusión de que esta tafoflora puede asignarse tentativam ente al Titoniano (Jurásico m ás alto) “ sensu latu ” . ARCHANGELSKY y BALDONI (1972) in tro­ ducen en el H em isferio Sur el uso del M icros­ cop io E lectrónico de B arrido en el estudio de cutículas fósiles, al revisar las Bennettitales de la F orm ación Baqueró (A rgentina). No h em os en contrado citas bibliográficas específicas sobre estudios de cutículas foliares de plantas actuales de autores latinoam erica­ nos, a pesar de su recon ocido valor para la taxonom ía vegetal (MITCHELL 1971). METCALFE & CHALK (1950) elaboran una clasificación para los tipos de com plejos esto­ m áticos con ocidos en las D icotiledóneas. VAN COTTHEM (1970) publica una m on ografía so­ bre análisis cuticular en Filicópsida, am plian­ do la clasificación de METCALFE & CHALK (O p cit.). Con este trab a jo los autores inician una

serie que abarcará el estudio de los diferentes taxa de N othofagus de Am érica del Sur, con la finalidad de servir de apoyo para el desarro­ llo del estudio de las tafofloras del Cretácico Superior y Cenozoico australes. Correlativa­ mente, se aportará a la solución de algunos problem as taxonóm icos que se presentan en neontología de dicho taxon. En este trabajo se introduce en form a pre­ lim inar el uso de la luz polarizada (m icrosco­ pio petrográfico), que da la posibilidad de definir algunos aspectos dei ordenamiento m olecular de los tricomas y otros rasgos de la cu tícula foliar.

MATERIAL Y METODOS Para el estudio de las cutículas foliares de N othofagus antarcíica (FORST.) OERST., Be utilizó m aterial colectado en el Herbario del Museo Nacional de Historia Natural de Santia­ go de Chile (SGO.). Para cada espécimen se indica el núm ero de referencia y la localidad correspondiente (ex •’“schedule” ) ; estas referencias y datos com plem entarios se dan para el con ju nto de las preparaciones (ver Cuadro 1). El material queda depositado y registrado en la micro teca del Laboratorio de Paleobotànica y Palinología de la Sección Geología del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile (Sigla: SGO. Pm .Pb). Los ejem plares estudia­ dos proceden de 12 localidades distribuidas a lo largo de Chile entre los paralelos 35° 14’ y 53° 10’ S (ver Fig. 1), siendo representativas del área de dispersión conocida dei taxon en Chile. En el cuadro 1 se detallan la ubicación geográfica y las coordenadas aproximadas de cada localidad. Las h ojas fueron m aceradas con m ezcla de SCHULTZE (H N 0 3 : KC10S= 1 :1 ) en períodos variables de tiempo, lavadas con agua corrien­ te y limpiadas bajo m icroscopio estereoscópi­ co con un pincel fin o; teñidas con safranina en m edio acuoso y montadas en gelatina-gli­ cerina con safranina,,según fórm ula de Kaiser (LANGERON 1921: 490), utilizando gelatina en polvo en lugar de planchas. Para la observación se utilizó el siguiente instrumental óptico: Dynazoom fotobinocular Bausch & Lomb con fase contrastada, Laborlux Petrográfico Leita Wetzlar, Stereozoom SK Bausch & Lomb y Ortholux con Ortomat Leitz para m iorofotografía. Las mediciones se hicieron con m icròm etro incluido en ocular Leitz X10, manteniéndose el Dynazoom en X I.



£■ J. HERNANDEZ P., A. TRONCOSO Á. y V. AZCÀRÀTE M. / Análisis La densidad de pelos y glándulas se obtuvo m idien do sobre u na superficie de 0.5 m m .2 con o b jetivo de con traste de fase X10 16 m m 0.25 B. Sí L; esta superficie abarca un 28% del camipo visible. P ara obtener la De expresada en iunidades/m m 2, se proyectó la superficie anteriorm ente in dicada a 1 m m 2; para ch e­ quear estas De se utilizó el Stereozoom SK, tom a n d o 6 cam pos al azar de 1 m m 2 cada uno, colo ca n d o por deb a jo del portaobjetos con la cu tícu la un papel m ilim etrado y m idiendo so­ bre los cuadrados de 1 m m de lado la De en la form a que se in dicó anteriorm ente; la deter­ m in a ción de la De de estom as se obtuvo u tili­ zan do un ob jetivo de contraste de fase X43 4 m m 0.65 B. & L, censando cada m edida so­ b re u na superficie de 0,026 mm .2, extrapo­ lándose, com o en el caso anterior, a 1 m m 2 para expresar en unidades hom ogéneas de m e­ dida todas las De. Para cada localidad se co n ­ taron 10 cam pos. Las m icrofotogra fía s se tom aron con O rtom at Leitz m on tad o en Ortholux, utilizando: ocu lar X10 y objetivos PHACO 40/0.65 y 10/ 0.25 siem pre con fase contrastada; se utilizó película de 35 m m K odak Panatom ic X 16 DIN. Para la descripción de los com plejos estom á­ ticos se h a utilizado la nom enclatura in dica­ da p o r METCALFE & CHALK (1950) y por VAN COTTHEM (1970); el resto de los carac­ teres de la cutícula se h a descrito en general con la term inología sugerida por el CIMP DOUBINGER et al. (1964). En todo caso, de­ be tenerse presente que, cuando en el análisis cuticular se h abla de “ células” en las cutícu­ las, en realidad en la m ayoría de los casos se trata de im prontas esculturadas por las célu­ las epidérm icas en ellas. DESCRIPTIVA N othofagus an tárctica (FORST.) OERST. In Vidensk. Selsk. Skr. 9: 354. 1873 Fagui antarctica FORST. f. ln comm. Gottlng 0: 24. 1789 Fagus uliginosa PHIL. ex ADC. in DC Prodr. 16 (2): 120. 1864 Fagus antarctica var. uliginosa (PHIL. ex ADC) ADC loe. clt. _ Calucechinus antarctica HOMBR. et JACQ. ex DECNE Bot. Voy. Aatrol. et ZD .: 19. 1853 Calucechinus montagnei HOMBR. et JACQ. loe. clt. Nothofagus montagnei (HOMBR. et JACQ.) REICHE Beitr. zur Kenntn. Chile Buchen: 12. 1897

Nom bres vulgares: “ ñ irre” , “ñ ire”, “ roble” , "a n ís” . D istribución geográfica y principales asocia­ ciones. Exclusivam ente en Chile y Argentina. En Chile, desde C uricó (MUÑOZ PIZARRO 19511) hasta el Cabo de H ornos (M apa 1), en

la Cordillera de los Andes y en las partes más elevadas de la Cordillera de la Costa (Cordille­ ras Pelada y de Nahuel B uta). Generalmente en m anchas puras, a veces con Nothofagus pum üio (POEPP. et ENDL.) KRASSER ("L en ga” ) en bosques de Araucaria araucana (MOL.) C. KOCH (“ Pehuén” ) ; m uchas veces en terrenos húm edos (ñadis) y zonas de fuer­ te viento. “ En el centro y sur es un arbusto o árbol b a jo; desde Llanquihue hasta la T ie­ rra del Fuego, árbol elevado de 20 a 25 m de altuira” (MUÑOZ PIZARRO, op. cit.). Se en­ cuentra en la Selva Lluviosa Valdiviana (HAUMAN 1913); debe tenerse en cuenta que dicha selva no debe considerarse hom ogénea desde el punto de vista fitogeográfico, debido a que la caracterización com o Selva Lluviosa tem plada debe restringirse a la franja basai libre de ectófcrofos (SINGER y MOSER 1965>, porque en con ju nto la Selva Lluviosa está parcialm ente dom inada por ectotrofis (SIN­ GER y MORELLO 1962; SINGER 1963), m ien­ tras que en parte es anectotróflca. Lo ante­ rior debe tenerse en cuenta en cuanto a la distribución del taxon 'tratado, porque No­ thofagus, en su conjunto, pertenece al grupo de los árboles ectótrofos en toda su área de distribución, que es exclusivamente m eridio­ nal (VAN STEENIS 1953, 1957, 1971). En Argentina merece una particular aten­ ción la posición que ocupa edfce taxon (D IM ITRI 1972) dentro de la Región Antàrtica ( = e x Región Austral sg. CABRERA 1951); dentro del D om inio Subantàrtico, Provincia Subantàrtica, según el esquema fitigeográfico de CABRERA (1971). Dicha provincia fitogeográfica se divide en cuatro distritos y abarca los Andes Australes, aproximadam ente, desde los 37° S. hasta el Cabo de Hornos en Chile. Nothofagus antarctica está presente en los cuatro distritos. En el Distrito del Bosque Caduclfolio, que se extiende por el borde oriental de Neuquén a la Tierra del Fuego, el N. an­ tarctica, ju nto con el N. pum ilio y el Austrocedrus chilensis (D. DON) FLORIN et BOUT E U E (“ Ciprés” ), constituyen bosques m ix­ tos o con dom inancia de uno de ellos; la do­ m inancia n eta del N. antarctica se produce habitualm ente en los lugares bajos y húmedos. Las tres especies caracterizan desde el punto de vista fitogeográfico el distrito. En el Dis­ trito Valdiviano, que es el más húm edo de la Provincia Subantàrtica y que en Argentina posee un área estrecha y discontinua en zonas lim ítrofes con Chile (Neuquén, R ío Negro y C hubut), se caracteriza por el N. dombeyi (MIRB.) BLUME (“ Coihue” ), a veces asociado


loncepcion

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Santiago P Ă­a A r e n a r

^Antartica \Chilena /

Pig. 1

O

Localidades de procedencia de las muestras.


p. J. HERNANDEZ P., A. TRONCOSO A. y V. AZCARATE M. / Análisis. con N. a n ta rctica y Eucriphia cord ifolia CAV. ( U lm o” ) en las zonas bajas. Aparecen en el distrito algunos bosques de N. dom beyi aso­ ciado, a veces, con el N. antarctica o con el Austrocedrus chilensis, y en los lugares eleva­ dos, co n el N. pum ilio. En el D istrito M agellan ico, la com unidad clím ax es el bosque de N. betuloides (M IRB.) BLUME (“ Coihue de M a­ gallanes” , “ gu indo” , “ ou chpaya” ) ; lo acom pa­ ñ a el N. an tarctica o el N. pum ilio. En el Dis­ trito del Pehuén, el bosque clím ax es de Arau­ caria araucana, que suele estar asociada con N. a n ta rctica y N. pum ilio (CABRERA 1951 ■ 61). Según TORTORELLI (1956), el N. antarctica h acia el lím ite Norte de su distribución en A rgentina es preferentem ente arbustivo, m ien­ tras h acia el Sur adquiere porte arbóreo. D escripción m egascópica de la h oja H oja s caducas de textura delgada, aovado-redondeadas a oblongas, a m enudo sublobuladas, 1.5-4.5 cm long. x Ca. 1-1.5 cm ancho. M argen irregularm ente dentado-aserrado, con m ás de dos dientes entre cada par de venas consecutivas. Venas prim arias 8-10, pennadas; ángulo de inserción agudo entre 40°-60°, sien­ do lo m ás com ún entre 45°-50°, muy notorias en la cara abaxial; h acia la base son general­ m ente subopuestas, tornándose alternas hacia el ápice, n o del tod o paralelas, a veces ram i­ ficán d ose subapicalm ente; venas secundarias y de orden “ n ” generalm ente poco notables. D escripción de la cutícula foliar H oja hipostomá!tica. Presenta pelos y glán­ dulas con De variables en ambas caras; los pelos pueden ser más abundantes en u na u otra cara; las glándulas presentan u na m ayor densidad en la cara adaxial. Cara adaxial.— Células epidérm icas poligo­ nales, de paredes rectas. La arquitectura gene­ ral de esta superficie está m arcada por las ve­ nas de distinto orden que con form a n diversos retículos y p o r espacios encerrados por dichas venas (espacios interreticulares) (Fig. 2). Células de la ven a m edia de form a rectan ­ gular, elongadas y de paredes gruesas, acen túandose estas características h acia la base de la h oja . Las células de venas secundarias a las de venas de orden “ n ” en. una transición de: 4 -(5 )-6 lados, en todos los casos de pare­ des m ás gruesas que las interreticulares, de menor an ch o y co n una ordenación más regu­ lar y un tanto o m u ch o m ás elongadas que éstas; su tam año oscila entre 27 - 41 u* long. • Lo letra u en el texto corresponde a

micronea.

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x 12-16 u (excepcionalm ente 21 u) de ancho Con respecto a las células de la vena media, presentan una m enor ordenación y un ancho m ayor que éstas. Células de los espacios inter­ reticulares más o menos isodiamétricas, pre­ dom inantem ente de 6 lados, hasta de 5 (raro de 4), de ángulos más bien redondeados, de paredes más delgadas que las de las células epinervias, aun cuando sus paredes anticlina­ les, en algunos casos, m anifiestan distirifco grado de engrosamiento; su ancho es mayor que el de las epinervias, y los tam años se ubi­ can entre 21 - 56 u long. x 21 - 35 u ancho (Fig. 3). Observadas con luz polarizada, las células epinervias de la cara adaxial son las que más se destacan, existiendo diferente orientación de los retículos cristalinos entre el lumen y las paredes celulares. En la cara abaxial, en m u­ chos casos, n o se observa una definida anisotropía óptica en el lumen de las epinervias. En las células interreticulares se observa dé­ bil anisotropía óptica en las paredes, mientras que en los lúmenes hay variación desde una débil anisotropía a isotropía manifiesta. Los pelos son unicelulares y se ubican pre­ ferentem ente en las zonas sobre las venas, siendo mayor la De a m edida que disminuye el orden de las venas, con un m áxim um en la vena principal y un m ínim um en los espacios interreticulares. Son simples, cónicos, de ápi­ ce agudo, rectos, provistos de un canal longi­ tudinal que se prolonga por la base h acia su inserción en la epidermis; de diám etro menor en el ápice, donde term ina ei; una estructura “ cono en con o” para ir aum entando paulati­ nam ente hacia la base donde alcanza su diá­ m etro máximo. La inserción es un cuerpo hem isférico (en­ sancham iento basal del pelo) sobre una convergencia de células epinervias o interreticulares, en las que las paredes próximas al pelo están engrosadas. En algunos casos sólo aparece esta estructura com o inserción; sin embargo, en otros es posible ver una con figu ­ ración actinocítica que sobresale levemente y que sirve para la im plantación de la base h e­ misférica. En la vena principal, la De de pelos decrece de la base al ápice foliar. En un mismo cam po es posible ver pelos en diferentes esta­ dios de desarrollo, que topográficam ente no siguen un m odelo determinado. La longitud m áxim a de los pelos es de 270 u, siendo lo más com ún entre 70 - 120 u. Los pelos de la cara adaxial son ópticam ente anlsótropos, n o exis­ tiendo entre ellos marcadas diferencias en lo


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referente a ese carácter; los de la cara abaxial, en cambio, presentan la característica de que aquellos de m ayor longitud poseen una notoria anisotropía que los hace diferenciables del resto, que se com portan com o en la cara adaxial. En general, la base del pelo es refrln gente, en tanto el canal interno muestra dis­ tinta refringencia que el resto (Fig. 4). Las glándulas corresponden, según LANGDON (1947), a papilas resiníferas; son procesos mam iliformes que sobresalen levemente de la epidermis. Su diám etro varía entre 60 - 130 u, siendo lo más com ún entre 60 - 85 u; sus cé­ lulas son pentagonales, isodiamétricas y m e­ nores que las epidérmicas (10 x 10 u ). Su inserción está generalmente asociada a venas o, a lo menos, a células interreticulares de paredes gruesas y alargadas que irradian de ella (Fig. 5). Para la observación de células de la glándula se debió utilizar material poco oxidado, puesto que en caso contrario se des­ truyen las paredes de la célula, quedando sólo visibles la mem brana cuticular de la papila y pequeñas esferas form adas posiblemente por resinas o aceites. A la luz polarizada, estas glándulas muestran anisotropía en varias di­ recciones, debido posiblemente a una diferente disposición de las paredes celulares que la constituyen. Los engrosamientos que irradian de la base de los pelos y glándulas (paredes celulares engrosadas de células circundantes) presentan anisotropía óptica. En la cara adaxial la De de pelos varía entre 0 - 96/m m 2 (la variación en un solo individuo; sin embargo, n o es mayor a 60/mm 2). El pro­ medio de De es 3.8 - 63.8/m m 2 (Cuadro 2 ) ; el prom edio general es de 27.11/mm2. La De de glándulas varía entre 0 - 8 /m m 2, con un pro­ medio de 0 - 3 /m m 2 en las diferentes muestras consideradas y prom edio general de 1.98/m m 2 (la De = 0 /m m 2 n o indica la inexistencia de glándulas en la hoja, puesto Que en todos los ejem plares exam inados se detectó la presencia de glándulas, debiéndose la aparición de 0 al tam año de la muestra considerada). Cara abaxial. — Su aspecto general está de­ term inado por las células epinervias que cons­ tituyen un retículo que enm arca los conjuntos de com plejos estomáticos. Las células siguen, a grandes rasgos, los caracteres de la cara' adaxial; sin embargo, se distinguen de ésta por la m ayor diferencia de grosor y form a entre las células epinervias e interreticulares, siendo más engrosadas y elongadas las epi­ nervias, y por el m enor tam año de sus células interreticulares, que Incluso se hacen m enores

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que las epinervias. Las dim ensiones de las interreticulares varían entre 21 - 28 m icrones, mientras que las epinervias están en el rango de 28 - 56 m icrones long, x Ca. 19 m icrones. En cuanto a pelos y glándulas, son los m is­ mos caracteres ya enunciados para los de la cara adaxial (Fig. 6 ). Los pelos m antienen la mism a disposición que en la cara adaxial; su De varía entre 0 - 86 /m m 2, y los prom edios por localidad entre 2,4 - 72,4/m m 2; el prom e­ dio general es de 20,13/mm2; la D e de las glándulas varía entre 0 - 10/m m 2, y los p ro­ medios por localidad entre 0 -5 .6 /m m 2; el prom edio general es de 3.42/m m 2. Los estomas poseen un tam año que varía entre 15 - 36 m icrones long, x 1 5 -3 0 m icro­ nes ancho y su De fluctúa entre 152 532/m m 2, con prom edios por localidad entre 247 - 414/m m 2, con un prom edio general de 327,43/mm2, encontrándose irregularm ente distribuidos en los espacios interreticulares. La posición del estom a es fan eropórica leve­ mente hundida. El com plejo estom ático es predom inantem ente aotinocítico; pero se ob ­ serva tam bién la existencia de com plejos a n om ocíticos, que parecen corresponder a zonas de desorden del sistema por causas que ign o­ ramos. El núm ero de células subsidiarias pre­ sentes en cada com plejo varía de 5 a 9 ; sobre 260 medidas se obtuvo los siguientes porcen ­ tajes: 5=12.30% - 6=38,84% - 7=35,38% - 8 = 13,07% - 9=0,38% (Fig. 7). Zona de transición adaxial-abaxial.— Es p oco aparente y sólo puede ser caracteri­ zada por un gradual em pequeñecim iento c e ­ lular y adelgazam iento de la pared, aun cu an ­ do algunos grupos celulares de la cara a da ­ xial parecen continuarse en las venas de la superficie abaxial. Adem ás se nota una ten ­ dencia a la form a tetragonal de sus células y un ordenam iento sem ejante al de u n a vena. Grosor de las venas.— La vena principal en la cara adaxial, h acia la parte sub-basal, tiene entre 12 a 15 hileras de células de ancho;’ en la región m edia de su recorrido, de 6 a 8 , y en la parte apical hasta 3, o sea, que h ay una dism inución gradual del an ch o desde la parte basal a la apical; n o obstante, es n otorio que en la m ayor parte de su recorrido predom ina un ancho de 6 a 8 hileras de células. Las venas de orden 2 , en su nacim iento, m iden com ún­ m ente de 2 a 4 hileras y llegan en algunos c a ­ sos hasta 5. Las venas de orden superior ter­ m inan siendo p oco aparentes y de 1 hilera de ancho. " En la cara abaxial, las venas de orden 1 tie­ nen hasta 70 hileras en la parte sub-basal- en la parte media, entre 18 y 32, y h acia el ápice


Pig. 2 Cara adaxial- c é lu la s epidérmicas.

Fig. 3 Cara adaxial: células de la v ena media.

Fig. 5 Cara adaxial: glándula

Fig. 6 Cara abaxial.

Fig. 7 Cara abaxial: detalle del complejo estomático.


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entre 12 a 18. Las venas de orden 2, cerca de su nacimiento, poseen hasta 28 hileras de células y el resto entre 6 y 12. Las venas de orden 3 miden 8 hileras de ancho. Las venas que encierran los nidos de estomas poseen en­ tre 3 y 4 hileras, raramente 2. No se h a en con ­ trado en la cara abaxial venas de 1 hilera de grosor. DISCUSION Y COMPARACIONES BANDULSKA (1924, p. 430) describe e ilus­ tra la cutícula foliar de Nothofagus antarctica PORST. var. uliginosa ADC, taxon basado en Fagus uliginosa PHIL. ex ADC, que ha sido sinonimizado a Nothofagus antarctica (FORST.) OERST. (VAN STEENIS 1953, p. 335), El taxon referido por la autora es, sin duda, N. antarctica (FORST.) OERST. En el trabajo m encionado la autora descri­ be la presencia de pelos bicelulares, form ados por una célula basal bulbosa (“ bulbous basal cell” ) y otra terminal alargada, de paredes fuertemente engrosadas. A través de una m icrofotografía (op. cit. lám. 39, Fig. 7), intenta demostrar esto, y lo demuestra en un dibujo (op. cit. 430, Fig. 5 ); sin embargo, en la m icrofotografía los pelos aparecen tan oscuros que no es posible observar nada más que el aspecto general, sin aclarar nada sobre el núm ero de células que lo conform an. De acuerdo con lo observado e ilustrado por los autores del pre­ sente trabajo (ver Fig. 1 c), dicha interpreta­ ción es errónea, puesto que los pelos son uni­ celulares y aquello que BANDULSKA interpre­ ta com o célula basal bulbosa es sólo un ensan­ cham iento basal por el que se im planta el pe­ lo en la epidermis y n o una célula distinta. En cuanto a una supuesta gran variabilidad en el tam año de los estomas (BANDULSKA op. cit. 430), la autora n o indica con qué caracte­ res com paró éste para calificar el grado de variabilidad, ni tam poco el rango de varia­ ción del carácter; los autores han com parado la variabilidad del tam año de los estomas con otros caracteres (v. gr. De de pelos, De de glán­ dulas, etc.), resultando éste uno de los menos variables, m ostrando la distribución de fre­ cuencias de este parám etro la tendencia a una distribución normal. Por otro lado, el prom edio del ancho de los estomas es, según nuestras mediciones, de 21.5 u, en tanto que para BANDUU5KA (op. cit.) es de 25 u. En líneas generales, la descripción de BAN­ DULSKA, fuera de los principales errores de interpretación que hem os señalado, coincide en algunos aspectos con lo que hem os obser­

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HISTORIA NATURAL

vado; pero es tan sum aria que resulta insu­ ficiente para establecer com paraciones sobre bases rigurosas con especím enes fósiles o a c­ tuales. En este sentido, se debe destacar que en el trabajo m encionado n o se cu antifican las observaciones ni se indican procedencia, núm ero y ejem plares en que se basó la des­ cripción. CONCLUSIONES A pesar de haberse m uestreado una cantidad grande y bien distribuida de diferentes loca ­ lidades a lo largo del área de distribución de la especie en Chile, sólo se ha considerado un individuo por localidad, lo cual, según nuestro criterio, no permite establecer inferencias s o ­ bre una base adecuada acerca de relaciones entre los caracteres m edidos y la -ubicación geográfica del individuo considerado; otro factor lim itante consiste en que los ejem plares de herbario, generalmente, poseen datos de etiqueta poco detallados acerca de las ca ra c­ terísticas del lugar de colecta y de la fen o­ logía de los individuos muestreados. No obstante las lim itaciones anteriorm ente expuestas, el con ju nto de las muestras estu­ diadas configura un universo restringido pero suficiente, a nuestro criterio, para evidenciar algunos hechos de im portancia desde el punto de vista de las características num éricas de daterminadas estructuras de la cutícula foliar de N othofagus antarctica (FORST.) OERST. En este análisis de los caracteres estudiados, en prim er término, resalta que tanto el ancho com o el largo de los estomas muestra una constancia m uy grande con respecto a los otros rasgos estudiados, distribuyéndose los datos obtenidos en una curva que tiende a la norm al; la De de estomas muestra poca varia­ bilidad con respecto a otros elem entos estu­ diados, debiendo ser consideradas estas características num éricas im portantes desde el punto de vista taxonóm ico. El carácter que ha m ostrado la m ayor variabilidad en la p o ­ blación considerada es la De de pelos en la cara abaxial, m ientras que en la cara adaxial es notoriam ente menos variable; la De de las glándulas muestra un grado sim ilar de varia­ bilidad en ambas caras, ocupando en térm inos relativos una posición interm edia entre los carao'teres muy constantes y los m uy variables. AGRADECIMIENTOS Los autores desean expresar sus agradeci­ m ientos a las siguientes personas e institu cio­ nes: Sra. NELLY MATTASSI, quien preparó las cutículas para su estudio; a los Dres. OLGA


P. J. HERNANDEZ P., A. TRONCOSO A. y V. AZCARATE M. / Análisis. PIZA R R O y RENE SOTOMAYOR, por haber facilita d o el m aterial óptico para m icrofotografia, y al Dr. W LADIM IR HERMOSILLA, por la revisión del m anuscrito. Al Museo N acional de H istoria Natural (M. N. H. N.) y al D epartam ento de Ciencias Naturales y E xactas, Sede Santiago Sur de la Universidad de Chile, por las facilidades brindadas para la realización del trabajo, y a los talleres de D ecoración y F otogra fía del M. N. H. N., quie­ nes prepararon las láminas. RESUMEN Se h an estudiado las cutículas foliares de ejem plares de N othofagus antarctica (FORST.) OERST., procedentes de 12 localidades distin­ tas, representativas de su distribución en Chile. Las observaciones realizadas pueden resum irse com o sigue: 1. Células epidérm icas poligonales (tetrapen ta -h ex ag on a les), de paredes rectas, tanto en cara adaxial com o abaxial. 2. Presencia de pelos unicelulares simples y de glándulas pluricelulares en ambas caras, en De variables. 3. H oja hipostom ática, faneropórica. Esto­ m as en De variable. C om plejo estom ático actinocítico, en algunos casos anom ocítico. 4. Se establecen los valores num éricos de De de pelos, aparatos estom áticos y glándu­ las. 5. Se expresan cuantitativam ente las di­ m ensiones de los elem entos antes m encionados. 6 . Se estudia prelim inarm ente el com porta­ m iento de las diferentes estructuras frente a la luz polarizada.

7.— M useo

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El conocim iento adquirido permite carac­ terizar adecuadam ente la cutícula foliar de una especie del género Nothofagus, que puede servir com o marco de referencia para el aná­ lisis cuticular com parado dentro de los taxa, tanto fósiles com o actuales, pertenecientes a la fam ilia Fagaceae. SUMMARY The leaf cuticle o f Nothofagus antarctica (FORST.) OERST. specimens from 12 d iffe­ rent localities within its distribution in Chile have been studied. The observations can be summarized as follows: 1. Epidermal cells polygonal (tstra-pentahexagonal), with straight walls on both a d a ­ xial and abaxial surfaces. 2. Presence of simple unicellular hairs and multicellular glands with variable densities on both surfaces. 3. Leaf hypostom atic, phaneropore. Variable density of stomata. Stomatal com plex predom i­ n antly actinocytic, in some cases anomocytic. 4. The densities of hairs, stomatal complexs and glands are presented here. 5. The dimensions of the aforementioned structures are presented. 6. A preliminary study was made of the ap­ pearance o f the different structures when ob­ served with polarized light. The inform ation provides a model of No­ thofagus antarctica leaf cuticle that can serve as a fram e of reference for further com para­ tive cuticular analyses of taxa, wether fossil or living, of the Fagaceae.


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Catálogo sistemático de las especies de Derméstidos detectadas en Chile y su distribución geográfica (COLEOPTERA, DERMESTIDAE)

J üan M oroni

B.

El presente catálogo contiene todas las especies de derméstidos que han sido detectadas en el territorio nacional en algún m om ento y m encionadas en la li­ teratura entom ológica. Eri otras palabras, se refiere a las especies propias o endé­ m icas de Chile y a algunas introducidas, de los géneros Dermestes L i n n a e u s (de im portante distribución en la región Paleàrtica y Neártica), Attagenus L a t r e i l l e (de distribución preferencial en la región Paleàrtica y Etiópica) y Anthrenus S c h a e f f e r (cuyas especies se encuentran especialmente en la región P a leà rtica ). Se in dica la sinonim ia con ocida hasta la fecha, de cada especie, cuando la posea y su distribución en nuestro pais. Superfam ilia: DERMESTOIDEA Fam ilia: DERMESTIDAE L a t r e i l l e 1807: 3 Subfam ilia: DERMESTINAE L a t r e i l l e 1807: 3 G énero: Dermestes L i n n a e u s 1758: 324. E sp ecie-tip o: D erm estes lardarius LINNAEUS 1758 : 345.

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1967: 1352.

maculatus DEGEER 1774: 223; GEMMINGER & HAROLD 1868: 915; M ROCZKOWSK I 1968: 42. S in .: D erm estes v u lpin u s FABRICIUS 1781: 64; GYLLENHAL 1808: 147; REDTENBACHER 1868: 43; GEMMINGER & HAROLD 18*8: 915; REJED 1876: 279; PHILIPPI 1887- 678; G ERM AIN 1911: 65; FUENTES 1914: 312; BACIGALUPO 1930: 13-15; PO R TE R 1936 (1037): 426; DURAN 1952: 56-59; COSTA LIMA 1953: 196; FERREIRA 1965: 686.


BOLETIN DEL MUSEO Dermestes Dermestes Dermestes Dermestes Dermestes Dermestes Dermestes

NACIONAL DE

HISTORIA NATURA;

m arginatus THUNBERG 1781: 7; THUNBERG 1787: 38. australis DEJEAN 1821: 46: nom en n u d u n ; BLACKBURN 1903: elongatus HOPE 1834: 55; ARRO W 1915: 426. truncatus CAS£JY 1916: 180; BEAL 1961: 116. m aculatus vulpinus K ALIK 1955: 93. m aculatus var. lupinus MANNERHEIM 1843: 257. lupinus MANNERHEIM 1843: 257; SOLIER 1849: 366

180.

Especie cosmopolita. Distribución en Chile: Provincias de A taca­ m a (Copiapó), Coquimbo (Playa Totoralillo), Valparaiso, Islas Juan Fernández, Santiago (Colina, Santiago), Isla de Pascua. Subgénero: Dermestes s. str. peruvianus LAPORTE 1840: 33; GEMMINGER & HAROLD 1868: 914; REED 1876: 279; PHILIPPI 1887: 678; GERMAIN 1911: 65; BACIGALUPO 1929(34); DURAN 1952: 60-61; A1ROCZKOWSKI 1968: 47. Sin.: Dermestes peruanus ERICHSON 1847: 95. Dermestes oblongus SOLIER 1849: 365; REDTENBACHER 1868: 43; GEMMINGER & HAROLD 1868: 914; REED 1876: 279; PHILIPPI 1887: 678; GERM AIN 1911: 65; FUENTES 1914: 312; LEPESME 1939: 192; DURAN 1952: 60. Dermestes ru fcfu scu s SOLIER 1849: 365-366; REED 1876: 279; PH ILIPPI 1887: 678: GERMAIN 1911: 65; FUENTES 1914: 312; LEPESME 1939: 192. Dermestes angustus CASEY 1900: 343; BLACKWELDER 1945: 296. Dermestes angustatus SCHAEFFER 1931: 174

Especie presente en Argentina, Perú, Bolivia, México, Estados Unidos, e introducida en Europa. Distribución en Chile: provincias de Tarapacá (Pica, Virginia), Atacam a (Copiapó), Aconcagua (Los Andes), Santiago, M alleco (Angol, Lcnquim ay), Cautin (Cherquenco), Isla de Pascua. lardarius LINNAEUS 1758: 354; GEMMINGER & HAROLD 1868: 914; PHILIPPI 1885: 329; FERREIRA 1965: 686 ; M ROCZKOWSKI 1938: 46. S in .: Dermestes luganensis STIERLIN 1902: 425; R E ITTE R 1906: 377.

Especie cosmopolita. Distribución en Chile: detectada una sola vez en la provincia de Valparaíso (PHILIPPI 1885: 329). Subfam ilia: ATTAGENINAE L a p o r t e 1840: 35 G énero: Attagenus LATREILLE 1802: 121. E sp ecie-tipo: Dermestes pellio LINNAEUS 1758: 355

pellio (LINNAEUS 1758: 355) LEACH 1815: 94; GEMMINGER & HAROLD 1868: 916; MROCZKOWSKI 1968: 74. S ’ n : Dprmest^s D -ilio LINNAEUS '758: 355: PH ILIPPI 1885: 329. Dermestes bip unctatus DEGEER 1774: 197; DEGEER 1774: 198. Dermestes m acellarius FABRICIUS 1781: 63; ERICHSON 1846: 440. Dermestes cylindricernis SCHRANK 1785 : 315: ILLIGER 1798: 316 Dermestes atra f T ’^BST 1792: 95: ILLIGER 1798: 316. Mí-gatoma schrankii KUGELANN 1792: 480: ILLIGER 1798: 316. nerm estes ater (HERBST 1792: 95) PANZER 1795 : 96. Attagenus m acellarius (FABRICIUS 1781: 63) LATREILLE .'£02: 121 M egatom a pellio (LINNAEUS 1758: 355) CRISTO FO RI & JAI-’ 1832- 30 Attagenus bip unctatus (DEGEER 1774: 197) W RADATSCH 1914: 1 3 ...

Especie cosmopolita, introducida desde Europa, unicolor (33RAHM 1791: 144) n. com b.; M ROCZKOWSKI 1968: 7y. Sin.: Dermestes piceus (OLIVIER 1790: N° 9 p. 10) n ec THUNBERG 1781- 8 Dermestes u n icolor BRAHM 1791: 144. M egatom a brevicornis HERBST 1792: 95; SCHOENK.'JRR 1808- 86 Dermestos brevicornis (HERBST 1792: 95) PANZER 1795: 96 Dermestes m egatom a PABRICIUS 1798 : 71; SCHOENHERR 1808- 85 N itiduia cylindricornis SCHRANK 1798: 446. Attagenus piceus (OLIVIER 1790: N9 9 p. 10) LATREILLE 1804: 244; DURAN 1952: 62. Attagenus m egatom a (FABRICIUS 1798: 71) LATREILLE 1804: 244.


•I. M ORONI B. I C atálogo sistem ático cíe las especies de . . . D erm estes A ttagen us Attagen us M egatom a A ttagen us

m acellarius DUFTSCHM ID 1825: 39; ERICHSON 1846 - 441 m egadom a STÜRM 182S: 98. stygialis MULSANT y R E Y 1868: 73; FAUVEL 1903: 336. picea (O LIV IER 1790: N9 9 p. 10) RE ITTE R 1887: 46 piceus var. m egatom a R E ITTE R 1906: 378.

Especie cosm opolita. D istribución en Chile: provincia de Anto­ fagasta (C huquicam ata). G énero Decamerus SOLIER 1849: 369-371. E sp ecie-tip o: D ecam erus haeniorrhoidalis SOLIER 1849: 371.

haem oi-rhoidaiis SOLIER 1849: 371; GEMMINGER & HAROLD 18C3: 917; PH I­ LIPPI 1887: 678; GERMAIN 1911: 63; BLACKWELDER 1945: 396; M ROCZKOW SKI 1968: 85. S in : D eca m eron haem orrlioidalis -(SOLIER 1849 : 371) REED 1876 : 279.

G énero m onoespecífico, endém ico de Chile. Distribución: pro­ vincias de A concagua (Los Andes), Santiago y región de la Araucania (SOLIER in G A Y ). Subfam ilia MEGATOMINAE L e a c h 1815: 94 G énero trogoderm a D s j e a n 1821: 48 E sp ecie-tip o: A n th ren us elongatulus PABRICIUS 1801: 106.

angustim i (SOLIER 1849: 374-375) LACORDAIRE 1854: 468; GEMMINGER & HAROLD 1868: 919; PHILIPPI 1887: 678; GERMAIN 1911: 65; BLACKWELDER 1945: 396; BEAL 1954: 55-56; MROCZKOWSKI 1968: 85. S in .: E u rhopalus angu stu s SOLIER 1849: 374-375. T rogoderm a bifasciata REDTENBACHiL'R 1868: 44; GEMMINGER & HAROLD 1868: 918; PH ILIPPI 1887 : 679; REED 1876: 279. T rogoderm a a n gu stu m RE ITTE R 1880 (1881): 39; DALLA TO RRE 1911: 67. T rogoderm a angustatus REED 1876: 279. P seud om egatom a boliviensis PIC 1915: 4; M RO CZK O W SKI 1968: 95. G lob icorn is pietà KLEINE 1940: 17 (n e c KÜSTER 1851: 39); M ROCZKOW SKI 1956* 29 A ttagen us bifa sciatu s K OR GE 1961: 25; K OR GE 1962: 73.

Especie descrita de Chile, presente también en otros países de la región Neotropical. Introducida a la región Paleàrtica. Distribución en Chile: provincias de Atacam a (Copiapó), Coquimbo, Aconcagua (Los Andes). atrum (PH ILIPPI & PHILIPPI 1864: 283) MROCZKOWSKI 1968: 86 . S in .: O celliger ater PH ILIPPI & PH ILIPPI 1864: 283; GERMAIN 1892 : 254. T rogoderm a ater PH ILIPPI & PH ILIPPI 1864: 283; GERM AIN 1911: 66.

Especie endém ica de Chile. Distribución: provincia de Valdivia, giabrum (HERBST 1783: 26) DALLA TORRE 1879: 100; BEAL 1954: 89-91. S in .- A n th ren us glaber H ERBST 1783: 26. B yrrhus glaber (HERBST 1783: 26) SCHNEIDER 1785: 5. A n th ren us niger H ERBST 1797: 338; HEYDEN, RE ITTE R et WEISE 1884: 209. A nth ren us elongatulus FABRICIUS 1801: !06: LA TREILLE 1807: 40. D erm estes versicolor ILLIG ER 1801: 86 (nee CREUTZER 1799); ERICHSON 1846: 448. A n th ren u s elongatus SCHOENHERR 1806: 114 A n th ren us ru ficorn is LATREILLE 1807 : 39; DEJEAN 1821. 46. D erm estes subfasciatu s GYLLENHAL 1808: 155; GYLLENHAL 1827 : 283. T rogoderm a elongatula (FABRICIU S 1801: 106) DEJEAN 1821: 46. T rogoderm a elongata (SCHOENHERR 1806: 114) LATREILLE 1829 : 511. T rogod erm a m fic o r n is (LATREILLE 1807: 39) LATREILLE 1829: 511. T rogoderm a subfasciata (GYLLENHAL 1808: 155) LATREILLE 1829: 511. T rogoderm a villesu m DEJEAN 1837: 139, nom en nudum T rogoderm a nig ru m (HERBST 1797 : 338) SCHMIDT 1844. 31.


104

BOLETIN DEL MUSEO Trogoderm a Trogoderm a T rogoderm a Trogoderm a

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

fuscicornis MULSANT et RE Y 1868: 122; R E ITTE R 1883: 89. fusicornis MULSANT et REY 1868: 122: RE ITTE R 1891: 170. nigrescans HICKS 1953: 13 (n e c CASEY 1916); BEAL 1954: 80. b oron BEAL 1954: 53; BEAL 1956: 561.

Especie ampliamente distribuida en la región Holártica. Distribu­ ción en Chile: provincia de Santiago (Rinconada de M aipú), detec­ tada en nidos de abejas introducidas de California, USA.: Megachile rotundata. íubiginosum (SOLIER 1849: 373) LACORDAIRE 1854: 468; GEMMINGER & HAROLD 1868: 919; REED 1876: 279; PHILIPPI 1887: 679; GERMAIN 1911: 65; BRETHES 1918: 170; MROCZKOWSKI 1968: 90. Sin: Eurhopalus rubiginisus SOLIER 1849: 373; GERM AIN 1892: 254-255.

Especie endémica de Chile. Distribución: provincia de Aconcagua (Los Andes, Rio B la n co); Chile Central (GERMAIN 1911: 65). subtile REITTER 1881: 39; MROCZKOWSKI 1968: 92. Especie endémica de Chile. variegatum (SOLIER 1849: 373-374) LACORDAIRE 1854: 468; REDTENBACHER 1868: 44; GEMMINGER & HAROLD 1868: 919; REED 1876' 279' PHILIPPI 1887: 679; GERMAIN 1911: 65; BLACKWELDER 1945- 396^ MROCZKOWSKI 1968: 93. Sin. : Eurhopalus variegatus SOLIER 1849 : 373-374; GERM AIN 1892 : 255.

Especie endém ica de Chile. Distribución: provincia de Aconcagua (Los A ndes); Chile Central (GERMAIN 1911: 65). vicinum (SOLIER 1849: 374) LACODAIRE 1854: 468; GEMMINGER & HAROLD 1868: 919; REED 1876: 279; PHILIPPI 1887: 679; GERMAIN 1911- 65BLACKWELDER 1945: 396; M ROCZKOWSKI 1968: 93 . S in : Eurhopalus vicinu s SOLIER 1849: 3 7 4 .

Especie endém ica de Chile. Distribución: provincia de Aconcagua (Los A ndes); Chile Central (GERMAIN 1911: 65). on cag «a Género Diontolobus SOLIER 1849: 367-368 E sp ecie-tipo: D iontolobus p u n ctipen n is SOLIER 1849: 368-369

punctipennis SOLIER 1849: 368-369; GEMMINGER & HAROLD 1868: 913 - R m n 1876: 278; BLACKWELDER 1945: 395; M ROCZKOW SKI 1968: 109

D i o d o n t o i o b u s ^ p u ^ f ^ p e m ^ s ^ s o L ^ E R ^ ^ g ^ ^ g g ^ g g ^ L ^ r a n ^ A 1854: t. 8, f . 4. GERMAIN 1911: 64; BLACKW ELDER “ 945 398 J LAOOBDAIRE 1854: 461; m ü ñ íi'íí.'íT pu n cp t.i clm is (SOLIER 1849 : 368-369) PH ILIPPI 1887- 67fl D idon tolobus p u n ctjp en n is (SOLIER 1849: 368-369) M R O CZK O W SK I 1968: 1 09 .

G énero y especie endém icos de Chile. D istribución: provincias de (^ aPe1’ C oquim bo)> Aconcagua Magallanes (Tierra del Fuego).

(Rio B la n co), Santiago g0’

lateritius (FAIRMAIRE 1883: 488) PHILIPPI 1887: 678; M ROCZKOW SKI 1968: 109.


J. MORONI B. / Catálogo sistemático de las especies de S in .: D iod on to lo b u s lateritius BLACKW ELD ER 1945: 398.

(FAIRM AIRE

1884 : 488)

DALLA TO RR'í! 1911: 88;

Especie endém ica de Chile. Distribución: provincia de Magallanes (Punta A renas). G énero H em irhopalum SHARP 1902: 652. E sp ecie-tip o: H em irh opalu m had rotom oide SHARP 1902 : 652.

suturaie PIC 1937: 5; BLACKWELDER 1945: 397; M ROCZKOWSKI 1968: 119 Especie endém ica de Chile. Subfam ilia ANTHRENINAE L e c o n t e 1861: 107 G énero Anthrenus SCHAEFFER 1766: (26). E sp ecie-tip o: D erm estes scrophulariae LINNAEUS 1758: 356.

Subgénero Anthrenus s. str. scrophulariae (LINNAEUS 1758: 356) FABRICIUS 1775: 61; BLACKWELDER 1945: 397; M ROCZKOW SKI 1968: 129. S in. : D erm estes scrophulariae LINNAEUS 1758: 356. D erm estes variegatus SCOPOLI 1763: 16; SCHRANK 1781: 40. B yrrhus scrophulariae (LINNAEUS 1758: 356) LINNAEUS 1767: 568. A n th ren u s h istrio FABRICIUS 1792: 264; SCHOENHERR 1806: 115. A n th ren u s verbasci HERBST 1797: 328; ILLIGER 1801: 91. A n th ren u s scrophulariae ab. histrio HEER 1841: 27. A n th ren us scrophulariae var. verbasci GEMMINGER & HAROLD 1868: 921. A n th ren u s scrophulariae var. albida DALLA TO RRE 1879: 100; SCHILSKI 1889: 350. A n th ren u s scrophulariae var. flav ida DALLA TO RRE 1879: 100; SCHILSKI 1889: 350. A n th ren u s scrofulariae (LINNAEUS 1758: 356) DURAN 1952: 62.

Especie cosm opolita. Distribución en Chile: provincia de Santiago (S a n tia g o). Subgénero Florilinus MULSANT & REY 1868: 141. museorum (LINNAEUS 1761: 145) FABRICIUS 1775: 61; GERMAIN 1911: 66 ; M ROCZKOW SKI 1968: 134. S in .: D erm estes m useoru m LINNAEUS 1761: 145. B yrrhus m useoru m (LINNAEUS 1761: 145) LINNAEUS 1767: 568. A n th ren u s verbasci FABRICIUS 1775: 61; ERICHSON 1846 : 457. B yrrhus m useoru m FUESSLIN 1775: 5. Byrrhus verbasci (FABRICIUS 1775: 61) GOEZE 1777: 170. A n th ren u s m useoru m FABRICIUS 1787: 39. A n th ren us vagus GMELIN 1790 : 1615; M OTSCHULSKY 1858 : 1-8. A n th ren us pe llio THUNBERG 1815 :151. A n th ren us varius STEPHENS 1830 : 130; ERICHSON 1846 : 457. FloriL nus m useoru m (FABRICIUS 1787: 39) COUCKE 1895: 466.

Especie propia de la región Holártica. Introducida on Chile.


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Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 111 - 119 1975

Ocupación inca de Atacama y Coquimbo

J orge

I r ib a r r e n

C h a r l ín *

INCA VIRACOCHA VISITA SU IM P E R IO ... "H echa la visi'ca de Cuntisuyu entró en las provincias de Collasuyu, las cu a ­ les anduvo una por una, visitando los pueblos más prin cip a les... Visitó aque­ lla costa de la m ar hasta Tarapacá” . Libro V, Cap. X X V , Inca Garcilaso de la Vega, p. 278. “ Pues com o el Rey In ca Yupanqui se viesse amado y obedecido, tan poderoso de gente y hazienda, acordó em prender una gran empresa, que fué la conquista del reino de Chili. Para lo cual, habiéndolo consultado con los de su Consejo, m an do prevenir las cosas necessarias. Y dexando en su corte los ministros acostum brados para el govierno y adm inistración de justicia fué hasta Atacama, que hazia Chili es la ultim a provincia que ha vía poblada y sujeta a su Im perio” . .. Libro VII, Cap. XVIII, p. 128. La expansión del Collasuyo h acia el sur de T oconao, donde estaban sus términos, significó prolongar una ruta que siguiera la meseta altiplánica, donde se podían encontrar los elem entos vitales sustanciales: agua y com bustible. Aquellas fuerzas adelantadas del inca preparan el trazo, abren pozos y abrevaderos , ’ . , , , y construyen refugios que son elementales

nam iento en el siglo X V I 1 nos permiten deducir que en fechas anteriores debieron de estar provistas de leña, agua y alimentos en can tinecesaria, existiendo cuidadores de ellos, que bebían atenerse a un funcionam iento y aplicación reglamentada. . tl’azado P °r los incas en esta region de desiertos y alturas no está en consonancia c(m otrog ^ ^

recintos pircados. Estos aposentos rústicos son los tam bos o tambarías que todavía pueden reconocerse en ese prolongado cam ino. Disposiciones hispánicas que regulan su fu n cio-

viaIes f Ueron de un considerable desarrollo y m0vieron a algunos comentaristas a com pararlos elogiosamente con las vías romanas,

• Con servador d el M useo A rqu eológico Caailla 117. La Serena. Chile.

de La Serena.

1 Tasa chas 7 de ditos

y ordenanzas sobre los tribu tos de indios h e ­ por el gobernador M artin R u lz de Gam boa, m ayo de 1580. C olección de D ocu m en tos In é para la H istoria de Chile, José Toritoio Medina-


112

BOLETIN DEL MUSEO

Entre los límites de la actual provincia de Antofagasta, cruzando Atacama hasta el valle de Copiapó, donde se pierde su huella, la vía imperial es sólo un modesto trazado rectilí­ neo hoyado de 60 cm. de ancho. Ocupado por varios siglos hasta avanzado el siglo XVIII, se conserva bien visible en una larga trayec­ toria, rectilíneo en los sectores llanos y en un zigzag n o violento al cruzar las profundas quebradas El Juncal y El Carrizo. Los investigadores del trazo trasandino, que vendría a ser la vía paralela hasta M en¿bza, m encionan algunas obras de arte en aquella vialidad. Si esta aseveración está fundam en­ tada en com probaciones fidedignas y no se trata del posible error de considerar vías de uso colonial posterior, tendría que aceptarse que hubo un criterio de asignar a esos caminos una preponderante im portancia, en lo que gravitaría el raciocinio de las ventajas eco­ lógicas en favor de una de ellas. La presencia inca tuvo que conllevar una profunda transform ación en los pueblos abo­ rígenes que encontraron a su paso. En la región com prendida por las dos provincias de Atacam a y Coquimbo, desde hacía siete siglos se había asentado en los valles irrigados y sobre las caletas del litoral un pueblo de economía agrícola-ganadera prevaleciente, pescadora y recolectadora por antigua tradición. Disemi­ nados por esos lugares donde hubiera agua de ríos o vertientes, parece que no adquirieron una organización jerárquica definida; aislados o reunidos en poblados con muy contados h abi­ tantes, no lograron establecer gobiernos ni centralizar poderes. Los incas tenían una poderosa institución dual de gobierno con una jerarquía escalonada de clases y ayllus, cuer­ po militar y sacerdocio. Todo ese poder resultaría avasallador com parado con el sis­ tema de convivencia de los pueblos autóctonos, de tan m enor desarrollo. Los aspec tos artesanales, que son los únicos vestigios que se conservan del pueblo de cultu­ ra diaguita, en la nom enclatura más am plia­ mente conocida, tienen que haber sido alterados, y en ellos la evolución debe resultar más evidente. En el aspecto textil, las muestras conser­ vadas son escasas, las condiciones climáticas no permiten una preservación; pese a la gran cantidad de evidencias con que se hace pre­ sente este pueblo — que h a sido estudiado en 40 años de investigación arqueológica— , no se cuenta sino con fragm entos diaguitas insigni­ ficantes. En tanto existen en m ayor cantidad de ejem plares tejidos de influencia inca, de

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

los que pueden encontrarse ejem plos en los hallazgos de la m ina de Las Turquesas, algunos trazos bordados provenientes de una sepul­ tura aislada cerca del mineral de El Salvador y en las ofrendas del cerro Las Tórtolas. (Ver apéndices). En la consideración de que deba suponerse algún desarrollo del arte textil en el pueblo diaguita, tenemos algunas com probaciones de elementos indirectos com o los vestigios de lanas, la presencia de torteros, esa parte constitutiva de los husos para hilar, algunos im plem entos del telar y el testim onio de las figuras pintadas en algunos vasos cerám icos. En una pieza alfarera aparecen figuras h um a­ nas con una túnica que llega a m edia pierna con una decoración cuadriculada de blanco y negro; tenemos otro plato con figuras ó f t personajes que llevan de amarra a cuadrú­ pedos domesticados, seguramente llam as; también usan túnicas semejantes, aunque unicolores rojas. Estos antecedentes que se inform an en condiciones tan precarias no pueden com pararse con aquellos otros a los que se ha hecho referencia anteriorm ente. La alfarería, por su abundancia, el notable desarrollo y la acabada factura que había alcanzado en los diversos períodos de la cronología del pueblo diaguita, es la artesanía más im portante y aquella que perm ite esta­ blecer las eventuales influencias en el contacto con los incas. Las form as alfareras son am pliam ente con o­ cidas en esta Cultura Diaguita. Según un orden de frecuencia estadístico (condición num érica que resulta del análisis com parativo entre las colecciones del Museo de La Serena y los objetes usuales), tienen enorm e preponde­ rancia la olla y el ja rro zapato o ceram io heterom orfo; en aquellos finam ente decorados del ritual funerario, el m ayor núm ero está representado por los platos y con m enor alcance por los denom inados jarros patos y urnas. En el período inca no se alteran las norm as generales de las piezas alfareras dom ésticas o usuarias. En aquellas finam ente pintadas, que form an parte de las ofrendas, se con ser­ van las form as generales con cambios fundam entales en las estructuras de su orn a­ mentación. Introducidas por los invasores, aparecen aquellas form as generalizadas en el Cuzco; el aríbalo, la olla con ped.estal y asa levantada, el plato playo con figurillas o fo r ­ mas esquemáticas en vez de asas y c/úros vasos menores de form as típicas. De estas observaciones llegam os a una conclusión general; que si las form as no


J. IR IB A R R E n Ch. / O cupación inca de A tacam a y . . .

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cam bian fundam entalm ente y si se enriquecen, es en la orn am en tación donde es posible establecer variaciones expresivas. Entre los nuevos m otivos ornam entales Incorporados se incluyen fra n jas de trián­ gulos contrapuestos en series repetidas, los m otivos denom inados por com paración, fro n ­ das de halechos y en especial los campos cuadriculados y trazos cruzados form ando losanges. El co lo r que en las piezas alfareras diag'uitas era predom inantem ente tricolor: ro­ jo , blanco y negro, en algunos ejem plos más sujetos a la orn am en tación original del Cuzco se enriquece con posibles oirás tonalidades. La pasta alfarera adquiere tam bién caracteres de textura y coloración diferentes, apareciendo una alfarería de tonalidad am arilla (beigerosa ), el color n egro brillante y una alfarería pin tada color co n ch o de vino, entre las más relevantes. Estas características las hem os re­ con ocid o en una reciente exploración a otro tram o del Cam ino del In ca que antes n o fue Investigado.

con cepción singular. Los ejem plares dobles idénticos son de absoluta excepción. FRAN­ CISCO L. CORNELY los h a señalado en condi­ ción exclusiva en aquellas ofrendas funera­ rias de una misma sepultura. En ratificación a ese con cepto definitorio l e creación en el trabajo alfarero de un período determinado, podem os agregar: a pesar de que los motivos decorativos n o alcanzan a diez en sus esque­ m as diferenciados, en las muestras de los museos casi n o existen piezas propiamente duplicadas. Una alteración en los trazos, un cam bio en la posición de los esquemas estilísti­ cos están siempre señalando las particulari­ dades de esa independencia creadora. En Ja factura de la cerám ica inca existe un profun­ do y evidente contraste. Aquel freno del desa­ rrollo ornam ental hasta la desaparición de to­ da m inuciosidad en la ejecución de los m oti­ vos decorativos, aquel ahorro de los esfuerzos que debía dem andar una labor tan acabada, tienen que encontrar una explicación Que no sea la de una simple desviación de trabajo.

Hemos explicado que en aquellas piezas al­ fareras diag'uitas que son tradicionales y se siguen produciendo en el período de aculturación in ca es donde se opera una transfor­ m a ción m ás profunda, destacándose que es una característica habitual en los jarros pa­ tos y en los am plios recipientes m al denom i­ nados “ urnas” . En estas dos form as cerám icas es donde se operan m ayores cam bios de trans­ form a ción estilística. Esto n o ocurre con idén­ tica im portancia en los platos. D educim os que edias trasform aciones o cam bios pueden obe­ decer a u na con dición más profu nda que la que corresponde a una simple transform ación de m odalidad estética.

Habíamos señalado insistentemente que en las piezas jarros patos y urnas es donde m e­ jo r se observa la variación de esos esquemas estilísticos. Los jarros patos, nombre tradicio­ nal que se conserva por costumbre, aunque resulta impropio, considerando q<ue n o siempre son ánades las figuras representadas y que esta identificación resulta en m ínim a propor­ ción dentro de las habituales clasificaciones de objetos arqueológicos, sería más adecuado aceptar la denom inación de “ vaso con figura, asa y gollete". En estos ceramios, producto de la influencia o aculturación inca, se operan una serie de transform aciones fundam enta­ les: el asa que en las piezas tradicionales o clásicas era de sección circular, en la trans­ form ación posterior resulta de sección rectan­ gular. La cabeza biom órfica que representa al pato o al hom bre, en las nuevas circunstan­ cias se transform a con varios ejem plos en una figura enmascarada. La presencia de pequeñas em inencias señala orejas, y la posición de los ojos sobre la cabeza podría representar la piel superpuesta de un animal, tal vez un felino; los rasgos faciales tienen poco en co­ mún con el ave indicada. La transform ación y el predom inio de uno u otro m otivo anim al no nos dará la pauta que nos lleve a conclusiones improvisadas, que tengan relación con un eventual cam bio totè­ m ico u otro argumento de condición subjeti­ va, imposibles de defender irrefutablemente. Durante el período autóctono se h a señala­ do que los m otivos geom étricos y rectilíneos

En esas piezas de clasificación clásica, de­ n om in ación qiue es acertada si se considera la jerarquía de la ejecución alcanzada, se obser­ va una preocupación de parte de los artesanos indígenas por cubrir los espacios con una or­ n am entación m inuciosa en los detalles de rea­ lización y co n un vuelo en la factura que resulta graduado por una operación prem edi­ tada. Se h an citado dentro de las normas ejem plares que hacen el com ún de la decora­ ción diaguita — y que resultan situaciones de excapción— , algunos errores en el desarrollo del d ib u jo que tuvieron que ser corregidos pre­ cipitadam ente con el agregado de una fra n ja de nuevo dibu jo para intercalarlo a ese desa­ rrollo que resultó irregular. La creación es el alcance más n otorio en estos artesanos alfareros del período ’tradicio­ nal. Cada ceram io en el artesano tiene esa 8.— M useo...


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con la tricromía prevaleciente poseían un n o­ table y acucioso perfeccionam iento. Durante el período de aculturación existe un gran predo­ m inio en los motivos decorativos del color negro sobre el cam po blanco, siendo este úl­ timo el dominante, pues abarca los máximos espacios. El rojo, en cambio, tiene u na ten ­ dencia a ser minoritario. Los motivos en el esquema estilístico resultan ser de una extre­ m a simplicidad de ejecución; por lo general, corresponden a campos de rom bos en cuyo es­ pacio interno diversos trazos se cruzan en án ­ gulos diferentes configurando form as cuadri­ culadas o de rom bos repetidos. Estas mismas ornamentaciones no resultan cuidadosamente realizadas, siendo muy notorio que falta aque­ lla maestría en la obra artesanal propia de la tradición alfarera díaguita. Pudiera entenderse que, desde esa época y con el desarrollo de la influencia que significa la aculturación inca, se pierde en gran parte la jerarquía, aquel alto nivel alcanzado por la maestría artística. Por otra parte, la ejecu ­ ción de motivos decorativos queda reducida a expresiones muy elementales y de gran sim­ plicidad. Las form as mismas de las piezas cerámicas en las que antes se observaba una intencionada particularidad expresiva, ahora desaparecidas, van acentuando una determ i­ nada regularidad de factura, lo que resiente aquellos aspectos tan notables de variabilidad y ejecución singular que les eran tan carac­ terísticos. De esta observación sobre los cambios en los estilos en la artesanía alfarera durante el período inca, en trabajos anteriores, hemos deducido la profundidad de penetración de una organización grandem ente evolucionada sobre un pueblo autóctono con un desarrollo económ ico-social no evolucionado. En esa opor­ tunidad hemos argum entado que las obligacio­ nes de cancelar tributos, exigidas por los incas com o parte de su prevaleciente organización socio-económ ica (para el caso, vale citar a GARCILASO y otros cronistas que se refieren al asunto señalando que todos los pueblos del im perio tenían esa obligación), se repartían según fueran sus trabajos y ocupaciones. En esa consideración los artesanos (alfareros, textiles, etc.) tendrían que aportar algún tipo y cantidad, y esta asignación de tributos obligaría a una producción num érica exigible 2. 2

Sobre los tribu tos en la organización Inca Louis B audin, en su ob ra “ El Im perio Socialista de los In ca s” , 1940, señala que se refieren a esa regu­ lación, planteando la Hipótesis de qu e ésta n o c o lresp on d ía a u n cabal con cep to de e n riqu ecim ien ­ to de la econ om ía del régim en, sin o qu e ten ía el prin cipa l ob jetiv o de m antener perm anentem ente ocu pad os a los habitantes.

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Aplicando estos conceptos, diremos que en tiempos de los incas la producción en can ti­ dad viene a concluir en un producto funcional, elaborado en serie y sin esos atributos de per­ feccionam iento y m aestría que les eran tra­ dicionales 3. LA EXPLOTACION MINERA El trabajo sobre m etales lo conocem os en el área com o una labor de antiguo desarrollo. El pueblo de la cultura de El Molle, anterior en varios siglos al de la Cultura Diaguita, c o ­ nocía el cobre, la plata y el oro, y las artes me­ talúrgicas com prendían tod a esa elaboración del batido en forja , lam inado, el repujado y posiblem ente el trefilado. Parece que los diaguitas tenían conocim ientos análogos suficien­ tes; con el período de ocupación inca, se hace presente un trabajo de m ayor intensidad en la explotación minera. Se han publicado aque­ llos trabajos con una población num erosa en Hoya de Caldera. Posteriorm ente se h an re­ conocido en los alrededores de Cachiyuyo, en el sitio Los Infieles, trabajos que siguen a ta jo abierto las vetas con m etal; otro tanto ocurrió con faenas del m ism o sistem a de ex­ plotación y posiblem ente tam bi.én en socavo­ nes en las m inas del cerro Colorado, del mis­ m o sector de Cachiyuyo, en la provincia de Atacam a. En am bas circunstancias se re­ cogieron las herram ientas utilizadas, que consistían en grandes cuñas de piedra, algu­ nas con señales de haber sido enmangadas. El proceso m etalúrgico por seguir es el co­ m únm ente con ocido; la m olienda en los m arayes de un tipo que todavía está en uso en­ tre los pequeños m ineros, la fu n dición en guairas cuya existencia la describim os en al­ gunos sitios del valle de Copiapó; luego el proceso de vaciado en crisoles alfareros trípo­ des y con un vertedero, de los que se encuen­ tran ejem plares en el fu n do Coquimbo y en Peñuelas, inm ediato a La Serena, y finalm ente moldes del tipo que en contró GONZALO AMPUERO en las excavaciones del fu n do Co­ quimbo. T odo este proceso significaba el emipleo de todo el desarrolllo m etalúrgico con ocido por los diaguitas, y al que debe agregarse com o aporte de los in cas: la fu n d ición a la cera perdida, la soldadura y el em pleo de aleacio3

En otra revisión — después de bastantes años— que h em os h e ch o en u n a an tigu a p u b lica ció n de Joh n H. R ow e, “ In ca C u lture at th e T im e o í th e Spanish C on qu est", tu vim os la sorpresa de en co n tra r u n pá­ rrafo en el q u e el investigador especialista « S a l a qu e en la artesanía alfarera in ca existe u n a d om i­ n a n te te n d e n cia a la u n ifo rm id a d . U na aseveración en la qu e se c o in cid ía plen am en te y e n la qu e antes n o habíam os reparado.


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nes con otros m etales hasta obtener el b ron ­ ce. De tod a esta gam a de desarrollo m etalúr­ g ico se h an publicado contribuciones en La Serena. Estos desarrollos en las explotaciones agrí­ colas y m ineras sign ificaron una activación com ercial de trueques que en parte debe de haberse realizado m ediante el transporte de llam as cargadas. De esos atalajes de carga, recientem ente se h an publicado algunos an ­ tecedentes al hacerse referencia a una m ina de turquesas en El Salvador. El hallazgo de pescado seco en el acopio de alim entos que existía al interior del socavón de esa m ina de El Salvador exigió estudiar algunos cam i­ nos de transcurso interm edio h acia la costa. R ecien tem ente investigam os en un tram o del Cam ino del In ca com prendido entre Inca de O ro y Copiapó. Esa huella cam inera p o ­ dría salir al litoral por la Quebrada de Fla­ m en co, una vía natural h acia el m ar al sur de Chañaral. Sea que n o se hizo un recon o­ cim iento suficientem ente acucioso o n o tuvi­ m os fortu na, el h ech o defin itivo es que no la hallam os. En fe ch a muy reciente, el ingeniero HANS BERGHOLZ con su h ijo W alther realizaron investigaciones en la costa, en las inm edia­ ciones de la Caleta Obispo, situada m uy cer­ can a a la playa de Flam enco. Siguiendo al interior, encontraron algunas tam berías y una sepultura in ca con piezas cerám icas entre las que se incluye un aríbalo y otros objetos tales c o m o cinceles, pinzas depilatorias, punzón, cuchillos y lám inas de cobre. En hueso, lernas, espátulas con figuras adheridas y torteras de diversos tipos. En tejidos, trozo de posibles géneros que recubrían parte de los instrum en­ tos m etálicos. En piedra, puntas, puntas cu ­ chillos, puntas de proyectil y cuchillos. Estos hallazgos dem ostraron esos tráficos con la costa que se andaban buscando. Del con cepto religioso indígena anterior a los incas son m uy elem entales los anteceden­ tes que puedan tener algún asidero. La creen­ cia en u na vida ulterior que se m anifiesta en los díaguitas com o parte de los ritos funera­ rios y en especial en sus ofrendas, es una con dición generalizada en gran parte en los pueblos indígenas, y, por lo tanto, no puede considerarse com o una con dición excepcional y relevante. FRANCISCO L. CORNELY m en ­ cion a los hallazgos de jarros patos y otras piezas especiales en las tum bas del cem enterio del Olivar, inm ediato a La Serena, aduciendo la hipótesis de que su utilización está relacio­ n ada con posibles sím bolos totém icos que se­

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paran los clanes. Esta sugerencia del gran investigador de esa cultura no parece tener un m ayor rigor en las pruebas, considerando que los trabajos arqueológicos de esa época n o se ciñeron a un esquema m etódico sufi­ ciente4. Las construcciones rituales de los incas en algunas cim as de m ontañas, los sacrificios hum anos y las ofrendas depositadas repre­ sentan una concepción religiosa que no pode­ mos establecer si es más evolucionada y per­ feccionada, dado el desconocim iento de los rituales característicos en los grupos indíge­ nas anteriores; pero al menos resultan más exteriorizantes y ejemplares. La consolidación de form ación aperada por lucionada se hace más ralización en el empleo

ese poder y la trans­ esta organización evo­ evidente con la gene­ de la lengua quechua.

En 80 años de dom inio ésta prevalece sobre la lengua autóctona, que declina hasta su to­ tal desaparición. La invasión hispánica em ­ plea lenguaraces traídos del Perú que usan com o propia esa lengua general; algunos m i­ sioneros5 predican en quechua en la primera evangelización de esta área. Esta generaliza­ ción de una lengua y declinación de la ante­ rior tam bién pueden observarse en los topóni­ mos, en los que son predominantes las raíces quechuas al norte del Limarí, y hasta el Choapa participan, produciéndose un dese­ quilibrio con ventajas para la etimología de origen araucano 6. La preservación del régim en institucional obligó a los incas a establecer aquellos ba­ luartes de defensas, los pucaraes. Como ante­ cedente sobre estos sistemas defensivos, cita­ mos a CORNELY, quien indicó la existencia de una fortaleza en el Valle de Elqui, atribuyén­ dola al pueblo de la Cultura de El Molle. Esta defensa no parece tener aquellas característi4

A ese respecto, podría citarse Jo h n H. Row e, “ Inca Culture at th e T im e o f the Spanish C on quest” , q u ien dice al respecto de lo s ayllus que, para cla ­ sificarlos en grupo totém ico, tendría necesariam ente qu e dem ostrarse qu e el ayllu tu v o n om bres de anim al o vegetal o qu e lo s m iem bros de! ayllu tu vieron n om bres de anim al; que ellos creyeron en su descendencia y qu e tu vieron u n a actitu d cere­ m on ia l hacia esas especies, tales co m o n o com er d® esa carne y algunos ritos en que el anim al se u ti­ lizara co m o sím b olo del ayllu.

5

“ Viéndose y a e l P. Baltasar Pdñas en C oquim bo (Febrero de 1593) . . . to d o el tiem p o qu e allí se de­ tu vieron los PP. lo ocuparon en hacer m isión. . . a lo s indios se les h icieron doctrinas co n procesiones ñ or las calles, y se les p redicó y con fesó en la le n ­ gua del C uzco, que hasta allí la in trod u jeron los reyes Incas y persevera hasta ahora” . H istoria de la C om pañía de Jesús en Chile, P. Olivares.

6

J Iribarren, 1957. R elaciones entre D íaguitas de A rgen tina y Chile.

las

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cas exigibles a un emplazam iento bélico. Si bien es cierto está ubicada sobre una m ontaña con un accidentado cam ino de acceso, n o se observa en la descripción de CORNELY ningún sistema defensivo en etapas ni construcciones logísticas adecuadas. Los argumentos de ubica­ ción resultan tam bién escasamente significa­ tivos si se observa la amplitud del valle en esa área y, por otra parte, si se tom an en cuenta los lugares ocupacionales indígenas que resul­ tan singularmente más importantes en la margen norte del valle, en un sentido absolu­ tam ente opuesto a la ubicación y emplaza­ m iento de la fortaleza. Considerando la des­ cripción, diremes que una planicie circular con un ligero pircado ubicado en esa altura no resultaría eficazm ente estratégica; en cambio, se evidenciarían las condiciones nega­ tivas de recursos para m antener con éxito el asedio. Los 'diaguitas, según parece, n o conocieron esos recursos de defensa militar. Es coetánea a la ocupación inca la construcción de esos pucaraes en el valle de Copiapó. En Punta Brava, uno de ellos está estratégicam ente ubi­ cado sobre la cima de un cerro que angosta el valle. Sus contornos son de ascensos muy dificultosos, salvo por una huella en zigzag protegida por numerosas pircas con con tor­ nos y a diversos niveles que perm itían una de­ fensa iprogresiva. Otro pucará al interior del río Pulido, que está citado en la Crónica del Reyno de Chile de GERONIMO DE BIBAR, po­ siblemente tenga una estructura con análogos caracteres defensivos. A este pueblo diaguita-inca establecido en los valles transversales de Atacam a y Coquim­ bo, con sus respectivos gobiernos, explotacio­ nes agrícola-ganaderas y mineras, sus artesa­ nías y todo el desarrollo cultural y económ ico, es al que encuentran y subyugan los adelan­ tados militares de Diego de Alm agro y, más adelante, los capitanes conquistadores de Pe­ dro de Valdivia.

APENDICE 1 HALLAZGOS EN EL CERRO LAS TORTOLAS El cerro, que tiene 6.332 m. y es una de las cumbres principales en la Cordillera de los Andes, ha sido ascendido en diversas oportu­ nidades. Algunos de los excursionistas que llegaron a la cim a hicieron trabajos arqueo­ lógicos exploratorios, verificando la existencia de una plataform a de piedra en el sistema de pircados, en la que se encontraron elementos

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de segura procedencia inca. Varios andinistas; LUIS KRAHL y BION GONZALEZ y los Investigadores RENE NAVILLE y M ARIA MELLAN DE PALAVECINO se h an referido “ in exten ­ so” a unos primeros hallazgos. GONZALO AMPUERO y MARIO FANTIN, del Club Andi­ no M ercedario de San Juan, h an descrito, en apretada síntesis, la sucesión de exploraciones efectuadas en esa cumbre. De los resultados de la prim era investiga­ ción a la cumbre del cerro Tórtolas, tomamos las referencias anotadas por la distinguida investigadora argentina y experta en textiles señora MILLAN DE PALAVECINO. Según esa autora, el m aterial colectado, el cual se con ­ serva en el Museo Nacional de Historia Natu­ ral de Santiago, sintetizando consistiría en: una figurilla tallada en valva de -molusco Spondylus, que estaba envuelta por una manta “ en técnica de pon ch o o “ warp fa ce ” con los bordes terminados a corto espacio con aguja en un sistema de festón; una 'túnica o uncu que tiene la particularidad de estar trabajada por escaques de dos colores, conseguidos por tramas cortas o kelin; una bolsa para coca con tram a de pon ch o y algunos cordeles. El tocado, form ado por un “ m an ojo de plu­ mas reunido por los cañones, se afirm a en la nuca y se despliega h acia la parte superior” En la segunda investigación arqueológica, en la que participan aquellos investigadores y otros más de la m ism a institución deportiva, se obtiene el hallazgo de dos figuritas fem eninas: una de plata hueca, obtenida en técnica de la cera perdida y soldadura, respectivamente, y otra figura recortada de una valva del m o­ lusco Spondylus. Estas figuritas, com o las de­ más ofrendas, fueron obsequiadas al Museo Arqueológico de La Serena. Entre los ob jetos gbnera’ cs Recolectados, se puede catalogar una serie de im plem ent 08 de m adera de variado uso, en el que se inclu­ yen palitos para h acer fuego. Tam bién una bolsa de tejido vegetal muy finam ente elabo­ rada que contiene h oja s de coca. Los tejidos que cubrían las figurillas, tra­ tándose de piezas de reducido tam año, tienen con dición de m iniaturas adecuadas a las cir­ cunstancias de cada figura (lo que podríam os llamar el a ju a r ); consisten en u na pieza cua­ d r a n g la r y otra rectangular. Estos pañ os pre­ sentan 3 ó 4 fra n ja s de variados colores: gris, negro, blanco y m arrón, tonos naturales exis­ tentes en la lana de los auquénidos. En los paños de igual dim ensión de 14 cm. por lado los bordes presentan festones de con d ición li-


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m itada, llevando el propio color de cada fra n ­ ja . En aquellas m antas rectangulares de 13 cm. p or 8 cm . los m árgenes llevan un trab a jo de a gu ja en form a de festón con hilos en diversu com binación de colores: am arillo, rojo y verde. FAJAS D entro del atuendo, figuran sendas fajas. En la correspondiente a la figurilla de concha ésta tiene u na dim ensión de 15 cm. de largo por 1 cm . de ancho, y aparece tejida en un c o ­ lor unido m arrón que lleva una fra n ja central en la que se alternan rectángulos c’ è fondo blanco y dibu jo negro. En cada uno de estos rectángulos, en doble faz y en color contrario, por consiguiente, van apareciendo un circulo con pu n to central, dos pequeñas figuras cua­ driláteras con dos puntos y rectángulos divi­ didos en cuatro segmentos. Las faja s term i­ n an e n sus extrem os por cordones trenzados de color blan co y m arrón oscuro o negro. La segunda faja , que tiene un fond o de c o ­ lor granate, m ide 12 cm. y 1,8 cm. de ancho. La fra n ja cen trai decorada 'tiene el fon d o am ari­ llo y los m otivos son azules oscuros. Estos tie­ n en la form a de escalones que form an orlas en ángulos rectos y figuras piramidales. Esta fa ja term ina en los extrem os por cordones tren ­ zados de colores granate y azul. LACILLOS Están con form a dos por tejidos tubulares de color m arrón, ornam entados con dibujos do­ bles de esquejes blancos. En sus extrem os ter­ m inan en cordones enlazados en la n a de color beige y granate, a los que van atados recortes

UT

El adorno com pleto de 1G cm. de longitud, que corresponde al que lleva la figura realiza­ da en con ch a marina, está recubierto íntegra­ m ente por plumas blancas. En tanto que el adorno de 9 cm. de largo, correspondiente a la figurilla de plata, lleva una cubierta sobre­ puesta de plumas rojas, salvo un pequeño bor­ de en plumas amarillas.

APENDICE 2 TRAMO DEL CAMINO DEL INCA RUTA MINAS GALLEGUILLOS y EL MORADO Una expedición arqueológica que se realizó en abril de 1973, con el objeto de revisar un tram o del Camino del Inca, que permanecía aún sin investigar, contó con el apoyo de la Ad­ m inistración de la Empresa Minera de El Sal­ vador y la colaboración de los funcionarios del Departam ento de Extensión Cultural Sres. FRANCISCO ORDUÑA y JAIME VEGA, y el funcionario del Museo CARLOS LATORRE SILVA. El sector recorrido se estableció a partir desde el cruce del Camino -del Inca con la ru­ ta a las Mina's Galleguillos, y El Morado h a ­ cia el sur, aproximadam ente en un total de 10 Km., por un sector de muy difícil acceso, por la abundancia de piedras y m ultiplicidad de quebradillos que allí existen. A partir del lugar en que la carretera cruza al sendero, y a la distancia de 1 Km., se en­ cuentran los primeros tambillos (construccio­ nes circulares o cu a d ra n g la re s de piedras se­ cas ordenadas en el sistema de pircas).

de Spondylus.

TAMBO I

GRANDES ADORNOS DE DIADEMAS

En ese lugar hay tres de esas construcciones con un diám etro de 2 m. cada una.

DE PLUMAS C orresponden a adornos cefálicos de plumas que se continúan por la espalda de los porta­ dores que las llevan. Tienen esa disposición circular y exipandida que sobresale com o un tocad o y luego cae sobre la espalda. Las plu­ m as atadas por los cañones van insertas en u na con dición im bricada en un tejido en tec­ n ica de “ warp fa ce ” . La form a dorsal es rectan­ gular, en tan to que la cefálica es de medio círculo bastante expandido. Este m edio círcu­ lo es doble y form a una bolsa abierta que perm ite in trod u cir holgadam ente las cabe­ zas de las figuritas.

TAMBOS GRUPO II Un circulo de parecido diám etro se lo en­ cuentra a 50 m. de distancia, y a 15 m. de éste un grupo de diversos compartimientos cuadrangulares de: 3, 2, 3.50 y 2.50 m. cada uno. A una distancia semejante, un circulo de 2 m. (A ), adosado a otro rectangular de 4 m. (B ). Una tercera construcción de 5 m. de longitud y 2 m. de ancho está ubicada a 4 m. de distancia ( C ) ; un pircado circular de 3.50 m. (D ), a 18 m., y dos pequeños de 1.50 m. de diám etro quedan a su vez a 25 m.


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( E ) . Siempre hacia el sur, a 15 m., dos cerca­ dos de 2 m. (F ). A 5 m., un círculo con perí­ m etro de 2 m. ( G ) , y distante a 6 m. un cuadrilátero de 3 y 2 m. (H ). TAMBOS GRUPO III 500 m. al sur se obseivan cinco construccio­ nes aisladas; una es rectangular de 2 x 3 m., 4 m. circulares y 2 m. de diámetro. Estas que­ dan entre 9 y 4 m. distantes entre sí y a 10 ó 15 m. del Camino del Inca hacia el este. Las construcciones en este grupo, por excepción, aparecen 0.20 m. en un nivel más profundo que el terreno natural. TAMBOS GRUPO IV

m etría regional y las posibilidades de una carpeta más fecunda en el desarrollo herbáceo y arbustivo en esos llanos, lo que permitiría una m ayor sustentación y frecuen cia de cuadrúpedos de la fauna natural y una m an­ tención más adecuada para los auquénidos domésticos. TAMBO EN PUNTA DEL VIENTO Se encuentra este com plejo habitacional en el sector más b a jo de una hondonada de la sie­ rra que corta al llano de este a oeste. Esta cir­ cunstancia topográfica perm ite que el camino que ha ido ascendiendo paulatinam ente desde el punto in icial en el cruce, prosiga en un descenso n o abrupto en otra planicie.

A 200 m., aislado, aparece un tam bo rectan­ gular de 2 y 1 m., respectivamente, dividido en el centro por una de esas murallas de piedras.

Esta continuidad de habitaciones ubicadas en el tam bo tiene una extensión de 17 m. y 4 m. en su an ch o en el sector más am plio. De sur a norte, se observan estos cuartos em pe­ zando por un círculo de 1 m. de diámetro. Luego todos los que siguen de form a rectangu­ lar, tienen de 2 a 2.50 m. de ancho, y las divisiones verticales que los separan se produ­ cen a los 3, 4, 1.20 y 7.50 m. Com o continuación de aquellos recintos, hacia el este, h ay un cuadrilátero de 4 m. de ancho y 7 m. de longitud. En las inm ediaciones hay dos corrales sepa­ rados de 7 y 6 m. y 5 y 3 m. respectivam ente.

MATERIALES ARQUEOLOGICOS

MATERIALES SUPERFICIALES

SUPERFICIALES

En los contornos se encontraron, superficial« mente, algunos fragm entos de un tipo similar al m aterial rústico descubierto en las inm ediaciones de los tam bos encontrados a la vera del camino, y escasos fragm entos pintados del tipo diaguita en el período de aculturación inca. Tam bién es im portante ei hallazgo de dos im plem entos ruedos que, por sus formas y características, son similares a otros que fueron encontrados en yacim ientos mineros del periodo inca y h an sido descritos para las minas de cerro Colorado en Cachiyuyo, pro­ vincia de Atacam a y Hoya de Caldera, pro­ vincia de Coquimbo. Hay que destacar que, en las inm ediaciones del tam bo, existe una m ina de cobre con abundantes guías de carbo­ n ato de cobre y otras sustancias que se con ocen com o m alaquita y turquesas.

A 1.200 m. del grupo II (A, B, C. D, E ) , en la confluencia de varias quebradillas, que están ahora totalm ente secas y suelen llevar esporádicamente algún caudal originado por las lluvias ocasionales, se encuentran en este lugar dos tambos cuadrilongos muy pequeños de 1.50 m., uno de form a oval con un diámetro m ayor de 7 m., uno circular y otros tres agru­ pados de un diámetro de 1 m.

En estos diversos grupos de habitaciones se ha encontrado una pequeña cantidad de fra g­ m entos alfareros que se detallan a continua­ ción. Por la cantidad, se deduce que se trata de la fragm entación accidental de algunos ceram ios en cantidad bastante limitada. Otros materiales n o fueron encontrados asociados al trazado del Camino del Inca, y en lugares aledaños, si los h u b o , es posible que hayan sido recolectados en fecha histórica por los usuarios de este camino. La condición rudim entaria de estas habita­ ciones y la dificultad de proveer de agua y leña, que parece haber sido una situación eco­ lógica prevaleciente por más de 400 años, no nos perm ite considerar estos tam bos sino com o lugares habitacionales de tránsito. Natural­ mente, en una tesis contraria, habría que considerar com o argumentos favorables a una hipótesis diferente, algún cam bio en la pluvio­

Junto con estos m ateriales arqueológicos, n a­ turalm ente, se en contraron todos los residuos de basura de una ocu pación hum ana coetánea. Por un lado, la trashum ancia de ocupación


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O cupación inca de Atacam a y .

del cam in o; y m ás que eso, seguram ente los trabajos m ineras hasta época reciente han alterado en form a profu nda la conform ación de este com plejo habitacional.

MATERIALES ARQUEOLOGICOS SUPERFICIALES RECOGIDOS EN LOS TAMBOS ALFARERIA 1) T ip o B e ig e /ro sa (C lasificación 2.5 Y R 6 -6 ;T. T rozo de un posible ceram io único. Super­ ficie engobada con un baño en un color, ya in dicado, ligeram ente más pronunciado que la pasta natural del tiesto. Este engobe se ha distribuido en form a irregular; hay sec­ tores en que aparece más engrosado, con la consiguiente m ayor intensidad colorim étrica. A parecen bien m arcados los trazos de pincel, cuyo valor estim ativo es de 1 cm. de ancho. Cocim iento oxidante sin núcleo. Pasta con m uchas fallas en la unidad, quedando algunos vacíos con las probabilidades que se señalan en los textos de especialidad. En el antiplástico se com prende una arcilla escasam ente hom o­ génea y un pedregullo de tam año m ediano a grande, originario de rocas calcáreas y cuar­ zo (1 a 2 m m . de ta m a ñ o). Espesor m edio: 4 mm . Form as: C ántaro globular de cuello corto, bordes evertidos y de superficie semiplana. Posiblem ente con asas. 2) T ip o Corriente R ojo. Sin engobe, color ro jo natural. Superficie alisada con abundan­ tes pecas brillantes (óxido fe rro s o ), cocim iento oxidante in com pleto con núcleo im portante. Pasta hom ogénea constituida de un antiplás­ tico de arena cuárcica y un pedregullo que in cluye grano de cristal de roca de m ediano grosor, 1 m m . Espesor: 4 a & mm. No es posible establecer form as por la escasez y el tam año rudim entario del m ate­ ria l: 12 fragm entos. Subtipo 2 A. Está constituido por un m ate­ rial análogo en la pasta y técnica; es ligera­ m ente m ás grueso. Su característica diferen -

7

P a ta téd C eram lc» o f th e W estern M otm d a t A » tov i. Papera o í t h e P eabody M uaeum , N i 38, H arvard ü n lv erslty , C am bridge, Masa. U .8.A.

119

ciativa principal es llevar la cara interna, en estos ceramios, cubierta con un depósito negro uniforme. De las form as, poco es dable decir: el tiesto o varios de ellos llevaban un asa corta en form a de cinta. T ipo 3. Está relacionado con los dos ante­ riores, en cuanto a pasta, con el carácter diferenciador de que es probable que el c o ­ cim iento se haya logrado en un horno fuligi­ noso, reductor, puesto que el depósito del negro de hum o afecta a las dos caras del ceramio y el núcleo negro es de mayor y considerable consistencia. T ipo 4. Pintado en color con cho de vino (C lasificación: 7.5 R, 5-6). Cocimiento oxidan­ te, en color uniform e beige/rosa (superficie sin pintura). La superficie aparece finam ente bruñida. La pasta uniformem ente cocida y sin núcleo. Desgrasante: arena fina cuárcica con grit m uy fin o im perceptible al ojo desnudo. Form a: Cántaro globular, asiento plano circular, cuello tan breve que es casi inexis­ tente, y los bordes aparecen notoriam ente evertidos, asas cintilliform es de sección rec­ tangular. La pintura es brochada, el pigm ento no ha sido distribuido uniform em ente ni en suficien­ te cantidad y espesor. El color, cuya clasifica­ ción dimos anteriorm ente, es de ton o aproxi­ m ado granate. Grosor: 10 mm. en la base y 4 mm. en el cuello. Nota General: Es muy posible que los tipos 1, 2, 3 y 4 hayan sido form ulados sobre frag­ m entos en cada caso a una o dos piezas en particular. Tipo 5. Pintado N egro/granate. Las carac­ terísticas generales de estos fragm entos son análogas a las del tipo 4. La decoración en color negro constituye la condición diferen­ cial; corresponde a m otivos lineales paralelos y en diagonal; trazos que form an ángulos agudos. Alfarería R ojo Pintada. Sobre un fragm en­ to no puede reconstruirse un tipo; por lo tan­ to, sólo cumplimos con mencionarlo. Alfarería Beige Clara Pintada. Algunos frag­ m entos de asas de un aríbalo con una pasta que lleva ese enlucido, sobre el que se traza­ ron algunas decoraciones lineales en negro.



Bol. Mus. Nac. Hlst. Nat. 34: 121 - 136

1975

Petrolistlies granulosus (Guérin) en biocenosis supramareales de El Tabo (CRUSTACEA DECAPODA, ANOMURA)

E u g e n ia S a n h u e z a * N ib a l d o B a h Am o n d e ' M a r ía

1.

ANTECEDENTES

Esta investigación es parte de otra de m ayor envergadura que tiende a dilucidar al­ gunas interrelaciones entre organism os que viven en la zon a n erítica de Chile Central (HENRTQÜEZ y BAHAMONDE 1964, BAHAH istoria

L ópez * *

MONDE 1965 a y b, MOVILLO y BAHAMON­ DE 1971).

En trabajos sucesivos (OSORIO, BAKAMONDE y LOPEZ 1987; BAHAMONDE y LO­ PEZ 1969) se h a ido dando cuenta de las prin­ cipales poblaciones de Crustáceos Decápodos que aparecen en El Tabo, área que desde h a ­ ce algunos años h a sido objeto de estudios preferenciales por parte del personal del La­ boratorio de H idrobiología del Museo Nacional de H istoria Natural y del Centro de Investi­ gaciones Zoológicas del D epartam ento de Biología de la Facultad de Filosofía y Edu­ cación de la Universidad de Chile.

• M useo N acional de S an tiago, Chile.

T.

N atural.

CasUla

787,

•• D epartam en to de B iología M arina y O ceanografía. In s titu to de B iología , U niversidad de C on cep ción. Casilla 567, C on cep ción , Chile.

Diversos autores se han preocupado del estudio de esta especie, que en Chile se con o­ ce vulgarmente com o “jaibita” o “ tijereta” y “ can grejito" en Perú (CHIRICHIGNO 1970); pero su interés ha sido preferentem ente taxo­ nóm ico, refiriéndose sólo en form a ocasional a su biologia. Las referencias respectivas apa­ recen en el texto.

2.

MATERIALES Y METODOS

Para el análisis de la población de Petrolisthes granulosus (GUERIN) se examinaron muestras periódicas colectadas en la zona in termareal de El Tabo (33° 27’ S, 71° 38’ W .), aproxim adam ente cada 15 días, entre el 15 de marzo de 1961 y el 18 de marzo de 1962, aprovechando de preferencia las mareas de sicigias. Se exam inó un total de 26 muestras, la primera de las cuales fue desechada por tener un carácter exploratorio y provisional.


122

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

El número de ejemplares examinados al­ canza a un total de 20.141. El Anexo 1 contiene las fechas en que se obtuvieron las muestras y el núm ero de ejem ­ plares examinados en cada oportunidad. El material fue colectado a mano, levantan­ do las piodras en las zonas supra e interm areal propiamente tal. Se colectaron todos los ejemplares que se observaron sin escogerlos. A cada ejemplar se identificó el sexo, de acuerdo cc¿i los caracteres morfológicos ex­ ternos que se analizan más adelante. Sin em ­ bargo, en algunos individuos pequeños no pu­ do ser determinado. Para controlar el tam año se midió la longi­ tud cefalotoràcica (LC) desde el extremo del rostro hasta el borde posterior del cefalotórax, con pie de m etro y precisión de 0.1 mir.. Se anotó, además, la consistencia del caparaaón con el objeto de establecer la posibili­ dad de determinar la época de muda de esta especie. A fin de conocer el período de desove y los diversos estados de desarrollo de los huevos, se controló el número de hembras ovíferas, así com o también los rasgos m orfológicos y coloración de los huevos. Los datos acumulados se graficaron de acuerdo con la talla (LC) expresada en déci­ mas de milímetros y em pleando un intervalo de 3 décimas, previa seíparación por sexos. El tam año de los huevos fue medido con micròmetro ocular, empleando una lupa es­ tereoscópica LEITZ, con aumento de 96 x. La fecundidad se determinó por recuento directo de los huevos transportados por cada hembra. Para controlar la densidad de la población se midió un área dada de la playa y se rea­ lizó una recolección masiva de los ejemplares, determinándose además la biomasa total de la población por pesaje. Para el pesaje indi­ vidual de machos y hembras, y establecer la relación longitud cefalotórax/peso, se utilizó balanza SARTORIUS y precisión de 1 mg,

3.

BIOLOGIA DE PETROLISTHES GRANU­ LOSUS

3.1. Sinonimia Porcellana granulosa GUERIN, 1835: 115; 1838: 7, pl. 7, Fig. 1; 1839: 175, pl. 51, Fig. 1; H. MILNE EDW ARDS y LUCAS 1844: 34; NICOLET 1849: 197; DANA 1852: 416; 1855, pl. 26, Fig. 7; KINAHAN 1857: 345. Porcellana striata H. MILNE EDWARDS 1837: 250. Petrolisthes granulosa? STIMPSON 1858: 228. Petrolisthes validus CANO 1889: 100, 257 (en parte). No P. validus (DANA). Petrolisthes granulosus ORTMANN 1892: 260; H AIG 1960: 94, pl. 28. Fig. 1. Petrolisthes laevigatus ORTMANN 1897: 278 (en p a rte); HAIG 1955:54 (en parte). No P. laevigatus (GUERIN) Petrolisthes granulosus BOONE 1938: 273, p. 208.

3.2. Distribución geográfica Se ha señalado la presencia de esta especie en las siguientes localidades: PERU: Paita (GUERIN 1838), A ncón (O R T­ MANN 1892), Callao (CANO 1889), Islas Chin­ chas (KINAHAN 1857); CHILE: "Chile” (GUERIN 1835, ORTMANN 1892), Iquique (HAIG 1955, N. BAHAMONDE*), Antofagasta (O. CACERES*, I. VILA *), Taltal (HAIG 1955), Península de Coquimbo, bahía Herradura de G uayacán (HAIG 1955, J. ES­ PINOSA*, N. BAHAMONDE*), Zapallar (M. T. LOPEZ*), M ontem ar (HAIG 1955), Valparaiso (H. MILNE EDWARDS y LUCAS 1844), bahía de San Vicente (HAIG 1955), Islas Juan Fer­ nández (HAIG 1960). En consecuencia, el área de dispersión de esta especie se extiende entre Paita, Perú, y el sur de la bahía de San Vicente en Chile. Se encuentra tam bién en las Islas de Juan Fernández, siendo el único Petrolisthes con o­ cido de estas islas (Fig. 2). 3.3. Observaciones taxonóm icas HAIG (1960) ha podido diferenciar P. gra­ nulosus sólo después de cuidadosa con fron ta ­ ción de las descripciones dadas por GUERIN (1835) para P. granulosa y P. laevigatus.

Pueden señalarse com o características diferenciales, fáciles de detectar, las siguientes: P. granulosus (GUERIN) Fig. 1

P. laevigatus (GUERIN)

Caparazón con gránulos, transversalmente alargados. Flagelo antenal desnudo, con pelos vestigiales. Rostro con hendidura mediana. Sin pelos sobre la mitad externa de la super­ ficie dorsal de la mano.

Caparazón casi liso.

♦ Sin publicar.

Flagelo antenal con pelos largos. R ostro sin hendidura m ediana en la frente. Pelos sobre la m itad externa de la superficie dorsal de la mano.


Fig

Fig,

1

P e tr o listh e s

g r a tiu lo s u s

i G u é r in i .

Vista dorsal.

2 Distribución geográfica de Petrolisthes granulosus

fQ u É R iN i.


BOLETIN DEL MUSEO

124 3.4. Habitat

Esta especie es muy abundante en la zona supramareal de El Tabo, donde se le encuen­ tra bajo los guijarros o los bloques rocosos de gran talla, preferentemente en sitios en que hay gran cantidad de restos orgánicos en desintegración, acumulados por la fuerza del oleaje y /o por las corrientes de marea. Con­ vive con otro braqumro: Cyclograpsus cinereus (DANA) y con Diloma nigerrima (GMELIN), un molusco gastrópodo de color azul claro y opérculo córneo. Existe, además, una pequeña lapa de color café negruzco: Colliselia orbignyi (DALL), cuyo tam año promedio oscila alrededor de los 2 cm. de longitud. Ocasionalmente se halla en las cubetas supramareales entre abundante vegetación de Enteromorpha. De vez en cuando es posible encontrar algunos ejemplares bajo los ban­ cos de “ chorito m aico” Perumytilus purpuratus (LAMARCK). En los límites inferiores de su distribución vertical convive con Petrolisthes violaceus (GUERIN). Esta última especie se distingue fácilm ente por la coloración violácea de su cefalotórax y de los apéndices torácicos, la cual contrasta con el color verdoso de P. granulosus (GUERIN). También suelen hallarse en esta área ejemplares de P. laevigatus (GUERIN). Una situación semejante en sus líneas ge­ nerales ha sido observada por ANTEZANA, FAGETTI y LOPEZ (1965) en Valparaíso. VIVIANI (1969) se ha referido a los organis­ mos que acompañan a P. laevigatus (GUERIN), especie que él considera idéntica a P. granulosus (GUERIN) y a otros Porcelánidos en el área de Mehuín, Valdivia. La temperatura del agua en El Tabo ha oscilado, durante el período de muestreo, entre 11.5° C y 18° C. 3.5.

Alim entación y nicho trófico

El esam en del contenido gástrico de 25 ejemplares evidenció gran cantidad de restos vegetales, escasas diatomeas, muchas de ellas destrozadas y algunos nematodos. Se encon­ traron también numerosos gránulos de are­ na que probablemente contribuyen a la dis­ gregación m ecánica del alimento. En conse­ cuencia, es un organismo detritófago que ac­ túa com o recuperador dentro del ecosistema. 3.6.

Sexualidad

3.6.1. Dim orfism o sexual Las diferencias entre m achos y hembras son

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

bastante m arcadas en esta especie. Entre ellas m encionarem os: a) Talla: Los m achos presentan m ayor ta­ m año relativo (LC) que las hembras. El m a­ ch o más grande exam inado m idió 16.9 mm. (muestra 21, del 19 de febrero de 1962); en cambio, la hem bra de m ayor talla tenía 13.3 mm. (muestra 14, del 13 de m ayo de 1961). Esta diferencia de talla n o sólo se aprecia al com parar los límites extremos de tam año en individuos de ambos sexos, sino también al observar las medias obtenidas en los con ­ troles mensuales de la población (Fig. 3), existiendo un claro paralelismo entre sus ta ­ llas, predom inando siempre la de los machos. b) Situación del poro genital: En los m a­ chos el poro genital está ubicado en la coxa del quinto par de pereiópodos, mientras en las hembras se halla en la coxa del tercer par. c) Pleópodos: Las hembras carecen del pri­ m er par de pleópodos, m ientras éste existe en los machos. 3.6.2.

Talla de puesta

La talla m ínim a para hem bras ovíferas fue de 4.6 mm. LC (muestra 15 del 21 de n o ­ viembre de 1961). ANTEZANA, FAGETTI y LOPEZ (1965) dan com o talla m ínim a de de­ sove en la bahía de Valparaíso 5.0 mm. En la Fig. 4 se representa la distribución porcentual de la población total de P. gra­ nulosus durante el año, según las tallas, y en punteado las hem bras ovíferas. Puede obser­ varse que las frecuencias mayores están com ­ prendidas entre las 'tallas de 6.2 a B.2 mm. LC. Una curva de los porcentajes acum ula­ tivos (Fig. 5) permite observar m ejor la con ­ tribución de cada una de las tallas al incre­ m ento potencial de población, estableciéndose que el 50% de las hembras ovíferas jóvenes se encuentran en tallas inferiores a 7.7 mm. LC. En el mismo giráfico se h an indicado los p or­ centajes correspondientes al 25% y al 75% mediante líneas horizontales. Es interesante destacar que más allá de la talla 9.2, el porcen ­ taje de hembras ovíferas es m ínim o. HAIG (1960) indica el hallazgo de hembras ovíferas entre 5.0 y 12.5 mm. LC. 3.6.3.

Epoca de desove

Se encontraron ejem plares con huevos du­ rante todo el año, alcanzando su frecuencia m áxim a en la prim avera (septiem bre: 62.5%) y con porcentajes altos en los meses de ju ­ nio a diciembre, declinando durante verano y otoño (enero a abril), siendo m ínim o en este último mes (Fig. 6 ), lo cual a grandes rasgos



47

62

77 TALLA

92

107 122 0.1 m m L.C

Fig. 5 Porcentajes acumulativos de hembras oviferas. según tallas. aj granulosus ( G u é r i n ) . El Tabo.

Fig.

6

P e tr o listh e s

1961-M e s e s -1962

Frecuencia de hembras oviferas en poblacion de tr o lis th e s g r a n u lo s u s ( G u é r i n > de El Tabo.

P e­


E. SANHUEZA, N. BAHAMONDE y M. T. LOPEZ coin cide con las observaciones de ANTEZANA, FAG ETTI y LOPEZ (1965). T an to en el caso de las poblaciones de P. granulosus de Valpa­ raíso com o en el de El T abo se observa una pequeña in ten sificación adicional del desove en el p eríodo febrero - marzo. L a talla que presenta el más alto porcentaje de hem bras ovíferas corresponde a 70-72 mm. LC, con 11.0% (Fig.4). El desove en el mes de abril afecta p refe-

LOCALIDAD

PECHA

/ Petrolisthes granulosus.

127

rentem ente a ejem plares entre las tallas 73-87 mm. en 1961, alcanzando hasta la taila 98 (1962); lo que parece indicar que el desove com ienza en los ejem plares grandes y se va extendiendo sucesivamente hacia los más viejos y los m ás jóvenes (Fig. 4). Con anterioridad HAIG (1960) ha dado cuenta de la colecta de ejem plares ovíferos en las siguientes fechas y localidades:

NUMERO MACHOS

NUMERO HEMBRAS

%

OBSERVADO PO R

HEMBRAS OVIFERAS

PERU: B ahía Paracas

b a h ía de la Independencia

14.1.35

8

8

38.7

E. de las Islas de las Viejas

13.1.35

48

17

47.0

B ahía de San Nicolás

6 .2.38

27

30

43.3

Hassler M. C. Z. 7961

B ahía de San Juan

8.2.38

2

50.0

L. U. C. E.

1872

12

8

62.5

Hassler M. C. Z. 7961

Bahía H erradura de G uayacán. 22.6.45

1

1

100.0

L. U. C. E. (Expedi­ ción de la Universidad de Lund a C hile).

Abrilm ayo 1872

10

4

50.0

Hassler M. C. Z. 7876

f!HTT iPl ? Caldera

Islas de Juan Fernández

34

3.6.4. Tam año de los huevos. El diám etro de los huevos h a variado entre 620 y 980 m icrones y su distribución se acerca considerablem ente a la de la curva norm al (Fig. 7), agrupándose la m ayor frecuencia entre 700 y 900 m icrones. No se tienen aún d a ­ tos sobre dim ensiones de huevos en otras es­ pecies chilenas de Pelcolisthes, lo cual impide h acer com paraciones. T am poco se han hecho observaciones en muestras provenientes de diversas latitudes del país. 3.6.5.

Fecundidad

Observaciones realizadas en hem bras ovííera s cu ya longitud cefalotorácica h a fluctua­ d a entre 4 y 11 mm . h an perm itido com pro­ bar que el núm ero de huevos puestos por ca­

21 2 jóvenes

80.9

Hassler. M. C. Z. 7873

da hem bra está en relación con la talla del ejem plar. Así hembras de 4.6 mm. LC, q<ue han alcanzado recientem ente la madurez se­ xual, ponen alrededor de 75 huevos com o pro­ medio, mientras que en las tallas siguientes hay un aum ento progresivo hasta alcanzar su m áxim o en hembras de 11 mm. LC, cuyo pro­ medio de postura alcanza a 640 (Fig. 8). Aparentem ente el núm ero de huevos es considerablemente bajo,, si se com para con la fecundidad de otras especies de desarrollo p e­ lágico: Heterocarpiis reedi (BAHAMONDE 1958) y Cervimunida joh n i (ALEGRIA et al. 1963), especies en las cuales se observa una mayor intensidad de puesta. Probablemente hay concordancia entre el tipo de desarrollo y la mayor o m enor fecundidad que presenta cada especie. Especies cuyas larvas perm ane-


BOLETIN DEL MUSEO

128

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

una disminución relativa del porcentaje de hembras a un 40%. Es interesante destacar que el porcentaje más alto de hembras se en­ cuentra en septiembre (58,7%), época que coincide con el porcentaje m ayor de hembras ovíferas. Basándose en estos antecedentes, podría pensarse en la existencia de una m ayor con ­ centración de la población de hem bras en relación con los machos, en un sitio más ade­ cuado para el desarrollo de los huevos, fen ó­ m eno que ha sido puesto en evidencia por BAHAMONDE y LOPEZ (1961) para Aegla laevis laevis. Desgraciadamente, esta diferencia de conducta de las hembras con respecto a los machos, si realmente existe, n o fue posible detectarla con seguridad en esta especie, y de­ berá ser objeto de observaciones futuras.

600

700

800

900

K>00

Diámetro Huevos Fig.

7 Frecuencia de diámetros de huevos en P e t r o l i s t h . e s g r a ­ n u l o s u s ( g u é r i n ) de El Tabo.

cen un tiempo más largo form ando parte del meroplancton están indudablemente más ex­ puestas a los agentes del medio biótico y abiótico, tienen mayor posibilidad de ser depre­ dados por parte de sus enemigos y deben es­ tar sometidos a cambios da la salinidad y de la temperatura que no siempre son resistidos por estas larvas. Además pueden n o contar con el alimento adecuado para su desarrollo en momentos críticos. Todos estos factores, cuando son desfavorables, pueden actuar ne­ gativamente sobre la población, increm en­ tando la tasa de mortalidad natural e in flu ­ yendo consecuentemente sobre la abundan­ cia de la especie. 3.6.6. Proporción sexual El número total de ejemplares examinados fue de 20.141, de los cuales 10.290 son machos, 9.766 hembras y 85 de sexo indeterminado (Anexo 1). Estos datos nos indican que hay proporción más o menos constante entre m a­ chos y hembras en el conjunto de las mues­ tras, lo cual queda de m anifiesto al analizar la Fig. 9. Las oscilaciones que se presentan fluctúan alrededor del 50%. Sólo por excep­ ción algunos meses, com o agosto, muestran

Fig.

8

Número promedio de hue. vos puestos por hembras, se­ gún talla, en P e t r o l i s t h e s g r a n u l o s u s de El Tabo


E. SANHUEZA, N. BAHAMONDE y M. T. LOPEZ / 4.

CARACTERISTICAS DE LA POBLACION

4.1. D ensidad Con el fin de determ inar el núm ero de ejem ­ plares p o r m etro cuadrado, se practicaron 5 recolecciones especiales en las fechas que se indican en el Cuadro 1.

Petrolistbes granulosus..

129

En consecuencia, la densidad de ejemplares de P. granulosus en El Tabo varía, en el área de dispersión de esta especie, entre 0 y 948 ejem plares, con una biomasa m áxim a de 325 g. por m etro cuadrado. Entre los factores que probablem ente in flu ­ yen sobre la m ayor o m enor densidad de la población deberían considerarse:

CUADRO

1

Densidad por metro cuadrado de la población de Petrolisthes granulosus (GUERIN) de El Tabo (1961-1963) Fecha

Hora

14-4-61 31-S-61 12-6-61 17-10-63 17-10-63 2 9 -4 -6 1 (* )

12,30 14,50 — 2,30 2,30

N9 de machos

N9 de hembras

78 21 535 88 234 2

111(1) 17(1) 403(79) 70(20) 214(107) 1

Indeter­ minados ___

1 — —

-

Total 189 39 948 158 448 3

Peso en gramos 67,8

15,00 325,35 78,01 225,32 0,0»

(*) Muestra obtenida de Enteromorpha sp. (1 dm . cuadrado m ed id o). NOTA: Números entre paréntesis Indican hembras ovlferas.

4.1.1 Calidad y estructura del substrato

4.1.3. Ilum inación

El tam año de los guijarros sobre y b a jo los cuales vive, así com o la m ayor o m enor porosi­ dad dei terreno, determ ina en gran parte la presencia o ausencia de hum edad ambiental, com o consecuencia de la capacidad de filtra ­ ción del agua am biente a través del substrato.

Probablemente es también un factor im­ portante, ya que los ejem plares expuesto» a la luz buscan refugio en áreas sombrías, ma­ nifestando una fototaxia negativa. 4.1.4 Disposición del substrato adecuado en el metro cuadrado escogido.

4.1.2 Período de insolación. Resulta claro que la mayor o m enor exposi­ ción del substrato a la radiación solar causa un m ayor o m enor calentam iento de éste, con la consiguiente pérdida de hum edad y un aum en­ to de la salinidad cada vez que la tem peratura se increm enta. De allí que piedras de gran tam año alberguen, en general, m ayor núm e­ ro de ejem plares, los cuales se agrupan de preferencia h acia el lado som brío y más h ú ­ medo, fen óm en o que es particularm ente visi­ ble en horas de la tarde cuando la radiación calórica alcanza su máximum. L a población « e n d e a concentrarse cuando la insolación es m áxim a, para dispersarse cu ando las condiciones ambientales se hacen m ás favorables, lo cual está en relación tam ­ bién eon los factores que se analizan en 4.1.3. y 4.1.4. 9.— Museo.

Aparentemente, la distribución del material constitutivo del substrato n o es arbitraria y, en m uchos casos, está influida por la presencia de corrientes de agua subterránea, por la ex­ posición al oleaje y marejadas y /o por la acción humana. Al remover los guijarros que aparecen en la playa se observa que las ma­ yores concentraciones de P. granulosus se en­ cuentran en áreas húmedas y, en tal caso, si las condiciones son favorables deritro del me­ tro cuadrado escogido, aparecerá un mayor núm ero de ejemplares. 4.1.5. Conducta variable de los ejem plares se­ gún sexo y talla, a lo largo del año. Probablemente, éste es otro de los factores que tienen valor biológico en la distribución de las poblaciones, por cuanto las condiciones tt


Fig.

9 Variación mensual del porcentaje de machos y de hembras en la población de P e t r o l i s t h e s g r a n u l o s u s iG uérin) de El Tabo 1 1961-1962).

%

m

j

j

a

s

o

n

d

e

f

m

a

1961_ M e s e s -1 9 6 2 Fig. 10

Porcentaje mensual de hembras inmaduras en la población de g r a n u l o s u s ( g u é r i n ) de El Tabo (1961-19621

lis th .e s

P etro


Machos

Hembras

O ctub i

O ctu b n

S e p t ie m b i

Longitud cefalotórax 0.1 m.m.

Fig. 11

Se p tie m b re

Longitud cefalotórax 0.1

Distribución anual, por tallas, de la población de l o s u s (G u érin i de El Tabo (1961-1962).

P e tr o listh e s

g r a m -,.


132

BOLETIN DEL MUSEO

slológicas requeridas en los diversos estados de evolución ontogenética del animal son dife­ rentes, cambiando la resistencia de éstos fren­ te a condiciones ambientales como tempera­ tura, humedad, salinidad, etc. En la actualidad se han planificado trabajos de investigación tendientes a aclarar el papel de cada uno de estos factores durante el periodo anual en ésta y otras especies que habitan la zona intermareal de El Tabo. 4 .2 .

Distribución anual de las tallas

La distribución de tallas de machos y de hembras difiere considerablemente durante el año (Fig. 11). El ejemplar macho más peque­ ño fue capturado el 29 de abril de 1961 y mide 2.0 nra. LC, y el de las hembras 1.4 mm. de 1X3, el 13 de mayo de 1961. El macho más gran­ de fue colectado el 19 de febrero de 1962 y tie­ ne una longitud cefalotorácica de 16.9 mm., mientras la hembra de mayor talla fue cap­ turada el 13 de mayo de 1962 y midió 13.3 mm. En consecuencia, los machos alcanzan mayor talla que las hembras. En los ejemplares anali­ zados, esta diferencia entre los promedios lle­ ga a su valor máximo en noviembre, con 2.5 mm. No es posible determinar con exactitud la edad de la población estudiada. El am­ plio período de desove de esta especie, que se extiende casi a lo largo de todo el año ha­ ce muy difícil de estudiar, basándose en la es­ tadística acumulada —y de acuerdo con el mé­ todo de PETERSEN que prácticamente es el único aplicable a los crustáceos decápodos— , una distribución por edad de los ejemplares. En la Fig. l l se indica la distribución men■ual de tallas en machos y en hembras, seña­ lándose la presencia de hembras ovlferas con barras negras. Para el mes de abril de 1961 se ha Intentado sugerir los grupos de edad que probablemente componen la población en este momento: a = I año?; b = H años?; r. — t t t años? Aparentemente pueden distinguirse sólo tres edades; pero surge la duda: ¿no co­ rresponderán a períodos prerreproductivo, re­ productivo y post-reproductivo dentro de la población? El considerable número de modas qne es po6ible visualizar en las edades juveni­ les entre noviembre de 1961 y abril de 1962 correspondería a oscilaciones en la frecuencia de los juveniles provenientes del largo período de desove de la población, de las fluctuaciones en la intensidad del desove y de los cambios en supervivencia de ejemplares. Altos porcentajes de hembras inmaduras se observan en agosto y diciembre (17.9% y 20.3%,

NACIONAL DE

HISTORIA NATURAL

respectivam ente), existiendo una b a ja consi­ derable en el núm ero de individuos durante el período intermedio, lo que m arca dos períodos de reclutam iento bastante intensos (Fig. 10). Aparentemente, la baja en los porcentajes de hembras observados en septiembre y octubre de 1961 coincide con la época en que se regis­ tran las tallas más altas en la población de adultos e inmaduros. Parece -posible deducir tam bién cierta rela­ ción entre la época de aparición de la talla m áxima de hembras inmaduras y la presencia del desove máximo. Si esto se cumpliera, la diferencia en meses entre el periodo de deso­ ve m áxim o y la aparición de las tallas m ayo­ res de hembras inmaduras podría darnos un indicio del período que requiere esta especie para llegar a ser sexualmente madura, lapso que en este caso podría ser aproxim adam ente de un año. Es así com o el grupo que denom ina­ m os ‘‘ a ” (I año?) se incorporará -a la pobla­ ción reproductora al año siguiente, cuando form e parte de la clase “ b ” (II añ os?). 4.3. Relación talla/peso

Fig. 12

Relación g r a n u lo s u s

talla/peso en P e t r o l i s t h e s (Guérin) de El Tabo.

Con los prom edios de talla y de peso obtenidos de la m edición de 50 m achos y 50 hembras de muestras obtenidas en El Tabo el 4 de abril de 1962 se delineó la Fig. 12. Com o puede obser­ varse, no se aprecian diferencias significativas en el peso de acuerdo con el sexo, al observar tallas equivalentes. Sin embargo, los m achos alcanzan un peso más alto, lo que resulta ló ­ gico si se considera que éstos pueden lograr una talla mayor.


E. SANHUEZA, N. BAIÍAMONDÉ y M. T. LOPEZ / Considerando que la longitud cefalotorácica m ínim a de las hem bras m aduras es de 4.6 mm. de LC, puede apreciarse que es sólo después de este período juvenil cuando se logra un rápido in crem en to del peso en esta especie. P roba­ blem ente, el desarrollo del aparato reproductor sea responsable en gran parte de este hecho. 4.4. Muda A pesar de haberse llevado un cuidadoso re­ gistro de los ejem plares con caparazón blando, sólo es iposible obtener algunas conclusiones generales con respecto a la población, que per­ m iten caracterizar parte de su conducta, des­ de este pu nto de vista, com o diferente a otras. Se observó que, en general, las m udas son más frecuentes en los jóvenes que en los viejos, ya que n o hay una época bien definida para rea­ lizarías; h ay ejem plares en ecdysis durante to­ do el año, lo cual, agregado al largo de perío­ d o de desove, hace m uy difícil el cálculo de crecim ien to en la población. El porcentaje de individuos en m uda para cada clase es muy bajo durante tod o el año; sin embargo, con ­ viene dejar constancia de aquellos predom i­ nantes y de las clases en que aparecen. Los ejem plares de m ayor talla, en muda, co­ rresponden en los m achos a aquellos de 13.013.2 m m . LC, y fueron encontrados en abril de 1961. En el caso de las hembras, está ubicado en la clase 11.8 - 12.0 LC, y corresponde a un ejem plar capturado en febrero de 1962. Com o puede observarse, todos los ejem plares en m uda corresponden a una talla considera­ blem ente m enor que las máximas registradas para la especie; 13.9 para m achos y 13.3 para hembras. Con respecto a la distribución de los por­ cen tajes m áxim os de muda en relación con las clases y sexo resaltan: En m achos: Clase:

6.4- 6.6 7.3- 7.5 10.0-10.2

con 1,25% en abril con 1,3% en agosto con 1,08% en octubre

En hem bras: C lase:

7.0-7.2

con 1,08% en m ayo y 1,17% en enero.

Son éstos los únicos meses en los cuales el p orcen ta je sobrepasó al 1% de mudas. Estos porcentajes fueron tom ados en relación con el núm ero total de ejem plares que com ponían la muestra,

5.

Petrolisthes granulosus. RESUMEN Y CONCLUSIONES

1. Las observaciones realizadas en la poblar ción de Petrolisthes granulosus (GUERINj están basadas en el control de 20.141 ejempla­ res (9.766 hembras, 10.290 machos, y los 85 restantes de sexo indeterminado). Las muestras fueron obtenidas quincenal­ mente en El Tabo (Chile Central) entre el 4 de abril dé 1961 y el 18 de abril de 1962. A ca­ da ejemplar se le anotó: longitud cefalotorá­ cica, sexo y consistencia del caparazón. En el caso de hembras, se determinó, además, pre­ sencia de huevos y diámetros de ellos. A 50 machos y 50 hembras se les controló el peso. 2. La especie analizada tiene un área de dispersión que se extiende, por el momento, desde Paita, en Perú, hasta la bahía de San Vicente, en Chile. Ha sido encontrada además en las Islas de Juan Fernández. 3. En El Tabo se encuentra en las zonas supra e intermareal y convive con Cyclograpsus cinereus (DANA), Diloma nigerrima (GMELIN) y Collisella orbignyi (DALL). En la zona intermareal propiamente tal suele convivir también con Petrolisthes violaceus (GUERIN). 4. El contenido gástrico de los ejemplares mostró numerosos restos vegetales, escasas Diatomeas, Nematodos y gran cantidad de granos de arena. Estos últimos probablemente con­ tribuyen a la desintegración mecánica del alimento. 5. Se detectó un claro dimorfismo sexual, que permite diferenciar sin dificultad machos y hembras. 6. Los machos alcanzan una talla prome­ dio más alta que las hembras y logran una mayor longitaid cefalotorácica máxima. 7. Las hembras son sexualmente maduras a los 4.6 mm. de longitud cefalotorácica. Po­ nen durante todo el año, pero el porcentaje máximo de hembras ovíferas se encuentra en el mes de septiembre. El número de huevo* puesto por cada hembra es relativamente ba­ jo (entre 71 y 640) si se le compara con otros Decápodos chilenos estudiados, y varía de acuerdo con la talla del ejemplar examinado. 8. La proporción sexual es más o menos constante durante todo el año, oscilando al­ rededor del 50%. Sin embargo, se ve ligera­ mente incrementado en septiembre, ¿poca que


134

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

coincide con altos porcentajes de hembras ovíferas, lo que parece ser consecuencia de una mayor concentración de éstas en lugares más aptos para la incubación de los huevos. 9. La densidad por metro cuadrado de la población de P. granulosus varia entre 0 y 948 ejemplares, con un peso m áxim o de 325,35 g. 10. El estudio de la com posición mensual de la población según tallas y sexo no perm i­ tió, en esta oportunidad, conocer con seguri­ dad las edades de los individuos constitutivos de ella. Es muy probable que el largo período de desove de esta especie sea el responsable de esta falta de claridad en los grupos de edad. Sin embargo, se hace una. estimación del período de vida en tres años y se han colocado en el gráfico general de la población (Fig. 11) los grupos de edad que corresponderían a ellos. Es difícil seguir estos grupos de edad a lo lar­ go del año. l i ; La relación talla/peso entre m achos y hembras n o presenta diferencias significativas,

observándose que los ejem plares que ya han alcanzado la madurez sexual tienden a presen­ tar mayor peso que los ya maduros. 12. Ejemplares en muda fueron encontrados a lo largo de todo el año, observándose una frecuencia m ayor de m uda en individuos jóv e­ nes. Los porcentajes más altos fueron halla­ dos, en el caso de los machos, durante abril, agosto y octubre, mientras que en las hembras lo fueron en m ayo y enero. En consecuencia, P. granulosus es una espe­ cie muy bien representada en las áreas supra e intermareal propiam ente tales de El Tabo, desem peñando un papel ecológico de gran im ­ portancia com o detritófago, especialm ente de materiales de origen vegetal. Estos materiales son arrojados, con frecuencia, a la parte alta del litoral por acción dei oleaje y / o de las m a ­ reas, y consisten fundam entalm ente en restos de “ huiros” (Macrocystis pyrifera y M. integrifolia) y de “ chascones” (Lessonia nigriscens). No ha sido posible conocer los depredadores de esta especie, aun cuando puede pensarse que sean los peces litorales.


E. SANHUEZA, N. BAHAMONDE y M. T. LOPEZ /

ANEXO

Petrolisthes granulosus.

135

1

Muestras examinadas de Petrolisthes granulosus (GUERIN). El Tabo (1961-1962) M uestra N?

1 2

3 3a 3b 45 6

7 8 8a 8b 8c 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 1» 20 21 22 23 24 25

Seno T echa

4-abrll-61 14-abril-61 29-abrll-61 >» 13-m ayo-61 31-m ayo-61 12-junio-61 29-junio-61 28-julio-61 »» » » 12-agosto-61 26-agosto-61 l-septiem bre-61 23-soptlem bre-61 23-octubre-61 8-novlem bre-61 21-noviem bre-61 6-diclem bre-61 20-dlclem bre-61 5-enero-62 22-enero-62 7-iebrero-62 19-febrero-02 7-m arzo-62 21-m arzo-62 4-abrll-62 18-abrU-62

TOTALES

N i d e m achos

N f de lie m b r u

Totales

157 78 332 51 103 656 288 549 569 124 87 92 63 486 433 362 283 375 303 437 406 534 409 543 366 447 457 528 426 346

135 108 220 33 108 689 234 413 602 42 137 182 60 269 362 473 447 451 507 415 343 330 321 539 305 535 309 531 260 406

292 186 552 98 211 1354 535 962 1171 166 229 276 124 759 817 835 730 826 815 852 755 868 730 1082 671 982 766 1059 686 752

10.290

9.766

20.141

Indlferenclado

_ --— 14 — 9

13 — — —

5 2 1 4 22 — — —■ 5

— 6

4 — — — — —

— —

85


BOLETIN DEL MUSEO

136

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Coleópteros epigeos del Parque Nacional “ Fray Jorge” ASPECTOS ECOLOGICOS Y BIOGEOGRAFICOS

F r a n c is c o S â i z *

I. INTRODUCCION

El Parque N acional “ Fray Jorge” presenta un con ju n to de características ecológicas que lo singularizan en el ám bito nacional. Entre ellas cabe destacar: a) la presencia en áreas m uy reducidas de diversos 'tipos vegetacionales; b) la existencia de un bosque de tipo val­ diviano en zon a de clim a m editerráneo árido, sin conexiones geográficas directas con sus si­ m ilares; c) la presencia de neblina costera que a fecta gran parte del área total del Parque y que posibilita la m antención de dicho bosque, etc. Estas características, más el tem or ju stifi­ cadísim o de un pronto desaparecim iento del bosque relicto, hacen interesante y útil su es­ tudio. Su interés deriva de sus propias condiciones relictuales y su utilidad resalta fácilm ente si se considera el im portante papel que h a debi­ do desem peñar el bosque (en su apogeo) en el m ecanism o y equilibrio hídricos de la re­ gión, al proveer, por condensación de la n e­ *

L aboratorio d e Ecología. V alparaíso, Chile.

U niversidad

Católica

de

blina a nivel del follaje y por filtrado poste­ rior en el suelo, de abundantes manantiales de agua dulce. Este aporte está llegando a su punto cero debido a la tala indiscriminada, ai pastoreo descontrolado y al turismo insensato, los que han reducido su superficie a un tam año irreversiblemente pequeño. Las cubiertas foliares e£)»án reducidas a tal proporción que im ­ posibilitan su crecim iento y renovación, per­ m itiendo apenas su precaria mantención. Experiencias realizadas por KUMMEROW (1964) demuestran que sería necesario utilizar m allas de captación de neblina de una su­ perficie de 2 a 3 m 2 por planta para lograr su desarrollo. Tam bién determinó que una plan­ ta de olivillo (Aextoxicum punctatum ) sólo tendrá una superficie foliar de captación de neblina suficiente para su mantención cuan­ do alcance una altura de 1,5 a 2 m. Las consideraciones anteriores nos han im ­ pulsado a tratar de conocer el m áxim o posible de aspectos concernientes al Parque. Para ello, hem os en focad o su estudio a través de nn ciclo anual dirigido a la micro y m esofauna, dado que los aspectos vegetacionales y cli­ m áticos h an sido en gran parte ya abordados por otros autores.


138

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

Mis agradecimientos a la Srta. GLORIA AGÜERO Z., por su ayuda en la separación preliminar y m ontaje del material y en la tabulación, cálculo y graflcación de los re­ sultados. A los siguientes investigadores, por la deter­ minación del material de su especialidad: J. MATEU, G. KUSCHEL, L. PEÑA, J. VALEN­ CIA, J. SOLERVICENS, H. FRANZ. Al Sr. ROBERTO WAGNER, por su colabo­ ración en la revisión del manuscrito. H. BREVE CARACTERIZACION DEL PARQUE El Parque Nacional “ Fray Jorge” , creado en 1941, se encuentra ubicado aproximadamente a la latitud de Ovalle (30° 38’ S a 30° 42’ S y 71° 40’ W ), ocupando alturas de 0 a 600 m. En él se distinguen, resumidamente, los siguientes principales tipos vegetacionales (ver esquema en SAIZ 1971): a. Estepa con Gutierrezia, Chuquiragua, Flourencia, Proustia, más algunas cactáceas, ubicada en planicies y faldeos suaves, en general entre 100 y 200 metros s. n. m ; b.

Matorrales Espinosos con Porlieria chilensis y Adesmia Bedwelli, en planos y fa l­ deos bajos junto a la base del cerro en que crece el basque y entre 200-300 metros s. n. m.;

Asociación de quiscos y puyas: Eulichnia acida, Trichocereus skottsbergi, Puya chilensis y P. alpestris, en faldeos altos, funda­ mentalmente en exposición norte, sobre 300 metros s. n. m.; d. Matorrales X erófilos con Baccharis cónca­ va, Haploppapus spp., Kageneckia oblonga, Fuchsia lycioides y Proustia pungens, entre los núcleos boscosos, por lo com ún sobre 500 metros s. n. m.; e. Bosque Tem plado Higrófilo ("clou d forest”) con Myrceugenia correaefolia, Aextoxicum punctatum (dom inante), Drymis winteri, liqúenes y musgos colgantes (Usnea lacerata y Fseudocyphelaria intricata p. ej.), sue­ los suspendidos y cubiertas del suelo tanto de m usgo-hepáticas com o de hojarasca de olivillo y petrillo. Tam bién se destacan al­ gunas helechos com o Kymenophyllum peltatum, enredaderas com o Griselinia scandens, plantas de sombra com o Peperomia coquimbensis y Mitrarla coccinea. El Bosque se ubica alrededor de los 600 m etros s. n. m. y fundam entalm ente en la pendiente oeste, n o constituyendo una sola unidad sino pequeños núcleos bosco­ sos más o menos aislados. c.

f . Algunas restos pequeñísimos de Bosque Esclerófilo pueden encontrarse en leves que­ bradas. T anto el Bosque Tem plado H igrófilo com o el Matorral X erófilo están en la zona de in ­ fluencia de la neblina, la que se extiende so­ bre los 420 m. Los datos botánicos fueron tom ados par­ cialmente de: MUÑOZ y PISANO (1947), HOFFMANN (1961), KUMMEROW (1960, 1962) y FOLLMANN y WEISSER (1966). El Bosque mismo se a s e d ia sobre sedim en­ tos m etam órficos, probablem ente precám bricos, y sobre un suelo pardo forestal. Su em pla­ zamiento actual es de origen cuaternario, época en aue las Altos de Talinay emergieron com o tales en una zona hasta ese entonces cubierta por el mar (R. PASKOFF, com uni­ cación personal). Climáticamente, el Boque se encuentra en la zona costera de la región m editerráneo-ári­ da, y, por lo tanto, con influencias oceánicas. Las lim itantes abióticas principales son la aridez y la variabilidad en la caída de las lluvias. Las precipitaciones calculadas para la zona son de unos 130 mm. anuales, con m áxim as que no exceden los 400 mm. y mínim as pdco superiores a 0. La presencia y constitución del Bosque h a ­ cen pensar inmediatamente en aportes h idricos anuales de unos 1500 o más mm., única tasa que puede permitir su existencia. El dé­ ficit existente es satisfecho por la condensa­ ción de la neblina a nivel del follaje, pre­ sente fundam entalm ente en prim avera-vera­ no. Un enfoque más detallado de estos aspec­ tos puede verse en KUMMEROW (1964) y SAIZ (1971). III. SOBRE EL ORIGEN DEL BOSQUE RELICTO Dos hipótesis se han propuesto para expli­ car el origen del bosque. Una sostiene (MU­ ÑOZ y PISANO 1947, SKOTTSBERG 1950) que es relicto reciente de vegetación postglacial, la que habría alcanzado septentrionalm ente el paralelo 30 (Bahía de T on goy). En su fase regresiva,, producto de los cam bios clim áticos, y debido a características ecológicas locales, habría quedado en “ Fray Jorge” y otros luga­ res de la Cordillera de la Costa com o Talinay, Pichidangui, Los Vilos, Zapallar, etc. La pre­ sencia de Myrceugenia, Aextoxieum, Ribes punctatum, Relbuníum hypocarpium, Sarmien­ ta repens, etc., son argumentos que se esgri­


F. SAIZ / Coleópteros eplgeos del Parque Nacional “ Fray Jorge” m en en su favor. La ausencia de elem entos de la flora actu al de Chile Central sería un fa cto r en contra. ¿En qué grado ha partici­ pado la in terven ción zooantrópica? L a segunda hipótt'sis, sustentada por PHILIPPI (1930) y SCHMITHÜSEN (1956), sos­ tiene un origen terciario basándose en el p a leoclim a y reforzan do su posición con el hecho de que el 40% de las fanerógam as considera­ das típicas p o r SKOTTSBERG (1950) se en­ cu entran en los contrafuertes andinos perua­ n o-bolivian os. Para liqúenes, el porcentaje de form as de origen tropical sube a 60% (FOLLMANN y WEISSER 1966). Existe, desde luego, una tercera posición, que es la coparticipación de ambas fuentes, siendo la flo ra valdiviana un fa ctor m odificante de la tropical. Los datos aportados por R. PASKOFF en el sentido de que el solevantam iento de los Altos de Talinay, donde se asienta el Bosque, es de la época cuaternaria, indican que, cualquiera que sea su origen, él es producto de una co lo ­ n iza ción reciente, probablem ente desde la Sierra de Tam aya. E nfocarem os el estudio de los coleópteros epigeos desde estos puntos de vista. IV. MATERIAL Y METODOS Com o am bientes representativos del Par­ que N acional “ Fray Jorge” , seleccionamos los siguientes tipos vegetacionales: Bosque Tem plado H igrófilo y M atorral X erófilo en la cum bre del cerro, afectos am bos a Tram pas .................................................................. Areas definidas ...................................................... T otal .......................................................................... Este total se puede subdividir en los datos

C UA D

139

la neblina, y Matorral Espinoso en las plani­ cies ubicadas en la base del mismo. (Ver Cap. II.) Como métodos de recolección cuantitativa, empleamos las trampas Barber (cpit fall traps»), dirigidas a la fauna epigea y en par­ ticular a los coleópteros, com plem entadas en el Bosque por muestras de áreas definidas. Com o trampas utilizamos recipientes m e­ tálicos de 10 cm. de diám etro por 12 cm. de profundidad, que contienen form allna al 5%. La ubicación en el terreno se hizo en función de aspectos biológicos (vegetacionales) y no en distribución regular. La periodicidad de las recolecciones fue de 45 Hh tres días. En total se trabajó con 13 tram pas: 6 en el Bosque H igrófilo con una relación de super­ ficie Tram pa-Am biente de 1: 35.000; 4 en el Matorral X erófilo y 3 en el M. Espinoso, am ­ bos con una relación de superficie Tram paAm biente superior a la del Bosque. Las muestras de áreas definidas correspon­ den a superficies de 5 0 x5 0 cm. de hojarascas y de m usgo-hepáticas (réplica para cada ca ­ so), siendo procesadas durante 15 días en grandes aparatos de Berlese (diám etro: 60 cm .). Sus fechas de recolección corresponden a los límites de perm anencia de las trampas. Para todos los ambientes se eligieron áreas planas y características de los tipos vegeta­ cionales por estudiar. El periodo total de es­ tudio va desde el 3-VHI-1967 al 28-XET-1968, con 12 salidas a terreno. Los métodos anteriores nos aportaron el si­ guiente total de coleópteros: 8.436 individuos (3 ambientes) 2.227 individuos (sólo bosque) 10.663 Individuos globales presentados en los cuadros N? 1 y 2.

R O

1

Parque Nacional “ Fray Jorge” . D atos globales sobre el m aterial de coleópteros colectados con tram pas Barber (“ pit fall traps” ). Matorral Eapinoio

T ota l Individuos colectados P o r c e n t a je s ............................... N úm ero de fa m ilia s ................ Número de e s p e c ie s .............. Prom edio individuos/tram pa P o r ce n ta je s ...... ...... ...................

918,00 10,88 22,00 43,00 306,00 18,50

Matorral Xerófilo

1.143,00 13,55 20,00 53,00 285,75 17,29

Bosque Blgrofllo

6.375,00 75,57 32,00 63,00 1.062,50 64,21

T otal

8.436,00 100,00 36,00 105,00 1.654,25 100,00


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

140 —

C UA D R O

2

Parque Nacional “ Fray Jorge” . Datos globales sobre m aterial recolectado en áreas de 50 x ou cm. Bosque Higrófilo.

Cubierta del nielo Hojarasca Masco

446,00 20,03 13,00 27,00

Total individuos .............. NV de fa m ilia s ................. N» de especies ..................

Para una sim plificación del texto, usaremos frecuentemente las siguientes abreviaturas: M. E.: MatoiTal Espinoso; M. X .: Matorral X e rófilo; B- H : Bosque Higrófilo. En el análisis 1cuantitativo, utilizaremos porcentajes promedíales de individuos por trampa, índices de Dominancia y de Constan­ cia, índice de Diversidad de BRILLOUIN, ín ­ dices de afinidad de DICE, JACCARD, SOKAL y MICHENER, ROGER y TAMIMOTO. etc. E n ; la discusión se emplearán dos términos con relación al N? de individuos colectados;

1.781,00 79,97 13,00 30,00

Total

2.227,00 100,00 16,00 35,00

tiempo. Este concepto incluye densidad y actividad de la p o ­ blación. V.

ASPECTOS MICROCLIMATICOS GENERALES

Se controlaron dos parám etros m icroclim áticos con relación a la superficie del suelo: con ­ tenido de agua y temperatura. a.

Contenido de agua.

Los datos se obtuvieron mediante muestras con réplica (Cuadro N? 3). Se establece una clara gradiente hídrica descendente desde el Bosque al Matorral Espinoso, y una fuerte dis­ minución estival, dism inución que es propor­ cionalmente menos efectiva en los dos am bien­ tes afectos a la neblina, la que en este período del año remplaza a la pluvlosidad.

a.

"Densidad” en el sentido clásico de individuos por unidad de su­ perficie, en este caso de 50 x 50 cm. b... “Densidad de captura” , corres­ pondiendo al N? de ejemplares caídos por trampa en unidad de

CUADRO

3

Parque Nacional “ Fray Jorge” . Contenido de agua (% ) en superficie

Fecha

3-VIII-1967 15-IX-1967 29-X-1967 15-XH-1967 24-1-1968 14-IÍÍ-1968 26-IV-1968 21-VI-1968 8-VIII-1968 26-IX-1968

Promedio

M.

Espinosa

M. X e ró íü o

12,95 7,73 0,84 0,65 0,66 1,56 0,96 10,54 3,50 0,83

10,94 11,94 2,66 4,51 2,85 3,63 2,65 27,01 6,87 3,65

4,02

7,61

B. HlsrtófUo

59,50 26,86 65,69 43,48 24,07 21,39 22,15 20,71 25,25 19,04


F. SAIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional "F ray Jorge” A cada aum ento de hum edad en la superfi­ cie del suelo s e detecta un increm ento de la “ densidad de captura”, siendo este efecto m u ch o más notorio en el Bosque. Un análisis m ás detallado de esta dependcn cia se hará en el trab a jo sobre estra tificación de la fau n a hipogea en el Parque.

141

b. Temperatura. Se controlaron tem peraturas m áxim as, m í­ nim as y tem peraturas “ m edias efectivas” para cada periodo de perm anencia de las trampas. La tem peratura “ media efectiv a ” fue m edida con am pollas de sacarosa,

C U A D R O

4

Parque N acional “ Fray Jorge” . Tem peraturas de superficie.

Pecha

M atorral Espinoso

B osq ue H ijrM ilo

M atorral X e r ó filo X. M in.

T .M ln . T .M á x . T .e fe c t .

T. Máx.

T. efect.

T. M in.

T. M ix .

T. efect.

3— 8/45— 9— 67

2,0

24,6

14,7

2,2

26,5

16,4

4,6

21,9

11,5

15— 9/29— 10— 67

1.2

25,8

16,2

6,1

26,6

16,1

4,9

19,1

14,5

29— 10/15— 12— 67

4, 2

29,9

19,9

8,0

28,8

17,7

8,0

20,8

9,6

15— 12/24— 1— 68

8,5

32,0

20,7

9,4

23,2

5,8

24— 1/14— 3— 68

6,0

33,5

20,6

9,5

32,0

22,4

10,4

25,0

4,8

14— 3/26— 4— 68

1,8

28,8

19,2

5,5

28,5

21,4

7,5

21,5

3,8

26— 4/21— 6—68

1,0

34,5

11,3

3,9

29,9

13,1

6,6

22,8

11,3

21— 6/ 8— 8— 68

1,0

27,0

5,0

28,9

4,1

6,2

24,1

15,3

8— 8/26— 9— 68

0,7

27,2

5,6

26,2

16,5

5,9

21,8

12,3

Se destaca la disminución de la temperatura en el Bosque durante el verano por el efecto de la neblina (mayor frecuencia), cuyo goteo mantiene húmeda la superficie del suelo. El viento concurre en tal sentido. Las temperaturas extremas y sus oscilacio­ nes durante todo el periodo de estudio son: M. E

M. X .

2,2

T.

mínima °C

0,7

T.

máxima ?C

34,5

32,0

Oscilaciones °C

33,8

29,8

B .H .

4,6

En resumen, se comprueba una mayor cons­ tancia y un mayor grado de humedad en el Bosque, y una caracterización térmica e hídrica neta de los ambientes estudiados.

Un análisis detallado de los aspectos microclimáticos harán HAJEK y CISTERNAS (tra­ bajo en preparación).

VI. RESULTADOS Y DISCUSION A. Caracterización Coleopi erológica ambientes estudiados.

de

los

a. Densidad. Desde este punto de vista, se destaca el Bos­ que como centro apto para albergar una alta densidad de coleópteros, mientras los otros ambientes son más o menos equivalentes al respecto (Ver Cuadro N? 1). La distribución porcentual de las familias en los tres ambientes se grafica en la Fig. 1.


0 1

o I

I___ I___ I___ I___ I___ I----- 1----- L_

C atopidae Nilionidae Cantharidae Phengodidae Alleculidae Colydiídae Crioceridae Scaphidiídae Alticid ae Ptiliídae Pselaphldae Staphylinidae Salpingidae Lathridiidae Scydmaenidae Curculionidae Dyrrhidae Elateridae Scolytidae Melandryidae Erotylidae Aphodiidae Ptinidae Carabidae Trogidae Crytophagidae Discolomidae Chrysomelidae Anobiidae Tenebrionidae Ostomatidae Cerambycidae Cleridas Cryptocephalidae Anthicidau Murmidiidae □

□ osque higrófito

Matorral espinoso

Matorral xerófilo Fig.

1 Parque Nac. “ Fray Jorge” . Distribución porcentual de bientes estudiados.

las fam ilias de

Coleóptera

en

los

tres am ­


F J 5 M Z / C oleópteros epigeos del Parque- Nacional “ Fray Jorge”

CUADRO

143

5

Parque N acional “F ray Jorge” . Fam ilias de Coleóptera. Número de esnecies y prom ed io de individuos p o r trampa. M. E.: Matorral Espinoeo; M. X .: M ato­ rral X erófilo; B. H.: Bosque Higrófilo.

Familias

N9 de especies M. E.

1. Ptiliidae 2 . Scaphldiidae 3. Staphylinidae 4. Pselaphidae 5. Lathridiidae 8. Colydiidae 7. Tenebrionidae 8. Ptinidae 9. Alticidae 10. Curculionidae 11. Carabidae 12. Catopidae 13. Nilionidae 14. Scydm aenidae 15. Cantharidae 16. Phengodidae 17. O stom atidae 18. Cleridae 19. Elateridae 20. Byrrhidae 21. Cryptophagidae 22. Erotylidae 23. Murmidiidae 24. Discolom idae 25. Anthicidae 26. M elandryidae 27. Salpingidae 28. Alleculidae 29. Anobiidae 30. Trogidae 31. Aphodiidae 32. Ceram bycidae 33. Chrysomelídae 34. Crioceridae 35. C ryptocephalidae 36. Scolytidae Total

M. X .

B. H.

1 2 6 3 5

Promedio de Individuos por trampa M. E. —

2,33

1,25 9,75 81,50 1,25 36,75

0,33 3,00 —

6

48,00 218,33 — 7,66 1,00 —

1 1 14 2

M. X .

12,00 68,50 0,75 41,00 3,00 —

0,33 —

2,00 —

2,00 5,66 0,66 3,00 3,00 —

1,66 0,33 0,66 —

— —

1,00 1,66

0,25 —

53

63

Del cuadro anterior se deduce el siguiente orden global de im portancia cuantitativa de las fam ilias de Coleóptera, considerándose sólo aquellas que aportan sobre el 5 % en cada am ­ biente:

35,33 439,83 336,33 8,83 84,66 35,83 8,99 0,50 26,83 39,00 0,17 1,85 12,50 2,50 9,00 0,16 0,16 0,16

1.00

3,25 0,25 13,25

8,00 1,50 1,16

0,16

7,25 0,25 —

4,00 0,66 0,33 0,16 0,66

1,08 1,00 1,50

43

B. H.

0,33 4,33

1,50 0,16

0,33 0,33

__

0,50

305,99

285,75

1.062,43

Matorral Espinoso: 1. P t in id a e .........................................71,35% 2 T e n e b rio n id a e .............................. 15,69%


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

144

Matorral X erófilo: 1. S ta p h y lin id a e.............................. ...23,52% 2. P t i n i d a e ....................................... 23,37% 3. Curculionidae . ...........................14,35% 4. L a ih r id iid a s .................................12,86% Bosque Higrófilo: 1. S ca p h id iid a e ................ . . .

41,40%

2. Staphylinidae . ...........................31,65% 3. L a th rid iid a e .................................

7,98%

Desde un punto de vista cualitativo global se complementa esta caracterización para el Bosque con la presencia de Nilionidae, Catopidae, Ptiliidae, Cantharidae, Phengodidae, etc., y para el Matorral Xerófilo, con la pre­ sencia de Erotylidae. Específicamente, los ¿res ambientes podrían caracterizarse cuantitativamente en forma decreciente, según el índice de Dominancia (BODENHEIMER 1955), en la siguiente form a:

Matorral Espinoso: Ptinidae sp. 1 ................................... Praocis spinolai (Tenebr.) Apocrypha baloghi ( ” ) Nycterinus rugiceps ( ” )

70,58% 3,59% 3,27% 3,16%

Matorral X erófilo: Ptinidae sp. 1 .................................. 23,97% Athcta obscuripennis (Staph.) 18,37% Melanophthalm a australis (Lathr.) 11,81% Puranius sp. (Curcul.) 6,91% Bolitobius scrialicollis (Staph.) 6,12% Bosque Higrófilo: Scaphidiidae ap. i ........................... Eudera sculptilis (Staph.) Loncovilius discoideus (Staph.) Aridius subfasciatus (Lathr.) Scaphidiidae sp. 2 ..........................

34,44% 16,69% 11,77% 7,61% 6,91%

Un ordenamiento según el índice de Cons­ tancia (BODENHEIMER 1955) da los resulta­ dos expuestos a continuación. Consideramos "una muestra” cada tram pa en cada recolec­ ción.

Matorral Espinosa: Accesorias

Constantes

Apocrypha baloghi Nycterinus rugiceps Praocis hirtella Praocis spinolai

Ptinidae sp. 1

(Tenebr.) ( ” ) ( ” ) ( ” )

Matorral Xerófilo: Accesorias

Constantes

Atheta obscuripennis Piinidae sp. 1 Puranius sp. (Curcul.)

(Staph.)

Scaphidiidae sp. 1 Scaphidiidae sp. 2 Loncovilius discoideus Bolitobius seriaticollis Erotylidae sp. M elanophthalm a australis Geniocremnus angustirostris Cnemecoelus sp.

(Staph.) ( ” ) (Lathr.) (Curcul.) (Curcul.)

Bosque Higrófilo: Accesorias

Constantes Ptiliidae sp. Scaphidiidae sp. 1 Scaphidiidae sp. 2 Atheta obscuripennis Eudera sculptilis Loncovilius discoideus Aridius subfasciatus Alticidae sp. Zeacalles sp. Puranius sp.

(Staph.) (Staph.) (Staph.) (Lathr.) (Curcul.) (Curcul.)

Nilionidae sp. Bolitobius seriaticollis Pteracmes angulicollis Melandryidae sp. Archeocrypticus chilensis Geniocremnus angustirostris Colydiidae sp.

(Staph.) (Pselaph.) (Tenebr.) (Curcul.)


Matorral espinoso

T E N E B R IO N ID A E

Matorral Bosgue xerófilo higrófilo

N yctopetus m aculipennis H y p se lo p s oblonga Aspiclolobus piliger Eurym etopini sp. D isco p le u ru s quadricollis G y rio so m u s luczoti

P s e c t r a s c e lis

kuscheli

S c o to b iu s kirbyi

Nycterinus rugiceps rugiceps

A r c h e o c ry p tic u s chilensis

P ra o cis hirteüa

P ra o c is spinolai

A p ocryph a baloghi

H e lio fu g u s

FiK

1 1 — M useo.

coq uim bocn si

15 p a r q je Nac. "Fray Jorge

•• Presencia y a b u n d a n c ia de T en ebrlo n idae.


TE N E B B I O N I DAE


t e n e b r i o n i d a e


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

164

vegetación pretéritamente existente de Notho. fagus en esta región?

bridgesi WAT., u . ho-pei GRAY, G. reedi KULZ., G. freyi KULZ., Praocis aenea SOL.. P. tibiaüs SOL., P. subaenea ER., P. chevrolati nigra GUER. El cuadro 7 da una idea de la distribución de los géneros que hemos colectado en el Par­ que. Los asteriscos indican la distribución de la especie presente en Fray Jorge. Nyctopetus se encuentra generalmente sobre arbustos.. Heliophugus es un género fuertemente relacionado con los bosques de Nothofagus. En nuestro caso, todos los ejem ­ plares fueron obtenidos en substrato hojarasca. ¿Debemos considerar la presencia de Helio­ phugus coquimbocnsis com o remanente de una

De los activogramas (Figs. 16 y 17) se des­ prende una fenología fraccionada con mayor actividad general en. primavera. Nycterinus rugiceps es activo todo el año en su habitat preferencia!. Psectrascelis kuscheli lo es en otoño. A icheocryplicus inactiva

en

chilensis

invierno

y

es

una

especie

fundam entalm ente

activa en h ojarasca y gramíneas. Se encuen­ tra también en el Bosque relicto de Los Vilos, al igual que Apocrypha baloghi.

C U A D R O

7

D iscoplcurus

G yriosom us

Psectrascelis

N ycterinus

Praocis

A p ocry ph a

i

3

34

25

10

60

6

A sp idolobus

H ypselops

27

>»

S cotobiu s

H eliophugus

----- --------- - -

3

W 5

12

21

2

c.

o

,

A rcheocrypticu s

Número de especies por provincias de los géneros presentes en el Parque Nacional “ Fray Jorge”

N? de especies Tarapacá Antofagasta Atacam a Coquimbo Aconcagua Valparaíso Santiago O’Higgins Colchagua Curicó \ Talca Linares Maulé Ñuble Concepción Arauco Biobío Malleco Cautín Valdivia Osorno Llanquihue Chiloé Aysén Magallanes

i* 1“

2*

2* 3*

2« 6 4 3 3 1 1 5 5 2 2 2 2 2 2 1 1

1

1 1

1*

2

2 14 22* 1

4 6 ío* ! 2 ‘ 1 4 1

1

1

1

2* 5* 4* 4* 5* 4* 3* 3* 3* 3* 3* 4* 4* 3 3 2 1 1 1 1 1

1 6 7 27* 9 9 19 5 5 4 4 2~ 3 1 2 1 1 1 1 1 1 2 2

1* 2 4

2

i 5® 2* 2 7* 4 6 4 3 2 1 1 1 1 1 1 1 1

1

4 5 1 7* 4 5 6* 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1

2*

1*


F. SAIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “Fray Jorge”

Pig. 18 Parque Nac. Ptinidae.

‘ ‘Fray Jorge” . Presencia, abundancia relativa y activogram a de la especie dom inante de

26. PTINIDAE. G rupo xerófilo y xilo-sa prófago. De las tres especies colectadas, una determ ina m ás del 70 % de los coleópteros obtenidos en el M. Espinoso, desbordando fuertem ente h acia el M. X erófilo y, ocasio­ nalm ente, h acia el Bosque (Fig. 18). Las otras dos especies tam bién son del M. E. La espe­ cie m ás abundante es activa todo el año en los dos am bientes xerófilos. La presencia de un neto vértice de “ densi­ dad de captura” en los meses de diciembreenero en el M. X erófilo y uno m uy escaso en el M. Espinoso, se debe al efecto de la nebli­ na, que es m ás frecuente en esa época del año y n o a fecta al ú ltim o de los ambientes m encionados. 27. ANOBIIDAE. G rupo escasísimo en nues­ tras recolecciones y de hábitos m uy similares al grupo anterior. Dos especies colectadas. 28. TROGIDAE. G rupo saprófago poco fre­ cuente. H em os detectado dos especies. Por com paración con la colección del Museo do Historia Natural de Chile, creem os que se tra ­ ta de Trox bullatus CURT. (M- E. y M. X .) y T. brevíeollis EPSCH. (Bosque). 29.

APHODIIDAE. Muy escasos. Una especie

en M. X .

165

30. CERAMBYCIDAE. Grupo, en general, no epigeo. Hemos obtenido sólo tres especies, todas fuera del Bosque. La más abundante (M. X .) es típica de la hojarasca y pertenece al género Mieroleptes (probablemente M. sphaeioides THOMS.). Todas las especies presentan muy baja densidad. 31. CHRYSOMELIDAE. Fam ilia con larvas y adultos froadícolas fundamentalm ente. Cua­ tro especies recolectadas. Escasas. 32. CRIOCERIDAE. Observaciones a la fam ilia anterior. Una especie.

similares

33. ALTICIDAE. Fam ilia bien característica de la superficie del suelo, donde se individua­ liza por sus hábitos saltadores. Hemos obte­ nido dos especies: una muy escasa en el M.X., y otra bastante frecuente en el Bosque, donde es activa todo el año, fundam entalm ente en hojarasca. •34. CRYPTOCEPHALIDAE. Adultos ocasio­ nales en el suelo. Un ejem plar en el M. E. Las larvas son, en cambio, habitantes regu­ lares del suelo, donde construyen “ casas” con restos vegetales o granos de tierra, desplazán­ dose con ellas.


166

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

35. CURCULIONIDAE. Familia representada por 17 especies cuya distribución ponderada por ambientes está dada en la Fig. 19. El m a­ terial fue determinado por G. KUSCHEL. Tres de las 17 especies (Minurus rudescens (BLANCH.), Neopsilorhinus sp. y Sibinia albovittata (BLANCH.) no son propias de la super­ ficie del suelo (donde han estado accidental­ mente, com o lo confirm a su escasa frecuencia), sino habitantes de ramas y follaje. Las dos pri­ meras en Myrtaceae y Sibinia en Porbulacaceae (Calandrinia) (Comunicación e p i s t o la r, G. KUSCHEL, 1970). De la Fig. 19 se deduce: a. No hay especies características del M. Es­ pinoso. b. En general, las especies son bastante ubicuistas frente a los tres ambientes (Fig. 1). Seis especies son comunes. c. Entre las especies más abundantes pode­ m os distinguir los siguientes grupos: a) De tendencia xerófila: Cnemecoelus sp. b) De tendencia m esófila: Puranius sp. c) De tendencia higrófila: Euophryum sp., Geniocremnus angustirostris (BLANCH.), Annaballus cristatiger BLANCH., ZéacaUes sp. Comparados los dos métodos de muestreo en el Bosque, se llega a la conclusión de que las especies son poco activas. De las variaciones temporales de las capturas en trampas (Fig. 20) podemos deducir: 1. Las especies abundantes son activas todo el año en su habitat preferido: Cnemecoelus sp. en M. X . Zeacalles sp. en B. H. y Puranius sp. en ambos. 2. En general, eátas especies tienen actividad fraccionada en el ambiente inmediatamente más xerófilo. Características similares hemos determinado para la fam ilia Staphylinidae (SAIZ 1971). Esta situación nos parece general para el ordan Coleóptera. 3. Tendencia general a una actividad durante todo el año ligada a la perm anencia temporal (B. H. y M. X .) de la vegetación. 36. SCOLYTIDAE. Ocasional en el suelo. Ele­ m entos xilófagos. Una especie colectada.

VII. OBSERVACIONES BIOGEOGRAFICAS GENERALES SOBRE LOS COLEOPTEROS DEL BOSQUE Al hacer un análisis al respecto, nos encon­ tram os con que la m ayoría de las fam ilias de coleópteros presentes en el suelo n o h an sido estudiadas para Chile. Por lo tanto, nuestras conclusiones se harán principalm ente en función de las siguientes fam ilias: Staphy­ linidae, Pselaphidae, Catopidae, T enebrionidae, Lathridiidae, Scydmaenidae, Carabidae, Curculionidae. Ello significa más o menos el 60% de las especies obtenidas. Del capítulo anterior se desprende que la gran mayoría de los coleópteros estudiados es de origen paleantártico y corresponde a nú­ cleos coleopterológicos hoy distribuidos fun da­ mentalm ente en Chile Central. Este h echo es contrario a la crítica plantea­ da desde un punto de vista florístico a un origen paleantártico del Bosque, porque en Fray Jorge no existen vegetales distribuidos actualmente en Chile Central. La distribución de numerosas especies en los relictos vegetales de la zona norte confirm a tam bién este planteam iento. En form a varia­ ble las especies ocupan, en sentido septentrio­ nal, los siguientes relictos: Palmas de Cocalán, Cerro El Roble, Zaipallar, Los Vilos, Quebrada Las Palmas, Talinay, Fray Jorge, Paposo. Pensamos que, si bien el bosque valdiviano llegó hasta la altura de Tongoy, n o lo hizo la totalidad de su verdadero núcleo sino la avan­ zada de esa flora, es decir, aquellos elementos australes ya algo m odificados por su con tacto con un olima más cálido. Sólo habrían llegado, en principio, a esta zona las especies más term ófilas y más xerófilas del com plejo austral. Por otra parte, el aparecim iento del clim a mediterráneo durante el m ism o período geoló­ gico que el erigimiento de lc 3 Altos de T ali­ nay, donde se asienta el Bosque de Fray Jorge, hace posible pensar que la fauna que llegó a él ya estaba parcialm ente m odificaba por este nuevo clima, siendo pocos I j s elem entos p a leantárticos epigeos fia actual distribución aus­ tral que sobrevivían. Las condiciones ecológi­ cas especiales del Bosque h an perm itido un efectivo m antenim iento de la flora dom inante; en cambio, parecen n o haber sido suficientes para albergar y conservar mayor núm ero de elementos epigeos animales australes. En efecto, com o especies relictas de la fauna valdiviana actual,, podríam os m encionar a Omaliopsis ¡russatum, M acrotyphlus curvus y Param acrotyphlus septentrionalis (estos dos últimos hipogeos) entre los estafilínidos.


CU RCU LIO N ID AE A c a lle s

Matorral Matprral Bosque espinoso xerofilo higrofílo

sp. 1

Acalles a lb o sig n a tu s A calles sp. 2 A n a b a llu s c r is t a t ig e r

C n e m e c o e lu s sp.

Euophryum sp. Geniocrcmnus angustí rostris Mínurus

rufescens

N eopsilorhinus

sp.

P o rte rie lla sp.

P u r a n iu s

sp.

Rhyephenes squamiger Scotoeborus sp.l Scotoeborus sp.2 Sibinia albovittata Trachodema tuberculosa

Zeacalles sp.

Plg. 19 Parque Na.c.

Fray Jorge". Presencia y abundancia relativa de Curcullonldae


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL 8

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Palmas

C U A D R O

Distribución de algunas especies en los principales núcleos vegetales “ relictos” en la zona centro-norte, com parada con Chile Central.

a A O

a

STAPHYLINIDAE 1. Cheilocolpus fulvicollis 2. Cheilocolpus pyrostoma 3. Loncovilius discoideus 4. Eudera scuJpíilis 5. M edon vittatipennis 6. Homalotrichus striatus

X

TENEBRIONIDAE 13. Apocrypha baloglii 14. Archeocrypticus chilensis

X X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

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X

X

X X

X

X

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X X

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X

X

X X

X X

X X

X

X

X X

X

X

X

X

PSELAPHIDAE 7. Pteracmes angulieollis 8. Kuscheliotes rugosus 9. Paractium microphtalm um LATHRIDIIDAE 10. Metophtalmoides castri 11. Dicastria temporalis 12. Adistemia bicarinata

X

X

X X

X

X

X

X

X

X

X X

X

Para la con fección del cuadro hem os tom ado co m o base las especies prospectadas en Fray Jorge.

La supervivencia de las tres especies ante­ riores en Fray Jorge está en relación directa con sus habitats (edáfico y corticicola), c.ue son rundamentalmente conservadores, espe­ cialmente el primero. Nexos directos de tipo relicto con los bosques valdivianos deben bus­ carse en los ambientes anteriormente m en cio­ nados y en elementos fitófagos muy especia­ lizados y sus respectivos parásitos.

con PASKOFF sobre la e d id m áxim a del Bos­ que, indican que las características ecológicas achuales no son las m ejores para la m anten­ ción de fauna austral actual. Por lo tanto, la fauna coleopterológica epigea del bosque no es un “ relicio” austral, sino “ sem irrelicto” de la fauna de Chile Central actual, es decir, fauna paleantártica m odificada por el clim a medite, rráneo.

Especies de Staphylinidae que son p o ­ bladores típicos de los bosques valdivianos no se dan com o la subfamilia Euaesthetinae (Chilioesthetus SAIZ, Nothoesthetus SAIZ, Alzadaesthetus K IST.), algunos Paederinae (Gnathym enus SOL., Haplonazeris COIFF. y SA IZ), etc. Estos grupos sólo se encuentran en la zona de bosques valdivianos, salvo una especie de Gnathymenus en el bosque relicto de Zapallar.

Finalmente, otro factor que habla de una caracterización paleantártica del Bosque es la alta diversidad y densidad de coleópteros en la h ojarasca y en el musgo sobre el suelo, y en la b aja densidad y diversidad de term ites y hormigas en estos mism os substratos. Esta s1tuación es típica de los bosques valdivianos y no de los tropicales, en que los coleópteros han sido desplazados h acia los diferentes estratos vegetales, dejando el suelo al dom inio incontrastado de los termites y /u hormigas.

Estos hechos, además de estar de acuerdo


CURCULI ONIDAE

LE.

IX.

X.

H

X.

H.

.H.

.H.

I.H.

t e m p o r a le s

PlK. 20 Parque

Nac.

"Pray

Jorge".

Variaciones

de

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C u r c u lio n ld a e


170

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

Espinoso y la situación ecotonal que caracte­ riza al M. X erófilo frente a los otros dos am ­ Las principales conclusiones generales deri­ bientes. Estas afinidades varían según la vadas de los antecedentes anteriores son: fam ilia de Coleóptera considerada. Así para 1. Los parám etros: contenido de agua y Staphylinidae hay m ayor afinidad entre Bos­ que y M. X erófilo (higrofilía) y para T enebrio­ temperatura superficial del suelo confirm an la nidae entre los dos Matorrales (X erofilía ). existencia de tres ambientes m icroclim ática(Cap. VI Ac y Fig. 2.) mente diferentes en el Parque Nacional “Fray Jorge” . Ellos son: Matorral Espinoso, Matorral 8. Se destacan dos vértices de densidad X erófilo y Bosque Higrófilo. (Cap. V). durante el año (principios de prim avera y VIH. CONCLUSIONES

2. El Bosque Higrófilo concentra la mayor densidad de individuos y de especies (Cua­ dro 5). 3. Los ambientes estudiados se caracterizan específicam ente com o sigue: Matorral Espinoso: Ptinidae (1 sp.), Tenebrionidae (Praocis spinolai, Apocrypha baloghi, Nyctertnus rugiceps). Matorral X erófilo: Ptinidae (1 sp.), Staphylinidae (Atheta obscuripennis, Bolitobiiss seriaticollis, Lathridiidae (Melanophthalm a australis), C u rcu lion id a e (Puranius sp.). Bosque H igrófilo: Scaphidiidae (sp. 1 y 2), Staphylinidae (Eudera sculptilis y Loncovilius discoideus), Lathridii­ dae (Aridius subfasciatus). (Ver cap. VI Aa y Fig. 1.) 4. El núm ero de especies constantes aumenta del Matorral Espinoso al Bosque Higrófilo en la siguiente secuencia: 1, 3, 10. Traduce lo an­ terior una mayor uniform idad en la com posi­ ción coleopterológica del Bosque (Cap. VI Aa). 5. Desde un punto de vista de la diversidad se determina una m ínim a diversidad en el Ma­ torral Espinoso y una máxima en el M. X eró­ filo, dadas sus características ecotonales. El Bosque, si bien presenta una alta deversidad, aunque inferior al M. Xerófilo, tiene ciertas características de ecosistemas extremos y re­ lativamente lábiles con un control ecológico con fuerte influencia abiotica (Cap. VI Ab). Estaría simplificándose com o ecosistema. 6. El análisis com parado de las “ densidades de captura” y de la diversidad temporal para cada ambiente señala un paralelismo en el M. X erófilo y una relación inversa en los otros ambientes. Las correlaciones medidas son: M. E: — 0,26; M. X .: +0,50; B. H.: — 0,56. (Cap. VI Ad y Fig. 3). 7. La utilización de varios índices de afini­ dad da resultados similares, destacando la poca relación entre el Bosque y el Matorral

segunda mitad del verano). Este últim o está determinado por la m ayor frecuencia de la neblina en esa época del año, fenóm eno no existente en Chile Central (Cap. VI Ae). 9. Se detecta una tendencia a una mayor incidencia de especies pequeñas y frecuencia de individuos pequeños en el Bosque, q.ue en los otros ambientes (Cap. VI Af y Fig. 4). 10. En relación con las diferentes cubiertas del suelo en el Bosque, se determina una m a­ yor concentración de coleópteras en el musgo que en hojarasca del orden de 4:1, y de una actividad 2:1 favorable al substrato h ojaras­ ca (Cap. VI A g). Esta situación, con variacio­ nes de porcentaje solamente, se d a para la casi totalidad de las especies. 11. Para el análisis por fam ilias, remitimos al texto (Cap. VI B ). 12. El 36,51 % de las especies encontradas en el Bosque no le son características, sino que son aportes de los ambientes xerófilos que lo rodean (Cap. VI A h ). 13. El Bosque de “ Fray Jorge” tiene una población coleopterológica fundam entalm ente de origen paleantártico, pero fuertem ente m o­ dificada por el clim a m editerráneo del Chile Central. Su población está estructurada en su m ayoría por fauna de distribución centro ch i­ lena actual, aunque con nexos (subgéneros, géneros, tribus) con la fauna de Chile austral (Cap. VI B). 14. Las características de distribución an­ teriormente anotadas contribuirían a anular la crítica h echa desde un punto de vista flo rístico a la teoría del origen austral del Bos­ que, en el sentido de que Fray Jorge no posee vegetales de actual distribución en Chi­ le Central (Cap. III y V II). 15. Los nexos más directos con la fauna austral están dados por una especie cortícola (Omaliopsis russatum) y por dos edáficas (M acrotyphlus curvus y Param acrotyphlus sep-


F. S AIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “ Fray Jorge”

171

ten trionalis). Estos habiíats son fundam en­ talm ente conservadores, especialm ente el últim o (Cap. V II).

ca y de distribución muy amplia, tales como Cheilocolpus fuívicollis, Homalotrichus striatus, Aridius suMasciatus, etc.

16. En Staphylinidae, el bosque n o tiene elem entos que caracterizan los bosques valdi­ vianos aom o: Nothoesthetus, Chilioesthetus, Alzadaesthetus, Gnathym enus, Haplonazeris, etc,, todos ápteros y típicos de h ojarasca y musgo.

IB. En resumen, cuantitativamente, la fau ­ na coleopterológica del Bosque Fray Jorge no es un “ relicto austral” , sino un ‘‘sem irrelicto” de la fauna de Chile Central.

17. En general, las especies epigeas que hay en Fray Jorge y en la zona austral corres­ pon den a especies de amplia valencia ecológi­

19. Es necesario emprender el estudio ta­ xonóm ico y biológico de los coleópteros del suelo. 20. Hay que adoptar medidas para proteger efectivam ente el Boscjue.

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Relaciones alométricas en aves marinas

I gor S o lar A

INTRODUCCION Al estudiar los organism os vivos, interesa en m u ch os casos conocer de qué m anera y en qué grado se encuentran relacionadas algunas va­ riables de carácter biom étrico. Dichas relacio­ nes, que pueden ser descritas a 'través de u na ecu ación m atem ática o expresadas m e­ diante un coeficiente, pueden ser útiles en la p redicción de una variable, conocido el valor de la otra, o bien aplicables a la solución de problem as de carácter taxonóm ico al com pa­ rar relaciones entre grupos poblacionales es­ p ecíficos o subespecíficos que se asemejan o difieren significativam ente en sus correspon­ dientes ecuaciones o coeficientes matemáticos. En este trab a jo se estudian las relaciones entre el peso del cuerpo co n la longitud total y el peso dei cuerpo con la envergadura en dos órdenes de aves m arinas: Charadriiform es y Procellariiform es. Los Procellariiform es, albatros y petreles, son aves de hábitos pelágicos, eficientes v o ­ ladores, provistos de alas excepcionalm ente largas y angostas, especialm ente adaptadas pa ra prolongados vuelos de planeo sobre el océano. Pertenecen al Orden, aves de tallas m uy diversas com o el albatros errante (D io-

rroyo

metlea exulans LINNE, 1758), que alcanza unos 135 cm. de longitud y hasta 360 cm. de enver­ gadura, y el pequeño petrel bailarín (Oceanites gracilis ELLIET, 1859), que n o mide más de 14 cm. de longitud total, semejante a una golondrina (SOLAR, I., 1969). Los Charadriiformes son aves de riberas que, a diferencia de las anteriores, n o presentan adaptaciones muy manifiestas para el vuelo, aunque entre ellas se encuentran muchas de las migradoras que llegan a las costas chilenas desde las lejanas regiones árticas. MATERIAL Y METODO Las medidas de peso, longitud y enverga­ dura corresponden a 72 aves del Orden Cha­ radriiform es y a 21 aves del Orden Procellarii­ formes, y fueron tom adas de etiquetas de ejem plares de la colección personal del Dr. FRANCISCO BEHN, de la Universidad de Con­ cepción, a quien agradezco su gentileza. La longitud se refiere a la longitud total del ave, medida desde el extrem o del culmen hasta el extremo de las réctrices. La envergadura corresponde a la distancia entre los extremos de las rémiges más largas de ambas alas,


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

174

estando éstas extendidas. Ambas dimensiones se expresan en centímetros. El peso, que en todos los casos fue registrado inm ediatam en­ te después de la captura del ave, se expresa en gramos.

Las Charadriiformes y Procellariiforr.ies in ­ cluidas en el presente trabajo, reunidas en es­ pecies, de cuyas dimensiones se ?ian obtenido los valores promedíales, se indican en los si­ guientes cuadros:

CUADRO 1

Especie

Haematopus ater VIEILLOT y OUDART, 1825 Haematopus leucopodus GARNOT, 1826 Chionis alba (GMELIN, 1780) Belonopterus chilensis MOLINA, 1782 Squatarola squatarola (LINNE, 1758) Aphriza virgata (GMELIN, 1789) Gallinago paraguaiae (KING, 1878) Arenaria interpres (LINNE, 1758) Pluvianellus socialis GRAY, 1846 Zonibyx modestus (LICHTENSTEIN, 1823) Charadrius falklan'dicus LATHAM, 1790 Crocethia alba (Pallas, 1764) Steganopus tricolor VIEILLOT, 1819 Charadrius alexandrinus (CABANIS, 1872) Erolia fuscicollis (VIEILLOT, 1899) Erolia bairdii (COUES, 1861) Phalaropus fulicarius (LINNE, 1758)

Familia

N9

Peso

Lon g. Envere.

H aematopodidae H aematopodidae Chionididae Charadriidae Charadriidae Charadriidae Scolopacidae Charadriidae Charadriidae Charadriidae Charadriidae Scolopacidae Phalaropodidae Charadriidae Scolopacidae Scolopacidae Phalaropodidae

1 2 4 3 3 3 4 3 4 5 5 5 3 2 3 10 12

830,0 610,0 550,0 346,6 202,3 171,6 141,7 110,0 85,2 80,1 64,0 54,0 49,6 43,5 39,3 38,3 36,1

47,0 42,5 37,2 35,3 26,3 25,0 28,7 23,3 19,5 18,6 18,2 16,8 21,6 15,5 17,0 16,5 21,2

97,0 85,0 82,5 84,0 60,0 56,6 45,2 49,3 44,5 43,6 40,4 37,8 40,0 34,5 36,3 37,2 41,8

CUADRO 2 Especies de Procellariiformes y sus dimensiones promedíales Especie

Diomedea cauta salvini ROTHSCHILD, 1893 Diomedea melanophris TEMMINK, 1828 Pufflnus griseus (GMELIN, 1789) Puffinus creatopus COUES, 1864 Thalassoica antarctica (GMELIN, 1789) Daption capensis (LINNE}, 1758) Pagodroma nivea FORSTER, 1777 Sobre la base de la ecuación alométrica de HUXLEY, cuya expresión es: Y = a x*>, se efec­ tuó el análisis estadístico de los datos, con el objeto de obtener los valores de los parám e­ tros a y b (GUTMAN y CAVIEDES 1964). Esta ecuación señala la relación de tipo parabólico existente entre las variables x (peso del cuer­ p o) e y (longitud o envergadura, según el ca ­ so), en la que a es un parám etro cjue señala el punto donde la línea de regresión de y so­ bre x corta la ordenada, y b, la pendiente de la línea de regresión o tangente del ángulo que form a ésta con el eje de las abscisas. Para convertir la relación parabólica en una relación lineal que tenga una expresión más

Familia

N9

Diomedeidae Diomedeidae Procellariidae Procellariidae Procellariidae Procellariidae Procellariidae

3 3

2 6 1

2 2

Peso

4.100,0 3.039,0 800,0 700,0 680,0 400,0 305,0

Long.

82,0 73,2 39,0 44,5 44,0 37,5 34,5

Enverg.

256,0 201,2 98,0 114,3 108,0 89,0 82,0

sencilla y perm ita una m ejor interpretación de los resultados, se procedió a transform ar los datos originales en sus respectivos loga ­ ritmos, con lo que la ecuación alom étrica to ­ m a la form a: L ogc y = log a + b log x Tal ecuación es representable gráficam en ­ te a través de una recta que constituye la m ejor estim ación de la relación existente en ­ tre las dos variables cuantitativas (ASTUDILLO 1968). Se calculó tam bién el coeficien te de corre­ lación (r) y su desviación estándar (Sr.) (SPIEGEL 1961).


I. SOLAR A. / R elaciones alom étricas en aves marinas

175

RESULTADOS Los resultados de los análisis estadísticos obtenidos para grupos de aves se resumen en las figuras 1 y 2:

ambos

1.0

-

longitud

(y )

1.5

-------------Charadriiformes log c y= 0 , 7 2 7 5 * 0 , 3 1 4 0 logx ------------ Pr oce lla ri if or m es log c y = 0 . 6 4 7 9 - 0 , 3 4 8 5 l o g x

5.0

0.5

10

1.5

2.0

2.5

3.0 log * ( p é s o l

Pig. 1 R ectas de regresión del peso (x ) co n relación a la lon gitu d (y ).

2.0

•nv»rg»dur»

(y)

15 -

1.0

-------------

Charadriitormes

log.

y = 1.050» 0,3171

— —

Proceltariiformes

log.

y = 0.8275 * 0,4269 log*

5.0 *

-r -

Q-5

1.0

2.0

1.5

2.5

3.0 log x( pe so)

Pig. 2 R ecta » de regresión del peso (x) co n relación a la envergadura (y ).

logx


176

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

CONCLUSIONES El coeficiente de regresión b o razón de cam bio de la ordenada por cada unidad de cam bio de la abscisa, es más alto en Procellariiformes que en Charadriiformes, tanto para la relación longitud-peso com o para la rela­ ción envergadura-peso. Es decir, en las aves oceánicas, con respecto a las de riberas, el incremento de las dimensiones lineales es más elevado que el aumento de peso. Sin embargo, esta diferencia en las pen­ dientes de las rectas es más evidente en la re­ lación peso-envergadura, lo que demuestra que en general las aves oceánicas poseen alas más extensas que las aves de riberas, en re­ lación con el peso corporal. Llama la atención el hecho de que, en am ­ bas figuras, las dos rectas se cruzan en el mis­ mo sentido. Esto significa que, para valores del peso inferiores a log 2,3, tanto la longi'tud com o la envergadura tienen valores mayores en Charadriiformes. Sin embargo, en aves más voluminosas, cuando el peso es superior a log 2,3, son los Procellariiformes los que tienen las mayores dimensiones lineales.

Por otra parte, es notable el alto valor que alcanza en todos los casos el coeficiente de correlación, lo que representa un grado de aso­ ciación excepcional entre las variables consi­ deradas. Tam bién se observan valores más elevados para este coeficiente en las aves del Orden Procellariiform es, lo que, en cierta m e­ dida, estaría dem ostrando la m ayor adaptabi­ lidad de estas aves para las funciones del vuelo.

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Elem entos de Bioestadfstica. Fac. de C. Pee. y M ed. Veterinaria. 237 pp.

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aves

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SOLAR, I. 1969

C atálogo Sistem ático y D escriptivo de Aves M arinas Chilenas. Tesis, 113 pp.

las


F. SAIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “ Fray Jorge” En e¡ Bosque H igrófilo la especie de Colydiidae está en el um bral que delim ita la categoría de accesoria con la de constante. El aum ento de la h igrofilía determ ina un u ei0 in crem en to de las especies constantes. Increm ento m ás notable si se considera con le!ación al total de especies en cada ambiente. Ello traduce u na m ayor uniform idad en la com posición coleopterológica del Bosque en el tiempo. b. Diversidad. Un prim er resultado (Fig. 2, valores fuera de los triángulos) por deducir al respecto es la caracterización del M. E. com o ambiente muy sim ple en que una sola fam ilia copa el 71,35% del m aterial colectado y dentro de ella el 99% es aportado por una sola especie, siendo su diversidad espacial global (2,06 bits) la más b a ja de las analizadas. El B. H. tiene una prevista m ayor diversidad global (3,19 b its), estructurada por un m ayor núm e­ ro de fam ilias y de especies, consecuencia de una m ayor diversidad vegetal y, fundam en­ talm ente, de u na m ayor constancia m icroclim ática. Sin em bargo, son 3 especies las que con centran el 62,90% de las capturas. ( Ello estaría indican do que, si bien el Bosque posee un alto n úm ero de fam ilias y de espe­ cies, su distribución 'tiende a corresponder a aquella propia de am bientes extrem os (alta frecuen cia de reducido núm ero de especies). Cabe deducir, por lo tanto, que el Bosque es­ taría desde el punto de vista de la com unidad coleopterológica y, consecuencialm ente, de la com unidad anim al “ in toto” , en vías de sim­ plifica ción com o ecosistema, haciéndose más hábil su subsistencia al dism inuir fuertem en­ te su capacidad de reacción a las rigurosida­ des clim áticas u otras por sim plificación de los m ecanism os hom eostáticos. Por otra parte, es posible tam bién pensar que el tipo de con ­ trol ecológico im perante dentro del Bosque se está estructurando ca da vez en grado mayor por con dicion es abióticas. La m ás alta diversidad detectada en el M. X . (3,72 bits) deriva de su situación ecoíonal, en que p o r sus elem entos xerófilos logra a l­ bergar coleópteros del M. E. com o Trachodema tuberculosa (Curcul.)., Apocrypha baloghi, Nycterinus rugiceps, Praocis spinolai, Praocis hirtella (T en ebr.), una especie de Ptinidae, etc.; y por su cercan ía al Bosque, así com o por la in flu encia de la neblina, tiene pobladores regulares de este últim o; p. ej.. 10— Musco.

145

la única especie prospectada de Ptiliidae, las dos especies de Scaphidiidae, Eudera sculptilis, I.oncovilius discoideus, Cheilocolpus pyrostom a (Staphyl.), Pteracmes anigulicollis (Pselaph), Euconnus castri (Scydm aen.), Dicastria tem poralis (Lathrid.), Zeacalles sp. Geniocremnus angustirostris, Annaballus cristatiger (Curcul.), etc.; además de aque­ llos que le son típicos y que pueden desbordar hacia los otros ambientes según su tendencia xerófila o higrófila. Dentro del prim er grupo, podríamos citar a Euconnus saizianus (Scyd­ m aen.), una especie de Byrrhiidae, M elanophthalm a ausftralis (Lathrid.), Cneraecoelus sp. (Curcul.), etc., y dentro del se­ gundo, a Atheta obscuripennis (Staphyl.), la única especie colectada de Erotylidae, Scotobius kirbyi (Tenebr.), Puranius sp. (Cur­ cul.), etc. Los valores de diversidad global espacial dados anteriormente fluctúan tem poralm en­ te para cada ambiente según las recolecciones (diversidad acumulada del total de trampas) entre los siguientes extremos: Matorral Espinoso . . .

0,65-2,64 bits

Matorral X erófilo . . . .

2,13-3,17 bits

Bosque H igrófilo ........

2,12-3,61 bits

Las máximas diversidades corresponden en los tres ambientes a los meses de noviem brediciembre (primavera) y las mínimas de ma­ yo-ju nio, salvo en el Bosque en que se despla­ za hacia agosto. c. Afinidad. Hemos utilizado índices en que elementos com unes y no comunes son igualmente pon­ derados en el denominador, pero que difieren en si excluyen o no los elementos comunes ne­ gativos del num erador (Sj, índice de JACCARD; Ssm, índice de SOKAL y MICHENER, respectivam ente). Tam bién hem os considerado índices que, excluyendo del num erador los elementos co­ munes negativos, dan doble ponderación a los com unes positivos (Sd, índice de DICE, tam ­ bién con ocido com o de SORENSEN), o que Incluye en el num erador los elementos com u­ nes negativos, pero pondera en el doble los no oomunes (Srt, Índice de ROGER y TANIMOTO ). Los resultados obtenidos se dan en el cuadro N.1? 6.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

146

3.72

1J*

3.19

Coleóptera q

5 . 120 1.92

1.40

Curculionidae

Tenebri onidae Matorral espinoso ■ Dosque hígrofílo

Plg,

s Parque Nac. "Fray Jorge”, Diversidad (fuera de triángulo«) coleópteros epigeos. Para la lectura, ver texto.

CUADRO

M. Espinoso B. H igrófilo

M . X erófilo B. H igrófilo

21

15

30

0,28 0,50 0,44 U,33

0,16 0,27 0,27 0,11

M. Espinoso M . X erófilo

Especies comunes Sj Ssm Sd Srt

6

0,30 0,46 0,51 0,30

De los datos anteriores se desprende la poca relación entre el Bosque y el Matorral Espi­ noso, asociación dada fundam entalm ente por siete especies presentes en todos los ambientes en muy baja densidad com o Acalles albosignatus, Trachodem a tuberculosa (Curcul.), Dicastcia temporalis (Lathrid.), etc. El resto está dado por elementos propios del Matorral X erófilo que desbordan ocasionalm ente hacia los otros ambientes, com o Atheta obscuripennis (Staphyl.), M elanophthalm a australis (Lathrid.), Cnemecoelus sp. y Furanius sp.; por algunos elementos del B. H. que muy oca­ sionalmente llegan al M. E., com o una especie de Scaphidiidae, Zeacallcs sp. (Curcul.) y

y

a fin id a d

A Matorral xerofilo i dentro

de

t r iá n g u lo s )

de

por una especie de Ptinidae propia del M. E. que accidentalm ente llega al Bosque. Queda en claro nuevam ente el efecto ecotonal que caracteriza al M atorral X erófilo y que m encionáram os en relación con la diver­ sidad, ya que guarda grados de asociación muy similares a los otros dos ambientes. Resultados de la m ism a naturaleza se ob ­ tienen en cada una de las recolecciones. Comparadas las afinidades tem porales, se obtiene una gradiente que va desde el M ato­ rral Espinoso al Bosque en el sentido de un increm ento de la afinidad y de un elevam ien­ to del nivel m ínim o en que se establece. Al respecto, podem os anotar que las m ás altas afinidades interrecolecciones encontradas pa­ ra cada caso son: 0,66 (M. E.), 0,73 (M. X .), 0,85 (B. H.). Agrupadas estas afinidades m ediante el “ weighted pair - group m ethod” (SOKAL y SNEATH 1963) se obtiene com o valores n u ­ m éricos cierres de los agrupam ientos los si­ guientes: 0,32 (M .E.), 0,43 (M .X .), 0,58 (B.H.). Ello indica que, a m edida que se pasa del M. E. típico de la zona, h acia el Bosque, la co­ m unidad coleopterológica tiende a obtener una estructura cada vez más uniform e en el tiem ­ po en cuanto a su com posición especifica.


Matorral Espinoso


148

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

La Fig. 2 nos muestra gráficam ente los gra­ dos de afinidad (índice de DICE) entre los ambientes estudiados tanto para Coleóptera com o para las tres fam ilias con mayor nú­ m ero de especies (Staphylinidae, Tenebrionidae, Curculíonidae). Para leer el gráfico hay que tener presente que hemos dibujado lo que le falta al valor de afinidad para llegar a 1.00 (similitud) y que denominamos arbitrariamente "distancia” . P. ej.: una alta afinidad (0,75) determina una corta distancia (0,25) y viceversa. El valor 1.00 en el gráfico corresponde a afinidad 0,00. Por lo tanto, el triángulo resultante será tanto más equilateral cuanto más similares sean las afinidades medidas, y tanto más pequeño cuarito mayores sean las afinidades controla­ das. Para Coleóptera “ in toto” , queda evidente la posición ecoconal del M. X . (equidistancia de los otros ambientes). En cambio, en Staphy­ linidae se desplaza hacia el Bosque (higrofilía) y en Tenebrionidae hacia el M. E. (xerofilía). Curculionidae presenta una afinidad similar entre los tres ambientes. d. Análisis comparado de densidad - diversidad. Un análisis com parado de las “ densidades de captura” y de la diversidad temporal acu­ mulada por ambiente (Fig. 3) nos replantea los puntos anteriormente comentados. Se destacan un paralelismo en el M. X . y una relación inversa entre ambos parám e­ tros en el M. E. y B. H., siendo más notorio en este último. Ello es reflejo de la fuerte in­ terferencia abiòtica en el Matorral Espinoso, fundamentalmente en invierno, lo que, aso­ ciado a una baja “ densidad de captura” , tipi­ fica deficiencias tróficas y un ambien'te extre­ m o y pobre. En el Bosque, las altas “ densida­ des de captura” y diversidad nos revelan un ambiente en que se dan buenas posibilidades tróficas, pero con interferencias ambientales moderadas a intensas (período prolongado de sequía e Intervención zooantrópica) que res­ tan eficiencia al sistema.

Matorral Espinoso .................. Matorral X erófilo .................... Bosque H igrófilo ..................

— 0,28 + 0,50 — 0,58

e. Fenología global. Se distinguen dos vértices generales de “ densidades de captura” (Fig. 3). Uno a prin­ cipios de primavera y el otro en la segunda mitad del verano. Un desarrollo proporcional­ mente m enor de los mismos desde el Bosque al Matorral Espinoso se detecta, siendo con ­ secuencia de un grado m enor de constancia m icroclim ática y de menores posibilidades tróficas. Estas características fenológicas son ligera­ m ente diferentes a las com probadas para Chi­ le Central (prim avera-otoño), debido a que en otoño n o se dan las lluvias propias de la Zona Central, y sí se producen neblinas frecuentes en verano (NOODT, SAIZ, y JUHL, 1963). En general, los vértices de agosto-septiem ­ bre están fuertem ente influidos por las acti­ vidades prerreproductivas, y el de verano, por un increm ento real de la densidad, com o fue demostrado para Eudera sculptilis y Loncovilius discoideus (SAIZ 1971). No se dan casos netos de rem plazo de espe­ cies en el tiempo, salvo quizás la de Psectrascelis kuscheli en el M. E. durante el otoño, quien remplazaría a las especies de Praocis (Fig. 6). f. Relación “habitat general - tamaño corpo­ ral”. Se ha detectado una m ayor existencia de especies pequeñas y una mayor frecuencia de individuos de tam año reducido en el Bosque H igrófilo que en las otras agrupaciones vege­ tales. A m edida que aum enta la xerofilía del ambiente, los animales tienden a elevar su ta­ lla (Fig. 4). Las más altas frecuencias de in ­ dividuos se dan para cada ambiente estudiado en las especies de m enor tamaño. Los tam años prom edios y sus errores están­ dar son;

El Matorral Xerófilo. con su baja “ densidad de captura” y su alta diversidad traduce una situación ecotonal, con una alta diversidad producto de la influencia de los ambientes adyacentes y una b aja densidad debido a defi­ ciencias tróficas. p.

g. Preferendum global intrabosque por cu­ bierta del suelo.

Las correlaciones de los dos parám etros m e­ didas para cada ambiente son las siguientes;

La densidad global determ inada por el m uestreo de áreas definidas nos da una propor-

Matorral Espinoso; 52,0 ± 6,6 mm. Matorral X erófilo: 45,6 ± 7,2 mm. Bosque H igrófilo: 3§,3 + _ 4,6 mm.


especies

individuos

1

Flg. 4

Parque Nac. "F ray Jorge". D istribuci贸n de tres am bientes estudiados.

las tallas corporales, especifica e Individualm ente, en los


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

150

ción de 4:1 en favor del suelo cubierto por musgo y hepáticas frente al cubierto por h o ­ jarasca.

Intervienen

fundamentalm ente

en

ella: Eudera sculptilis y M edon vittatipennis (Staphyl.) y la fam ilia Pselaphidae “ in toto". Las “ densidades de captura" nos entregan una proporción de casi 1:2 favorable al subs­ trato hojarasca dada fundamentalm ente por las dos especies de Scaphidiidae y por Eudera sculptilis y Loncovilius discoideus (Staphyl.). Esta inversión de la proporcionalidad está reflejando un diferente grado de actividad, tanto desde el punto de vista especifico com o de las facilidades de desplazamiento dadas por el substrato (SAIZ 1971). Asi tendría­

m os el substrato musgo albergando tina alta cantidad de individuos con una b a ja activi­ dad general, y un substrato hojarasca con una baja densidad y una alta actividad. Las características ecológicas de cada subs­ trato justifican esta situación. El m usgo es grueso (4 a 5 cm .), esponjoso y mantiene en form a más constante la hum edad; en cam ­ bio, la h ojarasca es delgada (1 a 2 cm .), la­ xa y se deseca con mayor rapidez que el mus­ go. h. Comunidad coleopterológica del Bosque y actividad general. El total de especies detectadas en el Bos­ que puede desglosarse, según su dependencia de él, en la form a .siguiente:

Elementos sólo encontrados en el Bosque ................................... ..32 especies con Elementos del Bosque que pasan al M. X erófiio .......................... 8 ” ” Elementos con distribución equivalente en el Bosque y en el M. X erófiio ................................................................................... 11 ” ” Elementos del M. X erófiio que llegan al Bosque ........................ 3 ” ” Elementos del M. Espinoso que llegan al Bosque ........................ 3 ” ” Elementos con igual distribución en los tres ambientes .......... 6 ” ” Ello significa que el 92,98% de los indivi­ duos pertenecen a especies que pueden con ­ siderarse propias del Bosque, y sólo el 63,49% de éstas corresponden a igual categoría. Lo anterior indica una tendencia a la depen­ dencia de la com unidad coleopterológica re­ gional, ya que el 36,51 % de las especies estu­ diadas no es propia del Bosque, aunque su im portancia en individuos aún no sea im pac­ tante. Es igualmente sintom ático el hecho de que el flujo de especies hacia el Bosque sea mayor que en sentido inverso. El enfoque anterior, proyectado al ámbito nacional a través de 23 géneros presentes en Fray Jorge y cuya distribución en Chile se puede seguir, da los resultados expuestos a continuación. Se com para con Chile Central (SantiagoVaiparaíso) y la región valdiviana. Los géne­ ros corresponden a las fam ilias: Staphylinidae, Catopidae, Pselaphidae, Scydmaenidae, Lathridiidae y Tenebrionidae. Obtenemos: a.

Relación género-especies: Fray J orge----- 23 géneros con 24 especies Chile C en tra l.. 17 géneros con 60 especies Zona Valdiviana, 14 géneros con 57 especies

b.

Relación de especies com unes: Fray Jorge-Chile C entral.......... 15 especies Fray Jorge-Zona V a ld iv ia n a ... 3 especies

1.218 ind. 4.780 ” 323 ’’ 14 ” 6” 34 ”

Finalmente, atendiendo a que los métodos de muesíreo son com plem entarios, y que mientras uno mide la densidad real por área, el otro la mide influido por la actividad de las espe­ cies, liemos h echo un análisis com parado de ellos para 14 especies del Bosque, cuyos resul­ tados expuestos en orden decreciente (de m o­ do que toda especie es más activa que las que están bajo ella y menos activa que las supe­ riores), son los siguientes: Aridius subíasciatus toneovilius discoideus Scaphidiidae sp. 1 Scaphidiidae sp. 2 Cheilocoipus pyiostom a A theía obscuripennis Ptiliidae sp. Euconnus castri Eudera sculptilis M etophtalm oides castri Bicastria tem poralis M ela.iophthalm a australis Pteracmes angulicolíis M edon vittatipennis B. ANALISIS POR FAMILIA. Los tres aspectos desglosados en el Sumario serán tratados en form a con ju nta para cada fam ilia.


F. 8A IZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “Fray Jorge”

1. CARABIDAE. Llam a la atención la escasísima representación de esta fam ilia en nues­ tras recolecciones, siendo un grupo de frecuen ­ te captura en este tipo de tram pas por ser esencialm ente activo. Hemos capturado: Axinopalpus brevicollis GERM. (deten n inado por J. MATEU) en el M atorral X erófilo; Cnem alobus sp. en las dos situaciones xerófilas, y un ejemplar de Pterostlchidae en el Bosque. El género Axinopalpus está representado en Norte, Centro y Sudam érica (Brasil y Colom ­ bia). Cnemalobus es aunténticam ente chileno, estando distribuido desde Coquimbo a Santia­ go. 2. PTILIIDAE. Una especie alada en el Bos­ que, desbordándolo ocasionalm ente. A ctiva to ­ do el año (Fig. 5), especialm ente en hojarasca. Más densa en musgo. Form a típica de bosques hidrófilos. 3. 8CAPHIDIIDAE. Dos especies activas todo el afto y ceritradas en el Bosque, el que desbor­ dan ocasionalmente. Más densas en m usgo y m is activas en h ojarascas y gram íneas (Fig. 8). Las m ism as especies o m uy sem ejantes *on típicas de los bosques higrófilos del sur.

151

4. C4TOPIDAE. Una especie poco frecuente y exclusiva del Bosque, Nemadiopsis fastidiosus F. y G. Tam bién se encuentra en Santiago, Valparaíso y Biobío (Fig. 7). Pertenece a línea paleantártica con géneros en Australia y Nue­ va Zelandia. 5. NILIONIDAE. Una especie exclusiva del Bosque. La fam ilia es considerada com o propia de la “ suuregión brasileña” de la región n eotropical (KUSCHEL 1969). Especie poco activa, su mayor captura corresponde a una trampa ubicada entre gramíneas (Fig. 7). 6. STAPHYLINIDAE. La familia, fue estudia­ da in extenso en otro trabajo (SAIZ 1971). Las especies colectadas son: Loncovilius discoideus (FAIRM. y GERM.), Cheilocolpus pyrostoma (SOL.), M edon vittatipennis (FAIRM. y GERM.), M edon obscuriventer (FAIRM. y GERM.), Bolitobius seriaticollis COIFF. y SAIZ, Omaliopsis rusaíum (FAIRM. y GERM.), Eudera sculptilis FAUV., Atheta obscuripennis (SOL.), Homalotrichus substr>atus KRAATZ y Holobus pygmaeus (SOL.). El trabajo sobre estratificación de la m esofauna edáfica en estos mismos ambientes nos h a aportado las siguientes especies:


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

Matorral X erófilo: M acrotyphlus curvus SAIZ Param acrotyphlus septentrionalis SAIZ Bosque H igróíllo: Homalotrichus striatus SOL. Cheilocolpus fulvicollis (FAIRM. y GERM.)

Las dos especies del M. X . corresponden a microestafilínidos adaptados al m edio edáfico y encontrados en profundidades cercanas a los 10 cm. Am bas especies están muy fuer­ temente relacionadas con especies de distri­ bución valdiviana actual y no con elementos de la misma subfam ilia distribuidos en Chile Central (SAIZ, en prensa). Homalotrichus striatus pertenece al núcleo de estafilínidos de Chile Central y Ch. fu lvico­ llis va desde Coquimbo a Llanquihue, habitan­ do en la región Norte solamente bosques relic­ tos (Fray Jorge, Quebrada Las Palmas, Los Vilos. etc.). 7. PSELAPHIDAE. Se colectaron 5 especies concentradas fundam entalm ente en el Bos­ que. De ellas sólo las tres primeras lo fueron mediante trampa-s. La totalidad tiene m ani­ fiesto “ preferendum ” por el suelo cubierto por musgo y una m ayor actividad relativa en h o­ jarasca. No se encontró ningún espécimen de esta fam ilia en el M. Espinoso y solamente Golasites sp. presenta una “ densidad dé ca p­ tura” similar en el M. X erófilo y en el Bosque (Fig. 8).

o

o

o

F .g. 6 Parque Nac. "Fray Jorge” . Presencia, abundancia relativa y activogram a de Scaph idiidae.

a. Pteracmes angulicolUs JEANN. Es la espe­ cie más abundante. Se encuentra tam bién en Talinay, Zapallar, zona de Santiago y Valpa­ raíso. Pertenece a una línea paleantártica y representa el elem ento más septentrional del género en Chile. Es activa todo el a ñ o (Fig. 7), pudiendo considerarse com o una especie con im agos en otoño-invierno. b. Achillia sp. Pertenece tam bién a una linea paleantártica bien representada en la región valdiviana. El género es m uy am plio y se en ­ cuentra desde Coquimbo a Magallanes, con' mayor frecuencia entre Ñuble y Chiloé. c. Golasites sp. La tribu Faronini a la que pertenece esta especie es típica del bosque valdiviano. El género está fuertem ente en ­ troncado al género Sagróla SHARP, de Nueva Zelandia.


F- SAIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “Fray Jorge”

Flg 7

P arque Nac. "F ray M elandryldae.

Jorge” . Presencia, abu n dan cia relativa y actlvogram as de Catopldae. N lllonldae y

d. K uscheliotes rugosus JEANN. G énero p e­ queño distribuido entre Fray Jorge y Llajiquihue. Especie propia de Fray Jorge y T a linay. Para Fray Jorge se h a descrito tam bién K. brunneus JEANN. El grupo Auxenocerini, al que pertenece, no tiene vicariantes en Nueva Z elandia ni Australia. El n o haber sido colectada en las trampas indica, adem ás de su b a ja densidad, una muy b a ja actividad al igual que Paractium m icrophtalm um JEANN, aunque éste con una den­ sidad superior. e. Paractium m icrophtalm um JEANN. T am ­ bién presente en Talinay y Cerro El Roble. El género se distribuye desde Chillan a M aga­ llanes, fundam entalm ente de Llanquihue al sur. 8. SCYDMAENIDAE. R epresentada por dos especies de un m ism o género desfasadas en sus nichos. La prim era de ellas ha sido descri­ ta gracias a este trabajo. Determ inó el m a­ terial H. FRANZ (Fig. 9). a. E uconnus (Tetram elus) saizianus FRANZ, en el M. X erófilo, desbordándolo ocasional­ mente.

153

b. Euconnus (M agellanoconnus) castri FRANZ, en el Bosque desbordando en parte hacia el M. X erófilo. Por su b a ja densidad su actividad aparece fraccionada durante el año, presen­ tando además neto “ preferendum ” por las cubiertas de musgos. Ambos subgéneros caracterizan la fauna chilena y tienen una distribución sureña has­ ta Osorno (Parque Nac. Puyehue). Magella­ n oconnus tiene m ayor núm ero de especies y ocupa com parativam ente las situaciones eco­ lógicas más higrófilas. Está fuertemente repre­ sentado en los bosques valdivianos. Septentrionalm ente ambos subgéneros ocupan los bosques relictos (Cocalán, Cerro El Roble, Za­ pan ar, Quebrada Las Palmas, Fray Jorge). Otra especie descrita de Fray Jorge y no colectada por nosotros es Pseudoeudesis cas­ tri FRANZ, presente tam bién en Cerro El Roble. 9. CANTHARIDAE. Sólo una especie en el Bosque. El m étodo de áreas definidas nos da dos núcleos anuales de larvas ( a g o s t o - n o ­ viembre y m ayo y ju lio), corroborados en ge­ neral por la captura en trampas. Del análisis


154

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL M * » t A r r 'ì l

Plg. 8

f i n m l IA

Parque Nac. "Fray Jorge*’. Presencia, abu ndancia relativa y activogram as de algunas especies de Pía laphldae.

conjunto de ambos métodos puede deducirse que las larvas son activas casi todo el año; en cambio, los adultos están ausentes de abril a septiembre. Por lo tanto, debemos conside­ rar esta especie com o si tuviera larvas funda­ mentalm ente invernales, correspondiendo las eclosiones de imagos a octubre - noviembre com o regla general (Fig. 10). 10. PHENGODIDAE. Representada por un ejemplar. Fam ilia sudamericana no propia del suelo. 11. CSTOMATIDAE. Escasamente represen­ tada por tres especies distribuidas preferen­ temente en los ambientes xerófilos. 12. CLERIDAE. Se h an obtenido solamente tres especies (dos en M. E. y una B. H., Notoeymatodera dimidiata GERM., determinada por J. SOLERVICENS). Escasamente representa­ das, no propias de hojarasca. 13. ELATERIDAE. Escasos. Dos especies en M. E.: Cardiophorus elegans SOL. y Cardiophorus sp., y una en el B. H.: Deromecus agriotes CAND. (Determinadas por J. VALENCIA). Los Cardiophorus son típicos representantes de

grupos que viven en tierra. Deromecus agrie­ tes se encuentra desde Coquimbo a O'Higgins y Cardiophorus elegans desde Santiago, al Norte. Ambos géneros tienen amplia reparti­ ción en el pais. 14. BYRRHIDAE. Tres de las cin co especies recolectadas se dan en el B. H., donde mues­ tran fuerte “ preferendum ” por el musgo. Muy poco frecuentes. 15. CRYPTOPHAGIDAE. Escasamente repre­ sentada por una especie presente en todos los ambientes. En otros m anchones del Bos­ que parece ser rem plazada por una especie de Byphillidae, la que puebla fundam ental­ m ente la h ojarasca: Los adultos de Cryptophagidae se concentran en el invierno especial­ m ente en los ambientes más xerófilos. 16. EROTYLIDAE. Una especie concentrada en M. X ., desbordando ocasionalm ente hacia el Bosque. Su m ayor “ densidad de captura” corresponde a otoño (Fig. 11). 17. MURMIDHDAE. Coleópteros muy pequeños y escasos (1,2 mm .) cercanam ente relaciona­ dos con Colydiidae. Sólo presentes en M. Espinoso.




F. SAIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “Fray Jo: ge”

Flg. 11 Parque

Nac.

Fray Jorge".

Presencia,

18. LATHRIDIIDAE. Fam ilia pobladora h abi­ tual de la superficie del suelo. Representada p or las siguientes especies, cuya distribución geográfica se anota a con tin uación : a. M etophtalm oides castri DAJOZ, única es­ pecie del género, con ocida tam bién de Zapallar y Palm as de Cocalán. b. Aridius h eteronotus (BELON), Polpaico. c. Aridius subfasciatus (R EITT.), Quebrada La Plata y Nahuelbuta. d. Enicmus sp. e. D icastria tem poralis DAJOZ, especie única, Zapallar, Palm as de Cocalán, Cerro El Roble, Faposo y Las Queñes. f. Adistem ia bicarinata (BELON), Cerro El R o ­ ble, Polpaico, Quebrajda Las Palmas, Quebrada La Plata y El Arrayán. g. M elanophtalm a australis DAJOZ, San Ber­ n ardo y San A lfonso (Santiago). De ellas sola­ m ente Enicm us sp. n o fue capturada en las trampas. Podem os distinguir tres grupos: 1. Con características xerófilas: bicarinata y Aridius heteronotus.

Adistemia

157

abu n dan cia relativa y actlvogram as de Erotylldae.

2. Con características h igrófilas: Aridius sub­ fasciatus y Enicmus sp. 3. Con am plia valencia ecológica: Dicastria tem poralis, M elanophthalm a australis y M eto­ phtalm oides castri. Según los activogramas (Fig. 13), M. australis es una especie de prim avera-verano, típica del M. X . (Fig. 12); Aridius subfasciatus es activa todo el año en su habitat y Dicastria tém poralis es una especie de prim avera y amplia va­ lencia ecológica. La m ayor actividad de A. subfasciatus se da en hojarasca, siendo inte­ resante su alta “ densidad de captura” en las tram pas N? 17 (hojarasca muy densa) y N? 18 (gram íneas). No se detecta “ preferendum ” neto por cubiertas del suelo según la densidad. El con ju n to de los latrididos pertenece al núcleo de distribución Centro-chilena, resal­ tando la presencia de varias especies en for­ m aciones vegetales relictas. El género Aridius es paleantártico y está distribuido de Fray Jorge a Nahuelbuta. Adis­ temia, desde Antofagasta (Paposo) a Santiago. 19. DISCOLOMIDAE. Fam ilia pantropical. X erófila en general, muy escasamente repre­ sentada.


158

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

Fig. 12 Parque Nac "Fray Jorge” . Presencia, y abundancia relativa de Lathrldlldae.

20. COLYDIIDAE. Una especie exclusiva del Bosque, donde su densidad aparece similar tanto en substrato musgo com o hojarasca, .pero con una actividad bastante mayor en hojarasca (Fig. 14). Especie de primavera ac­ tiva todo el año con fuerte baja invernal. 21. ANTHICIDAE. Una especie poco frecuente y fuertemente xerófila. 22. MELANDRYD^E ( —¡3ERROPALPIDAE). Una especie de primavera (Fig. 7), típica de la hojarasca y de hábitos saltadores. La fam ilia está muy bien representada en los bosques valdivianos. 23. SALPINGIDAE. Muy escasa y de tenden­ cia higrófila. 24. ALLECULIDAE. Familia frondícola o flo rícola, encontrándose ocasionalm ente en el suelo. Capturamos dos ejemplares en el Bos­ que. 25. TENEBRIONIDAE. Los tenebriónidos for­ man un grupo eminentemente xerófilo. Nues­ tras 'trampas capturaron catorce especies con las siguientes características de habitat (De­ terminadas por L. PEÑA) (Fig. 15):

a. Especies del Matorral Espinoso: 1. Hypselops oblonga SOL. 2. Eurymetopini sp. 3. Discopleurus quadricollis (SOL.) 4. Gyriosomus luczoiti CHEVR. 5. Psectrascelis kuscheli KULZ. Especies del Matorral Espinoso que desbor­ dan al M. X erófilo:

ü.

6. 7. 8. 9.

Nycterinus rugiceps rugiceps CURT. Praocis hirtella KULZ. Praocis spinolai SOL. Apocrypha baloghi KASZ.

c. Especies del Matorral X erófilo: 10. Nyctopetus m aculipennis (LAP.) d. Especies del M. X . que desbordan al Bos­ que: 11. Scotobius kírbyi SOL. e. Especies del Bosque: 12. Aspidolobus piliger REDT. 13. Heliophugus coquimboensis FREUDE. 14. Archeocrypticus chilensis KASZ. En la literatura de la fam ilia h ay otras especies descritas del Parque: Gyriosom us






Flg. 17 Parque Nac. “ Fray Jorge” . Actlvogram as de algunas especies de Tenebrionidae.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

164

vegetación pretéritamente existente de Notho­ fagus en esta región? De los activogramas (Figs. 16 y 17) se des­

bridgesi WAT., u . hopei GRAY, G. reedi KULZ., G. freyi KULZ., Praocis aenea SOL., P. ti­ bialis SOL., P. subaenea ER., P. chevrolati nitra GUER. El cuadro 7 da una idea de la distribución de los géneros que hemos colectado en el Par­ que. Los asteriscos indican la distribución de la especie presente en Fray Jorge. Nyctopetus se encuerftra generalmente sobre arbustos. Heliophugus es un género fuertemente relacionado con los bosques de Nothofagus. En nuestro caso, todos los ejem ­ plares fueron obtenidos en substrato hojarasca. ¿Debemos considerar la presencia de Helio­ phugus coquimboensis como remanente de una

prende una fenología fraccionada con m ayor actividad general e a primavera. Nycterinus rugiceps es activo todo el año en su habitat preferencial. Psectrascelis kuscheli lo es en otoño. Archeocrypticus inactiva

en

chilensis

invierno

y

es

una

especie

fundam entalm ente

activa en hojarasca y gramíneas. Se encuen­ tra también en el Bosque relicto de Los Vilos, al igual que Apocrypha baloghi.

CUADRO

7

Tarapacá Antofagasta Atacama Coquimbo Aconcagua Valparaíso Santiago O’Higgins Colchagua Curicó Talca Linares Maulé Ñuble Concepción Arauco Biobío Malleco Cautín Valdivia Osorno Llanquihue Chiloé Aysén Magallanes

34

25

10

60

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2*

2*

2*

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2

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1

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1 4 1

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Scotobius

Praocis

3

Nyctopetus

Nycterinus

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6

12

21

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4* 4* 5* 4* 3* 3* 3* 3* 3* 4* 4* 3 3 2 1

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1 1

1

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1

2

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Apocrypha

Psectrascelis

27

Gyriosomus

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3

Discopleurus

a 3 ■oa

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Hypselops

N? de especies

Archeocrypticus

Número de especies por provincias de los géneros presentes en el Parque Nacional “ Fray Jorge”

5 1*

1 5* 2*

2 4

2

7* 4 6 4

2

3 2 1 1 1 1

1 1

1 7* 4 5 6* 2 2 2 2 2 2 2 2

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1

1 1

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1

2*

1*


F. SAIZ / Coleópteros epigeos del Parque Nacional “ Fray Jorge”

Flg. 18 Parque Nac. Ptinidae.

“ Fray Jorge". Presencia, abu ndancia relativa y activogram a de la especie dom inante de

26. PTINIDAE. G rupo xerófilo y xilo-sa prófago. De las tres especies colectadas, una determ ina m ás del 70 % de los coleópteros obten idos en el M. Espinoso, desbordando fuertem ente h acia el M. X erófilo y, ocasio­ nalm ente, h acia el Bosque (Fig. 18). Las otras dos especies tam bién son del M. E. La espe­ cie m ás abundante es activa todo el año en los dos am bientes xerófilos. La presencia de u n neto vértice de “ densi­ dad de ca ptu ra ” en los meses de diciem breenero en el M. X erófilo y uno m uy escaso en el M. Espinoso, se debe al efecto de la n ebli­ na, que es m ás frecuente en esa época del año y n o a fe cta al ú ltim o de los am bientes m encionados. 27. ANOBIIDAE. G ru po escasísimo en nues­ tras recolecciones y de hábitos m uy similares al gru po anterior. D os especies colectadas. 28. TROGIDAE. G ru po saprófago poco fre­ cuente. H em os detectado dos especies. Por com paración con la colección del Museo de H istoria Natural de Chile, creem os que se tra ­ ta de T rox bullatus CURT. (M- E. y M. X .) y T. brevicollis EPSCH. (B osque). 29.

APHODHDAE. M uy escasas. Una especie

en M. X .

165

30. CERAMBYCIDAE. Grupo, en general, no epigeo. Hemos obtenido sólo tres especies, todas fuera del Bosque. La más abundante (M. X .) es típica de la hojarasca y pertenece al género M icroleptes (probablem ente M. sphaeroides THOMS.). Todas las especies presentan muy b aja densidad. 31. CHRYSOMELIDAE. Fam ilia con larvas y adultos frondicolas fundam entalm ente. Cua­ tro especies recolectadas. Escasas. 32. CRIOCERIDAE. Observaciones a la fam ilia anterior. Una especie.

similares

33. ALTICIDAE. Fam ilia bien característica de la superficie del suelo, donde se individua­ liza por sus hábitos saltadores. Hemos obte­ nido dos especies: una muy escasa en el M.X., y otra bastante frecuente en el Bosque, donde es activa todo el año, fundam entalm ente en hojarasca. •34. CRYPTOCEPHALIDAE. Adultos ocasio­ nales en el suelo. Un ejem plar en el M. E. Las larvas son, en cam bio, habitantes regu­ lares del suelo, donde construyen “ casas” con restos vegetales o granos de tierra, desplazán­ dose con ellas.


166

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

35. CURCULIONIDAE. Familia representada por 17 especies cuya distribución ponderada por ambientes está dada en la Fig. 19. El m a­ terial fue determinado por G. KUSCHEL. Tres de las 17 especies (Minurus rudescens CBLANCH.), Neopsilorhinus sp. y Sibinía albovittata (BLANCH.) no son propias de la super­ ficie del suelo (donde han estado accidental­ mente, com o lo confirm a su escasa frecuencia), sino habitantes de ramas y follaje. Las dos pri­ meras en Myrtaceae y Sibinía en Porfculacaceae (Calandrinia) (Comunicación e p i s t o la r, G. KUSCHEL, 1970). De la Fig. 19 se deduce: a. No hay especies características del M. Es­ pinoso. b. En general, las especies son bastante ubicuistas frente a los tres ambientes (Fig. 1). Seis especies son comunes. c. Entre las especies más abundantes pode­ mos distinguir los siguientes grupos: a) De tendencia xerófila: Cnemecoelus sp. b) De tendencia mesófila: Puranius sp. c) De tendencia higrófila: Euophryum sp., Geniocremnus angustirostris (BLANCH.), Annaballus cristatiger BLANCH., Zea«alles sp. Comparados los dos métodos de muestreo en el Bosque, se llega a la conclusión de que las especies son poco activas. De las variaciones temporales de las capturas en trampas (Fig. 20) podemos deducir: 1. Las especies abundantes son activas todo el año en su habitat preferido: Cnemecoelus sp. en M. X . Zeacalles sp. en B. H. y Puranius sp. en ambos. 2. En general, eátas especies tienen actividad fraccionada en el ambiente inmediatamente más xerófilo. Características similares hemos determinado para la fam ilia Staphylinidae (SAIZ 1971). Esta situación nos parece general para el ordan Coleóptera. 3. Tendencia general a una actividad durante todo el año ligada a la permanencia temporal (B. H. y M. X .) de la vegetación. 36. SCOLYTIDAE. Ocasional en el suelo. Ele­ mentos xilófagos. Una especie colectada.

VII. OBSERVACIONES BIOGEOGRAFICAS GENERALES SOBRE LOS COLEOPTEROS DEL BOSQUE Al hacer un análisis al respecto, nos encon­ tramos con que la mayoría de las fam ilias de coleópteros presentes en el suelo n o han cido estudiadas para Chile. Por lo tanto, nuestras conclusiones se harán principalm ente en función de las siguientes fam ilias: Staphy­ linidae, Psela,phidae, Catopidae, Tenebrionidae, Lathridiidae, Soydmaenidae, Carabidae, Curculionldae. Ello significa más o m enos el 60% de las especies obtenidas. Del capítulo anterior se desprende que la gran mayoría de los coleópteros estudiados es de origen paleantártico y corresponde a nú­ cleos coleopterológicos hoy distribuidos fun damentalmente en Chile Central. Este hecho es contrario a la crítica plantea­ da desde un punto de vista florístico a un origen paleantártico del Bosque, porque en Fray Jorge no existen vegetales distribuidos actualmente en Chile Central. La distribución de numerosas especies en los relictos vegetales de la zona norte confirm a también este planteamiento. En form a varia­ ble las especies ocupan, en sentido septentrio­ nal, los siguientes relictos: Palmas de Cocalán, Cerro El Roble, Zapallar, Los Vilos, Quebrada Las Palmas, Talinay, Fray Jorge, Paposo. Pensamos que, si bien el bosque valdiviano llegó hasta la altura de Tongoy, no lo hizo la totalidad de su verdadero núcleo sino la avan­ zada de esa flora, es decir, aquellos elementos australes ya algo m odificados por su con tacto con un cttima más cálido. Sólo habrían llegado, en principio, a esta zona las especies más termófilas y más xerófilas del com plejo austral. For otra parte, el aparecim iento del clim a mediterráneo durante el mism o período geoló­ gico que el erigimiento de les Altos de Tali­ nay, donde se asienta el Bosque de Fray Jorge, hace posible pensar que la fauna que llegó a él ya estaba parcialmente m odificaba por este nuevo clima, siendo pocos l^s elem entos p a leantárticos epigeoa C j actual distribución aus­ tral que sobrevivían. Las condiciones ecológi­ cas especiales del Bosque h an perm itido un efectivo mantenim iento de la flora dom inante; en cambio, parecen no haber sido suficientes para albergar y conservar m ayor núm ero de elementos epigeos animales australes. En efecto, com o especies relictas de la fauna valdiviana actúa}, podríam os m encionar a Omaliopsis russatum, M acrotyphlus curvus y Paramacrotyphlus septentrionalis (estos dos últimos hipogeos) entre los estafilínidos.


,9 Parque Nao F ifí

Fray Jorge ’ . Presencia y abu ndancia relativa de CurcuUonldae


d e l m u s e o n a c io n a l d e h is t o r ia

8

STAPHYLINIDAE 1. Cheilocolpus fulvicollis 2. Cheilocolpus pyrostoma 3. Loncovilius discoideus 4. Eudera scuiptilis 5. Medon vittatipennis 6. Homalotrichus striatus

TENEBRIONIDAE 13. Apocrypha baloghi 14. Archeocrypticus chilensis

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PSELAPHIDAE 7. Pteracmes angulicollis 8. Kuscheliotes rugosus 9. Paractium microphtalmum LATHRIDIIDAE 10. Metophtalmoides castri 11. Dicastria temporalis 12. Adistemia bicarinata

g

Zapallar

Puposo

3 © faO O ► 5 & £

considera

C entral

Distribución de algunas especies en los principales núcleos vegetales “ relictos” en la zona centro-norte, com parada con Chile Central.

Chile

C U A D R O

natural

Cocalán

BOLETIN

Palmas

168

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Para la con fección del cuadro hem os tom ado com o base las especies prospectadas en Fray Jorge.

La supervivencia de las tres especies ante­ riores en Fray Jorge está en relación directa con sus habitats (edáfico y corticícola), c.ue son ¡fundamentalmente conservadores, espe­ cialmente el primero. Nexos directos de tipo relicto con los bosques valdivianos deben bus­ carse en los ambientes anteriormente m encio­ nados y en elementos fitófagos muy especia­ lizados y sus respectivos parásitos.

con PASKOFF sobre la edad m áxim a del Bos­ que, indican que las características ecológicas actuales no son las m ejores para la m anten­ ción de fauna austral actual. Por lo tanto, la fauna coleopterológica epigea del bosque n o es un “ relicto” austral, sino “ sem irrelicto” de la fauna de Chile Central actual, es decir-, fauna paleantártica m odificada por el clim a medite, rráneo.

Especies de Staphylinidae que son p o ­ bladores típicos de los bosques valdivianos no se dan com o la subfamilia Euaesthetinae (Chilioesthetus SAIZ, Nothoesthetus SAIZ, Alzadaesthetus K IST.), algunos Paederinae (Gnathymenus SOL., Haplonazeris COIFF. y SAIZ), etc. Estos grupos sólo se encuentran en la zona de bosques valdivianos, salvo una especie de Gnathymenus en el bosque relicto de Zapallar.

Finalmente, otro factor que habla de una caracterización paleantártica del Bosque es la alta diversidad y densidad de coleópteros en la hojarasca y en el musgo sobre el suelo, y en la b aja densidad y diversidad de term ites y hormigas en estos mism os substratos. Esta si­ tuación es típica de los bosques valdivianos y no de los tropicales, en que los coleópteros han sido desplazados h acia los diferentes estratos vegetales, dejando el suelo a.1 dom inio incontrastado de los termites y /u hormigas.

Estos hechos, además de estar de acuerdo


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KĂ­K. 20 Parque

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1

tem porales de las "densidades de captura" de Curcullonldae


170

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

VIH. CONCLUSIONES Las principales conclusiones generales deri­ vadas de los antecedentes anteriores son: 1. Los parámetros: contenido de agua temperatura superficial del suelo confirm an la existencia de tres ambientes microclim áticamente diferentes en el Parque Nacional “ Fray Jorge” . Ellos son: Matorral Espinoso, Matorral X erófilo y Bosque Higrófilo. (Cap. V). 2. El Bosque Higrófilo concentra la mayor densidad de individuos y de especies (Cua­ dro 5). 3. Los ambientes estudiados se caracterizan específicamente com o sigue: Matorral Espinoso: Ptinidae (1 sp.), Tenebrionidae (Praocis spinolai, Apocrypha baloghi, Nycterinus rugiceps). Matorral Xerófilo: Ptinidae (1 sp.), Staphylinidae (Atheta obscuripennis, Bolitobius seriaticollis, Lathridiidae (Melanophthahna australis), Curculioni d a e (Puranius sp.). Bosque Higrófilo: Scaphidiidae (sp. 1 y 2), Staphylinidae (Eudera sculptilis y Loncovilius discoideus), Lathridii­ dae (Aridius subfasciatus). (Ver cap. VI Aa y Fig. 1.) 4. El número de especies constantes aumenta del Matorral Espinoso al Bosque Higrófilo en la siguiente secuencia: 1, 3, 10. Traduce lo an­ terior una mayor uniformidad en la com posi­ ción coleopterológica del Bosque (Cap. VI Aa). 5. Desde un punto de vista de la diversidad se determina una mínima diversidad en el Ma­ torral Espinoso y una máxima en el M. X eró­ filo, dadas sus características ecotonales. El Bosque, si bien presenta una alta deversidad, aunque inferior al M. Xerófilo, tiene ciertas características de ecosistemas extremos y re­ lativamente lábiles con un control ecológico con fuerte influencia abiotica (Cap. VI Ab). Estaría simplificándose com o ecosistema. 6. El análisis comparado de las “ densidades de captura” y de la diversidad temporal para cada ambiente señala un paralelismo en el M. X erófilo y una relación inversa en los otros ambientes. Las correlaciones medidas son: M. E: — 0,26; M. X .: +0,50; B. H.: — 0,56. (Cap. VI Ad y Fig. 3). 7. La utilización de varios índices de afini­ dad da resultados similares, destacando la poca relación entre el Bosque y el Matorral

Espinoso y la situación ecotonal que caracte­ riza al M. X erófilo frente a los otros dos am ­ bientes. Estas afinidades varían según la fam ilia de Coleóptera considerada. Así para Staphylinidae hay m ayor afinidad entre Bos­ y que y M. X erófilo (higrofilía) y para Tenebrio­ nidae entre los dos Matorrales (X erofilía ). (Cap. VI Ac y Fig. 2.) 8. Se destacan dos vértices de densidad durante el año (principios de primavera y segunda mitad del verano). Este últim o está determinado por la mayor frecuencia de la neblina en esa época del año, fenóm eno no existente en Chile Central (Cap. VI Ae). 9. Se detecta una tendencia a una mayor incidencia de especies pequeñas y frecuencia de individuos pequeños en el Bosque, q.ue en los otros ambientes (Cap. VI A f y Fig. 4). 10. En relación con las diferentes cubiertas del suelo en el Bosque, se determina una m a­ yor concentración de coleópteros en el musgo que en hojarasca del orden de 4:1, y de una actividad 2:1 favorable al substrato h ojaras­ ca (Cap. VI A g). Esta situación, con variacio­ nes de porcentaje solamente, se da para la casi totalidad de las especies. 11. Para el análisis por familias, remitimos al texto (Cap. VI B ). 12. El 36,51 % de las especies encontradas en el Bosque no le son características, sino que son aportes de los ambientes xerófilos que lo rodean (Cap. VI A h ). 13. El Bosque de “ Fray Jorge” tiene una población coleopterológica fundam entalm ente de origen paleantártico, pero fuertem ente m o­ dificada por el clim a mediterráneo del Chile Central. Su población está estructurada en su mayoría por fauna de distribución centro ch i­ lena actual, aunque con nexos (subgéneros, géneros, tribus) con la fauna de Chile austral (Cap. VI B ). 14. Las características de distribución an­ teriormente anotadas contribuirían a anular la crítica hecha desde un punto de vista flo rístico a la teoría del origen austral del Bos­ que, en el sentido de que Fray Jorge no posee vegetales de actual distribución en C hi­ le Central (Cap. III y VII). 15. Los nexos más directos con la fauna austral están dados por una especie cortícola (Omaliopsis russatum) y por dos edáficas (Macrotyphlus curvus y Param acrotyphlus sep-


F. SA IZ / C oleópteros epigeos del Parque Nacional “ Fray Jorge”

171

ten trion a ü s). Estos habioats son fun dam en ­ talm ente con servadores, especialm ente el ú ltim o (Cap. V II).

ca y de distribución muy amplia, tales como Clieilocoipus í'ulvicoüis, Homalotrichus striatus, ¡Vridius subfasciatus, etc.

16. En Staphylinidae, el bosque no tiene elem entos que caracterizan los bosques valdi­ vianos oom o: Nothoesthel.us, Chiliocsíhetu.s, Alzadaesthetus, G nathym enus, Haplonazeris. etc., todos ápteros y típicos de hojarasca y musgo.

Iti. En resumen, cuantitativam ente, la fau ­ n a coleopterológica del Bosque Fray Jorge no es un “ relicto austral” , sino un ‘‘sem irrelicto” de la fauna de Chile Central.

17. En general, las especies epigeas que hay en Fray Jorge y en la zona austral corres­ pon den a especies de am plia valencia ecológi­

19. Es necesario emprender el estudio ta ­ xon óm ico y biológico de les coleópteros del suelo. 20. Hay que adoptar medidas para proteger efectivam ente el Bosque.

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Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 173-176 1975

Relaciones alométricas en aves marinas

I gor S o la r A r r o y o

INTRODUCCION Al estudiar los organism os vivos, interesa en m u ch os casos con ocer de qué m anera y en qué grado se encuentran relacionadas algunas variabler. de carácter biom étrico. Dichas relacio­ nes, que pu eden ser descritas a 'través de u na ecu ación m atem ática o expresadas m e­ diante un coeficien te, pueden ser útiles en la predicción de una variable, con ocido el valor de la otra, o bien aplicables a la solución de problem as de carácter taxonóm ico al com pa­ ra r relaciones entre grupos poblacionales es­ p ecífico s o subespecíficos que se asem ejan o difieren significativam ente en sus correspon­ dientes ecuaciones o coeficien tes matem áticos. En este trab a jo se estudian las relaciones entre el peso del cuerpo co n la longitud total y el peso dei cu erpo con la envergadura en dos órdenes de aves m arinas: C h aradriiform es y Procellariiform es. Los P rocellariiform es, albatros y petreles, son aves de h ábitos pelágicos, eficientes v o ­ ladores, provistos de alas excepcionalm ente largas y angostas, especialm ente adaptadas pa ra prolongad os vuelos de planeo sobre el océano. Pertenecen al Orden, aves de tallas m uy diversas com o el albatros errante (D io-

m edea exulans LINNE, 1758), que alcanza unos 135 cm. de longitud y hasta 360 cm. de enver­ gadura, y el pequeño petrel bailarín (O ceanites gracilis ELLIET, 1859), que n o m ide más de 14 cm. de longitud total, semejante a una golondrina (SOLAR, I., 1969). Los Charadriiform es son aves de riberas que, a diferencia de las anteriores, n o presentan adaptaciones m uy manifiestas para el vuelo, aunque entre ellas se encuentran m uchas de las migradoras que llegan a las costas chilenas desde las lejanas regiones árticas. MATERIAL Y METODO Las medidas de peso, longitud y enverga­ dura corresponden a 72 aves del Orden Cha­ radriiform es y a 21 aves del Orden Procellariiform es, y fueron tom adas de etiquetas de ejem plares de la colección personal del Dr. FRANCISCO BEHN, de la Universidad de Con­ cepción, a quien agradezco su gentileza. La longitud se refiere a la longitud total del ave, m edida desde el extremo del culmen hasta el extrem o de las réctrices. La envergadura corresponde a la distancia entre los extremos de las rémiges más largas de ambas alas,


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL estando éstas extendidas. Ambas dimensiones se expresan en centímetros. El peso, que en todos los casos fue registrado inmediatamen­ te después de la captura del ave, se expresa en gramos.

Las Charadriiformes y Procellariiform es in ­ cluidas en el presente trabajo, reunidas en especies, de cuyas dimensiones se han oil&eniao los valores promedíales, se indican en ios siguien tes cuadros:

CUADRO 1 Especies de Charadriiformes y sus dimensiones promedíales N?

Familia

Especie

Haematopus ater VIEILLOT y OUDART, 1825 Haematopus leucopodus GARNOT, 1826 Chionis aiba (GMELIN, 1780) Belonopterus chilensis MOLINA, 1782 Squatarola squatarola (LINNE, 1758) Aphriza virgata (GMELIN, 1789) Galiinago paraguaiae (KING, 1878) Arenaria interpres (LINNE, 1758) Pluvianellus socialis GRAY, 1846 Zonibyx modestus (LICHTENSTEIN, 1823) Charadrius falklan'dicus LATHAM, 1790 Crocethia alba (Pallas, 1764) Steganopus tricolor VIEILLOT, 1819 Charadrius alexandrinus (CABANIS, 1872) Erolia fuscicollis (VIEILLOT, 1899) Erolia bairdii (COUES, 1861) Phalaropus fulicarius (LINNE, 1758)

Haematopodidae Haema topodidae Chionididae Charadriidae Charadriidae Charadriidae Scolopacidae Charadriidae Charadriidae Charadriidae Charadriidae Scolopacidae Phalaropodidae Charadriidae Scolopacidae Scolopacidae Phalaropodidae

1

2 4 3 3 3 4 3 4 5 5 5 3 2 3 10 12

Peso

Long. Enverg.

830,0 610,0 550,0 346,6 202,3 171,6 141,7 110,0 85,2 80,1 64,0 54,0 49,6 43,5 39,3 38,3 36,1

47,0 42,5 37,2 35,3 26,3 25,0 28,7 23,3 19,5 18,6 18,2 16,8 21,6 15,5 17,0 16,5 21,2

07,0 85,0 82,5 84,0 60,0 56,6 45,2 49,3 44,5 43,6 40,4 37,8 40,0 34,5 36,3 37,2 41,8

CUADRO 2 Especies de Procellariiformes y sus dimensiones promedíales Especie

Diomedea cauta salvini ROTHSCHILD, 1893 Diomedea melanophris TEMMINK, 1828 Puffinus griseus (GMELIN, 1789) Puffinus creatopus COUES, 1864 Thalassoica antárctica (GMELIN, 1789) Daption capensis (LINNE. 1758) Pagodroma nivea PORSTER, 1777 Sobre la base de la ecuación alométrica de HUXLEY, cuya expresión es: Y = a xb, se efec­ tuó el análisis estadístico de los datos, con el objeto de obtener los valores de los parám e­ tros a y b (GUTMAN y CAVIEDES 1964). Esta ecuación señala la relación de tipo parabólico existente entre las variables x (peso del cuer­ p o) e y (longitud o envergadura, según el ca ­ so), en la que a es un parámetro que señala el punto donde la línea de regresión de y so­ bre x corta la ordenada, y b, la pendiente de la línea de regresión o tangente del ángulo que form a ésta con el eje de las abscisas. Para convertir la relación parabólica en una relación lineal que tenga una expresión más

Familia

N?

Peso

Diomedeidae Diomedeidae Procellariidae Procellariidae Procellariidae Procellariidae Procellariidae

3 3 2 6

4.100,0 3.039,0 800,0 700,0 680,0 400,0 305,0

1

2 2

Long.

82,0 73,2 39,0 44,5 44,0 37,5 34,5

Enverg.

256,0 201,2 98,0 114,3 108,0 89,0 82,0

sencilla y perm ita una m ejor interpretación de los resultados, se procedió a transform ar los datos originales en sus respectivos loga­ ritmos, con lo que la ecuación alom étrica to ­ ma la form a: Logc y = log a + b log x Tal ecuación es representable gráficam en ­ te a través de una recta que constituye la m ejor estim ación de la relación existente en ­ tre las dos variables cuantita/tivas (ASTUDILLO 1968). Se calculó tam bién el coeficiente de corre­ lación (r) y su desviación estándar (Sr.) (SPIEGEL 1961).


SOLAR A. / R elaciones alom étricas en aves m arinas RESULTADOS Los

resultados

de los

análisis estadísticos obtenidos para

ambos

grupos de aves se resum en en las figuras 1 y 2:

------------- Chdradriiformes log c y = gg

0,7275 ♦ 0 .3R 0 logx

-- ----------P r o c e l l a r i i f o r m e s log c y= 0 . 6 ¿ 7 9 « 0 , 3 4 8 6 l o g x

- / / ----- 1-------------------------1-------------------------1------------- ----------- 1----------------------- 1------------------------- r— 0.5 10 1.5 2.0 2.5 3.0 log * Ip c s o)

Fig. 1 R ecta s de regresión del peso (x ) c o n rela ción a la lon gitu d (y ).

Flg. 2 R ectas do regresión del peso (x) c o n relación a la envergadura (y ).


176

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

CONCLUSIONES El coeficiente de regresión b o razón de cambio de la ordenada por cada unidad de cambio de la abscisa, es más alto en Procellariiformes que en Charadriiformes, tanto para la relación longitud-peso com o para la rela­ ción envergadura-peso. Es decir, en las aves oceánicas, con respecto a las de riberas, el incremento de las dimensiones lineales es más elevado que el aumento de peso. Sin embargo, esta diferencia en las pen­ dientes de las rectas es más evidente en la re­ lación peso-envergadura, lo que demuestra que en general las aves oceánicas poseen alas más extensas que las aves de riberas, en re­ lación con el peso corporal. Llama la atención el hecho de que, en am ­ bas figuras, las dos rectas se cruzan en el mis­ mo sentido. Esto significa que, para valores del peso inferiores a log 2,3, tanto la longitud com o la envergadura tienen valores mayores en Charadriiformes. Sin embargo, en aves más voluminosas, cuando el peso es superior a log 2,3, son los Procellariiformes los que tienen las mayores dimensiones lineales.

Por otra parte, es notable el alto valor que alcanza en todos los casos el coeficiente de correlación, lo que representa un grado de aso­ ciación excepcional entre las variables consi­ deradas. También se observan valores más elevados para este coeficiente en las aves del Orden Procellariiformes, lo que, en cierta m e­ dida, estaría dem ostrando la m ayor adaptabi­ lidad de estas aves para las funciones del vuelo.

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Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 177 - 180 1975

Elenco sistemático de los Coleópteros Lathridiidae de Chile y su distribución

Ju a n

M o r o n i

Fam ilia Lathridiidae REDTENBACHER, 1845. Subfam ilia ■ M erophysiinae T rib u : H oloparam ecini G énero Holoparamecus CURTIS, 1883. Subgénero • Holoparamecus s. str. ragusae REITTER, 1875. D istribución: Chile, sin antecedentes de localidad. Cosmopolita. Subgénero: Microparamecus DAJOZ, 1967. splnosus DAJOZ, 1967. D istribución: Provincia de Santiago (Cerro El R oble). DAJOZ, 1967. Distribución: P rovincia de Santiago (Cerro El R oble).

c a s tJ ii

G énero Hyplathrinus REITTER, 1877. planicollis REITTER, 1877. D istribución: Chile, sin antecedentes de localidad. Subfamilia Lathridiinae Tribu: Lathridilni Género Metophthalmus WOLLASTON, 1854. Subgénero Metatypus BELON, 1897. bicolor BELON, 1895. D istribu ción : Chile, sin antecedentes de localidad. DAJOZ, 1971, dice: num erosas localidades” , sin Indicarlas.

11 —

U U H O ..

en

B .


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

178

hisptdus BELON, 1895. Distribución: Chile, sin antecedentes de localidad. DAJOZ, 1971, dice: "con la precedente” . Género Aridius MOTSCHULSKI, 1866. sctulosus (BELON, 1882). Distribución: Provincia de Antofagasta (G uatin ); Provincia de Valparaíso (Quintero); Provincia de Malleco (Parque Nacional de Nahuelbuta). heteronotus (BELON, 1891). Distribución: Provincia de Santiago

(Polpaico).

gayi DAJOZ, 1971. Distribución: Chile, sin antecedentes de localidad. chilensis DAJOZ, 1967. Distribución: Chile, sin antecedentes de localidad. nodifer (WESTWOOD, 1839). Distribución: Provincia de Malleco (Parque Nacional de N ahuelbuta). Cos- . mopolita. humeralis (BELON, 1885). Distribución: Provincia de Santiago (Talagar.te), Provincia de Valdivia. delamarei DAJOZ, 1962. Distribución: Provincia de Santiago (El Arrayán). dimidiatus (BELON, 1885). Distribución: Provincia de Malleco (Parque Nacional de N ahuelbuta); P ro­ vincia de Valdivia, sin.: Lathridius fortuitus BELON, 1885. dromedarius (BELON, 1883). Distribución: Provincia de Valdivia (Valdivia). subfasciatus (REITTER, 1877). Distribución: Islas Juan Fernández; Provincia de Santiago (Quebrada de la Plata); Provincia de Malleco (Parque Nacional de Nahuelbuta). trifasciatus BELON, 1895. Distribución: Chile, sin antecedentes de localidad. Género Coninomus C. G. THOMSON, 1859constrictus (GYLLENHAL, 1827). Distribución: Provincia de Malleco (Parque Nacional de N ahuelbuta); P ro­ vincia de Valdivia (Valdivia), sin.: var. tennis BELON, 1885. curtipennis PIC, 1924. Distribución: Islas Juan Fernández. Género Enicmus C. G. THOMSON, 1859. transversithorax DAJOZ, 1967. Distribución: Provincia de Malleco (Parque Nacional de N ahuelbuta); Los Hualles (localidad no ubicada geográficam ente). Género Conithassa C. G. THOMSON, 1859. m inuta (LINNAEUS, 1767). Distribución: Provincia de Santiago (Santiago). Cosmopolita. Género Cartodere C. G. THOMSON, 1859. Subgénero Cartodere s. str.


J. M ORONI B. / E lenco Sistem ático de los Coleópteros,

179

crenicolUs BELON, 1885. D istribu ción : P rovincia de Valdivia (Valdivia). Crouvellei BELON, 1897. D istribu ción : Chile, sin antecedentes de localidad. Iaevithorax BELON, 1895. D istribu ción : Chile, sin antecedentes de localidad. G énero Adistem ia FALL, 1889. clliata DAJOZ, 1967. D istribución: Provincia de Coquim bo (Quebrada Las Palm as). petiti DAJOZ, 1962. D istribu ción : Provincia de Valparaíso (Lixnache); Provincia (El Arrayán).

de Santiago

m icroph th a lm a DAJOZ, 1967. D istribución: Provincia de Antofagasta (P a poso); Provincia de Coquimbo (Q uebrada Las P alm as); Provincia de Valparaíso (O uracaví); Provincia de Santiago (Santiago, Acúleo, El Arrayán, Quebra­ da de la P la ta ); Provincia de O ’Higgins (Palmas de Cocalán). minuta DAJOZ, 1967. D istribución: P rovincia de A ntofagasta (P a poso); Provincia de Valparaiso (L im ach e); Provincia de Santiago (Cerro El R oble). rileyi (HINTON, 1941). D istribución: Provincia de A ntofagasta (Cerro El Pajonal). jeanneli DAJOZ, 1962. D istribución: Provincia de Antofagasta (P aposo); Provincia de Aconcagua (Los A n d e s ); Provincia de Valparaíso (C uracaví); Provincia de S an tiago (Polpaico, Cerro El Roble, Quebrada de la Plata, La P a rv a ). bicarinata (BELON, 1897). D istribución: Provincia de Coquim bo (Quebrada Las Palm as); Provincia de Santiago (Cerro El Roble, Polpaico, Quebrada de la Plata, El Arrayán). prenanti DAJOZ, 1962. D istribución: Provincia de A concagua (Zapallar-Q uebrada El Tigre). watsoni (WOLLASTON, 1871). D istribución: Chile, sin antecedentes de localidad. Cosmopolita. G é n ero Eufallia M UTTKOW SKI, 1900. onicostata (BELON, 1887). D istribución: P rovincia de Valparaíso (Lim ache, Curacaví) G énero Dicastria DAJOZ, 1967. temporalis DAJOZ, 1967. D istribución: Provincia de Antofagasta (P a poso); provincia de Aconcagua (Zapallar-Q uebrada El T ig re); provincia de Santiago (Cerro El R ob le); provincia de O ’Higgins (Palmas de C ocalán ); pro­ vincia de Curicó (Los Q ueñes). G én ero Metophthalmoides DAJOZ, 1967. castrii DAJOZ. 1967. D istribución: Provincia de Coquimbo (Parque Nacional Fray J orge); pro­ vincia de A concagua (Zapailar, Aguas C laras); provincia de O’Higgins (Palm as de C ocalán).


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL Subfamilia Corticariinae Tribu Corticairiini Género Corticaria MARSHAM, 1802. fulva (COMOLLI, 1837). Distribución: Provincia de Santiago (Quebrada

de la Plata). Cosmopolita.

chilensis DAJOZ, 1967. Distribución: Provincia de Santiago (Santiago). serrata (PAYKULL, 1798). Distribución: Chile, sin antecedentes de localidad. Género Melanophthalma MOTSCHULSKY, 1866. Subgénero Melanophthalma s. str. distinguenda (COMOLLI, 1837). Distribución: Provincia de Santiago (Talagante). Cosmopolita. castra DAJOZ, 1967. Distribución: Provincia de Santiago (San Bernardo). anstralis DAJOZ. 1967. Distribución: Provincia de Santiago (San Bernardo, San A lfonso). Género Corticarina REITTER, 1880. bicolor DAJOZ, 1971. Distribución: Provincia de Llanquihue (Calbuco).

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Chilena


BOI. Mus. Nac. Hlat. Nat. Chile 34: 181 - 186 1975

L o s Tábanos de Chile (Diptera: Tabanidae)1 5. LAS ESPECIES ESTUDIADAS POR E. BLANCHARD EN LA “ HISTORIA FISICA Y POLITICA DE CHILE”, DE CLAUDIO GAY

G a b riel P i n o *

INTRODUCCION

Considerada! la o b ra d e CLAUDIO G A Y c o ­ m o h ito inevitable para los estudios fáunicos y / o florísticos chilenos, se estim an interesan­ tes los aportes que tiendan a precisar el “ sta­ tus” ta x on óm ico adtual de las especies allí tratadas. Consecuente con lo anterior;, en esta opor­ tunidad se presentar un análisis del estudio h e­ c h o por EMILIO' ELANCHARD sobre los tába­ n o» ch ilenos en la obra m encionada. Para realizarlo, se procedió a una revisión y comparación de las descripciones de BLAN­ CHARE), ya sea con aquellas de los autores por él citados o. co n aquellas de los posiblem ente incluidos. T a m b ién se exam inaron las figuras correspondientes que a parecen en las lám inas 1: y 2 de Dipteros del A'tlas de Z oología que complementan el texto. 1

Proyecto » Comisión de In vestig ación Universidad de Chile,

D ep artam en to de B iología , F a cu lta d de C iencias Na­ turales y M atem áticas, U niversidad de Chile. Casi­ lla 147. S a n tia g o de Chile.

C ientífica,

El exam en ocular del m aterial tipo, que aún perm anece en museos europeos, n o fue posible efectuarlo personalm ente; sin embargo, esto se h a obviado gracias a la inform ación per­ sonal proporcionada por G. B. FAIRCHILD (University o f F loiida) y C. B. PHILIP (Cali­ fornia Academ y o f Sciences), quienes sí lo han hecho. Las descripciones se analizan en el orden y denom inación co n que aparecen en el tex­ to original. Se señalan entre paréntesis: vo­ lumen, lám inas y figuras; entre comillas, las citas textuales. En cuanto a la ubicación de los tlposi, se indica directam ente el nom bre de la institu­ ción conservadora o el nom bre de la ciudad en que ésta se encuentra; en tal caso, París y Londres corresponden a los Museos de His­ toria Natural de esas ciudades. ANTECEDENTES Al publicarse la obra de GAY (1852-1854), estaban ya descritas 21 especies nativas: 5 de WALKER (1837-1850), 2 de GUERIN (1838) y 14 de MACQUART (1838-1850); sin embargo,


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

182

BLANCHARD sólo consideró las de este últi­ mo. Además, refirió por primera vez para Chile ocho especies que, ulteriormente, fueron atribuidas a diferentes autores (PINO 1968) debido seguramente a la falta de precisión del mismo BLANCHARD, quien no indicó si ellas eran nuevas o si se traltaba de redes­ cripciones de especies por él determinadas y pertenecientes a autores previos. Tal es el ca­ so, por ejemplo, de Tabanus pellucidus FABRICIUS 1805 o de Pangonia lingens WIEDEMANN 1828, atribuidos erróneamente a MACQUART. Sólo una de las especies mencionadas, Tabanus rubrifrons, lleva un nombre no pre-ocupado y, por tanto, original de BLAN­ CHARD. En cuanto a la presencia de tales especies en Chile, ya PHILIPPI (1865) declaraba que algunas de ellas le eran desconocidas. Tam ­ bién KROEBER (1930) señalaba que "los tipos más antiguos que BLANCHARD menciona de­ ben separarse de la fauna chilena, ya que nunca más se han visto en este territorio” . Lo anterior se refiere particularmente a Pangonia lingens, Pangonia eriomera, Tabanus incertus, T. pellucidus, T. lasiophthalma, T. lativentris y T. occidentales, especies origi­ narias de otros países, pero citadas de Chile por algunos autores que consideraron el tra­ bajo de BLANCHARD. En las colecciones re­ visadas no se encontraron ejemplares de ellas, lo que no excluye totalmeríte la posiblidad de que algunas estuvieran efectivam ente en Chile. En cuanto al resto de las especies analizadas por BLANCHARD, no existen dudas acerca de su origen y existencia autóctonos.

(1967 “ in litt” .) considera a esta especie como n o reconocida y que Fidena (Fidena) lingens (WIEDEMANN), denom inación adfcual, no ocu­ rre en Chile. Sintipos de “ Brazil” se encuen­ tran en Viena (Naturhistorisches Museum). 2.

“Pangonia fascipennis MACQ. Dipt. exot. t. I, part. 1, p. 103”. (Zool. 7:387; lám. 1, Fig. 9)

La descripción concuerda con la del autor citado; pero en la figura aparece asignada erróneamente a BLANCHARD. Su denom ina­ ción actual es Esenbeckia (Paiassomyia) fasci­ pennis (MACQUART) 1838. Localidad tipo: “ Chili” . Tipo m acho en París. 3.

“Pangonia albithorax MACQ. Dipt. exot. t. I, part. 1. p. 107”. (Zool. 7:388; lám. 1, Fig. 7) Las descripciones son correctas tan to en el te^íto com o en la figura y concuerdan con la original; sólo el color azul verdoso del dibujo no se ajusta al negro brillante de la especie. Actualmente se le denomina Scaptia (Scaptia) albithorax (MACQUART) 1838. Localidad tipo: "Chili” . Tipo m acho en París. 4.

“Pangonia depressa MACQ. Dipt. exot. t. I, part. 1, p. 107”. (Zool. 7:388; lám. 1, Fig. 8)

ANALISIS

Correctamente asignada a MACQUART, aun­ que en la figura aparece equivocadam ente bajo el nombre de BLANCHARD y con un color ca­ fé rojizo en lugar del negro brillante que po­ see la especie. Localidad tipo: “ Chili” . Sintipos hembras en París y Londres. En la actualidad es un sinónim o de Scaptia (Scaptia) lata (GUERIN) 1838.

1.

5.

“ Pangonia lingens MACQ. Dipt. exot.” (Zool. 7:387; lám. 1, Fig. 10)

La cita parece referirse a la breve descrip­ ción que MACQUART (1838) hace del m acho de P. lingens, especie descrita por WIEDEMANN (1828) de Brasil. Lo incompleto de es­ ta referencia ha ocasionado confusiones pos­ teriores, com o la de PHILIPPI (1865), quien mantuvo la cita de BLANCHARD agregando que la desconocía. KROEBER (1930) la citó del norte chileno com o Fidena lingens WALKER, en evidente lapsus de autor; luego (1934) la refirió de Brasil y Chile, asignándola a WIEDEMANN. STUARDO (1946) tam bién la incluyó en su catálogo, al parecer siguiendo a KROEBER, ya que, aparte de BLANCHARD, quien la cita de Valparaíso, no existen ante­ cedentes de colectas posteriores. FAIRCHILD

“Pangonia eriomera”. (Zool. 7:389; lám. 1, Fig. 12)

En el texto n o está atribuida a ningún autor, y la descripción sólo concuerda en algunos de­ talles con la de MACQUART, quien aparece com o autor en la figura 12; ésta tiene algu­ nas similitudes en el dibujo con el que MACQUART ilustra su descripción de P. erio­ mera de Brasil (1838:105; lám. 14, Fig. 4). Res­ pecto de su presencia en el país, BLANCHARD expresa que “ es con duda que señalam os esta especie de Chile; aunque la tenem os como ha­ ber sido cazada cerca de Valparaíso” . P H ILIPPI (1865) y REED (1888) la asignaron a BLANCHARD. KROEBER (1934) la cita de B ra­ sil y con duda de Perú com o Fidena eriomera (MACQUART). FAIRCHILD (1968 “in l i t t ” ) es tima que ésta no ocurre en Chilei, y considera


G. PINO / Los T ábanos de Chile.

183

el n om bre utilizado p o r BLANCHARD com o n o recon ocido. Actualm ente, la especie de MACQUART se den om in a Fidena (FiderJa) eriomera, y su tipo m a ch o de “ Brazil” se en ­ cu entra depositado en París. 6.

"Pangonia viridiventris MACQ. Dipt. exot. t. I. p. 108”. (Z ool. 7: 389)

La descripción se ajusta a la original de MACQUART, a quien está asignada correcta­ m ente. Su n om bre actual corresponde a Scap­ tia (Pseudoscione) viridiverJtris (MACQUART) 1838. Localidad tip o: “ Chili” . Sintipos hem ­ bras en París. 7.

"Pangonia

albifrons MACQ.

Dipt.

exot.

t. I, part. 1, p. 108”. (Zool. 7: 389; lám . 1, Fig. 11) La d escripción concuerda con el tejdto ori­ gin al de MACQUART: per0 en la figura está errón eam en te atribu ida a BLANCHARD. Su n om bre actual es Scaptia (Pseudoscione) a l­ b ifro n s (M ACQUART) 1838. Localidad tipo: “ C hili” . T ip o m a ch o en París. 8.

“Pangonia latipalpis MACQ. Dipt.

exot.

4? suppl.” (Zool. 7: 390) La referen cia es correcta y am bas descrip­ ciones coin ciden . A hora se le denom ina Scap­ tia (Pseudoscione) latipalpis (MACQUART) 1850. L ocalidad tip o: “ Chili” . T ip o hem bra en París. 9.

“Pangonia dorsoguttata MACQ. Dipt. exot. ¥>

suppl.”

(Zool. 7:390) Bien asignada a MACQUART, con cuya des­ cripción concuerda la de BLANCHARD. Su nombre válido es Scaptia (Pseudoscione) dorsoguttata (MACQUART) 1850. Localidad tipo: “Chili”. Tipo hembra en París. 10.

“Pangonia vulpes MACQ. Dipt. exot. 4? suppl.” (Zool. 7:391)

La descripción de BLANCHARD se ajusta a

la del autor por él citado. Actualmente esta especie está ubicada en la familia PelecorhynPhirtap con

el

nombre

de

Pelecorhynchus

vulpes (MACQUART) 1850. Su tipo m ach o de “ Chili” está depositado en París. 11. “Tabanus incertus”. (Zool. 7: 392; lám. 2, Fig. 1.) Está asignado a MACQUART en la figura, pe­ ro n o en el texto. BLANCHARD lo cita de “ las provincias centrales, Valparaíso, etc.” , y su descripción coincide, en general, con aque­ lla de la especie del m ism o nom bre que MACQUART (1838) describió con duda del sur de Francia. PHILIPPI (1865) y REED (1888) lo m encionan para Chile, asignándolo a BLANCHARD. En igual form a lo hace PORTER (1897) al citarlo de Valparaíso. KROEBER (1934) y STUARDO (1946) lo asignan a MAC­ QUART y lo incluyen en la fauna chilena. De acuerdo con FAIRCHILD (1966 “ in litt” .), el tipo hem bra de la especie de MACQUART de­ positado en París corresponde a Tabanus nebulosus DE GEER, de “ Surinam ” , el que podría ocurrir en Chile, ya que su distribución va desde Am érica Central hasta el norte argen­ tino. 12. “Tabanus pellucidus”. (Zool. 7: 393; lám. 2, Fig. 2.) No aparece atribuido a ningún autor en el texto, pero en la figura lo está a MACQUART. PHILIPPI (1865) y REED (1888) lo atribuyen a BLANCHARD; igual que PORTER (1897) cuan­ do lo cita de Valparaíso, lo que coincidiría con las “ provincias centrales” que señala BLANCHARD. Sin embargo, KROEBER (1930) estima que esta especie, de FABRICIUS y no de MACQUART, debe ser separada de la fau ­ na chilena,, y en 1934 lo cita de “ Am erica do Sul” . FAIRCHILD (1971) lo señala desde Su­ rinam hasta Perú, lo cual haría posible su existencia en Chile. La designación original de la especie de FABRICIUS se mantiene, y su tipo hem bra de “ America m eridionali” está depositado en Copenhapcen ( U n i v e r s i t e t e t s Zoologiske Museum). 13. “ Tabanus Iativentris” . (Zool. 7: 393; lám. 2, Fig. 3.) Sin autor en la descripción, en tanto que en la figura está asignado a MACQUART; sin embargo., ni la una ni la otra se corresponden con las de éste. PHILIPPI (1865) y REED (1888) lo asignan a BLANCHARD. KROEBER aclara que la refe­ rencia h echa por PHILIPPI es errónea y que la especie en cuestión corresponde a MAC-


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

184

QUART; más tarde (1934) lo menciona de Chile en “ incertae sedis” . En igual form a lo cita STUARDO (1946), pero de BLANCHARD. El tipo de T. lativentris MACQUART de “Pa­ trie inccnnue” se encuentra en París. FAIRCHTIiD (1971) estima que esta especie no existe en Chile y que es un sinónimo de Stibasoma (Rhabdotylus) planiventre (WIEDEMANN), cuyo tipo hembra de “ Brazil” está depositado en Berlín (Zoologlsches Museum, Humboldt Universltaet). 14. “ Tabanus lasiophthalma” . (Zool. 7: 394; lám. 2, Fig. 5.) Sin autor en el texto, pero en la figura está asignado a MACQUART; sin embargo, las descripciones no concuerdan entre sí. Di­ ch o autor describió con este nombre una es­ pecie de “ la Cároline” . El mismo BLANCHARD duda de que la especie tratada sea “ peculiar a Chile” . PHILIPPI (1865) y REED (1888) la mencionan de Chile, asignándola a BLAN­ CHARD; en cambio, SURCOUF (1921) la re­ fiere de MACQUART para América septentrio­ nal y meridional. La misma referencia hace KROEBER (1930) y luego (1934) la cita de América del Norte. En igual form a lo hace STUARDO (1946), pero en “ incertae sedis” . FAIRCHILD (1969 “ in litt” .) expresa que el ti­ po de la especie de MACQUART es de “ Caroli­ na” (Estados Unidos) y corresponde al género neártico Hybomiíra, debiéndose la referencia de BLANCHARD a una mala determinación. El mismo autor (1971) trata a la especie des­ crita por BLANCHARD com o no reconocida. 15. “ Tabanus testaceomaculatus MACQ. Dipt. e x o t t. I, p. 140” . (Zool. 7: 394; lám. 2, Fig. 9) Correctamente referido a MACQUART, tanto en el texto com o en la figura, ajustán­ dose a la descripción original. Su denom ina­ ción válida e s Dasybasis (Dasybasis) testaceomaculata (MACQUART) 1838. Localidad tipo: “ Chili” . Lectotipo hembra en París. 16. “ Tabanus trifarius MACQ. Dipt. exot. t. I, p. 140” . (Zool. 7: 395) La descripción que hace BLANCHARD con ­ cuerda con la del autor original citado. Su tipo hembra de “ Chili” se encuentra extraviado. En la actualidad corresponde a un sinónim o de Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MACQUART).

17.

“ Tabanus chilensis MACQ. Dipt; exot. t. I. part. 1, p. 141” . (Zool. 7:395; lám. 2, Fig. 2)

En el texto y en la figura está bien acre­ ditado a MACQUART, con cuya descripción coincide la de BLANCHARD. Su n om bre actual es Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MAC­ QUART). Localidad tipo: “ Chili” . Lectotipo hembra en París. 18. “ Tabanus maculiventris MACQ. Dipt. exot. 49 suippl.” (Zool. 7:396; lám. 2, Fig. 8) Efectivamente, esta especie corresponde a MACQUART, y la descripción de BLANCHARD coincide con la original. Sin embarga, la figu­ ra 8 aparece con el nombre de “Tab. rubromarginatus BLANCH.” y así está citado por STUARDO (1946) com o sinónim o de la especie de MACQUART, lo que corresponde a la rear lidad. Por otro lado, PORTEE (1902), SUR­ COUF (1921), KROEBER (1934) y FAIRCHILD (1971) m encionan a Tabanus rubromacnlatu BLANCHARD com o otoo sinónim o de la espe­ cie de MACQUART, haciendo referencia a la figura 8 ya citada, aun cuando ésta lleva el nombre de íubromargirJatus. Esto hace a rubromaculatus igual a rubromarginatus. Luego las tres designaciones corresponden a sinóni­ mos de Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MAC­ QUART). Un lectotipo hem bra de T. maculi­ ventris está depositado en París. 19.

“ Tabanus rubrifrons” (Zool. 7:396; lám. 2, Fig. 7)

No está asignado a ningún a u to re n el texto, pero en la figura lo está a BLANCHARD. Com o se indicó al principio, éste fue. el ú n ico nom bre original empleado por BLANCHARD. Uil lec­ totipo hembra de Chile está depositado: e n P a ­ rís. Actualmente corresponde a un sinónim o de Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MACQUART). Al referirse a la figura 7 m en cion ada, FA IR CHILD (1971) utiliza el nom bre de Tabanus. rubromarginatus, aun cuando ésta aparece c o ­ mo T. rubrifrons. 20. “ Tabanus occidentalis MACQ. Dipt. exot. fc. X (Zool. 7:397: lám. 2, Fig. 6) En la figura, tam bién está asignado al au­ tor referido. REED (1888), PORTER (1902) y SURCOUF (1921) lo m encionan de Chile pero


O. PINO / Los T á b a n os de Chile.

de UNNAEUS. KROEBER (1930) expresa que esta especie es de LINNAEUS y n o de MAC­ QUART, n o existiendo ni en Chile ni en la P atagonia, por lo que debe ser separada de la fauna ch ilen a ; en efecto, luego (1934) la cita desde M éxico h asta Paraguay. Esto coincide con la du da que el m ism o BLANCHARD p la n ­ teaba cu a n d o escribió que “ esta especie está m en cion a da de Chile por el Sr. MACQUART, pero la creem os m ás bien de Brasil” . Sin em­ bargo, esta aseveración atribuida a tal autor n o h a sido con firm a da en la literatura perti­ n en te; incluso, la referencia “ MACQ. Dipt. exot. t I ” es errónea, por cu anto en dicha obra n o aparece la especie en cuestión. STUARDO (1946) incluye a T. occidentalis BLANCHARD en “ in certae sedis” . FAIRCHILD (1971) considera a T. occidentalis LINNAEUS com o especie n eotropical n o reconocida. 21. “Tabanus carbo MACQ. Dipt. e x o t . 4 9 suppl.” (Zool. 7: 397)

Corresponde efectivamente a la especie de MACQUART, y ambas descripciones concuerdan. Su designación válida es Mesomyia (CoNombres usados por BLANCHARD: 1. Pangonia lingens MACQ. 2. Pangonia fascipennis MACQ. 3. 4. 5. 6.

Pangonia Pangonia Pangonia Pangonia

albithorax MACQ. depressa MACQ. eriomera viridiventris MACQ.

7. Pangonia albifrons MACQ. 8. Pangonia latipalpis MACQ. 9. Pangonia dorsoguttata MACQ. 10. Pangonia vulpes MACQ. 11.Tabanus incertus MACQ. 12. Tabanus pellucidus MACQ. 13. Tabanus lativentris MACQ. 14. Tabanus lasiophthalma MACQ. 15. Tabanus testaceomaculatus MACQ. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22.

Tabanus trifarius MACQ. Tabanus chilensis MACQ. Tabanus maculiventris MACQ. Tabanus rubrifrons BLANCHARD Tabanus occidentalis MACQ. Tabanus carbo MACQ. Chrysops trifarla MACQ.

185

ra ed la ) carbo (MACQUART) 1850. Localidad tipo: “ Chili” . Sintipos hem bra y m acho depo­ sitados en París y Londres. 22. “ Chrysops trifaria MACQ. Dijít. exot. t. I p. 159” . (Zool. 7: 399) Tam bién se trata de una especie de MAC­ QUART y la descripción h echa por BLAN­ CHARD coincide con la original. Su nom bre se m antiene actualm ente com o Chrysops trifa­ rius MACQUART 1838. Localidad tipo: “ Chili” . Tipo hem bra en París. RESUMEN Se analizan las descripciones de las especies de Tabanidae tratadas por E. BLANCHARD (1852, 1854) en la "H istoria Física y Política de Chile” de C. GAY, y se indican los nombres válidos en la actualidad. SUMMARY A review of the species studied by E. BLAN­ CHARD (1852, 1854) in GAY Historia Física y Política de Chile is done. Names used by BLANCHARD are listed at the left. Valid nam es at the right. Nombres válidos = Fidena (Fidena) lingens (WIED.) = Esenbeckia (Palassomyia) fascipennis (MACQ.) = Scaptia (Scaptia) albithorax (MACQ.) = Scaptia (Scaptia) lata (GUERIN) = No reconocido. = Scaptia (Pseudoscione) viridiventris (MACQ.) = Scaptia (Pseudoscione) albifrons (MACQ.) = Scaptia (Pseudoscione) latipalpis (MACQ.) = Scaptia (Pseudoscione) dorsoguttata (MACQ.) = Pelecorhynchus vulpes (MACQ.) Familia Pelecorhynchidae = Tabanus nebulosus DE GEER — Tabanius pellucidus FABRICIUS = Stibasoma (Rhabdotylus) planiventris (WIED). = No reconocida. = Dasybasis (Dasybasis) testaceomaculata (MACQ.) =i Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MACQ.) = Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MACQ.) = Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MACQ.) = Dasybasis (Dasybasis) chilensis (MACQ.) = No reconocido. = Mesomyia (Coracella) carbo (MACQ.) = Chrysops trifarius MACQ.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURA^

186

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zw eifluegelike

Insekten


Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. Chile 34: 187-196 1975.

Los Tábanos de Chile (Diptera: Tabanidae)1 6.

ELENCO SISTEMATICO PRELIMINAR

G

INTRODUCCION El E lenco Sistem ático que se presenta en esta oportu nidad con carácter de prelim inar ha sido elaborado tom and o com o base el ca ­ tálogo de la fam ilia en la Región Neotropical pu blicado por FAIRCHILD en 1971. Además, se h a recu rrido a las revisiones y listas de tábanos chilenos realizadas por d i­ versos autores (BLANCHARD 1852, PHILIPPI 1865, PO RTER 1902, KROEBER 1930, PHILIP 1968, PINO 1969); a los catálogos mundiales (KERTESZ 1900, 1908; SURCOUF 1921) y regionales de la fam ilia (HUNTER 1901, K ROEBER 1934, FAIRCHILD 1971) y a los catálogos nacionales de D íptera (REED 1888, STUARDO 1946). T am bién se revisó toda la bibliografía pertinente a las especies ch ile­ nas. 1 •

Proyecto «9, Comisión de Investigación Científica, Universidad de Chile. Departamento de Biología. Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas. Universidad de Chile. Ca­ silla 147. Santiago de Chile.

a b riel

P in o *

En este elenco preliminar se enumeran, en orden sistem ático, noventa especies válidas cuya presencia en el país es segura. Cuando éstas n o son chilenas, se indica entre parén­ tesis el país o lugar del cual h an sido origi­ nariam ente descritas. En cuanto a los sinónim os, sean de géneros o de especies, sólo se anotan los que tienen significación nacional. Pero en todos los casos se señala el nom bre de la colección particular o de la ciudad en que se encuentra la institu­ ción depositaría del material tipo, existiendo, al final, una lista con los nombres de éstas; tam bién puede aparecer com o Perdido o Des­ truido. Por últim o se incluyen las especies que po­ drían ocurrir en Chile ju iito con las citadas para el país, pero de presencia n o com probada, y las citadas o descritas de Chile pero que, hasta el m om ento, figuran com o No recono­ cidas.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

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Familia Tabanidae LEACH 1817. Subfam ilia Pangoniinae LOEW 1860. Tribu Pangoniini ENDERLEIN 1922.

1. 2. 3.

Género Protodasyapha ENDERLEIN 1922. Tipo: Tabanus hirtuosus PHILIPPI 1865. hirtuosa (PHILIPPI) 1865: 719 (Tabanus). Santiago. Tabanus obscuratus PHILIPPI 1865: 720. Perdido. infum ata (PHILIPPI) 1865: 718 (Tabanms). Santiago. Tabanus informatus PHILIPPI, HUNTER 1901: 141 (lapsus). ? obscuripennis (PHILIPPI) 1865: 722 (Tabanus). Perdido. Género Veprius RONDANI 1863. Tipo: Veprius presbiter RONDANI 1863.

4. 5. 6.

7.

8.

9.

10.

Sinónimos: Chaetopalpus PHILIPPI 1865: 721. Dasyapha ENDERLEIN 1922: 343. abaureus (PHILIP) 1958: 70 (Chaetopalpus). San Francisco. acroterius (PHILIP) 1958: 69 (Chaetopalpus). San Francisco. annulicom is (PHILIPPI) 1865: 721 (Tabanus). Santiago. Tabanus ? melantostoma PHILIPPI 1865: 720. Santiago. Tabanus rubricom is PHILIPPI 1865: 723. Santiago. Iugens (PHILIPPI) 1865: 719. Santiago. Dasybasis tristis BIGOT 1892: 621. Londres. Protodasyapha lugens (PHILIPPI) HACK 1953: 239. presbiter RONDANI 1863: 84. Ñapóles. Dasyapha bisulcatus ENDERLEIN 1925: 310. Berlín. Tabanus coracinus PHILIPPI 1865: 718. Santiago. rufopilosus BIGOT 1892: 620. Londres. Género Esenbeckia RONDANI 1863. Tipo: Silvius vulpes WIEDEMANN 1828. (Brasil) Subgénero Palassomyia FAIRCHILD 1969. Tipo: Pangonia fascipennis MACQUART 1838. fascipennis (MACQUART) 1838: 110 (Pangonia). París. Tabanus diversipennis WALKER 1848: 165. Londres. Tribu Scionini ENDERLEIN 1922. Género Mycteromyia PHILIPPI 1865. Tipo: Pangonia ccn ica BIGOT 1857.

Sinónimos: Gaenopangonia KROEBER 1930: 211. Silvestriellus BRETHES 1910: 473, (Argentina) Hi. asper PHILIP 1958 : 65. San Francisco. 12. brevirostris PHILIPPI 1865: 713. Perdido. 13. cinerascens BIGOT 1892: 610. Londres, cinérea KROEBER 1930 : 220; (lapsus) 14. cónica (BIGOT) 1857: 278. (Pangonia). Londres, fusca PHILIPPI 1865: 712. Santiago. 15. exiodes PHILIP 1958: 66. San Francisco. 16. hirtipalpis (BIGOT) 1892: 619. (D iatom ineura). Londres, edwaardsi'KROEBER 1930: 131. Londres. 17. murina PHILIPPI 1865: 713. Santiago. 18.. obscuripennis (PHILIPPI) 1865: 710. Perdido. 19. philippii PHILIP 1958: 63. San Francisco. cónica BIGOT de PHILIPPI 1865: 712. Mal identificada.


G. PINO / Los Tábanos de Chile. 189 G énero Scaptia WALKER 1850. , Tipo: Pangonia am ala MACQUART. Sinónimos: Osea W ALKER 1850: 10. D iatom ineura RONDANI 1863: 84. B om bom im etes ENDERLEIN 1922: 340. CaUiosca ENDERLEIN 1925: 405.

20. 21. 22. 23.

24.

25.

Subgénero Scaptia WALKER 1850. abdom inbsa PHILIP 1969: 115, C. B. PHILIP. a lbith orax (MACQUART) 1838: 107 (Pangonia). París. collaris (PH ILIPPI) 1865: 709 (P angonia). Santiago. la ta (GUERIN) 1835 lám. 97, Fig. 1; 1838: 289 (Tabanus). ? París. P an gonia depressa MACQUART 1838: 111. Londres y París. P an gonia crocata JAENICKE 1867: 330. Frankfurt. ru fa (MACQUART) 1838: 106 (Pangonia). Perdido. (Perú) Pangonia rufoaurea PH ILIPPI 1865: 709. Santiago. Osea «aceta ENDERLEIN 1925: 273. Berlín. varia (W ALKER) 1848 : 209 (Diabasis). Londres. CaUiosca schoenem anni ENDERLEIN 1925: 406. Berlín. Subgénero Pseudoscicne LUTZ 1918. T ip o: Diatomineura longipennis RICARDO 1902. (Brasil.)

Sinónim os: Listriosca ENDERLEIN 1922 : 337. Listrapha ENDERLEIN 1S22: 338. Parosca ENDERLEIN 1922: 338. Listraphella ENDERLEIN 1929: 68. Lilaeina BORGM EIER in KROEBER 1934 : 222. Liiaea W ALKER de KROEBER 1930c: 212. M al identificado. 20. albifrons (MACQUART) 1838: 108 (Pangonia). París. P an gonia subandina PH ILIPPI 1865: 710. Santiago. 27. atra (PH ILIPPI) 1865: 709 (Pangonia). Perdido. Diatomineura leucothorax RICARDO 1900: 179. Londres. 28. dorsoguttata (MACQUART) 1850: 328 (P angonia). París P an gonia australis PH ILIPPI 1863: 477. Santiago. Listrapha im itans ENDERLEIN 1925 : 275. Berlín. Listrapha acutipalpis ENDERLEIN 1929: 67. Berlín. Listraphella schoenem anni ENDERLEIN 1929: 68. Berlín. Listriosca farinosa KROEBER 1930a: 162. Berlín. 29. flavipes (ENDERLEIN) 1929: 70 (Listriosca). Berlín. Listriosca australis PH ILIPPI de ENDERLEIN 1925: 273. M al Identificada Listriosca angustifrons ENDERLEIN 1929: 71. Berlín. 30. grisea (JAENNICKE) 1867: 331 (P angonia). Frankfurt. Pangonia ju cu nda JAENNICKE 1867 : 327. Frankfurt. 31. latipalpis (MACQUART) 1850: 329 (P angonia). París. P an gonia chlorogastra PH ILIPPI 1865: 708. Santiago. P an gonia lasiophthalm us WULP 1888: 365. Perdido. (Argentina.) Listrapha subulipalpis ENDERLEIN 1929: 67. Berlín. 32. pallida (KROEBER) 1930: 174 (M elpia). París. 33. viridiventris (MACQUART) 1838: 112 (P angonia). París. 34. vittata (PH ILIPPI) 1885: 711 (P angonia). Santiago.

35.

Subgénero Pseudom elpia ENDERLEIN. 1922. n p o : Fseudom elpia horrens ENDERLEIN 1925. horrens (ENDERLEIN) 1925 : 312 (Pseudomelpia). Berlín.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL Género Fidena WALKER 1850. Tipo: Pangonia lcucopogcn WIEDEMANN 1828. (Brasil.)

36.

37.

Subgénero Fidena WALKER. atripes (ROEDER) 1886: 261 (Pangonia). HaUe. (Bolivia). Subgénero Leptofidena KROEBER 1930. Tipo: Leptofidenla beelzebul KROEBER 1930. m orio (WULP) 1881: 156 (Pangonia). Amsterdam. (Argentina.) Leptofidena beelzebul KROEBER 1930 : 223. HaUe. Géneros Incertae sedis.

38.

39.

Género Archeomyotes PHILIP y COSCARON 1971. Tipo: Archeomyotes angustipennis PHILIP y COSCARON 1971. angustipennis PHILIP y COSCARON 1971: 128. Santiago. Género Austromyans PHILIP y COSCARON 1971. Tipo: Austromyans dasyops PHILIP y COSCARON 1971. dasyops PHILIP y COSCARON 1971: 131. Santiago. Subfamilia Chrysopsinae LUTZ 1909. Tribu Bouvieromyini SEGUY 1949. Género Mesomyia MACQUART 1850. Tipo: Mesomyia decora MACQUART 1850.

Subgénero Coracella PHILIP 1960. Tipo: Tabanus carbo MACQUART 1850. 40. araucana COSCARON 1972: 92 Macul. Destruido. 41. carbo (MACQUART) 1850: 337 (Tabanus). París y Londres. Veprius presbiter RONDAN! de KROEBER 1930b: 235, de MACKERRAS 1955: 596. 42. rubricom is (KROEBER) 1930b: 236 (Veprius). Viena. Tribu Chrysopsini 1922. Género Chrysops MEIGEN 1803 Tipo: Tabanus caecutiens LINNAEUS 1761. Sinónim o: Heterochrysops KROEBER 1920 : 50 (com o subgénero). 43. trifarius MACQUART 1838: 163. París. Chrysops m enila PHILIPPI 1865: 724. Perdido. Subfamilia Tabaninae LOEW 1860. Tribu Diachlorini ENDERLEIN 1922. Género Dasybasis MACQUART 1847. Tipo: Dasybasis appendiculata MACQUART 1847. Sinónimos: Stypommia ENDERLEIN 1922: 346. Archiplatius ENDERLEIN 1922 : 348. 44. 45. 46.

Subgénero Dasybasis MACQUART 1847. albohirta (WALKER) 1837: 338 (Tabanus). Londres. andícola (PHILIPPI) 1862: 388 (Tabanus). Santiago. Tabanus (Agelanius) venustulus KROEBER 1930: 155. Perdido. arauca COSCARON y PHILIP 1967: 101. C. B. Philip.


O. PINO / Los T ábanos de Chile. 47. 48. 49. 50. 51.

52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64. 65. 66. 67. 68. 69. 70.

71. 72. 73.

74.

arica COSCARON y PHILIP 1967: 100. Ithaca. barbata COSCARON y PHILIP 1967a: 61. Cambridge. bclenensis COSCARON y PHILIP 1967: 101. Ithaca. bruchii (BRETHES) 1910: 481 (Tabanlus). Buenos Aires. (Argentina.) chilensis (MACQUART) 1838: 145. (Tabanus). París. Tabanus trifarius MACQUART 1838: 144. Perdido. Tabanus m aculiventris MACQUART 1850: 337. París. Tabanus rubrifrons BLANCHARD 1852: 396. París. Tabanus rubrom aculatus? BLANCHARD 1854: lám. 2, Fig. 8. 1 Tabanus rubrom arginatus BLANCHARD 1854: lám. 2, Fig. 8. 2 Tabanus fulvipes PHILIPPI 1865: 723. Santiago. Tabanus interpositus RONDANI 1868: 38. Florencia. (Argentina.) Tabanus pachnodes SCHINER 1868: 84. Viena. chillán COSCARON 1972:69. Macul. Destruido. coquim bo COSCARON 1972: 67. Macul. Destruido. delpontei sepiapes COSCARON y PHILIP 1967: 98. Ithaca. hirsuta COSCARON y PHILIP 1967: 98. Cambridge. inata COSCARON y PHILIP 1967: 100. Cambridge. kroeberi COSCARON y PHILIP 1967: 97. Ithaca. kroeberi picea COSCARON y PHILIP 1967: 97. Ithaca. nigra (ENDERLEIN) 1925: 378 (Agelanius). Berlín. nigrifem u r (KROEBER) 1934: 301 (Tabanus (Agelanius). Munich, nigrom em oratus (Tabanus (Agelanius) KRŒ BER 1930: 151. n igrifrons (PH ILIPPI) 1863: 478. (Tabanus). Perdido. opaca (BRETHES) 1910: 475 (Pseudoselasom a). Buenos Aires (Argentina). penai COSCARON y PHILIP 1967: 97. Cambridge. pereirai pereirai COSCARON y PHILIP 1967: 100. Buenos Aires. (Argen­ tina.) pereirai dureti COSCARON y PHILIP 1967: 100. Ithaca. t ilife r (KROEBER) 1934: 301 (Tabanus (Agelanius). Berlín. Tabanus (Agelanius) pilosus KROEBER 1931: 291. porom a COSCARON y PHILIP 1967: 101. W ashington. pruitíivitta (K RŒ BER) 1934: 301 (Tabanus (Agelanius). Londres. Tabanus (Agelanius) pruinosus KRŒ BER 1931: 276. punensis (HIÑE) 1920: 192 (Tabanus). Columbus. (Perú.) senilis (PH ILIPPI) 1865: 715 (Tabanus). Santiago. Tabanus (Agelanius) apoecilus SCHINER de KROEBER 1930: 155. Mal identificado. shan non ! (K RŒ BER) 1930: 144 (Tabanus (Therioplectes). Londres. (Ar­ gentina.) testaceom aculata (MACQUART) 1838: 144 (Tabanus). París. Tabanus inornatus PH ILIPPI 1865: 718. Santiago. testaceom aculata molestissima (PHILIPPI) 1865: 716. Santiago. Tabanus apoecilus SCHINER 1868: 85. Viena. Tabanus subantarticus BRETHES 1910: 481. Buenos Aires. (Argentina.) testaceom aculata longifrons (KRŒ BER) 1930: 152 (Tabanus (Agelanius). Dresden. T abanus Tabanus Tabanus Tabanus Tabanus Tabanus Tabanus

(Agelanius) (Agelanius) (Agelanius) (Agelanius) (Agelanius) (Agelanius) (Agelanius)

crn atifron s KROEBER 1930: 153. Perdido. affin is KRŒ BER 1931: 275. Berlín. m aculifrons KRŒ BER 1931: 277. Londres. rubrom arginatus KROEBER 1931: 283. Berlín. modest us KRŒ BER 1931: 293. Londres. adjuntus KRŒ BER 1934: 298. nom. nov. para affinis. m aculiceps KRŒ BER 1934: 300. nom. nov. para m a­

culifrons. 1 y 2 Ver L os T á ban os do Chile 5. Las e s p e c i e s estudiadas por E. B lanchard en la "H istoria r i ­ sica y P olítica do ChUo" do O. G ay, 1975.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

192 Tabanus 75.

(Agelanius)

modestinus

KRŒBER

1934: 301. nom. nov. para

modestus. tritus (WALKER) 1837: 338 (Taban us) Londres. Tabanus magellanicus PHILIPPI 1862: 413. Santiago. Stypommia patagónica ENDERLEIN 1925 : 348. Berlín.

Subgénero Ag'elanius RONDANI 1863. Tipo: Agelanius meridiantas RONDANI 1863. 76. aquila COSCARON y PHILIP 1967: 98. Lund. 77. erebus COSCARON y PHILIP 1967: 98. Buenos Aires. (Argentina.) 78. meridiana RONDANI 1864: 79. Ñapóles. Tabanus anachoreta PHILIPPI 1865: 717. Santiago, 79. paulseni (PHILIPPI) 1865: 721 (Tabanus). Santiago. Archiplatius trianguliferus ENDERLEIN 1925 : 374. Berlín. Archiplatius trianguliferus ochraceus ENDERLEIN 1925: 374. Berlín. Tabanus (Agelanius) tephrcdes PHILIPPI de KROEBER 1930: 151. Mal identificado. 80. paulseni mapuche COSCARON y PHILIP 1967: 99. Buenos Aires y T ucumán (Argentina). 81. philippii RONDANI 1864: 80. Ñapóles. Tabanus acutidens PHILIPPI 1865: 715. Santiago. 82. scutulata (KROEBER) 1930: 143 (Tabanus (Therioplectes) Londres. TabarJus (Therioplectes) albovittatus KROEBER 1930: 146. Londres.

83.

84.

Subgénero Nubiloides COSCARON y PHILIP 1967 Tipo: Tabanus nigripennis PHILIPPI 1865 nigripennis (PHILIPPI) 1865: 714 (Tabanus). Santiago. Subgénero Scaptiodes ENDERLEIN 1922. Tipo: Scaptiodes nigerrima ENDERLEIN 1922. gagatina (PHILIPPI) 1865: 719 (Tabanus). Santiago. Pseudoselasoma nitidum BRETHES 1910: 475. Buenos Aires. (Argentina.) Scaptiodes nigerrima ENDERLEIN 1925: 339. Berlin.

85.

Subgénero Haem atcpotina COSCARON y PHILIP 1967. Tipo: Chrysozona argentina BRETHES 1910. (Argentina.) Pechumani COSCARON y PHILEP 1967: 97. Ithaca.

86 .

Género Dicladocera LUTZ 1909. Tipo: Tabanus guttipennis WIEDEMANN 1828. hoppi ENDERLEIN 1927: 234. Berlín. (Perú.) Tribu Tabanini ENDERLEIN 1922.

87. 88. 89. 90.

Género Tabanus LINNAEUS 1761. Tipo: Tabanus bovinus LINNAEUS, monotaxis PHILIP 1967: 463. C. B. PHILIP, penai PHILIP 1967: 465. L. L. PECHUMAN. xanthogaster PHILIPPI 1865: 715. Santiago, xerodes PHILIP 1967: 465. L. L. PECHUMAN.


G. PINO / Los Tábanos de Chile. 193 ESPECIES QUE PODRIAN OCURRIR EN CHILE J

2.

Esenbeckia (Esenbeckia) testaceiventris (MACQUART) 1848: 169 (Panrom a ). Londres. (Ecuador.) PangorXa um bra WALKER 1850: 19. Londres (Chile) Esenbeckia sexm aculata ENDERLEIN 1925: 288. Berlín. (Colombia.) Scaptia (Pseudoscione) olivaceivcntris (KRCEBER) 1 ,30' 192 (Parosca ' Berlín. (Brasil.)

3.

Dasybasis gentina.)

4.

Tabanus nebulosus DE GEER 1776: 227. Estocolmo. (Surinam.) Tabanus incertus MACQUART 1838: 151. París. (Midi de France.) Tabanus pellucidus FABRICIUS 1805: 97. Copenhagen. (Sudamérica.) Dasybasis (Dasybasis) m inor (MACQUART) 1850: 33 (Tabanus). (Pata­ gonia.)

5. 6.

(Agelanius)

fcntanensis COSCARON 1932: 41. La Plata

(Ar­

ESPECIES CITADAS PARA CHILE, PERO DE PRESENCIA NO COMPROBADA 1. 2. 3. 4.

5.

Chrysops variegata subfascipennis MACQUART 1S50: 35. Londres. (Río Am azonas.) Chrysops laeta FABRICIUS 1805: 112. Copenhagen. (Sudamérica.) Chrysops laeta varians WIEDEMANN 1828: 208. Viena. (Brasil.) Dasybasis (Dasybasis) albosignata (KRCEBER) 1930: 156. Munich. (Argen­ tina.) TabarJus (Agelanius) canicolor KRCEBER 1934 : 299. Stibasoma (Rhabdotilus) planiventre (WIEDEMANN) 1828: 139. Berlín. (Brasil.)

ESPECIES CITADAS DE CHILE, PERO NO RECONOCIDAS 1. Pangonia macquarti GUERIN-MENEVILLE 1838: 288. Perdido. 2. Tabanus pullus PHILIPPI 1865: 722. Perdido. 3. Tabanus tephrodes PH ILIPPI 1865: 716. Perdido. 4. Tabanus (Agelanius) albinus KRΠBER 1931: 150. Perdido?. 5. Tabanus (Agelanius) circumscptus KROEBER 1930: 150. Perdido? 6. Tabanus (Agelanius) circumiens KROEBER 1931: 299? Halle. 7. Tabanus (Agelanius) despectus KRΠBER 1930: 158. Perdido. 8. Tabanus (Agelanius) divaricatus KRΠBER 1934: 300. Destruido. 9. Pangonia lingems MACQUART de BLANCHARD 1852: 389. Perdido. 10. Pangonia eriomera BLANCHARD 1852: 389. Perdido. 11. Tabanus lasiophthalma MACQUART de BLANCHARD 1852 : 394. Perdido. 12. Tabanus occidentalis MACQUART de BLANCHARD 1852: 396. Perdido

13.— Museo...


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL NOMBRES DE LAS INSTITUCIONES CONSERVADORAS DEL MATERIAL TIPO

Amsterdam

Zooelogische Museum, Universiteit Amsterdam, Holanda.

Berlin

Zoologisches Museum, Humboldt Universitaet, Eadt G ermany.

Buenos Aires

Museo Argentino de Ciencias Naturales. Argentina.

Cambridge

Museum of Comparative Zoology, Harvard University, Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos.

Columbus

Ohio State University, Ohio. Estados Unidos.

Copenhagen

Universitetets Zoologiske Museum, Dinamarca.

Dresden

Staatliches Museum fuer Tierkunde, East Germany.

Estocolmo

Ricksmuseum of Natural History, Suecia.

Florencia

Museo de la Specola, Florencia, Italia.

Frankfurt

Senckenbergische Naturforschende furt, West Germany.

Halle

Zoologisches Institut, Martin Luther Universitaet, Ha­ lle-Saale, East Germany.

Ithaca

Cornell University, New York, Estados Unidos.

Londres

British Museum Natural History, Inglaterra.

La Plata

Museo de La Plata, Argentina.

Lund

Universitets Zoologiska Institution, Suecia.

Macul

Centro de Estudios Entomológicos, Universidad de Chile, Santiago de Chile.

Munich

Zoologische Sammlung des Bayerischen Germany.

Gesellschaft, Frank­

Staates, West

Nâpoles

Museo de Zoología, Universidad de Ñapóles, Italia.

Paris

Muséum National d’Histoire Naturelle, París, Francia.

San Francisco

California Academ y Unidos.

Santiago Viena Washington

of

Sciences,

California.

Estados

Museo Nacional de Historia Natural¡, Santiago de Chile Naturhistorisches Museoim, Viena, Austria. U.S. National Museum, W ashington D. C. Estados Unidos.


G. PINO / Los Tábanos de Chile.

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Bol. Mus. Nao. Hist. Nat. Chile 34: 197-206 1975

Adiciones al Catálogo de las Aves Chilenas

P a t r ic io D r o u i l l y *

Desde la aparición del “ Catálogo de las aves chilenas con su distribución geográfica” (PH ILIPPI-B., 1964) se h an registrado varias especies y subespecies nuevas para el pais, adem ás de una especie nueva para la cien­ cia. Estas aves, que sum an un total de 26, c o ­ rresponden a 8 aves m arinas detectadas en el m a r chileno, incluyendo 2 para la Isla de Pas­ cua, 9 m igratorias de Norteam érica y 9 endé­ m icas de Sudam érica. No se considera entve éstas a Curaeus curaeus recurvirostris MARKHAM, 1971 (An. Inst. de la Pat. 2 (1 -2 ): 158-159), debido a que estim am os que su diag­ nosis, com o el n úm ero de ejem plares com pa­ rados, h a sido insuficiente para dar validez a • Universidad Católica, Sede Regional del Maulé, Talca.

esta subespecie. Se propone mantenerla com o sinónim o de Curaeus curaeus curaeus (MOLI­ NA, 1782) hasta que su posición sistemática sea definitivam ente aclarada. Se agregan, además, las aves de la Isla de Pascua ya conocidas por la ciencia para esta isla, pero excluidas por PHILIPPI-B. de su catálogo (1964), con excepción de Sula dactylatra LESSON y Sterr.fa fuscata luctuosa PHILIPPI y LANDBECK, que fueron incluidas en él. Las a” <;s de Pascua irán precedidas de un asterisco para diferenciarlas de las nuevas adiciones. Se m antiene el mism o orden sistemático seguido por PHILIPPI-B., al igual que la nu­ m eración, que será continuación del último núm ero de dicha obra.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

198

ORDEN PROCELLARIIFORMES (Albatros y Petreles) FAMILIA PROCELLARIIDAE SUBFAMILIA FULNARINAE

477

Pachyptila turtur (KUHL)

Petrel-palom a de pico corto

Procellaria turtur KUHL, 1820, Beitr. Zool. p. 143. (Estrecho de Bass) Anida en islas subantárticas de Australasia y del Océano Indico. De dis­ tribución muy extensa, ha sido capturado en el Atlántico S>ur. En Chile se encontró un ejem plar moribundo en la playa de Arica, 1966 (PHILIPPI-B., 1967). SUBFAMILIA PUFFININAE 478

Puffinus gravis (O’REILLY)

Fardela capirotada

Proceilaria gravis O’ REILLY, 1818, Voy. Greenland, adj. Seas, etc. p. 140, lám. 12, Fig. 1 (Cabo Farewell y Staten Hook a Terranova). Nidifica en Tristán da Cunha e Islas Diego Alvarez (G ou g h ); migra h a ­ cia el Atlántico Norte. Visitante ocasional, ha sido observada en las costas orientales del Estrecho de Magallanes por WATSON y ANGLE en enero de 1956 (HUMPHREY P. S. et al., 1970). 479

Puffinus nativitatis STREETS

Fardela de la Isla Christmas

Puffinus (Nectris) nativitatis STREETS, 1877, Bull. U. S. Nat. Mus. 7 p. 29 (Islas Christmas, Océano Pacífico). Otros nombres: Kuauá (en Isla de Pascua). Pacífico tropical. Nidifica en Islas Christmas, Laysan y Wake y en Archipiélagos Phoenix, Marquesas, Tuamotu y Austral. Ha sido encon­ trada nidificando además en Motu-Nui, pequeña isla contigua a Isla de Pascua (MILLIE y JOHNSON, 1970). 480

Puffinus assimilis GOULD

Fardela chica

Puffinus assimilis GOULD, 1838, Syn. Bds. Austr., pt. <, app., p. 7 (Nue­ va Gales del Sur = Isla Norfolk). Nidifica en islas Diego Alvarez (Gough) y Tristán da Cunha; tam bién en numerosas islas del Océano Indico y cercanías de Nueva Zelandia. En el Pacífico nidifica en las islas Galápagos; en Chile fueron captu­ rados varios ejemplares frente a la Isla de Chiloé por JEHL, del Museo de San Diego, California (MILLIE, 1971; JOHNSON, 1972). 481

*Pterodroma heraldica pascae LCENNBERG

Fardela Heráldica

Pterodroma (Aestrelata) heraldica paschae LCENNBERG, in Skottsberg’s Nat. Hist. Juan Fernandez and Easter Islands, 3, pt,. 1, 1920 (1921), p. 23 (Easter Island). Otros nombres: K akápa-T ahio (en Isla de Pascua). Nidifica en Isla de Pascua.

.

.......


P. DROUHiLY / A diciones al Catálogo de..,

lflfl

ORDEN PELECANIFORMES FAM ILIA PHAETHONTIDAE 482

*Phaethon rubricauda BODDAERT

Ave del Trópico de cola roja

Phaeton rubricauda BODDAERT, 1783, Table Pl. eñlum., p. 57 (Mauricio) O tros nom bres: Taváke (Isla de Pascua). Z on a tropical y subtropical del O céano Pacífico, Océano Indico. Un ejem plar n idifican d o fue capturado en el islote de M otu-Maratui, Isla de Pascua (MILLIE y JOHNSON. 1970; JOHNSON, 1972). Posiblem ente corresponda a la subespecie melanorhynichus, que nidifi­ ca en las Galápagos (SCHAUENSEE, 1966). 483

Phaethon lepturus DAUDIN

Ave dsl Trópico de cola blanca

Phaeton lepturus DAUDIN, 1802, B u ffon Hist. Nat., ed. Didot, Quadr., 14, p. 319 (M auricio). O tros nom bres: Taváke (Isla de Pascua). Mares tropicales. Su presencia ha sido detectada frente a la costa de Chile y en la Isla de Pascua (JOHNSON, 1972). FAMILIA FREGATIDAE 484

»Fregata minor (GMELIN) Ave fragata Pelecanus m inor GMELIN, 1789, Syst. Nat., 1 pt. 2, p. 572 (Sin localidad tipo). O tros nom bres: Makohe (Isla de Pascua). En Chile, sólo en Isla de Pascua y frente a los islotes de Salas y Gómez ( GOODALL, JOHNSON y PHILIPPI, 1964; MILLIE y JOHNSON, 1970; JOHNSON, 1972). FAMILIA SULIDAE

485

Su!a leucogaster (BODDAERT) Piquero café Pelecanus Leucogaster BODDAERT, 1783, Table Pl. enlum., p. 57 N9 973 (Cayenne). H abita las aguas de zonas tropical y subtropical. Cuatro ejemplares fueron observados a 195 millas frente a la costa de Arica, en agosto de 1972 (MILLIE, ARAYA y MAGNERE, 1973). ORDEN CICONHFORMES FAMILIA. ARDEIDAE Género Florida BAIRD Florida BAIRD. 1858, Rep. Expl. Surv. R. R. Pac., 9, pp. X X I. X X V , 671. Tipo, por monotipia, Ardea caerulea LINNAEUS

486

Florida caerulea (LINNAEUS) Garza chica azul Ardea caerulea LINNAEUS, 1758, Syst. Nat.. lOth ed. 1, p. 143 (Norteam érica, Carolina). Desde el sur de Norteamérica, Centroam érica, Colombia, Ecuador Perú, V e n e z u e la Guayanas, Brasil y Uruguay. En Chile fue observado un piem nlar adulto en Arica, octubre y noviembre de 1971 (LABERCOMBE y HILL, 1972), y un ejem plar joven en m ayo de 1972, tam bién en Arica (McFARLANE, 1972).


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

JO«

Género Bubulcus BONAPARTE Bubulcus (PUCHERAN MS.) BONAPARTE; 1855, Compt. Rend. Acad. Sci. París, 40, N? 14, p. 722, abril. Tipo por tautonimia, Ardea ibis “ Hasselquist” ( —LINNAEUS) = Ardea bubulcus AUDOUIN 487

Bubulcus ibis LINNAEUS

G aiza bueyera

Ardea Ibis LINNAEUS, 1758, Syst. Nat., lOth ed„ 1, p. 144 (Egipto). Mayor parte de Europa, A frica y Asia, Australia, este y sur de Estados Unidos, América Central, norte de América del Sur, Perú, Bolivia y Brasil. Er. Chile, un ejem plar lúe registrado en la costa de Antofagasta en enero de 1969 (BROWN, 1969; POST, 1970). ORDEN ANSERIFORMES FAMILIA ANATIDAE 488

Anas discors LINNAEUS

Pato de ala azul

Anas discors LINNAEUS, 1766, Syst. Nat. 12th ed., 1, p. 205 (Norteamé­ rica, Carolina). Nidifica en Norteamérica; en invierno emigra al sur, extendiéndose a través de América Central, Antillas y, por América del Sur, hasta A r­ gentina (La Rioja y Buenos Aires). En Chile fue capturado un ejem ­ plar al sur del Puerto de Los Vilos, provincia de Coquimbo, en octubre de 1965 (PHILIPPI, 1966).

ORDEN CHARADRIIFORMES FAMILIA THINOCORIDAE

489

Attagis gayi simonsi CHUBB

Perdicita cordillerana boliviana

Attagis gayi simonsi CHUBB, 1918, Bull. Brit. Orn. Cl., 38, p. 41 (Crucero, Perú) Zona de La Puna desde Ecuador, Perú al norte de Chile (Tarapacá). Oeste de Bolivia y noroeste de Argentina, Jujuy (JOHNSON, 1967). FAMILIA LARIDAE SUBFAMILIA LARINAE Género Xema LEACH Xema LEACH,, 1819, in ROSS, Voy. Disc. B a ffin ’s Bay, App. 2, p. LVII. Tipo, por monotipia, Larus sabini SABINE 490

Xema sabini (SABINE)

Gaviota de Sabine

Larus sabini SABINE, 1819, Trans. LINN. Soc. Lond., 12, (2), p. 522, pi. 29 (Sabine cerca de Bahía Melville) Nidifica en las regiones circumpolares del hem isferio Norte; en invierno emigra a l sur hasta Perú, manteniéndose alejado de las costas. En Chile ha sido observado frente a Tarapacá (21? S.) en diciembre de 1968 y en febrero de 1970 a 20 millas al norte de Talcahuano (369 30’ S) por S. CHAPMAN (JOHNSON, 1972).


P. DROUILLY / A diciones al Catálogo d e . . . G énero Creagrus BONAPARTE Creagrus BONAPARTE, 1854, Naumannia, p. 213. T ip o por designación original, Larus furcatus NEBOUX

101

Cieagrus furcatus (NEBOUX)

G aviota de las Galápagos

“ M ouette á queue fourcliue” NEBOUX, Rev. Zool., 3, p. 290, 1840. Larus furcatus NEBOUX, 1846, Voy. “ Venus” , Aílas Zool., Óis., lam. 10 (R ada de Monterrey, Alta C alifornia). N idifica en las Islas Galápagos. En Chile ha sido observado por S. CHAPMAN en enero de 1970, a 23 millas frente a Chañaral, y en enero de 1971 frente a Algarrobo. JEHL, del Museo de Historia Natural de San D iego, California, capturó un ejem plar en ju n io de 1970 en Concepción (36? 12’ S ), y observó varios cerca de la Isla de San Am brosio (JOHNSON, 1972). SUBFAMILIA STERNINAE 492

*Sterna lunata PEALE

Gaviotín pascuense

Sterna lunata PEALE, 1848, U. S. Expl. Exped. 8. p. 277. Otros nom bres: M anutara (Isla de Pascua). Z on a tropical del P acífico, Molucas, Hawai, Isla do Pascua.

493

“Anous stclidus pileatus (SCOPOLI)

G aviotín pardo pascuense

Sterna pileata SCOPOLI, 1786, Del. Flor, et Faun. Insubr. fase. 2, p. 92. Otros nom bres: Tuáo (Isla de Pascua). N idifica en islas tropicales del O céano In dico y Pacífico. En Chile se ha com probado su n idifica ción en las islas de San Félix y San Ambrosio, así com o en los islotes M otu-Nui, M otu-Iti y Mobu-Maratiri en Isla de Pascua (GOODALL, JOHNSON y PHILIPPI, 1964; MILLIE y JOHNSON, 1970), 494

*Procelsterna cerúlea skottsbergii

LCENNBERG

G aviotín grisáceo pascuense.

Procclsterna caerulea ®kottsberggi LOENNBERG, 1921, in Skottsberg’s. Nat. Hist. Juan Fernández and Easter Ids., 3, pt. 1, p. 20 (Isla de Pascua). Otros n om bres: Taví (en Isla de Pascua). En Isla de Pascua y Océano P a cífico Sur. G énero Gygis WAGLER G ygis WAGLER, 1832, Ibis, col. 1223. Tipo, por m onotipia, Sterna candida GMELIN 495

‘ G ygis alba royana MATHEWS

Gaviotín hada pascuense

Gygis alba royana MATHEWS, 1912, Bds. Austr., 2, p. 443, pl. 119 (Isla Ascensión) O tros nom bres: K ia -K ía (en Isla de Pascua).


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

202

ORDEN CUCULIFORMES FAMILIA CUCULIDAE Género Coccyzus VIEILLOT Coccyzus VIEILLOT, 1816, Analyse, p. 28. Tipo Coucou de la Caroline B uffon = Cucuhis americanas LINNAEUS.

496

Ccccyzus melacoryphus VIEILLOT

Cuclillo de pico negro

Coccyzus melacoryphus VIF.TT.T.OT, 1817, Nouv. Dict. Hist. Nat., 8, p. 271 (Paraguay). En casi toda Sudamérica, llegando por el sur hasta Argentina, La Rioja, La Pampa y Buenos Aires. Islas Trinidad y Galápagos. En Chile fue ca p­ turado un ejem plar en Chinchorro, Arica, el 8 de m ayo de 1960 (PHILIPPI. 1968). ORDEN APODIFORMES FAMILIA APODIDAE Género Chaetura STEPHENS

Chaetura STEPHENS, 1825, SHAW. Gen. Zool., X III, p. 76 (Hirundo pelagica LINN.)

497

Chaetura pelagica (LINNAEUS)

Vencejo de chimenea

Hirundo pelagica LINNAEUS, 1758, Syst. Nat., ed. 10, 1, p. 192 Nidifica desde el Sur de Canadá hasta Texas y Florida; m igra a Am érica del Sur a través de Colombia y oeste de Venezuela hasta noroeste de Brasil y Lima, Perú. En Chile fueron capturados cuatro ejem plares cerca de Molinos, valle del Lluta, Arica, en diciembre de 1971 (ARAYA, MILLIE y MAGNERE, 1972).

FAMILIA TROCHILIDAE Género Thaumastura BONAPARTE Thaumastura BONAPARTE, 1850, Consp. Av. I, p. 85 Tipo Omism ya cora LESSON

498

Thaumastura cora (LESSON y GARNOT)

Picaflor de Cora

Orthorhynchus Cora LESSON y GARNOT, Voy. “ Coquille” , Atlas, 1826 (1827), pl. 31, f. 4; Zool. 1, 1826 (1830), p. 682. Oeste de Perú, desde el sur de Libertad a Arequipa. En Chile fueron observados 2 ejem plares en los alrededores del Hotel Azapa, Arica, entre el 6 y 8 de noviembre de 1971 (LAVERCOMBE y HILL, 1972).


DROUILLY / A diciones al Catálogo de.

203

ORDEN PASSERIFORMES FAMILIA FURNARIIDAR

499

U pucerthia andaccoia D ’ORBIGNY y LAFRESNAYE

Bandurrilla de las piedras.

U ppucerthia (sic) andaecoia D ’ORBIGNY y LAFRESNAYE, 1838, Syn. Av., a, in Mag. Zool., 8, cl. 2. p. 21 (Sicasica, La Paz, Bolivia). Altos Andes de Bolivia, desde Chuquisaca a La Paz, noroeste de Argenti­ na, en Jujuy y Catam arca. En Chile fue capturado un ejem plar en los Altos Andes de Antofagasta (JOHNSON. 1972). FAMILIA TYRANNIDAE G énero Pitangus SWAINSON Pitangus SWAINSON, 1826, Zool. Journ., 3, p. 165. Tip o por designación original Tyrannus sulPhuratus VIEILLOT = Lanius sulphuratus LINNAEUS. Pitangus sulphuratus (LINNAEUS, 1766) Sur de Texas, M éxico, Am érica Central, Trinidad, Zona Tropical, Guayanas, Venezuela y Colom bia, excepto al oeste; h acia el sur hasta Argentina, Buenos Aires, La Pam pa, M endoza (SCHAUENSEE, 1966). 500

Pitangus sulphuratus bolivianus

(LAFRESNAYE)

Benteveo

Saurofphagus bolivianus LAFRESNAYE. 1852, Rev. Mag. Zool., (2) 4, p. 463 (Chuquisaca, Bolivia). Parte este de Bolivia, Chaco paraguayo y Argentina, Buenos Aires, La Pam pa, Mendoza, R ío Negro. En Chile, un ejem plar capturado en julio de 1966, en las cercanías de Cholguán, prov. de Ñuble (PHILIPPI, 1967). G énero Tyrannus LACKPEDE Tyrannus LACEPEDE, 1799, Tabi. Oiseaux, p. 5 T ip o “ Le Tiran” BUFFON Lanius tyrannus LINNAEUS 501

Tyrannus tyrannus (LINNAEUS)

P ájaro Rey

Lanius tyrannus LINNAEUS, 1758. Syst. Nat., 10th. ed., 1 p. 94. Basado en M uscicapa coron a rubra CATESBY, Nat. Hist. Carolina, 1, p. 55, pl. 55 (C arolina). N idifica entre el sur de Canadá, Nueva M éxico y Florida. Migra al sur por el oeste de Am érica Central y del sur hasta Perú, Bolivia y noroes­ te de Argentina. Un ejem plar capturado en Chinchorro, Arica, en m a­ yo de 1960 (PHILIPPI, 1967), observado posteriorm ente en Santo D o­ m ingo, noviem bre de 1967, y en Antofagasta en abril de 1968 (JOHNSON, 1972).


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

FAMILIA TURDIDATS Género Catharus BONAPARTE Catharus BONAPARTE, 1851, Consp. Av., 1 p. 278. Tipo por m onotipia Turdus inmaculatus BONAPARTTí = Turdus aurantiirostris HARTLAUB.

502

Catharus fuscescens (STEPHENS)

Zorzal selvático

Turdus fuscescens STEPHENS. 1817 in SHAW, Gen. Zool., 10, (1). p. 182. Basado en Turdus mustelinus WILSON (no de GMELIN), Amer. Orn., 5, p. 98, pl. 43, Fig. 3; 1812. Nidifica en el sur de Canadá y Estados Unidos y noroeste de Arizona y Georgia; migra a través de América Central a Guayana Británica, V e­ nezuela, norte de Colombia y B:asil. Accidental en Curacao. En Chile, un ejemplar capturado por R. W. McFARLANE el 17 de marzo de 1973 en Chapisca, Valle de Lluta, Arica. Ejemplar N? 4445 Colecc. Museo Nac. Hist. Nat. FAMILIA HIRUNDINIDAE Género Riparia FORSTER

Riparia FORSTER, 1817, Synop. Cat. Brit. Bi.ds. p. 17 Tipo por monotipia y tautonimia, Riparia eurc$aea = Hirundo riparia LINNAEUS 503

Riparia riparia (LINNAEUS)

Golondrina barranquera

Hirundo riparia LINNAEUS, 1758, Syst. Nat., ed. 10, I, p. 192 (Europa = Suecia). Nidifica en la zona templada del hem isferio norte. En Norteamérica lo hace en Canadá y Estados Unidos; migra, a través de México y Am éri­ ca Central, a Guayana Biitánica, Venezuela, Colombia, este de Perú, Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina. Ha sido observado en Chile en diciembre de 1968, y en 1971, en la oficina Pedro de Valdivia, A n tofagasta, y en Llifén, Valdivia (JOHNSON, 1972). FAMILIA COEREBIDAE 504

Conirostrum tamarugensis JOHNSON y MILLIE

Comesebo de los Tam arugos

Conirostrum tamarugensis JOHNSON y MILLIE, 1972, Supl. Birds o í Chile and Adj. Regs. Platt. Establ. Gráf. Bs. As., 1 lam., p. 4. Encontrado por primera vez en plantación de tam arugos cerca de P in ­ tados (209 30 ' s ) , prov. de Tarapacá. Un ejem plar m acho capturado el 9 de diciembre de 1970 y 3 m achos y 1 hem bra el 14 y 17 dé diciem bre de 1971.


P. DROUILLY / A diciones al Catálogo de.

205

FAMILIA THRAUPIDAE G énero Piranga VIEILLOT Piranga VIEILLOT. 1807, Hist. Nat. Oís. Amér. Sept., 1, p. IV. T ip o por m onotipia. M uscícapa rubra LINNAEUS 1776 = Fringilla rubra LINNAEUS, 1758 Piranga rubra (LINNAEUS, 1758) N idifica en Norteam érica desde el sureste de California, sur de Nebraska, Indiana y Ohio a Deiaware, Florida y México. En invierno m igra a Sudamérica, Venezuela, Colom bia, Ecuador, este de Perú, noroeste de Bollvia y Brasil. Trinidad. 505

Piranga rubra rubra (LINNAEUS) Fringüla rubra LINNAEUS, 1758, Syst. Nat. lOth ed„ 1, p. 181. Basado en “ The sum m er R ed-B ird” CATKSBY, Nat. Hist. Carolina, 1, p. 56, pl. 56x. N idifica a l este de Estados Unidos y Norte de México, en invierno migra a través de Am érica Central hasta Perú, Bolivia y oeste de Brasil. En Chile fue encontrado un ejem plar m om ificado, en enero de 1967, en Es­ tación La Negra, A ntofagasta. Depositado en el Museo Nacional de His­ toria Natural de Santiago. FAMILIA ICTERIDAE G énero D olichonyx SWAINSON D olich onyx SWAINSON, 1827. Phil. Mag., (n. s.), 1., N? 6, p. 435, jun. T ip o por m onotipia, Fringilla oryzivora LINNAEUS; ídem. Zool. jo u m . 3, N1? 11, Sept., dec., p. 351, 1827 (caracteres de género).

506

D olich onyx cryzivorus (LINNAEUS) Fringilla oryzivora LINNAEUS, 1758, Syst. Nat., lOth ed., 1, p. 179. Basado en “ H ortulanus Carolinensis" CATESBY, Nat. Hist. Carolina, 1, p. 14; pl. 14. y “ Em beriza carolinensis” KLEIN, Hist. Av. Prodr., p. 92, (Cuba y Ca­ rolin a = Carolina del Sur.) N idifica en Norteam érica desde el sur de Canadá a Oregon, Kansas, Ohio y Nueva Jersey. Migra a Sudam érica hasta Perú, Bolivia, Para­ guay y norte de Argentina. En Chile, un ejem plar fue observado por HOWELL el 15 de diciem bre de 1968 en la O ficina Pedro de Valdivia, A ntofagasta. (JOHNSON, 1972). FAMILIA FRINGILLIDAE SUBFAMILIA CARDUELINAE

507

Catam enia in om a ta (LAFRESNAYE) U ñ a r ía

in om a ta

P-ingilio semillero plebeyo

LAFRESNAYE, 1847, Rev. Zool., 10, p. 75 (Bolivia)

Z on a tem plada y puna de los Andes, desde Venezuela a Argentina, Jujuy a M endoza. En Chile fueron observados algunos ejem plares en Mamiña, Tarapacá, en agosto de 1968 y 1969 (JOHNSON, 1970).


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

206

SUBFAMILIA EMBERIZINAE 508

Diuca diuca chiloensis PHILIPPI-B y PEÑA

Diuca de Chiloé

Diuca diuca chiloensis PHILIPPI-B y PEÑA. 1964, 29 Supl. Aves de Chile, p. 447, Platt. Establ. Gráf. Bs. As. (Dalcahue-Mlocopulli Chiloé). Tipo en Mus. Nac. Hist. Nat. Santiago, Chile. Endémico de Isla Grande de Chiloé. 509

Phrygilus alaudinus bipartitus ZIMMER

Platero peruano

Phrygilus alaudinus bipartitus ZIMMER, 1924, Field Mus. Nat. Hist. Zool. Ser., 12, p. 61 (Cajamarca, Perú). Zona templada de los Andes, desde el oeste de Ecuador, Perú, al oeste de Bolivia. En Chile, observado en Putre, norte de Tarapacá, en diciembre de 1971 (LAVERCOMBEy HILL, 1972).

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ARAYA, B „ G. MILLIE y O. MAGNERE 1972

Un vencejo nuevo para Chile Chaetura p e­ lágica (LINNAEUS, 1758) (A podiform es, A podidae). Not. Mens. Mus. Nac. Hist. Nat. 16 (188):11

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GOOD ALL, J. D., A. W. JOHNSON y R. A. PHILIPPI B. 1951 1964

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The Birds o f Chile and adjacent regions of Argentina, Bolivia and Perú. Platt. Establ, Gráf. E<3. As . 1:398 The Birds o f Chile and adjacent regions of Argentina, Bolivia and Perú. Platt. Establ. G ráf. Bs. As. 2:447 Aves observadas en M am iña (Tarapacá) desde el 15 al 30 de agosto de 1968 y 1989. B ol O m it 2 (1 ): 1-2 Supplem ent to the Birds o f Chile and adja­ cent regions o f Argentina, Bolivia and Perú. Platt. Establ. G ráf. Bs. As.

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Aves observadas en la provincia de Tarapa­ cá, incluyendo el hallazgo de dos especies y una subespecie nuevas para Chile. Bol. O m it. 4 (1 ): 1-7

Aves de la Isla de Pascua. N ot. Mens. Mus. Nac. Hist. Nat. 14(164): 6-10

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Trip to Chiloe Isla n d: A u gust 26-Septem ber 9th. 1971. B ol. O m it. Santiago, 3(2) :2

MILLIE, G., B. ARAYA y O. MAGNERE 1973

U n piquero n u ev o para los m ares chilenos, Sula leucogaster. (BODDAERT, 1783) N ot. Mens. Mus. Nac. H ist. Nat. 17(200) :9-10

PHILIPPI B., RODULFO A. 1964 1966 1967 1968

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MILLIE, G. y A. W . JOHNSON

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Segundo hallazgo en Chile de la pequeña garza azul. B ol O rnit. 4 (2 ): 3

Catálogo de las aves chilenas c o n su d istri­ bu ció n geográfica. Inv. Z ool. Chilenas 11: 1-179 El pato de ala a z u l Anas discors captu rado p or prim era vez en Chile. B ol. M us. Nac. Hist. Nat. 29(3) :45-47 Tres especies de aves capturadas p o r p rim e­ ra vez en Chile. B ol. M us. Nac. H ist. Nat. 2 9 (7 ):121-124 U n n u evo c u clillo para Chile C occyzus m e lacoryphus VIEILLOT. B ol. M us. Nac. Hist. Mat. 29(9): 129-130

POST. P. 1970

First report o f Cattle Egret in C hile and range extensions in Perú. A uk 87(2): 361.


Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. 34: 207-216 1975

Observaciones sobre el estado actual de algunos representantes de fauna y flora en el Parque Nacional Juan Fernández

G u il l e r m o

1.

ANTECEDENTES

D ado el interés m anifestado por el M iniste­ rio de Agricultura para reunir el m áxim o de antecedentes sobre parques nacionales del país, h acem os entrega de un resum en de los trab a jos y observaciones realizados por n oso­ tros en el Parque N acional Juan Fernández, entre el 11 de enero y el 23 de m arzo de 1970, en las Islas R oblnson Crusoe y Alejandra Selklrk. in clu im os, adem ás, algunas observacio­ nes efectu adas en el m ism o período en la Isla R obln son Crusoe por el Sr. KLAUS P. BUSSE O., del D epartam ento de Biología de la Fa­ cu lta d de F ilosofía y Educación de la U. de Chile. Se Incluyen, com o elem ento com parati­ vo, algunas experiencias recogidas en una vi­ sita efectu a d a a esta isla en enero de 1968. A gregam os algunas recom endaciones acerca del m a n e jo de este parque. D eseam os expresar nuestros agradecim ien­ tos al Sr. EDUARDO ASTORGA S., ex D irec­

W.

M a n n W il c k e

tor de la División Forestal del Servicio Agríco­ la y Ganadero, quien tuvo la gentileza de presentarnos a las autoridades locales. Los objetivos específicos del viaje fueron estudiar: 1.

La acción del coatí (Nasua nasua LINNAEUS) sobre las biocenosis de la isla R obinson Crusoe y su posibilidad de control;

2.

La posibilidad de efectuar un control bio­ lógico de la zarzamora (Rubus ulmifolius SCH O TD en la isla Robinson Crusoe; y

3.

Observaciones biológicas en el picaflor rojo de Juan Fe.nández (Sephanoides fernandensis K IN G ).

1.1 LA ACCION DEL COATI (Nasua nasua LINNAEUS) SOBRE LAS BIOCENOSIS DE LA ISLA ROBINSON CRUSOE Y SU PO­ SIBILIDAD DE CONTROL. El coatí, carnívoro Procyonidae, cuya dis-


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BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

tribución original comprende desde el norte de Argentina hasta el sur de EE. UU., fue in­ troducido en esta isla por el Sr. H. WEBER ha­ ce unos 25 años. Tuvimos oportunidad de ob­ servar numerosos ejemplares, tanto aislados com o en manadas, en diversas localidades de la isla. Estimamos que la población actual debe ser aproximadamente de 3.000 a 5.000 ejemplares. Algunos coatíes fueron cazados con el fin de efectuar mediciones y extraer su estómago para determinar con mayor exactitud el régi­ men alimentario de esta especie. Se observó en el terreno el com portam iento de los coatíes en la búsqueda de su alimento y se com probó que consumen, entre otros: cara­ coles (Helix pom ati»), insectos, arácnidos, crustáceos, larvas y adultos de batracios (Pleurodema thaul (LESSON), frutos de m aqui (Aristotelia chilensis (MOLINA) STUNTZ), frutos de zarzamora (Rubus utmifolius SCHOTT), huevos y pichones de zorzal (Turdus falklandi magellanicus K IN G), tordos (Curaeus curaeus (MOLINA) y huevos, picho­ nes y adultos de fardelas (géneros Puffinus y P terodrom a); estos últimos son capturados de día dentro de sus cuevas. El coatí no depreda significativamente ra­ tones (Rattus rattus L., R. norvegicus (BERKENHOUT), lauchas (Mus muscuius LINNAEUS), conejos (*Jryctolagus cuniculus (L.) ni aves pequeñas com o picaflores (Sephanoides sephanoides LESSON y GARNOT, S. fernan densis KING) ni cachuditos (Anairetes fernandezianus (PHILIPPI), por encontrarse éstos fuera de su alcance. Representa, sin em ­ bargo, una fuerte amenaza para la sobrevi­ vencia del nuco o búho (Asió flammeus suinda VIEILLOT), del zorzal (Turdus falklandi magellanicus KING) y de varias especies de aves marinas (géneros Pterodroma y P u ffi­ nus), las cuales son fáciles presas para este carnívoro. Por estas razones, estimamos que el coatí debe declararse especie dañina y procederse a erradicarla pronto. Con esta finali­ dad, capturamos y trasladamos a Santiago algunos ejemplares jóvenes, en los cuales ac­ tualmente estamos ensayando la inoculación de distemper, enferm edad viral específica para algunas fam ilias de carnívoros que, al aplicarse en la isla, podría redaicir considera­ blemente la población de la especie en cues­ tión.

1.2 LA POSIBILIDAD DE EFECTUAR UN CONTROL BIOLOGICO DE LA ZARZA­ MORA (Rubus ulmifolius SCHOTT) EN LA ISLA ROBINSON CRUSOE. Se com prueba un gran aumento de la zar­ zam ora en los dos años transcurridos desde nuestra primera visita a la isla Robinson Crusoe (1968). Esta rosácea introducida, que ha logrado la ecesis en muy poco tiem po en esta isla, cubre día a día una m ayor superficie de bosque n a­ tivo, obligando a sucumbir a la m ayoría de los vegetales que cubre. Las especies más afectadas en la com peten­ cia por el espacio vital con la zarzamora son las endémicas, tanto arbóreas com o arbusti­ vas, que conform an el bosque clím ax, tales com o: la luma de Masatierra (Nothomyroia fernandeziana). el naranjillo (Fagara m a yu), el canelo (Drimys con fertifolia ), etc., más algunas especies de helechos endémicos com o son los helechos arbóreos (géneros Dicksonia y Lophosoria), y el helecho tre­ pador (Arthropteris sp.). Otra especie en ­ dém ica con la cual tam bién com pite la zarza­ m ora es la quila de Juan Fernández (Chusquea sp.), que crece especialm ente entre otros arbustos en laderas de exposición sur. Se trazó un m apa de la isla Robinson Crusoe, en el cual se indican los lugares más densamente vegetados por esta maleza, con el fin de conocer las zonas en que posterior­ mente debe ser puesto en práctica el control biológico para esta especie. Estimamos que la posibilidad de un efectivo control biológico de la zarzam ora está dada por la introducción de algunas especies de m icrolepidópteros (géneros Bem becia, Schreckensteinia, A potoform a y Priophorus), cuyas larvas se alim entan exclusivamente de las hojas y tallos de esta especie y de algunas otras del m ism o género (Kubus). Para averi­ guar si se puede efectuar el establecim iento favorable de los insectos m encionados se oolectaron algunos artrópodos y aves con el fin de determinar posteriorm ente cuáles serán en el futuro los posibles depredadores de los m i­ crolepidópteros en cuestión. Asimismo, a c­ tualmente estam os com parando diferentes aspectos bióticos de la isla R obinson Crusoe con las regiones de distribución original de estas especies.


O. MANN / O bservaciones sobre el estado. 20 9

P a la asegurarnos de que la in troducción de estos m icrolepidópteros a la isla no origine una alteración repentina del equilibrio ecoló­ gico, estim am os que debe analizarse aún un gran n úm ero de £acto; es todavía no conside­ rados, tan to a nivel de la biocenosis com o del b iotop o de esta isla. 1.3

OBSERVACIONES BIOLOGICAS EN EL PICAFLOR ROJO DE JUAN FERNANDEZ (Sephanoides fernandensis K IN G ).

E xisten dos especies de picaflor en R obin son C rusoe: el picaflor ch ico o com ún (Sephanoides sephanoides LESSON y G A R N O T), llam ado tam bién “ pin gu irita” por los isleños., representado tam bién en el continente, y el p ica flo r r o jo de Juan Fernández (Ssphanoides fernandensis K IN G ), endém ico del arch i­ piélago. A esta últim a especie, el Sr. KLAUS BUSSE G. ded icó su especial atención, in ten ­ ta n do cu a n tifica r la población total de pica ­ flores y determ inar su distribución, para lo cual capturó y m arcó ejem plares. Se estima que existen alrededor de diez mil ejem plares y se com prob ó que el picaflor rojo habita ex­ clusivam ente en zonas de bosque denso. Varios ejem plares de am bas especies fueron m antenidos en cautividad para llevar a cabo algunos estudios etológicos. Con este fin, a l­ gunos ejem plares fueron trasladados a San ­ tiago. Se com probó que la destrucción del bosque y el fuerte con tin gente de roedores in troduci­ dos, que depredan tan to los huevos com o los adultos, representan un serio peligro al posi­ bilitar el exterm inio de las especies de pica­ flo r de esta isla. Adem ás, se tu vo la oportunidad de realizar otras observaciones en algunas especies ani­ m ales y vegetales que estim am os m ás repre­ sentativas en este parque nacional y que a con tin u ación nos perm itim os resumir. 2.

ISLA ROBINSON CRUSOE (ex Masatierra)

2.1 FAUNA AUTOCTONA Aves Marinas Existen en la isla 13 especies de aves m ari­ nas, de las cuales 3 son endém icas. Todas n i­ d ifica n en el suelo entre rocas o en cuevas, por lo cual están en inm inente peligro de ex­ tinción., debido al gran núm ero dé m am íferos Introducidos que las depredan (rata, coatí, gato, p erro). M.—

Museo

Solam ente la total elim inación de las espe­ cies depredadoras de estas aves podrá garan­ tizar su sobrevivencia. Lobo de m ar de Juan Fernández (Arclocephalu s philippii (PETERS). De los 700 lobos de m ar existentes en el a r­ ch ipiélago de Juan Fernández, alrededor de 200 habitan en Robinson Crusoe y 500 jen Ale­ jan dro Selkirk (según censo efectuado en fe bre o y m arzo de 1970 por los Sres. ANELIO AGUAYO, D irector del Depto. de Oceanología, Universidad de Chile,, Valparaíso, y DANIEL TORRES N., ayudante de Zoología en la Fa­ cultad de Ciencias Pecuarias y Medicina Ve­ terinaria, Universidad de Chile). Tuvim os oportunidad de observar alrededor de 100 ejem plares en diferentes lugares en el litoral de Robinson Crusoe. En esta isla, a for­ tunadam ente, los lobos de m ar son poco per­ seguidos debido al riguroso control por parte de los funcionarios de S. A. G. Recom endam os un control aún más severo para increm entar la población de estos lobos, lo cual significa­ ría el poder explotar racionalm ente algún día esta especie de grarv valor peletero. Nuco o Búho VIEILLOT)

(Asió

flam m eus

suinda

Se observaron cuatro representantes de esta especie de rapaces nocturnos. Estimamos m uy im portante estudiar sus hábitos de n id ificación en la isla, ya que en el continente sólo nidifican en el suelo, lo cual, al repetir­ se en esta isla, significaría su exterm inio por el coatí, el perro y el gato. El nuco debe ser protegido, ya que con tri­ buye al control natural de la población de con ejos y ratones. Cernícalo de Juan Fernández (Falco verius fernandensis CHAPMAN)

spar-

Com probam os que existe un buen núm ero de estas aves de rapiña que se alim entan de lauchas y ratones, además de artrópodos y aves pequeñas, por lo cual sen m uy im por­ tantes para la m antención del equilibrio bio­ lógico de la isla. No están en inm inente peligro de extin­ ción, a pesar de ser cazados por los isleños, debido a que tam bién suelen depredar a las aves de corral.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

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Cachudlto o cachitoro zianus (PHUJPPI)

(Anairetes fernande-

Tuvimos la oportunidad de observar un gran núm ero de representantes de esta espe­ cie endémica y estimamos que existen aún varios centenares de ejemplares. Su habitat se reduce al bosque denso entre Puerto Fran­ cés y Puerto Inglés, y la quebrada de Villagra. La destrucción del bosque y el gran núm e­ ro de roedores introducidos representan un serlo peligro para la supervivencia de esta especie. 2.2

FAUNA INTRODUCIDA

En esta isla hay gran cantidad de anim a­ les introducidos. Entre estos figuran Artró­ podos com o pulgas, moscas y zancudos, y Moluscos com o el caracol de las viñas (Helix pom atia), el cual es sumamente abundante y hace un considerable daño, especialmente a la flora endémica herbácea. Además, la gran cantidad de estos caracoles significa una p o­ sibilidad de aumento de la población de coa ­ tíes, ya que es un alimento preferido por és­ tos. Sapo de cuatro ojos (Pieurodema thaul (LESSON) Esta especie de batracio, introducida hace solamente algunos años, fue distribuida por los isleños en diferentes localidades de la is­ la por ser muy estimado su canto. Tuvimos la oportunidad de com probar que esta espe­ cie ha aum entado considerablemente en los dos años transcurridos desde nuestra ante­ rior visita a la isla. Esta especie, por ser un buen alimento, contribuye también a aumen­ tar el contingente de coatíes. Ganado En la Isla existen burros (Equus asinus L.), muías, caballos (Equus caballus L.), vacunos (Bos taurus L.), ovejas (Ovis aries L.) y ca­ bras (Capra hircus L.), que en total suman cerca de 2.000 ejemplares. Este contingente excesivamente grande de ganado en la isla, p or el consiguiente sobrepastoreo, es un in­ m inente peligro para la flora autóctona y acelera los procesos erosivos (allí observa­ bles) que año tras año van en aumento. Es indudable que este ganado es im portan­ te com o fuente alimentaria para la población residente; pero se com probó que existe un exceso que no es aprovechado y debe ser eli­

minado. Efectivam ente, de los caballares y mulares solamente m uy pocos son usados, debido a que los cam inos en esta isla son m uy escasos y accidentados. Todos los vacunos (Bos taurus L.) son m uy flacos por la falta de alimento, com o con se­ cuencia del exceso de ganado. Muy pocos vacunos son faenados. En los tres meses de nuestra estancia, pudim os com probar que só­ lo se aprovechó la leche de dos vacas. Las ovejas son el ganado más abundante en esta isla. Se faena un núm ero muy peque­ ñ o en relación con el total, Los individuos son, en su mayoría, extrem adam ente flacos. Se nos inform ó que diversas personas que n o residen en la isla poseen allí un gran núm e­ ro de ovejas. Estimamos que el exceso de ganado debe ser eliminado a la brevedad y que en ningún caso ha de permitirse que m antengan ganado en esta isla personas que n o residan en ella. Cabras de Juan Fernández (Capra hircus LINNAEUS) En esta isla quedan solam ente algunas es­ casas decenas de cabras, ya que, a pesar de existir la prohibición absoluta de caza de esta especie, hemos sabido que algunos isleños las cazan a m enudo. P or esta razón, la población de cabras está dism inuyendo rápidamente y, si n o se adoptan m edidas in ­ mediatas y aun más severas, en pocos año* se extinguirá en la isla. D esafortunadamente, se h an introducido algunas cabras de otras razas que ya h an m o­ dificado el patrim onio genético de las cabras de Juan Fernández. Recom endam os un control más riguroso de la caza y la prohibición absoluta de in ­ troducir cabras desde el continente a la isla. Además, nos perm itim os sugerir que se per­ m ita introducir, sin lim itaciones, cabras des­ de la isla Alejandro Selkirk, donde son m uy numerosas. Perros (Canis fam iliaris LINNAEUS) Existen en la isla aproxim adam ente 200 perros. Estos animales, fuera de constituir un serio peligro para la población hum ana por ser portadores de un gran n úm ero de ecto y endoparásltos, contribuyen al exterm i­ n io de las aves autóctonas, ta n to m arinas com o terrestres. Por estas razones, recomendamos que se


G. MANN / O bservaciones sobre el estado. reduzca drásticam ente el núm ero de perros y que se p roh íb a la Im portación de éstos des­ de el con tin ente. G atos (Felis catus LINNAEUS) H em os observado un gran núm ero de ga­ tos que son m an ten idos por la población para con trola r la m ultitud de ratones y lauchas existentes en la isla. D esafortunadam ente, los gatos, fuera de perseguir a los roedores introducidos, contribuyen en gran m edida al exterm in io de la avifaun a autóctona. A de­ m ás, se nos h a com u n icado que existe un n ú ­ m ero creciente de gatos alzados que, a su vez, represen tan un peligro aún m ucho m ayor para las aves autóctonas. R ecom endam os que prontam ente se elim i­ nen los gatos alzados y que se reduzca la can ­ tidad de gatos dom ésticos existentes en esta isla. R oedores No h a y representantes autócton os; pero existe una num erosa población de roedores in troducidos en esta isla : el ratón de las ace­ quias (Rattus norvegicus (BERKENHOUT), la rata de las casas (Rattus rattns LINNAEUS)., y la laucha dom éstica (Mus musculus LINNAEUS). De estas tres especies, la prim era, que es la más num erosa y se distri­ buye en tod a la isla, según nuestras observa­ ciones, provoca el m ayor daño entre la fauna y flo ra autóctonas. Esta especie, adem ás de alim entarse de sem illas y frutos de diferen­ tes vegetales autóctonos en fra n co retroce­ so num érico, contribuye a la extin ción de al­ gunas especies de aves terrestres com o el pi­ c a flo r ro jo (Sephanoides fernandenzis K IN G ), la pinguirita (Sephanoides sephanoides LESSON y G A R N O T ), el cach udito (Anairetes femandezianus (PH ILIPP I), etc., al com er los huevos, crias y aun los adultos de estas especies. R ecom endam os que se tom en pronto las m edidas para elim inarlos o, por lo menos, reducir drásticam ente el n úm ero de estos roedores. C on e jo

(O ryctolagus cunieulus (LINNAEUS)

Esta especie actualm ente está representa­ da por m u ch os miles de ejem plares en la is­ la R obin son Ciojsoe. Representa, por su con tin u o aum ento, uno de los problem as más graves para el equilibrio b iológico en esta is­ la, pues contribuye en gran m edida a la co n ­

21! tinua dism inución del estrato herbáceo y al consiguiente aum ento de la erosión. Además, contribuye al exterm inio de varias especies vegetales autóctonas y aun endémicas. La intensa caza de que es objeto por parte de los isleños no se hace notar en una dism inu­ ción significativa de su población. Estimamos de m ucha im portancia que, a la brevedad posible, se efectúe un estudio p a ­ ra con ocer el m étodo más eficaz de exterm i­ n ar la especie en cuestión en esta isla, y que éste sea luego llevado a la práctica. Palom a (Colum ba livia GMELIN) De esta especie, introducida por los corsa­ rios holandeses o ingleses hace ya algunos siglos, hem os observado gran núm ero de ejem ­ plares en diferentes partes de la isla. Com ­ probam os que estas palomas,, en enero, febre­ ro y marzo, se alim entan fundam entalm en­ te (80 a 85%) de semillas del cardo blanco (Silybum m arianum ) y consumen, además, semillas de algunas gramíneas. Presumimos que a este afortunado h echo se debe que el cardo blanco, com puesta introducida en esta isla hace más de 50 años, n o prospere signi­ ficativam ente allí. Tuvim os oportunidad de com probar que la población de palom as h a aum entado n ota ­ blem ente en los dos años transcurridos des­ de nuestra anterior visita, en 1968. Nos permitimos sugerir que tem poralm en­ te se perm ita la caza de esta especie, para así evitar un aum ento excesivo de su con tin ­ gente, que al ser extrem o podría causar la dism inución del estrato herbáceo y significa­ ría, por consiguiente, un ¡peligro para el equilibrio biológico en la isla. Esta especie posee im portancia científica por haber evo­ lucionado hasta sem ejar a los representan­ tes de la especie silvestre de sus precursores y debe, por esta razón, ser controlada con el fin de asegurar su supervivencia en esta isla. 2.3

FLORA AUTOCTONA

Chonta (Juania aust,ralis (MART.) DRUDE) En la isla existen varios centenares de ejem plares, cantidad que disminuye día a día debido a que, a pesar de existir la prohi­ bición absoluta de cortar chontas, algunos isleños las cortan continuam ente, según pu­ dim os com probar. Esto sucede debido a que existe un com ercio clandestino activo de objetos tallados en esta bella madera. SI es­ te com ercio n o es suprimido prontam ente,


212

BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

la chonta seguirá irremediablemente el m is­ mo cam ino del sándalo de Juan Fernández (Santalum fem andezianum PHILIPPI), que sn la actualidad está extinguido. Estimamos que el coatí no es un peligro para la supervivencia de esta especie, debido a que sólo consume la porción blanda y car­ nosa que rodea a la semilla, y no altera su capacidad de germinación. En este sentido,, sería muy importante que se estudiara la acción de los roedores introducidos, ya que éstos podrían destruir la semilla misma de la chonta, lo cual seria un grave peligro para la supervivencia de esta especie, dado el nu­ meroso contingente de roedores. Lamentamos que el vivero de chonta inicia­ do por funcionarios del S. A. G. en la isla haya fracasado, y sugerimos que se instale a la brevedad un vivero en la isla y otro en Valparaíso o Viña del Mar para asegurar la supervivencia de esta bella especie vegetal ¡ endémica de Robinson Crusoe. Quila de Juan Fernández (Ohusquea sp.) Hemos com probado que esta gramínea ha disminuido notoriamente en los dos últimos años, debido, fundamentalmente, a que es des­ plazada por la zarzamora (Rubus uhnifolius SOHOTT) y consumida por el numeroso ga­ nado existente en esta isla. Para que no desaparezca, reiteramos la im ­ periosa necesidad de eliminar o por lo menos reducir drásticamente la zarzamora y el ga­ nado. 2. 4 FLORA INTRODUCIDA Maqui (Aristotelia chilensís (MOL.) STUNTZ) Tuvimos oportunidad de com probar un n o­ torio aumento del maqui en los dos últimos años en esta isla. Esta eleocarpácea introdu­ cida, que día a día cubre una mayor super­ ficie de la isla, es distribuida allí fundam en­ talmente por el zorzal (Turdus falkiandi magellanicus), en cuyas heces se puede ob­ servar durante los meses de verano gran can­ tidad de semillas de maqui. A pesar de ser muy útil para los pescado­ res residentes, quienes con feccionan sus trampas para langostas con varillas de m a­ qui, es muy im portante que se estudie la form a de controlar la continua expansión de este vegetal, ya que desplaza a varias es­ pecies vegetales autóctonas y aun endémicas.

3.

ISLA ALEJANDRO SELKIRK (ex Masafuera)

3.1 FAUNA AUTOCTONA Aves Marinas Existe en esta isla un gran núm ero de aves marinas de diferentes especies. A pesai de haber observado, especialm ente al atarde­ cer, varios miles de ejem plares volando sobre el mar, no pudimos ubicar más que un total de veinte nidos y cuevas de éstos. Observamos varios centenares de íardelas muertas y comidas por la gran población de gatos alzados de la isla. En esta isla, al igual que en Robinson Crusoe, solamente la total elim inación de las especies depredadoras de estas aves garanti­ zará su supervivencia. Aves Terrestres A pesar de haber recorrido la m ayor parte de esta isla, no tuvimos oportunidad de obser­ var ejemplares de picaflor de Juan Fernández (Sephanoides femandensis K ING ) y solam en­ te vimos un rayadito de Masafuera (Aphrnstura m asafuerae PHILIPPI y LANDBECK). A orillas de los pequeños cauces de agua, en las quebradas, observamos algunos ejempla­ res de churrete de Juan Fernández (Cinclodes oustaleti backstrommii LCENNBERG). Además observamos algunos zorzales (Turdus falklandi magellanicus K IN G ). No observamos ningún picaflor ch ico o pinguirita (Sephanoi­ des sephanoides LESSON y G A R N O T). El Sr. DANIEL TORRES nos com unicó que, en fe­ brero y marzo de 1970, observó algunos ejem­ plares de cernícalo de Juan Fernández (Fal­ co sparverius femandensis CHAPMAN), los que, según nuestro parecer, se ven por prime­ ra vez en la isla A lejandro Selkirk. En general, existen relativamente pocas aves terrestres en esta isla. Presumim os que esto se debe al gran núm ero de roedores y ga­ tos alzados, los cuales, si n o son exterm inados luego, terminarán definitivam ente con los p o ­ cos representantes de aves que aún quedan. Aguilucho de Masafuera o blindado polyosom a exsul SALVIN)

(Buteo

Se observaron algunos representantes de es­ ta especie de accipitridae, tanto en la isla A lejandro Selkirk com o en la isla Robinson Crusoe. Estimamos que esta subespecie endémica del archipiélago está e n grave peligro de ex­ tinción, pues (lia a día disminuye el número


G. MANN / O bservaciones sobre el estado. de sus representantes debido a que los pesca­ dores instalados en esta isla los persiguen y m atan sin n ingu na consideración, ya que es­ tos rapaces depredan sus aves de corral. C onsideram os que el aguilucho de M asafuera representa una de las especies m ás im ­ p ortantes para la hom eostasis de esta isla, puesto que depreda, adem ás de algunas espe­ cies de aves m arinas (gén eios Pterodrom a y Pufíinus), a los roedores y lagom orfos in tro­ du cidos y a las crias de gatos y cabras exis­ tentes en gran n úm ero allí. Estim am os que, p or estas razones, el blin dado debe ser puesto b a jo p rotección especial y, con este fin, nos perm itim os sugerir que se prohíba term in an ­ tem ente su caza. L obo de m ar de Juan Fernández (A rctophoca philippii philip; i¡) Se tuvo la oportunidad de observar sola­ m en te m u y pocos ejem plares vivos de esta es­ pecie en la isla A lejan dro Selkirk. Se com prob ó que en esta isla, por desgracia, los lobos son perseguidos im placablem ente por los pescadores, quienes m atan a las crías para ob ten er sus pielesi, que luego venden clandes­ tinam ente. E ncontram os osam entas de once lobos co n un tam año entre 80 y 120 centím e­ tros. T od os los cráneos presentaban fracturas m uy sim ilares en su porción supero-posterior, que in dican que estos lobos fueron muertos p or un violen to golpe en la cabeza. Esta especie endém ica debe ser objeto de especial preocup ación de las autoridades, ya que posee gran im portancia tanto cien tífica com o econ óm ica para el futuro. 3 .2 FAUNA INTRODUCIDA R oedores D esafortunadam ente, existe en esta isla un n u m eroso con tin gen te de roedores introduci­ dos, tan to ratones (Rattus rattus, R. norvegicus) co m o lauchas (Mus m usculus), que co n ­ tribuyen al exterm in io especialm ente de aves pequeñas co m o p ica flo r (Sephanoides fe m a n densis), rayadito (Aphrastura m asafuerae) y ch urrete (Cinclodcs oustaleti backstrom m ii), de los cuales depredan los huevos, pichones y tam bién los adultos. R ecom endam os que, al igual que en la isla R obinson Crusoe, so inicie pronto un estudio sobre la posibilidad de elim inarlos defin itiva­ m ente. C on ejo

(O ryctolagus cuniculus

(LINNAEUS)

Tuvim os la oportu nidad de obseivar algu­

213 nos con ejos muy cerca del caserío, ya que és­ tos h an sido introducidos hace sólo algunos años por los mism os isleños, quienes están es­ perando que el contingente aumente lo sufi­ ciente para luego poder cazarlos sin que haya peligro de exterm inio. Estimamos que ésta es una de las mayores aberraciones que pueden observarse en este parque nacional, y consi­ deramos que estos con ejos deben exterm inar­ se lo más pronto posible, para que n o surja un problem a similar al provocado por la gran población de conejos en la isla Robinson Cru­ soe. Gato (Felis catus LINNAEUS) Hemos com probado la existencia de una nu­ merosa población de gatos alzados en la isla Alejandro Selkirk. Son traídos por los pesca­ dores para con trolar el gran núm ero de roedo­ res introducidos; pero son abandonados allí cuando los pescadores dejan la isla durante el período de veda de la langosta. Estos ani­ males abandonados se alzan y no regresan más al caserío, razón por la cual los pescado­ res introducen cada año un nuevo con tin ­ gente de gatos. Por esta razón y por la rápi­ da reproducción de esta especie, a ñ o a año aum enta considerablem ente su población. D esafortunadam ente estos gatos, adem ás de depredar los roedores introducidos, se ali­ m entan de las aves autóctonas. Vim os cen­ tenares de cadáveres de fardelas (Pterodroma sp.), parcialm ente com idos, cazados por estos carnívoros. Actualm ente los gatos alzados en esta isla rep esentan, con respecto a la población de fardelas, un problem a ya casi com parable al originado por los coatíes en la isla Robinson Crusoe. Por esta razón, debe prohibirse ter­ m inantem ente a los pescadores introducir gatos en la isla, iniciándose a la brevedad un estudio para ver m odo de erradicarlos de­ finitivam ente de las islas Alejandro Selkirk y Robinson Crusoe. Estimamos que una posibilidad de dism i­ nuir el contingente de gatos en estas islas podría ser el establecim iento artificial de una enferm edad viral específica para estos car­ nívoros, com o el distemper felino. Cabra de Juan Fernández (Capra hircus LINNAEUS). Tuvim os ocasión de observar m uchos cen ­ tenares de cabras, y estimamos que existen varios miles en esta isla. Por esta razón, nos perm itim os sugerir que no se restrín ja la c a - ’


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

214

za de esta especie para abastecer a la peque­ ña población de pescadores en la isla Alejan­ dro Selkiik. Además, sería muy importante que se permitiera a los isleños llevar cabras vivas desde la isla Alejandro Selkirk a la isla Robinson Crusoe, para que aumenten las cabras existentes en esta última y se evite la llegada de cabras de otras razas desde el con ­ tinente, impidiendo así que se modifique el patrimonio genético de la cabra de Juan Fer­ nández. Esta población de cabras, debido a su aislamiento durante siglos, ha form ado una raza muy especial tanto por su pelaje y colo­ rido com o por su cornamenta: es de gran in ­ terés científico y zoológico que todo el m un­ do se preocupe de su mantención.

de tallos de h oja s tiernas de esta especie, tan­ to para su propio consum o com o para enviar­ los a la isla Robinson Crusoe. Hemos observado que las plantas, especial­ mente las de gran tam año, que son sometidas a este tratam iento n o alcanzan a recuperar­ se y disminuyen gradualmente de tam año hasta sucumbir. Recom endam os que se prohíba el envío de los tallos de las h ojas tiernas de esta especie a la isla Robinson Crusoe, permitiéndose sola­ mente cortar la cantidad necesaria para el consum o de los pescadores en la isla A lejan ­ dro Selkirk. En esta form a se restringe la cor­ ta de estos tallos, de tal m anera que las plan­ tas logren recuperarse.

3.3 FLORA AUTOCTONA 3.4 FLORA INTRODUCIDA Pangue o nalca (Gunnera sp.) Zarzamora (Rubus ulmifolius SCHOTT) En las quebradas de la isla Alejandro Sel­ kirk hay un elevado número de ejemplares. La nalca se caracteiiza por ser de m ucho m a­ yor tamaño que los pocos ejemplares existen­ tes en la isla Robinson Crusoe. Desafortunadamente, los pescadores de la isla cortan un número excesivamente grande

4.

SUGERENCIAS

Para facilitar el m anejo de este Parque Nacional, nos permitimos sugerir: 1.

Que se instale una aduana en la isla R o ­ binson Crusoe, a fin de controlar el trá­ fico de organismos vegetales y animales o sus productos, tanto entre esta isla y la isla Alejandro Selkirk, com o entre el ar­ chipiélago y el continente.

2.

Que se prohíba terminantemente intro­ ducir al Parque cualquier especie animal o vegetal.

3.

Que se prohíba totalmente la exportación, desde el archipiélago, de organismos te­ rrestres, autóctonos, tanto vegetales com o animales. Que se efectúe un riguroso control de las armas de caza de los isleños. Que se establezca un funcionario del S. A. G. en la isla Alejandro Selkirk durante el período de pesca de la langosta, es de­

4. 5.

Hemos visto que, a pesar de existir algunas plantas de zarzamora, esta especie introduci­ da aún no presenta un peligro para el equili­ brio biológico en la isla A lejandro Selkirk, ya que no prospera por ser efectivam ente con tro­ lada por las cabras que allí existen.

cir, durante el tiem po en que la isla está habitada. 6. Que se instale en la isla Robinson Crusoe un vivero de vegetales endémicos, para asegurar la supervivencia de éstos. 7. Que se divulgue am pliam ente en el arch i­ piélago y en el continente cuáles son las especies que pueden ser cazadas y para cuáles está prohibida la caza en este Par­ que Nacional, ya que;, en la actualidad, tanto los isleños com o los turistas desco­ nocen los reglam entos vigentes. 8. Que todas las concesiones de terrenos sean restringidas a un área exactam ente deli­ mitada. 9. Que se tome el m áxim o de precauciones en el trazado y la construcción del ca m i­ no entre la can cha de aterrizaje y el pue­ blo, con el fin de que sólo sea destjruido un m ínim o de vegetación;, ya que el cam i­ no obligatoriam ente atravesará el bosque de m ayor atracción turística de la isla Robinson Crusoe.


G . MANN / O bservaciones sobre el estado.

215

5. ESPECIES DE ANIMALES SILVESTRES OBSERVADAS EN LOS MESES DE ENERO, FEBRERO Y MARZO DE 1968 Y 1970 EN EL ARCHIPIELAGO DE JUAN FERNANDEZ.

A V E S

Albatros errante

(Diemedea exulans exulans LINNAEUS)

Alba tros de ceja negra

(Diomedea melanophris TEMMINCK)

Petrel gigante o pájaro camero

(Macronectes giganteus GMELIN)

Petrel plateado

(Priocella antarctica STEPHENS)

Fardela negra de Juan Fernández

(Pterodroma neglecta SCHLEGEL)

Fardela negra de patas pálidas

(Pufflnus carneipes GOULD)

Fardela blanca común

(Puffinus creatopus CONES)

Fardela Marca chica

(Pterodroma cooki defilippiana GIGLIOLI et SALVADORI)

Fardela blinca grande

(Pterodroma externa externa SALVIN)

Fardela blanca de Masafuera

(Pterodroma lencoptera masafuerae LOENNBERG)

Golondrina de mar de vientre blanco

(Fregetta grallaria grallaria VIETT.TOT)

Gavlotín apizarrado

(Sterna fuscata luctuosa PHILIPPI y LANDBECK)

Gaviotín de San Ambrosio

(Procelsterna albivitta imitatrix MATHEWS)

Pingilno del Sur

(Sipheniscus magellanicus FORSTER)

Aguüucho de Masafuera

(Bnteo polyosoma exsul SALVIN)

Nuco o búho

(Asio flammeus sulnda VIEILLOT)

Cemicalo de Juan Fernández

(Falco sparverius fernandensis CHAPMAN)

Haicón peregrino boreal

(Falco peregrinus anatum BONAPARTE)

GMTlón (1)

(Passer domesticus domesticus LINNAEUS)

Zirzal común

(Tardus falklandi magellanicus KING)

Tbrdo común (1)

(Curaeus curaeus curaeus MOLINA)

Riyadlto de Masafuera

(Aphrastura masafuerae PHILIPPI y LANDBECK)

Churrete de Juan Fernández

(Cinclodes BERG)

Cschudlto de Juan Fernández

(Analretes fernandezlanus (PHILIPPI)

Picaflor chico común

(Sephanoides sephanoides LESSON y GARNOT)

Pfcaflor de Juan Fernández

(Sephanoides fernandensis KING)

Paloma (1)

oustaletl

backstrommii

(Columba livia GMELIN)

LCENN-


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

216

M A M I F E R O S

Lobo de dos pelos de Juan Fernández

(Arctophoca philippii philippii)

Coatí (i)

(Nasua nasua LINNAEUS)

Conejo (1)

(Oryctolagus cuniculus (L.)

Rata de las casas (i)

(Rattus ratíus L.)

Rata de las acequias (i)

(Rattus Worvegieus (BERKENHOUT)

Laucha común (i)

(Mus musculus LINNAEUS)

Cabra doméstica (i)

(Capra hircus LINNAEUS)

A N F I B I O S

Sapo de cuatro ojos (i)

(1) =

especie Introducida. Total: 10.

(Pleurodema thaul (LESSON)


Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. 34 : 21-7-225 1975

E l género Artemis en la Colección de Fósiles Terciarios y Cuartarios de R. A . Philippi (1887)

D a n ie l F r a s s in e t t i*

1.

INTRODUCCION

A través del ordenam iento y revisión de la C olección de Fósiles Terciarios y Cuartarios, de R. A. PHILIPPI, h an aparecido grupos que creem os necesario aclarar, especialm ente en lo que respecta a su posición sistem ática. Es­ te es el caso de los ejem plares citados por este autor (1887:107-109) en el género Artemis PO­ LI, 1791. La descripción genérica que encabeza la descripción de las especies corresponde a ca racterísticas del género D csinia SCOPOLI, 1777, siendo éste, por prioridad, el nom bre que se debió usar. N o todos los ejem plares citados com o Artemis corresponden, sin em bargo, a D osinia; h a y presentes otros géneros diferentes. Esta es la razón principal por la cual se ha pensa­ da en h a cer una revisión m ás detallada de es­ te gru po con el fin de actualizar la n om en cla­ tura de las especies citadas, facilita n do así el m a n e jo de la bibliografía cien tífica y, a la • Laboratorio de Paleontología, Sección Geología. Mu­ lto Nacional de Katorla Natural, Casilla 787, Santiago de Chile.

vez, ir poniendo al día esta Colección, de evi­ dente valor paleontológico para Chile. El ordenam iento taxonóm ico está basado en KEEN, M. (in MOORE, R „ 1969). La sigla SGO. PI. que lleva delante el n ú ­ m ero de cada ejem plar señala que los m ate­ riales correspondientes están depositados y conservados en el Laboratorio de Paleontolo­ gía de Invertebrados del Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile. 3.

DESCRIPCIONES Y COMENTARIOS

Antes de entrar eii la discusión del presente material, creem os que es de interés recordar la descripción de Artemis en que se basó PH ILIPPI (1887:107) para determinar sus ejem ­ plares. Esta se transcribe textualm ente a con ­ tinuación: “ Artemis POLI, 1791 Concha orbicular, lenticular, co n los ápices pequeños, encorvados; ch arnela com puesta de tres dientes en una, de cuatro en la otra valva; ligam ento este:no, a veces oculto, alargado; impresión paliar con un sino puntiagudo, fo r ­ m ado de líneas derechas.


Artemís

CITADAS

PHIL.

DE ESPECIES

complanata

LISTA

POR

PHIUPPI

(1887) Y SU NOMENCLATURA


D. FRASSINETTI / El género Artemls en la.

Este género se diferencia esencialmente del de Venus por la forma del pié del animal. Las conchas son las más veces blancas i estriadas concéntricamente. Hai especies bastante nu­ merosas en los mares actuales, i es singular que falten en el chileno; especies fósiles se ha­ llan en los terrenos terciarios”.

219

dos valvas cerradas con restos de con ch a so­ bre uno de los cuales se n ota el seno paleal. Santa Cruz (Patagonia). Medidas: Las mismas dadas en la descripción original. D escripción com plem entarla:

VENERACEA VENERIDAE DOSINIINAE Dosinia SCOPOLI, 1777 A grandes rasgos, este género está caracteri­ zado como sigue: Concha subcircular, deprimida o convexa; ornamentación de líneas concéntricas, planas, acintadas; lúnula más bien pequeña, bien de­ finida, excavada; escudete señalado por una línea que ocupa casi la totalidad del margen dorsal posterior. Charnela con tres dientes cardinales en cada valva; un lateral anterior en la valva izquierda ubicado debajo de la lú­ nula con su correspondiente hoyuelo para su Inserción en la valva derecha. Seno paleal pro­ fundo, subhorizontal. Borde interior de las valvas, liso. Dosinia laeviuscola (PHILIPPI, 1887) Fig. 7 A rtem is? laeviuscula 19, Fig. 1 Dosinia? laieviuscula Dosinia laeviuscula 28, Fig. 7 Dosinia laeviuscula

PHILIPPI, 1887: 109, Lám.

Holotipo: Concha subcircular, un poco hin­ chada; umbos anteriores; ornamentación for­ mada de líneas concéntricas acintadas; lúpula impresa, acorazonada; escudete ausente. En uno de los paratipos se distingue el molde del seno paleal, profundo, terminado en punta y que llega aproximadamente hasta la parte central de la valva; borde interno de las val­ vas, liso. En ninguno de los ejemplares se pue­ den observar los caracteres de la charnela. O bservaciones: Estos materiales aparecen descritos como Artemis? pero figurados como Venus. PHUJPPI (1887) anota que la forma circular de los ejemplares es la de las Artemis; pero señala, además, que la concha es muy hinchada. IHERING (1897:256; 1907:301) y ORTMANN (1902: 147) hacen referencia a esta forma nom­ brándola Dosinia laeviuscula, dejando en si­ nonimia el nombre original dado por PHILIPPI. ORTMANN (1902:147) señala esta especie para los estratos patagonianos de la boca del río Santa Cruz. Dosinia? quiriquinae (PHILIPPI, 1887) Fig. 2

IHERING, 1897: 256 ORTMANN, 1902: 147, pl. IHERING, 1907: 301

Artemis Quiriquinae PHILIPPI, 1887:107, Lám. 13, Fig. 21

Descripción original:

Descripción oiiginal:

"Testa ovato - orbicularis, lenticularis, satis inflata, praeter strias incrementi primum parum conspicuas, dein argutiores, laeviuscula, ápices Ínter tertiam et quartam longltudinís partem sití; margo dorsalis posticus sensim in ventralem abiens, ventralis in arcum circu11 flexus; dorsalis anticus concavus. Longit. 50,

“Testa suborbicularis, modice túmida, sulcis concentricis, sat distantibus, postice fortioribus, ante aream evanidis ornata, lunula parum profundata. Longit. circa 35, altit. 30, crass. circa 12 mm.”

altit. 43. crass. 25 mm.”

SGO.PI. 710 Holotipo. Molde de la mayor par­ te de una valva derecha con restos de con­ cha. Isla Quiriquina.

Materiales: SGO. PI. 189 Holotipo. Dos valvas cerradas oasl completas. Santa Cruz (Patagonia). SGO. PI. 177 Paratipos. Moldes internos de las

Materiales:

Medidas: Las mismas dadas en la descripción original.


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

220 Descripción complementaria:

Holotipo: Forma general suborbicular, m o ­ deradamente convexa; umbos encorvados an­ teriormente; ornamentación de lineas con cént.icas acintadas, regulares, casi ausentes hacia el borde ventral; lúnula angosta, alar­ gada, poco profunda (no se distingue si es ornamentada o lisa); escudete señalado por una linea, alargado. Seno paleal angular, pun­ tudo, ascendente y que llega hasta más o m enqg la parte central de la concha, perpendicularmente bajo el umbo. No es posible ver la charnela, pues se encuentra tapada por sedi­ mento. Observaciones: Hemos resuelto asignar esta especie a Dosinia?, con interrogativo, en razón a que los caracteres que son posible observar en la muestra sólo son suficientes para determinar una cercana relación con este género. Esta relación está fundamentada por el tipo de or­ nam entación y la form a del seno paleal. Por otra parte, la asignación form al al género Dosinia implicaría una ampliación del biocrón del taxon desde el Eoceno Inferior al Cretácico Superior; esta última, edad reco­ nocida para loa sedimentos de Quinquina. Lo anterior nos parece poco aconsejable sin te­ ner los elementos para una segura determi­ nación genérica. La misma situación de carencia de material en buen estado de conservación se plantea para poder establecer una clara afinidad o una asignación form al con el género Dos¡nobia FINLAY y MARWICK, 1937. del Cretá­ cico Superior de Nueva Zelandia. Dosinia semilaevis (PHILIPPI, 1887) Fig. 1 Artemls semilaevis PHILIPPI, 1887:108 Lám 13, Fig. 22 Dosinia (Dosinia) aff. semilaevis (PHIL.) WATTERS y FLEMING, 1972:384, Fig. 5 d-f. Descripción original:

quierda en buen estado de conservación con el detalle de la charnela. Navidad. SGO. Pl. 708 Paratipos. Una valva derecha y otra izquierda en buen estado de preserva­ ción. Navidad. SGO. PI. 707. Gran parte de una valva dere­ cha. Algarrobo. Medidas: A pesar de que ninguno de los ejem plares está com pleto, las medidas anotadas por PH ILIPPI (1887) son bastante cercanas. Descripción com plem entaria: H olotipo: Concha subcircular, m oderada­ mente convexa; borde dorso-ventral anterior más largo que en otros ejem plares chilenos del grupo; ornam entación de líneas con céntri­ cas aplanadas, regulares hacia la parte supe­ rior de la conchilla e irregulares m ientras más se aproximan al borde ventral; lúnula peque­ ña, ovalada, profunda, con una ornam enta­ ción similar a la del test; escudete denotado por una línea, ubicado en una superficie a pla­ nada en la que se continúa la ornam entación de la superficie valvar. Valva izquierda con tres dientes cardinales divergentes desde el umbo, cardinal central fuerte, cardinal an ­ terior laminar y el posterior alargado; apa­ rece, además, el diente lateral anterior p a p iliforme, ubicado debajo de la lúnula que caracteriza al género Dosinia. Observaciones: Con anterioridad, W ATTERS y FLEMING (1972) consideraron que el género que en rea­ lidad le corresponde a esta especie es Dosinia. El estudio de los materiales colectados en Chepu (Isla de Chiloé) permite a los autores ya m encionados considerar a la fauna fósil de Chepu claramente interm edia en edad entre las faunas de Navidad y Coquimbo, term inan­ do por asignarla al Plioceno Inferior. Dcsima

(Dosinia)

ponderosa

((3RAY, 1838)

Fig. 3.

“ Testa orbicularis, modice compressa, laevis, concentrice striata, striis impressis,’ distantibus, versus marginem profundioribus, demun obsoletis; lunula profundata. Longit. 43 mm., altit. totidem, crass. circa 14 mm .”

Artemis ponderosa PHILIPPI, 1887 107 T.ñm 14, Fig. 5. (Sinonim ia "in extenso" en OLSSON 1961260; HERM, 1969:120)

Materiales:

Descripción dada por PHILIPPI:

SGO. PI. 706 Holotipo. Restos de una valva iz­

‘Testa magna, orbicularis, crassa, pon dero­ sa, laevis; ápices et extrem itates concentrice


D. F R A S S IN E T I! / El género Artemis en la. zz i sulcati; m argo cardinalis crassus; lunula pro­ fun da, brevls. Dlam . 124, altit. 115 m m .” M ateriales: SGO. PI. 711. Parte de una valva izquierda con m ch arnela. Coquim bo. PH ILIPPI (1887) se­ ñala que se trata de un ejem plar reciente de su colección. M edidas: LIPP m ^smas ^at^as en

descripción de PH I-

D escripción com plem entaria: C oncha grande orbicular, gruesa; umbos pe­ queños, anteriores; ornam entación concéntrica de lineas aplanadas, irregulares; lúnula p e­ queña, im presa, aovada; escudete señalado por una linea. P lataform a charnelar fuerte y am ­ plia con tres dientes cardinales divergentes desde el ápice; cardinal central m acizo, b ífido, cardinal anterior lam inar, el posterior ala: ga do; se observa, adem ás, el diente late­ ral anterior en la valva izquierda, pequeño, papiliform e, u bicado directam ente debajo de la lúnula. O bservaciones: Con respecto al subgénero, esta especie fue asim ilada a Dosinidia DALL, 1902 (OLSSON, 1961; HERM, 1969), resultando el nom bre Dosinia (Dosinidia) ponderosa. La traducción de la descripción de DALL (1902) para este sub­ gén ero d ice: “ valvas suborbiculares, m ás o m enos com prim idas, blancas, con escultura con cén trica , los interespacios nun ca lam ela­ res, revestidas por un periostraco obvio; lúnula pequeña, im presa, escudete ausente; seno paleal am plio, ascendente; cardinal mediano ancho, surcado o bífido, lateral anterior p e­ queño, débil, liso” . Estas características concuerdan bien con las que presenta el ejem plar de PHILIPPI, de m anera que el subgénero D osinidia estaría correcto .para nuestro ejem plar. A h ora bien, KEEN (in MOORE, 1969) a n o­ ta que el nom bre Dosinidia es objetado y lo co lo ca co m o sinón im o de Dosjnja; ambos nom bres con siderando com o tipo a Venus concéntrica BORN. Siguiendo a M. KEEN, que expresa que la ausencia de escudete y la ornam entación con ­ céntrica de estrías n o lam elosas es caracte­ rística de Dosinia en el sentido estricto, pen ­ samos que el ejem plar de nuestra colección debe ser n om in ado com o Dosinia (D osinia)

ponderosa. Con anterioridad I-IERTLEIN y STRONG (1955:188) se habían referido a Artemis ponderosa GRAY com o una Dosinia s. str. Esta especie ha sido hallada por HERM (1909) en la serie basal del Plioceno de Co­ quim bo (Bahía Herradura, 29° 58’ Lat. S aprox.) y en la serie superior del P lioceno de Caldera (Quebrada Blanca, 27° 04’ Lat. S aprox.). OLSSON (1961) señala que esta especie, c o ­ mo un fósil del M ioceno superior, Plioceno y Pleistoceno, ju nto con otras form as estrecha­ m ente relacionadas, tienen una am plia distri­ bución geográfica que se extiende desde la parte norte de Chile hasta California y a tra­ vés de la región del Caribe hasta Trinidad. Es un fósil com ún en el Pleistoceno de Tablazos en el Perú. CYCLININAE Cyclinella DALL, 1902 Según OLSSON (1961:262), este género está caracterizado por: (traducción) Concha parecida a la de las dosinias, dis­ coidal a suborbiculav, depriniida o convexa, moderadam ente delgada. Charnela com o en Dcsinia, con tres dientes cardinales en cada valva, el diente posterior derecho grande y b í­ fido, sin laterales. Cicatriz del aductor poste­ rior grande, ubicada a distancia por debajo del limite de la línea charnelar. Seno paleal grande, profundo, puntudo al final. Escultu­ ra concéntrica fina, apretada, com o hilos. Lúnula grande, solamente definida por una línea débil, su superficie no deprimida. Mar­ gen de las valvas liso. Según KEEN (in MOORE, 1969), el biocrón de este género es Eoceno-Reciente.

Cyelinclla vicentina

(PHILIPPI, 1887)

F ig . 4

Artemis vicentina PHILIPPI, 37. Fig. 11.

1887:107, Làm.

Descripción original: "T esta suoorbicularis, m odice tumida, strlis elevatis concentricis confertis postice fortioribus, usque ad ipsum marginem dorsalem productis exarata; apices parum uncinati; margo dorsalis posticus convexus; lunula par­ va. Longit. 28, altit. 25, crass, forte 12 m m ” .


BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

222

Materiales: SGO. PI. 709. Holotipo. Valva izquierda casi com pleta; desafortunadamente, la plataform a charnelar está desgastada por completo. San Vicente (Concepción). Medidas: Las mismas dadas por PHILIPPI (1887). Descripción complementaria: Holotipo: Concha de form a orbicular, con ­ vexa; umbos poco encorvados, anteriores; ornam entación de estrías concéntricas finas un tanto irregulares, más elevadas hacia el borde dorsal posterior; lúnula pequeña, alar­ gada, profunda. Impresión del aductor poste­ rior ubicada bastante por debajo del límite de la plataform a charnelar y, por ende, sepa­ rada de ella por un amplio espacio; la im ­ presión muscular anterior se presenta en­ tonces ubicada n o al mismo nivel que la posterior, sino claramente por sobre ella. Borde interno de las valvas liso. No se notan el detalle del escudete ni de la charnela, ni tam poco el del seno paleal, aunque este últi­ mo, que se puede observar difusamente, da la impresión de ser anguloso y puntudo al final, form ando una especie de V invertida. Observaciones: Este ejem plar se diferencia de Dosinia principalmente por su ornam entación más bien fina y por la posición de la impresión del aductor posterior. O tía especie de este género dada para Chi­ le es Cyclinella kroyeri (PHILIPPI, 1848), R e­ ciente; su distribución alcanza desde el G olfo de California hasta Valparaíso (Chile). LUCINACEA LUCINIDAE MILTHINAE Miltha H. y A. ADAMS, 1857 OLSSON (1961:214) describe el género Mil­ tha como sigue: (traducción) Concha subelíptica a subaovada más alta que larga, inequivalva, con una valva más grande y más convexa que la otra. Area posterior-dorsal más grande que la otra y defini­ da por una línea filosa o surco. Lúnula asi­ métrica, más grande en una valva, con su margen extendido h acia el diente cardinal an­

terior. Impresiones ligam entarias profundas, la valva Izquierda con una línea ninfal fuerte. Dos dientes cardinales en cada valva, sin la ­ terales. Superficie esculpida con líneas con cén ­ tricas finas, com o hilos y estrías radiales dé­ biles, vermiculadas. Miltha se diferencia de Lucina por la total ausencia de dientes laterales. Miltha vidali (PHILIPPI, 1887) Figs. 5-6 Artemis vidali PHILIPPI, 1887:107, Lám. 15, Fig. 2 Artemis com planata PHILIPPI, 1887:108, Lám. 15, Fig. 1 Descripción original: “ Testa fere exacte orbicularis, compressa, concentrice tenuissime et irregulariter striata; lunula m inim a; ligam entum fere occultum . Longit. 77, altit. 75, crass. 12 m m ” . Materiales: SGO PI. 704 Holotipo. Ejem plar casi com pleto en buen estado de conservación, con las dos valvas cerradas rellenas con sedimento. Na­ vidad. SGO PI. 705 Paratipo. Las dos valvas cerradas, en buen estado. La izquierda con parte de la charnela al descubierto, m ostrando los dien­ tes cardinales. Navidad. SGO. PI. 458. Restos de dos valvas, uno de ellos con la charnela en muy buen estado de conservación. Matanzas. SGO. PI. 457. Valva derecha m uy bien conser­ vada y con todos sus detalles. Matanzas. Medidas: H olotipo: Las mismas dadas originalm ente por PHILIPPI. Materiales com plem entarios: SGO. PI. 1322, 1323, 1324. Muy buenos ejem ­ plares en los que se pueden apreciar todas las particularidades de esta especie. Parte Sur del Estero de Maitenlahue. D escripción com plem entaria: H olotipo: Concha subcircular, grande, casi tan larga com o alta; umbos pequeños, puntu­ dos, encorvados anteriorm ente; orn am en ta­ ción de línea? concéntricas irregulares m ás bien finas en que se alternan unas m ás grue­ sas con otras más finas; lúnula p oco visible, casi ausente; escudete Jlnear. Charnela r.on


D. FRASSIN ETTI / El género Artem is en la. dos dientes cardinales en ca d a valva; n o se puede observar si hay dientes laterales. C on el resto de los m ateriales de la colec­ ción y los m ateriales com plem entarlos con que se cuenta, es posible am pliar la des­ crip ció n : C on cha trun cada posteriorm ente; hacia el borde dorsal posterior la orn am en tación se tor­ n a elevada, casi lam elosa, form an do un área separada del resto de la superficie valvar por u n a línea o surco; la lúnula n o se n ota te­ n ien d o las dos valvas cerradas, ella se en ­ cu en tra desplazada h acia la parte interior del m argen y proyectada h acia la pla ta for­ m a charnelar, cerca del cardinal anterior. Valva derech a con el cardinal posterior fuerte, levem ente bífldo, m ientras que el anterior es débil y lam inar; valva izquierda con el cardi­ n al a nterior m ás fuerte y tam bién levem ente bífld o , el posterior débil. Se distingue, además, un diente lateral anterior en la valva derecha, pequeño, p o c o n ota b le; en la valva izquierda n o h a y dientes laterales. Línea paleal entera; Im presión m uscular anterior m uy larga y an ­ ch a (sobre tod o en su parte c e n tra l), estriada radlalm ente, n o m uy separada de la línea p a ­ leal. Su perficie in terior de las valvas a veces co n pu ntuaciones fuertes; borde in tern o de la con ch a liso o m uy ligera y parcialm ente den­ ta d o en los ejem plares de m ayor tam año. O bservaciones: Las características señaladas para M iltha con cu erd a n bastante bien con los ejem plares en estudio, especialm ente en el detalle de la im presión m uscular anterior, la form a gene­ ral y orn a m en ta ción de las valvas, la dispo­ sición de la lúnula y la form a y presentación de los dientes cardinales. D ifieren de este gé­ n ero en que los ejem plares presentan un dien­ te lateral anterior en la valva derecha, lo que, desde luego, n os parece bastante signi­ fica tivo. H em os asignado m om entáneam ente nues­ tros m ateriales al gén ero M iltha ante las dudas planteadas, esperando que el estudio de nuevos y m ejores m ateriales perm ita resol­ ver la u bicación genérica m ás correcta para esta especie.

223 Las observaciones realizadas h an perm i­ tido incluir en esta especie a Artemis com planata PHIL, com o su sinónim o, ya que no existen diferencias significativas entre am ­ bas. El h ech o de su tam año m ucho m enor y sus estrías concéntricas, más bien regula­ res y densas es perfectam ente explicable si lo tom am os com o un ejem plar juvenil, ya que el resto de las particularidades señaladas para M iltha vidali se observan claram ente en A. vidali, que además procede de la m is­ m a localidad. 4. SUMMARY Materials reported under the genus Ar­ tem is POLI, 1791, on the Philippi’s tertiary and quaternary fossils Collection from Chile are studied. They are separated into the genera Dosinia, Cyclinella and Miltha. De­ term ination o f materials as M iltha is m om entaneous because there are n ot com plem entary samples enough to do an adecúate generic discussion. Synonim y, original and com ple­ mentary descriptions are included.

5. RESUMEN Se estudian los materiales asignados al gé­ nero Artemis POLI, 1791, de la Colección de Fósiles Terciarios y Cuartarios de Chile de R. A. PHILIPPI. Estos se distribuyen en los gé­ neros Dosinia, Cyclinella y Miltha. La determ i­ n ación de los materiales com o pertenecien­ tes a M iltha es m om entánea, y a que n o se cuenta con m aterial com plem entario suficien­ te para una adecuada discusión genérica. Se incluyen la sinonim ia y descripciones origi­ nales y com plem entarias. 6. AGRADECIMIENTOS El autor desea expresar su reconocim iento al Sr. VLADIMIR COVACEVICH, paleontólogo del Instituto de Investigaciones Geológicas, por la valiosa ayuda prestada en la elabora­ ción del presente trabajo, quien además pro­ porcionó m aterial com plem entario de la zona de Navidad, de gran utilidad.



D. FRASSINETTI / El género Artemis en la. 7.

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Peces del crucero ‘Merluza V» efectuado con el B /C «Carlos Darwin» entre Corral y Coquimbo. Enero - febrero de 1970.

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C on el ob jeto de efectu ar estudios biológicos y de prosp ección pesquera, el B /C “ CARLOS D AR W IN ” , dej In stitu to de Fom ento Pesquero (IF O P ), efectu ó un crucero en la zona com . prendida entre Corral y Coquimbo, el cual se in ició el 23 de enero de 1970 en el área de la prim era loca lid a d m encionada. Luego de e fe c­ tu ar 71 faen as de pesca exploratoria, se dio p or term in ado el día 26 de febrero del mismo año, en el área de la bahía de Coquimbo. El autor de esta colaboración se embarcó com o representante de la Sección H idrobiolo­ gía del M useo N acional de Historia Natural, p a rticip an do en las labores cien tíficas de a bordo, gracias a las facilidades otorgadas por IFOP. Adem ás de los trabajos asignados por la jefa tu ra cien tífica del crucero, le correspon­ dió colecta r aquej m aterial biológico de interés para el M useo N acional, especialm ente anim a­ les. Para realizar esta labor, se separaron * S o c io titu la r de la Sociedad C h ilena de H istoria N atural y M iem bro A cad ém ico Agregado de la A ca ­ d em ia C h ilen a do C iencias Naturales.

muestras tom ando individuos de cada pesca exploratoria, las que fueron colocadas en bol. sas de plástico adecuadam ente perforadas pa­ ra perm itir la acción de los líquidos conserva­ dores en su interior. Luego se depositaron estas bolsas en recipientes de plástico de boca ancha, de sesenta litros de capacidad. El lí­ quido conservador usado fue una mezcla por partes iguales de alcoh ol-form alina al 10%. Las pescas exploratorias se efectuaron con redes de tipo Granton. En esta contribución se entrega una lista de las especies capturadas, ordenadas taxonóm i­ cam ente por familias, de acuerdo con BERG (1940). El total de especies capturadas alcan­ zó a 33, que se agrupan en 23 familias. En cada caso se indican: núm ero de la es­ tación, área geográfica, latitud sur, longitud oeste y la profundidad a que se hizo el lance. Se agradece la colaboración prestada por el personal cien tífico del IFOP, a quien puedo personificar en su je fe cien tífico, el biólogo m arino Sr. SERGIO AVILES, y al personal de a bordo, en general, a las órdenes del cap! tán Sr. VICTOR DEL SOLAR.


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