Clica sobre la bandera per a llegir la versió en català
Carol Coleman y Lord James MacLeod son oponentes en una subasta. Ella se juega su trabajo. Él lucha por un legado familiar. Y entre ellos hay una atracción devastadora que les obligará a elegir. Pero, en la Nochebuena de 1914, un suceso tendrá lugar y sus efectos viajarán en el tiempo hasta condicionar las vidas de nuestros protagonistas.
Olivia Ardey, como siempre, nos deleita con una historia en apariencia fácil que nos atrapa y que nos deja un buen sabor de boca con una lectura superficial. Personajes secundarios muy trabajados. Diálogos divertidos. Situaciones inesperadas que nos regocijan. En conjunto, una novela redonda para pasar un rato estupendo. Pero... ya tendríamos que saber que Olivia Ardey es mucho más y que, detrás de una historia de amor con final feliz (espero no haber desvelado dudas de ninguna lectora sobre cómo puede acabar una novela romántica), hay preguntas que se hacen los personajes que traspasan las páginas del libro.
Y, ¿qué nos encontramos aquí? Una pregunta fácil por su simpleza y complicadísima en su ejecución. ¿El amor está relacionado con las circunstancias en que se produce? ¿Puede un hecho inesperado cambiar aquello en lo que creemos?
Olivia Ardey nos expone una situación extrema: en las trincheras de la Primera Guerra Mundial dos hombres de bandos contrarios olvidarán por una noche que son enemigos y serán simplemente hombres. Esa circunstancia sellará un vínculo que trascenderá hasta nuestros días. Y ese ejemplo brutal, que nuestra imaginación dibuja con nítido detalle, va a servir de metáfora en una relación amorosa en la que, para que se pueda llevar a término, es necesario una renuncia importante por parte de él o de ella. ¿Quién está dispuesto a renunciar? Y quien renuncia, ¿se puede llegar a sentir resentido por su decisión?
La ejemplificación de esta pregunta se puede, evidentemente, traspasar a nuestra vida cotidiana. Si amar es sumar, ¿por qué siempre hay una parte de nosotros, de nuestra vida, de nuestros anhelos a los que debemos renunciar?
Actualmente vivimos el resultado de la lucha de muchísimas mujeres por nuestros derechos. Pero parece que nos hubieran atrapado en una trampa en la que, si queremos seguir manteniendo logros laborales, no nos quede otro remedio que renunciar a nuestros privilegios y obligaciones familiares. (Algunas intentamos compatibilizarlo todo, lo que nos lleva al agotamiento.) Ahora mismo, una mujer que escoja disfrutar a jornada completa de su familia parece que deba justificar ante las demás su decisión. Una época extraña sin duda, ya que creo que la lucha principal de las mujeres era para nuestra libertad, libertad para hacer lo que cada una quisiera.
En este marco, Olivia Ardey nos plantea con una contundencia descarnada una situación en la que nuestra protagonista debe elegir entre el trabajo por el que ha luchado muchísimo y el hombre del que se ha enamorado. ¿Tú qué harías? La respuesta no es fácil. ¿Quieres saber por qué nuestra protagonista se encuentra en este dilema y cómo lo resuelve Olivia Ardey? Pues no dejes de leer Si te quedas en Escocia, que además tiene una connotación navideña ideal para estas fiestas.
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